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Magical Dimension por isabellag203

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Notas del capitulo:

Hola a todos(a), se que me tarde mucho con demasiado en actualizar y de verdad lo siento por eso TT_TT me sabe muy mal hacerlos esperar, porque a mi no me gusta esperar y es por eso que entiendo, quisiera decir que no lo volveré a hacer pero la verdad es que eso es algo que no puedo prometer, trataré de que ya no pase pero en definitiva no les prometo nada.

Lo único que si les puedo asegurar es que por ningún motivo pienso en abandonar este fic, así sea en el año 2020 lo continuo n_~

Disclamer: Kuroko no basket y Harry Potter no me pertenecen, lastimosamente, sino a sus respectivos autores, saludos a ellos =^_^=

Sin más nada que decir o agregar, ¡A leer!

Magical Dimension.

 

Chapter 3: The magic is… real?

-¿Quiénes son ustedes y cómo llegaron a los terrenos de Hogwarts?- repitió la pregunta la anciana de ropas extrañas dejando de lado su sorpresa inicial para pasar a la defensiva, como si temiera que ellos le fueran a hacer algo.

-¿Alguien entendió a la anciana?, en mi opinión habla en un idioma extraño del cual nunca había oído antes; debe ser antiguo porque me es imposible de entender- el as de Touhou  había comenzado a divagar, los demás lo miraban atónitos sin decir nada, en cambio sus amigos no les sorprendía, ya sabían lo idiota que podía llegar a ser.

-... Solo es inglés nanodayo- Midorima fue el único que lo corrigió, no sin antes soltar un suspiro de exasperación.

-¡Por eso lo digo!- ya con eso a todo el mundo le quedó claro que Aomine no entendía ni una palabra de inglés. Aunque no es que la mayoría supiera mucho, solo algunos pocos del grupo lo entendían y hablaban perfectamente.

En eso, el moreno recordó que su mayor rival vivió casi toda su vida en el "País donde los sueños se hacen realidad", por ende, debía saber qué fue lo que les preguntó la mujer- Oe Kagami, ¿Qué es lo que se supone que nos está preguntando?

-Algo sobre que estamos haciendo aquí y otra cosa que no entendí- la respuesta vaga de Taiga extrañó al más alto.

-¿Cómo es que no estás seguro?, ¿No habías vivido en América?

-Bueno si... pero es que este inglés es... no sé- se desordenó los cabellos con incomodidad, para después agregar- Es... diferente al que yo conozco.

-Kagami-kun... es inglés británico, el mismo que vemos en la escuela- comentó la sombra de Seirin viendo a su amigo con su rostro inexpresivo.

-¿En serio?, eso explica porque siempre repruebo esa materia- habló con una sonrisa  despreocupada el pelirrojo.

-Bakagami eso no es para enorgullecerte, más bien debería de darte vergüenza- regañó Riko acompañado de un certero golpe en la cabeza.

-Bro por eso te dije que tomaras esa clase de inglés avanzado conmigo y no te conformaras con el americano- dijo Himuro con pena a su hermano, este le hizo un gesto con la mano restándole importancia.

Si los adolescentes no entendían nada de lo que pasaba menos Minerva, tenía muchas preguntas al respecto, como por ejemplo ¿Qué hacían esos chicos muggles en los terrenos de Hogwarts?, ¿Quién los envió?, y por supuesto la pregunta más importante de todas... ¿Qué idioma se supone que están hablando?, sí, estaba claro que eran asiáticos, pero lo mismo podrían hablar en chino que en tailandés y ella igual no notaría la diferencia.

Ya se estaba empezando a molestar y para colmo ellos no dejaban de hablar como si no estuviera presente. Necesitaba tomar medidas, nunca estaba de más tomar ciertas precauciones con extraños.

-¡Les he preguntado algo, contesten si no quieren ser petrificados!- aunque no la entendieran, claramente su postura era de ataque. Vale, ellos comprendían que estuviera molesta por no prestarle atención, lo que no les quedaba claro era porque los amenazaba con un... ¿Palito de madera?

-¿Creen que no este bien de la cabeza?- cuestionó con curiosidad Kotarou disminuyendo considerablemente su tono de voz.

-Ni idea, aunque no se ustedes pero todo esto me parece sacado de una película de hechiceros, castillos medievales, magia y eso- comentó pensativo el poseedor del ojo de halcón.

-Señora disculpe nuestra falta de cortesía pero la verdad es que la mayoría de nosotros no habla inglés.- por fin el ex-capitán de Teiko decidió intervenir antes de que la señora se altere mucho más de lo que ya estaba, y por supuesto, en perfecto inglés.

-Y con respecto a su pregunta me temo que ni siquiera sabemos cómo hemos llegado aquí. - concluyó Akashi al tiempo como McGonagall bajaba lentamente su varita, pero todavía con un claro signo de desconfianza en sus ojos.

Furihata veía la facilidad del pelirrojo para calmar la situación evitando así que la mujer los...  ¿Atacará?, prefería no averiguarlo, esto se había tornado demasiado extraño para su gusto.

Cuando el castaño se dio cuenta de que no había despegado su mirada de Akashi desde que este comenzó a hablar con la señora, apartó la mirada con un suave sonrojo en sus mejillas antes de que alguien se diera cuenta.

-Necesito que me expliquen todos los detalles posibles para poder ayudarles- dicho esto recibió un asentimiento por parte de Akashi- Vamos a mi oficina, dígales que me sigan.

McGonagall emprendió su camino al castillo.

-Dijo que la siguiéramos, nos va a ayudar- habló el pelirrojo y los demás ni lentos ni perezosos empezaron a caminar en dirección al castillo que algunos habían estado esperando horas para poder entrar.

Al estar frente a la entrada principal, una gran puerta de acero la resguardaba, los chicos pensaron que tendrían que ayudar a la mujer ya que seria mucho trabajo para ella empujarla sola, sin embargo eso no fue necesario ya que sacó el "palito de madera" y con un solo movimiento las puertas se abrieron de golpe.

Todos los presentes, exceptuando a la anciana, se quedaron congelados en sus sitios, ¿¡Cómo es que había podido hacer eso!?

-No se detengan- habló la mujer sacándoles de sus pensamientos, una señal de cabeza de Akashi fue suficiente para comprender que tenían que seguir avanzando. No tuvieron que caminar mucho, pero lo poco que pudieron apreciar les sorprendió de sobremanera, ¿¡Es en serio, cuadros que se mueven!?, la gran mayoría estaban de lo más aterrados y querían volver a casa rápido antes de perder la poca cordura que les quedaba.

Unos pocos encontraban fascinante todo esto, les entraba una increíble curiosidad, y otros no les importaban nada más que volver a casa para reanudar su partido con el as de Seirin, sí, ese era Aomine.

Pronto se detuvieron ante una gárgola a la que la anciana le murmuró algo y de repente esta se empezó a mover dando paso a unas escaleras de piedra, la mujer les hizo una seña para que entrasen uno por uno, de algún modo parecían escaleras mecánicas.

Después de que todos estuvieron arriba, la anciana les abrió una puerta para llegar a lo que suponían que era su oficina.

Con otro movimiento de ese palito aparecieron unas veinte sillas, mientras que ella se sentaba en su propia silla detrás del escritorio.

-Es enserio ¿¡Cómo rayos hace eso!?- cuestionó Takao tan incrédulo como todos allí; solo atinaron a sentarse, Momoi teniendo cuidado con su tobillo lastimado.

Ya cuando la mujer vio que los adolescentes estaban sentados sacó su varita e hizo otro movimiento un poco más complejo que el anterior, pero no ocurrió nada, al menos era lo que ellos pensaban.

-He colocado en ustedes un hechizo de traducción para que nos podamos entender sin problemas- grande fue la sorpresa de todos cuando, en efecto, entendieron a la perfección. 

-P-pero... ¿Cómo rayos?... esto es imposible- decía completamente consternado Miyaji agarrándose sus rubios cabellos.

-Le sugiero que se tranquilice, sé que para ustedes puede ser difícil de entender... pero tienen que saber que la magia es real- en este punto Minerva sabía que tenia que escoger muy bien sus palabras si no quería conmocionarlos más de lo que estaban.

-Pero señora... Eso es imposible, la magia no existe, tiene que haber otra explicación lógica- dijo Hyuuga al borde de la desesperación, ya se veía yendo a un psiquiátrico después de todo esto.

McGonagall frunció el ceño y apretó los labios en señal de molestia, podía entender que para los muggles era difícil aceptar el hecho de que la magia existiera, ella misma ha sido testigo de ello cuando iba a ver a los hijos de muggles para entregarles su carta.

Pero aún así le molestaba que la mayoría sean tan cerrados de mente y que de una vez den por sentado que estaba mintiéndoles.

-Es completamente cierto, y para que no les quede dudas...

