Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Diez años por Takaita Hiwatari

[Reviews - 894]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Diez años:

Takaita Hiwatari

Capítulo 8: “Un aliado”:

 

—¿¡Que hiciste qué!?

 

El grito de sorpresa que liberó Sakura hizo que Naruto se tapara las orejas al instante.

 

—Sakura-chan, no grites —susurró.

 

Después estudió su alrededor para comprobar que nadie se había detenido a mirarles. No había sido buena idea contarle lo ocurrido con Sasuke los días anteriores mientras caminaban del instituto a sus hogares.

 

—Es que no puedo creerlo, Naruto. —Frunció el ceño en señal de confusión. Se acercó más a su amigo para hablar confidente—. Creía que lo único que querías era salir lo más digno posible de toda la situación con Uchiha Sasuke, estabas lográndolo. ¡Y ahora me dices que ayer te enfrentaste a él de esa forma!

—Bueno… —Se rascó la nuca tímidamente—. Eso no es todo.

—¿Hay más? —cuestionó sorprendida, viendo a su amigo asentir en un movimiento de cabeza.

—Le besé.

 

Cuando la sorpresa inicial desapareció en Sakura largos segundos después, miró ceñuda a Naruto. ¿Acaso era tonto? Llevaba tanto tiempo sufriendo por el amor no correspondido de ese tipo, y ahora que todo estaba más tranquilo y las cosas volvían a su cauce, iba el idiota y lo fastidiaba todo. No sólo se enfrentaba a Sasuke diciéndole de nuevo que le gusta, ¡también le besaba!

 

No sabía si darle un puñetazo, o mejor…

 

—Sakura-chan, estás muy callada’ttebayo —comentó preocupado. Sospechaba que ese silencio tan denso no era bueno.

—Estoy contando hasta diez para no golpearte por idiota.

—Ugh…

 

El rubio no dudó en alejarse unos pasos, pero Sakura le tomó del brazo en un firme agarre y le atrajo hacia ella. Naruto temió por su vida. Sakura-chan tenía una fuerza sobrehumana y sería capaz de enviarle al hospital de un solo golpe. Aunque pensándolo detenidamente, en el hospital estaba Sasuke, así que…

 

—Naruto, usa la cabeza —le ordenó, sacándole de sus pensamientos—. ¿Cómo planeas lograr que un heterosexual, con novia, se fije en ti? ¡Es una locura!

—¡Haré lo que sea dattebayo! —exclamó. Las palabras de su amiga le provocaron frustración y le empujaron a poner los pies sobre la tierra, ¡pero se negaba a rendirse!

—Un “lo que sea” no funciona, Naruto. A no ser que te hicieras una operación de cambio de sexo —se mofó, riendo divertida al imaginar a Naruto con una apariencia femenina pero con un comportamiento masculino. Sería todo un espectáculo.

—¡Eso no está dentro de mi “lo que sea”! —protestó alarmado—. Quiero que Sasuke se fije en mí tal y como soy.

 

Sakura suspiró hondo, sabiendo que cuando a su amigo se le metía una idea en la cabeza era casi imposible lograr que la desechara.

 

—¿Y ahora pretendes que te sonría y te diga que cuentas con mi apoyo?

—Sinceramente, no estaría mal —confesó.

—Pues no tienes mi apoyo —sentenció—. Naruto, eres mi amigo y quiero lo mejor para ti. Sólo te vas a hacer daño.

—Sakura-chan —la llamó, deteniéndose y mirándola con decisión—, prefiero lamentarme por haberlo intentado hasta el cansancio, que por no haberlo intentado.

 

Estar un mes sin ver a Sasuke no había funcionado en absoluto, sus sentimientos seguían intactos. Quizá un mes había sido muy poco tiempo alejado de él, pero ahora mismo eso no le importaba. En el momento en que vio a Sasuke en el parque días atrás, decidió que realmente quería intentarlo. Quería confesarle de nuevo sus sentimientos a ese teme gruñón, e intentar ser correspondido.

 

Él solo no podía deshacerse de sus sentimientos hacia Sasuke. Parecía imposible. Pero quizá el propio Sasuke, después de rechazarle una vez tras otra, podría lograr que esos sentimientos desaparezcan.

 

Y era cierto, prefería mil veces lamentarse por haberlo intentado y haber fracasado, que por no haberlo intentado y preguntarse qué podría haber sido.

 

—Nada de lo que diga te hará cambiar de opinión, ¿verdad? —afirmó con pesar. Su amigo se estaba encaminando a paso seguro a un precipicio, la caída sería nefasta. Y luego ella estaría allí, tratando de recomponer los pedazos rotos.

—No. Quiero intentarlo’ttebayo.

 

La chica se llevó una mano a la cabeza, removiendo algunos mechones con molestia.

 

—Si supiera que iba a servir de algo, te daría un puñetazo en esa cabeza hueca que tienes. —Vio a su amigo mostrar una tenue sonrisa asustada—. Pero sé que sería algo inútil, sólo lograría volverte más tonto de lo que ya eres.

—¡Sakura-chan! —protestó ofendido.

—En fin, te deseo suerte. —Sin más le dio un contundente palmetazo en la espalda—. ¡La vas a necesitar!

