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El vídeo de la discordia por Kaoru Himura

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Tras salir del despacho de Kakashi, Iruka no volvió con sus alumnos sino que esperó en el pasillo a que su jefe y novio terminara de hablar con Naruto. El profesor estaba convencido de que el rubio sería expulsado, por eso se sorprendió al verle salir con una leve sonrisa en los labios la cual borró rápidamente cuando se dio cuenta de que Iruka aún seguía allí. El adolescente pudo notar la disconformidad reflejada en el rostro del adulto, parecía que aún seguía enfadado por la forma en que le había hablado.

 

 - Te pido perdón por mi comportamiento, lo siento mucho – se disculpó Naruto con una profunda reverencia.

 

Ese gesto pilló desprevenido a Iruka, quien se quedó momentáneamente inmóvil. Su cabreo disminuyó considerablemente aunque tenía cierta duda que no le dejaba olvidarse del tema, no estaba seguro de si Naruto le pedía perdón porque Kakashi se lo había puesto como condición para librarse de un castigo o porque realmente se arrepentía. Iruka observó de nuevo al joven que no se había movido ni un ápice, entonces supo que Naruto lo sentía de verdad y aquello era lo importante, independientemente de si Kakashi le hubiese obligado o no.

 

 - Disculpas aceptadas, pero más te vale que no se vuelva a repetir – le dijo el profesor finalmente.

 

Naruto se puso erguido de nuevo regalándole una sonrisa de complicidad a Iruka, quien no pudo evitar devolvérsela. Estaba claro que el adulto se olvidó por completo de su enfado con aquella sonrisa que tenía el rubio, quien se alegraba al saber que no había ningún resentimiento entre ellos. Iruka era su profesor favorito y se hubiese entristecido si el buen entendimiento que tenían se hubiese visto afectado por lo ocurrido.

 

 - Espera aquí mientras entro a hablar con el director Hatake y luego regresamos juntos a clase. No tardaré – le prometió.

 - De acuerdo.

 

El rubio se apoyó en la pared frente a la puerta del despacho y cerró los ojos cansado mientras en el interior de la estancia, Iruka se ponía al corriente sobre el acuerdo al que había llegado junto al director y le preguntaba a éste si tenía que estar pendiente de Naruto y Sasuke o si había algo que pudiera hacer para ayudarles, pero Kakashi le dijo que solamente les dejase tranquilos, aunque si veía algo nuevo o extraño, que le informase.

 

Como le prometió, nada más salir de la oficina de Kakashi, Iruka volvió a clase junto a Naruto. Éste se sentía un poco mejor al saber que no tendría que volver a compartir espacio con Sasuke y que le permitían estar lejos de él, aunque el dolor de su traición seguía muy presente. Cuando ambos entraron al aula, las miradas de todos los estudiantes se centraron en ellos y en especial en su compañero, ya que creían que le habían expulsado y venía solamente a recoger su mochila, pero se sorprendieron cuando le vieron sentarse en el pupitre que había pertenecido a Shikamaru desde principios de curso e Iruka reanudó la clase con total normalidad. Todos se miraron unos a otros sin entender nada pero ninguno se atrevió ni a murmurar por temor a la represalia por parte de su profesor.

 

Sasuke observaba incrédulo la escena. Por una parte se alegraba de que no hubiesen echado a Naruto pero, por otra parte, estaba desconcertado y sorprendido por partes iguales de que Kakashi no le hubiese exigido seguir con el castigo y que le hubiese permitido el cambio de asientos. Con el rubio tan lejos de él, era imposible hablar con él y aclararle la verdad, así no iba a conseguir que le creyese y reconciliarse.

 

''Y todo por culpa de este entrometido'', pensó fulminando con la mirada al chico de pelo negro recogido en una coleta que estaba sentado en la mesa de al lado.

