El resto se la semana pasó rápido. El examen del jueves me salió bastante bien por lo que estaba bastante contenta. En cuanto a Chaerin, el martes intentó pedirme disculpas por haberme dicho aquello el lunes, pero la ignoré. No entiendo porqué desde aquel día cada vez que se cruzaba conmigo me pedía disculpas en voz baja.
El viernes llegó y Minzy me invitó de nuevo a ir a verla bailar. Nada más salir del colegio, con el uniforme, nos fuimos a una hamburguesería que había a unas cuantas manzanas de casa de Minzy, allí nos esperaban Amber, Hyoyeon y Hyuna.
-Jia no ha podido venir, tenía un examen a última hora, -dijo Hyoyeon tras saludar y sentarnos- irá directamente a clase. Y BoA dice que pasa de comer con unas crías. Lo ha dicho en broma, pero que sí, que no viene.
Todas nos echamos a reír. Al momento apareció HyoSung y, pasados unos minutos, Euijin.
-H-hola -murmuró la pelirroja sentándose a mi lado.
-Hola EuiJin -le sonrió Hyuna agitando la mano.
Vi como la pelirroja bajó la mirada, sonrojada. Parece ser que no fui la única en verlo.
-¿Ocurre algo EuiJin? -preguntó HyoSung.
-Nada... sólo que no entiendo porqué me habéis llamado para comer juntas -murmuró avergonzada.
-¡Eres nuestra compañera! -dijo Amber indignada.
-Ahora formas parte de esta... familia -sonrió Minzy.
-Gracias... Pero se siente raro.
-Aquí la única incómoda soy yo, -le susurré lo suficientemente alto como para que las otras me escucharan- todas bailarinas y yo estoy de acople.
Aquello hizo reír a EuiJin, cosa que me alegró. Aquella chica de melena roja me recordaba a lo vergonzosa que era Minzy al principio de conocernos.
-¡Dara-yah! -gritó Hyoyeon- Si eres amiga de Minji, eres de la familia.
-Gracias chicas... -les sonreí agradecida.
Comimos entre risas y alegría. Miraba a mi alrededor y de verdad me sentía en una especie de familia, me habían aceptado aún sin ir a su clase de baile, cosa que me hacía muy feliz. Cada chica tenía su encanto y su personalidad, y ninguna dudó en hacer todo lo posible por integrar a EuiJin, que poco a poco fue perdiendo la vergüenza y se unió a las risas y bromas.
Una hora después, ya estábamos de camino a los ensayos. Las chicas se cambiaron rápidamente, debían estar listas en clase antes de que la profesora llegara. A las cinco en punto, todas estaban sentadas en el suelo hablando, yo me senté al lado de Minzy, uniéndome a la conversación hasta que a las cinco y tres minutos, la puerta se abrió. Todas las chicas se giraron y se pusieron en pie para saludar a la profesora, pero yo me quedé paralizada. Aquella melena rubia, aquellos ojos rasgados y pequeños, aquella sonrisa... Era ella, mi cita del sábado pasado.
-¡Lydia! -gritó Hyuna lanzándose a sus brazos, esta le correspondió y la hizo girar en el aire mientras ambas reían.
-Cuanto tiempo Hyuna, ¿qué tal todo por Estados Unidos?
-Genial. Os he echado mucho de menos.
-Pues espero que sigas en forma porque hoy vamos a trabajar duro -dijo con una sonrisa, soltando a la castaña.
Entonces se giró para mirar a las demás chicas y sus ojos se cruzaron con los míos. Todas las chicas vieron como nos miramos y Minzy intervino de inmediato.
-Lydia, ella es Dara, una amiga... ¿Te importa si se queda viéndonos bailar?
Ella no contestó, simplemente siguió mirándome, entonces soltó una suave carcajada y negando con la cabeza se acercó a mi.
-Que pequeño es el mundo ¿verdad Sandara Park? -me ofreció la mano para ayudarme a levantarme del suelo. Acepté.
-Un poco -reí algo avergonzada, sin saber que hacer.
Entonces recordé que aún llevaba el uniforme escolar e inconscientemente bajé un poco mi falda para que no estuviera tan alta.
-Que raro verte en uniforme -bromeó.
-¿Os conocíais? -preguntó Minzy algo confusa.
-Sí... -conseguí murmurar.
-Nos conocimos el sábado.
Entonces Minzy abrió mucho los ojos, cayendo en la cuenta de que ella había sido mi cita.
-Que-fuer-te! -dijo tapándose la boca.
Lydia soltó una carcajada y yo la imité.
-Bueno, comencemos la clase -dijo dando unas palmadas, adelantándose y colocándose en frente de las chicas- que hoy tengo prisa.
-¿Tienes prisa? ¿Y esooo? -preguntó Jia.
-Tengo una cita -sonrió.
Todas las chicas estallaron en vítores, a lo que yo me morí de vergüenza. Me senté en el suelo de nuevo y me centré en observar como ensayaban.
