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Hokoron Maal: Pequeño Enemigo por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

 

 

Y sigo con esto. Ahora si, les informo que despues de este capitulo quedan exactamente 4 capitulos mas... No podia alargar mas la historia y aunque es la historia mas larga que he escribido hasta el momento, pienso que mas capitulos no son necesarios. claro, tambien habra dos extras, pero esos no los cuento como parte del fic original.

¿Sabian que antes el mayor numero de comentarios que tenia es 26? ¡Estoy que me revuelco de pura felicidad! este fic ha sobrepasado mis expectativas, me alegra mucho que en verdad les este gustando. Espero le den una oportunidad al siguiente fic que subire cuando acabe este. 

¿Cuántos días habían pasado? No sabía, había perdido la cuenta o el intento de contar el tiempo que había llevado.  Los recuerdos llegaban en una confusión de imágenes. Había imágenes de un bosque, de la luna. También de muchas personas, del miedo.  Las más recientes, eran del interior de un vehículo, un largo trayecto en la parte de atrás de algún tipo de camioneta. Luego un largo periodo de oscuridad.

Ahora, estaba en la ¿celda? ¿Mazmorra? No estaba seguro de cómo llamarle al lugar donde estaba, pero no podía evitar compararla con una prisión, pues no había nada más que un pequeño intento de cama, y un baño en un espacio separado. Por lo demás, el lugar no tenía nada más, incluso las paredes eran insulsas, grises.  La puerta se abrió, y él se estremeció. Siempre iban personas diferentes, nunca veía dos veces a la misma persona. Sabia poco del lugar donde estaba, sabia solo que estaba en una base de cazadores, en algún lugar cálido. Podía sentir con más intensidad el calor del lugar.

.- vamos.- no se movió. Desde que despertara en esa habitación, se había visto inmiscuido en una rutina que no le gustaba. Nadie le había golpeado, ni torturado físicamente… o casi. Le habían sacado de la habitación la primera vez y había sido casi arrastrado por dos sujetos a otra sala, donde había permanecido sentado por horas, sin saber muy bien que pasaba, hasta que una chica llego y le introdujo una aguja en el brazo.  Vio cómo su sangre llenaba la jeringa.  Después de eso, le habían regresado ahí. 

.- yo no sé nada.- murmuro débilmente. Había repetido eso todo el tiempo. No había dicho nada más. El sujeto le levanto, casi como si fuera un muñeco.  Ya ni tenia fuerza para resistirse, así que su intento por soltarse no fue percibido por el otro. Un gemido escapo de él al reconocer el lugar a donde le llevaban. Era una sala en la que había estado al tercer día, o la tercera vez que le sacaban, y ahí había comenzado su dolor. El sujeto le llevo hasta la silla, donde fue sujetado a la silla, atándole las manos y los pies.- no, no.-

.- es necesario.- fue lo que respondió la persona que estaba a su lado. En ese lugar, siempre le inyectaban, no le tenía miedo a las inyecciones, pero esas particularmente no le hacían bien. Le habían dicho la primera vez que eran para evitar trasformaciones. Pero él no se transformaba, no era capaz de hacerlo. Cuando le inyectaban, unos minutos después, un intenso calor le recorría el cuerpo, como si tuviera lava corriéndole por las venas. Después de eso, el calor se volvía doloroso, y pasaban horas antes de que comenzara a disminuir.  Se quedaba solo el tiempo que tardaba en extenderse el calor por él, y luego, comenzaba el interrogatorio.

.- ¿de dónde vienes?-

.- ¿Qué eres?-

.- ¿hay más como tú?-

.- ¿Dónde están los dragones?-

Conocía de sobra las preguntas que le repetían una y otra vez, hasta que el terminaba por ignorar todo a su alrededor debido al dolor.  “yo no sé nada” y “yo no soy un dragón” eran sus únicas respuestas, lo único que repetía como mantra. Luego llegaban las no menos angustiosas horas a solas en la celda, donde solo sus pensamientos le hacían compañía. Pensamientos nada alentadores. Siempre se preguntaba cuanto tiempo pasaría ahí, cuanto tiempo soportaría él esa situación. ¿Alguien le buscaba? Pensar en Slayer era lo más angustiante. ¿Se habría ido? ¿Le importaría lo suficiente como para que le buscara? ¿Qué tan peligroso seria si Slayer fuera ahí? Las posibles respuestas le hacían desear que Slayer no fuera jamás por él.

 

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Después de dos días de viaje, lo último que esperaba era encontrar a Kest inmediatamente. Le parecía algo ridículo después de  estar preparado para algunas cuantas peleas, incluso le decepciono.  Necesitaba urgentemente destruir algo.  Resoplo, observando como Kest le miraba fijamente, sin moverse. Al final, con un movimiento nervioso de las alas, Kest comenzó a transformarse.

