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"The baddest female" por Pik

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 -¿Te apetece venir al cine? -preguntó Chaerin pasando por en frente del sofá, donde yo estaba hablando con Minzy por mensajes.

-¿Con quien más?

-Park Bom.

Dudé durante unos segundos, no me hacía mucha gracia quedarme sola en una casa que no era mía. Me encogí de hombros, guardé el móvil y me levanté.

-¿Me puedes dejar algo de ropa...? -pregunté recordando que llevaba la ropa del sábado.

Me miró de arriba a abajo y subió a la habitación. La seguí.

-¿Qué quieres? -preguntó abriendo el armario- Coge lo que quieras.

La miré desconfiada, sonreí y me puse frente al armario. Cogí unos vaqueros negros, ajustados, con varias rajas en los muslos y una camiseta azul de tirantes. Coloqué la ropa sobre la cama y fui a quitarme la camiseta cuando la miré avergonzada.

-Entendido -murmuró saliendo de la habitación, cerrando la puerta tras de si.

Rápidamente me cambié mirándome al espejo, observando como me quedaba perfecta. Salí de la habitación pasados dos minutos. Chaerin me miró como estudiándome, entonces entró de nuevo en la habitación y salió con una chaqueta gris, que colocó por encima de mis hombros.

-Hace frío -dijo bajando de nuevo.

Me puse la chaqueta, sintiendo como el olor de Chaerin me invadió y bajé detrás de ella. Salimos de la casa con los cascos en la mano y subimos a la moto. Fue a arrancar cuando se giró a mirarme.

-Cógete de mi cintura, que no te morderé -su voz sonaba amortiguada por el casco.

-Se que no me vas a morder... -me burlé poniendo los ojos en blanco y acercándome para rodear su cintura con los brazos.

Llegamos a un centro comercial y entramos para encontrar a Bom apoyada en la pared de una de las tiendas.

-Bom -dijo Chaerin acercándose a ella- ¿te importa si se viene? -me señaló con la cabeza.

-Sin problema -sonrió.

Comimos juntas en una hamburguesería y tras ir de tiendas mientras esperábamos a la sesión de las cinco, entramos al cine. Acepté a regañadientes que Chaerin me invitara a ver con ellas una de las películas de miedo de la cartelera.

 

-Sandara -escuché la voz de Bom, lo que me hizo saltar del susto, apartando las manos de mi cara.

-No vuelvo a ver una película de zombies en mi vida -murmuré levantándome de la butaca y siguiéndolas hacia la salida.

-Exagerada.... No ha sido nada -sonrió Chaerin.

Tras despedirnos de Bom, volvimos a casa a eso de las nueve. Ella se fue a la habitación a cambiarse y yo decidí que mas tarde, dormiría en ropa interior.

Estaba en la cocina bebiendo un vaso de agua cuando escuché un ruido de la planta de abajo. El corazón se me paralizó durante unos segundos para al instante, latir a mil por hora. A mi mente vinieron las escenas de la película que habíamos visto. Mi cabeza comenzó a imaginar zombies y demás cosas que no tenían ningún sentido, pero el miedo era más fuerte que la razón. Algo dentro de mi me empujó a averiguar que había sido aquello.

-¿Chaerin..? -susurré por si había sido ella.

Silencio.

Escuché una puerta cerrarse y me quedé paralizada, se suponía que Chaerin estaba arriba, en su cuarto. Entonces el miedo de antes se convirtió en pánico. Aguantando la respiración me asomé al pasillo, mirando hacia donde había escuchado la puerta. Sin saber que estaba haciendo, caminé por él cuando de repente, alguien dobló la esquina de enfrente mío y chocamos. El susto fue tremendo, tanto, que sentí como las lágrimas se agolpaban en mis ojos. El corazón no dejaba de golpear mi pecho sin piedad, y mis manos estaban temblando, cuando levanté la mirada y vi a Chaerin que me miraba divertida y preocupada, ambas cosas.

