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Flores Marchitas por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

 

Capítulo 2.- Los amigos.

 


"Cuando una chica realmente se enamora, sus sentimientos no pueden cambiar tan facilmente. A veces las personas son peores que cualquier demonio"

 

 

Capítulo 2.- Los amigos.

 

Torre Hokage. Cuatro años después.

 

Naruto se encontraba recogiendo los últimos documentos del día. Tenía que apresurarse pues quería llegar lo más pronto posible con su familia y ayudar también a Sasuke con los niños. Unos tímidos toques en la puerta lo hicieron virarse hacia la entrada.

Sakura entró muy feliz.

—Ah, Sakura, no creí que vinieras a verme tan tarde. ¿Sucede algo?

La chica sonrió, se notaba que estaba motivada por dentro y sobre todo de muy buen humor. El rubio se contagió de esa alegría y también sonrió.

—No pasa nada Naruto, solo que….cuando vi al nuevo bebé pude saber que ustedes dos no han pasado tiempo a solas desde que Menma nació. Soy también del equipo siete y me gustaría mucho poder darles ese descanso. Se que ha pasado un tiempo, es que no me atrevía pero, creo que lo merecen, yo podría ser la niñera de los niños si tú me lo permitieras.

Naruto quedó sorprendido, realmente no esperaba esa actitud de su mejor amiga. Era verdad todo lo que decía y suponía que no sería mala idea; después de todo, los integrantes del  equipo siete eran casi como hermanos, y ya hacía mucho que no convivían.

—Vaya, Sakura, es repentino pero…bueno…yo no quiero importunarte con tus actividades en el hospital. —el rubio se rascó la cabeza.

—Ay Naruto, eso es lo de menos, tú no te fijes. —comentó con la mejor actitud positiva y agitando la mano para que no le tomara mucha importancia.

—Bueno, tendremos que discutirlo con Sasuke…

 

Residencia Uzumaki.

 

Sasuke ya había dormido a los niños, solo estaba haciendo un poco de entrenamiento en el jardín para no perder su condición shinobi. Estaba bajo la luz de la luna, poniendo todos sus sentidos alerta por si uno de sus pequeños se despertaba o había una anomalía cerca de ellos.

Escuchó que entraban a la casa y fue tranquilamente a recibir, seguramente era su rubio.

—¿Sakura? —Sasuke no esperaba la visita de la chica tan tarde.

Sakura se sonrojó al ver el torso desnudo del Uchiha, bajó la vista y coqueteo un poco. Su corazón latía al mil por segundo y se mordió el labio inferior para evitar relamerse por la imagen. Sasuke era todo un espécimen delicioso de hombre.

—¡Sasuki, ¿Cómo estas?!

—Bien. —resopló secamente y dirigió sus pasos hacia Naruto para saludarlo con un beso profundo en la boca. Sakura los fulminó con la mirada, sobre todo porque el azabache sabía que ella siempre estuvo enamorada de él. Pero más por Naruto por haberle arrebatado su sueño de ser la señora Uchiha y tener a esos hermosos bebés de manera natural.

Naruto comenzó a hablar.

—Sakura se ofreció para ser la niñera de Menma y Boruto por un tiempo. Creo que es buena la idea, Sasuke. Podría ayudarte y..

—Estoy bien así. —Sasuke interrumpió frío y cortante.

—Pero podrías hacer más cosas a parte de cuidarlos, y…

—No me interesa. —caminó directo a subir por las escaleras y dejar esa conversación por terminada pero luego la peli-rosa habló apresurada.

—¡Podrías tener más tiempo a solas con Naruto, Sasuke!

Sasuke se detuvo a pensar sin voltearlos a ver, ahora podía ver las cosas de otra forma. Solo por ese valioso momento a solas podría dejarlos en manos de su amiga de la infancia. Se volteo sin cambiar su semblante.

—¿Cuánto tiempo?

Sakura sonrió cerrando los ojos, lo había conseguido.—Si gustan, los fines de semana podría encargarme de ellos.

