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Huye de mis pesadillas por NeblinaLlameante

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Notas del capitulo:

~

-- Sakura-chan, necesito pedirte un favor.


La aludida había desviado la vista hacia el pelinegro cuando Naruto se quedó callado, pero la regresó a los ojos azules cuando sintió una seriedad casi imposible en sus palabras.


--¿De qué se trata?


Brevemente, el rubio narró lo ocurrido con Tsunade horas atrás, lo poco que escuchó con respecto al genjutsu y la reacción de Sasuke al escuchar su voz. Sakura escuchó con atención hasta que llegó a la parte en que la rubia mencionaba lo de entrar a los sueños de las víctimas.


--No.


--¿Eh?-- Naruto se sintió contrariado, había llegado a la parte importante. La pelirrosa se levantó de la orilla de la cama y se acomodó su bolso con prisa.


--No te voy a ayudar a hacer eso.


--Entonces, ¿tú lo sabías?


¿Saberlo? Tsunade y ella habían tenido la desventura de tener que realizar ese procedimiento. La rubia había entrado al subconsciente de un miembro del país de la arena que fue atacado cerca de la aldea, un riesgo enorme considerando las lo que había pasado con muchos casos anteriores.


El miedo era latente, y al final, Tsunade no pasó del segundo sueño antes de que fuera expulsada por el propio consciente de la víctima.


No se había probado con una persona que la víctima conociera o tuviera cierto aprecio, los riesgos eran demasiados.


--Sakura.


--¿Quieres entrar a sus sueños?-- Preguntó de repente.


--Sasuke está sufriendo-ttebayo, lo menos que puedo hacer es hacerle ver que todo aquello es un sueño, hasta que pase el efecto.


La pelirrosa lo miró con el ceño fruncido de la preocupación.


--Naruto.-- DIjo captando su atención.-- Si tu conciencia muere dentro del sueño de Sasuke,tú no volverás a despertar.


--...-- Naruto no entendía nada. ¿Morir? ¿Cómo podría alguien morirse en la mente de otra persona? Se rascó la cabeza de forma distraída mientras trataba de asimilar aquello. A Sakura se le agotó la paciencia.


--Naruto, escúchame bien.-- Tomó asiento de nuevo a la orilla de la cama, seleccionando sus palabras mientras mordía su labio inferior.-- Cuando se hace el procedimiento, es como si tu alma se fuera a la mente de Sasuke, y aunque no tienes poder dentro de ella, su propio consciente sirve de contenedor para el tuyo.


Señaló con su dedo índice la frente del rubio.


--Tu alma, en pocas palabras, estará en la mente de Sasuke, y si él por accidente te hace algo dentro de sus sueños, puedes ser afectado.


--¿Qué te asegura eso? Estaré dentro de la mente de Sasuke pero soy alguien aparte-ttebayo. No tendría por qué pasarme nada.-- Naruto intentaba sacar su lado reflexivo.


--Eso es lo que creíamos con las personas que se adentraron en las víctimas, Naruto, y solo unas cuantas han logrado salir.-- El volumen de la voz de Sakura se hacía cada vez más alto. ¿Por qué Naruto no podía entender el miedo que sentía. Si algo salía mal...--No podemos ver lo que sucede cuando hay dos conscientes en una mente, pero podemos hacernos una idea por las reacciones del cuerpo, por eso sabemos que las personas fueron afectadas antes de ser absorbidas por el otro.


--¡Pero es posible que fueran afectadas porque las víctimas no los conocían!-- Naruto se puso de pie, sin aflojar su agarre de la mano del pelinegro.-- Él... Ya no me lastimaría. Y suponiendo que me esté haciendo daño, será otra versión mía, y cuando me vea y le explique, sabrá que es un sueño.


--Tsunade no te dejó hacerlo, ¿verdad? ¿No se te ocurre una buena razón para que sea así?  --La mirada de Sakura había adquirido un tono frío que lo sorprendió. La vio cruzar los brazos y separar un poco las piernas, aunque poco después su rostro se tornó menos agresivo.


--Naruto, todos sabemos que eres la única persona que de verdad le importa a Sasuke.-- El rubio casi pudo sentir el rencor de la pelirrosa y esa tristeza que escondía tras la determinación.-- De verdad… ¿Quieres que él despierte, y no te encuentre a su lado?


Naruto no supo qué contestar por unos momentos.


