Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Diez años por Takaita Hiwatari

[Reviews - 894]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Diez años:

Takaita Hiwatari 

Capítulo 15: “Aclarando la situación”:

 

 

Las horas de clase le parecieron eternas a Naruto. Desde la noche anterior no había podido sacarse de la cabeza que se avecinaba su encuentro con los hermanos Uchiha. No podía evitarlo, estaba nervioso; tanto, que ni había prestado atención a la carta en sus manos que una chica le había entregado minutos antes. Ni siquiera había atinado a rechazarla cuando le entregó la carta. Era de otra clase, no la conocía, y a pesar de ir al mismo instituto juraba que jamás la había visto.

 

Sus amigos le observaban confusos, esperaban con curiosidad que abriera la carta o hiciera algo. Pero Naruto sólo se mantenía caminando un poco tenso y jugueteando con la carta de color rosa pálido en sus manos. No era la primera vez que el rubio recibía una carta como aquella, pero sí la primera vez que reaccionaba así.

 

—¿Todo bien, Naruto? —preguntó Chouji. Al no recibir respuesta, Kiba se unió.

—Oye, nos estás preocupando, ¿acaso la chica ha puesto algo horrible en su carta?, ¿es algún tipo de acosadora?

 

Naruto pareció despertar de su ensimismamiento y miró lo que tenía en las manos.

 

—Cierto. La carta —musitó—. No la he leído dattebayo.

—¡Trae aquí! —exclamó Inuzuka con rapidez, arrebatándole el sobre. Al instante llegó a su nariz un dulzón aroma a rosas. El sobre estaba perfumado. Vaya que la chica se había esforzado por causar buena impresión a su amigo, y éste ni se inmutaba. Comenzó a leer la carta—. Dice que la primera vez que te vio fue una mañana en que llegó tarde y tú entrabas al instituto a la misma vez que ella, pero tú no la miraste. —Rió divertido—. Cuenta que muchas veces te observa durante el recreo con sus amigas, y dice que ama tus ojos azules. ¡Qué cursi! —Su risa se cortó al percibir que estaba siendo ignorado por Naruto. Sólo Sakura, Chouji, Lee y quizá Neji y Shikamaru le estaban prestando atención. Bufó molesto. ¿Qué demonios mantenía a Naruto tan distraído?

 

Entonces la carta desapareció de las manos de Kiba. Sakura se la había arrebatado para leerla en silencio. La chica se confesaba interesada en Naruto desde hacía un año, era un año menor, y le proporcionaba su número de aula junto con su número de teléfono. Ella sabía que aquella chica no tenía la más mínima oportunidad con Naruto. Incluso ese tipo, Suigetsu, tampoco tenía oportunidad con Naruto. Y ahora que pensaba en él, era raro no verle esperando a su rubio amigo.

 

—¡Hey! —Hastiado, Kiba llamó la atención de Naruto dándole un golpe en la nuca que por fin le hizo reaccionar.

—¿¡Qué demonios haces!? —protestó acariciándose la zona lastimada. Por suerte, por una vez no era su trasero el que hormigueaba de dolor.

—Recuerda que esta tarde tenemos partido. —Con lo despistado que se mostraba su amigo, no le sorprendería que lo hubiera olvidado.

—Amn… no podré ir. Lo siento.

—¿¡Qué!? ¿Por qué no me avisas antes? Ahora tendré que buscarte un suplente.

 

Chouji suspiró hondo, asintiendo.

 

—Como siempre, tenemos problemas por no tener suplentes —comentó casi para sí mismo.

—Lo había olvidado —se excusó Naruto ante el reproche de Kiba.

—¿Y por qué no puedes venir? No creo que haya nada más importante que tus amigos.

 

Sakura soltó una sutil risita burlona. Justo en ese momento se le ocurría algo, o más bien alguien, que para Naruto era más importante que sus amigos. Pero también sentía curiosidad por saber qué era eso que le impedía a Naruto reunirse con ellos ese día.

 

—Le prometí a mi madre que la ayudaría en algo —mintió sobre la marcha. Todos parecieron quedar convencidos con aquella respuesta.

—Bien, si se trata de tu madre supongo que no podemos hacer nada —respondió Inuzuka—. Es mejor no hacerla enfadar, por tu integridad física.

 

Un poco más adelante notaron a Suigetsu. Sakura pensaba que parecía haberle invocado con su pensamiento de minutos atrás. Con el desparpajo que solía mostrar Suigetsu, se acercó al grupo de amigos con una sonrisa segura y les saludó. Alzó un puño hacia Lee, quien al captar su intención acercó su puño para que chocaran en un saludo casi coordinado. El pelinegro sonrió emocionado. A pesar de que ese chico era mayor que ellos, todavía poseía el fuego de la juventud en su interior. Le agradaba Suigetsu.

 

—¿Qué tal tu día? ¿Me has extrañado, rubi…? —Al notar la mirada algo ceñuda que éste le dedicó, se corrigió al instante con una sonrisa mientras le rodeaba los hombros con un brazo—. Naruto.

—Bien —respondió sólo la primera pregunta, sacudiendo los hombros para deshacerse del abrazo.

 

Sakura le reprendió con una mirada silenciosa. Naruto ya le había dejado claro que no quería nada con él, y ese tipo insistía en sus acercamientos.

 

—Me alegro —respondió como si nada—, porque puedo hacer que tu día sea mucho mejor.

 

Kiba se abrazó a Chouji, que era quien estaba más cerca de él en ese momento, sintiendo un escalofrío de preocupación con el comentario de Suigetsu. ¿Sería que ese tipo iba a besar a Naruto ahí mismo? No quería ver algo así, no estaba preparado. Apenas estaba asimilando que aquel tipo era novio o amigo con derecho de Naruto.

 

A pesar de la confusión que le causó el repentino abrazo, Chouji se limitó a palmear un par de veces la cabeza de su amigo y continuó caminando con el otro casi colgado a su cuello.

 

—¿Hacer mi día mejor? —Se interesó Naruto.

