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Sin respuesta por Ddai

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Notas del capitulo:

Bueno aquí esta.

Disfrutenlo.

El proximo estara en 14 días, aún tengo pendeintes que atender y fics que ir actualizando, gracias por el apoyo.

Incorrecto IV


 


 


John estaba mirando fijamente a Sherlock, apenas estaba amaneciendo y el detective no se había movido ni un poco del sofá, había tocado  hasta muy tarde el día anterior y luego se dejó caer en el mueble sin gracia alguna, nada de eso sería extraño si no fuera por su comportamiento totalmente ausente, por lo general el detective solía aislarse del mundo pero mantenía un mínimo de atención en él por lo que hiciera falta, ahora ni siquiera estaba ahí, pero permanecía despierto.


Quizás ya era hora de hacer algo drástico, quizás si le lanzaba algo, o le arrojaba agua helada, también existía la posibilidad de decirle a Mycroft, eso siempre irritaba al moreno de tal forma que sería imposible que ignorara el resto del mundo.


También podría decirle a Lestrade que trajera algún caso regular o bueno, en su sitio debía de haber algo interesante. Dos horas más, buscaría algo que llamara la atención y si nada funcionaba estaría llamando a la guardia nacional si hacía falta, ya le había dado mucho espacio y tiempo para pensar. Era algo tan grabe que hasta la señora Hudson comenzaba a pensar que Sherlock definitivamente estaba enloqueciendo.


Sherlock estaba de vuelta en su mundo personal, dando vueltas en círculos en aquel cuarto, esperaba que la proyección de John apareciera en cualquier momento, no podía seguir de esa forma, si no lo arreglaba ya estaría arruinado al terminar la semana, no era ignorante, al menos no del todo, de lo que los demás pensaban de ese episodio de “locura”.


Después de un tiempo indefinido, porque el tiempo no se mueve igual estando dentro de su mente que fuera, finalmente él apareció, tan tranquilo como siempre, pero esta vez Sherlock no lo dejaría tomar la ventaja, esta vez sería él quien comenzara.


—     Es un error de juicio — dijo tan pronto como lo vio, esperando su confirmación.


—     ¿Ansioso tan pronto? — pero su sonrisa no mostraba que estuviera enojado o algo similar, aunque claro, una proyección dentro de su cabeza no debería tener emociones propias, no era posible, bueno, la lógica dictaba que no pero… — Ya habíamos dejado claro que no era esa la respuesta, ¿No lo hicimos? —


—     Una falla genética — pero no era el momento de divagar sobre las cosas que arrojaba su subconsciente a él.


—      Todas las personas tiene fallas genéticas, desde uno menos hasta no poder conducirse como los demás lo harían. Respuesta incorrecta — le recordó la proyección del doctor.


—     Ni siquiera necesito una respuesta a esto, solo eres un error en mi cerebro —gritó frustrado, levantando las manos al aire, debía tener control sobre esto, solo debía de hallar la forma — ¡Falla química del cerebro! —gritó de nuevo.


—     También hablamos de eso, no — parecía que el rubio estaba comenzando a enojarse —


—     De todos los errores que mi cerebro podía producir tenía que ser éste el que escogiera — se quejó entre dientes, girando violentamente sobre sí mismo, todo lo que había respondido lo que él mismo pensaba del tema, pero quizás la respuesta que a John le gustaría tener sería aquella que el verdadero John escogería — Una razón para la “felicidad” — no pudo evitar las comillas en la palabra.


—     Vaya, al menos ya te estas esforzando — esa sonrisa que el rubio tenía no mostraban nada de complacencia, había sonado casi sarcástico — Pero eso está un poco más cerca de la respuesta — dio un paso hacia el detective, sujetándolo por los hombros para poder mirarlo — ¿Quieres otra pista? —


—     ¡No es un maldito acertijo! —Sherlock comenzaba a perder la paciencia de verdad.


Pero el rubio de su mente no dijo nada, simplemente le dio un beso corto sobre sus labios, después se le quedó mirando fijamente por unos segundos.


