Habían pasado dos semanas desde que Lydia me pidió salir. Realmente aún no sabía que responder. El fin de semana siguiente a aquella noche de besos y caricias, no salí en todos los días, me quedé en casa estudiando y únicamente me distraí una hora en que Minzy me llamó para preguntarme como iba con el temario y acabamos hablando de otras cosas.
Minzy por su parte sabía todo lo que había pasado con Lydia y decidió no comentar sobre el tema, no quería presionarme, ni ponerse de lado de ninguna de las dos, por lo que ignoraba el tema, cosa que agradecí sinceramente.
Los dos exámenes pasaron y me sentí libre y feliz tras haber contestado todo con seguridad. La noche del día después de los exámenes finales, por fin pude dormir mis ocho horas. Pero se me fue de las manos. Volví a perder el autobús.
Salí corriendo de casa, con el desayuno aún en la garganta. Corría por las calles de la ciudad cuando vi una moto acercarse a mí y parar delante, cortándome el paso. Entonces quien conducía se quitó el casco. Era Chaerin.
-Corre, sube.
Me negué a subir y la esquivé, volviendo a correr. Entonces alguien me cogió de la muñeca y me giré para verla.
-Las dos llegamos tarde, otra vez -puso los ojos en blanco-. Si te llevo llegarás menos tarde y no estarás sola al entrar a clase. Y yo tampoco.
Finalmente accedí a que me llevara, era la única opción para no llegar tan tarde.
Asentí con la cabeza y me acerqué a la moto, me pasó un casco, me lo coloqué como pude y subí detrás de ella. Primero me cogí de sus hombros, negándome a mantener más contacto con ella, pero cuando arrancó y pisó el acelerador, bajé rápidamente para abrazarle a su cintura. Sentí como su cuerpo tembló suavemente, como si se hubiera reído. Molesta por aquella me alejé un poco, pero sin soltar sus caderas. Más rápido de lo que yo habría llegado a pie, llegamos al colegio. Aparcó la moto, bajamos y entramos corriendo.
-¿Otra vez vosotras dos? -preguntó la profesora subiendo el tono cuando nos vio entrar exhaustas por haber corrido escaleras arriba.
-L-lo siento -me incliné, bajando la cabeza, avergonzada.
-¿Qué excusa tienes hoy Sandara Park?
-Yo... apenas dormí estos días por los exámenes y ayer estaba agotada y me he quedado dormida.
Se quedó en silencio. No me atreví a levantar la mirada.
-A ti ya ni te pregunto ¿no? -supuse que se dirigía a Chaerin, por lo que me erguí poco a poco.
-Exámenes.
-¿Tú estudiando? -soltó una falsa carcajada.
-Para una vez que estudio...
-Ya veremos las notas.
La profesora se dirigió a su sitio, se sentó y nos miró desde allí.
-Sentaos en vuestro lugar. Luego hablaré con vosotras.
Sin abandonar el sentimiento de miedo me dirigí a mi mesa. Vi a Minzy escribir rápidamente en un papelito y cuando la profesora se giró para escribir en la pizarra, se giró y me lo dejó en la mesa. Lo cogí y lo abrí con cuidado de que no me pillaran.
“Estoy pensando en llamarte todas las mañanas para que despiertes y así no llegues tarde :(“ leí.
Giré el papel y escribí: “Mira el lado positivo, así te irás a solas con DaeSung ^^”. Le di una suave toque en la espalda, a lo que echó la mano hacia atrás y se lo di. Observé como al leerlo, bajó la cabeza. Seguramente se había sonrojado al recordar que era cierto.
-Sandara Park, -comenzó la profesora una vez nos quedamos a solas- ¿te parece bien haber llegado dos veces tarde en un mismo trimestre? -hizo una pausa cuando yo negué con la cabeza y miró a la rubia- Para ti Chae Rin ya es la sexta vez, ¿te parece correcto?
Observé de reojo como Chaerin negó con la cabeza. Jamás la había visto tan sumisa.
-He estado pensando un castigo y no se me ocurría nada. Por lo que os quedaréis limpiando las clases de la primera planta hasta que el sol se esconda o hasta que las clases brillen. Lo que suceda antes. ¿Alguna pregunta?
Ambas negamos con la cabeza.
-Tenéis los productos de limpieza en la clase que usa el consejo escolar. Yo estaré en la sala de profesores, subiré cuando el sol se vaya, para entonces espero ver todo limpio.