 

El grito de dolor de Naruto se escuchó casi en el otro extremo de Konoha. Su espalda estaba rota, ¡seguro! Pero Sasuke podría cuidarle en el hospital, sí… tal vez merecería la pena.

 

—¡Hey! ¿Qué estáis secreteando vosotros dos?

 

Naruto se detuvo al escuchar la inconfundible voz de Kiba al tiempo que un brazo rodeaba sus hombros. Al mirar a su lado, vio que a Kiba le acompañaban Chouji, Lee y un silencioso Shikamaru.

 

—Nada. Hablábamos sobre… ¡sobre el examen de admisión a la universidad! —inventó.

 

El camino de regreso a casa se prolongó por entretenerse hablando, primero sobre el examen de admisión a la universidad, luego sobre sus pasados partidos de fútbol en el parque y finalmente sobre sus planes para la Navidad que estaba a la vuelta de la esquina.

 

Cuando Naruto entró en su casa y saludó a sus padres, Kushina le informó de algo que le sorprendió.

 

—¡Por fin llegas’ttebane! Itachi ha llamado por teléfono, dice que quiere hablar contigo. Le he dicho que llamara sobre esta hora nuevamente.

 

Naruto miró el reloj de pared de la sala y vio que había llegado media hora más tarde de lo acostumbrado. Pero eso no era lo importante ahora. ¿Itachi?, ¿Uchiha Itachi había llamado para hablar con él? Aquello no le dio buena espina, no después de recordar el interrogatorio al que éste le sometió días atrás.

 

La voz de Minato captó su atención.

 

—Es muy raro que te retrases, ¿ha ocurrido algo? —preguntó preocupado.

 

El menor sacudió la cabeza como respuesta, negando.

 

—Sólo me entretuve hablando con mis amigos dattebayo. —Sonrió ligeramente, rascándose la nuca.

 

El teléfono rompió el breve silencio. Minato fue raudo a contestar, y Naruto, presintiendo que podría tratarse de Itachi, fue tras él como su sombra.

 

—Oh, Itachi. —Le nombró con una afable sonrisa, y después guardó un breve silencio, escuchando a su interlocutor—. ¿Naruto? —Clavó la mirada en su hijo, viendo a éste negar con desesperación mientras sacudía las manos.

—¡Dile que no estoy! —masculló bajito.

 

Minato alzó una ceja sin comprender la actitud de su hijo. ¿Por qué no quería hablar con Itachi? El chico necesitaba hablar con su hijo, parecía algo importante.

 

—Dice que te diga que no está.

—¡Papá! —protestó casi en un grito, arrebatándole el teléfono—. Gracias por nada’ttebayo —farfulló viendo a su padre alejarse mientras éste contenía una risa divertida. Suspiró para serenarse y un poco inquieto se acercó el teléfono a la oreja—. ¿…Itachi?

—Así que no querías hablar conmigo, Naruto-kun.

 

El rubio le contestó con una estruendosa y falsa risita, negando con la cabeza como si Itachi pudiera verle.

 

—N-no… Mi padre sólo bromeaba. Pero es muy extraño que me llames, ¿ocurre algo? —No pudo evitar ir directamente al grano.

—¿Podemos vernos? —respondió igual de directo.

—¿Ah? Bueno… estoy ocupado, tengo que estudiar y…

 

La voz de Itachi, un poco más seria, le interrumpió.

 

—Temo que no he sido muy especifico. Tenemos que vernos. Hoy —sentenció.

 

Ante esa determinación Naruto pasó saliva de forma sonora. Quería librarse de ese encuentro con Itachi, presentía que no saldría nada bueno. ¿Quería interrogarle otra vez como si estuvieran en un juicio? ¡No quería pasar por eso de nuevo! Pero ese tono tan serio le había intimidado.

 

—¡Oh…! Has dicho hoy. —Rió con desgano—. Justamente hoy no estoy tan ocupado’ttebayo.

—Estaba seguro de que podrías hacerme un hueco en tu apretada agenda, Naruto-kun —respondió usando nuevamente un tono afable que logró que el rubio respirara tranquilo.

—Sí, has tenido suerte, jeh... —Por dentro lloraba de desesperación al no ser capaz de negarse a la orden de Itachi. Presentía que un Itachi enojado debía de ser terrible y no quería arriesgarse a confirmar sus sospechas.

 

Después Itachi le informó sobre el lugar donde se verían y la hora. Era dentro de dos horas. Durante ese tiempo se mantuvo hecho un manojo de nervios. Cuando Minato y Kushina le preguntaron qué quería Itachi para tratar de contactarle con esa insistencia, Naruto sólo les respondió que nada importante. Los adultos no le creyeron, pero no insistieron más.

 

Cuanto menos deseaba Naruto que avanzara el tiempo, más rápido parecía transcurrir, hasta que cuando menos lo esperó llegó la hora de marcharse. Atravesó el conocido parque que frecuentaba con sus amigos y se encaminó al centro. Llegó a tiempo a la cafetería que Itachi le indicó. Era conocida por sus deliciosos pasteles y sus exquisitas variedades de café. Nunca había ido allí porque los precios eran un poco caros para su pobre bolsillo, así que ingresó un poco incómodo.

 

—Naruto-kun.

 

La voz de Itachi le erizó el vello de la nuca. Trató de serenarse y compuso su mejor sonrisa mientras avanzaba al fondo del local, donde Itachi estaba ocupando una mesa junto a uno de los ventanales.

