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Diez años por Takaita Hiwatari

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Diez años:

Takaita Hiwatari

Capítulo 2: “Confusión”:

 

 

 

─Naruto, ¿estás bien? ─preguntó Kushina con preocupación.

 

Hacía un par de horas que habían vuelto a casa. Al no encontrar a su hijo allí, Kushina fue a buscarle a casa de los Uchiha dando por sentado que estaba allí, y no se había equivocado. Una vez allí su amiga Mikoto le confesó que quien había cuidado de Naruto todo el tiempo había sido Sasuke, mientras Fugaku y ella estaban en el hospital con Itachi. Mikoto le aseguró que no le había dicho nada para no preocuparla y que se fuera tranquila a la boda.

 

Kushina había encontrado a Naruto sentado en el sofá junto a Sasuke, hablándole sin parar mientras el pelinegro a duras penas trataba de estudiar unos apuntes en su libreta.

 

Se disculpó junto a Naruto por las molestias, y tras dar las gracias se marcharon.

 

Al principio Naruto había actuado con normalidad, pero en ese momento su hijo no dejaba de remover pensativo la comida en su plato. Aquello era realmente extraño, Naruto era un niño bastante enérgico.

 

─¿No quieres cenar? ─preguntó esta vez Minato.

 

Naruto suspiró hondo, como si cargara con una gran preocupación en sus pequeños hombros.

 

─Papá, mamá… ─Levantó la mirada, enfrentándoles─. ¡Quiero un hermano!

 

No transcurrió ni un segundo cuando Minato tosía de forma escandalosa mientras Kushina, sonrojada, le daba palmadas en la espalda que en vez de ayudarle iban a matarle por la fuerza descomunal de la pelirroja.

 

─¡Minato! ¿Estás bien’ttebane?

 

El hombre sólo atinó a murmurar un “sí” ahogado. Si Kushina no le había partido la columna, había faltado poco.

 

─¿Un hermano? ─reiteró Minato. Tal vez había escuchado mal.

 

El día que Naruto nació ambos habían decidido no tener más hijos. El parto había sido complicado y Kushina lo pasó muy mal. No sabían cómo decirle que no pretendían ceder en su nuevo deseo de darle un hermanito.

 

─Sí ─susurró─. ¡Quiero un hermano mayor dattebayo!

 

Los adultos le miraron confusos. ¿Un hermano mayor?

 

─Oh… Naruto, no podemos darte un hermano mayor ─respondió Kushina, más tranquila.

─¿Por qué no?

─Porque… ─Al no saber cómo explicárselo, miró a Minato para que hablara por ella, pero éste respondió con otra pregunta.

─¿Y por qué precisamente ahora quieres un hermano?

 

Naruto tomó un poco del pescado casi intacto y se lo llevó a la boca.

 

─Es que… me gusta mucho estar con Sasuke. Quiero un hermano como Sasuke que esté siempre conmigo.

─Vaya, le has tomado cariño a Sasuke-kun ─comprendió, asintiendo con un suave movimiento─. No podemos darte un hermano, Naruto, pero puedes ir a ver a Sasuke-kun cuando quieras. Seguro que él se alegra mucho de verte.

 

El pequeño sonrió ilusionado con las palabras de su padre. Estaba ansioso de que llegara mañana para que Kushina le llevara a casa de Mikoto.

 

****

 

Un escalofrío recorrió la espalda de Sasuke cuando abandonó el baño tras una agradable ducha. ¿Tal vez alguien estaba hablando de él? Pero restándole total importancia se dirigió a la habitación de Itachi y entró, encontrándole en la cama. Había una bandeja de comida vacía en la mesa de noche.

 

Rió ligeramente burlón al ver una mascarilla cubriendo la boca de Itachi.

 

─Hermano ─susurró el mayor al verle, pero un golpe de tos le asaltó.

─Me he equivocado de habitación, quería ver a mi hermano, no a Kakashi sensei ─se mofó, aunque no usó un marcado sarcasmo y su expresión no había cambiado un ápice.

 

Itachi sonrió bajo la máscara al entender la broma de su hermano. Kakashi Hatake era un profesor del instituto, y el hombre siempre solía cubrir su rostro con una mascarilla. Actualmente era profesor de Sasuke, pero también fue el suyo.

 

─Creí que te encontraría de un humor de perros después de haber tenido que cuidar de Naruto-kun. ─Le miró atento─. Me alegra que todo haya ido bien, hermano.

─Mn ─masculló─. Por suerte ha sido la primera y la última vez. Cuidar de un niño es irritante. ─Antes de que Itachi pudiera comentar algo al respecto cambió de tema─. ¿Cómo te sientes?

─Gracias a los medicamentos ahora me siento mejor, la fiebre ha bajado un poco… ─Otro golpe de tos le interrumpió─. No deberías estar aquí, Sasuke, puedo contagiarte.

