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Sahara por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

Hola, hola!!! He aquí el tercer capítulo de este nuevo proyecto. Pretendía subirlo hasta el domingo, pero debo retomar algunos fanfics de Junjou Romantica que dejé en hiatus desde hace más de tres meses. Además este ya lo tenía listo cuando subí el anterior.

Las advertencias son las mismas que hice desde el principio: UA, Yaoi, OoC, errores históricos intencionales, el lector podría morir de aburrimiento… okay, no ._.

 

Disclaymer: Saint Seiya y sus personajes no son de mi propiedad.

Parte 3: La clarividente

 

Dos semanas transcurrieron desde su llegada a los áridos dominios de los hombres azules. A decir verdad su estancia fue más llevadera de lo que creyó, pues Milo y Camus fungían como sus traductores ante la tribu, y su talento para contar historias le ayudaba a ganarse la estima de la misma. No le pareció tan extraño que la gente mayor mostrara mayor interés por escucharle, pues para ellos sus relatos significaban conocer más sobre el vasto mundo que les rodeaba… tal como a la Gran Esposa Real del faraón, en Egipto.

 

Como algunos de los hombres de la tribu, se encontraba a las afueras del campamento, cuidando de un rebaño de cabras, bajo el azul de un apacible cielo. Si bien era cierto que esta tarea difería enormemente de las que desempeñara anteriormente en Egipto, al menos podía tomarse un respiro e incluso meditar. Además siempre le acompañaban sus dos nuevos amigos.

 

—Déjame entender esto… —era cierto peli-azul— Abandonaste familia y hogar, peregrinaste por semanas enteras, y te presentaste al faraón… ¿sólo porque te lo dijo una clarividente?

—Exactamente —le respondió así, sin más.

—Estás loco de remate.

—Mira quién lo dice —murmuró el de cabello aguamarina con tono mordaz.

—¡Ah, pero qué ganas de molestar traes!

—Sólo digo la verdad. Eres tú el que se exalta por nada.

—Eres de lo peor —gruñó el otro.

—Pero aun así me amas…

 

No pudo evitar sonreír un poco al presenciar las discusiones cotidianas de estos dos hombres azules, pues se notaba que se amaban tanto como para tomarse ese tipo de confianza sin resultar heridos. Asimismo no pudo evitar pensar en su amor. Si bien era cierto que nunca le trató de la misma forma en que sus amigos lo hacían entre sí, al menos el respeto que siempre le guardó no fue impedimento para expresarle sus sentimientos. Al contrario, ese respeto era precisamente parte de ese gran amor por el que le tenía en un pedestal.

 

Mientras ellos seguían en lo suyo, sus ojos azules se fijaban en las nubes siendo llevadas por el aire… tal como el día en que una predicción cambiaría su vida. Tenía diecisiete años, lo recordaba bien. Su infancia y adolescencia transcurrieron tranquilas en la tierra de Assur (1), como hijo adoptivo de un médico reconocido llamado Asmita. Y debido precisamente a eso, a sus diecisiete años ya se desempeñaba como médico. Por otro lado, empero, su personalidad distante, altiva y demasiado hermética le acarreó algunos problemas, por lo que no poseía más amigos además de las herramientas de trabajo y su padre mismo. Un buen día en que el cielo azul mostraba un sol radiante y algunas blancas nubes, llegó a su casa una mujer llamada Saori. Suponiendo que requería de sus servicios la hizo entrar, pero no se esperaba para nada sus palabras.

 

—Buenas tardes, buen Shaka… Sé que normalmente sólo escuchas quejas sobre dolencias físicas y esas cosas, pero… tengo algo importante para ti, algo que te cambiará la vida. Te pido que me escuches, sin interrupciones ni preguntas. Al final es decisión tuya si ignoras o no esto que voy a decirte ¿Aceptas? —él asintió silenciosamente, luego de unos segundos de pensarlo—. Verás, yo soy una clarividente y como tal puedo ver cosas que otros no. Por ejemplo anoche, en un sueño, vi tu futuro. En él tú viajaste a Egipto, y aunque pasaste por algunas peripecias, llegaste sano y salvo. Más tarde te presentaste ante el faraón, pero fue su Primera Gran Esposa Real quien intercedió por ti para que te quedaras en su palacio —hizo una pausa, indicando que ya había terminado—. No puedo darte los detalles, ya que es a ti a quien le corresponde descubrirlos. Sin embargo te puedo dar una pequeña pista —dicho esto le entregó una caja de madera muy fina, adornada con algunas piedras y metales preciosos—: si logras conservarla durante tu viaje, y se la das a la esposa de su Majestad, ambos se beneficiarán.

 

Obviamente, y como hombre de ciencia, no le creyó ni una sola palabra a la mujer. Sin embargo, y con el paso del tiempo, sus palabras le despertaron esa curiosidad propia de un niño. Así, después de hablarlo con su padre, emprendió su travesía. Los primeros días fueron tranquilos, pero conforme se alejaba de Assur, los problemas comenzaron. Primero una mujer muy bonita lo estuvo acosando, pues le había echado el ojo y quería casarse con él; sin embargo el padre de ésta, que volvía de un viaje, le reprendió severamente y, en compensación por el agravio, a él le dio algunas provisiones para continuar su camino. Después un grupo de niños lo engañó al convencerlo de que le guiarían al siguiente poblado más cercano, pero en cuanto se dio cuenta de la treta, éstos ya se llevaban la caja que Saori le dio. Tardó poco más de tres días en pillarlos a punto de vendérsela a un sujeto acaudalado, quien desistió de comprarla al saberla robada. Pasó varias semanas en situaciones similares, pues se corrieron algunos rumores respecto a la caja. Más tarde, y por último, conoció a un par de hermanos llamados Aioros y Aioria. Ellos volvían a Tebas luego de una misión encomendada por el mismo faraón, pero como Aioria enfermó, él lo trató hasta que se curó, y como pago Aioros le ofreció llevarlo con ellos. Asimismo Aioria —quien se volvió muy cercano a él— se tomó la molestia de explicarle algunas cosas de su cultura e instruirlo en la lengua, aun cuando tenía el conocimiento no tan básico de la misma. Como ambos eran funcionarios elegidos directamente por el soberano, hicieron uso de su influencia para obtener una audiencia. Por ello, unos días después, se encontraba en la residencia del dios encarnado en hombre.

 

 

CONTINUARÁ…

 

Notas finales:

1.- Assur, situada en la orilla del río Tigris (conocida actualmente como Qalat Shergat, ubicada en el actual Irak), fue originariamente una colonia de Babilonia y posteriormente se convirtió en la primera capital de Asiria (hasta 879 a. C.). Según lo poco que leí, en Asiria el dios principal era Assur que dio nombre a la región, a la tribu y a capital.

Lo sé, Saori hizo viajar a Shaka demasiado lejos, pero bueno… como adelanto diré que tuvo un buen propósito.

 

Como dije arriba, no actualizaré este domingo, chance y lo haga hasta el otro. Un review con un comentario del cap, crítica constructiva, sugerencia o felicitación, o al menos un agregado a favoritos, no le hacen daño a nadie. Bien, pues nos leemos hasta la próxima. Chaito.


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