Los padres se miraron mutuamente, serían solo dos días, no estaba tan mal. Así no tendría que soportar verla toda la semana.

—Quiere decir que mañana te veremos por aquí. Solo no llegues tarde.—Esa era la forma de afirmar de Sasuke Uchiha.

—¡Gracias Sasuke! — Naruto y Sakura se tomaron de las manos con alegría y brincaron al mismo tiempo. Sasuke hizo una mueca y siguió su camino.

 

…….

 

 Al siguiente día Naruto fue a la Torre muy temprano a terminar con algunas cosas pendientes y ahí vería  a su Sasuke para salir, tendrían todo el día.

En la casa Uzumaki había llegado Sakura alrededor del medio día. Se imaginaba que ella era la señora de la casa y que Sasuke era su marido que la estaba esperando. Cuando lo vio, no pudo evitar soltar un chillido de emoción. Sasuke llevaba de brazos a Boruto, era un niño idéntico a Naruto solo con la piel igual de blanca que Sasuke y cabello algo lacio; Menma estaba parado a un lado de su padre.

Sakura se conmovió, era la perfecta escena paternal que siempre había soñado.

El Uchiha comenzaba a explicarle todo lo que necesitaría de la casa y los cuidados de sus hijos. Pero Sakura solo tenía pensamientos de princesa. Escuchaba decir a Sasuke, “Por fin solo soy tuyo”, “Te estaba esperando mi amor”, “¿Por qué no te elegí a ti?”, “Eres tan bella”…Así imaginaba, pero nada de lo que Sasuke decía.

—¿Tienes alguna duda?

Los pensamientos de la Haruno se despabilaron en cuanto vio al azabache mirarla seriamente.

—¿Eh?¿Ahh? No, no, tú con cuidado Sasuki. Vamos, no te preocupes por nada, soy doctora, se cuidar a los niños, a todos. Déjame a los pequeños monstruitos conmigo.—rió nerviosa.

Sasuke comenzaba a desconfiar de ella, pero le daría una oportunidad para probarse que se equivocaba. Entonces le entregó a Boruto y a Menma y después de despedirse tiernamente de sus hijos, se retiró sin querer hacerlo realmente.

—No te preocupes Sasuki, diviértete. —el padre cerró la puerta y ella exhaló.

—Vaya, por fin se ha ido.

Puso al niño en el suelo e ignoró los buenos modales y bienvenida del hijo grande. Subió directo a la habitación de los padres sin perder tiempo.

Para ser dos hombres, lo tenían todo ordenado. Seguramente por obra del Uchiha que odiaba el caos, porque si de Naruto se tratara, simplemente estaría caminando entre basura.

Estuvo buscando por todos los cajones, Menma solo se paró en el umbral de la puerta sin entender la desesperación de la chica, Boruto se había quedado abajo sin supervisión.

—¿Qué buscas? —preguntó el primogénito Uzumaki.

—¡Ahhhh! —Sakura dio un brinco, no había visto al niño—N..na..nada, nada, unas cositas.

—A Papá no le va a gustar que el cuarto esté tirado. Siempre me lo dice.

—No te preocupes, lo recogeré.—siguió buscando lanzando todo al suelo, oliendo y abrazando  la ropa de Sasuke y pisando la de Naruto.

—Oye, no hagas eso, papá dice…

—¡No me importa lo que dice tu padre!!Ni se a cuál de los dos te refieres!! Solo cállate, fenómeno!—habló irritada.

Menma solo la miró serio con la mirada arisca de Sasuke y frunció el seño. Pero Sakura no se detuvo, siguió revolviendo las cosas personales, miró el álbum, rompió fotos, enfureció por algunas, lloró por otras, pero siguió buscando.

Menma solo trataba de recoger las cosas. Entonces su hermanito comenzó a llorar.

—¡Tía Sakura! Boruto está llorando.

—¡No me llames tía mocoso feo! ¡Ve a verlo tú!! ¿No ves que estoy ocupada?!

—Pero papá dijo que lo cuidarías tú.