 

Shikamaru sintió la intensa mirada y ladeó ligeramente su rostro para observar de soslayo a Sasuke con su típico gesto de aburrimiento, lo cual sacó aún más de sus casillas al Uchiha. Éste no podía creerse que tuviese que sufrir la compañía del cabeza de piña hasta fin de curso, no sabía si conseguiría aguantarlo. Antes, para él, Nara solamente era otro compañero más de clase que le traía sin cuidado, pero tras darse cuenta de que iba tras Naruto y encima meterse de por medio tras su pelea con él, no le soportaba. Su sola presencia le irritaba a tal punto que su lado violento le instaba a dejarlo salir y explicarle con sus puños que dejase en paz al rubio.

 

Tras una mañana infernal para Sasuke, las clases acabaron. Recogió sus pertenencias a gran velocidad para interceptar a Naruto en la salida y tratar de hablar con él, pero parecía que el rubio e Ino le leyeron la mente porque salieron rápidamente antes de que pudiera terminar de recoger y se mezclaron con el resto de alumnos que salían de otras clases. Sasuke chasqueó la lengua al ver que se le escapaba una nueva oportunidad y no pudo evitar tirar con frustración su mochila al suelo con la mala suerte de que se abrió esparciendo lo que había dentro a su alrededor.

 

Se agachó maldiciendo por lo bajo su mala suerte mientras empezaba a meter de nuevo todo en la mochila. Ese día estaba resultando ser uno de los peores de su vida. Estaba tan centrado en su labor que no se percató de cómo la estancia se vació quedándose completamente solo o eso pensó cuando se puso en pie y observó las mesas vacías frente a él.

 

 - Lo vas a tener complicado para acercarte de nuevo a Naruto – se escuchó una voz a su espalda asustándolo.

 

Pero el susto dio paso a la cólera cuando reconoció al dueño de esa voz, sin ser capaz de controlar su propio cuerpo que se giró para enfrentar a Shikamaru.

 

 - ¿Y eso por qué? ¿Porque tú me lo vas a impedir? – le encaró malhumorado.

 - Porque Naruto no quiere saber nada más de ti – le respondió tranquilo.

 - Me pregunto por culpa de quién será – le dijo insinuando que el culpable era Shikamaru.

 - Tengo entendido que tuya. Eres tú quien le enamoró para vengarse de él.

 - ¡Eso es mentira! ¡Es por culpa tuya y de tus ideas para que ni nos podamos sentar juntos que no puedo aclararle que nada de lo que ha pasado es lo que piensa!

 - Sólo intento proteger a un amigo y evitar que le sigas haciendo más daño – le contestó sin alterarse lo más mínimo.

 

Aquella calma estaba añadiendo más leña al fuego consiguiendo que Sasuke poco a poco perdiera los estribos.

 

 - ¿Amigo? - le preguntó con sarcasmo - ¡Ja! ¿Te crees que no se te nota que sólo pretendes ayudarte a ti mismo? Lo único que te interesa es separarnos aún más para meterte en sus pantalones mientras finges ser su pañuelo de lágrimas.

 - Piensa lo que quieras, Uchiha, pero deberías darte cuenta de que sólo causas sufrimiento y dolor a Naruto. Nunca será feliz junto a ti.

 

Tras decir eso, Shikamaru comenzó a caminar a paso lento hacia la salida, en cambio, Sasuke abrió los ojos impactado ante esa declaración tan rotunda. Sabía que le había hecho daño a Naruto pero todo tenía una explicación. Tampoco significaba que siempre le hiciera sufrir ni que nunca fuese a ser feliz a su lado. ¿Quién se creía Shikamaru para afirmar tal cosa con tanta rotundidad? Lo único que trataba era meterle ideas extrañas en la cabeza al rubio y manipularle para tener su oportunidad con él.

 

Su cuerpo se movió solo cuando se giró y se lanzó sobre el genio de la clase tirándolo a la dura superficie. Antes de que Shikamaru pudiera siquiera reaccionar, Sasuke le había dado la vuelta y se había sentado a horcajadas sobre él, agarrando las solapas de la chaqueta con una mano mientras con la otra le pegaba un fuerte puñetazo. El agredido trató de defenderse pero le fue imposible, Sasuke estaba descontrolado como si una bestia se hubiese apoderado de él sacando una fuerza descomunal.