 

Asintiendo Sasuke tomó la bandeja de comida y abandonó la habitación. Ahora que tenía la tranquilidad que necesitaba, iría a estudiar para un examen que estaba próximo.

 

Cuidar de un niño había sido una experiencia que no deseaba volver a repetir.

 

Pero al parecer el destino no estaba de su lado y aquella situación se repitió más de una vez en los siguientes meses, cada vez con más frecuencia. Incluso Naruto le había proclamado su hermano mayor frente a cualquier conocido. Con bastante frecuencia Kushina iba a su casa acompañada del pequeño rubio, quien ansioso corría a buscarle por toda la casa hasta dar con él y pegarse como si fuera su segunda sombra. A veces podía librarse de Naruto asegurándole a Mikoto que tenía que estudiar para un examen importante y entonces ella o Itachi entretenían al pequeño por poco rato, ya que éste quería volver pronto a casa “si no jugaba con Sasuke nii-chan”

 

Y ese día en concreto fue el peor de todos. Era fin de semana y como ya venía siendo costumbre Kushina llegó a su casa con Naruto. La pelirroja le pidió un poco apenada si podía llevar a su hijo al cine. Le aseguró que iba a llevarle ella misma, pero que Naruto se había puesto terco con la idea de ir al cine con Sasuke.

 

Insistía en la idea de que el destino no estaba de su parte, ya que cuando iba a negarse con la excusa de que tenía que estudiar, Mikoto le interrumpió.

 

─Claro que sí, Kushina. ─Le sonrió a su amiga─. Ayer escuché a Sasuke decir que no tenía exámenes estos días, así que tiene algo de tiempo libre.

 

No pasó ni un segundo cuando Naruto corrió hacia él y le tomó de la mano mientras celebraba eufórico.

 

Aquella tarde Sasuke deseó mil veces que la tierra se lo tragara cuando se vio en aquella oscura sala rodeado de mocosos que no dejaban de quejarse, reír, o incluso lloriquear por la oscuridad del lugar. Entre ellos estaba Inuzuka Kiba que había ido acompañado de su hermana mayor, y otros niños más que decían ser amigos de Naruto como una niña llamada Sakura y un niño llamado Chouji acompañados de un adulto cada uno.

 

En cuanto la molesta película infantil sobre ninjas terminó, llevó a Naruto directo a casa a pesar de que éste le suplicaba que le llevara al parque a jugar.

 

Al entrar en casa azotó la puerta con tal violencia que Mikoto no tardó en acercarse preocupada.

 

─Sasuke, ¿ocurre algo?, ¿dónde está Naruto?

─Le he dejado en su casa ─farfulló pasando de largo a su madre, pero después se detuvo y la encaró─. ¿Por qué a cada rato tenemos que estar cuidando a Naruto? Sus padres podrían dejarle en una guardería, o contratar una niñera.

 

Por el tono que empleó en la pregunta, Mikoto comprendió entonces que al parecer a Sasuke no le agradaba la compañía del pequeño.

 

─Cuando Itachi nació, Minato y Kushina cuidaron muchas veces de él hasta que tú naciste. Ahora yo le devuelvo el favor con su hijo ─explicó. Entonces Sasuke entendió por qué los Uzumaki mostraban con Itachi una confianza que con él no tenían, especialmente Minato, ya que con Kushina sí hablaba ocasionalmente─. Además, Naruto es el hijo de mi amiga, no me molesta cuidarle… aunque parece que a ti sí.

─Prefiero invertir mi tiempo en estudiar que en perderlo cuidando de un niño ─respondió con franqueza.

 

La mujer le miró sorprendida, pero asintió con algo de pesar al ser consciente del cariño que Naruto le tenía a Sasuke y que no era correspondido.

 

─Si es lo que quieres… supongo que puedo cuidar a Naruto por ti de vez en cuando ─comentó, aunque sabía que el rubio se aburría pronto si no era Sasuke quien estaba con él y regresaba a casa.

 

Por suerte para él, Mikoto cumplió su palabra y gracias a eso con el tiempo las visitas de Naruto se fueron reduciendo, yendo la mayoría de las veces solamente Kushina a visitarles. A Mikoto le preocupaba que Kushina hubiera notado que Sasuke no quería pasar tiempo con Naruto, pero la pelirroja nunca le comentó nada al respecto y actuó con normalidad.

 

Hasta que un día, Naruto dejó de ir por allí.

 

****

 

─Estúpido Kiba’ttebayo ─refunfuñó Naruto en un susurro.

 

Se miró la rodilla derecha, viéndola ensangrentada, unos hilos de sangre descendían por la pierna hasta ser absorbidas por el calcetín. Por suerte llevaba pantalón corto y no el uniforme estudiantil.