—Mi amigo Juugo me ha regalado un par de entradas para el zoo donde trabaja. Podemos ir, y después te llevaré a comer ese ramen de Ichiraku que tanto te gusta.

 

Los ojos azules se iluminaron con la simple mención del local de ramen. El primer impulso fue gritarle que aceptaba, pero entonces recordó a Sasuke. Sacudió la cabeza, serenándose.

 

—No puedo, hoy estoy ocupado’ttebayo.

 

Pero el rechazo no hizo mella en Suigetsu, quien lo intentó de nuevo. Sabía que Naruto era inaccesible, no esperaba que aceptara sin más.

 

—Bien, entonces el día catorce.

 

Antes de que Naruto pudiera aceptar la tentadora oferta, Sakura intervino en su afán protector.

 

—¿En el día de San Valentín? ¡Ni hablar!

—¡Hey! —le replicó él—. Yo no me estoy entrometiendo en tus planes para San Valentín.

 

Sorprendido, Naruto miró a Sakura y luego a Suigetsu. Ni siquiera se había acordado de que el catorce de febrero estaba a la vuelta de la esquina.

 

—¿Una cita? —intervino el rubio.

—Puede ser. —Sonrió entre dientes—. Pero puedes tomarlo como prefieras.

 

Con nerviosismo, Kiba dio unas sonoras palmadas para llamar la atención de todos. Ese tema de conversación parecía querer volverse algo íntimo, y sinceramente, no le apetecía saber nada sobre esos asuntos entre Naruto y su novio.

 

—Naruto, nosotros ya nos vamos —comentó, tomando a Chouji de un brazo y a Neji del otro, tirando de ellos. Hyuuga le dedicó una pura mirada de desagrado, pero le ignoró.

—¿Qué? Pero si todavía no hemos llegado al cruce que… —Guardó silencio cuando Kiba y sus acompañantes le adelantaron con paso ligero, seguidos de Lee que trotaba junto a ellos y un poco más atrás Shikamaru, quien con pereza se llevaba las manos a la nuca mientras bostezaba—. ¿Chicos?

 

Pero no recibió respuesta, exceptuando a Lee que se dignó a dar media vuelta un instante para dedicarle una efusiva despedida con movimientos de brazo. Consternado, miró a Sakura, buscando una explicación. Ellos estaban realmente convencidos de que entre Suigetsu y él había algo, pero teniendo en cuenta la proposición que acababa de hacerle éste, quizá era normal.

 

—Cada día son más tontos. —Fue la sencilla respuesta que dio ella, encogiéndose de hombros despreocupada.

—Bueno, ¿entonces aceptas? —preguntó Suigetsu, sin darle importancia a lo ocurrido.

 

Los ojos azules se clavaron en Sakura, quien esperaba escuchar la respuesta tan atenta como el propio Suigetsu. Al instante ella negó con la cabeza, indicándole lo que debía responder. Liberó un suspiro interno, Sakura-chan se preocupaba en exceso.

 

—Sakura-chan, ¿te importaría dejarnos a solas’ttebayo?

—¿Qué? —balbuceó sorprendida.

—Por favor. —Le dedicó una pequeña sonrisa.

 

Tras meditarlo un instante, finalmente suspiró derrotada y asintió.

 

—Está bien.

—Gracias —respondió aliviado. Por un momento imaginó que Sakura-chan se negaría a dejarles solos.

 

Sabía que su amiga tenía una sincera preocupación por él, y lo agradecía. Pero a veces tenía la sensación de que le sobreprotegía, y él ya tenía una edad como para saber tomar sus propias decisiones. Si se equivocaba y caía, volvería a levantarse, aunque doliera.

 

Tras despedirse, esperó a que Sakura estuviera bastante alejada antes de mirar a su acompañante, quien impaciente esperaba la respuesta.

 

—Suigetsu… —Incómodo se pasó una mano por la nuca, desviando la mirada—. Ya te lo dije, no me interesas. Podemos ser amigos, si tú quieres.

 

Recordaba que en ocasiones, después de rechazar a alguna chica tras entregarle una carta, la mayoría lloraban desoladas y se alejaban avergonzadas. En cambio Suigetsu pareció no inmutarse, mantenía una expresión aparentemente calmada, como si la respuesta no le hubiera sorprendido.

 

—De acuerdo, será como tú quieras. Seamos amigos —concedió con una sonrisa.

 

Sabía que aceptando una amistad podría mantenerse cerca de Naruto. En cambio, si insistía en obtener una oportunidad, sólo le alejaría. Debía actuar lento pero seguro, además, contaba con la ayuda de Karin, y ahora también la de Sasuke. Su bastardo amigo podría intervenir a su favor para que el escurridizo rubio empezara a verle con otros ojos.

 

Extendió la mano hacia Naruto, quien la estrechó amistoso. Antes de que pudiera soltarle, apresó la bronceada mano.

 

—Sólo déjame preguntarte algo. ¿Me rechazas por la diferencia de edad, o por esa persona que se burló de ti en el pasado? —Quería saber a qué tenía que atenerse.

 

Naruto casi siente deseos de soltar una risita burlona al escuchar sobre la diferencia de edad. Jamás le había importado algo como eso, pero evidentemente Suigetsu no lo sabía.

 

—Ya hay alguien que me gusta dattebayo —confesó. Al notar que sus manos todavía estaban unidas, la alejó aprovechando la sorpresa del otro.

—¿¡Qué!? —No podía ser. Karin no le había hablado sobre eso, ¿acaso ella no lo sabía? ¿Había llegado tarde?—. ¿Tienes novio? —preguntó por primera vez derrotado. ¿Por qué Naruto no le había hablado sobre eso desde un principio?

—¡N-no! No es mi novio.

 

Entonces la esperanza renació en Suigetsu tan rápido como se había marchado.

 

—¿No se lo has confesado, o no te corresponde?

—Bueno… —susurró con incomodidad.

