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Dream of love por Mizuki_sama

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Dream of Love

Capitulo 6

El carruaje se mueve de manera tranquila y serena por la carretera, demostrando que el cochero de su señoría el marqués, era bastante bueno, "como todo lo que es suyo" pensó con cierta desazón Alois mientras miraba al marqués, habían ido en un carruaje y no en un coche de caballos, aunque era debido a la situación, suspiro lento y seguro y continuo mirando al marqués, visto que no era de buen ver mirar por las ventanas del carruaje.

Aun así y quizás precisamente porque no tenía en que distraerse, no pudo evitar pensar que el viaje estaba siendo más largo de lo normal, habían abandonado la fiesta de té de Madame Red , como había averiguado que llamaban a su anfitriona en los círculos de la sociedad, y , tras alagarla lo suficiente se habían retirado, un poco pronto, pero Sebastián había comentado sobre regresar a Alois a su casa temprano, supuso, que era porque su tía y el marques tenían una, al parecer, sincera amistad.
De lado miro a la ignorada doncella que había ido con ellos, a la sazón para proteger –en parte- la reputación del joven conde y en otra para vigilar que no pasara nada malo. Alois sabía, o más bien sospechaba, que la doncella no terminaba de agradar al marqués, aunque no comprendía, muy bien por qué.
Para Sebastián, la presencia de la doncella era insoportable, y no precisamente porque fuera una espía de la tía y el padre de Alois sino porque era eso, una sirvienta, Sebastián era consciente, como muchos de los de su clase, que la mayoría de chismes y escándalos de la gran corte tenían su origen en los rumores y secretos que los sirvientes habían escuchado y luego comentado entre si. Los sirvientes hablaban y por la suma indicada podían revelar grandes secretos de sus amos a cualquier interesado. Por tanto el marques procuraba no hablar cosas personales cuando estaban frente a ella, no podía impedirle espiar y escuchar detrás de las puertas –no siempre- pero al menos podía intentar protegerse a sí mismo y a Alois de los chises y rumores populares.
Debía cuidar, y mucho, lo que le dijera al joven doncel.
Con un suspiro y debido a que la primera parte del viaje de vuelta había sido de un silencio inoportuno –Alois apenas contestaba lacónicamente a lo que él le decía- Sebastián volvió a intentar conversar con él.
-¿ha disfrutado de la fiesta de madame? –pregunto con suavidad y mirándole con educado interés. Al tiempo que tomaba una enguantada mano de su jovencísimo prometido y lograba que este elevara sus hermosos ojos azules en su dirección.
Alois, que haba estado distraído perdido en parte en sus pensamientos y muerto de aburrimiento en otra, asintió lentamente mirando al marqués.
-si –dijo con voz suave y tras titubear un poco continuo- el hijo del conde Cole es muy talentoso –comento suavemente mientras pensaba en como continuar -¿es verdad que está casado?
Pregunto al final sorprendiéndose ante los ojos ligeramente aturdidos de Michaelis, en silencio se preguntó que ocurría con el atractivo doncel que había visto.
-¿Cole? –Pregunto Sebastián -¿Te refieres quien toco el piano verdad? –pregunto siendo contestado por un asentimiento de su rubio prometido - -entonces te refieres a Maurice Cole, -Sebastián pensó en unos instante como hablar del joven –fue presentado el año pasado ante la gran corte y participio en la recepción real –comento lentamente echándole un rápido vistazo a la doncella que parecía tomar nota de lo que él decía, pensó que sin duda ella estaría muy enterada de aquello , la presentación en sociedad de Maurice Cole había sido maravillosa, y el resultado magnificado, pero el proceso … de solo pensar en aquel intento de suicidio que había hecho uno de sus tantos pretendientes y la locura de otro, ambos jóvenes de 28 años brillantes y admirados en sociedad había escandalizado a la gran corte -está casado con el duque de Ruckford – termino a prisa con suavidad.
Alois asintió pero tras unos segundos lo miro de nueva cuenta confundido.
-entonces… ¿Por qué no lo llaman duque? Cuando pregunte por el me dijeron que era Maurice Cole –hizo un mohín con los labios en gesto de confusión y Sebastián se vio en apuro para explicarse. No podía decirle lo que suponía que había intentado quien fuera el que le contestase - y luego comento que estaba casado.