 

Siguió encajando golpes sobre el malherido rostro de Shikamaru hasta que sintió que alguien se le echaba encima apartándolo de su víctima. El moreno se llevó un golpe en la cabeza y espalda al chocar contra la pata de una silla pero no le importó sino que trató de quitarse a la persona que le sujetaba fuertemente para evitar que volviera al ataque.

 

 - ¡¿Se puede saber qué le estás haciendo a Shika?! - oyó que le preguntaba una voz que claramente pertenecía a una chica.

 

Pero Sasuke no escuchaba, solamente quería seguir dando su merecido a ese entrometido así que forcejeó para quitarse a la chica de encima pero ésta era fuerte y le estaba dificultando la tarea, aunque a duras penas y, por eso, comenzó a gritar pidiendo ayuda.

 

 - ¡Socorro! ¡Que alguien venga! ¡Ayuda, por favor! - chillaba desesperada.

 - Pero, ¿qué demonios está pasando aquí? ¿A qué vienen esos gritos?- escucharon una voz varonil proveniente de la puerta que puso nervioso a Sasuke.

 

El director les había pillado y no venía solo, iba acompañado de Iruka. Seguramente ambos ya se iban pero al escuchar los gritos fueron de inmediato hacia allí. Los adultos acudieron en ayuda de la chica y lograron retener a Sasuke hasta que se rindió, lo que le dio oportunidad a ésta de ir a ver cómo se encontraba Shikamaru.

 

 - Sabaku, ¿está bien Nara? - le preguntó Kakashi.

 

''¿Sabaku? ¿Esta chica está relacionada con Gaara? Joder, lo que me faltaba'', pensó Sasuke.

 

Entonces se fijó en el aspecto de la chica para ver si se trataba de algún familiar del pelirrojo y pudo ver que no se parecía a Gaara. Era una adolescente rubia con el pelo recogido en cuatro pequeñas coletas que no le sonaba de nada, aunque debía de admitir que tampoco solía prestar atención a los demás y mucho menos a las chicas del instituto, sin embargo, tampoco recordaba haberla visto cerca del pelirrojo.

 

 - ¿Por qué os estabais peleando? - preguntó Iruka.

 - No sé por qué pero, cuando he llegado, ese bestia estaba sobre Shikamaru golpeándolo sin parar. He tenido que tirarme encima de él para separarle – explicó la chica.

 

Sasuke sintió cómo los ojos del director se clavaban en él y supo por su dura mirada que ya le había declarado culpable y le tenía sentenciado. No iba a tener tanta suerte como Naruto, de ésa no se iba a librar fácilmente. Pero su atención fue atraída por Shikamaru que intentaba incorporarse pero su profesor se lo impidió.

 

 - No te levantes, no sabemos si puedes tener una contusión – le contestó Iruka.

 - Sabaku, ve a buscar a Tsunade, aún debería estar en la enfermería – le pidió Kakashi a la rubia, quien salió de inmediato en su busca – Iruka, quédate con él hasta que llegue Tsunade – le dijo señalando a Shikamaru – Es hora de que Uchiha y yo tengamos unas palabras.

 

Sasuke interpretó que ésa era su señal para levantarse y seguir al director hasta su despacho así que se puso de pie con cuidado porque le dolía la espalda debido al golpe que se había dado contra la silla, y se marchó tras Kakashi dejando a Shikamaru tumbado en el suelo junto a Iruka, que le estaba limpiando la sangre del rostro con un pañuelo. Caminó en silencio observando la amplia espalda del adulto frente a él, estaba enfadado y no le apetecía hablar.

 

Cuando entraron al despacho, Kakashi le indicó que se sentara en uno de los sillones frente a su escritorio y Sasuke le obedeció. El adulto permaneció unos minutos en silencio observando al moreno mientras éste evitaba a toda costa que los ojos de ambos hicieran contacto. Kakashi pensaba que primero había tenido a Naruto tan sólo unas pocas horas antes y ahora, justo cuando pensaba que por fin podía irse a casa con su pareja y relajarse, le tocaba el turno a Sasuke de estar ahí. Sabía que había pasado algo entre ellos pero no tenía ni idea de qué forma estaba relacionado Nara en todo el asunto, sólo esperaba que Sasuke pudiera esclarecer sus dudas.