 

Ni siquiera él mismo estaba seguro, la actitud de Sasuke era muy contradictoria, y tampoco habían hablado para aclarar las cosas. Siempre había sido rechazado sin miramientos por él, pero ahora Sasuke le había besado en cuanto había tenido oportunidad, y en más de una ocasión.

 

No le comprendía, y teniendo en cuenta sus experiencias pasadas con él, no quería hacerse ilusiones sobre la posibilidad de ser correspondido. Cada vez que se ilusionaba, ocurría algo que le hacía deprimirse por completo.

 

—¡Ese tipo es un bastardo que no sabe lo que se pierde! —exclamó, sacando al menor de sus cavilaciones sin saberlo. Asumía que por la breve respuesta de Naruto, el chico que le gustaba no le correspondía. Todavía tenía una oportunidad—. Ni siquiera merece que sigas teniendo sentimientos por él, ¡olvídale! Si tú me dejas, te ayudaré a sacarle de tus pensamientos.

 

El problema era que el propio Naruto ni siquiera sabía si quería sacar a Sasuke de sus pensamientos. Había tenido varias oportunidades, y sus sentimientos por Sasuke todavía estaban ahí. Deshacerse de esos sentimientos no era tan sencillo, mucho menos cuando él no ponía mucho de su parte.

 

Se dijo a sí mismo que primero esperaría a tener esa conversación con Itachi y Sasuke.

 

—Lo pensaré —susurró de forma atropellada, retrocediendo unos pasos antes de dar media vuelta y alejarse.

—¡Hey!, ¿y qué pasa con la cita? ¿Aceptas? —insistió una vez más.

 

Naruto giró un momento para encararle con una obvia mirada, caminando hacia atrás.

 

—Acepto siempre y cuando vayamos cualquier otro día que no sea San Valentín. No es una cita, es una salida de amigos —aclaró.

—Está bien. —Sonrió resignado. Normalmente las chicas caían rendidas con más o menos rapidez ante sus encantos, pero Naruto era un hueso duro de roer.

 

Cuando el rubio giró para continuar su camino, Suigetsu ladeó la cabeza, observándole entretenido. El pantalón del uniforme estudiantil le sentaba malditamente bien, no se cansaría de pensarlo.

 

****

 

Sentado cómodamente en el sofá del apartamento de su hermano, Itachi miró por segunda vez su reloj de pulsera, marcaba las siete y dos minutos. Naruto-kun no había aparecido todavía. Recordaba que la vez que quedó con él en la cafetería fue puntual.

 

Inevitablemente clavó la mirada en Sasuke, quien permanecía aparentemente calmado, sentado en el otro extremo del sofá mientras se mantenía mirando a la nada de brazos cruzados.

 

—Sasuke, si Naruto-kun no llega en unos minutos, tendré que irme. Tengo asuntos de trabajo que no puedo aplazar.

—Sólo espera un poco más —pidió, sabiendo que su hermano no dudaría en complacerle.

 

El mayor asintió, resignándose a esperar unos minutos más. Frente a ellos había una pequeña mesita, donde se hallaba su maletín de trabajo. Lo abrió, sacando unos papeles para proceder a leerlos en silencio.

 

Ambos ignoraban que desde hacía largos minutos, Naruto estaba tras la puerta. Se pasó las manos por los cabellos por quinta vez y suspiró tratando de calmarse. Al principio había salido muy decidido de casa, soltándole a Kushina la excusa de que iba a casa de Shikamaru porque necesitaba ayuda con unos apuntes para la segunda ronda de exámenes de admisión a la universidad. Complacida y dándole ánimos, Kushina le despidió. Pero conforme más se acercaba al edificio donde Sasuke vivía, la inquietud le invadía.

 

Le preocupaba lo que ocurriría ahí dentro. Incluso un par de veces se planteó la posibilidad de marcharse, pero enseguida se decía a sí mismo que no era un cobarde.

 

Sí, no era un cobarde, pero todavía no se atrevía a tocar la puerta.

 

—¡Ng…! ¡Soy un idiota! —masculló para sí mismo, golpeando la frente contra la pared. Pero al escuchar el ruido comprendió que no había chocado contra la pared, sino contra la puerta. Alarmado miró a todos lados, sin saber qué hacer—. ¿Q-qué…?

 

En el interior del apartamento, ambos hermanos se miraron confusos al escuchar el ruido seco de algo golpeando la puerta.

 

—¿Qué fue eso? —preguntó Itachi.

—Iré a ver —respondió Sasuke, incorporándose.

 

Al abrir la puerta, parpadeó ligeramente curioso al encontrarse con Naruto, quien cabizbajo farfullaba quién sabe qué mientras se acariciaba la frente.

 

—Llegas tarde —dijo para captar su atención.

 

Naruto alzó la cabeza con rapidez y dejó de insultarse a sí mismo por no ser capaz de decidirse entre marcharse o quedarse.

 

—Deja de ser quisquilloso’ttebayo. Ya estoy aquí, eso es lo que importa.

 

Cuando Sasuke se hizo a un lado para invitarle a entrar, inquieto jugueteó con sus manos. Con la mirada estudió lo que podía ver del apartamento de Sasuke, que no era mucho, preguntándose si por casualidad Karin estaba por allí. Esperaba que no.

 

—¿Vas a entrar, o vas a quedarte ahí parado como un usuratonkachi?

—¡Bastardo! —replicó al instante.

 

Decidido y con expresión ceñuda, Naruto se aventuró dentro del apartamento. Dio un rápido recorrido con la mirada una vez más, verificando tranquilo que al parecer Karin no estaba allí, pero sí estaba Itachi. Tragó saliva un poco nervioso, recordando la forma en que le habló la última vez. Había sido muy grosero, pero ciertamente, Itachi se lo merecía.

 

—Naruto-kun. —Le nombró Itachi, procediendo después a guardar los papeles en el maletín—. Empezaba a pensar que no llegarías.

—Tu-tuve un contratiempo… —atinó a balbucear, antes de recibir un pequeño empujón que le acercó más a Itachi—. ¡Teme! —insultó al dueño de aquella acción.