 

─Mamá me matará ─se lamentó sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.

 

A pesar de tener trece años, Naruto temía a su madre como cuando era un pequeño de siete años. Lo peor es que ni siquiera había sido culpa suya. Estaba en el parque jugando al fútbol con varios compañeros de la escuela, y el equipo donde él estaba iba ganando. Como era de esperarse las chicas gritaban ánimos al equipo ganador, y eso a su amigo Kiba no le hizo la menor gracia, por lo que comenzó a jugar bastante agresivo llegando a recurrir a los empujones, incluso a las patadas. Mientras Kiba y él peleaban por tener el control de la pelota, su amigo le dio un inesperado y brusco empujón que le derribó de forma aparatosa al pisar la pelota. Y el resultado era ese. El dolor era tan intenso que no podía evitar cojear ligeramente.

 

─¿Naruto?

 

La voz le resultó familiar y al instante giró. Fue toda una sorpresa encontrarse a quien fue su autoproclamado hermano mayor, Uchiha Sasuke. A pesar de vivir tan cerca apenas se veían y casi no cruzaban palabra. A veces podían estar meses enteros sin verse.

 

Ambos se estudiaron con la mirada en silencio. Sasuke vestía el uniforme estudiantil y la mochila colgada de un hombro. A Naruto le llamó la atención la camisa de un blanco impoluto y el pantalón pulcramente planchado, como ocurrió en su niñez. Por otro lado Naruto vestía pantalón corto y una sencilla camiseta de manga corta; al contrario que Sasuke su ropa estaba bastante sucia, con manchas de tierra y hierba.

 

─Tienes un estado lamentable ─fue todo lo que dijo Sasuke tras finalizar su escaneo visual.

 

El ceño de Naruto se frunció por un instante, pero después decidió restarle importancia al comentario y continuar su camino, cojeando ligeramente.

 

─Lo sé’ttebayo ─admitió.

─¿Has peleado con alguien? ─afirmó en una pregunta.

─No. No exactamente. ─Miró a Sasuke que ya caminaba a su lado─. A Kiba no le gusta perder. Se puso agresivo tratando de quitarme la pelota cuando jugábamos a fútbol y… ─Señaló su rodilla ensangrentada. La herida era grande.

─¿Kiba? ─reiteró en un susurro, pensativo.

─Sí. Le conoces. Inuzuka Kiba, castaño…

 

Dejó de hablar al percibir un ligero empujón de parte de Sasuke, al mirarle tuvo el tiempo suficiente para reaccionar y tomar la mochila de éste que iba a estamparse en su cara. Abrió la boca para protestar, pero quedó mudo al ver al pelinegro posicionarse frente a él y darle la espalda, inclinándose un poco. Parpadeó sorprendido. ¿Sasuke quería que…?

 

─Sube a mi espalda ─ordenó.

 

Con incomodidad Naruto se abrazó a la mochila, negando con la cabeza. Apenas tenía confianza con Sasuke, sería incómodo. Pero al recordar que éste no le estaba viendo, contestó.

 

─Mejor no. Puedo caminar solo.

─Sube ─insistió en un tono que le dio a entender a Naruto que no lo repetiría de nuevo.

─Pe-pero te mancharé de sangre y tierra… ─se excusó. Quedó mudo cuando Sasuke giró la cabeza para dedicarle una mirada que pronosticaba más dolor si no obedecía─. Está bien dattebayo.

 

Se colgó la mochila de Sasuke y sin mucho ánimo subió a la espalda de éste. Como sospechaba la situación era muy incómoda, al menos para él, que sentía las manos de Sasuke aferradas a sus muslos como si nada mientras que él no sabía bien dónde poner las suyas. Finalmente las posó en los hombros del pelinegro sin mayor ceremonia.

 

─Lo recuerdo ─dijo Sasuke momentos después sin ningún tono en especial─. Kiba era ese niño que te tuvo deprimido durante horas porque dijo que las marcas en tus mejillas eran feas.

─El mismo. ─Asintió, llevando una mano a tocarse la mejilla al rememorar aquel día.

─Si no recuerdo mal, dijiste que no volverías a jugar con Kiba.

─Y yo recuerdo que dijiste que estas marcas me convertían en alguien único y especial’ttebayo ─respondió esbozando una sonrisa.

 

Sasuke guardó silencio con aquellas palabras. Había esperado que con el paso de los años Naruto lo hubiera olvidado. Frunció el entrecejo al escuchar al rubio reír repentinamente. ¿Qué le hacía gracia ahora?

 

─También recuerdo cuando jugaste conmigo paseándome en el triciclo. Ahora que lo pienso eso fue tan gracioso…

─¿Cómo puedes recordar todo eso? ─Trató de ocultar la incomodidad que sentía.