 

 - ¿Y bien? ¿No tienes nada que decirme? - rompió el silencio el director pero no recibió respuesta alguna por parte del adolescente - ¿No me vas a dar ninguna explicación? ¿Solamente vas a dejar que saque mis propias conclusiones con lo que he visto y oído? ¿Que asuma que le has pegado a un compañero de clase porque te apetecía o se te han cruzado los cables?

 

Creía que provocando un poco al moreno conseguiría respuestas pero no estaba dando mucho resultado porque Sasuke seguía sin abrir la boca. Quizás debía mencionar el nombre de cierto rubio para ver si así reaccionaba.

 

 - No me extraña que Naruto no quiera estar cerca de ti si pegas palizas a sus amigos – dejó caer el hombre de pelo grisáceo.

 

Parecía que esa táctica sí había surtido efecto. Nada más decir el nombre de la única persona que volvía su mundo del revés, la oscura y penetrante mirada de Sasuke se había clavado en él con odio y supo que acababa de meter el dedo en la llaga.

 

 - No es mi culpa, es culpa de ese genio de pacotilla que le ha estado metiendo ideas en la cabeza para que se aleje de mí y así llevárselo a la cama – contestó sin pensar en quién tenía delante de él.

 - Dudo que a Nara le interese Uzumaki – le respondió Kakashi pasando por alto la manera de hablar del adolescente – Temari, la chica rubia que ha evitado que dejases sin rostro a tu compañero, es su novia.

 

El odio que había en la mirada de Sasuke fui sustituido por perplejidad y desconfianza. El moreno pensaba que aquello debía tratarse de una broma pesada, era imposible que Shikamaru tuviese novia, él iba tras Naruto, no había otra explicación para que tratase de alejarlos. Seguro que era una mentira que le había soltado Kakashi, aunque.. no entendía con qué propósito, no veía qué ganaba él al decírselo. Miró al hombre frente a él tratando de ver alguna señal que le indicase que le estaba tomando el pelo pero no fue así, sólo vio tal seriedad que no le quedó más remedio que creer en su palabra.

 

De repente, se dio cuenta de lo que había hecho y se inclinó hacia delante ocultando el rostro entre sus manos. Acababa de meter la pata y mucho, no solamente había acusado falsamente a Shikamaru de querer acostarse con Naruto sino que se había dejado llevar por los celos de una manera bastante violenta, aunque su compañero tampoco había negado sus acusaciones ni le había hecho ver que se estaba equivocando. ¿Por qué le había dejado creerse que le gustaba Naruto? Si le hubiese dicho que tenía novia, no hubiese reaccionado así o eso quería pensar, porque quizás Shikamaru había pensado que él no le iba a creer así que, ¿para qué iba a molestarse en contarle la verdad? Había visto que estaba obcecado con la idea de que iba tras su rubio, por lo que seguramente pensó que no serviría de nada.

 

La culpa le estaba carcomiendo por dentro, su conciencia le recriminaba una y otra vez que hubiese sido tan estúpido e impulsivo como para no detenerse a pensar detenidamente y ver que se estaba equivocando mucho con sus conclusiones. Lo peor era que todo eso iba a repercutir en la ya de por sí maltrecha relación con Naruto, cuando éste se enterase que había pegado a su amigo. No terminaba de salir de un problema y ya se había metido en otro.

 

 - Por tu reacción, veo que no lo sabías – interrumpió Kakashi sus pensamientos – ¿Me vas a decir ahora por qué os estabais peleando?

 - No... no nos estábamos peleando, yo le he pegado en primer lugar y a él ni le ha dado tiempo a defenderse – le contestó avergonzado en hilo de voz – Todo por culpa de mis estúpidos razonamientos.