—¡Obedece y ve a atenderlo! ¡¿Qué no eres su hermano mayor?!

La cara del chico se puso agria, la miró con desprecio y después salió de la habitación.

—¡Maldición! ¡¿Dónde está?!

 

Konoha. En un lugar escondido en el Bosque.

 

Estaban solos bajo un frondoso árbol, se habían estado besando hambrientamente pero habían parado debido a que el azabache no podía disfrutarlo. Era la primera vez que estaba lejos de sus hijos y su instinto de padre no estaba del todo tranquilo. Sabía que estarían bien, pero aún así sentía que otra parte de su cuerpo le faltaba sin ellos. (A parte de su mano izquierda).

Naruto inhaló y exhaló varias veces para tranquilizarse. La actitud de su pareja comenzaba a exasperarlo. Después comenzó a contarle lo mucho que deseaba estar a solas con él sin interrupciones, de todo lo que le tenía planeado y de los futuros proyectos en familia que lo motivaban, pero el Uchiha solo miraba todo el ambiente en intranquilidad.

—¡¿Me estás escuchando, idiota?! —Naruto ya estaba a punto de salir de sus casillas.

Sasuke lo miró esta vez.—¿Qué?

—¡Agh, ¿No has escuchado nada de lo que dije?! —apretó los puños.

Sasuke se quedó sin palabras, trato  de recordar aunque sea un fragmento pero no lo logró,  mejor bufó dándole a entender que lo sabía todo. —hum, Tonto.

—¡Ah, ¿Y ahora yo soy el tonto?!

El Uchiha sonrió de lado y se abalanzo para besar los labios de su marido. Tal vez exageraba las cosas, debía aprender a confiar más en sus hijos y en su amiga. Solo que como la peli-rosa nunca había tenido hijos, no creía en sus capacidades sentimentales para cuidar de niños. Era verdad que cuidaba a los pacientes en el Hospital, pero cuidar niños— y sobre todo ajenos—, no era lo mismo. Sin embargo, aun no podía juzgarla sin haber conocido su trabajo. Profundizó un beso con su amado, después coló sus largas manos por debajo de la playera del rubio y pellizcó un pezón, Naruto suspiró y sonreía disfrutándolo, no podía enojarse mucho con él.

Su esposo ya se encontraba saboreando su cuello.

—¡Lord Hokage!

Naruto  y Sasuke dieron un brinco y se erizaron como gatos pues no esperaban la llegada inoportuna del anbu que se arrodillaba en presencia de su Kage.

—¡Ahhh, ¿Qué no tienes concepto de la privacidad?!!

Bajo la máscara del ninja no pudo notarse su sonrojo y gotitas de sudor. Tragó saliva para no sonar nervioso.

—Me…me disculpo Lord Hokage, pero se ha disparado una alerta de intruso.

—¡¿Intruso?! —ambos se alarmaron.

 

Residencia Uzumaki.

 

Menma miraba con horror al hombre que estaba cargando a su hermanito como examinándolo, de inmediato se puso en guardia y llamó a la peli-rosa con un grito pero ella no se inmutó.

—Tú debes de ser Menma. —dijo sereno el hombre.

—¡Suelta a mi hermanito!

—Tranquilo, solo he venido a saludarlos. Soy como tu abuelo.

—¡Mentira, mis abuelos murieron! —Se lanzó contra el intruso sin esperar más explicaciones. Trató de dar patadas y golpes con diferentes movimientos en combinación. Eran sorprendentes para un niño de su edad, sin duda todo un Uchiha aunque llevara otro apellido.

Madara paró todos los golpes y se excitó por las habilidades del niño.

¡Sí ,él es fantástico! —La cara del mayor se volvía algo desquiciada,  pero volvió a la serenidad en cuanto el pequeño rubio que cargaba trató de morderlo. Madara sostuvo al más pequeño con una sola mano y lo lanzó al suelo haciendo que se golpeara y quedara inconsciente.

