Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Modelo solitario por Fullbuster

[Reviews - 58]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Kise Ryota


 


El beso de Akashi en la biblioteca fue algo que jamás pude esperarme. Primero me besaba Aomine y ahora su mejor amigo Akashi, no entendía nada ni a lo que esos dos estaban jugando pero decidí seguirle el juego al pelirrojo para ver hasta dónde me conduciría todo aquello. Quedé con él a las seis en el parque y seguí explicándole la lección a Aomine, aunque éste poco se concentraba y sólo me preguntaba por qué había aceptado aquella cita. Viendo que sería imposible concentrarse con Aomine, recogí las cosas y me marché, ¡A ese chico no había quién pudiera darle clases! No se concentraba.


El instituto acabó y volví caminando solo hasta casa. Al menos la cosa se había tranquilizado y aunque aún quedaban chicos que me miraban con cierto toque de lujuria en sus ojos, no se atrevían a tocarme después de la amenaza de Aomine. En parte supuse que debía agradecerle que tuviera aquel gesto aunque realmente había empezado todo por su maldita culpa, era tan irónico todo lo que me ocurría con ese chico.


Era un chico muy complicado, se había dejado besar el otro día en el almacén y luego me había pedido ayuda para superar los exámenes, estaba casi seguro que podía sentir algo por mí pero cuando le preguntaba directamente para resolver mis dudas, él negaba que sintiera por mí algo más profundo que una simple y llana atracción sexual ¿Sólo significaba eso para él? ¿Una mísera atracción sexual? Yo no quería ser su juguetito durante el instituto para que luego me tirase a la calle tras utilizarme como si fuera un trasto viejo al que ya no necesitaba.


Al llegar a casa me di cuenta que todo estaba demasiado tranquilo, seguramente mi padre estaría buscando una nueva entrevista o algún nuevo reportaje fotográfico ¡Estaba tan cansado de esa vida de modelaje! Yo sólo quería ser alguien normal, un estudiante más, jugar al baloncesto y tener amigos.


Por lo menos estar solo en casa hoy tenía algo bueno, no me preguntaría dónde iba a marcharme a las seis y es que no me apetecía contarle a mi padre que tenía una cita, podría ponerse en contra incluso de eso. Estuve un rato haciendo deberes aunque no podía concentrarme después de todo lo sucedido estos días, no podía olvidar cómo me había lanzado como un cazador sobre su presa a los labios de Aomine. ¿En qué pensé para hacer algo así? Estaba claro que Aomine no se había fijado en mí, que yo sólo era un juego para él como lo eran el resto de los estudiantes de ese instituto, no era nada especial, tan sólo un pobre chico de baja autoestima y por tanto… una víctima fácil de conseguir.


Rocé mis labios con los dedos mirándome en el reflejo de la ventana frente a mi mesa de estudiar, por un momento me quedé absorto mirando mi reflejo pensando por qué yo no podía ser alguien normal, no tenía explicación para ello. Después vino Akashi a mi cabeza y miré el reloj con rapidez preocupado por si llegaba tarde, pero faltaba media hora para la cita acordada, así que me levanté de la silla y caminé hasta el armario para buscar algo de ropa cómoda.


A menos cuarto salí de casa y anduve por las estrechas calles mirando los arreglados jardines de las casas, el nuestro no era tan verde, ni tan bonito, seguramente porque ni mi padre ni yo entendíamos de plantas y a él le preocupaban otras cosas antes que mantener el césped arreglado.


Sentí la presencia de alguien siguiéndome y me giré. La calle estaba desierta y por unos segundos pensé que me estaba volviendo loco hasta que por un cristal de un escaparate vi como Aomine iba siguiéndome y escondiéndose por las esquinas. Sonreí aunque no me giré, por primera vez quería que sufriera un poco lo que era ser utilizado, podía decirle yo mismo que aquel beso no me importó y prefería salir con su mejor amigo, no era cierto pero él no tenía ni idea, igual que yo no podía entender a qué estaba jugando ese chico conmigo. Decía que no le importaba y ahora me seguía… no entendía nada.


Llegué al parque observando cómo Akashi levantaba su mano en mi dirección para que le viera. Hoy había mucha gente por aquí. Casi todo personas con niños que venían al parque a entretenerles, otros que practicaban deporte y por supuesto, muchas parejas que venían a tener sus primeras citas. Pensar en eso me sonrojó un poco. ¡Una primera cita! Jamás había tenido una.


Me acerqué hacia Akashi y al saludarle con dos besos aproveché para comentarle que Aomine llevaba un rato siguiéndome, él sonrió y me tomó de los hombros apartándome hacia uno de los locales para tomar algo. Me pedí una manzanilla por intentar relajar mis nervios y Akashi sonrió sin creerse que hubiera pedido algo como una manzanilla mientras él se pedía un refresco.


Miraba a las parejas a nuestro alrededor y podía sentir a Aomine por allí cerca mientras Akashi se acercaba hacia mí sonriendo. En uno de esos momentos, Akashi se acercó a mi oreja, quizá parecía que me estuviera besando o la estuviera mordiendo pero no era cierto, sólo me susurró.


- Tranquilo, Aomine sólo está celoso – me comentó apartándose de mí sonriendo y sonreí al momento.


- ¿Cómo puedes saberlo? – le pregunté.