—Ve a sentarte —le apremió. No quería que Itachi se marchara sin haber aclarado todo.

 

Cauto, Naruto tomó asiento en un sillón, casi hundiéndose en él. Se sentía como un ratoncillo siendo acechado por dos astutos felinos. Ir al apartamento de Sasuke había sido ir a la boca del lobo, había sido una inconsciencia.

 

—Creo que mejor debería irme… —susurró dejando ver los nervios que le carcomían.

—Naruto-kun —le llamó Itachi antes de que hiciera amago de ponerse de pie—, no dispongo de mucho tiempo, así que seré directo, ¿por qué no querías saber de mí?, ¿qué ocurrió?

 

Hubo unos segundos de silencio en los que Naruto miró a Sasuke encaminarse al sofá y tomar asiento cerca de su hermano mayor. Si Sakura-chan supiera que estaba ahí, le daría la paliza de su vida.

 

—Lo sabes perfectamente. Me aseguraste que entre Karin y Sasuke no había nada, pero no es cierto dattebayo. —Antes de que los hermanos tuvieran oportunidad de decir algo, continuó—. Karin me lo dijo. —Un poco más determinado, clavó la mirada en Sasuke—. El día después de que vine aquí y te besé frente a ella, me la encontré en el hospital.

 

Debiste haber visto lo que Sasuke hizo después de irte. Corrió al baño a lavarse los dientes —explicó soltando una sonora carcajada—, aseguraba que ese beso fue repulsivo. Aunque no lo creas te aprecio, Naruto, es por eso que te daré un consejo: olvídate de Sasuke. Estamos saliendo. De hecho llegaste en un momento muy inoportuno, interrumpiste nuestro momento a solas, justo cuando Sasuke estaba más fogoso…

 

Sasuke asintió en silencio, recordando el día en que se encontró a Naruto y a Sakura hablando con Karin en un pasillo del hospital. Le pareció extraño el repentino cambio de Naruto, quien el día antes casi gritaba sus sentimientos a los cuatro vientos, y al día siguiente en el hospital le dedicó la más pura mirada de decepción. Pensándolo mejor, fue desde aquel día que Naruto se había negado a acercarse a ellos.

 

Escucharon atentos al rubio, quien contaba su conversación con Karin en el hospital. Sasuke le miraba estupefacto. ¿Qué era eso de “repulsivo beso”? Él nunca dijo algo como eso, es más, después de que Naruto le besó ni siquiera habló con Karin porque la dejó fuera del apartamento. Entonces recordó las palabras de Sakura en el hospital:

 

Puedes estar tranquilo, Naruto no volverá a darte otro de sus ‘repulsivos besos’. Se mantendrá lejos de ti para siempre.

 

En su momento no quiso darle demasiada importancia, después de todo era lo que supuestamente deseaba, que Naruto estuviera lejos.

 

—Karin… —masculló tenso, apretando los puños y tensando los hombros. Su fría voz llamó la atención de Naruto que guardó silencio, mirándole atento—. ¿Cómo pudiste creerla?

 

Ahora fue el turno de Naruto de tensarse y mirarle ceñudo. Claramente, la pregunta le había molestado. Itachi observaba en silencio a los dos, estudiando la situación. Apenas había iniciado la conversación cuando él ya había quedado en un segundo plano.

 

—¿En serio me estás preguntando eso, teme?

—Karin te dice que estamos juntos y la crees. Yo te dije que no estamos juntos y no me creíste.

—Realmente eres un bastardo egoísta. Después de todo lo que me has mentido ¿esperabas de verdad que te creyera?

 

Antes de que Sasuke pudiera replicar y probablemente insultarle, Naruto le relató su punto de vista. Cuando fue al apartamento de Sasuke, y Karin estaba allí, ella dijo:

 

Estamos teniendo una cita. Un niño como tú no tiene nada que hacer aquí. Molestas. Vete.

 

Y Sasuke no lo negó. No replicó nada, no negó que ellos estuvieran teniendo una cita.

 

—¿Tengo que recordarte las veces que me has dicho que entre Karin y tú no hay nada, y después tú mismo asegurabas que sí había algo? —cuestionó, señalándole acusador.

 

O como aquella vez, cuando todavía usaba las muletas y Sasuke le aseguró que entre Karin y él no había nada, un día que hablaba con Sasuke frente a su casa, Karin apareció comentando que habían quedado para ir al cine. Sasuke no negó nada. Para colmo, al día siguiente fue a verle a su casa a primera hora, expresamente para confesarle que Karin era su novia y que todo lo anterior que le dijo fue mentira.

 

Después, la propia Mikoto le contó que Sasuke tenía una relación con Karin, poco después de que su hijo menor se independizó.

Tantas y tantas ocasiones en las que Karin se comportaba con Sasuke como si fueran pareja, y éste no negaba nada. Al contrario, se limitaba a asegurarle que entre ellos no había nada, y después era mentira. Una y otra vez.

¿Y el idiota le preguntaba por qué a él no le creía?

 

—Ella se comportaba contigo como si fuera tu novia, y tú no la rechazabas. ¿En serio me preguntas por qué la creí’ttebayo?

 

Notando el creciente enojo que se estaba formando en el rubio, Itachi alzó una mano en un gesto conciliador, intentando poner paz antes de que aquella discusión fuera a más. Conocía el carácter de Sasuke, y era mejor terminar aquella sarta de reproches ahí mismo.

 

—Te comprendo, Naruto-kun. Probablemente si yo estuviera en tu lugar, tampoco confiaría en Sasuke. —Al instante recibió una seca mirada de reproche de su hermano menor que fue ignorada—. Pero ahora sólo hablaremos con la verdad, y esa verdad es que entre mi hermano y Karin no hay nada.

 

Un poco reacio a creer aquello que había escuchado varias veces, frunció el ceño.

 

—¿Desde cuándo?

 

Sasuke intervino antes de que Itachi pudiera hacerlo.

 

—Desde que era un adolescente. En realidad, nunca hubo algo serio entre nosotros. Yo le gustaba…

—Le gustas —corrigió Naruto.

