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El vídeo de la discordia por Kaoru Himura

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Después del shock inicial, Sasuke se indignó y cabreó. ¡Un maldito tío se estaba masturbando en su teléfono! No se veía el rostro de la otra persona, sólo parte de su abdomen, sus muslos y, por supuesto, su miembro erecto...

 

 - Muy erecto... - murmuró asombrado Sasuke - ¿Pero qué mierda estoy diciendo? - se regañó a sí mismo soltando su teléfono bruscamente.

 

El vídeo seguía reproduciéndose en silencio. En él se veía cómo el chico se tocaba de arriba hacia abajo toda su longitud, primero despacio para ir acelerando poco a poco el ritmo, acariciándose de vez en cuando la punta con su pulgar. Seguramente si el sonido estuviese encendido, se escucharían los gemidos del desconocido mientras su mano se movía con maestría por todo su miembro dándose placer.

 

Sasuke cogió su móvil cabreado y detuvo el vídeo justo cuando el chico se corría intensamente. Salió del mismo hasta la pantalla de mensajes sintiendo la necesidad de escribirle a ese pervertido para preguntarle quién era y advertirle de que le iba a partir la cara por mandarle ese tipo de contenido a su móvil pero se detuvo al pensar que si se trataba de algún tipo de broma, seguramente la persona al otro lado del teléfono no le contestaría o puede incluso que le bloquease impidiendo que pudiese averiguar quién era.

 

Estaba muy cabreado con quien fuese el autor de ese vídeo por intentar reírse de él aunque no entendía qué iba a conseguir con ello. Era ese chico el que se había expuesto completamente, ¿intentaba que él le respondiese con el mismo material, para compartirlo con sus compañeros y así burlarse de él después?

 

''Pues lo lleva claro, no pienso hacer nada como eso, se va a quedar con las ganas. No le voy a proporcionar material que pueda usar en mi contra'' , pensó Sasuke.

 

Miró el número del remitente por si le sonaba de algo, pero nada. No entendía cómo alguien había podido conseguir su número, no lo iba proclamando por ahí y muy pocas personas lo tenían. Después de un rato cavilando posibilidades, pensó que quizás no se trataba de ninguna broma. Quizás era la forma de ese chico de decirle que le gustaba, por lo tanto debía conocerle en persona. Se tendrían que haber visto en algún lugar, seguramente era alguien de su instituto.

 

''¿Un maestro? No, ninguno tiene pinta de pervertido que acosa a sus alumnos, además no creo que alguno se atreviese a hacer ese tipo de cosas sabiendo que mi padre es abogado'', reflexionaba mientras le daba vueltas al móvil con su mano. ''Además, aunque era grande, no creo que perteneciese a alguien tan mayor''.

 

Al darse cuenta de sus pensamientos, se cabreó consigo mismo por pensar en ese tipo de detalles.

 

''Descartados los profesores, sólo queda la opción de un alumno'', seguía razonando. ''No he notado que ninguno me mirase de forma diferente ni que actuase raro cerca de mí, las que suelen acosarme son las chicas''.

 

Observó el móvil entre sus manos pensando en quién podría haber sido el depravado que le envió ese estúpido vídeo. Decidido, desbloqueó el aparato y fue directamente a borrarlo pero su dedo se quedó suspendido en el aire antes de hacerlo. Se le ocurrió que quizás podría usarlo en su beneficio, podría haber alguna pista dentro del mismo que le indicase quién lo había grabado.

 

Se percató que había pasado más de una hora mientras le daba vueltas al asunto, por lo que decidió dejar el tema para otro momento y descansar por esa noche, así que cerró sus ojos enojado con la intención de dormir. Pero su deseo no fue concedido, apenas pudo conciliar el sueño un par de horas antes de que su alarma sonase indicándole que la mañana ya había llegado.

 

Con unas ojeras enormes, se levantó despacio para iniciar la rutina de todas las mañanas. Se sentía exhausto, no había podido dejar de pensar en ese maldito vídeo y su dueño, por lo que ahora estaba de un humor de perros. Mientras se duchaba, juraba que en cuanto encontrase al autor, porque lo iba a encontrar, se la iba a cortar para que no pudiese volver a masturbarse en su vida.

 

Cuando terminó de arreglarse, bajó hasta la cocina para desayunar encontrándose solamente con su hermano mayor que al ver la cara que tenía se echó a reír.

 

 - Hermanito, deberías dejar de ver porno por las noches, mira las ojeras que tienes – se burlaba Itachi.

 

Sasuke iba a contestarle cuando recordó el dichoso vídeo que había recibido, por lo que sólo puso cara de fastidio y se dedicó a comer su desayuno. Itachi lo miró sorprendido, no esperaba para nada esa reacción por parte de su hermano, creía que le soltaría alguna burrada con su tono borde pero no lo hizo, lo cual le extrañó mucho.

 

Lo observó detenidamente por unos segundos para levantarse de un salto de su asiento asustando al menor y se aproximó tan rápido a su hermano que éste no pudo hacer nada para evitar el abrazo de oso que le dio Itachi.