- Porque lo conozco desde el jardín de infancia – me dijo muy seguro – Hablé con él. Dijo que no le importabas nada y que le daba igual con quién salieras, así que he querido hacer la prueba.


- ¿Me estás utilizando?


- No realmente, quería estar un rato contigo pero como amigos, no te ofendas. Quería poner a prueba a Aomine y estoy convencido que si es capaz de seguirte hasta aquí y vigilarnos como lo está haciendo, es que le gustas.


- ¿Estamos montando una cita falsa? – pregunté ruborizado.


- Algo así, pero te invito a la bebida y a jugar a baloncesto, sé que te gusta, a eso no le dirás que no ¿Verdad? Además, seguro que algo celoso sí que quieres poner a Aomine ¿No? Será divertido.


- Si quiero – le dije muy seguro – después de todas las bromas suyas que he tenido que soportar en clase, creo que merece sufrir un poquito – le sonreí y Akashi sonrió también.


- Entonces juguémosle una buena broma, para que aprenda a dejar de mentirnos y de jugar contigo. Te aseguro que ese chico siente algo muy fuerte por ti, jamás le había visto venir a cotillear una de mis citas – sonrió.


- Juguemos – le dije sonriendo acercándome a é uniendo mis labios a los suyos.


Escuché a un niño al fondo llorando y gritándole a alguien, seguramente a Aomine que ya había hecho alguna de las suyas y Akashi sonrió al ver cómo estábamos molestando a ese chico que tantas bromas le gustaba gastar pero tan pocas soportaba.


- Creo que está montando un escándalo – le dije.


- Ya le gustaría a él estar ahora mismo en mi lugar – me sonrió – venga, te invito a jugar al baloncesto y esta vez no acepto un no por respuesta.


- Está bien, pero no mucho rato, tengo que volver pronto a casa.


- De acuerdo.


Akashi me tendió la mano con caballerosidad y la tomé mientras notaba su impulso para ayudarme a ponerme en pie. Fue en aquel momento cuando vi como Aomine discutía tras unas jardineras todo mojado con un niño pequeño que llevaba una pelota en sus manos y le miraba como si no le importase nada lo que le estaba contando. No pude evitar reírme y por un momento pensé que no se le debían dar nada bien los niños, en realidad no se le daba nada bien la gente en general y lo que era mostrar sus sentimientos.


Aomine se giró hacia nosotros y me dio el tiempo justo para girarme mirando a Akashi y dándole la espalda empezar a caminar hacia la cancha. Era mi momento de vengarme por sus bromas en el instituto. Él había dicho que yo no le importaba, que le daba igual con quién saliese y ahora estaba pagando las consecuencias de sus palabras.


Eché un par de canastas con Akashi, era un gran jugador, apenas podía seguir su ritmo y encestar alguna vez, no me daba cuartel y marcaba como nadie. Intenté driblarle un par de veces para encestar pero apenas me dejaba margen de movimiento, era rápido e implacable, no me extrañaba que Aomine perdiese contra él todas las veces, era imposible pasar hacia canasta con él delante.


- Tengo que ir al baño – me comentó Akashi marchándose hacia el bar de al lado mientras yo me quedaba allí haciendo algún lanzamiento.


Me quedé en la cancha y miré la pelota en mis manos, no sabía cuántas veces podría jugar, cuántas veces podría sostener una pelota como ésta entre mis manos. Mi padre jamás me lo permitiría. Me entristecí un poco al pensarlo. Miraba atentamente la pelota y levanté la vista para ver la canasta frente a mí cuando alguien me cogió girándome y besándome de golpe sin darme tiempo a reaccionar.


Ni siquiera pude cerrar los ojos, los dejé abiertos por la sorpresa encontrándome con Aomine frente a mí besándome con pasión, mordisqueando mi labio inferior con sutileza mientras pedía permiso con su lengua para entrar a jugar con la mía. Cerré los ojos en aquel momento cediéndole el paso, entregándole de nuevo mis labios a ese chico dominante que había estado todo el día persiguiéndome a escondidas.


- ¿Qué haces aquí Aomine? – le pregunté – estoy en una cita, no puedes aparecer de la nada y besarme.


- Tú cita no creo que vaya a volver – me dijo sonriendo divertido.


- ¿Enserio? ¿Qué has hecho ahora? ¿Por qué te empeñas en arruinar mis citas?


- Porque te mentí, es cierto que me importas y que creo… que siento algo por ti.


- Dijiste que no me querías y que no era importante para ti, que podía salir con quien quisiera.


- Mentí – me dijo – miento muy a menudo para no tener que mostrar mis sentimientos. Por favor… dame una oportunidad, con Akashi te aburrirás mucho.


- ¿Por qué no es un pervertido como tú?


- Entre otras cosas, sí. Conmigo todo es más divertido.


- Y más complicado – le dije.


- Te quiero – comentó de golpe – por favor, dame la oportunidad, no soporto verte con Akashi.


- Era una cita falsa Aomine – le dije y se sorprendió.


- ¿Qué?


- Lo que oyes… sólo quiso salir conmigo para ponerte celoso y que aceptases lo que sentías.


- Será cabrón – exclamó mirando hacia el bar – pero ya me he vengado de él.


- ¿Qué le has hecho?


- Nada que tenga importancia, enseñarle simplemente a que no toque lo mío.


- Eres idiota – le sonreí.


- Pero soy tú idiota – me dijo volviendo a besarme.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).