- Es hora de dar el castigo que te mereces por desobedecerme – dijo enojada la reina
- Así es mi reina – dijo naruto arrodillado
- ¡Entonces Morirás! – sacando una gran espada de plata
- Te amo sasuke – a lo que naruto cerro sus ojos esperando su final
Sasuke callo en el círculo de piedras, tras gritar el nombre de naruto hasta que su garganta se desgarro, ya sabía todo, la sonrisa de naruto, los besos de naruto, el amor de naruto, “que tonto he sido” pensó.
Deidara e itachi habían buscado a sasuke varios días sin descanso y cuando oyeron un grito a lo lejos dentro del bosque, se adentraron encontrando a sasuke con un vestido de lino blanco arrodillado sollozando cubriendo su rostro.
- Sasuke ¿Qué ha paso? ¿Dónde has estado? – dijo itachi mientras se agachaba para poder tomar por los hombros a su hermano
- ¡itachi! Regrésame al pasado, ¡necesito salvar a naruto! – dice desesperado sasuke aferrándose a los hombros de itachi
- ¿Por qué debes salvarlo? – itachi mostraba gran preocupación por su amigo
- Apareció una reina, dijo que me iba a matar por robar la inocencia de naruto, y el decidió sacrificarse en mi lugar y me regreso al siglo XXI – dijo sasuke con tanta rapidez por producto de sus nervios
- Dios… sasuke… naruto morirá de todas maneras, el rompió el juramento sagrado de las hadas, sin contar que si pudieras intervenir no podrías, ya que yo no puedo regresarte – dijo itachi con ojos
Sasuke al momento que itachi termino de contestar, se le paro el corazón y varias imágenes de naruto aparecieron en su mente, sus promesas de amor, lo intensos que fueron sus arrebatos de pasión, todo el mundo callo encima de él, y se desmayó.
Tras el gran chock que sufrió sasuke después de la terrible perdida del hombre que amaba, le costó un mes entero salir de un coma emocional bastante severo, el amor que se tenían el uno al otro era algo más fuerte de que cualquier humano pudiera sentir, ellos eran almas que esperaban encontrarse.
Mientras que un día donde itachi fue a buscar unas cosas, el retrato donde salía naruto cambio, a uno idéntico a él, una vez vio la lápida no hubo más sospechas, el que estaba ahí era Nenma el hermano de naruto. Itachi callo de rodillas, ya sus sospechas eran ciertas, su querido amigo ya no existía, y jamás existió.
Al mes siguiente, sasuke había decidido ir a la universidad con deidara en Japón, debía seguir con su vida, sin importar las consecuencias, seguir adelante es lo que naruto hubiera querido para él, pero no significaba que sasuke no dejara de llorar por él, por su sutil sonrisa al momento que lo regreso.
Sasuke comenzó a tener severos mareos, y ganas de vomitar por todas las cosas, un día no pudo más por las molestias y se dirigió al hospital, quizás estaba regresando de nuevo a la depresión, tras hacerle un análisis completo, lo llamaron.
- ¿sasuke Uchiha? – dijo la doctora
- Si, soy yo – contesto sasuke
- Un gusto señorito, ya vimos los análisis y solo le puedo decir ¡felicidades! – dijo la doctora sonriente
- ¿Por qué me felicita? – dijo sasuke confundido
- Usted será padre señorito – dijo la doctora cortando sus dudas
- No puede ser… - dijo sasuke totalmente sorprendido mientras se le caían las lágrimas.
- ¿desea verlo? – dijo la doctora sonriente
- Claro, ¡me encantaría! – dijo sasuke casi gritando
- ¡pues! Acuéstese en esa camilla, lo veremos enseguida – dijo la doctora mientras preparaba la máquina para ver al bebe – levante su camisa por favor… ahora le pondré un líquido helado pero no se preocupe es para la máquina – dijo amablemente la doctora
- Está bien – respondió tímido sasuke
- Haber… mire señorito ahí esta él bebe… que hermoso… está creciendo muy bien a pesar de tener solo dos meses… jeje… espere… haber… o dios mío… son… son Gemelos – dijo la doctora sorprendiendo a sasuke
- “Gemelos como Naruto y Nenma” – pensó sasuke recordando las caras sonrientes de su amor y su cuñado
- Me imagino que el padre estará muy feliz – dijo la doctora regalándole una gran sonrisa de felicidad
- El no podrá… está muerto… - dijo sasuke temblando por decir esas difíciles palabras
- Oh dios mío… lo siento mucho sasuke… que tonta he sido – dijo la doctora apenada
- No se preocupe… no sabía – dijo sasuke aguantando las lagrimas
- Pero sasuke… tienes algo hermoso que te dejo… te dejo algo de él que te acompañara y te ayudara a cerrar esa dolorosa herida – dijo la doctora mientras tocaba la plana barriga
- Si… - dijo sasuke con una sonrisa sincera
Sasuke salió de la clínica para ir a ver a deidara e itachi, para dar la hermosa noticia de que iba a tener gemelos, itachi lo tomo en brazos, lo giro y le dio un gran beso en la mejilla con sus ojos brillantes de felicidad.