Con otro movimiento de su "palito mágico" hizo que los muchachos se les curaran todas sus heridas y pequeños rasguños, acomodó sus ropas y los dejó tan impecables como estaban antes de jugar básquet. Además de arreglar los lentes del capitán de Seirin y secar a su entrenadora.

-¡Mi tobillo ya no me duele!- exclamó feliz la mánager de Touhou poniéndose de pie sin ningún tipo de problema o dolencia.

-Esta bien, esta bien, ya nos quedó claro que puede hacer trucos de magia o lo que sea, pero lo que queremos saber es en donde estamos- dijo Aomine con impaciencia, todos le lanzaron una mirada de advertencia.

-¡Dai-chan no seas grosero con la señora!- le regañó su mejor amiga jalándole, literalmente,  de las orejas.

-¡Satsuki ya déjame!

-No hasta que te disculpes- sentenció la de cabellos rosados, los demás no decidieron meterse puesto que Momoi ya lo tenía todo controlado, además que siempre es divertido ver a Aomine sufrir.

-Tks... Lo siento- murmuró el moreno un poco avergonzado pero logrando disimularlo bien.

-Esta bien, bueno mi nombre es Minerva McGonagall y soy la directora de este colegio...

-¿Qué?, ¿Esto es un colegio?- cuestionó Takao una vez más incrédulo.

-Así es- contestó la anciana, ya sabía que con ellos tenía que ir poco a poco.

-¿Y exactamente dónde estamos?- preguntó Midorima, aunque ya se hacía una idea bastante aproximada.

-Estamos en la frontera de Inglaterra con Escocia.

-¿¡Qué!?- exclamaron todos a la vez, ahora si seria un verdadero problema el volver.

-¿Y ahora cómo regresaremos a Japón?- lloriqueó el as de Kaijo.

-Así que son japoneses- murmuró Minerva para sí misma.- Para regresarlos primero tengo que saber qué fue lo que sucedió- los chicos intercambiaron entre ellos decidiendo quién sería el que contaría todo lo ocurrido.

Pero no fue necesario decidir ya que Akashi se dispuso a relatar los hechos a la directora sin omitir ningún detalle, esta escuchó atentamente hasta que después de que el pelirrojo terminara de hablar, Minerva se atrevió a preguntar.

-¿Así que un cofre los trajo hasta aquí?- aunque ya sabía la historia quería confirmar ya que estaba algo, muy, escéptica.


-¿Eso no algo normal aquí?- cuestionó el as de Touhou notando la expresión de la señora.

-Pues no. Por eso su historia me parece poco creíble- a veces la sinceridad de McGonagall puede llegar a ser cruel, y esta era una de ellas.

-Señora debe creernos- la súplica de Takao hizo levantar a Minerva una ceja. Verdaderamente los chicos no parecían malos ni que estuvieran mintiendo a pesar de su poca creíble historia, parecían estar diciendo la verdad.

Pero si algo le había enseñado esta guerra es que no se puede confiar más que en ti mismo y algunos allegados, sino podría ser perjudicial.

-Esta bien. Voy a revisar dentro de sus mentes haber si todo lo que han dicho es cierto.

Todos se habían quedado tranquilos con esa respuesta pero al cabo de unos segundos su tranquilidad se había esfumado.

-¿¡Qué va a hacer que!?- exclamaron a coro todo el grupo de adolescentes, sin embargo la pregunta fue completamente ignorada por McGonagall.

-Legeremens- murmuró para después sumergirse en los recuerdos de Akashi quien se tensó al instante.

Después pasó a los recuerdos de Momoi quien también reaccionó de la misma forma que el pelirrojo. Por último terminó con Kasamatsu. Los tres terminaron con la respiración algo agitada y sin saber muy bien lo que la señora había hecho.

Por otro lado, lo que encontró Minerva en la mente de los tres chicos le sorprendió de sobremanera, todo lo que le habían contado... era verdad, y nada más que la verdad. Se habían encontrado con un cofre muy curioso que de alguna forma los transportó hasta los terrenos de Hogwarts, después todos se encontraban dispersos por los alrededores hasta que se encontraron al frente del castillo en un acuerdo silencioso.

Minerva tuvo que tomar unos segundos para poder procesar toda la información obtenida.

-Señora McGonagall, ¿Está bien?- preguntó una voz monótona.

-¿Eh?- al alzar la mirada pudo observar a un chico de cabellos celestes y ojos del mismo color que definitivamente no había notado antes.- Si... estoy bien.

-¿Está segura?, por un momento se quedó mirando hacia un punto fijo- opinó con preocupación la entrenadora de Seirin.

-No se preocupen, estoy bien- para demostrarlo les regaló una sonrisa algo forzada- Ahora me gustaría si fueran tan amables de decirme sus nombres.

Esa petición tomó desprevenidos a los adolescentes pero enseguida la acataron.

-Mi nombre es Aida Riko- dijo la castaña que le había preguntado si estaba bien.

-Kiyoshi Teppei- dijo otro castaño con una sonrisa amable.

-Hyuuga Junpei- contestó un moreno de gafas.

- Kagami Taiga- habló un pelirrojo de gruesas cejas.

- Himuro Tatsuya- dijo un moreno que el cabello le tapaba un ojo.

-F-Furihata Kouki- tartamudeó un castaño al ser el centro de miradas de todos.

-Izuki Shun- dijo otro moreno de ojos grises.

-Hayama Kotarou- habló alegremente un rubio.

-... Aomine Daiki- comentó un chico de cabellos y ojos azules que se encontraba fastidiado.

-Momoi Satsuki- se presentó una chica de cabellos rosados con una dulce sonrisa.

-¿Eh, me toca?, Murasakibara Atsushi- dijo el más alto del grupo, se notaba que era un poco despistado.

-Kasamatsu Yukio- dijo un azabache de gruesas cejas.

-Takao Kazunari- habló un moreno con una sonrisa.

-... Mayuzumi Chihiro- dijo un chico de cabellos grises, sorprendiendo a Minerva por su escasa presencia.

-Miyaji Kiyoshi- habló un rubio.

-Kise Ryouta- dijo otro rubio con actitud más alegre que el anterior.

-Kuroko Tetsuya- habló el chico que la había sorprendido antes.

-Akashi Seijuurou- se presentó el pelirrojo con quién fue el primero en hablar.

- Muy bien, no les mentiré, por el momento no les puedo ayudar ya que la información que me han dado es escasa pero...

-¿¡Cómo que no nos puede ayudar!?- exclamó totalmente exaltado el as de Touhou.

-Tranquilícese señor Aomine- el aludido se sorprendió de que la anciana tuviera tan buena memoria, él ya se habría confundido con tantos nombres.

-Tienen que entender que lo que les sucedió no fue nada normal, ni siquiera aquí en nuestro mundo y por ello me veo en la obligación de investigar más sobre ese cofre que los trajo hasta aquí...

-¿Por qué no es algo normal?- interrumpió Kasamatsu.

-Ese cofre bien podría ser un traslador, sin embargo aún así sería imposible que llegaran hasta aquí- la directora se tomó una pausa para continuar- El castillo y sus alrededores están protegido por múltiples hechizos protectores el cual impide el acceso por medio de apariciones o trasladores y la única manera de llegar es apareciendo en Hogsmeade; que es un pueblo cercano, para caminar hasta aquí- concluyó su explicación Minerva.

-¿Y... cuánto tiempo le tomará investigar todo eso del cofre?- cuestionó el pelirrojo de Seirin un tanto inseguro.

-El tiempo que me tenga que tomar señor Kagami- respondió mirándolo severamente. -Mientras tanto pueden quedarse en el castillo y cuando tenga algo se los haré saber inmediatamente.

-¿Pero por qué no mueve su palito de madera y nos regresa donde estábamos?- cuestionó Daiki ya harto de toda esta situación.

-Primero, esta es una varita señor Aomine, hágame el favor de no ser tan ignorante. Y segundo, lamento decirle que las cosas no son tan fáciles- concluyó Minerva.

En ese momento el de cabellos azules se quería esconder de las miradas burlonas de sus compañeros, sin Oha Asa ya sabía lo que vendría después. Estos sin más se echaron a reír como si no hubiera un mañana, algunos más escandalosos que otros, pero definitivamente todos se rieron.

El de piel morena quería esconderse bajo tierra, o mejor aún, tener la misdirection de su mejor amigo para desaparecer en estos momentos.

-Aunque es divertido ver como la señora directora le da una lección a Aomine no deja de tener algo de razón- expresó Takao sorprendiendo al grupo, pero definitivamente tenia razón.

-Escuchen, simplemente no los puedo aparecer a su país, hasta la magia tiene sus limitaciones, y además... siento que tengo que investigar más a fondo ese cofre- la última frase Minerva lo dijo más para ella misma que para los demás.

-¿Y mientras tanto qué hacemos?- preguntó insegura Momoi.