-Quizás no la persona no recordaba con quien se había casado el joven marquese. –sonrió un poco pensó un poco más y titubeo lentamente – a ver, déjame explicártelo, el marques de Ruckford es francés… y por ello puede no ser de conocimiento público que Maurice Cole se casó con un francés y no con un inglés.
-Pensé que los franceses se casaban solo entre ellos –Alois abrió los ojos- que los nobles mandaban en las bodas de sus hijos… quiero decir –Alois titubeo un poco para hablar de los matrimonios concertados en Francia, dónde según sabia eran los padres del novio quienes elegían a su consorte –fuera mujer o doncel- de su hijo y solían casarlos cuando aún eran jóvenes.
-Si bueno, el duque de Ruckford no era precisamente … bueno, él era viudo –"que complicado es esto" – y estaba de viaje aquí en Inglaterra, cuando el joven Cole fue presentado en sociedad, Maurice estaba causando verdadera impresión, las grandes familias se interesaron porque era un "incomparable" fue arduamente cortejado y por tanto estaba en … el ojo del huracán " ante la sociedad cuando Ruckford llego a Londres y lo conoció, se enamoró de él y por esas fechas los Cole viajaron a Francia, Ruckford les ofreció su hospitalidad y al poco tiempo se casaron –termino de explicarlo, en realidad la historia de fondo y los rumores acerca de aquel matrimonio y la rara enfermedad que hasta hace poco había atacado al duque hacían pesadillas en los grandes salones, solo la evidente juventud de Cole limitaba los rumores hacia él –
-¿se enamoró Maurice del duque de Ruckford? –pregunto tras unos segundos de silencio Alois, causando una nueva impresión de Sebastián.
¿Por qué le preguntaba de eso?
-yo… no lo sé, supongo que lo hizo… el duque es un hombre admirable… y muy rico –contesto tras pensarlo un poco –no tuve la oportunidad de conocer a Cole por entonces….
-usted también lo llama Cole y no duque de Ruckford…
-no…. Bueno, a decir verdad… El duque de Ruckford, no tiene una fama gigantesca como Maurice Cole, es un poco difícil pensar en su gran belleza como duque de Ruckford,… sin duda con el tiempo con el tiempo… la gente se acostumbrara…
-Me gusta más su nombre … Maurice, es hermoso ¿no lo cree?.
-Sin duda Maurice es muy bello –Alois lo miro con una ceja alzada y una mirada llena de ironía –me refiero al nombre, te lo aseguro Alois –apretó un poco sus dedos en un agarre amable y comentó – solo podría pensar que tu… eres el ser más bello que he visto hasta ahora.
-es muy amable de su… -Sebastián le miro a profundidad y Alois suspiro internamente antes de hablar de nuevo –de tu parte, ¿Puedo suponer entonces que no podre hablar con él verdad? Me habría agradado hacer un dueto de piano –comento.
-No lo creo, el duches de Ruckford es muy solicitado –sonrió Sebastián "no podría permitir que mi futuro consorte se relacione con alguien tan ligado a esos escandalos.
Pensó duramente.
-comprendo –Alois asintió pensativamente recordando el hermoso rostro de Maurice Cole, y pensando que al final era cierto que no era un debutante, por lo que decía su prometido Maurice había sido un incomparable, y debía ser muy admirado en sociedad… aun así no entendía porque al mirarse en sus ojos, cuando habían sido presentados, había pensado que Maurice Cole era profundamente infeliz – la melodía que toco en la fiesta es hermosa ¿usted la conoce?
-es una pieza de composición rusa, según recuerdo, si tienes interés en ello, puedo conseguir el nombre y la partituras –ofreció Sebastián mirándole.
-me gustaría mucho, y sería muy amable de parte de su señoría –sonrió Alois a Sebastián que se felicitó internamente por haber podido limitar aquello con gracia.
-nada más llamo tu atención en la fiesta -pregunto a Alois.
-Tuve la oportunidad de conocer al hijo del conde Phanthomhive –sonrió Alois, que inmediatamente recordó a su padre y el nombre Cole cuando aquel hombre le había visitado, … si pensaba bien, entonces Maurice podía ser cercano a aquel hombre – y a la condesa… Lady Midlford me los presento lo mismo que al marques de Faustus –sonrió un poco lentamente recordando al marques y sus profundos ojos dorados – ellos fueron amables conmigo, aunque parecían ocupados. Tras ello… solo pude distraerme con la melodía del piano y … luego vinimos.
-Siento haberte sacado tan pronto, pero no puedo permitir que te canses, no quisiera que te cansaras.
-es muy amable de… tu parte –sonrió el rubio.
-es lo que deseo que pienses de mi –sonrió Sebastian mirándole a los ojos.
Alois se reflejó en los ojos de Michaelis y noto que su mirada era mucho más… profunda.
Se sonrojo.


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