─Tenía siete años, no era tan pequeño. Además… conocerte me impactó, creo que por eso lo recuerdo más.

 

La confesión le sorprendió, pero después se preguntó si impactó a Naruto en buen o en mal sentido.

 

─Te impactó ─reiteró, esperando que fuera más específico.

─¡Sí! Te veía como alguien a quien imitar dattebayo, cuando creciera quería ser como tú, por eso te proclamé mi hermano mayor.

─Eso es absurdo, apenas me conocías.

 

Naruto frunció los labios con aquella respuesta.

 

─Ahora lo sé, pero no esperes que lo entendiera con siete años ─se excusó.

 

Después permanecieron callados un momento hasta que Sasuke rompió el silencio.

 

─¿Ahora tienes trece? ─afirmó en una pregunta.

─Sí. Ya voy al instituto… ─Se interrumpió incómodo al notar que en algún momento había manchando de sangre la ropa de Sasuke, y la camisa ya no era de un blanco impoluto por tener manchas de tierra.

─¿Qué sucede?

─Bájame dattebayo. Ya casi he llegado a casa, iré caminando. ─Pero no recibió respuesta, incluso juraría que Sasuke aceleró un poco el paso─. ¿Por qué te preocupas?

─Estás herido ─contestó en tono obvio.

─No es para tanto. Además, sé que no te agrado, y es incómodo para mí ─confesó.

 

Percibió que Sasuke caminó gradualmente más despacio, incluso pensó que iba a detenerse, pero eso no sucedió.

 

─¿De dónde has sacado eso? ─respondió con una pregunta, sin confirmar o negar la afirmación de Naruto.

─Escuché a mis padres hablando sobre eso cuando tenía ocho años… creo. Mi madre le decía que no sabía cómo hacer que yo dejara de ir a tu casa porque era evidente que mi compañía te resultaba molesta. Desde ese día comencé a ir menos seguido a tu casa.

─Hasta que dejaste de ir ─añadió.

─Sí ─respondió sin un tono en concreto.

 

Tras un breve silencio en el que Naruto meditaba cambiar de tema, Sasuke habló.

 

─El problema no eras tú. Nunca he tenido paciencia con los niños, no me gustan ─admitió.

 

Naruto dejó escapar una risita socarrona, suspirando interiormente aliviado al divisar su casa no muy lejos.

 

─¿Qué harás cuando tengas hijos?

─Prefiero no pensar eso.

 

Esta vez Naruto rió de verdad al escuchar esa respuesta huidiza. De verdad a Sasuke le desagradaban los niños, incluso el pensar que fueran suyos no cambiaba su forma de ser.

 

─¿Qué es tan gracioso? ─cuestionó monótono.

─Nada, nada.

 

El resto del trayecto fue silencioso e incómodo para Naruto quien se preguntaba si Sasuke estaba sintiendo la misma incomodidad. Suspiró hondo, aliviado cuando por fin el mayor le dejó con cuidado en el suelo frente la puerta de su casa.

 

─Gracias por todo, Sasuke ─le despidió con una sonrisa mientras abría la puerta─. ¡Estoy en casa! ─exclamó, pero no recibió respuesta.

 

No había hecho ni el amago de marcharse cuando percibió que al parecer Naruto estaba solo.

 

─¿Tus padres no están? ─Quiso asegurarse.

─Creo que no. ─Avanzó un poco, viendo en el mueble de la entrada una nota de Kushina─. No, no están ─confirmó tras leerla.

 

Sin esperar invitación Sasuke ingresó y cerró, ganándose una mirada de confusión de Naruto.

 

─¿Dónde tienes el botiquín?

─En el baño. Pero ¿para qué…? ¡Woah!

 

El grito había escapado al sentirse levantado del suelo de forma inesperada. Sasuke le había tomado en brazos como si nada y subía las escaleras. A pesar de no haber estado allí en años parecía recordar perfectamente dónde quedaba el baño.

 

─¡Teme…! ¡Bájame! ─protestó removiéndose.

 

Pero Sasuke le ignoró y le soltó una vez que estuvieron en el baño, abriendo el botiquín y sacando lo necesario con familiaridad, como si estuviera en su propia casa.

 

─¿Acaso me vas a curar? ─preguntó confuso, tomando asiento en el borde de la bañera.

─No eres muy despierto.

 

Naruto frunció el ceño con enojo ante tal respuesta.

 

─¡Soy muy despierto dattebayo!

 

De nuevo no recibió contestación y en silencio Sasuke procedió a curarle. Naruto sofocaba algunas quejas cuando el otro tuvo que desprender unas piedrecillas clavadas en la herida, pero no protestó en voz alta. No quería que Sasuke se burlara de él.