 

Kakashi vio que estaba realmente arrepentido, lo cual era una buena señal, pero pese a ello, no podía dejarle impune. Sasuke debía aprender la lección de que con la violencia no se resuelve nada y menos si estás equivocado en tus supuestas razones para hacerlo, todo acto tiene su consecuencia y él debía asumir las suyas.

 

 - Sabes que te tengo que imponer un castigo por pegar a un compañero, ¿verdad? - le preguntó el director y Sasuke asintió – Voy a tener que expulsarte.

 

Un escalofrío recorrió el cuerpo del estudiante, sus padres no iban a estar nada contentos cuando lo descubriesen. Hoy le iba a esperar una buena bronca por parte de ellos.

 

 - Pero como has confesado y te arrepientes de tus acciones, reduciré el tiempo de la expulsión. Será de una semana en un principio, pero cuando hable con Shikamaru para que me cuente su versión de los hechos y vea la gravedad de sus heridas, es posible que tenga que añadir más días, sobre todo si los señores Nara creen que no es suficiente castigo – le informó – Ya puedes irte a casa, llamaré a tus padres para ponerles al corriente y después iré a ver cómo está tu compañero.

 

Se levantó del asiento apesadumbrado y salió del despacho con dirección a su aula, debía recoger sus cosas. Cuando llegó, no había nadie en su interior, algo que le alivió, no quería ver a Shikamaru, le daba vergüenza mirarle a la cara tras averiguar la verdad, ni tampoco le apetecía ver las caras de reproche de Iruka, Tsunade ni Temari. Lo que sí vio fueron diversas salpicaduras de sangre en el suelo lo que le hizo sentir aún más remordimientos, había sido un completo idiota.

 

Tras recoger con rapidez su mochila porque no le apetecía seguir más tiempo allí con aquella sangre, se marchó hacia casa. En cambio, durante el trayecto, caminó lo más despacio que pudo e incluso se desvió en varias ocasiones para retrasar su llegada a casa, ya que suponía que si Kakashi ya había llamado a sus padres, estos habrían salido de sus trabajos para ir a casa de inmediato y estarían esperándole muy cabreados. Suspiró agotado y aprovechó el viaje para mentalizarse para la bronca que le esperaba.

 

Al llegar a casa, pudo escuchar las voces de sus padres hablando acaloradamente sobre él, pero en cuanto metió las llaves en la cerradura, se hizo un silencio sepulcral que no presagiaba nada bueno para el moreno. Nada más cruzar el umbral, el rostro decepcionado de su madre y el severo de Fugaku aparecieron frente a él.

 

 - Al salón. Ahora – le ordenó Fugaku dándose la vuelta para perderse por el pasillo.

 

Mikoto echó un último vistazo a su hijo menor con desilusión antes de seguir los pasos de su esposo. Sasuke se quitó el calzado cabizbajo para después ir hacia el salón donde le esperaban sus padres, aunque antes se cruzó en el pasillo con Itachi.

 

 - Tonto hermanito, ¿qué...?

 - Ahora no, Itachi, no estoy de humor – le cortó pensando que se burlaría del lío en el que estaba metido y siguió su camino.

 

Entró en la habitación y permaneció de pie frente a sus padres, quienes estaban sentados en el sillón.

 

 - Ya sabes por qué estás aquí, ¿verdad? - comenzó a hablar Fugaku – Me he llevado un buen susto cuando me han interrumpido en medio de una reunión para decirme que tenía una llamada urgente el director del centro donde estudia mi hijo, he pensado que te había pasado algo. Pero imagínate mi desagradable sorpresa cuando me ha contado el verdadero motivo de su llamada, ni más ni menos que para decirme que mi hijo casi le destroza la cara a un compañero de clase y que ha quedado suspendido durante una semana.

 

Sasuke escuchaba cada palabra cabizbajo, se sentía incapaz de mirar a sus padres a la cara.

 

 - Cariño, ¿por qué le has pegado a ese chico? - le preguntó Mikoto pero no recibió ninguna respuesta.

 - Sasuke, tu madre te ha hecho una pregunta – le advirtió severo Fugaku.

