Aquello no podía estar pasando.
La clase entera nos dirigíamos a la piscina junto con la profesora de gimnasia. Chaerin me observaba de lejos mientras yo caminaba desganada junto con Minzy. No me hacía mucha ilusión tener que ver a mis compañeras desnudas en las duchas y vestuarios.
Me cambié rápido y salí a la piscina cubierta, donde la profesora de gimnasia revisaba la lista de clase. Me duché y esperé con ella a que aparecieran todos. Minzy salió la segunda. Y la tercera fueron Bom y Chaerin. Mi respiración se detuvo cuando vi a la rubia mirarme de arriba a abajo mientras yo hacía exactamente lo mismo. Aquel bañador remarcaba todas y cada una de sus curvas, sus pechos y sus caderas. El aire no volvió a entrar a mis pulmones hasta que la profesora comenzó a pasar lista.
-¿Soy la única que no puede mirarla sin recordar aquella escena con el director? -susurró Chaerin colocándose a mi lado, mirando a la profesora.
-Eras la única hasta que me lo has recordado -murmuré, mirándole de reojo.
-Lo siento -sonrió.
Bajé la mirada y sonreí al darme cuenta de que simplemente había tratado de sacar un tema de conversación. Entonces me di cuenta de que todo parecía haber vuelto a atrás, cuando Chaerin y yo no nos conocíamos y ella simplemente me ignoraba e intentaba hablarme de vez en cuando. Sólo había cambiado una cosa... o varias. Nos habíamos besado y yo comenzaba a sentir algo por ella.
Tras estirar y hacer varios largos en la piscina por libre, la profesora decidió preparar carreras para ver quien era el más rápido y la más rápida. Yo confiaba bastante en mi velocidad en el agua, por lo que al ganar las tres primeras carreras, mi confianza subió.
-La final... Sandara Park contra Lee Chae Rin -dijo la profesora apuntando los resultados de la última carrera.
De reojo vi a Chaerin tirada en el suelo, agotada tras su última carrera contra Minzy, a la cual había ganado por apenas unos segundos. Me sonrió sin mirarme y la profesora se acercó a nosotras.
-Unos minutos para descansar y comenzamos.
Entonces los murmuros por detrás de nosotras comenzaron, creados por aquellos chicos y chicas de mi clase que ni me había molestado en conocer porque me parecían repulsivos.
-No tiene nada que hacer contra Chaerin...
-Ella hace boxeo, tiene ventajas.
-Está muy delgada, no la va a poder ganar...
Sentí como me ardían los ojos por las lágrimas que no dejaba caer. Me sentía el centro de atención otra vez. Los recuerdos en Canadá volvieron a mi. Las burlas, las palizas, los insultos... Mi respiración se tornó dificultosa y mis ojos no dejaban de moverse, intentando así que las lágrimas no cayeran. Entonces sentí que alguien me cogió de la mano.
-Ignora a esos gilipollas... -escuché la voz de Chaerin muy cerca de mi oído- Sólo dicen que voy a ganar porque siguen teniéndome miedo.
Levanté la mirada para hacer desaparecer las lágrimas y asentí, sin mirarle.
-Comenzamos -gritó la profesora.
Ambas nos colocamos en el borde de la piscina, preparadas para saltar. Era estilo libre, pero el que mejor se nos daba a las dos era el crol. Cuando la profesora dio la salida, saltamos a la vez, o eso conseguí ver de reojo. Rápidamente me acostumbré al agua y aumenté el ritmo. Mis brazos y piernas parecían moverse por si solos mientras mis ojos no perdían de vista a Chaerin, que nadaba justo a mi lado. Juraría que a través de las gafas vi que guiñó un ojo cuando llegamos al momento de girar. Me impulsé y aceleré en el último momento para tocar la pared y escuchar los vítores. Entonces me giré y vi a Chaerin, confundida por el resultado, miré a la profesora, la cual se encogió de hombros.
-Empate.
Sonreí aliviada, me agradaba ese resultado. Me acerqué a Chaerin, la cual echaba la cabeza hacia atrás, cogiendo aire.
-Se que me podrías haber ganado perfectamente -le dije en voz baja.
-Puede.
Me sonrió y salió de la piscina.
Entramos a los vestuarios agotadas, busqué rápidamente uno de los cubículos individuales para cambiarme. Dejé caer la toalla al suelo cuando la puerta se abrió y entró Chaerin, la cual cerró la puerta tras de si, puso el pestillo y se encaró a mí. Seguía con aquel bañador que remarcaba todas sus curvas y yo tuve que morderme el labio para no lanzarme encima de ella.
Se acercó a mí y pasó una mano por mi cintura,atrayéndome a ella. Besó mi cuello para luego empujarme contra el banco que había y tumbarme en él. Besó mi cuello, escote, y siguió bajando hasta mi estómago, donde se dedicó a depositar suaves besos y mordiscos por todo mi abdomen.
Volvió a subir y pegó su frente a la mía. En ese mismo instante deseé romper la promesa que me había hecho a mi misma, pero aguanté, no se como, pero lo hice. Sus labios estaban peligrosamente cerca de los míos, y me moría por besarlos y continuar con el juego que había impuesto. Inconscientemente le cogí de la nuca y me acerqué a ella, entonces giró la cara, me dio un suave beso en la mejilla y se levantó, apoyándose en mis muslos.
-Aún no he dejado de fumar, lo siento -murmuró.
-Lo has hecho aposta...
-¿Tentarte? Para nada... -me guiñó un ojo y salió del vestuario.
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Ese mismo día, volviendo a casa, estuve a punto de ser atropellada por no mirar por donde iba. Entonces me fijé en el Audi blanco y vi a Lydia asomarse por la ventanilla.
-¿Estás bien? -preguntó nerviosa.
-Sí, sí, tranquila.
-¿Te llevo?
Miré hacia delante, aún me quedaba largo camino a solas. Asentí y subí en el coche.
-¿Qué tal te va? -preguntó volviendo a conducir.
-Supongo que bien ¿y a ti?
-Algo nerviosa.
-¿Y eso?
-Mañana después de las clases tengo una cena con BoA...
Abrí mucho los ojos, sorprendida.
-¿En serio? -grité entusiasmada, feliz por ella- Genial Lydia.
-Sí.
-No pareces muy contenta...
-BoA es mi mejor amiga y tengo miedo de con esta cita se vaya todo a la mierda...
-Seguro que todo irá genial.
-Seguro -sonrió.
Nos quedamos unos minutos en silencio hasta que se adentró en mi urbanización.
-¿Y tú que tal con Chaerin? -preguntó de repente.
-¿C-con Chaerin? -tartamudeé.
-Sí, la forma en que te miraba en el pub... es más que evidente que siente algo por ti.
Tragué saliva recordando el beso.
-Somos amigas -di por finalizada la conversación cuando aparcó en frente de mi casa.
-Cualquier cosa... sabes que aún somos amigas -me sonrió.
-Claro -le devolví la sonrisa y me acerqué para darle un beso en la mejilla- Gracias por traerme.
-No ha sido nada.
-Adiós.
-Adiós.
Tras despedirme agitando la mano, entré en casa agotada por el día en la piscina. Cuando me tiré en la cama no pude evitar sonreír al recordar que Lydia tendría una cita con BoA. Apenas la conocía, pero parecía buena chica y bastante madura, más que yo. Parecía ser alguien que realmente Lydia merecía. Y realmente hacían buena pareja.