 

 - El soso de mi hermano por fin es normal. Has estado viendo porno – le dijo con lágrimas de felicidad en los ojos.

 - Yo no he visto nada de eso – le contestó enfadado revolviéndose para librarse del abrazo.

 - A mí no me engañas, Sasu-chan, se te nota que has estado viendo guarradas en tu ordenador – continuó chinchándole - ¿Qué viste? ¿Chicas tetonas? ¿Con pechos pequeños? ¿Masajes entre chicas? ¿O has visto cómo se tragaban la polla de un tío mientras otro se la metía en su pequeño...

 

Antes de que terminase la frase, Sasuke le había dado un codazo en el estómago dejándolo sin aire y consiguiendo alejarse del mayor.

 

 - Eres un bruto y un pervertido. No he visto nada de eso – le dijo alzando la voz.

 

Itachi consiguió recuperar el aire que había perdido con el golpe recibido y miró a su hermano con una sonrisa traviesa.

 

 - Así que has estado viendo porno gay, ¿eh, hermanito? No sabía que te iban los paquetes – siguió picándole.

 - ¡Yo no soy un depravado como tú! - le contestó cabreado – ¡Déjame en paz! ¡Eres insoportable!

 

Salió de la cocina para dirigirse a la entrada de la casa y largarse de allí echando humo por su cabeza de lo enfadado que estaba.

 

 - ¡Eres un amargado, tonto hermanito! - le chilló mientras Sasuke salía por la puerta de la calle – No aguantas una broma – dijo riéndose cuando ya no podía escucharle.

 

 

El moreno llegó poco después al instituto totalmente hecho una furia. La gente se alejaba asustada al ver el aura tenebrosa que le rodeaba, ni siquiera sus admiradoras se atrevían a acercarse a él cuando entró por el aula.

 

Se podía apreciar en su mirada una señal de advertencia de que quien se atreviese a respirar cerca de él, acabaría torturado y asesinado por sus propias manos. Sasuke no estaba para nada de buen humor, todo por culpa del maldito vídeo y el estúpido ser vivo que se hacía llamar su hermano mayor, el cual le había estado molestando con sus gilipolleces y, para rematar todo, no había podido terminar su desayuno y ahora estaba muerto de hambre.

 

Como nadie había sido lo suficientemente insensato para acercarse a él, ni siquiera las personas que soportaba y se hacían llamar sus amigos, se dedicó a observar con detenimiento a todos sus compañeros, pensando en el posible responsable del dolor de cabeza que tenía desde anoche.

 

Primero se detuvo a analizar a tres compañeros que estaban hablando entre ellos: Kiba, Shikamaru y Chôji. Éste último quedaba descartado, porque el chico del vídeo parecía estar en forma y Chôji no era un atleta precisamente. Después se fijó en Shikamaru, que aunque podría encajar físicamente, pensaba que era demasiado perezoso como para bajarse los pantalones, así que mucho menos gastaría su energía en masturbarse. Y, por último, estaba el chico de pelo castaño con los tatuajes en forma de triángulos invertidos en sus mejillas. Su cuerpo podía coincidir y era lo suficientemente tonto como para grabarse haciendo ese tipo de cosas, pero no sabía cómo podría haber conseguido su número.

 

Anotó mentalmente su nombre en la lista de sospechosos. Ahora su vista se dirigió hacia Neji y Gaara. El primero tenía el cabello largo y negro recogido en la parte más baja, cerca de las puntas, lo que hacía parecer que lo llevaba suelto, y solía usar lentillas de color blanco.

 

''No entiendo algunas modas'', pensó Sasuke.

 

El segundo era un chico pelirrojo con el pelo en punta y despeinado y ojos color turquesa. Sasuke no estaba seguro de si el adolescente se pintaba los ojos de color negro o tenía unas ojeras muy pronunciadas, pero eso no era lo más destacable de su apariencia. El chico tenía otras dos características que le hacían llamar la atención, una de ellas era que no tenía cejas, Sasuke suponía que se las depilaba por completo. Y, la segunda, era el kanji de la palabra ''amor'' que tenía tatuado en el lado izquierdo de su frente.

 

''Reitero mis palabras... no entiendo algunas modas'', volvió a pensar con cara de fastidio.

 

Ambos podrían encajar físicamente pero parecían demasiado serios e incluso asexuales como él para perder el tiempo en esas tonterías, así que los descartó.

 

Mientras seguía analizando a los demás alumnos, sus ojos se tropezaron con su copia barata, Sai. Ese chico era muy parecido a él, tenía pelo negro y ojos del mismo color, piel aún más clara que la suya y siempre tenía esa estúpida sonrisa falsa en su boca. Tenía toda la pinta de ser un depravado que se escondía tras una máscara de falta de emociones y sería más que capaz de mandarle ese tipo vídeos para molestarlo, así que lo añadió a la lista junto con Kiba.