 

El moreno no sabía qué contestar, no quería decirles que habían sido sus celos infundados los que le habían impulsado a actuar así, pero tampoco quería mentirles, por lo que decidió que era mejor mantener la boca cerrada. Sin embargo, Fugaku no estaba de acuerdo con su silencio, aquello sólo le cabreaba más.

 

 - Somos tus padres y debes darnos una explicación. ¿Crees que quedarte callado te va a ayudar? Pues te equivocas, sólo empeora las cosas. Nunca es bueno usar la violencia para arreglar los problemas, pero tu silencio me da a entender que ni siquiera tienes una buena excusa para haber tenido que recurrir a ese último recurso.

 - Sasuke, cariño, mírame – le pidió su madre pero, al ver que seguía mirando fijamente sus pies, se acercó a él para levantarle la cabeza y que así la mirara a los ojos - ¿Es el mismo chico con el que te peleaste la otra vez? ¿Te acosa o se mete contigo continuamente?

 - No, no es el mismo chico – negó rápidamente. No quería meter a Naruto en un lío ya que la otra pelea fue con él – Ni tampoco se meten conmigo, es sólo que... - hizo una pausa porque no sabía qué decir – Da igual el motivo, porque en realidad no hay ninguno que justifique lo que he hecho. No hay excusa para mi comportamiento.

 - En eso te tengo que dar la razón, no hay excusa para golpear a otra persona, por eso vas a estar todo un mes castigado sin salir, sin internet, ordenador ni móvil – sentenció su padre.

 - Pero no podéis... es demasiado – balbuceaba nervioso.

 

Estaba muy alterado y afectado por el castigo que le acababan de imponer, porque si le impedían salir de casa y le quitaban el teléfono, ¿cómo iba a hablar con Naruto para arreglar su relación? No podía esperar que pasase la semana de expulsión para hablar con él en el instituto, cuanto más tiempo pasara, más crecería esa bola de nieve y menos probabilidades tendría de que Naruto le perdonase. Debía actuar pronto si quería recuperarle.

 

 - Sí que podemos, somos tus padres y acatarás tu castigo sin rechistar, así quizás aprendas a pensártelo dos veces antes de actuar como un insensato – le dijo enfadado Fugaku – Y reza para que las heridas de tu amigo no sean graves o sus padres quieran poner una denuncia contra ti, si eso pasa, estarás metido en un problema muy grave que ya no te afectará solamente a ti, sino a toda la familia.

 

Sasuke se asustó realmente por las últimas palabras de Fugaku, no se le había pasado por la cabeza los problemas legales que podría acarrearle todo aquello. Realmente había metido la pata hasta el fondo.

 

 - Dame tu móvil – le ordenó su padre.

 

No le quedó más remedio que obedecer, no quería empeorar la situación así que sacó su smartphone del bolsillo, pero antes de entregárselo a su padre, lo apagó y le quitó la batería para guardársela. Ya había comprobado que la contraseña que tenía puesta no era muy segura ya que tres personas, Ino, Suigetsu e Itachi, habían podido desbloquearlo fácilmente y no quería que sus padres vieran algo que no debían. Cuando terminó, le entregó el teléfono a su madre, que estaba aún a su lado.

 

Fugaku no le puso ninguna pega a que se quedara con la batería ni le preguntó por qué se la había quitado, solamente le interesaba que no pudiera usar el móvil. Lo guardaría en un cajón bajo llave de su despacho junto al cable de la corriente del ordenador de Sasuke, así se aseguraría de que cumpliera el castigo.

 

 - Cuando pase la semana de suspensión, volverás directo de clase a casa. Solamente te permitiremos que sigas dando clases particulares porque las personas que las necesitan no tienen por qué pagar por tus errores – le informó Fugaku – Ahora, vete a tu cuarto y no salgas de ahí hasta la cena.

 

Sasuke se dio media vuelta y se fue hacia su cuarto, donde se encerró y se tiró encima de la cama destrozado por todo lo que le había pasado ese día. Definitivamente, podía declararlo oficialmente como el peor día de su vida.

 


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