—     ¿Por qué continúas haciendo eso? El verdadero John nunca… —


—     Sí, exactamente él nunca lo haría ¿Por qué yo, que estoy en tu mente, sí? — jaló la cabeza del detective suavemente, para hablarle al oído — ¿Sabías que la lujuria no es amor? — lamió la orilla de su oreja lentamente — Y aun así es casi imposible no sentir el deseo febril por aquella persona a la que se ama, porque se le desea — sus ojos se volvieron a encontrar, pero esos no eran los ojos azules de John, esos eran el reflejo de sus propios ojos, el detective emitió un jadeo, completamente incrédulo de lo que veía.


—     No, yo no… — fue solo unos instantes, ahora los ojos de John eran del mismo azul que él recordaba.


—     ¿Qué es el amor? — preguntó de nuevo, sin dejar de mirarlo.


Pero el detective no respondió, se quedó inmóvil. John perdió la paciencia a los pocos segundos, empujándolo y derribándolo en el proceso, tirándose sobre de él, todo sin dejar de mirarlo a los ojos.


—     ¡¡¡Déjame en paz!!! — la voz del detective acabó con el silencio en el departamento, seguido de algo rompiéndose violentamente.


John se puso en pie en ese momento, Sherlock estaba frente a él, aventando cada cosa que estaba  su disposición, había pensado que no podía empeorar pero verlo así le comprobó que se había equivocado. Tal vez era buen momento para intervenir antes de rompiera algo importante para él, como su violín.


—     ¿Sherlock? ¡Sherlock! — John solo pudo detenerlo hasta que lo sujetó por los brazos, sacudiéndolo muy ligeramente — ¿Qué está pasando? — su mejor amigo lucía casi tan mal como cuando el caso de Baskerville.


—     ¿Por qué no es una respuesta adecuada? ¡Nada de lo que dices tiene sentido para mí! — volvió a gritar, sin darse cuenta de que no estaba dentro de su palacio y que ese era el verdadero John — ¿Cómo voy a saber lo que es el maldito amor? —


—     ¿Sherlock? — ahora si debía de preocuparse, estaba seguro de que si esa no era una alerta máxima se acercaba bastante.


—     ¡Si ninguna respuesta está bien entonces dime tú que es el maldito amor! — su respiración era agitada, sus ojos perdidos y empañados de duda y confusión.


—     Sherlock —John habló despacio, mirándolo a los ojos — No sé lo que sucede, pero puedo contestarte si de verdad quieres saberlo —


—     Dímelo entonces — ya estaba más calmado, dándose cuenta, lentamente para él mismo, que ahora estaba en el mundo real.


—     El Amor es aquello que te hace pensar en la felicidad y bienestar de otros, te hace sonreír cuando son felices y también es lo que causa la angustia que sientes cuando les vez sufrir, Sherlock — sus miradas se cruzaron y por un instante fue como ver la luz más brillante en la oscuridad.


—     Yo… — el detective se despertó completamente en ese momento, sintiendo un desconocido estremecimiento en su corazón, tenía que pensar en esto, tenía que dejar de pensar en esto también — Voy a dormir un poco — corrió hacia su habitación, cerrándola apenas estuvo dentro, no entendía lo que estaba pasando, solo quería que se detuviera.


El doctor por su parte se quedó pensativo, tal vez el moreno era más ignorante acerca de los sentimientos de lo que había pensado, si le estaba preguntando sobre el amor debía ser porque esa emoción estaba perturbando su mente y él solo conocía a una persona que había sido capaz de llegar a algún lado cerca del corazón del detective, una única mujer que estaba muerta ahora.