 

Tomó asiento frente al mayor, quien degustaba una humeante taza de café.

 

—Llegas puntual. Es una cualidad que aprecio.

—Mn… gracias —respondió un poco incómodo. A pesar de su puntualidad Itachi parecía llevar tiempo esperándole—. ¿Hace mucho que has llegado?

—Diez minutos. —Le dedicó una breve mirada—. ¿Quieres beber o comer algo?

 

Como respuesta Naruto sacudió la cabeza y las manos. Los precios eran algo caros, su bolsillo no podría asimilar el gasto, y por otro lado le incomodaba que Itachi pudiera pagárselo a él.

 

A pesar de su negativa, unos minutos después tuvo frente a él una humeante taza de chocolate y una porción de pastel de fresas y nata. Después transcurrieron algunos minutos en silencio, aumentando la incomodidad en Naruto y rozando con robarle el apetito. Itachi seguía sin decir el motivo por el que le había citado allí, simplemente rompía el silencio por momentos con preguntas sobre asuntos triviales.

 

—Itachi… —le llamó sin poder contener más la curiosidad—. ¿Por qué querías verme?

—¿Acaso no te sientes cómodo, Naruto-kun? —Dio un sorbo a su taza de café para tratar de ocultar una sonrisilla. Desde el primer minuto había notado la incomodidad en el rubio. Era divertido alterar al adolescente de esa forma con su simple presencia.

—No es eso —negó al instante—. Pero admite que es extraño que quieras verme con tanta urgencia dattebayo.

—Está bien, seré directo. —Con suavidad posó su taza sobre la mesa. Naruto se aferró con ambas manos a su taza de chocolate casi acabada, mirándole expectante—. Sé sobre tus sentimientos hacia mi hermano.

 

No pasó ni un segundo cuando Naruto se había puesto de pie de un ágil salto, como si aquella directa confesión le hubiese golpeado en el estómago. Aterrado negó con la cabeza. Ya sabía que nada bueno podía salir de ese encuentro. ¡Itachi iba a matarle! Seguro le había citado para ordenarle que olvidara su interés en Sasuke y prohibirle que se le acercara en veinte kilómetros a la redonda.

 

Probablemente Itachi intuyó todo tras el interrogatorio que le hizo en el jardín. ¡Había sido demasiado obvio! Itachi era astuto, no por nada era un reconocido abogado. ¡Estaba acabado!

 

—N-no sé de qué hablas —balbuceó acelerado. Era momento de emprender la huida para salvar el pellejo—. Y ahora tengo que irme…

 

No tuvo tiempo ni de avanzar un paso cuando Itachi alargó el brazo y le apresó la muñeca. Contuvo un gritillo de terror para no llamar la atención. Itachi iba a matarle. ¡Itachi iba a matarle!

 

—No tienes que ir a ningún lado. —Suavemente tiró del rubio y le obligó a tomar asiento de nuevo. Naruto le miraba evidentemente asustado. Aquella situación le estaba resultando divertida—. Vamos a hablar —instruyó.

 

Al verse acorralado por la imponente presencia del mayor, Naruto no vio más solución que confesarlo todo, tal vez así el otro se compadecería un poco de él.

 

—Tienes razón, Itachi. ¡Lo siento mucho’ttebayo! —Inclinó ligeramente la cabeza en señal de disculpa—. He tratado de olvidarle, ¡pero es imposible! Sasuke me gusta demasiado. Entiendo que quieras que me mantenga alejado de él, pero es que…

—No quiero que te mantengas alejado de él —interrumpió inmutable.

—¿No? —Le miró confuso. Pensaba que eso era lo que Itachi quería—. ¿Por qué no?

—Quiero que te acerques a él. Y yo voy a ayudarte.

 

Ahora sí que Naruto no comprendía nada. Itachi le había citado porque… ¿quería que se acercase a Sasuke?, ¿por qué? Tal vez quería que ayudara a Sasuke en algo. Pero aquello no tenía sentido.

 

—No entiendo —susurró—. ¿Has escuchado la parte donde dije que Sasuke me gusta mucho?

—Así es —asintió sereno.

—¿Y aun así quieres que me acerque a él?

—Esa es la idea.

 

Naruto guardó un breve silencio, tratando de asimilar aquella situación.

 

—Sigo sin entender nada. —Con un rápido movimiento levantó la taza y engulló los últimos restos de su chocolate ya casi frío—. Creo que te has equivocado de Uzumaki’ttebayo. Sabes que mi prima Karin es novia de tu hermano, ella podrá ayudarle mejor.

—El equivocado ahora eres tú, Naruto-kun. Si hay alguien que puede ayudar a mi hermano, ese eres tú.

 

En su interior Naruto se sintió preocupado. ¿Así que le ocurría algo a Sasuke? Esperaba que no fuera algo muy malo. Aunque Sasuke fuera un bastardo con él, deseaba su bienestar.

 

Pensativo, tomó el platillo de la porción de pastel y lo acercó, comenzando a comerlo cuando entonces reparó en lo último que dijo Itachi.

 

—Un momento. ¿Yo?, ¿por qué sólo puedo ayudarle yo? —Aquella conversación cada vez tenía menos sentido. Por mucho que le pesara, Karin sería mejor ayuda y Sasuke la aceptaría gustoso al tratarse de su novia.