.- ¿en qué estás pensando?- su voz sonó completamente irritada.- ¿tienes idea de lo que estás haciendo? ¿Y Micah? Si estas de nuevo con tus absurdos procedimientos…-  no término de escuchar los reclamos de Kest, tratando de conservar la calma, se transformó en humano.- nunca piensas en él, deberías estar…-

.- se llevaron a Rein.-

.- ¿Qué?

.- ¡que se llevaron a Rein, maldición!-

.- ¿Quién?-

.- ¿acaso importa? Trate de buscarle, pero yo no rastreo.-

.- ¿Dónde?-

.- en el bosque, hace tres días.-

.- ¿y…?-

.- maldición, no me hagas repetir todo. Eres el único rastreador que conozco y que no hará nada contra Rein. Si no quieres ayudar, no me hagas perder más el tiempo.- era ya demasiado para el haber tenido que recurrir a Kest para poder encontrar a Rein.

.- yo no dije tal cosa, iré.-

.- vámonos entonces.- Kest rodo los ojos, como queriendo decir más. Se transformó de nuevo, elevándose inmediatamente. Unos segundos después Kest le siguió.  Le confortaba saber que Kest estaba también preocupado por Rein, lo suficiente como para haber aceptado ir con el sin más, si bien, sabía que Kest no lo hacía precisamente por él, igual se lo agradecía. Kest no se quejó por el largo viaje, ni cuando el clima comenzó a enfriar de nuevo, le siguió el ritmo hasta llegar directamente al bosque donde había iniciado todo. Aún era de día, muy temprano, de hecho. Dejo que Kest anduviera por el terreno, mientras el permanecía inmóvil en el centro del claro.  No aparentaba la desesperación que sentía, tenía cinco días de no saber nada de Rein, cinco días en lo que había podido pasar cualquier cosa.  Unos pasos le alertaron.

.- hay demasiados olores por aquí, pero encontré el de Micah.- inmediatamente cambio de forma.

.- ¿y bien?-

.- no hay mucho que decir. ¿Por qué no fuiste al centro de cazadores?-

.- porque no sé si está en ese lugar.- gruño.- he pensado en todo lo que puedo hacer sin poner en peligro a Rein, y de paso no morir yo en el intento.-

.- no quieres admitir que necesitas ayuda.-

.- no soy tan imbécil como para ir por mi cuenta, no es cualquier sitio ¿Qué hacemos discutiendo aquí?-

.- tienes razón ¿sabes dónde está?-

.- no.-

.- ¿quieres que rastre en forma de dragón?-  sabía que en esa forma seria más rápido, pero mucho más peligroso. Volteo a ver el cielo. Aún faltaban algunas horas para el atardecer. 

.- sí. Pero hasta el anochecer.-

.- ¿al anochecer?-

.- necesitamos descansar. Me gustaría ir en este momento y destruir todo, pero estamos hablando de cazadores.-

.- entiendo. Realmente eres bueno en tu labor.- no le respondió. Había que hacer algunos arreglos aun para el anochecer.

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Había que admitir que también Kest era bastante  bueno en lo que hacía, después de estar alejado del frio por unos meses, le había costado poco  ir encontrando rastros por todo el lugar. Había nubes esa noche, y posiblemente nevaría. Volaron hasta el otro extremo de la ciudad, alejándose cada vez más de la población. A lo lejos, diviso la construcción, el olor de los cazadores también se intensifico, aunque no sabía si Rein estaría ahí, al menos era un comienzo.

Kest se inclinó hacia un lado antes de comenzar a descender. Habían llegado al acuerdo de que un ataque sorpresa sería lo mejor. La llamarada que surgió de la boca de Kest era solo el comienzo.  Él se lanzó en picada, cayendo de lleno a un costado del edificio.  La reacción no se hizo esperar. Dentro resonaban voces gritando, mientras  fuera los disparos no se hicieron esperar. Tenía que haber más caos aun.  Algo comenzó a incendiarse en la parte trasera, por lo que se dirigió al frente, golpeado todo lo que  estaba a su alcance con su cola.  Los cazadores estaban completamente desorientados, pues a pesar de estar vigilando, dos dragones al mismo tiempo era algo no común, mucho menos si el dragón arrojaba fuego, en una zona donde no debería haber ese tipo de dragón. Cuando se vio casi libre, se transformó, entrando al destruido pasillo.

.- ¿hacia dónde?- grito, cuando Kest apareció del otro lado.