 

Respiró aliviado cuando la herida estuvo desinfectada y cubierta con gasa y esparadrapo.

 

─Gracias, Sasuke. ─El mayor sólo asintió en un movimiento de cabeza, guardando todo en su lugar─. Te acompañaré a la salida ─comentó, a pesar de que el otro no había dicho que se marchaba.

 

Cuando abrió la puerta para invitarle a salir de su hogar, al otro lado se toparon con Kushina que automáticamente guió la mirada a la rodilla de Naruto como si en vez de una gasa tuviera un cartel de neón llamándole la atención.

 

─¿Qué te ha pasado’ttebane?, ¿te atacó un ladrón? ─preguntó temiéndose lo peor.

─N-No, mamá. Sólo me he caído jugando a fútbol ─explicó un poco rápido.

─Vamos al baño, te curaré. Seguro que tú te has curado mal.

─No es necesario. ─La detuvo─. Sasuke me curó.

 

Sólo entonces la preocupación de Kushina quedó en un segundo plano y por fin notó a Sasuke a un lado de su hijo. Sonrió un poco avergonzada por su comportamiento, ni siquiera había saludado al chico.

 

─Sasuke, hola. ─El nombrado respondió con una educada y ligera inclinación de cabeza─. Gracias por haberte ocupado de Naruto. Él es un poco patoso para cuidarse…

─Mamá… ─interrumpió Naruto avergonzado, pero la mujer continuó hablando como si nada.

─Pero veo que ya vas practicando tus dotes como futuro médico.

─¿Médico? ─reiteró el rubio, mirando confuso a Uchiha.

─Así es. ─Asintió Kushina─. Mikoto me contó hace años que Sasuke está estudiando medicina.

 

Naruto sintió renacer en él aquella admiración infantil que una vez sintió hacia Sasuke. No supo cuánto tiempo estuvo inmerso en su mente, pero sacudió la cabeza para volver a poner los pies sobre la tierra justo cuando Sasuke se despedía y se marchaba.

 

─No sabía que Sasuke y tú de pronto os estabais llevando bien… ─comentó entre confusa y sorprendida, pero se interrumpió al ver a su hijo subir las escaleras con torpeza, tratando de no apoyar demasiado la pierna lastimada─. ¿Naruto?, ¿a dónde vas?

 

Pero no recibió respuesta, no porque no hubiera sido escuchada, más bien era porque Naruto no quería perder ni un segundo. Entró en su habitación de forma precipitada y miró a través de la ventana, viendo a Sasuke caminar tranquilamente a su casa. Chasqueó la lengua cuando su frente chocó con el cristal en el momento en que perdió al mayor de vista. Abrió la ventana y se asomó con tal energía que por un momento casi cae al vacío.

 

Como si hubiera sentido que le observaban, Sasuke se detuvo cuando estaba por ingresar en su casa y giró. La calle estaba vacía. Sin pretenderlo su mirada se clavó en la casa de Naruto, pero no vio nada llamativo, así que sin más entró en su hogar.

 

Naruto suspiró hondo mientras cerraba la ventana. Por un segundo Sasuke casi le descubre mirándole, pero por suerte no había sido así. No es que fuera algo malo que Sasuke le hubiera cazado observándole, pero se sentía más cómodo así. Además, sólo había sido una vez, no lo volvería a hacer nunca más.

 

Pero el “nunca más” se convirtió en “a veces” con el transcurso de los días. Ocasionalmente Naruto se descubría a sí mismo mirando por la ventana, hacia la izquierda, con la esperanza de encontrar a Sasuke saliendo o entrando de su casa. No importaba si era de noche y hacía frío, abría la ventana y se asomaba. Siempre se decía que sólo sería un segundo, pero ese segundo se transformaba en muchos más.

 

No quiso darle demasiada importancia a su repentina costumbre de observar a Sasuke. No tenía un motivo en especial para hacerlo. Era sólo que desde que tenía ocho años siempre guardó la distancia con Sasuke porque sabía que le caía mal; pero después de ver la forma en que éste se había preocupado por él semanas atrás cuando se lastimó jugando a futbol, no pudo evitar pensar que quizá podrían ser amigos. Sasuke no soportaba a los niños, pero él ya no era un niño, en cuatro meses cumpliría catorce.

 

Las pocas ocasiones que se encontraron por la calle, trató de tener alguna conversación con Sasuke para conocerse más, pero el chico era de pocas palabras. Para colmo Sasuke parecía haber descubierto una extraña diversión en sacarle de quicio, así que lo que comenzaba como un intento de conversación normal, terminaba en una discusión absurda porque Sasuke con escuetas palabras hacía explotar su poca paciencia.

 

Aquellas situaciones se mantuvieron hasta que cumplió los dieciséis.