—Porque eres tú quien le gusta a mi hermano.

—¿¡Qué!?

 

Los clientes en las mesas cercanas detuvieron sus propias conversaciones para mirar al rubio que había dado semejante grito. Sonrojado por la vergüenza, Naruto inclinó repetidas veces la cabeza en señal de disculpa y entonces todos regresaron a sus asuntos. Acto seguido Naruto casi enterró la cara en la porción de pastel y comenzó a engullirla en un intento de sofocar los nervios que las palabras de Itachi le habían causado.

 

No. ¡Aquello debía ser una broma de mal gusto! No tenía sentido. ¡Nada tenía sentido!

 

Sasuke estaba saliendo con Karin, Sasuke le había rechazado casi una decena de veces, a Sasuke le molestaba su simple presencia, ni siquiera quiso que él supiera dónde vivía ahora.

 

Ni hablar. No debía ilusionarse. Itachi estaba bromeando.

 

—¿No vas a decir nada, Naruto-kun?

 

Al instante Naruto inspiró profundamente y dejó a un lado su plato vacío, dedicándole una seria mirada al mayor.

 

—Es una broma de mal gusto. Me enoja que me hayas llamado para burlarte de mí’ttebayo.

 

De nuevo se puso de pie con intención de marcharse. Nunca había imaginado que Itachi pudiera ser incluso más bastardo que Sasuke. Al parecer les venía de familia, probablemente lo habían heredado de Fugaku; de Mikoto imposible porque incluso siendo un niño de siete años opinaba que era la mujer más dulce que había conocido.

 

—Naruto-kun, lo último que pretendía era ofenderte. —Con un movimiento de mano le invitó a tomar asiento nuevamente—. Te aseguro que mis palabras no son una broma: a Sasuke le gustas —insistió.

—Para Sasuke no soy más que un mocoso inmaduro. Además, Karin es su novia, ¿lo olvidas?

—Karin no es novia de mi tonto hermano menor —aseguró, invitándole una vez más a tomar asiento.

 

Esta vez Naruto obedeció y despacio se sentó, mirándole perplejo.

 

—¿Han roto? —No pudo evitar que sus ojos brillaran de alegría—. ¿Cuándo?, ¿cómo fue?, ¿por qué?

—No han roto porque nunca hubo nada.

 

Confuso y ansioso, Naruto se removió en la silla. No podía ser posible lo que Itachi decía porque…

 

—La última vez que estuve en casa de tus padres, Mikoto aseguró que Karin era novia de Sasuke. Tú estabas allí, también lo escuchaste.

—Aquello sólo fue un malentendido. —Se inclinó un poco sobre la mesa, clavando sus ojos en los azules—. Naruto-kun, confía en mí. Sasuke es muy reservado y es complicado que hable sobre él, pero te aseguro que Karin no es su novia, jamás lo fue. Sasuke me contó que sólo ha habido unos besos entre ellos en el pasado, pero nada más.

—Quiero confiar en ti —aseguró—, pero es complicado cuando ayer el propio Sasuke me recordó su relación con Karin dattebayo.

 

Itachi escuchó con interés aquello.

 

—¿Ayer hablaste con Sasuke?

—Más o menos. Estos últimos días he ido a su apartamento. Pero se niega a hablar conmigo y me ha estado cerrando la puerta en la cara —refunfuñó acariciándose el puente de la nariz al recordar el dolor del portazo del primer día que intentó hablar con él.

—Me temo que tu presencia es demasiado intimidante para Sasuke.

 

Pero Naruto ni siquiera escuchó aquella frase por estar sumergido en sus recuerdos. Con frustración azotó una mano contra la mesa, haciendo saltar las dos tazas por suerte vacías.

 

—¡Maldito teme…! ¿No se cansa de mentirme? ¡Y luego dice que el mocoso inmaduro soy yo!

—¿De qué hablas, Naruto-kun?

—Desde que… —Hizo una breve pausa, inseguro sobre si hablar sobre eso precisamente con Itachi—. Desde que besé a Sasuke la primera vez no ha dejado de mentirme. Me hizo creer que mantenía una relación con Karin. Cuando me caí por la ventana el teme aseguró que iba a visitarme a casa porque el doctor Kabuto se lo pedía, pero él mismo me dijo que jamás le ordenó a Sasuke algo como eso y que si me había estado visitando era porque él quiso hacerlo.

 

Itachi sonrió interiormente al percibir que ese “desde que besé a Sasuke la primera vez” dejaba entrever que ese rubio había tenido la osadía de besar a su hermano más de una vez. Admiraba la insistencia de Naruto-kun, aplicarla con alguien tan gruñón y reservado como Sasuke no era sencillo. Él mejor que nadie lo sabía.

 

—Y ahora tú dices que yo le gusto a él, cuando ese teme no ha dejado de rechazarme dattebayo —finalizó cruzándose de brazos con disgusto—. ¡No entiendo nada! ¿Por qué Sasuke actúa así?

—Naruto-kun, escucha —le llamó confidente—. Si quieres que Sasuke te acepte tienes que demostrarle que tus sentimientos son firmes. Por la forma en que él habla de ti, Sasuke cree que sólo eres un capricho adolescente para él.