—Le gusto —concedió—. Simplemente permitía que todo ocurriera, estaba explorando, no sabía lo que quería.

 

Los ojos azules le miraron acusadores una vez más al escuchar lo último que dijo.

 

—¿Era por eso que no dejabas de acusarme de ser un mocoso que no sabe lo que quiere? Que tú lo fueras no me convierte a mí también en uno dattebayo.

 

Ese reproche dejó tocado a Sasuke. Sabía que se había dejado llevar por sus prejuicios; aún luchaba contra ellos. Pero es que le fue imposible aceptar que un niño estuviera tan seguro sobre sentimientos tan serios como estar enamorado. La idea más lógica que pasaba por su cabeza es que se trataba de un capricho pasajero.

 

De acuerdo, si lo meditaba fríamente, podía comprender el hecho de que Naruto hubiera creído a Karin y a él no. Todo había sido su culpa, Naruto había sido víctima de su inseguridad, cobardía y mentiras. Incluso, por primera vez pensó que Karin había sido una víctima más, ya que había estado permitiendo los acercamientos de la chica, aún conociendo sus sentimientos, sólo para hacerle creer a Naruto cuando le convenía que entre la chica y él existía una relación.

 

Debía admitir que Suigetsu tenía razón: era un bastardo interesado, un egoísta. Sólo pensaba en él mismo.

 

Si Karin había actuado así con Naruto, era su culpa, porque no le había cortado las alas de una vez por todas. Sólo le daba negativas a medias, por si algún día necesitaba de nuevo a la chica para aparentar una falsa relación frente a Naruto.

 

Definitivamente, el infantil en todo aquel asunto había sido él, no Naruto.

 

Salió de su retahíla de pensamientos al escuchar un suave ruido. Itachi se ponía de pie y tomaba su maletín. No podía permanecer más tiempo allí.

 

—Tengo que irme —habló—. Naruto-kun, sé que te voy a pedir demasiado pero, confía en Sasuke.

 

El rubio le miró un poco inquieto, ¿se marchaba sin más?, ¿por qué? Todavía no habían terminado de aclarar las cosas. No quería estar a solas con Sasuke, no ahora.

 

Sin recibir respuesta, Itachi caminó a la puerta siendo seguido de Sasuke.

 

—No lo estropees ahora, tonto hermano menor.

—No lo haré —respondió al instante.

 

Itachi sonrió ligeramente, y chocó un par de dedos contra la frente de Sasuke, sacándole una suave queja a éste que se acarició la zona afectada.

 

—Confío en ti.

 

Cuando Itachi se marchó y supo que había quedado solo con el mocoso que ocupaba sus pensamientos constantemente, giró tratando de aparentar calma. Sin embargo, Naruto no podía disimular los repentinos nervios, jugueteando inquieto con sus manos y con la mirada clavada en el suelo.

 

—Lo admito, te juzgué mal —comenzó a decir, llamando la atención del rubio que le miró curioso—. Y en lugar de intentar conocerte, me empeñé en mantenerte alejado. Cuando estabas cerca, actuaba como si entre Karin y yo existiera algo más que amistad. Karin es otra víctima de mis errores, si ella se ha comportado de esa forma contigo es porque con mi actitud yo le di alas para hacerlo.

 

El entrecejo de Naruto se frunció, mirando con reproche al mayor. Las palabras de Sasuke se escuchaban sinceras esta vez. Pero, por el comportamiento de ese teme, tanto Karin como él lo estaban pasando mal. En cierta manera, ahora que había escuchado aquella explicación, podía comprender al menos un poco el comportamiento que había tenido Karin con él todos estos meses. Pudo ponerse en el lugar de su prima. Quizá él también habría actuado igual, no lo sabía. Karin conocía sus sentimientos hacia Sasuke, su presencia era una amenaza, y Karin sólo intentaba alejarle.

 

—Suigetsu tiene razón, eres un bastardo interesado —masculló. Al instante Sasuke frunció el entrecejo y abrió la boca para decir algo, pero le interrumpió—. ¿Y qué piensas hacer ahora? Ella te quiere, y… —Iba a añadir que él también le quería, pero prefirió omitirlo—, deberías hacer algo para solucionar todo esto dattebayo.

—Lo haré —aseguró tomando asiento en el sofá, en el extremo más cercano al sillón donde estaba Naruto, el lugar donde antes estuvo sentado Itachi—. Hablaré con ella. Le haré entender que no habrá nada entre nosotros.

 

El rubio asintió en silencio y apartó la mirada un instante. Deseó preguntarle si entre ellos dos podía existir algo serio ahora que estaba decidido a hablar con Karin, pero una vez más no lo hizo. Prefería continuar con los pies en la tierra de momento, aunque fuera difícil.

 

—¿Ves mucho a Suigetsu?

 

La voz de Sasuke le hizo salir de su mente. Le miró confundido por un momento por aquel cambio de tema, pero después asintió.

 

—Todos los días, excepto los domingos. Caminamos juntos desde el instituto al parque’ttebayo.

—¿Te gusta su compañía?

 

Conocía la faceta amistosa y sociable de su amigo, también la de conquistador. Suigetsu era una seria amenaza.

 

—Ahora me cae mejor, pero al principio no me gustaba nada —explicó con una suave risita, rascándose la nuca—. Pensaba que era un pedófilo.

—¿Te hizo algo? —cuestionó al instante.

—¡No! —Sacudió la cabeza para darle más énfasis a su respuesta—. Pero como ya te dije una vez, después de aquella noche en la que te vi con él —Sasuke asintió, recordando el momento al que se refería—, apareció sin más en la puerta del instituto y empezó a hablarme como si me conociera de toda la vida. No me causó buena impresión cuando se presentó como un amigo de la infancia tuyo y de Karin.

—Por eso me acusaste de tener algo que ver en el hecho de que él se hubiera acercado a ti —adivinó.