 

Para su sorpresa, un día había descubierto a Sasuke paseando junto a una chica pelirroja. Pero esa chica no era cualquiera, era Karin Uzumaki. La calificaba como su prima, pero en realidad, al igual que ocurría con Nagato, era prima de Kushina. Regresaba a casa con Minato después de comprar unas cosas que hacían falta para la cena, y cerca del parque donde Naruto se lastimó la rodilla cuando tenía trece, les vio. Minato y Sasuke cruzaron algunas palabras, y la charla finalizó con Karin mandando saludos para Kushina.

 

Jamás había visto a Sasuke cerca de una chica, quizá por eso la situación le tomó por sorpresa y creó sensaciones confusas en él que aumentaron con el comentario inocente de Minato.

 

─No sabía que Karin es amiga de Sasuke-kun. ¿Tal vez son novios?

 

Al instante Naruto volteó, alcanzando a ver a Karin casi colgándose del brazo de Sasuke mientras se dirigían al parque. Airado regresó la mirada al frente, escuchando en silencio el monologo de su padre.

 

─Tal vez sí ─se contestó a sí mismo el adulto─. Después de todo Sasuke-kun ya tiene una edad… ¿Veintiséis?

 

Durante la cena Minato le comentó a Kushina la posibilidad de que Karin y Sasuke-kun quizá estuvieran saliendo. Kushina sonrió, complacida con la idea de que el hijo de su mejor amiga entrara a formar parte de la familia.

 

Naruto sintió que perdía el apetito por completo.

 

Al día siguiente, al llegar a casa Sasuke se encontró con la presencia inesperada de Naruto frente a su casa. Parecía esperar a alguien.

 

─Sasuke, te esperaba dattebayo.

 

Sabiendo aquello, Sasuke se acercó un poco más. Una tenue sonrisa ladeada apareció en sus labios, y nada más verla, Naruto supo que haría un comentario socarrón.

 

─Kiba volvió a decir algo sobre las marcas en tus mejillas ─aseguró, imaginando que ese era el motivo de la presencia de Naruto. ¿Quizá buscaba consuelo?

─¡No! ─masculló.

 

Entonces Sasuke arqueó una ceja de forma sutil, preguntándose seriamente el motivo de la presencia de Naruto. Desde que tenía ocho años, el rubio no había vuelto a ir a su casa, ni siquiera a merodear por la puerta de entrada.

 

─¿Ocurre algo?

 

Naruto apartó la mirada sin saber cómo empezar a decir lo que le mantenía inquieto desde el día anterior.

 

─¿Karin es tu novia? ─Optó por preguntarlo de forma directa.

 

Tras un breve silencio que a Naruto le pareció eterno, el mayor habló.

 

─No tengo por qué responderte eso. ─Hurgando en su bolsillo, sacó las llaves de casa.

─Teme… ─farfulló frustrado por no recibir una respuesta concreta.

 

Con una severa mirada, Sasuke le encaró. Había escuchado el insulto.

 

─¿Por qué lo preguntas? Eso no tiene nada que ver contigo.

─¡Sí tiene que ver! ─replicó ofendido─. Karin es mi prima’ttebayo.

─Ella me ha dicho que es prima de tu madre ─le corrigió─. Y aun así, sigue sin tener que ver contigo ─insistió encajando la llave en la cerradura.

─Quiero asegurarme de que mi prima ha elegido bien. Tú odias a los niños, ¿cómo piensas formar una familia?

 

Rodando la mirada, Sasuke retiró la llave y volvió a mirar los ojos azules que le estudiaban con determinación.

 

─¿Estás insinuando que no soy bueno para Karin?

 

Naruto parpadeó meditando ligeramente, ni siquiera él mismo sabía muy bien a dónde quería llegar con todo eso. Sólo quería confirmar si Karin era novia de Sasuke, o si sólo eran amigos cercanos.

 

─Tal vez… deberías buscar otra persona más…

─¡Sasuke!

 

La voz de Karin crispó a Naruto y le interrumpió. Ambos la vieron acercarse corriendo y cómo con toda la confianza del mundo se colgaba del brazo de Sasuke, sonriendo complacida con la cercanía del chico.

 

Un retorcijón desagradable asaltó a Naruto de inmediato, mirando perplejo la escena. Sasuke no la estaba alejando.

 

─Oh, Naruto. No te había visto ─comentó Karin aparentemente sorprendida─. ¿Cómo te va en la escuela?, ¿todo bien?

 

Las rubias cejas se fruncieron, el comentario le había ofendido. Era evidente que tanto Sasuke como Karin le veían como un niño. Tal vez era normal debido a que la diferencia de edad era de diez años, pero eso no significaba que no le resultara molesto.