-Se quedarán en el castillo hasta que encuentre una solución a su problema y mientras tanto Peggy los escoltara hasta sus habitaciones- en eso aparece un... o una… criatura de aproximadamente unos ¿70 centímetros?, no más que eso seguro, totalmente lampiña y con unas orejas algo grandes, por no mencionar el mugriento trapo que llevaba encima. Honestamente no tenía mucha idea de lo que era, la directora notó el desconcierto general sobre la criatura que tenían enfrente.

-Ella es un elfo doméstico, se encargará de ayudarlos para que su estadía aquí sea lo más cómoda posible.- habló la directora con una sonrisa amable, era la primera vez desde que llegaron que la vieron sonreír de verdad, y eso de cierta manera los reconfortó, por lo menos ahora sabían que no estaban solos.

-Síganme- les dijo la elfa con una voz un poco aguda, todos se despidieron de la señora con una rápida reverencia y salieron de la oficina.

Dieron vueltas por un par de pasillos pero no salieron del primer piso, lo cual era un auténtico alivio, así no se perderían. Se detuvieron en uno de esos cuadros que se movían, la elfa chasqueo los dedos y así fue como vieron que era la entrada a una habitación secreta, la criatura les dio la bienvenida a lo que sería su hogar temporal.

Era una sala bastante amplia con un elegante sofá y varias mesas acompañadas de sus respectivas sillas, dos pequeños estantes repletos de libros y dos puertas, una en el lado izquierdo y otra en el lado derecho.

-La habitación de la derecha es para las chicas y la habitación de la izquierda es para los chicos. No se preocupen que hay camas para todos- agregó al notar la preocupación de algunos chicos.

-Si necesitan algo no duden en llamarme- y sin más, la elfa desapareció en un "poof"

-Por favor díganme que eso también lo vieron- suplicó el capitán de Seirin, ya no soportaba más sucesos extraños como ese.

-Temo decirlo amigo pero esto es real- dijo un serio Kiyoshi- Lo bueno es que estamos todos juntos- agregó para volver a su sonrisa habitual.

-Qué gran consuelo- respondió con sarcasmo el de lentes.

-Presiento que nos quedaremos aquí un largo tiempo- dijo Miyaji con un suspiro de resignación.

-Si, probablemente no podamos salir a tiempo para presentar el examen de la universidad- agregó Kasamatsu con pesar.

Los dos de tercer año suspiraron pesadamente para hundirse en su propia nube de tristeza,  tanto haber estudiado para nada. Y aunque Mayuzumi también era de tercer año eso le daba exactamente igual, lo único que lamentaba era el no haberse traído consigo una de sus novelas, eso sí era para lamentar.

-No se preocupen, ya verán que todo saldrá bien y podremos volver pronto- animó el as de Kaijo con una de sus deslumbrantes sonrisas de comercial.

-¡Eso es cierto!, además podemos de hacer de esto una gran experiencia- dijo Hayama mientras que los demás se quedaban callados y un sonido de grillos se escuchaba de fondo.

Obviamente que a nadie le agradaba la idea de quedarse en un mundo totalmente desconocido donde al llegar se encuentran con las cosas más extrañas del mundo, y ahora viene una señora a decirles que la magia existe y ellos mismos se convierten en testigos de ello.

-Ahora que lo pienso bien...
 
Automáticamente la atención fue puesta en Daiki, no todos los días escuchabas que él pensara, así que esto debía ser importante.

-¡Tú tienes la culpa de todo esto!

-¿Eh?- el aludido se señaló confundido.

-¡Es verdad!, ¡Tú fuiste quien abrió ese maldito cofre Kise!- acusó el as de Seirin dándole la razón a Aomine.

-Pero echarme la culpa solo a mí es muy injusto- habló el acusado con un puchero.

-Olvidan que él fue el valiente que se atrevió a cumplir el deseo de todos- dijo Takao dramáticamente.

-¿El deseo de todos?- repitió el capitán de Kaijo con una ceja alzada.

-¡Abrir el cofre!- exclamó el moreno como si fuera lo más obvio del mundo.

-Bueno es cierto que todos teníamos curiosidad- admitió Teppei sin pena alguna.

-No todos teníamos ganas de saber que tenía el estúpido cofre adentro- rebatió Miyaji.

-Pero senpai usted es uno de los que gritaba a todo pulmón "Que lo abra, que lo abra"- mencionó Kazunari divertido al ver su senpai sonrojado.

-Cállate mocoso- masculló el rubio.

-Yo tampoco pienso que Ki-chan tenga la culpa, fue algo inevitable- opinó la mánager de Touhou.

-Momoi, si Kise no hubiera abierto ese cofre no estaríamos en esta situación- replicó Midorima arreglándose los lentes.

-Ya pero... ¿Y si era nuestro destino, el estar aquí?- cuestionó la chica involucrando astutamente el destino para hacer cambiar de opinión al de lentes.

-¿Destino?, por favor Satsuki no digas ridiculeces. ¿Quieres hacernos creer que si Kise no hubiera abierto el cofre esté igual nos hubiera tragado y enviado aquí?- cuestionó el de piel morena totalmente incrédulo.

-Bueno viendo todas las cosas que nos han pasado hasta ahora eso no me parece muy imposible- razonó la entrenadora de Seirin.

-Kise-chin te aplastaré- comentó el titán de Yosen haciendo temblar al modelo.

-Rubia te sugiero que corras- le dijo el poseedor del ojo de halcón en voz baja.

-No, tengo una mejor idea- la gran idea del as de Kaijo era esconderse detrás del fantasma de Seirin, claro, como si ese fuera un gran escondite y le fuera a tapar mucho.

-Kise-kun no me uses de escudo y ve a enfrentar tus problemas como el hombre valiente que no eres- le dijo el más bajo en tono de reproche.

-Kurokocchi es cruel- lloriqueó el rubio- Pero no me moveré porque ellos dan miedo.

-Vamos Kuroko ayúdalo, ¿No quieres que uno de tus amigos muera por la furia de esas bestias verdad?- cuestionó Takao llegando al lado de ellos.

-De hecho... no- admitió la sombra.

-¿¡En serio Kurokocchi!?- preguntó Kise esperanzado, parecía un cachorro emocionado porque su amo le va a dar un premio.

-Solamente no quiero que mueras todavía porque me debes dinero, pero después puedes de pagarme te dejó morir tranquilo- habló con cara de póker.

-¡Kurokocchi es muy cruel!- exclamó el de ojos dorados para echarse en una esquina a llorar a moco suelto.

-¡Vamos, no lo dijo enserio!, ¿Verdad Kuroko?- cuestionó el de ojos grises.

-De hecho...

-¡Hasta va ayudar a tranquilizar las cosas!- mencionó no dejado que el fantasma hable.

-¡No lo creeré hasta que lo vea!- exclamó el rubio desde su esquina.

A la sombra no le quedaba de otra más que ayudar al más alto, con un silbido del moreno llamó la atención del resto que se enfrascaban en su propio discusión por ver si el alero de Kaijo era el responsable.

-Solo hay una forma de resolver esto, y es mediante un juicio.

-¿Un juicio?- cuestionó el as de Touhou sin entender el punto del de cabellos celestes.

-Si, es para decidir si Kise-kun es culpable o inocente- respondió el más bajo.

 Y así es como Ryouta terminó en "el banquillo de los acusados", que no era más que una silla cualquiera en el centro de la sala.

En cada lado colocaron dos sillones, en el lado izquierdo era para los que lo consideraba "culpable" y el lado derecho para los que pensaban que era "inocente".

Armaron una columna al frente del acusado y Tetsuya decidió tomar el papel de juez.

-Bien, los iré llamando uno por uno y de modo que cuando les pregunté tendrán que ir a la sillón que corresponde, ¿De acuerdo?- cuestionó a lo que todo el mundo asintió.

-Espera Tetsu, ¿Cuál es el castigo si resulta ser culpable?- preguntó Aomine entrecerrando los ojos.

-Mmm... No lo había pensado- habló el de cabellos celestes para sí mismo- Creo que lo más justo es hacerle la ley del hielo por una semana.

-Kurokocchi eso es más que cruel, ¡Es inhumano!- exclamó el modelo pero su comentario quedó en el aire.

-¿Y si es inocente?- preguntó esta vez Takao.

-Supongo que todos los que lo acusamos le pediremos una disculpa- dijo Tetsuya-... Empecemos.

-¿Aomine-kun?

-Culpable- respondió el moreno para sentarse en su lado correspondiente.

-¿Momoi-san?

-¡Inocente!- exclamó la chica para irse a sentar.

-¿Takao-kun?

-Inocente su señoría.

-¿Himuro-san?

-Inocente.

-¿Hyuuga-senpai?

-¡Culpable!

-¿Murasakibara-kun?

-Culpable~

Así fueron pasando cada uno y hasta ahora el rubio llevaba ocho votos en contra pero otros ocho votos a favor.

-Tenemos un problema, hay un empate- comentó la sombra.

