Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Modelo solitario por Fullbuster

[Reviews - 58]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Kise Ryota


Al final, tras tanto fingir que dormía, me dormí de verdad y fue mi padre quien me despertó como un loco dándome una colleja. Me quejé y me cubrí la cabeza con las manos intentando evitar que siguiera pero cuando ya iba a relajarme al no sentir otra… volvió a darme otro tortazo.


- ¿Te crees que soy idiota o qué te pasa? – preguntó mi padre - ¿Con un chico en tu habitación? ¿Estás loco o qué? ¿Cómo se te ocurre traerlo aquí? Es lo que me faltaba contigo.


Aún no sabía muy bien cómo se había enterado de lo de Aomine pero desde luego lo sabía o si no lo sabía… lo disimulaba muy bien porque desde luego suponía lo que  había pasado aquí.


- ¿Cómo sabes eso? – le pregunté sorprendido.


- Que el amor sea ciego no quiere decir que los vecinos también. Me he cruzado antes con de enfrente y me ha estado contando cómo tú novio trepaba por el árbol.


En aquello no había caído cuando Aomine subió por el árbol… los malditos vecinos. Debí haberme fijado más en aquello, debí asegurarme que no había nadie allí mirando, pero no lo hice, estaba tan entusiasmado y emocionado de verle allí que no pensé en nada más que en estar con él.


- Arréglate y baja a cenar – comentó al momento – tenemos cosas importantes de las que hablar.


- ¿Es sobre más contratos? Ya te he dicho que no quiero seguir haciendo esto.


- Tú harás lo que yo te diga y punto. ¿Qué narices te pasa? Tú nunca te habías revelado.


- Estoy cansado de esta vida, ya está bien, soy mayor para decidir qué hacer con mi vida.


- Por favor… ni siquiera eres mayor de edad. ¿Cómo ibas a vivir tú solo sin mí?


- De la misma forma que vivo contigo. Tú ni siquiera trabajas, siempre lo hago yo. El dinero en esta asquerosa familia lo traigo yo.


- Serás descarado – comentó mi padre levantando la mano para pegarme aunque no llegó.


- Pégame – le grité – vamos… quiero irme con mamá, quiero alejarme de ti así que pégame y dame la excusa para que me vaya definitivamente con ella. Más te vale no dejarme salir de casa porque soy capaz de ir al juzgado de menores a pedir yo mismo la tutoría de la mamá.


Mi padre enfadado salió de mi habitación marchándose y me quedé unos segundos en silencio en la oscura habitación. Había anochecido y sólo podía mirar aquel cielo estrellado y pensar en Aomine, pensar en que quería marcharme del lado de mi padre, pero no podía, estaba aquí atrapado.


No quise bajar a cenar y mi padre tampoco me lo pidió, estaba muy cabreado conmigo pero más lo estaba yo con él. Escuchaba mi estómago sonar y me moría de hambre, pero por el poco orgullo que me quedaba no pensaba bajar, no quería ver a mi padre así me muriera de hambre.


Al final, supongo que en parte mi padre se preocupaba por mí porque subió una bandeja con algo de comida y tocando la puerta, entró dejándola encima de la mesa y suavizando su tono de voz.


- Perdóname – escuché para mi sorpresa – no debí haberme puesto como me puse.


- Siempre estás enfadado conmigo y no entiendo por qué, ni siquiera entiendo porqué nos mudamos tanto, yo no quiero seguir corriendo de lado a lado.


- De eso tenemos que hablar – comentó mi padre.


- No me digas que nos mudamos – le dije abriendo los ojos.


- Te he conseguido un contrato.


- ¿Dónde? – pregunté – porque estoy convencido que no es aquí. Lo único que quieres es separarme de Aomine.


- Deja de decir tonterías, tú futuro es mucho más importante que un ridículo amorío de instituto – comentó – nos vamos a Canadá.


- ¿A Canadá? ¿Por qué? Aquí también habrá grandes empresas que harán buenos contratos. No entiendo por qué hay que marcharnos.


- Algún día lo entenderás. Tú futuro no está aquí Kise.


- Pero…


- No hay peros. Come ahora que mañana tenemos un largo día.


- ¿Un largo día?


- Sí, madrugaremos porque ya tengo los billetes comprados.


- ¿Qué? ¿Mañana?


Aquello me parecía demasiado rápido, demasiado precipitado y estaba claro que mi padre quería salir de Japón cuanto antes por algún motivo, seguramente para impedirme hablar con Aomine, para impedir que pudiera escaparme o no sé, pero lo del contrato a mí no me cuadraba, ni siquiera creí que hubiera encontrado algo para mí con tanta rapidez.


Quise hablar del tema pero creo que a modo de castigo por no haber querido a cenar con él y no haber podido hablar el tema cuándo él lo había propuesto, decidió marcharse dejándome allí encerrado en la habitación con la bandeja de la comida. Pensé si debía comer o no pero al final, con el estómago rugiendo con fuerza acepté comer. No iba a cambiar nada mi cabezonería de no probar bocado, mi padre tenía un corazón de hielo, no había forma de hacerle cambiar de idea.