 

Naruto asintió, y justo entonces algo pareció hacer “click” en su cerebro. Suigetsu se había presentado como amigo de Sasuke y Karin, lo dijo con confianza, como si supiera que él también conocía a Sasuke y a Karin. Era normal que Suigetsu supiera que conocía a Sasuke, ya que le vio hablando con él la primera vez que se vieron, pero… ¿cómo sabía que conocía a Karin?

 

Meditando, se cruzó de brazos, rememorando que una vez Suigetsu le comentó que alguien le había hablado muy bien de él. En un primer momento descartó que hubiera podido ser Karin porque sabía que su prima le detestaba. Aunque ahora esa idea no le parecía tan descabellada.

 

—Fue Karin… —susurró sorprendido.

—¿Qué? —preguntó al no comprender qué tenía que ver la chica.

—No estoy seguro, pero… —Enfrentó los ojos negros que le miraban atentos—, creo que fue Karin quien habló de mí a Suigetsu. Por eso él apareció de la nada con ese interés por conocerme.

 

Automáticamente un recuerdo llegó a la memoria de Sasuke. La noche que quedó con Suigetsu tiempo atrás, su amigo había estado recibiendo constantes mensajes de Karin:

 

Ahora esa bruja de Karin se ha empeñado en ser mi Celestina, ¿qué te parece, Sasuke? —Sonrió burlón, dedicándole una breve mirada al mencionado antes de enfrascarse de nuevo en los mensajes recibidos—. Desde hace unos días no ha parado de decirme que conoce a un chico que es perfecto para mí. El hecho de que aquella noche que me emborraché terminé liándome con un tío no significa que sea gay. Sólo… ¿bi?, ¿heterocurioso? Un momento, ¿existe esa palabra?

 

Después de eso Karin le había mandado una foto del mencionado chico a Suigetsu. Entonces fue cuando se encontró con Naruto y cruzó unas breves palabras con él. Después, cuando Naruto se marchó, notó el repentino interés de su amigo en éste:

 

¿Crees en las casualidades, Sasuke?

 

Apretó los puños cuando empezó a atar cabos, enojado con Suigetsu y sobretodo consigo mismo. Aquella foto que Karin envió a Suigetsu era una de Naruto, por eso su amigo había mostrado ese repentino interés en el rubio a pesar de no haberle visto nunca:

 

Karin asegura que es un buen partido. —Se encogió de hombros—. Dice que es un chico de carácter peculiar y enérgico. —Rió con picardía mientras golpeaba a su amigo con el codo—. Ya sé en qué le haré gastar esa “energía” que dice Karin.

 

Karin y Suigetsu iban a morir en sus manos, muy lentamente; y él, disfrutaría del sufrimiento de esos dos hasta verles perecer. Resopló sonoramente, debía tranquilizarse. Todo aquello eran consecuencias de sus actitudes cobardes y mentiras. Era normal que Karin, sabiendo el interés que Naruto tenía en él, tratara de alejarle para que su intento de relación estuviera a salvo. Y ni qué decir sobre Suigetsu, él era el más inocente en todo ese asunto. Para él, Naruto sólo era un chico que le habían recomendado como posible pareja y que le había gustado. Suigetsu no sabía sobre sus sentimientos hacia Naruto. ¡No podía enojarse con él!

 

Jamás imaginó que una cadena de mentiras, inseguridades y cobardía terminaría en algo como eso.

 

Con un movimiento airado sacó su teléfono móvil, pulsando con rapidez unas teclas.

 

—¿Ocurre algo? —preguntó Naruto un poco desconcertado al ver de pronto lo que hacía. Desde que había dicho su sospecha sobre Karin, el teme no había dicho nada, pero lucía notablemente molesto—. ¿Sasuke? —Pero fue ignorado.

 

Para la mala suerte de su escasa paciencia, el móvil dio varios tonos antes de que el buzón de voz de Suigetsu se escuchara. Colgó y volvió a llamar. Esta vez recibió respuesta en el segundo tono.

 

—Debía suponer que no serías capaz de entender la indirecta de que si no te contesto el teléfono es porque estoy ocupado, bastardo —replicó Suigetsu con molestia.

—No te robaré mucho tiempo —habló de inmediato—. Sólo tienes que contestarme una cosa.

—¿Qué? —farfulló.

—En sus mensajes Karin te habló sobre un chico que era perfecto para ti, te mandó una foto, ¿el chico de la foto era Naruto?

 

El rubio abrió los ojos de par en par al escuchar la pregunta de Sasuke. ¿Que Karin hizo qué?

 

—Sí. ¿Por qué quieres sab…?

 

Sin más Sasuke colgó y lo guardó en el bolsillo donde antes estaba. Sabía que en ese momento su amigo estaría soltando toda una sarta de improperios hacia su persona, pero le traía sin cuidado. No tardó en confirmarlo cuando escuchó un pitido que le indicó que había recibido un mensaje de éste. Un mensaje nada amistoso:

 

¡Maldito bastardo! ¡No vuelvas a colgarme! ¡No sé cómo te soporto, engreído! Da gracias a que te perdono porque te necesito para conquistar a Naruto.

 

Restándole toda importancia volvió a guardar el móvil, notando entonces que Naruto le miraba atento, mostrando confusión en sus ojos azules.

 

—Tu sospecha se ha confirmado. Fue Karin quien le habló de ti a Suigetsu, incluso le mandó una foto tuya.

 

Naruto parpadeó evidentemente sorprendido. Karin se había tomado en serio su papel de apartarle de su camino, un posible camino junto a Sasuke.

 

—Ahora todo tiene sentido —atinó a decir.

 

Un tanto curioso, Sasuke estudió la expresión del otro. Se veía sorprendido, pero no percibía rastro de enojo.

 

—¿No estás enfadado con Karin? —Quiso asegurarse.

 

No tuvo que meditar mucho la respuesta, no ahora que podía comprender mejor a su prima.

 

—No. Supongo que es normal, ella sólo trataba de salvar lo que tenía contigo dattebayo. No es que la esté justificando o esté de acuerdo con lo que hizo, pero ahora puedo entenderla.