-Necesitamos desempatar- dijo el número diez de Shutoko.

-Todavía faltan por votar Akashi y Mayuzumi nanodayo- dijo el de cabellos verdes.

-¡Es cierto!, ya decía yo que faltaba alguien. En Mayuzumi-san es normal pero no en Akashi- comentó Hayama.

En ese preciso momento apareció uno de los mencionados.

-¿Qué están haciendo?- preguntó Akashi con curiosidad al ver como acomodaron la sala.

-Es que estamos haciendo un juicio para Kise-kun porque él fue quien abrió el cofre, pero ahora estamos en un empate y necesitamos de un voto más para saber si es culpable o inocente.- explicó la sombra.

- Es inocente- dictaminó Akashi dando así el voto decisivo sobre este juicio.

Enseguida el modelo se abalanzó al más bajo dándole un fuerte abrazo, pero no tan asfixiante como los que da Hayama.

-¡Gracias Akashicchi!, me salvaste de que me hicieran la ley del hielo.

-Por nada, en verdad no tienes la culpa Ryouta- dijo para después palmear la cabeza al más alto como si de un perrito se tratase, antes de que él se fuera con los que lo consideraron "culpable".

-¡Ustedes me deben una disculpa!- acusó el rubio, entre ellos a Kuroko.

-... Lo siento

-Yo también.

-Y yo Kise-chin

-L-lo s-siento nanodayo.

-Yo también lo siento.

-Lo siento.

-Y yo, no lo volveré a hacer.

-Ni yo, lo siento Kise.

-Faltas tú Kuroko- comentó el poseedor del ojo de halcón divertido.

El de cabellos celestes suspiró antes de hablar.

-Esta bien. Discúlpame Kise-kun creo que no debí culparte por lo que ha pasado y...

-¡No puedo enojarme mucho tiempo con Kurokocchi!- exclamó el rubio abalanzándose hacia el más bajo frotando su mejilla contra la de él.

-... Kise-kun suéltame.

-Ese es tu castigo Kuroko, por dudar de la inocencia de Kise- habló Takao tratando de parecer lo más serio posible pero fallando miserablemente al dejar escapar unas cuantas carcajadas, por su parte el más alto estaba encantado con la idea del castigo. Kuroko solo se pregunta qué había hecho mal en esta vida para merecer aquello.

Mientras tanto con el capitán de Rakuzan.

-Esto... ¿Akashi-kun?- le llamó la entrenadora de Seirin levemente sonrojada- Aquí está su chaqueta, muchas gracias por dejármela.

-No hay de qué. Solo espero que no te llegues a resfriar- comentó el pelirrojo.

-Si, yo tampoco- dijo Aida un poco menos nerviosa.

Hyuuga, después de disculparse con el rubio, vio con extrañeza como Riko se acercó a Akashi, y no se le pasó por alto el sonrojo de la castaña. Necesitaba saber que era de lo que estaban hablando que ponía tan nerviosa a la chica, sino enloquecería de los celos, lo malo es que desde su posición no llegaba a enterarse de nada y no podía acercarse más puesto que se vería muy sospechoso, así que tenía que usar su mejor recurso.

-Kuroko, Kuroko... ¿Dónde está?- cuestionó el de lentes sin levantar mucho la voz y mirando a su alrededor por si lo veía.

-¿Por qué buscas a Kuroko?- preguntó Kiyoshi con curiosidad mientras llegaba al lado del moreno con Izuki.

-No te importa, solo lo necesito.

 

-Apuesto lo que sea a que quieres saber que están hablando Aida con Akashi-dedujo Izuki ganándose una mirada de desprecio por parte de su capitán.

-¿Buscan a Kuroko?, está por allá con Kise y Takao- los tres se voltearon al ver a su as meterse en la conversación.

-Kagami te golpearía por interrumpir una conversación privada- el de lentes empezó a crujir sus dedos y luego de ver cómo el pelirrojo empezaba a temblar prosiguió- Pero ahora necesito que me traigas a Kuroko.

Dicho esto Kagami corrió hacia donde estaba el de cabellos celestes siendo aprisionado con algo que el mismo captor denominaba "abrazo".

-Lo siento pero el capitán quiere ver a Kuroko- dicho esto jalo al más pequeño hacia él para alejarle del rubio e ir con el mayor.

-P-pero pero... ¡Kagamicchi!- protestó el modelo más los aludidos hicieron como que no lo escucharon y siguieron su camino.

-Capitán aquí está.

-Bien, Kuroko necesito que vayas para allá y averigües porque esos dos de repente se volvieron tan cercanos- dijo el mayor sin dejar de hablar a la sombra para lanzarlo directo a la pareja.

Al cabo de unos tortuosos segundos volvió con su equipo.

-¿Y bien?- cuestionó el de lentes casi comiéndose las uñas de la desesperación.

-Akashi-kun salvó a la entrenadora de morir ahogada por un calamar gigante, después de eso le ofreció su chaqueta para que no se resfriara y ahora se la estaba devolviendo.- terminó de explicar Tetsuya.

-¿Solo eso?- preguntó una vez más Hyuuga a lo que su kouhai asintió.

-¿Capitán, por qué es tan importante saber eso?- preguntó un despistado Kagami.

-Porque si, no seas entrometido Kagami- habló el moreno yéndose del lugar.

-Eres tan despistado Kagami- comentó Izuki negado con la cabeza.

-Hahahahahaha, hasta yo me di cuenta- habló el castaño, a él, como a todos de Seirin, le gustaba fastidiar a su as.

-¿Pero por qué dicen eso?

- Nunca entiendes nada Kagami-kun- comentó el más bajo con un deje de burla.

-¿¡Qué dijiste maldito Kuroko!?- más sus reclamos no sirvieron de nada puesto que el fantasma ya se había ido.

Así pasaron toda la tarde los adolescentes hablando entre ellos, riendo, dando sus opiniones, porque después de todo era lo único que podían hacer.

Y si alguien se había preguntado por el paradero de Chihiro, este se encontraba en la habitación que les correspondía a los chicos, tomando en opinión de él, una merecida siesta.

Lo despertaron cuando la elfa Peggy llegó con la cena. Es así como pasaron el primer, de muchos días, en Hogwarts.
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Ya había pasado una semana y desde entonces no habían podido ver a la directora McGonagall, cuando le preguntaban a Peggy esta les decía que estaba ocupada investigando lo del cofre y que  por eso que no la habían visto en todo ese tiempo y mucho menos hablar con ella.

Por otro lado, las chicas como buenas informantes que eran se pusieron a investigar por su cuenta más del mundo donde se encontraban, descubriendo, para su horror y el de todos allí,  que en el mundo mágico no existían televisores, ni computadoras, teléfonos y mucho menos internet, lo que llevó muchos el preguntarse... ¿Cómo siquiera pueden vivir así?

Pero la respuesta era bastante obvia, si no conocían nada de esas cosas entonces no les afectaba el no tenerlo. Al parecer los magos tenían otras formas de cómo divertirse y eso era precisamente lo que las chicas tenían que averiguar ese día, ya que si seguían así probablemente morirían de aburrimiento.


Aomine se encontraba en la sala esperando a que las chicas volvieran con nuevas noticias porque de verdad se aburría, nunca en su vida se había levantado a las seis de la mañana, solo tal vez para ir al baño y volverse a dormir pero nunca para quedarse despierto. Dormir por las tardes era la única forma de no morir de aburrimiento, además leer siempre le había parecido aburrido, nunca en la vida.

-Ah... estoy tan aburrido- habló en voz alta el as de Touhou pero al ver que nadie de los presentes le prestó la mínima atención siguió hablando.

-¡Estoy tan aburrido!

-Ya te oímos Aomine-kun. ¿Si estás tan aburrido por qué no lees un libro?- sugirió la sombra de Seirin.

-Porque estaría mucho más aburrido leyendo.

-Entonces no nos molestes a nosotros con tus quejas nanodayo- dijo Midorima sin despegar la vista de su libro que tenia por titulo, "El arte de la adivinación".

-Yo puedo molestar a quien quiera- contestó el de piel morena más el de lentes ya no le prestó atención- Mmm... Oye tú... amigo de Midorima, ¿Qué estás leyendo?

-Tengo un nombre y es Takao Kazunari- le reclamó el moreno más el de Touhou no le prestó atención y se sentó a su lado.

-Bueno Takao ¿Qué lees?- preguntó con curiosidad ya que el chico, como él, no tenía pinta de que leer fuera una de sus actividades favoritas.

-Es uno de los tanto libros que están en ese estante- habló señalándole uno de los estantes que se encontraban en la sala - Y trata de una de las materias que al parecer se ven aquí, encantamientos.

-Ah ¿Y es bueno?- si, Aomine debía estar loco o muy aburrido para siquiera considerar ponerse a leer como los demás.