--Eso... No tiene porqué pasar.


--Me estas pidiendo que desobedezca a mi superiora.


--Pero...


--Y si nos descubren, no podré ser ninja médico jamás.


--Pero Sakura...


--Y si no regresas, la aldea nunca tendrá al Hokage que tanto necesita.


--¡ESTO NO ES SOBRE NOSOTROS, ES SOBRE SASUKE!


--...-- La pelirrosa se sorprendió por el grito, por lo que calló. Naruto ahora respiraba con dificultad y cerró los ojos con fuerza en un intento de serenarse.


Sakura entendió hace mucho que jamás amaría a Sasuke como Naruto lo hacía, pero podía entender el nudo en el pecho de su amigo, que solo se apretaba más con cada minuto que pasaba. La realidad de que Sasuke no despertaría cuerdo era cada vez más latente.


Naruto estaba a punto de hablar cuando sintió un apretón en su mano y se le encogió el pecho. Se volteó rápidamente para captar el rostro de Sasuke. Aunque seguía dormido, había fruncido el ceño, unos pequeños sonidos de incomodidad salían por entre sus labios sellados.


Sakura vio discretamente el reloj en su muñeca, ahogando una mueca compungida.


El monitor cardiaco marcó una aceleración en sus latidos, pero fuera de eso, nada sucedió.


Naruto volteó a ver a Sakura de forma interrogante, a lo que ella soltó un suspiro resignado.


--Acaba de entrar en el primer sueño.


“Voy tarde” Fue lo único que el rubio pudo pensar. Dejó un pequeño beso en la frente de Sasuke y volvió a encarar a su amiga.


--Si no quieres ayudarme, tendré que ver la forma de hacerlo por mi cuenta.


Tomó el traje de anbu de Sasuke, que le habían quitado para tratarlo, y avanzó hacia la puerta sin mirar a Sakura.


No quería lastimarla, pero entrar en la mente de Sasuke y ayudarlo a superar aquellos sueños se había vuelto su prioridad. Tal vez podría convencer a alguna de las enfermeras que le dijera el procedimiento y después hacerlo a pie de la letra, o el mismo buscar un jutsu para ello.


Y aún así, las posibilidades de que lo lograra eran escasas, le dolía saberlo. Era como tratar de nadar en contra de una corriente, que aunque esta fuera a arrastrarte a una orilla sano y salvo, tú lo que de verdad deseas es pasar al otro lado.


Sintió un fuerte tirón en su mano derecha.


--Eres un idiota.


Sin voltear, sabía que Sakura estaba llorando, por su voz entrecortada. También pudo notar los temblores de su amiga, que en un impulso se había abrazado a la espalda del rubio y lo estrechaba con fuerza.


Eso le sacó un suspiro. Sakura, su querida Sakura, fuerte cuando se lo proponía, incapaz de ver a las personas que quiere sufrir, aunque eso implicara su propio sacrificio. Se volteó para quedar frente a ella y le regresó el abrazo, pidiendo una muda disculpa por meterla en esto.


--Dame unas horas para conseguir lo necesario. Pediré ser la única enfermera encargada de Sasuke para que no nos interrumpan.


Unos momentos después, aflojó su agarre. Vio a su rubio amigo con los ojos aún entrecerrados por las lágrimas, pero las quitó rápidamente con sus manos.


--Ven dentro de nueve horas, tendremos una hora de margen antes de que empiece el segundo sueño.


--Sakura.


--No digas más.-- Lo cortó.-- Solo, ve a descansar.


Su amiga le dedicó una extraña sonrisa antes de empujarlo fuera de la habitación y cerrar la puerta casi en sus narices.


Comenzó a caminar, teniendo repentinos deseos de volver y decirle a Sakura que no tenía por qué preocuparse, que todo estaría bien.


Pero no podía.


Porque hasta un rubio atolondrado como él, sabía que eso no era del todo cierto.


 


OoOoOoO


 


--Sasuke.


Estaban de pie sobre el Monte Hokage, una puesta de sol en el horizonte, la silueta del pelinegro recortada contra la intensa luz de aquel astro que no tardaría en desaparecer.


Naruto se había quedado un poco atrás, ligeramente nervioso. Él estaba aquí, había aceptado acompañarlo a aquel lugar a pesar de lo extraño de las circunstancias, y esa era la puesta de sol que había esperado toda la semana.