—¿Sasuke habla de mí? —La ilusión de los primeros segundos murió al darse cuenta de que lo que Sasuke hablaba de él no era precisamente algo bueno. Frunció el ceño—. ¡No es un capricho!

—El hecho de que empezaste a salir con Sakura después de haberle dicho a él que te gusta, te restó mucha credibilidad ante sus ojos.

 

Naruto le miró sorprendido. ¿Cómo sabía Itachi sobre su supuesta relación con Sakura-chan? Cuando él le preguntó en el parque, la chica negó rápidamente cualquier relación entre ambos. ¡Sin duda Sasuke se lo había contado a Itachi! Ahora comprendía por qué Itachi preguntó de forma tan directa en el parque si Sakura y él eran novios.

 

Rápidamente se excusó contándole a Itachi que todo fue una mentira precipitada que inventó sobre la marcha un día que vio a Sasuke y a Karin en el parque. Le aseguró que sólo lo hizo porque había decidido darse por vencido con Sasuke y quería salir lo más digno posible de esa situación.

 

Itachi terminó contándole sus esfuerzos por sacarle a Sasuke información sobre quién fue el chico diez años menor que se le confesó tiempo atrás, y también las breves conversaciones que habían mantenido sobre el rubio.

 

Naruto no daba crédito a lo que escuchaba. Confirmaba que Sasuke tenía un pésimo concepto de él, y todo empeoró cuando Sakura-chan y él le hicieron creer que mantenían una relación. Si lo pensaba detenidamente quizá era normal, no se conocían mucho el uno al otro. ¡Si tan solo ese teme le permitiera acercarse podrían conocerse, podría demostrarle que sus sentimientos no eran frívolos!

 

—No puedo creerlo, ¡tu hermano es un cobarde! Ya verá ese teme, iré ahora mismo a enfrentarle y…

—No es buena idea, Naruto-kun —interrumpió—. Te pido que actúes como si esta conversación nunca hubiese existido. No quiero que Sasuke sepa que estoy interviniendo en este asunto.

—¿Pero entonces qué puedo hacer? ¡Sasuke es terco!

—Lo sé mejor que tú —aseguró.

 

Del bolsillo del pantalón sacó un papel doblado y un poco arrugado, dejándolo sobre la mesa, frente a Naruto. Éste le miró confuso, tomando el papel un poco inseguro y abriéndolo, viendo el contenido.

 

—Es el horario de Sasuke, algunos días regresa antes a casa.

—Gracias —dijo, dedicándole su mejor sonrisa.

—Ahora, sobre lo que debes hacer… —Hizo una ligera pausa—. Ya que me has comentado que los últimos días has estado visitándole, pienso que ahora sería bueno que permanezcas unos días sin verle.

—¿Qué? —preguntó con desagrado, aquello no le parecía bien—. ¿Por qué?

—Si atosigas a Sasuke, sólo conseguirás que él se aleje más. La técnica que yo suelo usar con él es presionar un poco, después le dejo descansar un tiempo y vuelvo a atacar cuando está con la guardia baja.

 

Naruto rió al escuchar aquella confesión. Al parecer hasta el propio Itachi lo tenía difícil con Sasuke en ciertos momentos. El mayor le acompañó con una suave risa. Tras una breve charla más donde se contaron los planes que tenían para Navidad, se marcharon. Naruto agradeció avergonzado que Itachi pagara la cuenta, a pesar de que éste asegurara que le invitaba gustoso.

 

Los siguientes días Naruto puso todo su empeño en hacer caso a las indicaciones de Itachi y durante unos días no buscó a Sasuke. Aprovechó ese tiempo para centrarse en sus estudios y pasar algo de tiempo con sus amigos. El examen de admisión a la universidad estaba a la vuelta de la esquina.

 

Un día, tras un agotador partido de fútbol en el parque, le contó todo lo ocurrido con Itachi a Sakura, quien incrédula escuchaba todo.

 

—¿Hablas en serio?

—¿Por qué mentiría? El propio Itachi me animó a conquistar a su hermano’ttebayo. Me aseguró que yo le gusto —insistió.

—Ahora lo entiendo —casi susurró, pensativa. Pero fue escuchada por Naruto.

—¿Qué entiendes?

 

Sakura le relató lo ocurrido el día después de que engañaran a Sasuke y a Karin con que ellos mantenían una relación. Le contó que tuvo el atrevimiento de enfrentar a Sasuke y que éste pareció mostrarse celoso por un momento. Pero lo había descartado al pensar que era imposible que el chico pudiera tener esa clase de sentimientos hacia su rubio amigo.

 

—Sasuke aseguró que eras un mocoso inmaduro que no sabe lo que quiere. Dijo que hoy estabas interesando en mí pero que mañana lo estarías en otra persona.

 

Totalmente frustrado, Naruto se revolvió sus rubios mechones, dejándolos más despeinados que de costumbre.

 

—¡Ese idiota…!

—¡Pero yo te defendí! —aseguró la chica llena de orgullo. Nadie insultaba a sus amigos en su presencia.

—Gracias, Sakura-chan. —Trató de sonreír, pero bufó fastidiado—. ¡Ese teme se merece una patada en el culo!

—Bueno… —comenzó a decir ella con inseguridad—. Tal vez es tu culpa que tu Sasuke nii-chan piense así de ti. Le hiciste creer que yo te gustaba cuando antes le dijiste que él gusta.

