Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

"The baddest female" por Pik

[Reviews - 35]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 Me acerqué a ella e, ignorando el posible caso de que mi madre estuviera mirando por la ventana, dejé que rodeara mi cintura con el brazo para atraerme hacia ella y besarme. Abrió la puerta del copiloto hasta que entré en el coche, luego ella subió y comenzó a conducir. Quince minutos después llegamos a un restaurante. Dentro, había una mesa reservada para nosotras.

-Oye Dara, -dijo mientras comíamos el primer plato- gracias por lo que estás haciendo por Minzy.

-¿Yo? -pregunté algo confusa.

-Sí, tengo a Minzy de alumna hace... dos años. Y antes de eso éramos compañeras hasta que nuestra profesora se mudó y la sustituí. En todo caso, siempre ha sido una niña muy tímida y apenas tenía amigos, simplemente nos tenía a las del baile, por eso la apreciamos tanto. Tendrías que haber visto su cara cuando nos dijo que había entrado una chica nueva en su clase y que ahora era su amiga -sonrió desviando la mirada a la copa de vino- me alegré tanto... Y las chicas también.

-Vaya... no lo sabía.

-Igualmente, gracias.

La conversación siguió, hablábamos de todo y de nada a la vez.

Acabamos de cenar y se negó a dejarme pagar mi parte.

-¿Qué quieres que hagamos ahora? -me preguntó saliendo del restaurante.

-No se.

Una brisa se metió por mi chaqueta, enfriando mis brazos, a lo que yo temblé y me abracé a mi misma.

-¿Tienes frío? -preguntó.

-Un poco.

-¿Quieres que vayamos a mi casa y vemos una película o simplemente hablamos?

Dudé por unos segundos, pero realmente no me apetecía ir a ningún otro sitio.

-De acuerdo.

 

Su piso de estudiante era pequeño pero acogedor. Su habitación estaba ordenada y limpia; varios trofeos de competiciones de baile adornaban sus estanterías.

-¿No compartías piso con una compañera? -pregunté al ver la casa vacía.

-Sí, pero la mayoría de fines de semana los pasa en casa de su novio -se encogió de hombros.

Me senté en su cama mientras ella colgaba la chaqueta.

-Lydia, ¿te puedo hacer una pregunta?

-Dime.

-¿Conoces a Lee Chae Rin?

Cerró la puerta del armario y se sentó a mi lado.

-Sí que la conozco, ¿por qué?

-El otro día... -dudé si contárselo- Nada, da igual.

-Venga, dímelo...

Golpeó suavemente mis costillas con el dedo índice, haciendo que me retorciera por las cosquillas.

-Es solo que... me dijo que besas bien.

-¿Y no es así? -hizo un puchero.

-No es eso... es... -me sentí idiota al ir a preguntar aquello- ¿Cómo que lo sabía?

Lydia suspiró, bajó la mirada y una ligera sonrisa apareció en su boca.

-Es una larga historia.

Me apoyé en la pared, estiré mis piernas y me crucé de brazos.

-Tengo tiempo -sonreí.

Ella soltó una suave carcajada y se acercó más a mi.

-Conozco a Chaerin desde que tengo diez años. Íbamos juntas a clase de baile, junto con Minzy, Amber, BoA y Jia. Éramos todas muy amigas, pasábamos las tardes juntas, hablábamos de un montón de cosas... Chaerin era una niña encantadora, no era con quien mejor me llevaba, pero era muy agradable estar cerca de ella, siempre sonreía. Pero... hace tres años, un día dejó de venir a clase de baile. La profesora nos dijo que se había desapuntado, y la verdad que nos enfadamos porque no se despidió. BoA y Jia fueron a su casa a ver si le había pasado algo, pero se había mudado, no sabíamos si se había ido de la ciudad o que, hasta que Minzy nos dijo que había entrado en su instituto, pero que no era ella, parecía otra persona -hizo una pausa-. El año pasado yo estaba trabajando en el pub cuando ella se acercó a pedir una copa y se me quedó mirando. Acabé sacándola fuera para hablar con ella, necesitaba explicaciones, pero no solo yo, todas las chicas. Cuando le pregunté, se puso a llorar. Entramos al pub y decidí no indagar más, nos tomanos algunas copas juntas y... acabamos... no borrachas, pero casi. No se como acabamos en mi casa y... -miró hacia otro lado- desperté desnuda a su lado.