-¿Qué haces..? -preguntó.

-Yo... había escuchado un ruido... -sentí una lágrima bajar por mi mejilla.

-Era yo, he ido al garaje a dejar el casco.

Dos lágrimas resbalaron por mis mejillas y ella sonrió. Me sentí una completa idiota por haber pensado que podía ser un zombie como los de la película y eché a correr hacia el salón, para tumbarme boca abajo en el sofá.

-Dara... Siento haberte asustado... -sentí como se sentó a mi lado en el sofá.

Seguí en mi sitio, me negaba a levantar la cabeza y que me viera así, aún en estado de shock.

-¿Pensabas que era un zombie o algo así? -se le escapó una carcajada.

Me levanté furiosa y, con la cara roja, le miré desafiante. Abrí la boca para decirle un par de cosas pero decidí callarme. Me levanté dispuesta a irme a la habitación de invitados cuando me cogió de la muñeca y me atrajo hasta ella, sentándome en su regazo.

-Lo siento mucho, en serio. No quería burlarme de ti -su voz sonaba arrepentida.

Bajé la cabeza, avergonzada. Ella limpió con el dedo el rastro que habían dejado mis lágrimas, hasta dejar la mano en mi mejilla. Sentí como su otra mano viajó por mi espalda hasta acabar en mi cintura, cogiéndome firmemente, atrayéndome hacia ella.

-¿Me perdonas pequeñaja? -susurró juntando su frente con la mía.

Un escalofrío me recorrió la espalda cuando escuché como me había llamado. Sin saber por qué, entreabrí los labios, a lo que ella sonrió y se acercó poco a poco, hasta rozar nuestros labios. Entonces me adelanté y junté sus labios con los míos, sintiendo como miles de mariposas volaron por mi estómago, haciéndome sentir más feliz que nunca. Los besos con Lydia me supieron a poco cuando besé a Chaerin. Sus manos bajaban y subían por mi espalda, tratándome con cuidado; mientras mis dedos se enredaban en su larga melena.

Sus labios se movían lentamente, mientras su lengua comenzaba a jugar con la mía, acariciando cada rincón de mi boca. Di gracias a estar sentada en su regazo, si no, ya habría caído al suelo.

 

Entonces me di cuenta.

Me estaba enamorando de Lee Chae Rin.

 

Cuando el aire comenzó a faltar, nos alejamos poco a poco, respirando agitadamente.

-¿Eso significa que me perdonas? -volvió a susurrar, esta vez bajando y rozando sus labios por mi cuello.

-¿Has hecho eso para que te perdone?

-No.

Volvió a levantar la cabeza y, cogiéndome ligeramente de la nuca, me volvió a besar.

-El otro día, me quedé con ganas de probar tus labios...

No pude evitar sonreír y sonrojarme, recordando el día en que le curé y la tuve tan cerca. Acarició mi mejilla mientras me miraba a los ojos. Me acerqué nuevamente a ella para volver a besarle. Sus labios eran suaves y cálidos, provocaban en mi miles de sensaciones que jamás había sentido. Sólo había algo que me molestaba, y era el sabor a tabaco, pero en ese momento no me importaba.

-Deberíamos irnos a dormir -murmuró cogiéndome de la cintura- mañana hay clase, y si volvemos a llegar tarde... -rió.

-Sí -asentí hipnotizada por su sonrisa.

Sin decir ninguna palabra más subimos a la planta de arriba. Yo me dirigía a la habitación de invitados cuando ella me cogió de la mano.

-Duerme conmigo...

Sonreí y la seguí hasta su habitación, me quité la camiseta y los pantalones, me tumbé a su lado, dándole la espalda. Ella rodeó mis caderas con los brazos, pegando mi cuerpo al suyo.

-Buenas noches -besó mi nuca.

-Buenas noches...

Me dormí sintiendo su respiración en mi espalda, notando mi corazón más acelerado por el hecho de tenerla tan cerca.


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