El problema era que toda confianza que adquirió en los días previos, se había desvanecido apenas pronunció aquel nombre.


--¿Qué ocurre, Naruto?-- Contestó el moreno sin voltear, Naruto supuso, muy entretenido por el golpe del viento sobre su rostro y aquella quietud repentina en la que se había sumido la aldea.


No entendía, ¡estuvo planeándolo semanas! ¿Qué lo frenaba ahora? Consiguió consejos de Sakura, Ino y hasta Hinata. Le había pedido también a Shikamaru, que al final fue el que más cooperó, porque gracias a su ayuda y discreción, las chicas no estaban rondando por ahí en esos momentos.


“¡Vamos, Naruto!” ¿Servía de algo alentarse a sí mismo? Al parecer, no. De hecho, ahora sentía las piernas de gelatina y una solitaria gota de sudor viajando por su sien.


--¿Naruto?-- Esta vez, Sasuke se dio la vuelta ante el mutismo de su amigo, y al encontrarlo paralizado y con los ojos fijos en él, su rostro cambió a uno de preocupación.


“¡No, aléjate!” Fue el pensamiento infantil del rubio cuando Sasuke comenzó a acercarse.


El azabache, completamente ajeno a la idea, creyó entonces que Naruto estaba bajo alguna especie de jutsu, por lo que apenas estuvo frente a él, se acercó lo suficiente a su rostro para ver sus pupilas.


Tomó una de esas trigueñas mejillas entre sus manos con el pretexto de que se quedara quieto y poder observarlo mejor. Le gustaba sentir su piel, delinear esas tiernas marquitas de su rostro con los dedos, pero era algo que nunca saldría de su conciencia y mucho menos lo diría en voz alta. Se había resignado a su amor no correspondido, pero no por ello iba a desperdiciar esas escasas oportunidades de estar con él a solas.


--¿Te sientes bien? Creo que tienes fiebre.


El aliento del moreno golpeó contra la punta de su nariz y los colores se le subieron a la cara sin poder evitarlo.


El discurso monumental que había planeado tiempo atrás se vino abajo, no recordaba ni la mitad de las palabras y las demás estaban en desorden en su cabeza.


Entonces Sasuke se apartó.


Naruto enfocó la vista en aquel pálido rostro, encontrando una expresión un tanto ¿desalentadora? ¿Habrá creído que su presencia le incomodaba?


--Tsk, a ver a qué hora te animas a hablar, dobe, dijiste que era algo importante.


Se encaminó entonces a su lugar de antes, no sin rozar “accidentalmente” la mano del rubio antes de darse la vuelta. Aquello despertó muchas memorias en su cabeza.


“Eres un tonto por creer que Sasuke no siente lo mismo, Naruto”


“¿Me estás diciendo que después de todo lo que pasaron, aún te quedan dudas de lo que siente?”


“Y-yo sé que él también te quiere, Naruto-kun”


--¡Sasuke!


Ante aquel grito, Sasuke se volteó rápidamente, a punto de sacar su katana porque esperaba un ataque de algún enemigo.


Pero lo único que encontró fue un rubio de rostro decidido corriendo hacia él, un rubio que no frenó su carrera aún a sabiendas de que iban a chocar.


--Naruto, ¿Qu-?


Y no pudo decir más.


Porque sus labios estaban ocupados.


Abrió los ojos de par en par, sin entender del todo lo que acababa de pasar.


¿Qué demonios estaba haciendo Naruto?


Sus brazos quedaron colgando a sus lados, mientras que los del rubio rodearon su cintura con ligera fuerza para no dejarlo ir.


Su parte racional le gritó entonces que se apartara, que aquello era ridículo. ¿No estaba Naruto perdidamente enamorado de Hinata? Pero su parte irracional le contestó que en el fondo siempre supo que no era así.


“Esto no está bien”, quiso pensar, pero pronto aquello no importó. Esos cálidos labios contra los suyos, su aliento rozando su pómulo, las pestañas del rubio brillando sobre sus ojos cerrados, y sobre todo, la esencia de ese beso. Sentía las emociones reprimidas brotando de su pecho sin restricción, como si aquel contacto hubiera sido la llave del cofre sellado en que se había convertido su corazón.


No faltó mucho para que sus brazos recuperaran la movilidad y buscaran, a tientas, los hombros de Naruto, acercándose más para profundizar el contacto entre sus bocas.


