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Modelo solitario por Fullbuster

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Notas del capitulo:

 

Aomine Daiki

 

 

 

Nunca había entrado en la biblioteca y desde luego no era el único, no había nadie. Al dejar caer la puerta ésta golpeó con fuerza dejándonos escuchar el sordo ruido en una habitación completamente vacía. Sonreí, creo que sólo a Kise se le podía ocurrir venir a este lugar, nadie lo hacía.

 

- ¿Qué hacemos aquí? – pregunté – este sitio está desierto.

 

- Mejor para ti, te concentrarás mejor si no hay distracciones – comentó Kise.

 

- Yo no me distraigo nunca.

 

- Aomine… tú no te concentras jamás. Sacaste un dos, así que da igual si estudias en casa, en el instituto o en una biblioteca, el problema está en tu falta de atención y tu mala organización para sentarse a estudiar.

 

- El estudio me aburre – dijo.

 

- Ya, como a todos… pero hay que hacerlo. Ahora sentémonos en la mesa, te explicaré las cosas para que puedas aprobar.

 

Me senté en la mesa a su lado y no podía dejar de mirarle. Sus delicados gestos al abrir el libro, el roce de sus yemas, esos sugerentes labios moviéndose para explicarme la lección, sus dedos rozando las líneas del libro intentando que yo siguiera la lección. No podía seguir la lección cuando Kise estaba frente a mí tan guapo como siempre, tan atractivo y sugerente, claro que eso no se lo pensaba decir, yo tenía una reputación que mantener y jamás le diría lo que estaba empezando a sentir por él.

 

- ¿Me estás siguiendo? – preguntó de golpe aquel chico rubio.

 

- Claro que sí – le dije rojo como un tomate.

 

- Haz entonces la ecuación – comentó Kise escribiendo una ecuación en una hoja.

 

Me pasó la hoja y la miré algo incrédulo, ni siquiera recordaba que esto lo hubiéramos dado en clase, claro que entraba bastante poco por la clase así que era posible que se hubiera dado y yo no me hubiera enterado de nada. Kise me tendió el lápiz que tenía entre sus dedos y lo cogí con algo de dudas, no sabía qué hacer ni por dónde empezar esta ecuación.

 

- ¿Qué pasa Aomine? ¿No me prestabas atención?

 

- No seas idiota, claro que te prestaba atención es sólo que…

 

- Te lo volveré a explicar – dijo cogiendo la hoja.

 

- ¿Te crees que soy idiota? No me hace falta que me lo expliques veinte veces – le dije algo enfadado.

 

- No te he llamado idiota, pero si no sabes hacerlo tendré que enseñarte. Vamos… - me dijo con su tono dulce sonriendo – te ayudaré a aprobar ese examen.

 

Kise volvió a explicarme cómo se hacían los ejercicios y esta vez sí entendí la manera en que debía realizarlos. Me puse a ello enseguida. De vez en cuando mis ojos se desviaban hacia aquel chico rubio que miraba con seriedad la hoja de mis ejercicios.

 

- ¿Qué te ocurre? – pregunté.

 

- Nada – dijo notablemente sonrojado.

 

- ¿Cómo que nada? Me miras muy extraño y te sonrojas, ¿Qué sucede?

 

- Estaba pensando… en lo de ayer.

 

- ¿El beso? – pregunté – deja de darle tanta importancia, fue un impulso supongo – le dije.

 

- Ya… lo lamento igualmente, no debí haberlo hecho. Debiste pensar que me aprovechaba de ti porque me habías dado el regalo, no era mi intención ofenderte ni nada por el estilo.

 

- ¿Has estado preocupado sólo por esa tontería? No llegué a pensar nada de eso. Fue un impulso, nada más. También yo he tenido de esos.

 

- ¿Yo también soy un impulso tuyo? – preguntó ruborizado y supe que me estaba preguntando si él era algo serio para mí.

 

Por un momento quise decirle que era importante pero no podía, yo nunca había tenido una relación estable y eso me asustaba mucho. Yo no era de esos chicos y sabía que no podía ofrecerle nada a Kise. Quise arriesgarme con él y decirle que le amaba, que lo había hecho prácticamente desde el primer día que le vi pero cuando giré mi rostro y vi a Akashi entrar por la biblioteca, no quise parecer tan sentimental frente a él, así que fingí.

 

- Sí – le dije – sólo un impulso, nada más.

 

- Ya veo – comentó Kise.

 

- ¿Qué hacéis chicos? – preguntó Akashi acercándose a nosotros – no esperaba veros juntos, sabía que no os soportabais.

 

- Ya ves… estamos estudiando – le dije.

 

- Ecuaciones… ¿Aún estás con esto Aomine? Déjalo Kise… Aomine es un poco burro para estos temas del estudio. ¿Por qué no lo dejas Aomine?

 

- Porque me quieren echar del equipo si no apruebo.

 

- Podías habérmelo dicho y yo te habría dado clases.

 

- No gracias – le dije – aún recuerdo tus últimas clases, son aterradoras.

 

Y era cierto, jugaba con unas tijeras mientras me daba clase y esos ojos que colocaba de maníaco no ayudaban en absoluto a que me calmase. Pensaba que en cualquier momento me atacaría con las tijeras y así era, a cada fallo tenía que esquivar su ataque, ese chico no sabía dar clases. No volvería a dar una clase de estudio con él en la vida, prefería mil veces el carácter tranquilo de Kise.

 

- ¿Qué has venido a hacer aquí Akashi? – pregunté.

 

- Nada que te concierne, de hecho venía a ver a Kise – comentó.

 

- ¿A mí? ¿Por qué? – preguntó sorprendido y Akashi sonrió.