-¡Es buenísimo!, no sabía que existían tantos hechizos para cada cosa, es simplemente genial, como quisiera ser un alumno- exclamó con evidente emoción el jugador de Shutoku.

-Hey... para tu carro un minuto ¿Estás consiente que no nos quedaremos mucho tiempo cierto?- cuestionó el de ojos azules.

-Lo sé,  ¿Pero se vale disfrutar mientras verdad?

-Supongo- asintió dándole la razón al más bajo.

Así el moreno se enfrasco nuevamente en su lectura dejando solo con su aburrimiento a Daiki, otro suspiro escapó de sus labios, no le quedaba de otra que unirse al club de lectura ya que no tenía sueño y no tendría por algún tiempo.

De verdad que pasar día tras día en ese castillo era un fastidio, ni siquiera básquet podía jugar puesto que los magos no lo conocían.

"Espera, ahora que lo pienso alguien por ahí debería estar arrancando los cabellos pero desde que llegamos ha estado muy tranquilo"- pensó el de piel morena al ver a Midorima sentado cómodamente leyendo un libro, decidió acercarse a él.

-Oye Midorima... ¿Por qué no te estás arrancando los cabellos uno a uno de la desesperación?

El de cabellos verdes alzó una ceja ante la pregunta.

-¿Por qué tendría que hacerlo nanodayo?

-Pues porque en este mundo no hay televisores ni internet para consultar con Oha Asa tu suerte de todos los días- explicó en as de Touhou. Cabe destacar que todos los presentes interrumpieron su lectura para ponerle atención a la conversación.

-Ahora que lo pienso es cierto, Shin-chan debería de estar súper preocupado porque no tiene su objeto de la suerte- opinó Takao mirando al más alto con curiosidad.

-Explícanos por qué estás tan tranquilo Midorima-kun- pidió el fantasma de Seirin metiéndose en la conversación.

El de lentes suspiró antes de hablar.

-Eso es porque Oha Asa predijo que algo como esto pasaría y le aconsejó a cáncer un objeto en especial para tener buena suerte por todo un año.

-¿Y dónde se supone que lo tienes?- cuestionó con suspicacia Aomine.

-Aquí- el de lentes sacó de su cuello una fina cadena de la cual colgaba un dije en forma de corazón.

-Midorima-kun ese tipo de dijes son los que utilizan las chicas enamoradas- al decir eso los chicos se quedaron mirando fijamente al as de Shutoku hasta que Takao y Aomine no pudieron soportarlo más y risas escandalosas salieron de sus labios mientras que Himuro y Kuroko soltaban risas mucho más disimuladas, pero risas al fin y al cabo.

-¡Dejen de reírse, no es un dije de mujer!- el cabellos verdes se guardó la cadena, sin embargo eso no paró las risas de sus amigos en ningún momento.

Ya molesto recogió su libro y se marchó a la habitación de chicos donde por lo menos no sería el objeto de burlas de sus amigos.

-Qué antipático es Midorima ni siquiera puede soportar una pequeña e inofensiva broma- dijo el de piel morena una vez recuperado de su ataque de risa.

-¿No creen que nos habremos pasado un poco?- cuestionó Himuro un poco dudoso.

-Estoy seguro que para la noche ya se le pasa- habló el de ojos grises despreocupado.

-Si tú lo dices.

-¡Claro que si!, ahora voy a continuar leyendo este interesante libro- pero justo en ese instante la puerta que de la sala se abrió revelando a las dos chicas del grupo que se encontraban en una importante misión.

-¡Chicos, chicos!, ¡Averiguamos algo genial!- exclamó Momoi nada más entrar a la sala.

-¿Otra vez fueron a la biblioteca?- preguntó el chico de piel morena.

-Pues claro Dai-chan, ¿Dónde crees que conseguimos la información sino?- el chico solo se encogió de hombros sin darle importancia- Bueno, la chica copa A y yo encontramos algo que podría matar el aburrimiento.

Riko no dijo nada ante el mote, sabía que Momoi solo lo decía para molestarla, lo mejor seria no tomarle importancia.

-Ah y yo que iba a seguir leyendo mi libro- protestó el poseedor del ojo de halcón.

-¿Qué es lo que averiguaron?- cuestionó el fantasma de Seirin con curiosidad.

-Descubrimos el deporte de los magos, el único a decir verdad- respondió la castaña.

-Y le preguntamos a Peggy si podíamos ir a jugarlo y nos dijo que si, además podemos tomar prestadas las escobas del colegio- dijo la chica, esperando la reacción de sus amigos en... tres... dos... uno.

-Ah está bien... ¿¡Espera dijiste escobas!?- cuestionó un Aomine incrédulo esperando haber escuchado mal.

-Si, se juega en escobas voladoras- contestó como si nada la mánager.

-¿Por qué no me sorprende?- se preguntó a sí mismo Himuro

-Bueno reúnan a los demás para ir a jugar- ordenó Riko, pero antes de que cualquiera pudiera hacer un solo movimiento sonó un "Poof" y apareció la elfa asustándolos.

-La directora quiere hablar con ustedes- anunció con su voz chillona.

-¡Sí, por fin nos vamos a casa!- exclamó Daiki emocionado.

-Bien, igual hay que reunir a todos- comentó la entrenadora de Seirin sabiendo que esto sería un problema ya que todos se encontraban dispersos a pesar del miedo de algunos en perderse.

-No se preocupen, los demás están en el pasillo esperándonos- dijo la elfa al ver la preocupación en el rostro de Aida.

-Entonces yo llamaré a Shin-chan y a los demás que están en la habitación- después de eso Takao desapareció por las escaleras volviendo al cabo de un minuto con Midorima, Izuki, Miyaji,  Furihata, y Mayuzumi.

Así fue como salieron de la sala para encontrarse con sus otros amigos restantes y empezar a dirigirse a la oficina de McGonagall siendo guiados por Peggy.
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Mientras tanto Minerva se encontraba muy pensativa en su oficina. Había mandado a llamar a los chicos que llegaron hace tan solo una semana a los terrenos de Hogwarts.

En esta semana estuvo investigando ese curioso cofre y descubrió cosas muy interesantes de él, sin embargo la única cosa que era clara es que los adolescentes no iban a poder regresar muy pronto a su hogar.

Lo positivo del asunto es que tenían el lugar perfecto para quedarse, ¿Qué mejor que la escuela de magia número uno de toda Europa?, ninguna. Al principio lo había dudado bastante, ¿Muggles en Hogwarts?, pero gracias a dios que, aunque no estuviera en persona y por ende no fuera lo mismo, tenía el retrato de Albus Dumbledore que siempre le decía los pequeños detalles que a ella se le pasaba por alto y esta vez no fue la excepción.

Un sonido en la puerta le indicó que sus invitados ya habían llegado, les respondió y así fueron pasando. Con el mismo hechizo hizo aparecer varias sillas como la primera vez para todos estuvieran cómodos.

-Como saben, en esta semana estuve investigando el cofre y descubrí algunas cosas interesantes- todos asintieron permitiéndole continuar.

-Fue creado por un fabricante de varitas en Noruega y...

-Si, si, eso está muy bien, ¿Pero cuando vamos a regresar a Japón?- cuestionó el impaciente por excelencia, Aomine Daiki.

La directora suspiró, ahora venían decirles las malas noticias.

-... Verán, no les mentiré. El cofre si resultó ser un traslador pero...

-Esto... ¿Qué es un traslador?- preguntó tímidamente el as de Kaijo. Algunos lo fulminaron con la mirada por haber interrumpido a la mujer, pero la realidad era que nadie sabía lo que era.

-Olvide que no sabían, disculpen. Un traslador es un objeto común el cual hechizas para que al tocarlo puedas ir a cualquier parte.

-Oh, ¿¡Así como si estás en Japón y lo tocas y ya estas en Miami!?- preguntó un eufórico Hayama, a lo que la directora asintió.

-El punto es que no es un traslador cualquiera, descubrí que es un traslador interdimensional.- explicó la directora.

-¿Interdi que?-

-Interdimensional Ahomine, deberías de limpiarte los oídos- comentó el tigre de Seirin con una sonrisa burlona.

-Yo escucho perfectamente Bakagami solo no entiendo lo que significa- contestó el as de Touhou.

-Si serás idiota.

- Si sabes tanto explícamelo.

-... Yo... Tampoco sé- admitió avergonzado el pelirrojo.

-Y luego me dices idiota a mí.

-Es porque lo eres.

-Ya basta- Tetsuya usó su misdirection para golpearlos a cada uno en el estómago dejándolos momentánea sin aire.

Allí es cuando los eternos rivales decidieron callarse y dejar hablar a la directora.

-Lo que quiero decir con "Interdimensional" es que no es de esta dimensión... Por lo tanto...

-Estamos atrapados en una dimensión diferente a la nuestra y por eso no nos puede devolver- completó Akashi pensativo.

-Así es- confirmó Minerva las peores sospechas del pelirrojo.