No dormí muy bien aquella noche, de hecho no pude pegar ojo y es que sólo hacía que pensar en cómo iba a poder contactar con Aomine. Acabé por salir del cuarto muy de madrugada para buscar el teléfono aprovechando que mi padre dormía y llamar a Aomine para explicarle la situación. Él estaba dormido pero cuando se enteró de todo el problema, se levantó corriendo diciendo que arreglaría todo, que iba a ponerse a ello en ese momento y me ayudaría, que confiase en él.


Al menos me quedé algo más tranquilo aunque no estaba seguro si conseguiría algo. Mi padre por lo menos no se enteró de nada o al menos… a la mañana siguiente no parecía haberse dado cuenta. Agradecí que tuviera un sueño pesado y profundo. Apenas desayuné prácticamente me arrastró a la habitación obligándome a hacer el equipaje y salimos hacia el aeropuerto.


No pude dejar de mirar por la ventanilla y pensar en Aomine ¿Todo acababa aquí? ¿Volvía a tener que empezar una nueva vida en otro lugar? Llevaba tanto tiempo iniciando vidas y al final… siempre era lo mismo, no podía marcharme, no podía huir de ese trabajo de modelo, de mi padre… de nada, seguía aquí atrapado en esa insulsa vida que llevaba.


Una lágrima resbaló por mi mejilla pero mi padre no se enteró de nada debido a que yo tenía la cabeza girada hacia la ventanilla viendo los coches pasar. Al llegar al aeropuerto arrastró de mí hacia la zona de embarque y al colocar la maleta para pesarla en la cinta, supe que ya no había vuelta atrás, iba a pasarme la vida así, huyendo de cada sitio que pisábamos.


- ¿Kise? – escuché que una voz femenina pronunciaba mi nombre pero yo no conocía a ninguna chica aquí, creí que se habían confundido - ¿Kise? – escuché de nuevo con mayor intensidad y me giré.


Una mujer de largo cabello rubio que vestía una gabardina corría en mi dirección y me fijé unos segundos en la cara descompuesta de mi padre. No entendía nada. No entendía nada pero cuando mi padre trató de cogerme del brazo con fuerza, vi como retenían el suyo evitando que lo hiciera. Miré a Aomine frente a mí que me alejaba de mi padre y me sonreía.


- Ve con tu madre – comentó y abrí los ojos mirando a la mujer que venía corriendo ¿Era mi madre?


Hacía años que no la veía, prácticamente ni siquiera la conocía, siempre me habían dicho que estaba en un hospital psiquiátrico. No pude moverme de la emoción, me había paralizado en el sitio pero mi madre sí se acercó hasta mí llorando y abrazándome con fuerza tocándome los brazos como intentando asegurarse que era real, que estaba aquí.


- Mi niño – exclamó – te he buscado tanto tiempo.


- Yo… no entiendo nada- dije llorando de la emoción.


La policía también apareció enseguida y me quedé absorto mirando cómo se llevaban a mi padre arrestado. Él parecía entender el motivo por el que se lo llevaban pero yo aún no sabía nada.


- ¿Qué ocurre? – pregunté y fue Aomine quien me abrazó dándome un beso en la frente.


- Tú madre no ha estado nunca en un hospital psiquiátrico como te dijeron.


- ¿Qué? – pregunté.


- Vamos a un lugar más tranquilo para hablarlo todo.


Me llevaron a la misma cafetería del aeropuerto y Aomine se sentó a mi lado cogiéndome la mano para intentar tranquilizarme. Yo siempre había creído en las palabras de mi padre, pensaba que mi madre estaba enferma mental, que necesitaba ayuda psiquiátrica y por eso no me dejaban verla, para que no sufriera al verla mal pero no era cierto, todo mi mundo… mi realidad se venía abajo.


Frente a mí estaba mi madre, era tan perfecta, era preciosa y muy sensata, no paraba de llorar y acariciarme con suavidad el rostro y el cabello tratando de calmarme. No pude parar de llorar tampoco, verla allí por fin después de tantos años deseándolo era algo que aún no podía creerme.


- ¿Cómo…? – pregunté.


- Cuando me dijiste la última vez lo de tu madre, estuve investigando y al final, Akashi fue quien contrató un detective, su familia tiene mucho dinero y me hizo el favor. Descubrimos que tu madre no estaba en un centro psiquiátrico como te habían dicho sino que estaba buscándote.


- Tú padre y yo nos divorciamos hace muchos años – comenzó mi madre con dulzura – el juez me dio la custodia pero él enfadado conmigo o quizá simplemente por ver el negocio contigo te secuestró en una de las visitas concertadas que tenía. Creí que te devolvería a las ocho como tenía que ser pero nunca apareció. Puse la denuncia a la policía pero cada vez que os encontraban él se mudaba de sitio y teníamos que volver a empezar la búsqueda. Menos mal que este chico de aquí me encontró, tienes buenos amigos – me dijo mi madre sonriendo mientras me acariciaba la cara.


- Sí, los tengo – le dije mirando hacia Aomine – aunque él es algo más que un amigo – comenté – a él lo amo.


- Volvamos a casa – comentó Aomine – esta noche podéis quedaros en la mía y hablar de todo lo ocurrido. Creo que tenéis mucho que hablar para poneros al día.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).