—¡Mal nacido! —Menma miró a su hermanito en el piso y volvió al frente su vista pero no pudo hacer más. No sintió cuando ese desconocido se paró frente a él y lo tomó del mentón para verlo directo a los ojos.

—Nada mal. —dijo el cumplido relamiéndose los labios.

Menma se paralizó. Fueron tan rápidos los movimientos de aquel hombre que fácilmente el menor cayó en una técnica ocular quedando en trance.

—¡Que escándalo! —por fin la chica bajó las escaleras con una prenda y pergamino en la mano, encontrando la escena preocupante. —¡Señor Mandara, ¿Qué está haciendo aquí?!

Haruno Sakura había estado entrenando con Uchiha Madara desde que el más joven Uzumaki había venido a este mundo. Los entrenamientos eran duros, pero fructuosos, todo gracias a su buen dominio de chakra. No aprendió técnicas destructivas pero si muchos secretos de medicina o genjutsus. Aun así no era rival para ninguno de sus ex compañeros de equipo.

—¡¿Qué le hizo a Menma?! —ella estaba preocupada pues tenía la responsabilidad de cuidarlos y no quería morir en manos de su amado Sasuke ni humillada por Naruto. Ya imaginaba la escena con esos dos haciéndola pedazos.

—No te preocupes, solo estoy acelerando su proceso de guerrero.

—¡¿Guerrero?!

Madara asintió, después vio los objetos que cargaba la chica. —Por lo visto encontraste el secreto Uchiha también.

Se refería al pergamino, la prenda que llevaba era la chaqueta de gennin de Naruto que conservaba como un tesoro.

—Sí, no quiero que esos dos tengan más hijos, destruiré sus posibilidades y sus sueños.

—Sabes que eso ya no pasará.

—No importa, esto solo los unió más, ¡me asquea!

Los ojos de Menma activaron el sharingan involuntariamente y Madara forzó a que tuviera tres aspas, el niño dio un grito de horror y calló inconsciente al piso después de eso.

—¡Menma! , ¿El está bien?

—Solo está exhausto, no le haría daño. Recuerda que me pertenece este chico.

—¡Ya lo sé! ¡Pero sea más gentil! —le entregó las cosas para revisar el estado del niño de diez años.

Madara cogió la chaqueta de Naruto y el pergamino antiguo.—¿Cuándo me traerás a Naruto?

—Esto acaba de empezar, no sé cuánto tiempo tome, solo sea paciente.

—Bien, pero no cometas errores. —dijo subestimándola y se fue en una técnica de espacio-tiempo. Sakura solo hizo una mueca, después miró a los dos chicos inconscientes. Sería un problema si le contaran algo a sus padres; moldeo algo de chacra de un color muy blanco y lo puso cerca de su nariz para que lo inhalaran, al menos no recordarían nada de lo que había pasado en presencia de su jefe. Posteriormente los llevó a sus respectivas habitaciones.

Tres horas después Sasuke había regresado a su hogar con desesperación. Encontró a Sakura dando de comer al rubio menor, parecía que todo estaba en orden. Suspiró aliviado, su amiga hacía un buen trabajo después de todo.

—¿Tuviste algún problema? —tomó a su hijo en brazos.

—No Sasuki, descuida, te dije que todo estaría bien. Menma esta durmiendo incluso.

¿Tan temprano? —Sasuke alzó una ceja, su hijo era muy reacio para dormir, le sorprendía que incluso estuviera tomando siesta. No comentó nada.

—Gracias Sakura, te veré mañana. —se apresuró a despedirla, no le gustaba estar mucho tiempo con ella.

Sakura sonrió de oreja a oreja, le dio un beso en la mejilla al Uchiha inesperadamente y después revolvió los cabellos dorados del infante para después salir alegremente.

Sasuke se quedó viendo por donde había salido, sin duda era la misma Sakura que había conocido desde gennins, le alegraba que ya no tuviera rencores en contra de ellos. Había madurado demasiado y merecía a un hombre bueno.

—¿Cómo te trató Sakura, Boruto?