 

- Por esto – le dijo acercándose de golpe a él y besándole frente a mí.

 

¡Sería imbécil! Vale que yo estaba metiendo la pata con Kise, que le acababa de decir que no me importaba nada cuando era mentira y ver encima la sonrisilla de Akashi justo antes de besar a mi chico me ponía enfermo. Cerré el puño apretándolo con fuerza hasta que rompí el lápiz por la rabia contenida, no quería pegar allí mismo a Akashi, habíamos sido amigos desde el preescolar, pero me sacaba de las casillas en este mismo momento.

 

Al separarse de Kise sonrió y se sentó encima de la mesa dándome la espalda, pasando completamente de mí y centrándose en un sonrojado Kise que no entendía absolutamente nada de lo que estaba ocurriendo aquí.

 

- Entonces… ¿Qué te parece si quedamos a las seis esta tarde? Puedo pasar a recogerte donde quieras.

 

- ¿En tu bici? – le pregunté con sarcasmo y él cogió una hoja arrugándola y metiéndola en mi boca con brutalidad para que me callase.

 

- ¿Te parece bien a las seis en el parque? – volvió a preguntarle a Kise – Nos lo pasaremos bien, ya lo verás y este de aquí no nos molestará para nada, él tiene mucho que estudiar si quiere jugar contra el seirin este fin de semana – dijo sonriendo.

 

- Está bien – dijo Kise al final – a las seis.

 

- Es una cita entonces – le dijo frente a mí – hasta luego Aomine, disfruta de las matemáticas.

 

Akashi se marchó de allí y yo aproveché para sacarme la maldita bola de la boca bajo la atenta mirada de Kise. Aún estaba rojo como un tomate y miraba la espalda de Akashi hasta que se marchó.

 

- Vale… volvamos al ejercicio – dijo.

 

- ¿Y ya está? – le pregunté – creía que… ¿Cómo vas a salir con él? ¿Y yo? – pregunté.

 

- Tú has dicho que sólo era un impulso – dijo como si nada - ¿Qué hay de malo en que salga con Akashi? Creí que erais amigos y si tú no estás interesado en mí ¿Qué más te da?

 

Increíble, Akashi había aprovechado mi momento de debilidad y dudas para abalanzarse sobre mi presa y mi presa… resultaba ser menos presa de lo que le correspondía, porque un poco más y era él mismo quien se tiraba a los brazos de mi enemigo.

 

Al terminar de estudiar me fui a mi casa pero claro que a las seis puntual… yo estaba en el parque espiando a aquellos dos. No podía evitar seguirlos… quería descubrir todo lo que hacían, todo lo que pensaban decirse, pero no se decían mucho, Akashi de vez en cuando le daba algún beso que a mí me ponía enfermo y luego se fueron a tomar algo. Estuvieron hablando largo rato en aquella cafetería y al tratar de acercarme para escucharles, un niño macabro me pegó una patada en la espinilla y me tiró dentro de la fuente del parque. Por suerte ellos no me vieron, aunque la mitad de la gente que estaba por mi zona se reía sin parar.

 

Estaba celoso, no podía negarlo y es que no quería que Akashi estuviera allí con mi chico, en realidad no quería que ningún chico estuviera allí con Kise, era mío, lo sentía así. Yo era quien había puesto el ojo en primer lugar sobre ese chico y ahora todos trataban de quitármelo, ya había tenido que dejar las cosas claras a unos cuantos que tocaban el trasero de Kise de vez en cuando y ahora me tocaría decírselo a Akashi.

 

Les vi marcharse a jugar a baloncesto, ¿Por qué Kise jugaba con él y no conmigo? No lo entendía, yo le había propuesto también jugar a baloncesto pero nunca accedía, ahora estaba allí jugando con Akashi, colocando aquella gran sonrisa que tanto me atraía a mí. Aquello aún me puso más celoso de lo que ya estaba.

 

Aproveché cuando fue al baño para ir también a escondidas hacia allí. Akashi se acababa de bajar la bragueta y estaba orinando cuando yo entré por allí fingiendo orinar también y bajándome la bragueta.

 

- Aomine… Qué sorpresa encontrarme contigo.

 

- No te hagas el inocente, ¿Por qué sales con Kise? Creí que no te interesaba.

 

- A ti tampoco – me dijo – Te pregunté claramente, te dije que te estabas enamorando de él y lo negaste. Ya te avisé que alguien podría invitarle a salir.

 

- No esperé que te interesase a ti – le dije.

 

- Es rubio, ojos miel, muy atractivo, inteligente… juega bien al baloncesto ¿Por qué no podría interesarme?.

 

- Serás idiota – le dije.

 

- A ti no te interesaba, no te metas en mi cita.

 

- ¿Que no me meta en tu cita? ¿Qué cita? No podrás acudir a ella.

 

- Ya estoy en ella ¿Qué harás para impedirme ir con Kise? – me dijo Akashi sonriendo con prepotencia mientras terminaba de orinar.

 

- Esto – le dije enfadado girándome hacia él y manchándole todo el pantalón con mi orina.

 

- ¿Pero qué narices haces idiota?, serás marrano, cochino, pedazo de cerdo.

 

Akashi también se giró tratando de apuntarme a mí con sus últimas gotas pero salí corriendo del baño subiéndome la bragueta. No creí que fuera a salir con todo el pantalón mojado de mí orina, sería un poco absurdo. Salí corriendo hacia la cancha de baloncesto y al ver a Kise allí lanzando a canasta, no pude evitar cogerle de la muñeca girándole frente a su sorpresa y besarle allí mismo colando mi lengua en su interior con pasión.

 

 


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