Los segundos pasaron lentamente, la tensión se podía cortar con un cuchillo, así hasta que al minuto todos reaccionaron.

-¿¡Qué!?

-Al parecer el cofre posee una magia muy especial la cual es capaz de viajar de entre varias dimensiones, al abrirlo activaron la magia, transportándolos a Hogwarts.- en ese momento al as de Kaijo recibió miradas asesinas que lo hicieron encogerse en su propio asiento.

-¿Entonces no hay modo de regresar?- preguntó Aida desanimada.

-Si la hay, lo que les quiero decir es para que puedan regresar a su dimensión tiene que aparecer de nuevo el cofre.

-Ok, no entiendo- confesó Aomine jalándose los cabellos.

-Lo que nos intenta decir nanodayo es que nos tendremos que quedar un tiempo indefinido aquí hasta que el cofre vuelva aparecer para así poder abrirlo y volver a nuestra dimensión- Midorima sacó la conclusión.

-¿Y no puede hacer nada para devolvernos a nuestra dimensión ahora señora directora?- cuestionó el poseedor del ojo de halcón.

-No lo siento, ni siquiera sabía de la existencia de los viajes interdimensionales hasta hace unos días- dijo un apenada McGonagall. -Sin embargo les tengo una propuesta, ¿Qué les parece estudiar aquí?

-¿Cómo?

-P-pero eso es imposible.

-¿Cómo vamos a estudiar aquí si no tenemos magia?- preguntó Himuro intrigado.

-Eso era lo que yo suponía cuando les vi, pero hablé con un viejo amigo al respecto y me di cuenta de que ustedes no son muggles ordinarios, son magos- cuando la anciana terminó de decir estas palabras todos se quedaron congelados en sus lugares, sin mover un solo músculo y conteniendo la respiración.

Una cosa era aceptar el hecho de que la magia existía y otra muy diferente era si quiera creer que ellos podían hacer magia... Es simplemente algo ilógico y muy sacado de la realidad.

-¿En que se basa para pensar que tenemos magia?- cuestionó el as de Shutoku.

-El simple hecho de que estén aquí es un claro ejemplo de que lo que digo es verdad. El castillo está rodeado por múltiples hechizos repelentes de muggles; gente no mágica,  y así no puedan siquiera ver el castillo. No se si tiene que ver con el cofre pero no cabe duda de que ustedes son magos.

-¿Y para qué hacen eso?, parece mucho trabajo- comentó el número diez de Shutoku refiriéndose a los hechizos de protección.

-Es para mantener el secreto, hay una ley que no permite revelar la existencia de la magia a  cualquier persona no mágica. Aunque existen ciertas excepciones.

-Si entiendo porqué lo hacen. Pero para ser sincero todavía me cuesta trabajo procesar todo esto de la magia y más que nosotros seamos magos- confesó con sinceridad Seijuurou.

-Si, entiendo que necesitan digerir toda esta información así que los dejaré solos un momento, por favor no toquen nada- así fue como Minerva salió de su oficina acompañada de Peggy, sabía bien que tenían que hablar entre ellos.

-¿Por qué no estudiamos aquí y ya?, después de todo no tenemos otro sitio a dónde ir- Hayama fue el primero en dar a conocer su opinión.

-Es muy fácil decirlo idiota pero nunca vamos a encajar aquí- habló Miyaji notablemente molesto.

-¿Ah y eso por qué?- preguntó el rubio.

-¿No es obvio?- suspiró pesadamente para continuar- Nosotros seremos unos recién llegados y todo el mundo nos mirará raro porque ni siquiera somos de esta dimensión.

-Miyaji-senpai... yo creo que ese es el menor de nuestros problemas- dijo con cuidado el de cabellos verdes.

-¿Entonces cuál es?

-Si vamos a estudiar aquí estaremos muy atrasados con las materias ya que, evidentemente, no sabemos nada de la magia.

-Pero eso tiene fácil solución, las clases deberían de comenzar en septiembre y todavía estamos a junio, podemos estudiar todos los días y así no estaremos tan atrasados- dijo Momoi contenta de haber encontrado una solución al problema.

-¿Estudiar en vacaciones?- cuestionó un incrédulo Daiki.

-A mí tampoco me gusta pero si no hay de otra- habló Kazunari en tono resignado.

-Me pregunto cuánto tiempo nos tendremos que quedar aquí- murmuró una pensativa Riko, más sin embargo todos lograron escuchar.

-La directora McGonagall nunca nos dijo cuánto tiempo nos quedaremos aquí- comentó el número diez de Yosen.

-Tal vez no nos dijo para no preocuparnos- opinó el poseedor del ojo de águila.

-O tal vez ni ella sabe cuanto nos quedaremos aquí- dijo Mayuzumi pero como siempre su comentario quedó en el aire. Ni siquiera sabia para qué se molestaba en opinar.

-Adiós universidad de Tokio y sobretodo adiós a la graduación- se lamentó un deprimido Miyaji mientras que Kasamatsu solo podía darle la razón.

Sin título universitario ellos todavía seguían siendo alumnos de tercer año; ya que las graduaciones son a finales de julio y la prueba de la universidad sería también por esas fechas, pero por lo visto no podrán estar en Japón para entonces.

-Normalmente un traslador no dura más de uno o dos años activo, pero como este es un traslador con una magia especial tengo que investigar más al respecto.- dijo Minerva en la entrada, cabe destacar que algunos de los adolescentes se asustaron.

-Directora le queremos agradecer por todo lo que ha hecho por nosotros hasta ahora y claro que aceptamos su propuesta de estudiar aquí- habló Akashi para inclinarse ante la estupefacta McGonagall, todos los demás no tardaron en imitarlo.

-No hay por qué, será un gusto tenerlos aquí y sé que será un cambio bastante difícil pero espero que sepan cómo adaptarse.

-Directora ¿Es verdad que tendremos que estudiar todo los días para poder estar al nivel de los otros estudiantes?- cuestionó con incertidumbre Kotarou.

-Eso me temo. Olvidé preguntarles qué edad tienen.

-Pues la mayoría de nosotros tenemos entre 16 a 17 años, solo unos pocos ya tienen los 18- contestó la sombra de Seirin.

-Mmm... Creo que lo mejor es que estén todos en un mismo curso, así estarán en séptimo año, que es el último aquí en Hogwarts.

-¿Y cuándo tendremos nuestras varitas para hacer encantamientos?- preguntó un Takao súper emocionado.

-Paciencia después arreglaremos eso. Peggy me dijo que ustedes querían aprender a jugar Quidditch.

-¿Qué cosa?- cuestionó Kagami frunciendo el ceño.

-Es el deporte de los magos y es así como se divierten- explicó Aida a lo que la mayoría entendió.

-¿Así que quieren salir a jugarlo?, yo les podría enseñar- sugirió amablemente Minerva a lo que todos asintieron entusiasmados y salieron del castillo al campo de Quidditch y pasar un día diferente a los demás.
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-Ya no puedo más, tomemos un descanso- se quejó el as de Touhou.

-Increíblemente estoy de acuerdo con Aomine- secundó el pelirrojo de Seirin.

-Ya dejen de quejarse par de flojos- les pegó un zape Aida- Tomamos un descanso hace menos de media hora.

-Pero es que no nos gusta estudiar- respondieron al mismo tiempo los ases para después mirarse con desafío.

Hace exactamente un mes que llegaron a ese extraño mundo de personas que se visten algo raro, animales peculiares y por supuesto lleno de magia. Desde entonces la directora no había podido descubrir más del cofre que los trajo, sobra decir que tampoco lo han visto más.

Y en vista de la situación no les quedaba de otra que ponerse a estudiar para estar al corriente con los demás estudiantes de séptimo año.

En esos momentos se encontraban en la biblioteca del colegio estudiando una de las cuatro materias que McGonagall les puso como obligatorias.

-Daiki, Taiga ya dejen de quejarse. Tenemos que aprender estos hechizos que son de primer año- habló el capitán de Rakuzan.

-Pero es aburrido aprender la pura teoría- replicó Hayama haciendo un gracioso puchero.

-Lo sé. Pero hasta que no tengamos nuestras varitas no podemos hacer otra cosa...

En ese preciso momento apareció la elfa Peggy en un "poof" asustándolos un poco.

-La directora desea verles- informó haciendo un gesto con la mano para que la siguieran.

-¿Y para que nos quiere esta vez?- cuestionó un Aomine desconfiado, la última vez que los mandó a llamar fue para ponerles materias obligatorias a sus horarios.

-Aomine-kun no seas grosero- dijo la sombra dándole un codazo en el estómago a su amigo.

-Maldición Tetsu, ¡No hagas eso!- exclamó el chico más la sombra lo ignoró.