El niño lo miró sin hacer gestos. —Bien.

 

 

Menma tenía una pesadilla, corría por un largo túnel gritando desesperadamente por ayuda  sin saber el motivo, hasta que tropezó con algo que parecía un cuerpo. Al voltearlo miró que se trataba de él mismo en estado de descomposición. Gritó por el terror despertando a la realidad de la misma manera.

Sasuke de inmediato fue a verlo, estaba todo sudado y con confusión en sus ojos.

—¡¿Menma, estas bien?!

El chico miró a su padre y lo abrazó, temblaba pero no dijo nada por unos segundos, después de tranquilizarse reveló poco a poco su sueño. SAsuke no se despegó de él, hacía tanto que su hijo no tenía pesadillas, era raro, pero no imposible, lo normal.

—Calma, solo fue una pesadilla, no pasa nada…

 

Torre Hokage.

 

—….por lo tanto el intruso debe estar escondiéndose en la villa o tomó algo y se fue. —Kakashi presentaba el informe.

Naruto estaba analizando la situación. Había dado una orden de buscar hasta por debajo de la más íntima roca de Konoha, pero nada. Tragó saliva, no pudo haber sido un error de estrategia, la aldea estaba cubierta con una sutil capa de su chakra, por lo que sus ninja de inteligencia debieron ver una anomalía y es por eso que se disparó la alarma. Como él estaba con su esposo en ese momento sus alertas se opacaron.

—Debió haberse ido, no hay posibilidad de que este en la villa, pero estén alerta. —ordenó  Shikamaru firmemente brindándoles confianza a los subordinados. Naruto asintió con la cabeza sin despegar sus pensamientos de lo que había pasado. Sus anbu hicieron una reverencia y desaparecieron.

Naruto suspiró. Debía tener más cuidado. Era el ninja más importante y su deber era proteger la villa por lo que no podía ignorarlo. Ni aunque Sauka cuidara de sus hijos podía estar a solas con su azabache. Casi no tenía tiempo para estar con su esposo salvo muy noche y ahora esto. Suspiró, esos dos días que su amiga les dará para estar juntos los deseará con fervor cada semana.

 

Un mes después.

Residencia Uzumaki.

 

Sakura se había atrevido a ir entre semana aprovechando que Naruto estaba muy ocupado para visitar a los niños. Esa era su escusa, aunque realmente solo iba por el Uchiha.

 Al principio no le había agradado la idea al azabache, trató de insinuarle que se retirara varias veces pero ella era muy terca. Al final notó que con su ayuda podía relajarse un poco gracias a ella, entonces la aceptó. Era como la nana particular que velaba por sus angelitos y comenzó a tratarla como parte de su familia. Parecía que volvían a los tiempos de gennins dónde en verdad se apoyaban y se cuidaban unos a otros.

Estaban los dos solos en la casa, Boruto dormía y Menma extrañamente había tomado la maña de encerrarse en su cuarto por periodos largos de tiempo después de la Academia. Parecía una simple fase de crecimiento.

Sasuke leía un libro sobre el sofá, Sakura se sonrojaba y estrujaba su vestido corto, nerviosa de estar en el mismo lugar, a solas, con el amor de su vida.

Sasuke era realmente perfecto; cabello azabache algo endrino y rebelde de corte medio, con un mechón largo tapándole el ojo izquierdo para ocultar el rinnegan; su piel tonificada, blanca de apariencia suave y tentable. Su semblante calmado y misterioso. Sus ojos rasgados y ceja delineada le daban ese toque de sensualidad. Una belleza hecha por dioses al igual que ella, o eso pensaba, por eso debían estar juntos ya que tenían tanto en común.

 A pesar de verse maduro y algo parecido a Madara, seguía siendo el príncipe que ella siempre deseó.

Poco a poco se fue acercando a él hipnotizada por su belleza, se mordía los labios y trataba de provocarlo con su poco pecho, después se puso roja pues iba a atreverse a robarle un beso, el primero que se darían, pero Sasuke habló y la regresó a su lugar.