John frotó sus manos en su rostro, estaba seguro de que nada de eso iba a ser fácil, ahora que sabía qué estaba pasando ya no entraría en pánico, ahora era momento de preocuparse porque no sabía cómo podría ayudarlo. Tomó el teléfono y lo sostuvo frente a él, estaba pensando con mucho cuidado si debía de llamar o no al hermano Holmes, desde su perspectiva podía ser que Sherlock necesitaba ser encerrado con una camisa de fuerza y aislarlo de todo el mundo, pero desde la perspectiva de John lo que el moreno necesitaba era tiempo, tiempo y comprensión, solo que no de la manera convencional, entonces ¿Qué es lo que debería de hacer? Lo pensaría un rato más antes de tomar la decisión equivocada.


Sherlock se desplomó apenas cerró su puerta, sujetando su cabeza entre sus manos, era muy frustrante no tener el control de lo que le pasaba. Estuvo mirando el piso unos minutos, frutando su cuero cabelludo con las yemas de sus dedos. Necesitaba olvidarse de todo, un tiempo lejos, pero no podía desaparecer solo así. No, lo que necesitaba era un caso, ocupar su mente en algo que lo absorbiera por completo, en vista de que los asesinos de Londres, del mundo posiblemente considerando su suerte, estaban tomando un descanso tendría que recurrir a sus parches de nicotina o a una solución más intensa.


Tomó un par de respiraciones profundas y se fue a su cama, no quería dormir, ni siquiera quería regresar a su palacio mental, pero si quería una solución definitiva no tenía opción, podía usar la misma respuesta que Jhon le dio y podría ser que eso solucionara las cosas de una vez por todas.


Se relajó lo suficiente para volver, pretendiendo que estaba seguro de lo que estaba haciendo, mantener su mirada fría y el rostro sin emociones no iba a ayudarlo esta vez, peor era algo que parecía haber olvidado. John proyección ya lo estaba esperando.


E cuarto en el que estaba antes ahora lucía diferente, era el mismo lugar, Sherlock estaba seguro de ello. Habían más cadenas colgando del techo, algunas tenían correas en ellas y otras era solo los eslabones; las paredes no tenían nada, eran piedra gastada y la puerta ahora era una reja, ese lugar parecía una celda, circular para darle mayor impacto, tenía únicamente una entrada. Había una silla de metal en medio, parecía una silla común, él detective sabía que ya no podía confiar en lo que su cerebro le mandaba por lo que sería muy cauteloso.


Jhon proyección estaba sonriendo, sentado en la silla, tenía a La Mujer y a Víctor Trevor junto a él, uno a la izquierda y el otro a la derecha, ambos estaban sentados en el piso, con la cabeza apoyada en sus rodillas, ella estaba sonriendo de lado, con aquella camisa de fuerza rota con la que la había anteriormente, no parecía estar enojada pero realmente no lucía muy “feliz” de estar en esa posición; Víctor parecía estar durmiendo, apenas abrió los ojos para mirarlo y sin embargo no sonrió o intentó moverse, lo miró pos unos segundos y después cerró los ojos de nuevo, lucía muy cansado. Sherlock se recordó a sí mismo que eran proyecciones, no eran reales por lo que no tenía nada de qué preocuparse.


Aunque desde cierta perspectiva en realidad debería de preocuparse precisamente porque toda la situación era una proyección en su cabeza.


 


—     Dime entonces, Sherlock ¿Qué es el Amor? — él parecía estar impaciente por oír la respuesta pero su lenguaje corporal indicaba que estaba bastante tranquilo.


—     Es… — no podía creerse que estaba a punto de repetir esas palabras — EL Amor es lo que te hace “feliz” cuando las personas que te importan son felices y también es lo que causa “angustia” cuando esas personas están sufriendo — evitó poner los ojos en blanco mientras hablaba, solo para evitarse las posibles burlas de ese tipo de su cabeza, aunque sí creía que tenía que cuidarse de él era un indicativo de que estaba peor de lo que había calculado.


—     Bueno, esa es una respuesta bastante singular, viniendo de ti — su sonrisa era tensa y en su mirada se dejaba ver que no estaba nada complacido por esa respuesta — Pero ¿Qué más? —


—     ¿Más? Ya respondí tu pregunta, ahora déjame en paz — el detective estaba hablando con los dientes apretados,  haciendo hincapié en sus intenciones.