 

Una incomodidad momentánea sacudió a Sasuke cuando su corazón palpitó efusivo. Inconscientemente llevó una mano a su pecho, temiendo que sus latidos se escucharan. Justo en ese momento, la expresión serena en el rostro de Naruto le hacía ver como alguien maduro. En absoluto parecía un adolescente de diecisiete años.

 

Si en algún rincón de su interior vivía alguna pequeña duda sobre albergar sentimientos por Naruto, acababa de morir.

 

Rotundamente, el niño en aquella habitación no era Naruto. Todo el tiempo fue él. Sin duda, la edad no determinaba la madurez de una persona.

 

Ansió eliminar la corta distancia y capturar sus labios en un beso, pero se contuvo, todavía quedaban algunos cabos sueltos y Naruto no parecía muy por la labor de sacar ese tema de conversación. Lo malo es que él tampoco sabía cómo iniciar esa conversación.

 

—¿Y conmigo?, ¿estás enojado conmigo?

 

Esta vez Naruto sí que tuvo que meditar la respuesta. Suspiró hondo y recargó la espalda en el respaldo del cómodo sillón, clavando la mirada en el techo. El silencio apenas duró unos segundos, pero a Sasuke le pareció eterno.

 

—Un poco —confesó—. Me molesta tu actitud de este tiempo atrás. Realmente te has comportado como un bastardo, con Karin y conmigo.

—Pero todo eso ha terminado —aseguró firme. Tenía que abrirse más si no quería perder a Naruto—. Te lo dije en el hospital: ahora sé lo que quiero.

 

Naruto le observó un instante y después bajó la mirada, jugueteando nervioso con sus manos sobre su regazo.

 

—Es que… yo ya no estoy tan seguro de sentir lo mismo por ti dattebayo.

—¿Qué…? —La voz de Sasuke apenas fue un susurro, mostrando su estupefacción. ¿Era tarde?, ¿había perdido a Naruto?—. No puede ser.

—Creo que mejor le daré una oportunidad a Suigetsu.

 

Entonces el rubio alzó el rostro con la misma expresión compungida de antes, pero no duró mucho, porque dos segundos después estalló en sonoras carcajadas, dejando confundido al adulto. La situación era seria, ¡y el idiota se reía! ¡Sin duda, Naruto era el mocoso en esa habitación!

 

—¡Estaba bromeando! —confesó con franqueza, sacudiendo una mano como si aquello no hubiera tenido importancia. Pero Sasuke se sentía como si le hubieran dejado caer al vacío desde una azotea de un décimo piso y después un coche le hubiera pasado por encima—. Lo siento, no pude resistirme —dijo todavía entre risas—. Quise que al menos por un momento sintieras lo que yo sentí todo este tiempo —se excusó con una sonrisa.

 

A pesar de haber procesado la broma, Sasuke no mostraba ni un atisbo de sonrisa en sus labios, al contrario, era una firme línea recta.

 

—Tú… —masculló resentido. Aquello no había sido gracioso en absoluto.

 

Pero Naruto continuaba riendo ligeramente de vez en cuando, sin presentir el peligro que se acercaba.

 

—Te lo merecías dattebayo —sentenció, asintiendo sin remordimientos.

 

En un acto inesperado, Sasuke saltó del sofá y se abalanzó sobre Naruto. El rubio soltó una exclamación de sorpresa al verse acorralado, y segundos después recibió unos violentos pellizcos en sus mejillas. Masculló un insulto inentendible y llevó las manos a los negros cabellos, propinándoles también un contundente tirón. Al instante Sasuke liberó sus mejillas para aprisionar las bronceadas muñecas y mantenerlas contra los brazos del sillón.

 

Ambos se estudiaron con el entrecejo profundamente fruncido, pero el de Naruto se suavizó al ver el estado lamentable en el que había quedado el siempre impoluto cabello de Sasuke. Soltó otra carcajada.

 

—¿Eres idiota? —casi susurró Sasuke sin entender el porqué de aquella risa. Naruto pasaba del enojo a la risa en segundos.

—Pareces un espantapájaros’ttebayo.

—¿Qué? —Siguió sin comprender dónde estaba el chiste. Chasqueó la lengua, se estaban comportando como niños—. Como sea, no vuelvas a insinuar algo como eso de nuevo —demandó.

—¿Qué cosa? —preguntó con fingida inocencia—. ¿Darle una oportunidad a Suigetsu? —Finalizó con una sonrisa ladina, complacido al comprobar que a Sasuke parecía afectarle realmente aquello.

 

Un tic sacudió una de las cejas del mayor, sabiendo que Naruto le estaba provocando a posta.

 

—Sabes perfectamente a qué me refiero —siseó con estudiada calma.

—¿Por qué no podría darle una oportunidad? No tengo novio. —Le dio especial énfasis a las tres últimas palabras.

 

Sasuke abrió la boca para replicar esa cuestión, pero se detuvo al comprender que Naruto, disimuladamente, con aquel comentario que en un primer momento parecía simplón le había acorralado para presionarle a decir, ahora o nunca, que él sería su novio.

 

Naruto le estaba ofreciendo la oportunidad en bandeja de plata, y él no iba a desaprovecharla.

 

Eliminó la corta distancia entre sus rostros, presionando sus labios en un toque casto que apenas duró unos segundos pero que fueron suficientes para dejar mudo al rubio y quitarle las ganas de seguir molestando.

 

—Ahora sí tienes —sentenció contra los labios contrarios.

 

Sonrió complacido al percibir un suave temblor en las muñecas que todavía sostenía entre sus manos. A la par un tenue rubor le apareció en las mejillas. Contuvo las ganas de situarse mejor sobre Naruto, ya que se mantenía con una rodilla apoyada junto a las piernas del rubio, en un extremo del sillón; mientras con sus manos mantenía sujetas las muñecas contrarias contra los brazos del sillón. La postura era un tanto incómoda.

 

Entre tanto, los ojos azules le estudiaban con una expresión de genuina sorpresa, tratando de asimilar lo que aquellas palabras implicaban.