Era un roce sencillo, un beso tranquilo y natural, pero que hizo que ambos sintieran chispas eléctricas recorrer sus cuerpos, un calor diferente al de una pelea rodeandolos a ambos, sumiéndose en un mundo completamente ajeno a su alrededor donde solo estaban ellos dos.


Juntos.


El primero en separarse fue Naruto. Rompió el contacto para esconder su rostro en el cuello del azabache, mientras subía una de sus manos a su espalda y se embargaba del aroma que desprendía su piel.


--Me gustas, Sasuke.


Ahora el mudo era el pelinegro, que sintió todo su cuerpo paralizarse y un frío de muerte subiendo a su pecho.


Luego calor, mucho calor. Deseaba desde el fondo de su corazón que Naruto se quedara escondido en su cuello todo lo que durara su violento sonrojo.


Deseó que no se apartara nunca.


Y como todo un Uchiha, afirmó el agarre en los hombros del rubio y suspiró.


--Usuratonkachi.


Usuratonkachi


Naruto...


Frío, su pecho estaba frío.


Lo notó antes siquiera de abrir los ojos y de forma inconsciente buscó su fuente de calor, estirando los brazos hacia el lado opuesto de la cama.


Pero no encontró nada.


Estuvo a punto de decir su nombre en voz baja cuando las memorias del día anterior hicieron eco en su cabeza.


Sasuke...


Solía dormir abrazando al pelinegro, recargando la espalda de este contra su pecho o a veces de frente, con aquella cabecita morena descansando en su hombro.


Tampoco eran escasas las veces que Sasuke lo abrazaba a él, una de sus manos descansaba en su espalda y otra acariciaba sus cabellos hasta que ambos caían en la inconsciencia tranquila de tenerse el uno al otro.


Sasuke no tenía pesadillas desde que dormían juntos, lo que en secreto reconfortaba al rubio. Ahora, eran precisamente pesadillas lo que los separaba.


Se talló los ojos levemente y se quedó observando el techo un rato.


Ya estaba acostumbrado a la ausencia del pelinegro del otro lado de la cama, pero ahora que lo había visto de nuevo y lo sabía en el hospital, su inconsciente lo había traicionado haciéndole añorar.


Aunque sus ojos estaban prendados en los ligeros matices de colores en el techo gracias a la luz del sol, su mente estaba en un lugar completamente distinto, repasando el sueño del que acababa de despertar.


Curiosamente, nunca había tenido un sueño tan realista, porque todo aquello, en efecto, sí había pasado.


Llevaba ya algún tiempo queriendo hacerlo y se sintió realmente bien cuando Sasuke no se apartó, aunque no le dijera nada que tuviera que ver con corresponder sus sentimientos.


No lo necesitaba, el corazón de Sasuke se encontraba tan acelerado como el suyo y cuando lo vio a la cara de nuevo, pudo notar un sonrojo ligero. Había dado un beso a cada uno de sus pómulos y no pudo evitar volver a abrazarlo.


Pero el moreno ya no correspondió.


--Tengo que irme.


Naruto pensó que probablemente se sentía abrumado, y lo confirmó cuando el pelinegro comenzó a correr por los techos en dirección contraria a su casa.


Luego de mucha meditación y consejos de parte de sus amigos, Naruto decidió no buscarlo ni hostigarlo durante una semana, tiempo suficiente, según él, para que pensara las cosas.


Se sorprendió cuando, apenas tres días después, Shikamaru le comentó que Sasuke había aceptado una misión en la que tenía que irse de la aldea de forma permanente.


Luego de aquello tuvo una acalorada discusión con el pelinegro, que argumentaba no estar cómodo en la aldea que estuvo involucrada en la masacre de su clan.


Debían de haberse gritado aproximadamente una hora, antes de que Sasuke lo acorralara contra la pared con gesto rabioso y le gritara aquellas palabras en la cara.


--¡¿Qué crees que hablaran del próximo Hokage cuando lo sepan pareja de un ex criminal de rango S?!


La sorpresa en el rostro de Naruto debió decirle que habló demasiado, porque sus ojos se volvieron gélidos y se dio la vuelta para irse.


--Hazte un favor y déjame en paz, Naruto.


Cuando habló con Shikamaru de ello, este actuó como si siempre lo hubiera sabido. Desde el fin de la cuarta guerra ninja, las prioridades de Sasuke habían cambiado, pero el rubio no dejaba de ser la principal y ahora no quería interponerse entre él y su más grande sueño: Volverse Hokage.