—¿Y qué querías que hiciera? Se supone que yo no le gustaba, ¡me rechazó! Sólo quería dejar de sentirme humillado frente a él dattebayo —se excusó—. ¡Si ese idiota no me hubiera mentido desde el principio yo no habría tenido que hacer eso!

—Deja de frustrarte por lo que ya pasó. Ahora, con la ayuda de Itachi tienes el control de la situación. Él podrá ayudarte mejor que cualquier otra persona.

—Tienes razón. —Sonrió esperanzado y miró a su amiga—. ¿Ahora sí cuento con tu apoyo, Sakura-chan?

 

La chica le devolvió la sonrisa y asintió con decisión. Aunque con la ayuda de Itachi, la suya no sería necesaria.

 

—¡Tienes mi apoyo!

 

****

 

A pesar de que Naruto tenía planeado no ver a Sasuke hasta después de Año Nuevo, el día treinta recibió una noticia que le hizo ir apurado al hospital en el que éste hacía las prácticas. Aquella tarde Kiba llamó por teléfono a su casa, contándole que Lee estaba en el hospital, al parecer se había fracturado una pierna.

 

No pudo evitar buscar a Sasuke con la mirada con cierta ansiedad después de días sin verle. Se preguntaba si ese teme había extrañado su presencia aunque sea un poco. Se supone que él le gustaba, según Itachi.

 

Llegó a la habitación de Lee, donde estaban varios de sus amigos. Naruto se enteró de que Lee se había hecho la fractura después de exhibirse frente a sus amigos tratando de bajar unas pronunciadas escaleras montado en una bicicleta. Suspiró hondo, pensando que su amigo Lee a veces era un poco temerario. Recibiría una bronca de sus padres cuando llegaran, Shikamaru les dijo que los adultos estaban en camino.

 

—Lee… —Se acercó Naruto cuando los otros estaban enfrascados en otro tema de conversación—. ¿El doctor que está llevando tu caso es Yakushi Kabuto?

—No. Es otro doctor —negó con simpleza—. ¿Por qué lo preguntas?

 

Naruto se rascó la nuca, riendo ligeramente para restarle importancia al asunto. Si el doctor Kabuto no era quien atendía a Lee, era poco probable que pudiera ver a Sasuke.

 

—Sólo era curiosidad’ttebayo.

 

****

 

Sasuke suspiró por décima vez esa tarde y dio un último trago a su vaso de café. Lanzó el vacío vaso desechable a una papelera cercana a la máquina expendedora de cafés. Agradecía poder estar solo en ese momento en la sala de descanso, a veces llegaba a pensar que Karin era su segunda sombra.

 

Desde que le dijo a la chica que no se metiera en sus asuntos, ésta parecía haber abandonado su actitud molesta. Al menos mostraba esa faceta de novia posesiva y celosa en menos ocasiones, y eso era un alivio.

 

No pudo evitar que al pensar en una Uzumaki otro Uzumaki llegara a su mente: Naruto. Hacía días desde que ese idiota se plantó por última vez en la puerta de su apartamento y casi le gritó en la cara que haría cualquier cosa para conquistarle.

 

Debía admitirse a sí mismo, en lo más profundo de su mente; que por un momento, por un mísero instante, esa determinación de Naruto le asustó. Sabía que el rubio era algo tozudo. Incluso llegó a plantearse mudarse de apartamento, pero al reparar en que esa sería una actitud cobarde lo descartó por completo. Eso sería como darle la razón a ese usuratonkachi.

 

“Y además de un inmaduro, también eres un cobarde.”

 

¡Él no era ningún cobarde! Puede que aquella determinación de Naruto le hubiera impresionado un poco, ¡pero nada más! Para colmo tuvo la osadía de llamarle inmaduro, ¡a él!

 

El único inmaduro era ese dobe. Era caprichoso. Sus sentimientos, si es que los tenía, eran inestables. De ninguna manera quería a su lado a una persona así, por mucho que ese idiota le gustara. No permitiría ser la diversión pasajera de Naruto. Tarde o temprano se cansaría de insistir.

 

Abandonó la sala con cierto desgano y sintiendo molestia consigo mismo por volver a tener a ese rubio clavado en sus pensamientos. Entonces, al inicio del pasillo vio acercarse a alguien vagamente conocido. ¿Cómo era su nombre? Ah, sí, Kiba. Ese bastardo que se había atrevido a tocar a Naruto. A pesar de haber transcurrido varios días de aquello, lo recordaba como si hubiera sucedido ayer.

 

Kiba caminaba casi como un zombi por estar inmerso en su teléfono móvil. Cuando lo guardó en el bolsillo trasero del pantalón, sintió un violento tirón en su brazo que le sacó una exclamación de sorpresa y después una queja de dolor cuando su espalda fue azotada contra la pared. Le tomó unos segundos ubicarse y procesar lo que sucedía. Estaba en una sala con máquinas expendedoras y cómodos asientos, pero eso perdió importancia cuando reconoció que quien le mantenía contra la pared era Sasuke.

 

—¿¡Pero qué crees que…!? —Un nuevo empujón del mayor contra la pared le hizo callar. La mano de Sasuke le tenía sujeto de la pechera, manteniéndole contra la pared.

—¿Qué intenciones tienes con Naruto?