-La directora McGonagall no le dijo a Peggy para que los quería llamar, pero Peggy vio al señor fabricante de varitas con ella- dijo la elfa para mirar divertida como los chicos mostraban un brillo de emoción en sus ojos con la sola mención de la palabra "varita"

Sin más llegaron a lo que sería el gran comedor, solo que McGonagall se había encargado de quitar las cuatro mesas y dejar solo una al frente para tener más espacio y evitar accidentes.

Pero esta era la primera vez que los adolescentes veían esta parte del castillo, lo que los dejó con la boca abierta fueron las velas flotantes y por sobretodo que el comedor no parecía que tuviera un techo, pero por Momoi y Aida supieron que solo se trataba de un encantamiento,  estaba claro que todavía les quedaba un montón por descubrir de ese mundo.

-Acérquese- ordenó la anciana sacándolos de sus pensamientos.

-Quiero presentarles al señor Ollivander, él es el mejor fabricante de varitas de todo Reino Unido y...

-¿¡Entonces es cierto que hoy nos darán nuestras varitas!?- cuestionó con gran entusiasmo Kotarou.

-Sí señor Hayama. Pero deben recordar que las varitas no son un juguete ni mucho menos, son sus instrumentos que les ayudará...

-¡Si! ¡Podremos hacer magia!- exclamó el rubio sin escuchar Minerva.

-Discúlpenlo directora, está muy emocionado- habló Akashi por el mayor.

-Mmm... Si ya me di cuenta- dijo para mirar como Miyaji le daba dos golpes en la cabeza al rubio para tranquilizarlo.

Después de la mujer les presentará a Ollivander todos los adolescentes, decidió que era mejor retirarse-  Bueno los dejaré con el señor Ollivander.- Y sin más se retiró de la sala con la elfa.

-Muy bien, acérquese no muerdo- les dijo el hombre amablemente, era anciano y tenía unos enigmáticos ojos azules que delataban experiencia pero sobre todo sabiduría.

Se acercaron al hombre en cuestión a la espera de sus próximas instrucciones.

-Haremos lo siguiente, ustedes son diecinueve en total así que uno por uno pasará y yo le entregaré una varita y este después se la dará a los demás para ver si con alguno funciona. - explicó.

-¿Y por qué simplemente agarramos cualquiera cada uno y ya?- preguntó Aomine a lo que el anciano frunció el ceño.

-Les diré algo y quiero que esto lo tengan presente siempre, uno no escoge la varita, es la varita quién escoge al mago- habló Ollivander muy serio, para luego continuar- Por lo tanto señor Aomine me temo que tendremos que hacer las cosas así.

Así trasladó una mesa al frente y colocó su bolso, del cual sacó por lo menos unas diez varitas y las colocó allí. El primero en pasar fue nada más que el as de Touhou a quién Ollivander le entregó una de las varitas y las ventanas se rompieron.

-Parece que no. Pruebe con esta y mientras tanto los demás vayan probando la primera haber si es su varita.

Así pasaron los siguientes diez minutos hasta que un mago había encontrado a su fiel compañera, y no era nada más que el capitán de Kaijo el primer afortunado. Más rápido que inmediatamente Ollivander fue a su encuentro.

-Déjeme verla- le pidió a lo que Kasamatsu le entregó su varita.

-25 centímetros, núcleo de pluma de hipogrifo, madera de acaica y... rígida. Hace años que le estoy intentando encontrar al dueño correcto, es una varita bastante temperamental pero sin duda poderosa, no dudo de que te servirá muy bien.- Kasamatsu no había entendido ni la mitad de lo que le dijo el hombre, pero si lo había puesto así de feliz no debía ser malo.

Al mismo tiempo cuando Hayama agarró una de las varitas esta empezó a emitir destellos de colores haciéndolo sonreír.


-Señor Ollivander ¡Mire! ¡Creo que encontré mi varita!- el anciano rápidamente se dirigió hacia el menor.

- Efectivamente... 32 centímetros, también de pluma de hipogrifo, madera de sicomoro, elástica.  Esta varita es traviesa pero totalmente fiel a sus amos y es excelente para encantamientos- dijo el hombre entregándole de nuevo su varita.

Fue pasando el tiempo hasta que ha otro afortunado encontró su varita ideal, la cual emitió un brillo dorado sobre su persona. El amable y un poco despistado Kiyoshi Teppei.

-Veamos... 37.5 centímetros, núcleo de fibra de corazón de dragón, madera de picea. Una varita un poco más gruesa que las demás y rígida.

-Esta es una que no se lleva bien con las personas nerviosas o titubeantes, pero cuando encuentra a su dueño ideal suele ser eficientes, sobre todo en defensa, ¡Y que manos tan grandes tienes muchacho!- comentó el hombre.

-Hahahahaha, me lo dicen a menudo- habló el castaño.

Se fue a sentar con Kasamatsu y con Hayama que no paraba de ver la varita que tenía en las manos como si fuera la octava maravilla del mundo o algo así.

-¿Kasamatsu-senpai que se siente tener ya una varita?- discretamente Kise se había acercado hasta los mayores mientras los demás seguían en su búsqueda.

-¿Ah?, pues supongo que normal- dijo el azabache sin darle mucha importancia.

-Pero tiene que emocionarle aunque sea un poco- replicó el modelo.

-¡Tonto recuerda que no nos quedaremos mucho tiempo!- regañó el mayor dándole una palmada a su kouhai haciendo que pierda el equilibrio casi por completo.

-Senpai eso usted no lo sabe- dijo el as una vez recuperado el equilibrio.

-Es cierto Kasamatsu, hay que aprovechar el tiempo que estemos aquí y divertirnos- dijo Kiyoshi metiéndose en la conversación.

-Si bueno... tal vez. Ve a encontrar tu varita y no pierdas más tiempo.

-¡Sí capitán! - exclamó el menor para hacer un saludo militar e irse por donde vino.

No pasaron ni cinco minutos cuando Momoi al agitar una de las varitas se formaron a su alrededor hermosos árboles de sakura. Enseguida Ollivander fue a examinar la varita.

-... 28.5 centímetros,  pelo de pegaso, madera de cerezo; la cual yo sabía que alguno de ustedes les iba a tocar mis queridos japoneses y semi flexible. Muchos creen que las varitas hechas de esta madera no sirven mucho para hechizos defensivos u ofensivos, pero la verdad es que tiene un gran poder letal sea cual sea el núcleo, úsela con precaución.

Así siguieron pasando los minutos hasta convertirse en una larga y fastidiosa media hora, allí   fue cuando uno más encuentra su varita y resulta ser nada más y nada menos que el capitán de Rakuzan.

-¿Me permite?- le pidió Ollivander a lo que el pelirrojo se la dio- 34 centímetros, pluma de fénix, madera de tejo e inflexible. Esta varita es muy inusual, es excelente para los duelos... pero también se cree que sea propensa a inclinarse por las artes oscuras, sin embargo eso depende totalmente del mago así que úsela sabiamente- dijo el anciano para devolverle la varita al menor.

Después de ese episodio pasaron unos veinte minutos y todos se encontraban buscando casi con desesperación sus varitas, los afortunados que ya las habían encontrado se fueron al jardín a practicar sus hechizos al cabo de una hora.

-Ya me estoy cansando, ¿Cuánto hemos estado aquí?- preguntó el mejor amigo de Midorima.

-Casi dos horas- calculó el as de Kaijo.

-Pues a mi me parece como si estuviera todo el día buscando.

-No te quejes Takao-kun, hay algunos que lo pasan peor que otros- dijo la sombra de Seirin señalando a Kagami y Aomine que no dejaban de probar varitas cada dos segundos dirigiéndose miradas desafiantes.

-No me importan ellos, quiero encontrar mi varita- se quejó como un niño pequeño para luego tomar una de las varitas y al agitarla todos repentinamente empezaron a flotar.

-¿Qué está pasando?

-Señor Ollivander haga que se detenga.

-Takaocchi creo que es la varita que tienes.

-¿Eh?

-¡Qué sueltes la varita nanodayo!- exclamó el as de Shutoko.

-Podrías pedirlo de una manera más linda Shin-chan.

-¡Suéltala de una vez Bakao!

-¿Ah?, ¿Qué es eso?, no escucho nada.

-... Por favor Takao- pidió Midorima con el rostro sonrojado en parte de la vergüenza y el enfado.

-Así está mejor- en ese momento el moreno soltó la varita y automáticamente todos cayeron estrepitosamente al suelo, lo bueno es que no se habían elevado mucho.

- Veamos que tenemos aquí... 25 centímetros, pluma de fénix, madera de cornejo, flexible. Esta varita sin duda es muy traviesa pero cuando le pides hechizos serios lo hará sin duda alguna, tiene gran capacidad para los encantamientos.

"Por fin tengo mi varita"- pensó Takao dando saltos muy pocos masculinos de la pura emoción.

-¿Furi estás bien?- preguntó Kagami al ver a su amigo todavía en el suelo.

-Si, no te preocupes Kagami- el pelirrojo le tendió una mano para que se levantara. En eso notó que debajo de él había una varita que no recordaba haberla probado antes.