Era la primera vez que sentía su sueño interponerse en su camino como algo negativo, pero las prioridades de Naruto ya se habían organizado en su cabeza sin que se diera cuenta.


Fue eso lo que lo llevó hasta la casa del moreno esa noche y a insistirle de mil maneras que se quedara.


No esperó a que Sasuke dijera algo, ni que admitiera sus razones en voz alta, dejó el trabajo a su rostro y sus ojos, a sus silencios y sus manos. Dejó que aquel cuerpo pálido contestara la interrogante en su cabeza y que los pequeños gorgoritos que salían de sus labios fueran el interruptor de su razón.


--¿Acaso... Todavía quieres herirme? -- Preguntó al aire, aunque sabía que Sasuke lo escuchaba a la perfección, lo que hizo que el agarre en su camisa se reforzara.


--Es lo que intento evitar, idiota.


--No es la manera.


--¿Cuál es entonces, usuratonkachi?


--No te apartes de mi.-- Depositó un pequeño beso en su frente.-- No de nuevo.


Y no lo hizo.


En el presente, una sonrisa apareció en su rostro, pero se borró casi enseguida. Le había costado tanto traerlo de vuelta, tanto hacer que se quedara… Y ahora estar tan cerca de perderlo...


Se levantó, faltaba poco tiempo para que se cumplieran las nueve horas que pidió Sakura, algo que tuvo que esperar la mitad de la noche porque no podía dormir.


Se vistió lo más cómodo que pudo y salió de la casa con el sol pisándole los talones. Un nuevo día empezaba en Konoha, pero para él solo era un día más sin Sasuke.


En el camino, se sintió enfermo, no porque todas las personas lo miraran cuando pasaba, sino por las caras de lástima que tenían, como si supieran de antemano lo que iba a pasar.


“Se los demostraré-ttebayo, traeré de vuelta a Sasuke, tal como lo hice en el pasado” Se dijo a sí mismo, cambiando su mueca preocupada por una sonrisa que procuraba ser lo más genuina posible, aunque solo consiguió preocupar más a las personas a su alrededor.


Llegó al hospital en cosa de minutos y aumentó sin querer la velocidad de sus pasos, subiendo las escaleras de dos en dos porque no iba a esperar a que llegara el elevador.


Abrió la puerta de la habitación con el corazón en el pecho, una leve esperanza había crecido en este sin que se diera cuenta: la posibilidad de que Sasuke estuviera bien y solo se hubieran confundido de jutsu.


El destino se encargó de escupirle la idea en la cara.


Nada había cambiado en Sasuke, seguía inconsciente, acostado en una camilla de hospital y con respiración irregular.


Las cosas dentro del cuarto, sin embargo, sí que habían cambiado. Un aparato extraño estaba colocado entre la camilla de Sasuke y la contigua. Emitía sonidos agudos y estaba lleno de cables y luces extrañas.


Parecía impresora descompuesta, Naruto dejó que su curiosidad se adueñara de él unos segundos y se acercó al aparato. Lo comió con los ojos un momento antes de extender un dedo hacia uno de los botones.


--Ni se te ocurra, Naruto.


Dio un salto del susto, Sakura se encontraba a lado de la puerta, sosteniendo un tarro de gran tamaño en una de sus manos. Lo miraba con reproche juguetón, aunque en el fondo se alegraba de saber que esa expresión de niño regañado seguía siendo la misma.


¿Qué tal si se convertía en la última vez que la viera?


--Sakura-chan, ¿está todo listo?-- El regaño podía esperar, o al menos eso pensaba. Se acercó al pelinegro y dio un corto beso en sus labios antes de tomar su mano.


--Tengo todo lo necesario, solo falta ajustar y colocar las ventosas en tus sienes y las de Sasuke, pero es un proceso tardado.-- Miró el reloj en su muñeca y palpó su sien levemente. Hasta entonces, Naruto se dio cuenta de que Sakura tenía puesta la misma ropa de ayer, además de tener unas grandes ojeras y gesto cansino.


--¿No dormiste-ttebayo?-- El día anterior fue una jornada agotadora por la llegada de los anbus, ¿cómo es que seguía en pie?