 

Por último se fijó en los dos chicos que se le pegaban como una lapa junto con Karin. Sus ojos se centraron en Jûgo, que aunque parecía mucho mayor que todos los presentes, tenía la misma edad que ellos. Era muy alto, mucho más que él, tenía el pelo naranja y ojos del mismo color. Era muy callado y tranquilo aunque si le buscabas mucho las cosquillas, tenía muy mal genio. Pensó en si él encajaría como el tipo de persona que se dedicaba a grabarse mientras se daba placer y decidió que no. No creía que fuese un pervertido.

 

En cambio, su acompañante era todo lo contrario. Suigetsu había demostrado en varias ocasiones que era un degenerado que se dedicaba a espiar a las chicas en los vestuarios pero también se quedaba mirando fijamente a los chicos cuando se cambiaban en clase de gimnasia y, siempre que tenía ocasión, se pegaba a su cuerpo disimulando con que le pasaba el brazo por los hombros amistosamente. Además, era de los pocos que conocían su número, podía haber usado otro teléfono para mandarle el dichoso vídeo.

 

''Ahora que lo pienso, debe estar de moda llevar lentillas de colores... Karin, Jûgo y Suigetsu también las usan'', meditó Sasuke.

 

Por ahora tenía tres firmes candidatos por lo que, muy a su pesar, necesitaría analizar detenidamente las imágenes para detectar detalles que le pudiesen ayudar a encontrar al responsable de su actual situación.

 

''Aunque la mayor parte de la pantalla la ocupaba ese... ese trozo de carne'', pensó ofuscado.

 

La llegada de su profesor le impidió seguir con sus cavilaciones, centrándose en escuchar la lección aunque a los pocos segundos una cabellera rubia volvió a interrumpir la clase.

 

 - Lo siento, Iruka-sensei – se disculpaba Naruto con grandes ojeras en su rostro y el labio ligeramente hinchado.

 

Sasuke supuso que por culpa de sus heridas no había podido dormir bien mientras una sonrisa de satisfacción se dibujó en su cara, consiguiendo disminuir su mal humor. Para él, siempre era un placer ver sufrir al rubio.

 

 - Naruto, ya van dos días seguidos. Al tercero te dejaré en el pasillo, ¿entendido? - le advirtió su profesor.

 - Sí, Iruka-sensei – le contestó.

 

Naruto se dirigió hacia su pupitre mientras centraba su mirada hacia la dirección de Sasuke. Éste dudó por un segundo si había visto un atisbo de alivio en sus ojos porque ahora mismo todo lo que veía en ellos era odio.

 

''¿Habrá sido mi imaginación?'', pensó mientras observaba de reojo a su compañero. No había caído en el chico de ojos azules como posible sospechoso pero rápidamente descartó la idea.

 

''Este idiota también queda descartado, nos odiamos tanto que dudo que me mandase algo así.'', reflexionó cuando sus ojos conectaron y sólo pudo ver cómo le miraba con irritación.

 

 

Las primeras clases pasaron con normalidad, llegando la hora del receso. Naruto se levantó rápidamente de su asiento para acercarse a Ino y arrastrarla fuera del aula con una gran sonrisa en la boca. Sasuke por su parte, tardó un poco en salir pues estaba revolviendo entre su mochila para encontrar su almuerzo, pero cayó en la cuenta de que se le había olvidado en la cocina de su casa al salir tan apresurado esa misma mañana por culpa de su estúpido hermano.

 

Irritado, cogió su cartera y su móvil saliendo de allí para dirigirse a la pequeña cantina que había en las instalaciones y comprar algo que comer. Mientras caminaba, vio a Naruto y a Ino apartados en un lado del patio hablando animadamente, volteó la cabeza para seguir su camino y sacó su móvil del bolsillo para mandarle un mensaje a su hermano. Le informaría de que por su culpa ahora tenía que aguantar a un montón de gente pelearse por ser atendido primero para conseguir algo de comer. Estaba escribiendo, cuando sintió que su móvil le era arrebatado de entre sus manos.

 

Levantó su mirada para observar a la persona que se había atrevido a hacer tal cosa y se encontró con unos ojos azules que le miraban con burla mientras sostenía el aparato con sus dedos.

 

 - Vaya, niño rico, parece que te has comprado un smartphone último modelo. Seguro que te ha costado un montón de dinero. Me pregunto si será sumergible – se mofaba mientras acercaba el teléfono a una fuente que había en el patio.

 - Ni se te ocurra, Uzumaki – le advirtió con seriedad.

 - ¿O qué? ¿Tu papi me demandará? - le incitó el rubio – Porque dudo que tengas los huevos suficientes para pegarme.

 

Sasuke se abalanzó sobre Naruto tirándolo al suelo pero también provocó que el rubio soltase el móvil del moreno, el cual salió volando hasta caer dentro de la fuente. Sasuke se quedó paralizado encima de Naruto, tenía la mandíbula desencajada de la impresión. Ahí se le escapaba su única oportunidad de conseguir averiguar quién le había mandado el dichoso vídeo.

 

 


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