-Sandara, ¿te ocurre algo? -me preguntó Minzy mientras paseábamos por un parque.
-No, tranquila... estoy bien.
Nos sentamos en un banco del parque mientras tomábamos un helado.
-¿Y el castigo? -preguntó.
Desvié la mirada a mi helado, recordando la escena del director y la profesora y lo que hizo Chaerin por mí.
-Bien... hemos limpiado algunas clases, luego la maestra nos ha dejado salir.
-Un castigo flojo -se encogió de hombros y siguió comiendo su helado.
-Bueno, ¿y de que querías hablar?
Minzy bajó el helado y se mordió el labio, nerviosa. Miró a derecha e izquierda, como buscando a alguien que la pudiera escuchar.
-DaeSung me ha acompañado a casa... -murmuró.
-¿Y qué?
-Cuando hemos llegado me ha cogido de la mano, me ha dicho que le gusto, así sin más, -miró de nuevo hacia otro lado- y de repente me ha besado...
Me tapé la boca con ambas manos y al momento solté un grito de alegría. Abracé a mi amiga, la cual se alejó algo incómoda mientras su mejillas adquirían un tono rojizo.
-No se lo digas a nadie... -volvió a murmurar.
-¿A quien se lo voy a contar? -reí.
Se encogió de hombros y siguió con la mirada en el suelo, mientras se acababa el helado, al igual que yo.
-¿El sábado iremos al pub? -preguntó al cabo de unos minutos.
-Supongo...
Una parte quería ir, pero otra parte no quería encontrarse con Lydia o ver a Chaerin de nuevo con dos mujeres tocándole y besándola. ¿El porqué de esta última? Ni idea.
-Eso es un no -sentenció.
-No no no, quiero ir -le sonreí.
Suspiró no muy convencida y cambió de tema mientras volvíamos a nuestro paseo.
El viernes se pasó rápido. Aproveché la tarde para hacer deberes ya que Minzy estaba en clase de baile y cuando acabé me puse a escuchar música hasta que me quedé dormida.
El sábado por la mañana Minzy comió en mi casa y estuvimos por la tarde en el ordenador, hasta que a las siete decidimos arreglarnos, ya que a las ocho y media venían a recogernos.
-Estoy nerviosa... -dijo Minzy entrando en mi habitación envuelta en una toalla tras ducharse.
-¿Por qué?
-No se como reaccionar cuando vea a DaeSung...
-Actúa normal.
Me miró durante unos segundos, pensando en algo. Resopló y dejó caer la toalla para ponerse la ropa interior que se había traído para cambiarse; sacó de la mochila un vestido negro de tirantes, con dos líneas blancas en la cintura, que le venía justo por encima de las rodillas.
-Minzy, estás guapísima... -murmuré asombrada.
-Gracias... ¿Tú que te vas a poner?
-Algo sencillo, no me quiero arreglar mucho...
Saqué del armario unos vaqueros azules rotos por las rodillas y una camisa a cuadros verde oscuro y negros. Me vestí y para rematar, me puse mis botas militares negras, sin abrochar, como siempre.
A las ocho y media tocaron al timbre.
-Hola chicos -saludé a DaeSung y SeungRi- ¿Y Top?
-El lunes tiene dos exámenes y se ha quedado estudiando -contestó SeungRi.
-Vaya...
Miré de reojo a mi amiga, la cual miraba al suelo avergonzada mientras DaeSung la miraba con aquel brillo en la mirada que sólo tenía cuando la miraba a ella. Cogí a SeungRi del brazo y nos adelantamos unos pasos, dejando a Minzy y DaeSung solos, cosa que entendió.
Pasados quince minutos llegamos al pub. Entramos los cuatro juntos y Minzy me cogió a solas con la excusa de ir a pedir las bebidas.
-¿Has hablado con él? -pregunté pegada a su oído para que me escuchara, la música estaba algo fuerte.
-Sí... hemos decidido ir poco a poco -se sonrojó.
-Muy bien -le abracé.
Llegamos a la barra y mientras esperábamos a que alguna de las camareras se diera cuenta de que estábamos allí, alguien rodeó mi cintura.
-Buenas noches chicas -escuché una dulce voz.
Minzy le sonrió y yo me giré para ver a Lydia, con su traje de camarera.
-¿No os atiende nadie? -preguntó malhumorada- Acabo de entrar y esto está lleno...
-Ya... -murmuré incómoda.
-Esperad...
Dio la vuelta a la barra, se colocó detrás de esta y nos puso las bebidas que habíamos pedido.
-¿Y qué tal los exámenes? -preguntó.
-Bastante bien -sonrió Minzy.
-Me alegro.
Lydia se me quedó mirando con una ligera sonrisa, hasta que apareció DaeSung para ayudarnos a llevar los vasos.
-Mejor os dejamos a solas, luego nos vemos Dara -dijo Minzy cogiendo dos vasos y desapareciendo entre la multitud junto con DaeSung.
Me quedé en silencio un rato hasta que ella salió de la barra y, cogiéndome de la mano, me llevó a un rincón del pub, donde no había tanta gente.
-Sigo esperando una respuesta...
-Lydia, yo...
Me quedé callada, no sabía que decirle. No quería rechazarla, pero tampoco quería estar con ella en una relación seria.
-No importa, -soltó- entiendo que no quieras nada conmigo. Dejemos lo que pasó entre nosotras en un simple... royo.
Me costó mirarle a los ojos, pero cuando lo hice, sus ojos y su sonrisa denotaban sinceridad.
-De acuerdo... -murmuré.
-Ahora deberías girarte un momento...
Obedecí y giré la cabeza. Justo detrás de nosotras, en un sofá gigante estaba Chaerin sentada junto con Bom y G-Dragon. Estos dos últimos estaban con sus respectivas copas, hablando entre ellos; la rubia en cambio no apartaba la mirada de mí, o de nosotras. Sentí como se me aceleró el corazón cuando una de las chicas del otro sábado apareció, sentándose a su lado y entregándole un vaso. La chica colocó una pierna sobre sus caderas y apoyó la cabeza en su hombro, pero Chaerin la ignoró, no apartaba la mirada de mis ojos.
-Parece celosa... -murmuró Lydia, recordándome que estaba allí.
-¿Qué dices? -casi grité.
-Déjalo, tonterías mías.
Asentí y fui a volver a mi sitio cuando Lydia me cogió de la muñeca e hizo que me girara de nuevo.
-¿Me permites un último beso? -preguntó mordiéndose el labio inferior, bajando la mirada.
Sonreí ante aquella pregunta y asentí. Me rodeó la cintura con los brazos y me atrajo hacia ella hasta que nuestros labios se juntaron. Nos besamos dulcemente hasta que se alejó un poco y sonrió mirando hacia delante. Me giré para ver que le hacía tanta gracia y vi a Chaerin mirándonos con cara de pocos amigos. Se levantó del sofá, alejando a la chica que estaba a su lado y desapareció entre la multitud. Aquello me confundió bastante.
-Nos vemos otro día -dijo Lydia, volviendo a la barra para trabajar.
Me quedé mirando hacia donde Chaerin había estado sentada y las dudas me invadieron. A parte de todo aquello, la música retumbaba en mis oídos y tanta gente comenzaba a agobiarme.
Decidí salir a la calle. ¿A qué? Ni idea.