Si creía que Minzy bailaba bien, Lydia era algo parecido a una diosa. Sus caderas parecían tener vida propia, su cuerpo se movía al son de la música, su melena intentaba seguir el ritmo que imponía todo su cuerpo. Yo no podía apartar la mirada. De vez en cuando me miraba y se reía, debía estar tan embobada que le hacía gracia, aún así no aparté la mirada. Sus alumnas intentaban seguir su ritmo, muchas como BoA, Minzy y Hyoyeon lo conseguían, las demás hacían sus mejores esfuerzos. Aún con todo eso, se sincronizaban a la perfección.
-Se acabó la clase -dijo Lydia dejándose caer en el suelo, respirando agitadamente.
-Bien -murmuró Hyuna en un intento de grito de euforia.
El último baile que habían practicado había estado lleno de acrobacias, piruetas y cosas de ese estilo que me dolían solo de verlo. Todas habían acabado agotadas, incluso Hyoyeon, de la cual creía inagotable. Entonces vi a Minzy acercarse a mi mientras pasaba una toalla por su nuca y me temí el interrogatorio.
-Ya me puedes explicar porqué mi profesora de baile fue tu cita -murmuró para que las demás no la escucharan.
-Yo no sabía que era tu profesora, además ¿qué más te da? -fingí estar seria.
-¡Tiene casi tres años más que tu! -gritó en un susurro.
-¿Y qué?
-Nada.
-¿Entonces..?
-¿Os besasteis? -me cortó, abriendo mucho los ojos, mirándome fijamente.
Miré a Lydia algo avergonzada, pidiendo ayuda, pero ella estaba hablando con BoA en la puerta.
-Sí, te lo dije... Pero shhh -puse un dedo en mis labios.
Minzy fue a gritar, o a hablar, o a lo que fuera que fuese a hacer, pero Amber la cogió del brazo antes de que abriera la boca.
-¡A la ducha Min Ji! -dijo la tomboy cogiendo a mi amiga en brazos.
-¡Amber! ¡Espera! -gritó intentando soltarse de su agarre.
HyoSung ayudó a Amber a cargarla y las vi desaparecer por la puerta, dirección a las duchas. La sala se quedó vacía cuando todas se fueron a ducharse, entonces entró Lydia, atándose el pelo con un coletero. Bajé la mirada.
-Hemos quedado a las ocho ¿no? -preguntó sin mirarme, mientras se recogía con algunas horquillas los mechones que caían por su cara.
-S-sí.
-Tengo que ir a ducharme... -miró el reloj- Vale, me da tiempo. Yo me voy ya, ¿te llevo?
-No, me voy a casa con Minzy y las demás.
-De acuerdo.
Se acercó a mi, se inclinó hasta colocarse a mi altura y, dudando por unos segundos, depositó un suave beso en mis labios.
-Hasta luego -se echó la bolsa de deporte a la espalda y salió.
Me quedé sentada en mi sitio. Aquella chica era increíble en todos los aspectos, pero mi cabeza estaba ocupada por una gilipollas que no se merecía ni nombrarla.
Pasé unos diez minutos tumbada en el suelo de la clase, hasta que Minzy apareció, sacándome de aquellos absurdos pensamientos que invadían mi mente.
-Llegarás tarde a tu cita -me gritó.
-¡Minzy-ah! Calla o las demás te escucharán... -me sonrojé.
-Tranquila, -sonrió- están todas abajo esperándonos.
Suspiré aliviada y bajamos a la puerta principal, donde las siete chicas nos esperaban. Poco a poco fuimos dejando a las chicas en sus casas, hasta llegar a la mía.
-Ya nos veremos -dije abrazando a Jia y luego a Hyuna.
Ambas asintieron devolviéndome el abrazo entre las dos, a lo que quedé algo aplastada entre ellas. Tosí de forma exagerada para que me soltaran y me acerqué a Minzy.
-Ya te llamo mañana -dijo con una sonrisa, sin darme opción a elegir.
-Como quieras -reí abrazándola- Adiós chicas.
Entré en casa y subí corriendo las escaleras, faltaba media hora para que Lydia llegara a por mí y ni siquiera sabía que me pondría (que raro en mi). Para mi sorpresa, me decidí rápido por la ropa. Me duché lo más rápido que pude y me vestí. Me había decidido por unos vaqueros largos, ajustados en color negro; una camiseta blanca de manga corta, y encima, una chaqueta americana negra.
Bajé corriendo las escaleras a un minuto de las ocho cuando mi madre apareció delante de mi.
-¿A donde vas? -preguntó.
-Te lo dije ayer, me voy a cenar con una amiga -dije con algo de prisa.
-¿Y para eso te arreglas tanto?
-Por una vez que me arreglo...
-¿Es la chica que te trajo el sábado a casa?
-Sí.
-¿Cuántos años tiene?
-Dieciocho.
-¿Y de que la conoces?
-Es la profesora de baile de Minzy.
Sonreí aliviada al tener una buena excusa para decir de que la conocía.
-Y vas a ir de cena con la profesora de baile de tu amiga -dijo en un tono que no se si fue pregunta o afirmación.
-Sí, y llego tarde.
Le di un beso en la mejilla y salí corriendo, cansada de tantas preguntas. En frente de mi casa estaba su Audi blanco aparcado y, apoyada sobre él, Lydia me miraba con una sonrisa.