Sentí un nudo en la garganta, sin entender porqué intenté tragar saliva a ver si así desaparecía.

-Cuando despertó me dijo que me olvidara de ella, así sin mas. Me dio un beso y se fue -acabó.

Desvié la mirada hasta mi mano.

-Nunca le conté nada de eso último a las chicas, y espero que tu tampoco lo hagas. Por favor...

-Tranquila -fue lo único que conseguí decir.

-¿Por qué querías saber sobre Chaerin?

Me encogí de hombros.

-¿Estás bien? -preguntó acercándose a mi.

-Sí, simplemente me he quedado pensando que es lo que le pasó a Chaerin para que cambiara tanto.

-Ojalá lo supiera.

Nos quedamos en silencio unos segundos, acerqué mi mano a la suya y entrelacé nuestros dedos. Le miré a los ojos de nuevo para luego acercarme y besarle. Pasó su mano por mi nuca, para atraerme más a ella. Se recostó sobre mí, a lo que acabamos tumbándonos en la cama, ella sobre mí, sin llegar a apoyar todo su peso en mí. En ningún momento perdimos el contacto de nuestros labios.

Cuando sentí que me quedaba sin respiración me alejé un poco, a lo que ella bajó para besar mi cuello. Comencé a jadear. Lydia depositaba besos y pequeños mordiscos por todo mi cuello. Sentí como bajaba las manos por mis costados, hasta que me quitó la camiseta y bajó para besar mi abdomen.

-Estás temblando -susurró apoyándose con los brazos a ambos lados de mi cabeza, mirándome directamente a los ojos- ¿Quieres que pare?

-No lo se... -jadeé.

-¿Cómo que no lo sabes? -rió.

-Me gusta lo que estás haciendo pero... estoy nerviosa.

-Tranquila, puedo simplemente seguir con los besos y las caricias, no sobrepasaré ese límite si tú no quieres...

Sentí mis mejillas arder, sus palabras me hacían estremecer. Asentí hipnotizada por su mirada y la atraje a mí para besarle de nuevo.

-No quería asustarte... lo siento -murmuró.

Cogí aire cuando sentí que bajaba de nuevo, esta vez para depositar suaves besos por todo mi escote, mordiendo mis pechos por encima del sujetador de vez en cuando. Bajó las manos para acariciar mis piernas mientras seguía con los besos por todo mi abdomen.

Entonces mi móvil sonó y ella se quitó de encima de mi, dejándome espacio para levantarme. Aún con la respiración agitada, saqué el móvil del bolsillo de la chaqueta y descolgué.

-Dime mamá... -dije intentando controlar mi respiración.

-¿Vas a venir a casa a dormir?

-Mmm... -miré a Lydia- No lo se.

-¿Con quien estás?

-Con Lydia.

-¿Te trae, va tu padre a buscarte o... te quedas allí? Yo quiero irme a dormir y no llevas llave.

-Lo se... Espera. -miré a Lydia, que había escuchado la conversación.

-Quédate a dormir, a mí no me importa.

Sonreí.

-Mamá, me quedo a dormir en su casa.

-Vale... Nos vemos mañana.

-Adiós.

Guardé el móvil y cuando me giré me encontré con Lydia de frente.

-¿Te dejan quedarte a dormir aquí?

-Sí. Mi madre estaba medio dormida y no sabía ni lo que decía.

-Genial -pasó los dedos por mi pelo.

Rodeé su cintura con los brazos y la volví a besar.

-No tengo pijama para ti... -dijo pasando los labios por mi mejilla.

-No importa.

-Yo duermo en ropa interior.