Volvimos a asentir. La profesora se levantó, salió de la clase y escuchamos sus tacones alejarse por el pasillo.
-Joder... -soltó Chaerin estirándose en la silla- Toda la tarde aquí. Genial.
Me levanté de la silla y la coloqué en su sitio, luego salí de clase para ir a buscar los productos de limpieza, a lo que Chaerin corrió detrás de mi.
-¿No vas a hablar? -me preguntó.
Silencio.
-Si vamos a estar toda la tarde juntas al menos di algo, me voy a aburrir aún más.
-¿Qué quieres que diga?
-Algo, cualquier cosa.
Me paré en seco en el pasillo y le encaré.
-Sólo diré que gracias por haberme traído esta mañana. Por lo demás, no creo que sea necesario hablar más, primero cogemos los productos y contra antes comencemos mejor.
Seguí caminando hacia la sala del consejo escolar mientras escuchaba a Chaerin resoplar por detrás de mi. Una vez dentro encontramos la puerta donde estaba escrito “cuarto de limpieza”, una puerta de metal. Al abrir, tres escobas cayeron y ella las cogió a tiempo. Me metí dentro, aquello era como una taquilla enorme de metal. Mientras buscaba la lejía y demás productos, vi a Chaerin entrar corriendo tras estar en el pasillo y cerrar la puerta de la “taquilla”.
-¿Qué hac...
Tapó mi boca y me miró colocando un dedo sobre sus labios. Entonces escuché la puerta de la sala abrirse, unas risas y a continuación, la puerta cerrándose. No entendí porqué había entrado corriendo tras ver algo en el pasillo hasta que miré a través de las cinco rendijas que habían en la parte superior de la puerta. En la sala, nuestra profesora de educación física y el director, no dejaban de besarse. Sentí como Chaerin se colocó detrás de mí, mirando ella también.
Pensé que se irían pronto, hasta que escuché a nuestra profesora hablar:
-Aquí nadie nos encontrará.
El director sonrió y la atrajo a él para besarle, nuestra profesora le desabrochó el cinturón, dejando que él mismo se quitara los pantalones; una vez en calzoncillos, le cogió de las caderas, la hizo girarse e hizo que se apoyara completamente en la mesa, dejando su culo justo delante de él. Pasó las manos por su falda y se la subió, para luego deslizar sus bragas hacia el suelo. Cuando se llevó una mano a los calzoncillos, aparté la mirada. No podía seguir viendo aquello. Extrañamente me había quedado todo el rato mirando, pero ya era demasiado. Quería salir de allí, pero si lo hacía, podíamos meternos en un lío enorme.
Entonces, el primer gemido me sacó de mis pensamientos. Los gemidos y gritos de mi profesora inundaron el ambiente y yo sentí los ojos llenos de lágrimas. Entonces, Chaerin me cogió de los hombros, me dio la vuelta y me pegó contra ella, tapando mis oídos con sus manos mientras me abrazaba, y se giró, dándole la espalda a la puerta. Entonces no escuché nada, simplemente escuchaba los latidos de su corazón. Aquello me relajó, y olvidé la escena que estaba ocurriendo fuera. Mi cara estaba entre sus pechos, pero no me importaba; Chaerin estaba haciendo todo lo posible para que no escuchara nada. Bajó la cabeza y la apoyó en mi hombro. Sentí su respiración en mi cuello, sentí como inhalaba mi aroma y su corazón se aceleró.
No se cuanto tiempo estuvimos así, ella abrazándome, tapando como fuera mis oídos. Entonces se apartó, abrí los ojos, observando como ella miraba por las rendijas y abrió la puerta.
-Ya se han ido... -suspiró, su voz sonaba diferente.
Salí detrás de ella. En silencio, cogimos los productos de limpieza y nos dirigimos a la primera clase para comenzar con nuestro castigo.
-Chaerin... -conseguí hablar tras media hora limpiando- ¿Por qué lo has hecho?
-¿El que? -contestó sin mirarme, seguía limpiando las mesas mientras yo estaba enfrente de la pizarra.
-Taparme los oídos y... hacer todo lo posible porque no escuchara nada. Podrías habértelos tapado tu y haber dejado que me las apañara.
-Estabas en estado de shock.
-Aún así...
-No quería que escucharas esas cosas. Nada más.
-¿Y tu que?
Se encogió de hombros.
-Gracias de todas formas... -susurré antes de volver a la faena.