—     Has dado una respuesta incompleta, Sherlock, eso es el cómo se siente, es una gran pista, deberías considerarlo como un anexo de tus preciosos datos, ahora respóndeme ¿Qué es el amor? — él se levantó de la silla, dejando caer a los otros dos, quienes parecían mirarlos, Víctor en confusión y La Mujer con una sonrisa de burla.


—     Eso no tiene sentido alguno, respondí tu pregunta, ahora déjame en paz ¡Fuera de mi cabeza! — le gritó a la proyección del doctor, esperando que en verdad desapareciera y todo eso quedara olvidado.


—     Tal vez sea que necesitas unos datos más para poder armar este sencillo misterio ¿No es así, Sherlock? — se acercó lentamente hacia él, tomando su rostro entre sus manos, mirándolo directamente a los ojos — Datos insuficientes aún — cerró los ojos y lo besó, de nuevo, lamiendo sus labios suavemente.


Sherlock se quedó de pie, sin moverse. Tenía los ojos abiertos por la sorpresa, una vez más. Reaccionó unos segundos después, cuando sintió la lengua de la proyección del doctor dentro de su boca. ¿Qué demonios estaba haciendo? Lo tomó de las muñecas y alejó su rostro del otro. La sonrisa del rubio era diferente, estaba indicando que sabía más que el propio detective y eso era algo que a Sherlock le desagradaba como ninguna otra cosa.


—     ¿Voy muy rápido? — el rubio pretendió estar preocupado, sin embargo era bastante claro que se estaba burlando — Aun no llegamos a la mejor parte — empujó al alto y los dos cayeron, sin embargo una superficie blanda fue la que los recibió.


—     ¿Qué estás haciendo? ¿Qué significa todo esto? — aún lo sostenía por las muñecas, sin dejar de mirarlo, ahora era tiempo de considerarlo como una amenaza.


—     Voy a darte la respuesta de mi propia pregunta — tener las manos restringidas ni siquiera era un problema para él.


La lengua pasando sobre su garganta fue sorpresivo y paralizante. Sherlock  reprimió sus pensamientos unos breves instantes, saliendo de su palacio mental en ese mismo momento. Se puso de pie y salió de su habitación en ese momento, necesitaba salir,  necesitaba aislarse del mundo y, específicamente, de John Watson. Para su desgracia el doctor, el de la realidad, estaba en su computadora, transcribiendo su último caso seguramente.


John escuchó a Sherlock, nada difícil si le detctive estaba andando como caballo desbocado, se giró hacia él para encontrar que parecía estar asustado o quizás solo alterado, era complicado estar seguro ahora que el moreno oscilaba en extraños estados de ánimo.


—     ¿Te encuentras bien? — John habló despacio y con un tono moderado, como si le hablara a un niño para calmarlo — ¿Necesitas algo? —


—     ¿Qué? — parpadeo rápidamente un par de veces — Sí, sí, estoy bien — pero solo dio un paso hacia atrás, trazando la ruta de escape más rápida — Yo solo tengo que salir un momento por algo — se dirigió a la puerta de la calle en ese momento, dejando a un muy preocupado doctor dentro del apartamento.


No importaba ahora si se arrepentía después, solo conocía  a una persona que podía ayudarlo aunque corriera el riesgo de no volver a ver la luz del día. Marcarle a su hermano fue lo peor de ese día.


Mycroft pensó que era una “curiosidad” como ese par estaba tan coordinado que le habían marcado casi al mismo tiempo. Le aseguró al doctor que todo estaba bien y que su hermano menor solo necesitaba un poco de tiempo para arreglar unos asuntos personales. En cuando a Sherlock, el hermano mayor consideró que sería prudente ir habilitando una alcoba especial, blanca y acolchada, para mantenerlo ahí el tiempo necesario.

Notas finales:

Es un poco más corto de lo esperado, pero en el siguiente finalmente viene el llemon que inspiró este fic, además de un caso nuevo.

Nos vemos pronto, y gracias por leer.


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