 

Aquella situación le parecía totalmente irreal al confundido Kiba. ¿Realmente ese tipo le había encerrado allí, fulminándole con la mirada, para preguntarle eso?

 

—¿Intenciones?, ¿qué intenciones? ¿De qué hablas?

—Lo sabes perfectamente. —Al no recibir respuesta del menor y notar su expresión de confusión, continuó—. He visto cómo le miras, especialmente cómo le tocas en vuestros partidos de fútbol.

 

Kiba trató de procesar todo lo que había escuchado. ¿Qué tenía de malo la forma en que miraba y tocaba a Naruto? Era su amigo. ¿Acaso era…?

 

—¿Qué pasa contigo?, ¿acaso eres su padre? —se mofó, viendo al mayor tensarse. Enseguida meditó que no era bueno seguir provocando a ese tipo, era más alto que él y probablemente más fuerte—. Naruto sólo es un amigo.

—No es lo que me demostró la forma en que lo tratas.

—¿Qué pretendes con todo esto? —preguntó hastiado con la actitud de Sasuke. No era la primera vez que ese tipo le trataba mal, hace tiempo le amenazó con un “Ofende a Naruto de nuevo y date por muerto”, y ahora le encerraba allí sólo para esa memez—. Si tienes algún problema con Naruto, háblalo con él, ¡a mí déjame en paz!

 

Se removió tratando de alejar a Sasuke, pero éste volvió a empujarle, casi incrustándole en la pared.

 

—Mi problema eres tú. Te quiero lejos de Naruto —ordenó severo.

—¿¡Qué demonios pasa contigo!? —exclamó irritado—. ¿Acaso te gusta Naruto o qué? —La actitud posesiva y protectora de ese tipo para con su rubio amigo no era normal.

 

Automáticamente el agarre de Sasuke se suavizó lo suficiente como para que Kiba pudiera empujarle y escapar, poniendo un poco de distancia.

 

—Estás loco. ¡No vuelvas a acercarte a mí! —exclamó saliendo de aquella sala.

 

Sasuke permaneció en total silencio, mirando la puerta entreabierta. No podía ser. No podía ser posible que hubiera actuado así. Había perdido el control cuando vio a Kiba aparecer por el pasillo. El chico tenía razón, estaba loco. Tener aquellos sentimientos por Naruto y saber que para éste no era más que un pasatiempo, le estaba sacando de sus casillas de una forma que desconocía de sí mismo.

 

Si tan sólo Naruto tuviera unos años más no sería tan inmaduro, podrían iniciar una relación estable sin problema.

 

****

 

Aquella distancia se mantuvo incluso después de Año Nuevo. Con la cercanía del examen de admisión a la universidad, Naruto intensificó las horas de estudio, tratando de dejar algún pequeño espacio para ver a sus amigos ocasionalmente fuera del instituto. Los encuentros para jugar fútbol se habían visto notablemente mermados.

 

De paso, Naruto quería comprobar la reacción de Sasuke tras días sin buscarle. Si de verdad le gustaba a ese teme, le irritaría el hecho de haberle dejado de lado un tiempo. Y por qué no decirlo, quería darle a Sasuke un poco de su propia medicina.

 

El cuatro de enero Naruto supo que no podría aguantar un día más sin ver a Sasuke, así que tras avisar a sus padres se encaminó hacia allí. Golpeó la puerta con energía, esperando ansioso el momento en que pudiera ver los ojos negros.

 

Casi suelta una carcajada al notar la expresión de sorpresa en Sasuke. Sin duda no le esperaba por allí después de tantos días. En esta ocasión Sasuke no atravesó el brazo para cortarle el paso a su apartamento, sino que salió al pasillo y entornó la puerta tras él.

 

—¿Qué…?

—¡Feliz año nuevo’ttebayo! —interrumpió el casi susurro del otro.

 

Sasuke no tuvo oportunidad de responder algo, ya que Naruto se abrazó a su cuello con la misma efusividad con la que habló y le dio un casto beso en los labios.

 

Pero el mayor reaccionó al instante y tomó a Naruto de los hombros, alejándole de él. A continuación miró a su alrededor para asegurarse de que no se encontraba mirándoles alguno de sus chismosos vecinos.

 

—¿Qué crees que haces, dobe? —riñó en un susurro.

—Felicitarte el año nuevo —respondió lo obvio con simpleza, sonriendo con cierta picardía.

 

Trató de abrazarle para besarle de nuevo, pero Sasuke lo impidió poniendo una mano en la boca del menor, quien sofocó una protesta y le miró ceñudo por su acción.

 

—Será mejor que te vayas, estoy ocupado.

 

Naruto retrocedió un paso y movió la cabeza con un gesto airado para alejar aquella blanca mano. Le pareció extraño que Sasuke hablara casi en susurros. No dejaba de mirar a su alrededor, especialmente la puerta tras él.

 

Se decepcionó un poco al ver que Sasuke no le reclamaba por los días que estuvo sin visitarle. Empezó a dudar que las palabras de Itachi fuesen ciertas. ¿Y si no le gustaba a Sasuke?, ¿y si Itachi había malinterpretado las cosas?

 

—Sasuke, ¿quién es? ¿Por qué tardas tanto?