.- ¡hacia abajo!- corrió, siguiendo a Kest.- ¿Por qué no hay tantos cazadores?-

.- tengo suerte.-

.- pues eso es bueno, espero que Rein este acá.-

.- ¡¿aún no lo sabes?!-

.- hay un leve rastro de él, pero no sé si aún esta acá.- bajaron escaleras, y entraron a otro pasillo. Afuera una serie de explosiones le hizo suponer que algunos autos acaban de explotar.  Cuando estaba por reclamar a Kest, este de detuvo, abriendo una puerta.- ¡aquí!- dentro había tres celdas,  y solo una estaba ocupada. En la zona de arriba escucho a los cazadores. Sabía que no tardarían mucho en comprender que había pasado y actuar. 

.- no puede ser.- gruño. Unos grandes ojos les miraron.- aquí no está Rein, vámonos.- 

.- espera… no podemos dejarle.-

.- no tengo tiempo para esto.- gruño.- no podemos salir ya de aquí tranquilamente.- golpeo una pared.

.- hagamos nuestra salida entonces. Si nos ven en esta forma, será malo.-

.- tú, ¿puedes volar?- el prisionero asintió.- entonces si quieres salir de aquí, síguenos.-  se transformó apenas termino de hablar.  El espacio era reducido para su tamaño, así que no tardo en comenzar a crujir y desmoronarse. Kest le imito, destruyendo la reja de la prisión. No se detuvo a ver que más pasaba, pues se concentro es destruir. La construcción no tardo en desplomarse sobre ellos, cubriéndoles  de escombro. El olor a aire puro le hizo extender las alas y comenzar a volar.  Sentía el completo desperdicio de lo que acababan de hacer. Voló, alejándose del lugar.   Tenía ganas de seguir destruyendo todo hasta encontrar a Rein.

La casa seguía como la había dejado. Suspiro, frustrado, dando caminando de un lado  a otro de la sala.

.- ¿quieres detenerte?-

.- no.- gruño.

.- oye…-

.- ¡todo esto fue inútil!- un suave gemido tras Kest le recordó que no estaban solos.- Rein no estaba ahí.-

.- lo sé, te dije que no era seguro. ¿Tu estas bien?- ambos miraron al dragón que habían sacado. Hasta entonces no le había prestado mucha atención. Era apenas un niño, de grandes ojos color oro y cabello color plata, algo  desordenado. Le miro, con un poco de interés al notar que era un dragón blanco. El dragón estaba pegado a Kest, y le miraba con terror.

.- ¿Qué más da? Ahora tengo que buscar a Rein…-  no quiso decir más, pues sabía que lo que tendría que hacer no sería fácil.- debí de torturar a alguien para obtener la información.-

.- por favor, deja de decir tonterías. Estas asustándolo.-

.- no me interesa.- Kest rodo lo ojos.

.- ¿puedes entenderme? ¿Cuál es tu nombre?-

.- Riik.- los ojos dorados miraron a Kest. Probablemente era mayo de lo que aparentaba, a juzgar por su voz, suave y fina.

.- Riik ¿Cuántos días estuviste ahí?- solo se encogió de hombros.- ¿viste a alguien más ahí?-

.- s-solo esas personas.- se sintió tonto al no haber pensado antes en esa posibilidad.

.- genial ¿Qué haces acá? Vuelve a donde sea que hayas venido.-

.- deja de ser grosero con él.- suspiro.

.- yo solo quiero a Rein.- se sumió en su propia desesperación, ignorando a Kest que le decía algo al pequeño dragón. Luego los vio pasar de la sala. Se quedó, solo ahí, sentando en el sofá. Kest volvió al cabo de varios minutos, pero solo le vio ir a la cocina.

.-  no hay nada de comida aquí.- Kest se sentó a un lado de él.-  deja de comportarte como imbécil.- le miro, Kest le miraba fijamente.- si Rein no estaba ahí, quiere decir que está bien. Lo buscaremos una vez más, hasta encontrarle.-

.- ¿seguirás ayudándome?-

.-  no tengo nada más que hacer. Si no lo notaste, me largue de la aldea sin decir nada. Ahora mismo, no tengo a donde volver.-

.- l-lo siento.-

.- es solo por Micah.-

.- pero no creas que te dejara vivir en este lugar.-Kest sonrió.- ese dragón ¿está bien?-

.- si, cansado, con hambre, pero está bien.- se reclino en el sofá, sin decir más. Kest continuo hablando.- tampoco sabe a dónde ir.-

.- no tengo tiempo para cuidar niños.-

.- eso es lo de menos. Iré a comprar algo para comer.- Kest se levantó y salió. No se había dado cuenta que estaba por amanecer, y que habían permanecido ahí casi toda la noche. Aun así, no se movió. Estaba pensando seriamente en volver y hacer que le dijeran a donde habían llevado a Rein. De reojo, una sombra le llamo la atención. El pequeño dragón estaba ahí, tratando de ocultarse.  