 

─No voy a la escuela dattebayo, voy al instituto. ─Entonces Naruto vio la oportunidad de recibir la información que deseaba, después de todo Karin siempre había tenido la lengua un poco suelta─. No sabía que Sasuke es tu novio ─comentó casual, recibiendo una seria mirada de Uchiha que al instante notó lo que pretendía, pero le ignoró.

 

Las mejillas de la chica adquirieron casi la misma tonalidad de su cabello y una sonrisa boba se formó en sus labios.

 

─¿Verdad que hacemos una buena pareja? ─Fue todo lo que dijo, pero aquello fue suficiente para que Naruto obtuviera su respuesta.

─¡Deberías buscarte algo mejor, tienes un gusto horrible! ─replicó antes de marcharse corriendo a casa, dejando confundida a la chica.

─¿Qué mosca le ha picado a ese tonto? ─se susurró. ¿Algo mejor? ¡No había nada mejor que Uchiha Sasuke!

 

Sin comprenderse muy bien a sí mismo, los siguientes meses Naruto se la pasaba fastidiado la mayor parte del tiempo, especialmente cuando alguien mencionaba a Karin. Una sensación de aborrecimiento irracional había nacido en él hacia su prima. Y ese aborrecimiento aumentaba cada vez que se topaba con Sasuke por la calle y éste apenas le dedicaba unas escuetas palabras antes de volver a sus asuntos. Entendía que Sasuke estaba muy ocupado con sus estudios de medicina, pero para Karin siempre parecía tener tiempo y eso aumentaba su irritación.

 

Con el trascurso del tiempo, en el instituto algunas chicas se habían acercado a él con interés romántico, pero él no les había prestado la más mínima atención. Él sólo quería la atención de Sasuke, como aquel día que se lastimó la rodilla jugando a fútbol y él le llevó a casa para curarle.

 

Hasta que un día empezó a cuestionarse a sí mismo por qué estaba sintiéndose cada vez más obsesionado con Sasuke. Era como si cuanto más le ignoraba el mayor, más deseara él su atención. Incluso un puñado de veces trató de sabotear lo que parecían citas entre Sasuke y Karin cuando les descubría paseando juntos. Se unía a ellos en su paseo, a pesar de las indirectas de Karin bastante directas para que les dejara solos, hasta que finalmente era la chica quien abandonaba y se marchaba enojada, alegando ver a Sasuke otro día.

 

─Naruto, ¿podemos hablar?

 

La voz de Kushina sacó a Naruto de sus pensamientos mientras regaba sus girasoles. A pesar de tener diecisiete años recién cumplidos, no había abandonado la costumbre que le inculcó su madre desde niño de hacerse cargo de lo que él sembrara en el jardín.

 

─Claro’ttebayo. ─No le dio buena espina la expresión ligeramente seria de Kushina, pero trató de aparentar tranquilidad.

─Acabo de encontrarme con Karin, y me ha contado lo que has estado haciendo los últimos meses.

─…no sé de qué hablas, mamá ─casi musitó, tratando de desentenderse del asunto.

 

La mujer se cruzó de brazos. Por la forma en que Naruto evitaba su mirada, era evidente que sí sabía de qué estaba hablando.

 

─Has estado molestándoles en sus citas. Naruto, ¿por qué has estado haciendo eso’ttebane? ─preguntó con creciente enojo─. No eres un niño para hacer algo tan infantil.

 

Naruto dejó de regar las flores y miró un poco afligido a Kushina.

 

─Mamá… no sé cómo decirte esto.

─Pues simplemente dilo ─apremió, esperando escuchar la razón por la que su hijo había estado actuando así.


Apartó la mirada. No quería ver la reacción de Kushina al decirle algo así.


─Creo que Sasuke me gusta. ─Suspiró hondo─. Es por eso.

 

Totalmente atónita la mujer descruzó los brazos y abrió los ojos de par en par. Guardó silencio unos segundos, sin saber cómo reaccionar.

 

─¿Desde cuándo? ─fue todo lo que atinó a decir.

─No estoy seguro dattebayo, quizá desde el año pasado ─respondió un poco incómodo.

 

Kushina meditó qué podría decir después sin hacer sentir mal a Naruto. Que a su hijo resultara gustarle un hombre había sido toda una sorpresa, y que ese hombre resultara ser el hijo de su amiga, una sorpresa mucho mayor.

 

─Pero Karin es novia de Sasuke, hijo.

 

Meditando su forma de actuar los últimos meses, Naruto se sintió patético. Había estado tratando de llamar la atención de un hombre diez años mayor que él, un hombre heterosexual que tenía novia desde hacía aparentemente un año. Y esa novia era precisamente familia de su madre.

 

─¡Lo sé! ─exclamó frustrado, dejando caer la regadera al césped─. Soy un idiota.

 

La mano de Kushina acariciando sus cabellos le calmó ligeramente.