—Últimamente Menma está muy callado. Supongo que extraña mucho a Naruto.

—¿Eh? Ah jeje, no seas tonto Sasuki, está creciendo y requiere de su privacidad, ya veras que se le pasará. —agitó una mano para que tratara de no tomarle tanta importancia.

Sasuke la volteo a ver. —Quizás tengas razón, pero me preocupa. El no era así, su actitud era igual a la de Naruto.

La chica lo miró con los ojos entre cerrados y un puchero.

¡Naruto, Naruto, ¿Qué no sabe hablar de otra cosa que no sea de ese cabeza hueca?! —en su interior Sakura enfurecía de rabia.

Sasuke continuó.—Pareciera que no está aquí. Ha estado  más cerrado y melancólico.

Sakura notó tristeza en sus palabras. No podía decirle que su jefe Madara lo alejaría de él para siempre, pues necesitaba vitalmente al niño para su beneficio personal. Se sentía algo mal pero su objetivo era estar con Sasuke a toda costa y ese detalle no la detendría jamás.

—Seguramente está madurando rápido. No te preocupes tanto. Mientras te tenga a ti, él no cambiará.

El azabache suavizo su mirada hacia la chica y por primera vez le sonrió. —También tiene a Naruto y a ti para guiarlo.

Los ojos esmeralda de la joven se abrieron en sorpresa, realmente la estaban tomando en cuenta como parte de la familia. Bajó la vista.

—Gracias por ayudarnos, Sakura.

Ella entristeció, simplemente asintió con la cabeza y sonrió falsamente.

 

Así pasaron tres meses, ya estaba acostumbrada a estar en la casa Uzumaki, por lo que ellos le habían dado una llave para que no tuviera que esperar a nadie y se dedicara a cuidar a los niños. Le demostraban su profunda confianza.

A Menma lo trataba muy bien debido a que era el elegido por su maestro, pero a Boruto lo despreciaba y castigaba constantemente por la injusta razón de parecerse más a Naruto. La actitud de la ninja cambiaba cuando estaba frente a los padres, era dulce y servicial pero al contrario de estar a solas con los hijos, era autoritaria, agria, despreocupada y despectiva.  Siempre insultaba al más joven tratando de quebrantar su autoestima, pero Menma saltaba a protegerlo cada vez, era su deber como hermano, aunque ya era más violento desde que despertó su sharingan. Sin embargo ninguno decía nada a sus padres por efectos de una droga ninja que ella les preparaba en sus alimentos y les impedía recordar lo malo.

 

Y todo comenzó.

 

Aquella noche Sakura no fue a la residencia Uzumaki como acostumbraba, esperó hasta el último momento para estar a solas con su rubio amigo en la Torre Hokage.

—Naruto, ¿Puedo hablar contigo? —entró lentamente a la oficina.

—¡Claro que sí Sakura! ¿Qué necesitas? —la recibió alegremente.

La chica le regaló una sonrisa y coqueteo con sus gestos.

—Te hice este Ramen pensando en ti. Quisiera que lo probaras para poder prepararlo en casa con los niños y quiero que me des el gusto bueno.

Naruto se emocionó, eso era una sorpresa deliciosa—Vaya Sakura, viniste con la persona correcta.!Itadakimasu!

 El Hokage debía de desconfiar de todo lo que se le ofreciera por ser el ninja principal y blanco para los enemigos, pero tratándose de su amiga que cuidaba extraordinariamente a sus hijos y que quería como a una hermana, no desconfió ni un segundo. Lo comió ante la perversa mirada esmeralda de la ninja médico quién ensanchaba una sonrisa diabólica al verlo. Moriría lentamente, estaba segura de eso.

—¡Estuvo exquisito. Parece del Ichirakus! Eres una gran cocinera, Sakura!—y era verdad, ella lo había comprado ahí.

—¡Que bueno que te gustó!! Ahora estoy más tranquila, veras que los sorprenderé!!.

—¡Sin duda, Sakura!