Sonreí y le miré divertida, pasando las manos por su espalda para quitarle la camiseta. Ella bajó para quitarme los zapatos y los pantalones, e hizo lo mismo ella misma. Me cogió de la mano y nos tumbamos en la cama, esta vez me tumbé encima de ella. Me senté sobre sus muslos y pasé las manos por su abdomen, fijándome en que sus abdominales estaban mucho más marcados que los míos. Pasé un dedo sobre el tatuaje que tenía en un costado y parte del abdomen, era un teclado de piano, con varias notas musicales saliendo de él y una flor en un extremo de este, realmente sentía pasión por la música. Soltó una suave carcajada al verme hipnotizada por sus abdominales y sin poder evitarlo bajé para besar sus labios y luego su abdomen, repartiendo varios besos en él.

No se cuanto tiempo estuvimos así, jugando. Tal y como prometió, se limitó a los besos y las caricias, cosa que agradecí; aún no estaba preparada para algo más.

-¿Tienes sueño? -preguntó cuando me vio bostezar.

-Sí -asentí con la cabeza.

-Ven aquí...

Me tumbé a su lado y nos tapó con las sábanas. Besó mi frente y me abrazó por la cintura mientras yo dejé reposar las manos sobre sus hombros.

-Buenas noches Dara -susurró.

-Buenas noches... -murmuré cerrando los ojos.

 

A eso de las diez de la mañana me desperté y al estirarme en la cama vi que Lydia no estaba. Me levanté y me puse la camiseta, salí de la habitación y la encontré en la cocina, únicamente con una camiseta ancha que le llegaba por encima de los muslos, y la ropa interior.

-Buenos días -se acercó a mi para darme un beso.

-Buenos días -murmuré algo adormilada aún.

-¿Quieres un café?

-Por favor.

Me senté en una de las sillas de la cocina, ella se sentó en frente y me puso un café con leche. Desayunamos en silencio, con algún bostezo por mi parte de por en medio, ella simplemente sonreía y seguía tomándose su café y sus tostadas.

En medio del desayuno, escuché mi móvil y corrí a la habitación.

-Dime Minzy -dije entrando en la cocina, mientras Lydia me miraba riendo.

-Cuéntame todo.

-¿Todo de que?

-¿Qué pasó con Lydia?

-Pregúntale tú -bostecé y le pasé el móvil a la rubia.

Escuché de lejos un “¿Quéeee?” de Minzy, pero lo ignoré y Lydia cogió el móvil.

-Hola Minzy... Sí, ha dormido conmigo. -sonrió mirándome- Ale, adiós -colgó.

Me devolvió el móvil y yo me miré interrogándola con la mirada.

-A mi no se ha atrevido a preguntarme que había pasado -rió, contagiándome su risa.

-Ahora sacará conclusiones precipitas...

-Sandara... -dijo acercándose a mi, pasando sus labios por mi cuello- ¿Cómo va a continuar esto?

-¿A qué te refieres? -jadeé.

-¿Que si quedará como un lío o... seremos algo más? -le alejó para mirarme a los ojos.

Me quedé sin aliento, me estaba pidiendo salir. No sabía que contestar. Mantuve su mirada mientras cada segundo que pasaba era para mí como una eterna hora mientras ella esperaba mi respuesta. Bajé la mirada al sentirme incómoda por sus ojos.

-No es necesario que contestes hoy, piénsalo -dijo volviendo a la cocina para recoger las tazas.

-Yo... es que no estoy segura de... nada.

-No importa, piénsalo. Mira Dara, -se acercó a mi de nuevo- me gustas, y me atraes aún más, tus labios me vuelven loca, pero no quiero forzarte a tener algo más conmigo. Si te ha gustado estar como esta noche por mí sin problema, podemos ser amigas con derechos, pero a mí me gustaría... -cogió mi mano- que fueras mi novia.

El corazón me iba tan rápido que pensé que ella lo podría oír. Sentía las mejillas arder.

-No estoy segura de lo que quiero... -conseguí decir- Lydia, tú también me gustas, y me atraes mucho, pero...

-No hace falta que lo digas -puso un dedo en mis labios- Aclárate las ideas y ya hablaremos. Yo estaré esperando.

Me sonrió, besó dulcemente mis labios y se fue a la habitación a cambiarse. Inmediatamente me sentí mal por haberla “rechazado” de aquella manera, pero ni siquiera yo sabía lo que quería, mi cabeza estaba hecha un lío. Me entraron ganas de llorar, pero me tragué las lágrimas y seguí a Lydia para cambiarme también.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).