 

─Cuando se es joven y se está enamorado, se cometen muchas tonterías, Naruto. ─Sonrió comprensiva─. Pero has estado actuando mal, no tienes que meterte en las relaciones de otros, ¿entiendes? Será mejor que te disculpes con Karin y con Sasuke.

 

Con pesar, Naruto asintió con la cabeza y después abrazó a Kushina, agradecido por el cariño que su madre le brindaba. Era un alivio que no hubiera tomado mal su declaración homosexual. Kushina entendió ese gesto, devolviéndole el abrazo al instante.

 

─Lo haré ─aseguró con una ligera sonrisa resignada, soltándola─. Iré a mi habitación ahora.

─Está bien.

 

Mientras Naruto se alejaba, Kushina no pudo evitar preguntarse interiormente si el hecho de que a Naruto le gustara un hombre era algo pasajero quizá típico de su edad y sus ganas de explorar cosas nuevas, o si realmente había definido su orientación sexual. Su hijo era muy joven todavía. El tiempo lo decidiría todo. Pero eligiera lo que eligiera Naruto, ella le seguiría amando.

 

Mientras subía las escaleras con pereza, inconscientemente los pies de Naruto se movieron cada vez más rápido hasta que terminó de subir las escaleras corriendo. Entró de forma precipitada en su habitación, casi incrustándose en la ventana para ver si por casualidad tenía suerte y Sasuke estaba a la vista. Si Kushina decía que acababa de encontrarse con Karin era porque la chica andaba cerca. Tensó la mandíbula cuando alcanzó a ver la inconfundible cabellera pelirroja de Karin. Desesperado abrió la ventana y asomó medio cuerpo con energía para ver hacia la izquierda, casi perdiendo el equilibrio por un momento cuando se encontró una escena desagradable. Karin estaba abrazada al cuello de Sasuke y sus rostros estaban muy cerca, pronosticando un beso que de ninguna manera Naruto deseaba que ocurriera.

 

Se mordió el labio inferior, tentado a liberar un potente grito que asustara a la pareja y la alejara. Pero no podía hacer eso, tenía que abandonar ese comportamiento patético, empezando por dejar de espiar a Sasuke desde la ventana.

 

Pero en su afán por descubrir si el beso había llegado a realizarse, inclinó más el cuerpo, logrando ahora sí perder el equilibrio y caer al vacío mientras gritaba desesperado.

 

Sin mayor ceremonia Sasuke alejó a Karin cuando escuchó aquel grito con una voz conocida.

 

─Esa voz es de Naruto ─comentó. Por el tono del grito parecía indicar que algo le había ocurrido al rubio.

─Tal vez Kushina le ha dado su merecido por estar fastidiando estos últimos meses ─comentó complacida, restándole total importancia.

 

Cuando Kushina acudió al lugar donde había escuchado el grito y el estruendo, el corazón casi se le sale por la boca al encontrar a su hijo tendido en el suelo, totalmente inmóvil.

 

─Naruto… ─musitó casi sin aliento, algo pálida─. ¡Minato…! ─Apenas había pronunciado el nombre de su esposo cuando éste ya estaba allí, alertado también por el grito y el estruendo.

─¡Naruto! ─exclamó casi en shock, deteniéndose en seco cuando al salir de casa encontró a su hijo tirado frente a la puerta─. ¿Pero qué ha pasado? ─preguntó cuando pudo reaccionar, viendo a su mujer agacharse junto a su hijo con toda intención de incorporarle─. No le toques, Kushina, puede ser peligroso ─indicó sacando su teléfono móvil─. Llamaré a una ambulancia.

─N-No sé qué ha pasado ─balbuceó la mujer al borde de las lágrimas─. Naruto dijo que iba a su habitación, y después… ─Guardó silencio y miró hacia arriba, viendo las hojas de la ventana del cuarto de Naruto abiertas de par en par hacia afuera. ¿Naruto… se había caído desde ahí? Las lágrimas salieron sin control, empapando la cara de su hijo. Con una mala caída, desde esa altura Naruto podía haberse matado.

─¡Kushina! ─la llamó, despertándola de su letargo─. No es momento de perderse. Llama a Sasuke-kun, él podrá ayudarnos mientras la ambulancia llega.

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

¡Hola a todos! :)

 

OMG! ¡Naruto se mató! D: ¿O quizá no? :3

 

Llego para actualizar antes de lo previsto por dos razones: la primera es porque en vista de la buena aceptación que ha tenido el fanfic y la cantidad de reviews en Fanfiction (no lo esperaba), me he animado a adelantar la fecha de actualización. El segundo motivo es que la semana que viene (que es cuando debía actualizar), lo tengo un poco difícil, razón por la que finalmente he decidido actualizar una semana antes en lugar de una semana después de lo que debería :D

 

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


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