— ¿Qué tal si vamos a caminar, Naruto?¿Me regalas un momento?

—Bueno, ya hace tanto que no salimos, ¿verdad?.  Sasuke no se molestará.

 

……

 

Los paseos nocturnos de esos dos eran normales en su tiempo de juventud y sintieron  nostalgia al estar nuevamente juntos por las calles nocturnas de Konoha. Hablaban amenamente de lo maravilloso que eran sus hijos, que ella los veía como a una madre y que le gustaría ser su tutora para cuidarlos siempre; hablaron de lo afortunado que era Naruto al estar casado con Uchiha Sasuke y que de cierta manera ella lo envidiaba pero siempre velaba por su felicidad. La conversación era toda en torno a la familia Uzumaki, así caminaron hasta llegar a las orillas de la villa; fue que Naruto a penas pudo notar el letrero de Bienvenido a la Konoha y se detuvo.

—Vaya, ya hemos caminado bastante. Lo que pasa cuando uno se divierte. —se rascó la nuca—Casi salimos de la aldea. Será mejor volver.

—Tienes razón—respondió la Haruno con una sonrisa pero entonces escucharon un grito cerca de ahí, fuera de la villa, y la peli-rosa corrió a investigar.

—¡Espera Sakura! —su llamado fue inútil, tuvo que ir tras de ella debido a la imprudencia de la ninja.

Se encontraba en los alrededores de la villa, había una extraña neblina pesada que cubría todo a su paso. Naruto comenzó a sentir una opresión en el pecho y una presencia maligna. Empezó a gritar el nombre de su amiga pero esta no le respondía.

—¡Maldición, Sakura! —su vista le comenzó a fallar. De repente una lluvia de kunais y shurikens lo impactaron, pero a pesar de no ver bien, los esquivó con maestría.

—¡Shandaroooooo! —casi lo impacta, sin embargo Naruto saltó para evitarlo y se tocó los ojos que le dolían bastante.

—¡¿Sakura?!

—¡Eres un soberano estúpido Naruto! ¡Siendo tú no debes confiar ni de tu propia sombra! ¡Eres patético!

—¡¿Qué?!!¿De qué hablas?! —comenzaba a darle vueltas la cabeza, se estaba mareando.

Haruno apareció frente a él sosteniendo una manta negra.

—No puedes enfocarme ¿verdad?

Naruto se recargó en un árbol, sus fuerzas lo estaban abandonando.

¿Qué me pasa? —se arrodilló dejando caer su peso, se resistía a desvanecerse.

—Te he envenenado, Naruto. Ahora estas muriendo. Gracias por confiar en mí, cabeza hueca.

—¡¿Qué?!...¿Po…por qué?!

Sakura le lanzó un kunai para saber si ya estaba vulnerable el cual impactó exitosamente en su pierna derecha, Naruto soltó un alarido. La chica sonrió, con más confianza se acercó al kage y lo pateó fuertemente estrellándolo contra un árbol provocando un enérgico estruendo.

—¡Sa…sa..kura, ¿Por qué?!

—¡No lo entiendes! ¡Tú me estorbas para estar con mi Sasuke! ¡Tú me lo robaste!! Y yo te arrebataré toda TÚ vida! !Perdóname Naruto, pero su amor es antinatural, yo soy la única que debe estar con él, es mi sueño! ¡No renunciaré nunca a él! ¡Ese es mi camino de ninja, como siempre lo dices tú!!Así que desaparece!

—¡Sa..ku..r..

Naruto no aguantó más, estaba incrédulo, decepcionado, triste, no tenía fuerzas de nada y ya solo le esperaba la muerte.

Sasuke….—fue su último pensamiento antes de perder la realidad.

 

………….

Sasuke había sentido un vuelco en el corazón. Había escuchado a su rubio gritar pero estaba a solas con sus hijos. Ya era bastante tarde y no llegaba, esa opresión en su pecho se sentía cada vez más profunda, comenzaba a estresarse. No tenía otra más que ir a buscarlo y dejar solos a sus niños.

