Escuché el despertador a lo lejos y me acurruqué aún más, cubriendo mi cabeza con la sábana. Quien había a mi lado se levantó y la apagó. Entonces recordé que seguía en casa de Chaerin, en su cama, para especificar.
-Arriba o llegaremos tarde -escuché su voz.
Escuché como salía de la habitación y bajaba las escaleras. Rodé por la cama hasta llegar al borde, dejándome caer al suelo. Entré al cuarto de aseo y arreglé mi pelo como pude, para luego bajar a la cocina, donde Chaerin ya estaba preparando dos cafés y sobre la mesa había dos bols con cereales.
-Buenos días... -bostecé entrando en la cocina.
-Buenos días.
Me acerqué a ella, pero entonces recordé mi plan. Cuando se acercó para besarme, coloqué un dedo sobre sus labios.
-No tan deprisa fiera... -me obligué a mantenerme firme.
-¿Qué ocurre? -me miró intrigada, cogiéndome de la cintura.
-A ver como te explico... -puse un dedo en mi barbilla- Me encantó besarte, pero... me sabe amargo.
-¿A que te refieres?
-Me refiero a que tu boca sabe a tabaco y...
-Te da asco -acabó por mi.
-Algo así...
-Vaya... ¿Estás diciendo que no quieres que te bese más? -se acercó a mi rozando sus labios con los míos, sin llegar a besarme.
-No es eso... Yo... -jadeé cuando bajó y lamió mi cuello- quiero besarte.
-A ver si lo entiendo... -se alejó, apoyándose en el banco de la cocina- Te gusta besarme, pero el sabor del tabaco te da asco...
-Ajá -sonreí.
-¿Pretendes decirme que para volver a besarte tengo que dejar de fumar? -inclinó la cabeza.
-Exacto, yo no lo habría definido mejor.
-Te estás dando muchos aires creyéndote que quiero volver a besarte. ¿Tan buena te crees?
Aquello me sentó como una patada en el estómago, yo sólo quería que dejara todos los vicios malos para que volviera a ser la de antes.
-No me creo nada, pero ahora me quedo más tranquila. Me alegra saber que no volveré a tener ese horrible sabor en la boca -mentí.
Subí corriendo a la habitación, me puse la ropa que había llevado el sábado, mi móvil y bajé.
-Dara... por favor, no quería decir eso -dejó el bol sobre la mesa y se acercó a mí, pero yo ya estaba en la puerta.
-Nos vemos en clase -cerré la puerta.
Al salir a la calle me di cuenta de que no tenía el uniforme, faltaban cuarenta minutos para que empezara el colegio y que no tenía donde ir. Me senté en uno de los escalones y cogí el móvil para leer un mensaje de mi madre, de hacía media hora.
“Acabamos de aterrizar en Seul” leí. Enseguida la llamé. Estaban entrando en la ciudad, por lo que no les importó girar y venir a por mí para luego volver a casa juntos.
Me duché, me puse el uniforme y di unas breves explicaciones a mis padres sobre porqué había dormido fuera.
-¿Qué tal el fin de semana en casa de Chaerin? -me preguntó Minzy una vez subí al autobús.
-Bien.
-¿Segura?
-Sí -le sonreí.
Me miró desconfiada, aún así cambió de tema rápidamente.
En clase, Chaerin me miraba de reojo constantemente. Le vi escribir en un papelito que luego se metió en el bolsillo. Ignoré aquello hasta que la profesora pidió algún voluntario para repartir varias fichas y al instante ella se levantó y comenzó a repartir. Cuando se acercó a mi, sacó el papelito del bolsillo y me entregó la ficha junto con el papel.
“Me muero por besarte pequeñaja” leí en el papel, ya que no estaba ni doblado.
Bajé la cabeza avergonzada mientras me mordía el labio, sintiendo sus ojos sobre mí. Aquella chica me iba a quitar la vida. Yo también me moría por besarle, pero debía ser fuerte. Realmente odiaba el olor del tabaco, pero el sabor era aún peor. En el fondo no me importaba, con tal de besarle, pero recordaba las palabras de Taeyang y me repetía que debía aguantar hasta que cediera. O hasta que se cansara y se buscara a otra... Aquella idea me atormentó durante todo el día, aún así, no cedí en ningún momento.
La esquivé durante todo el día, hasta que durante el recreo me arrinconó lejos de mis amigos.
-¿Piensas evitarme hasta que deje de fumar? -se acercó a mi.
-Así es.
-¿Y si no lo hago?
-Tendrás que buscarte a otra chica que se deje, aunque para ti no es difícil, parece ser que hay muchas que van detrás de ti -le solté recordando el primer sábado que la vi en el pub.
-¿A qué viene eso Dara? -preguntó cabreada.
-Que puedes conseguir a cualquier chica y vienes a por mí, ¿por qué? -me sorprendí cuando aquellas palabras salieron de mi boca, parecía ser que llevaban tiempo queriendo salir.
-Eres diferente.
-¿Por qué? -pregunté subiendo el tono.
Se quedó durante varios segundos en silencio, mientras me miraba fijamente a los ojos. Entonces negó suavemente con la cabeza, desviando la mirada y frunciendo el ceño.
-No lo entiendes.
Se alejó de mí y volvió con Bom, cogiéndole del brazo y llevándosela dentro del edificio. Yo, por mi parte, volví al banco donde estaba Minzy y los chicos.
-¿Ocurre algo? -preguntó Minzy.
-Nada.
Apoyé los codos en las rodillas, escondiendo la cara entre mis manos. Me sentía mal por haberle dicho aquello a Chaerin, pero me había salido sin más. Seguramente había estado con un montón de chicas con las que se besó una noche y al día siguiente las ignoró. ¿Por qué yo era distinta?
Los recuerdos de la noche anterior llegaron a mi mente, casi podía sentir sus labios de nuevo. Un escalofrío me recorrió, deseando volver a probarlos; pero debía aguantar y ver si realmente yo tenía algo diferente a las otras chicas con las que había estado. Si realmente sentía algo por mí que por las demás nunca había sentido.