--Conseguir estos aparatejos no es sencillo, tonto.-- Exclamó señalando la impresora destartalada.-- Me tomó toda la noche traerlo hacia acá sin que los guardias nocturnos se dieran cuenta.


Naruto se sentía conmovido.


--Sakura...


--No digas nada, ¿vale? Solo mantente en silencio mientras los preparo.


Naruto asintió y guardó silencio, pero su mirada no se apartó de su amiga. Así, mientras ella colocaba los electrodos dentro de las ventosas y las ajustaba en la cabeza de Sasuke, Naruto anduvo de un lado a otro de la habitación trayendo cosas que la pelirrosa le pedía. En una de esas consiguió traerle un café, cosa que ella agradeció profundamente.


Luego fue el turno de Naruto. Se recostó en la camilla de a lado y suspiró para serenarse. Sakura dijo que si se movía de más, ella no podría encontrar el punto exacto donde debía colocar el electrodo, lo que le hizo voltear una vez más hacia Sasuke antes de quedarse completamente quieto.


"Un poco más Sasuke" Pensó. Un poco más y podría frenar el martirio de su mente.


El ritmo de los sonidos de la máquina cambió cuando Sakura terminó de colocar las ventosas de sus sienes y su frente. Apretó algunos botones y sintió claramente un cosquilleo que le puso la piel de gallina.


--El circuito está terminado.-- Anunció con una sonrisa. Hizo unos cuantos ajustes en la camilla del pelinegro y colocó una manta sobre su cuerpo.


Se tomó un momento antes de ir hacia Naruto, cuya ansiedad ya se veía por la forma en la que movía sus pies y sus dedos. Miró a Sakura casi con súplica, aunque también le regaló una sonrisa que le otorgó la confianza suficiente para seguir adelante.


No les quedaba mucho tiempo.


--Escucha, Naruto, una vez te encuentres en el consciente de Sasuke, todo parecerá una película. Podrás ver e incluso escuchar lo que hay a tu alrededor, pero nada de eso puedes tocarlo ni puede tocarte o lastimarte. Cuando veas a Sasuke, asegúrate de decirle todo lo que necesites y si lo que hay a tu alrededor se deforma, no te asustes.


Se tomó una pausa para buscar la mano de su rubio amigo y la estrechó con fuerza, sus ojos esmeralda quedaron fijos en ese brillante azul, que prometió, haría lo que estuviera a su alcance para volver a ver.


--Si de repente todo a tu alrededor se oscurece, quiere decir que el sueño se terminó, entonces me encargaré de sacarte de ahí. Sin embargo, si pasa un tiempo y eso no pasa, debes comenzar a decir en tu mente tu nombre, edad, tu apariencia y las cosas que te gustan. Si no lo haces, el consciente de Sasuke puede absorberte y no podremos hacer nada al respecto. ¿Entendiste?


Naruto tragó duro, lo que sacó una risita a la pelirrosa. Ella se sentía igual o más nerviosa que él, aunque estuvo practicando toda la noche los procedimientos y el jutsu que tenía que utilizar. Era algo riesgoso, algo que podría incluso marcar todo su futuro como shinobis... O eliminar.


--¿Recuerdas la técnica de Ino?


--¿Shintenshin no Jutsu?


--Ese mismo, necesito que hagas los movimientos conmigo para poder pasar tu consciente a Sasuke.


--¿Eran así? -- Naruto hizo los movimientos con ligera torpeza.


--No, tonto, la última es así.


--¿Así?


--Perfecto, aprendiste algo nuevo hoy.


Soltaron una pequeña risita. Era el momento.


--Sakura, cuida a Sasuke, por favor.-- Dijo con una sonrisa. -- Y gracias, gracias por todo.


--Naruto baka, no hables así. Regresa pronto para que pueda dormir.-- Sakura no quería nada de sentimentalismos ahora que requería de su total concentración, pero eso no evitó que se inclinara y depositara un suave beso en la frente del rubio, indicándole que todo estaba bien.


Se pusieron de acuerdo sin palabras, ambos imitando los movimientos de manos y observando fijamente al otro. Naruto sonrió en la última sílaba, pero Sakura tuvo que desviar la mirada.


--¡Shintenshin no Jutsu!-- Exclamó Naruto.


Y todo se volvió negro.

Notas finales:

Hey, ¿qué tal?

Siguiente capítulo ya empiezan los sueños de Sasuke TuT

¿Review? 7u7


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