 

Al escuchar aquella voz femenina acercándose a la puerta, Sasuke masculló una maldición al tiempo que Naruto abría los ojos de par en par. La puerta del apartamento de Sasuke se abrió, mostrando a Karin. La expresión de la pelirroja en un primer momento también fue de sorpresa, pero enseguida se tornó en una de desagrado hacia Naruto.

 

—¿Se puede saber qué haces aquí?

—Karin —la llamó Sasuke para que guardara silencio.

—¿Y tú qué haces aquí dattebayo?

—Naruto. —Un tic sacudió una de sus cejas al ver que ese par de Uzumaki pasaban de él y se dedicaban a fulminarse con la mirada.

 

En un gesto posesivo, Karin tomó el brazo de Sasuke, queriendo hacerle entender que el chico era suyo.

 

—Estamos teniendo una cita. Un niño como tú no tiene nada que hacer aquí. Molestas. Vete.

 

Sasuke contuvo las ganas de sacarse a Karin de encima y reprocharle por su atrevimiento. Pero ahora Naruto estaba ahí, debía actuar como si entre Karin y él hubiera algo.

 

Pero una risita socarrona de Naruto captó la atención de la supuesta pareja. En el fondo trataba de ignorar los celos que retorcían su estómago y prefería aferrarse a las palabras que le dijo Itachi: entre Sasuke y Karin no había nada.

 

—Sé perfectamente que entre Sasuke y tú no hay nada’ttebayo.

 

Acto seguido se acercó de nuevo, tomó la nuca de Sasuke con un firme movimiento y le atrajo hacia él. Fue tan inesperado que Sasuke no tuvo oportunidad de frenarle y no fue consciente de lo que ocurría hasta que de nuevo se vio siendo besado por Naruto. Pero en esta ocasión no fue un casto apretón de labios, si no que se movieron con fiereza contenida y con cierta torpeza, friccionando los suyos.

 

El grito alarmado de Karin fue lo que hizo reaccionar a Sasuke, pero antes de pensar en alejar a Naruto, éste le soltó y mantuvo entre ellos la distancia que había antes de atreverse a besarle.

 

—¡Estás loco! —le gritó Karin, llena de celos. Ese mocoso había hecho lo que ella tanto deseaba y que Sasuke le negaba—. ¡Lo sabía!, ¡sabía que tenías interés en juguetear con mi Sasuke!

 

Naruto sonreía como si lo que acababa de hacer fuese lo más natural del mundo, mientras que Sasuke parecía haberse quedado mudo con aquella insólita situación.

 

—Sí, estoy interesado en Sasuke —confesó sin sentirse intimidado por el enojo de su prima—. Y no es un capricho, voy totalmente en serio —explicó para que quedara claro a ambos adultos.

—¡Deja de perder tu tiempo! —casi gritó, afirmando desesperada el agarre en el brazo de Sasuke que no había soltado en ningún momento—. No tienes ninguna oportunidad.

—Eso lo decidirá Sasuke.

 

Sin decir más dio media vuelta y se marchó con paso firme. No sabía si había sido un error declararle la guerra a su prima, pero no se arrepentía en absoluto. Estaba cansado de que Sasuke le viera como un mocoso sin escrúpulos que lo único que pretendía era jugar con él.

 

Iba a luchar. Jamás podría reprocharse a sí mismo el no haberlo intentado.

 

Cuando se vieron solos, Karin zarandeó ligeramente a Sasuke que parecía ido desde el momento en que ese ofrecido le robó un beso. ¡Estúpido Naruto…!

 

—¡Sasuke! ¿Por qué no has hecho nada? —protestó en cuanto los ojos negros la enfocaron—. ¡Deberías haberle alejado y golpeado! —El mutismo del otro la exasperó—. ¿¡No vas a decir nada!?

—Está loco… —musitó liberándose del agarre de Karin en un movimiento mecánico.

—Eso es lo que yo opino también, Sasuke —concordó, viendo al chico dar media vuelva e ingresar en su apartamento—. No le hagas caso. Está loco… —Sus palabras fueron silenciadas cuando la puerta fue cerrada casi en su cara, obligándola a frenarse en seco si no quería recibir el golpe. Parpadeó confusa y tocó la puerta—. ¿Sasuke? Abre, me has dejado fuera sin querer. ¿Sasuke?

 

En el interior del apartamento, Sasuke liberó un profundo suspiro en un intento de disipar la tensión de sus hombros. Se dejó caer sentado en el sofá, ignorando los constantes golpeteos y llamados de la chica.

 

—Ese idiota… —se susurró, esbozando una fugaz sonrisita.

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

Holi :) Siento muchísimo el retraso. Estoy trabajando y no descanso ni los domingos, así que se me complica demasiado encontrar un momento para escribir y más para publicar. Ya avisé en mi facebook, pero por si alguien no tiene, aviso por aquí también: esta situación de actualizaciones irregulares se mantendrá aproximadamente hasta el 15 de diciembre, sobre esa fecha termino de trabajar y entonces podré volver a volcarme en el fic y reiniciar mis actualizaciones quincenales. De nuevo, siento las molestias :’)

 

Ahora, referente al capítulo, como me dijo una chica en el review del capítulo anterior, “Sasuke entró en modo Godzilla” cuando vio a Kiba, jajaja… XDD

 

¿Cuánto tiempo más podrá resistirse Sasuke a la zukulhemcia de Naruto? XD

 

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).