.- ¿Qué estás haciendo?- gruño. Riik solo le miro, asustado. El gesto le recordó a Rein.- ¿Qué quieres?- pregunto, tratando de sonar menos hosco.

.- ya no puedo dormir. ¿Dónde está Kest?- ¿Por qué demonios todos le preguntaban por Kest?

.- salió por comida.- el Riik le miro, evaluándolo. Lentamente salió, caminando hacia el sofá, se sentó.

.- estas…. Estas buscando a alguien ¿no?- no respondió.- lamento no ser de ayuda.-

.- No es tu deber.- suspiro. Con todo el ajetreo y su desesperación, había olvidado que Riik  también había estado con los cazadores, y no debía de haber sido una estancia agradable. Había demasiadas cosas que hacer, que pensar, le costaba pensar objetivamente y hacer un buen plan que pusiera todo en orden de nuevo.

.- ¿a quién estas buscando? ¿Estaba también con los cazadores?-

.- los cazadores se lo llevaron, pero no es precisamente un dragón.-

.- ¿no? Entonces debería estar bien. Los cazadores solo buscan dragones, eso es lo que me han dicho.- 

.- las cosas nunca son tan sencillas.-  Riik parpadeo, ladeando la cabeza. La puerta volvió a abrirse. Kest les dirigió una mirada, y luego dejo las bolsas de comida rápida que llevaba. Al parecer, el tiempo que había pasado con ellos había servido para algo.

.- este lugar aún es seguro, no hay nada sospechoso alrededor. Deberían comer.-  Riik no necesito más antes de lanzarse sobre una de las bolsas y sacar el contenido. El solo lo miro con desgano.

.- ¿has escuchado algo más?-

.- la noticia sobre lo de anoche ya se sabe, será más complicado volver hacer algo parecido.- asintió, distraído.

.- ¿Dónde deberíamos buscar? ¿Dónde iniciar?- pregunto, en voz alta, para sí mismo.

.- hay lugares como ese en casi todo el mundo.- no necesito responder a eso, pues lo sabía de sobra. – Y también tenemos que decidir qué hacer con él.-  estuvo a punto de decir que le dejaran en algún refugio o algo así, aunque sabía que no era posible.

.- ¿se van a ir? No quiero estar solo.-

.- creo que es obvio que no puede cuidarse solo.-

.- ¿lo crees?-

.- aún sigo aquí.-

.- preferiría comenzar a buscar a Rein. Por algún lugar hay que comenzar.- nadie dijo nada más. Internamente deseo que el mundo fuera más pequeño  

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Ulrik se dirigió a la mesa donde solía sentarse. Era muy tarde, y el lugar estaba vacío a excepción  de él, y de Emil.

.- ¿pasa algo?- pregunto.

.- no.- Emil ni siquiera levanto la vista del pequeño libro que leía.

.- no.- repitió.- son casi las dos de la mañana, y aquí estamos. ¿Qué te ha molestado ahora?- no esperaba una respuesta aun, y no se equivocó, Emil se quedó en silencio. Hasta que no diera con la respuesta, Emil no diría nada.- no fue por volver acá, ni por el poco éxito del reconocimiento. ¿Es por lo de ese chico? ¿Micah?-

.- no es justo.-

.- era eso.-

.- yo lo note primero. Y nosotros debimos de hacernos cargo.-

.- es difícil cuando el área de investigación entra en acción.-

.- ¿de verdad crees que sea peligroso?- resoplo.- es completamente innecesario lo que hacen.- 

.- bueno… no, la verdad no.- era difícil pensar que el chico castaño fuera algo peligroso. ¡Si apenas y podía pronunciar tres silabas seguidas!- pero son ordenes.-

.- umm.-

.- solo déjalo pasar.-

.- nadie debe estar en ese laboratorio.- sonrió ante la obstinación de Emil. A Emil nunca le había gustado lo que pasaba con los dragones cuando eran capturados. 

.- solo es porque es un poco diferente…-

.- yo soy un poco diferente, todos somos un poco diferentes, y no estamos encerrados en un laboratorio experimental.-

.- ya, tienes razón. Pero, no hay mucho que hacer.-

.- supongo.-

.- dime que no planeas algo contra el área de investigación.-

.- ¿yo? Es tentador, pero no haré nada.- Emil no lo miro. Al final, suspiro, no muy seguro de si debía creer o no lo que le decía. 

Notas finales:

*errores en el texto son sin querer.

 

¿y bien? No soy muy fan de hacer sufrir a mis personajes TTwTT comprendanme un poco. Una escena de  tortura propiamente dicha... naaa, me hubiera torturado mas yo...

Muchas gracias a las personas que estan siguiendo el fic, especialmente a los que estan comentando.

Hasta la proxima!!


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