 

—¿¡Qué!? —casi gritó, estupefacto—. Yo… ¡Tú…! —El rubor se acentuó en sus mejillas.

—Tú y yo —confirmó, asintiendo con un suave movimiento de cabeza.

 

De nuevo buscó sus labios, brindando suaves caricias superficiales. Como ya venía ocurriendo, Naruto no tardó ni un segundo en buscar más contacto, entreabriendo la boca y dejando asomar apenas la punta de la lengua para lamer el labio inferior. Sasuke no dudó en realizar lo que ambos querían. Encajó sus bocas con calma, impacientando al otro.

 

Sasuke sonrió interiormente. Las veces que no le había rechazado, Naruto había mostrado ser impetuoso, quizá era normal debido a su etapa adolescente impacientarse por descubrir y obtener más. Pero él prefería tomarse su tiempo, reconociendo a su compañero.

 

Liberó las manos de Naruto cuando éste se removió. Pensó que quizá le atraería hacia él en un abrazo, cosa que no le habría disgustado en absoluto; pero no, Naruto posó las manos en su rostro y le alejó con suavidad, desconcertándole.

 

—¿Ocurre al…? —Los dedos del rubio posándose en sus labios le silenciaron, aumentando su confusión.

—Vamos demasiado rápido’ttebayo —susurró un poco sofocado.

 

Desconcertado, no opuso resistencia cuando Naruto le empujó con suavidad para instarle a ponerse de pie. ¿Que iban demasiado rápido? ¿Quién era el que parecía querer devorarle las últimas veces que se habían besado? Pero evitó replicar algo al notar una expresión de verdadera confusión en Naruto, quien nervioso se acariciaba la nuca mientras evitaba enfrentar tu mirada.

 

Y no era para menos, Naruto no podía evitar pensar que hace un momento estaba enojado con él, y ahora eran… ¿novios? ¿Así sin más? Aquello parecía irreal.

 

—Está bien —concedió el mayor—. Tienes razón.

—Me gustaría poder conocernos mejor —confesó, y después caminó hacia la puerta.

—¿Te vas? —Quiso asegurarse.

—Tengo que volver a casa’ttebayo.

 

Necesitaba un momento de soledad para meditar todo lo que acababa de ocurrir. No quería dejarse arrastrar tan fácilmente por Sasuke, su mirada atrapante y sus apetecibles labios.

 

—Podemos vernos mañana —propuso Sasuke, yendo tras él.

 

Una tenue y disimulada sonrisa pícara se asomó en los labios de Naruto. Además, haría sufrir un poquito a Sasuke, era lo menos que merecía. Así para lo próxima se lo pensaría antes de comportarse como un idiota.

 

Al detenerse junto la puerta, encaró al mayor, quien de forma totalmente inesperada para él se inclinaba con intención de darle un beso. Probablemente un beso de despedida. De nuevo alzó una mano entre sus rostros, impidiendo que aquello ocurriera y aumentando el desconcierto en el mayor.

 

—Tengo mucho que estudiar estos días. Yo te buscaré.

—¿Cuándo? —preguntó al instante, viendo a Naruto abrir la puerta.

—Cuando pueda —respondió con sencillez antes de despedirse con un movimiento de mano y cerrar la puerta.

 

El silencio que quedó en el apartamento resultó demasiado pesado para Sasuke. ¿Qué había pasado? Pensó que Naruto había aceptado ser su novio, pero ahora se había mostrado esquivo. Aquello le había dejado inquieto. Además, ¿cuándo le buscaría Naruto? Había dicho que tenía que estudiar esos días. ¿Días?, ¿significaba que no sabría de él en días?

 

No sabía si podría aguantar unos días imprecisos hasta que Naruto pudiera buscarle. Porque realmente iba a buscarle, ¿cierto?

 

Suspirando inquieto, se acercó a mirar por una de las ventanas. Por un momento miró su tenue reflejo en el cristal, y entonces comprendió por qué ese dobe le dijo que parecía un espantapájaros. Su cabello estaba revuelto y en punta, y algunos mechones que debían estar en punta estaban agachados. Un desastre.

 

—Ese usuratonkachi… —murmuró deslizando sus dedos entre sus cabellos, tratando de peinarlos con las manos.

 

Mientras, Naruto caminaba con extrema lentitud por el pasillo. Apenas se había alejado unos pasos de la puerta del apartamento de Sasuke. Todavía no daba crédito a lo que había ocurrido allí adentro. Sasuke y él… ¿novios? ¿En serio?

 

Se detuvo, recargando un hombro en la pared del pasillo. Sus piernas temblaban ansiosas por correr de nuevo dentro del apartamento de Sasuke para poder reclamarle los dos besos que le había negado con la fuerza de voluntad que había reunido quién sabe de dónde.

 

Había pensado que estaría bien darle un pequeño escarmiento a Sasuke por lo mal que se lo había hecho pasar todo ese tiempo, pero temía que era él quien peor lo iba a pasar. Sería castigarse a sí mismo también. Pero una parte de él se negaba a aceptar todo con una sonrisa y saltar a los brazos de Sasuke sin más. Simplemente iba a ignorar a ese teme unos días, nada más, después él mismo le buscaría; pero juraba que se le haría una eternidad.

 

—Necesito fuerza de voluntad —se susurró, girando a mirar la puerta del apartamento de Sasuke. Realmente quería entrar, abrazarle y besarle—. ¡Mucha fuerza de voluntad’ttebayo! —se lamentó, echando a correr para alejarse de la tentación.

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

¡Hola! :) Capítulo dedicado a María Luisa López, quien cumple años hoy, día 18, así que ¡feliz cumpleaños! :D *lanza confeti* Ojala tengas un día lleno de SasuNaru. El SasuNaru es vida. El SasuNaru es amor :3

 

En el próximo capítulo Sasuke hablará con Karin, y Karin hablará con Suigetsu, y Suigetsu hablará con… Ah, no, eso ya no corresponde al siguiente capítulo, jaja…

 

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).