Entró al cuarto de su hijo mayor dando un portazo y despertándolo, prendió la luz para que se incorporara.

—¡Menma, saldré un momento, cuida a tu hermano!

 

Salió disparado hacia la  torre Hokage, pero al llegar no se encontraba nadie ahí. Chasqueó los dientes y brinco de techo en techo sin rumbo. Se dirigió al departamento de su mejor amiga pero no se encontraba. Dedujo de inmediato que estaban juntos, pero ¿A dónde?

Preguntó a algunos aldeanos que todavía deambulaban en la oscuridad, pero nadie los había visto. Comenzó a frustrarse.

 

……….

 

En las afueras.

Sakura recogió el cuerpo inconsciente de su amigo y lo despojó de sus ropas que cubrían su torso. Sacó un kunai para cortar su garganta sin dudarlo.

 La cara de la chica era de una psicópata deseosa de aquella sangre tan pura. Ella sería la única que tendría el privilegio de apagar esa brillante luz que tanto le molestaba y que hacía felices a los demás. Porque odiaba que todos fueran felices menos ella, porque la vida se había encaprichado con su dolor prologándolo en esta vida inmunda; porque Naruto era un estúpido indigno y asqueroso que solo había engatusado a Sasuke como una vil zorra y porque ella tenía el derecho de proclamar su vida ya que Sasuke le pertenecía desde siempre.

Que bien se sentía el tomar la justicia por su propia mano. Ni siquiera Kurama lo podría salvar ahora, pues el veneno que tomó voluntariamente estaba mezclado con un menjunje especial hecho por Madara primordialmente para el Kyubi.

Sonreía anchamente, ese rubio no volvería a ser un estorbo nunca más, no volvería a entrometerse entre el amor de ella y Sasuke y lo mismo le pasaría al menor de su descendencia pues no quería volver a ver al rubio nunca más.

Tomó impulso y blandió el arma contra su amigo.

 

¡!!!!Muerete!!!!!!

 

—¡¿Qué estás haciendo?! — fue detenida por la mano de Madara a unos segundos de cortar la fina piel.

—¡Pe…pe..perdón! —regresó en si morada por aquel hombre.

Madara la alejó dándole un fuerte golpe para que se alejara del rubio.

—¡Te dije que no le tocaras un pelo! —Le arrojó una bolsa negra ignorado sus disculpas exaltantes y controlando sus ganas de destrozarla. Después envolvió al rubio en aquella manta negra que traía la peli-rosa y se lo echó al hombro.

—¡Perdóneme señor Madara!!Yo no quería…

—¡Cállate! Será mejor que no trates de hacer eso otra vez o te mataré.—la amenazó fríamente. Sakura tragó saliva y se quedó helada.

—Ya solo tráeme al chico. Sin el chakra del nueve colas debe ser más fácil para ti. No quiero errores.

—S…sí señor. —se puso firme y habló fuerte tal soldado amaestrado.

MAdara bufó y desapareció con el rubio.

—¡Fu! —Se tocó el pecho tratando de tranquilizar su corazón por el tremendo susto. Recogió la bolsa, tragó saliva y regresó a la villa.

 

………….

 

Sasuke ya estaba muy frustrado, iba a dirigirse a la casa de Shikamaru para pedir refuerzos cuando a lo lejos vio a su rubio caminar despreocupadamente.

—¡Naruto!

Simplemente lo abrazó fuertemente como si la vida se le fuera en ello. Naruto se sonrojó.

—Sasu…

—¡Eres un idiota! —Reclamó el azabache sin soltarlo—¡No sabes el susto que me diste!

El azabache no lo quiso demostrar pero simplemente su cuerpo no podía más y derramó unas lágrimas discretamente.

Había tenido miedo, mejor dicho, terror. Sentía que lo perdía para siempre y él no podía hacer nada. Pero eso solo había sido su imaginación. Gracias a los dioses Naruto estaba bien.

 

¡No me vuelvas a asustar así!

 

 

Notas finales:

 

Continuará….

 

 


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