- Mi amigo estaría encantado, él siempre quiso tener hijos – dijo itachi con un sonrisa triste
- Si… sé que estaría sumamente feliz – dijo sasuke con una sonrisa melancólica
Itachi desarrollo gustos muy raros por los cuervos, así que crio a tres y les daba de comer feliz, eran una rara raza, pero el encantado los cuidaba.
- Así es mis pequeños coman – dijo itachi mientras les lanzaba comida
- Siempre te gustaron esas bestias, pero mientras las tengas alejadas de mí, no me afectarían tus raros gustos… itachi – itachi se dio vuelta y una cara de pánico reflejo su rostro
- ¿tu? ¿Qué haces aquí? – susurro sorprendido
Sasuke y deidara venían saliendo de su última clase, ambos estudiaban distintas carreras profesiones, deidara estudiaba arte, mientras que sasuke estudiaba historia, quería investigar todo lo relacionado con la antigua vida en escocia, las tierras de su amado naruto.
Iban saliendo sonrientes para ir a sus hogares, estaban muy agotados. Hasta que vieron un gran grupo de donceles y chicas amontonadas como si alguien famoso se posara en la entrada de la universidad.
- Pero que guapos… son extranjeros… ya quisiera tener novios como ellos – dijo una de las chicas
- Todas me envidiarían – susurraban algunas
Deidara y sasuke, ignoraron olímpicamente las palabras, ya se podían imaginar que habían hombres apuestos en la entrada, cuando se iban acercando vieron la negra cabellera de itachi, y los dos donceles suspiraron, ya se habían imaginado que itachi era uno de los apuestos hombres de la entrada, pero a sasuke se le erizo la piel de repente, y desconoció el porqué, hasta que vio el siguiente hombre… ese era… sircenn. Sasuke abrió sus ojos a mas no poder, y la pregunta que se dio en su cabeza la respondió enseguida “así que sircenn era uno de los guerreros de esa reina” pensó. Al momento que se terminaron de acercar se vieron frente a frente y una sutil sonrisa apareció en la cara de sircenn. Pero el temblor de su cuerpo aún no se había normalizado.
- Hola sasuke – dijo sircenn haciendo un leve gesto con la cabeza
- Hola sircenn… ya me doy cuenta que eres una caja de sorpresas… - dijo sasuke con una triste sonrisa
- Así es sasuke… - dio una leve mirada a la barriga de sasuke cuando añadió – veo que tú también eres una caja de sorpresas – mientras lo veía con cariño
- Si – asintió sasuke- ¿Qué te trae por aquí?
- Te traigo un pequeño regalo… es lo mínimo que puedo hacer después de lo que paso- dijo sircenn apenado
- No es necesario sircenn – dijo sasuke dándole una cálida sonrisa- pero lo recibiré con gusto
- Gracias sasuke – mientras sircenn giraba su mano hacia el muro de la reja- esto es lo mínimo que puedo hacer por ti muchacho –
Mientras que detrás de las sombras del muro, salió un hombre alto, a sasuke le temblaba el prendedor que se posaba en su pecho cuando unos destellantes cabellos rubios aparecieron, un cuerpo musculoso como el highlander, con su piel acanelada brillando ante el sutil sol de primavera, unos ojos azules que atravesaron a sasuke.
Deidara pego un grito ahogado, a sasuke empezaron a fallarle las piernas, unas traicioneras lagrimas salieron una tras otra.
- Hola muchacho ¿me extrañaste? – dijo naruto con una sutil sonrisa
- ¿Cómo es posible? – dijo sasuke con voz estrangulada
- Tú me salvaste – dijo naruto mientras abría sus brazos- ven aquí mi sasuke, que te he echado de menos, mi vida
Sasuke no lo dudo más, tomo valor corrió a los brazos de su amado y lo beso con locura, por todo su rostro, sin poder creer que ahí estaba, el hombre que él pensó que estaba muerto, el causante de que él se volviera loco, su alma gemela.
Ya en sus brazos lloro como un niño mientras pasaba sus manos acariciando su pelo, su cara, sus ojos, su boca, lo amaba, lo adoraba, era su vida, y estaba ahí con él, con sus ángeles en camino, y el, su vida estaba completa, ya no le faltaba más, su guerrero escoces había regresado.