Al hacerlo una luz lo iluminó justo como le pasó a Kiyoshi. Ollivander fue rápidamente a su encuentro.

-26 centímetros, pelo de unicornio, madera de sauce, elástica. Una varita muy curiosa que prefiere como dueño a una persona insegura de sí misma, pero que eso no te desanime muchacho, tiene un gran potencial y es eficaz en hechizos curativos- el hombre le sonrió amablemente.

Después de unos minutos los siguientes en encontrar a su fiel compañera fueron Izuki y Miyaji.

-La que tiene el joven Izuki es de 35 centímetros, pluma de fénix, madera de laurel, inflexible. Esta varita no soporta a las personas perezosas, pero es muy fiel al que sea su primer dueño e incluso tiene la cualidad de hechizar a aquel que intenta robarla.

-Por otro lado la del señor Miyaji tiene 33.5 centímetros, fibra de corazón de dragón,  madera de endrino, elástica. Una varita un poco rara que sirve mejor con un guerrero, es muy buena en defensa y será de gran lealtad- y con eso Izuki e Miyaji abandonaron el lugar dejando cada vez menos personas en el comedor, pero todas con una meta en común, encontrar su varita lo antes posible.

-Señor Ollivander no encuentro mi varita y ya estoy muy cansado- dijo un desanimado Kise.

-No te rindas muchacho, tu varita debe estar por algún lado- dijo el anciano palmeándole la espalda.

-Pero es imposible, nunca lo conseguiré.

-Mmm... haber... prueba con esta- dijo Ollivander entregándole dicha varita al rubio, en cuanto la tocó chispas salieron de la punta, al fin la había encontrado.

-No puedo creerlo... ¡Es mi varita!- habló el modelo todavía pasmado sin podérselo creer.

-Déjeme verla. 33 centímetros, pelo de pegaso, madera de serbal y semi flexible. Es fuerte en hechizos defensivos y se dice que la madera de serbal se lleva mejor con las personas de corazón y sentimientos puros.

-¡Al fin tengo mi varita!- celebró para luego de darle las gracias al anciano se fue al jardín dónde estaban todos los demás.

Los pocos que quedaban ya estaban al borde de la desesperación, parecía una búsqueda que no tenía fin, pero afortunadamente otros tres magos consiguieron sus varitas en ese instante.

-Veamos... la varita del señor Murasakibara tiene 39 centímetros, una de las varitas más largas que he hecho, pelo de unicornio, madera de abeto, más gruesa de lo normal e inflexible. A estas varitas les gustan los dueños que son decididos, y es especialmente buena en transfiguración.

-En cambio la de la señorita Aida tiene -25.5 centímetros, pluma de hipogrifo, madera de haya, flexible. Es una varita que necesita que su dueño sea una persona abierta de mente, y buena en encantamientos.

-Y por último la del señor Hyuuga posee 27.5 centímetros, fibra de corazón de dragón,  madera de cedro, inflexible. Esta varita tiene un carácter fuerte pero muy leal, es buena para duelos.

-¿Se supone que ahora me puedo ir con los demás?- preguntó Murasakibara con su usual tono flojo de hablar.

-Pues sí- contestó el anciano.

-Me quedaré hasta que Muro-chin encuentre la suya.

-Atsushi no tienes por qué, además no sé cuanto pueda tardar aquí- replicó el aludido.

-No importa, quiero quedarme hasta que la consigas­- habló el más alto poniendo fin a la discusión.

-... Bien- y con eso Himuro continuó con su búsqueda.

Por otro lado estaba la sombra de Seirin quien seguía buscando sin resultado alguno, hasta que vio una atractiva varita en un extremo de la larga mesa, cuando la tomó otra persona hizo lo mismo y en ese momento la varita comenzó a brillar intensamente; cuando Kuroko levantó la vista pudo notar que la otra persona era el número cinco de Rakuzan, Mayuzumi Chihiro. Este le devolvía la mirada con extrañeza bajo esa máscara de indiferencia.

-Lo siento- murmuró el menor quitando la mano para ver como la varita dejaba de brillar.

-Parece que es tuya- dijo Mayuzumi con simpleza.

-Señor Kuroko tóquela un momento- el menor hizo lo ordenado y la varita volvió a brillar.

-Ahora señor Mayuzumi deje de tocarla- el de cabellos grises no tenia idea que era lo que el anciano pretendía pero aún así le hizo caso, al hacerlo la varita dejó de brillar.

-Aja, parece que esta es un caso de varitas gemelas- al ver las caras de desconcierto de los chicos decidió explicarles mejor- Verán normalmente las varitas son diferentes una de la otra pero hay casos que pueden salir con el mismo núcleo, lo cual lo convierte en gemelas. Y sus varitas tienen por núcleo pelo de unicornio, se supone que solo se necesita uno pero inesperadamente salió otro de ese mismo unicornio.

-Señor Mayuzumi haga el favor de venir un momento- de su bolso el anciano sacó una varita exactamente igual a la que tenía Kuroko en las manos y se la entregó.

-Bien, sus varitas poseen 30.5 centímetros, como ya dije pelo de unicornio, madera de pino, flexible. Estas varitas les gustan los amos que son algo independientes y misteriosos. Tienen una sensibilidad para la magia no verbal. Y Ahora que lo veo ya veo porque comparten varita, ambos se parecen mucho, cualquiera podría pensar que son familia.

Los fantasma escucharon atentamente a Ollivander hasta que el de ojos celestes se percató de que el fantasma de Rakuzan lo miraba fijamente, como pareciendo analizar algo de lo que mencionó el anciano.

Sin embargo, unos segundos después se retiró del salón sin decir nada. A Kuroko le entrañó  un poco pero no le dio importancia y fue a ver cómo le iban a sus mejores amigos.

-Señor Ollivander...

En ese preciso momento Midorima había encontrado a la compañera que lo iba a acompañar por mucho tiempo.

-Veamos que tenemos aquí... 36 centímetros, pelo de unicornio, madera de secuoya y rígida. Muchos magos tienen la idea de que esta varita trae la buena fortuna pero la realidad es que a este tipo de varitas les atrae los magos que ya gozan de una buena fortuna y juntos hacen el equipo perfecto, aparte de ser extraordinariamente buena en transfiguración.

Después de que Ollivander le entregara nuevamente su varita el as de Shutoku se fue de la sala más que satisfecho.

Ahora solo quedaban tres chicos que no paraban de buscar su varita, Aomine, Kagami y Himuro. Obviamente que los dos primeros eran los más desesperados, mientras Tatsuya estaba mucho más tranquilo, claro que quería encontrarla tanto como el resto pero de nada servía desesperarse por ello, su varita aparecería pronto.

Y parece que esa técnica le funcionó muy bien porque enseguida que agitó una de las varitas esta empezó a brillar junto con su dueño.

-Señor Himuro parece que ya encontró su varita... Vamos a ver, 35 centímetros,  ala y polvos de hadas, madera de olmo y flexible.  Esta varita es bastante ra...

-Hahahahahaha- Kagami y Aomine no pudieron retener un fuerte carcajada.

-¿Qué les causa gracia?- cuestionó el número once de Seirin.

-¿Dijo polvo de hadas?- cuestionó el pelirrojo sin poder aguantar mucho la risa.

-No olvides las alas- comentó Aomine y no pudiendo aguantar más los dos chicos se tiraron al suelo a reírse sin parar, pues ellos creían que los polvos y alas de hadas no eran algo muy masculino.

-Dejen de burlarse de Muro-chin o los aplastaré- amenazó la muralla de Yosen para luego añadir- Además a Muro-chin le tocó esa varita porque al igual que las hadas él es muy hermoso y amable.

Esa confesión tomó por sorpresa a todos los presentes, pero en especial a Himuro quién no pudo evitar el sonrojarse al saber lo que el más alto pensaba de él, y con ello su corazón comenzó a latir velozmente.

-Gra-gracias Atsushi- dijo pero tratando de evitar el contacto visual con el de cabellos morados así que centró su atención en su hermano y el moreno- Por lo menos tengo ya mi varita Taiga, Aomine.

Los dos ases pusieron mala cara al oír la respuesta de Himuro, pero como dijo Kuroko ellos mismos se lo buscaron.

-Bueno como iba diciendo esta varita es muy rara pero sin duda prefiere a los magos con presencia y en las manos adecuadas es capaz de producir magia avanzada, es muy efectiva en defensa.

-Bueno chicos espero que consigan sus varitas, suerte- y así fue como Himuro y Murasakibara abandonaron la sala. No querían admitirlo pero eran los últimos y sus ánimos estaban por el suelo.

-No se rindan ya aparecerá- animó el de cabellos celestes al ver sus miradas de derrota, como hubiesen perdido un partido importante.

-Olvídalo Tetsu, nunca las vamos a conseguir.

-Aomine-kun...

-Ahomine tiene razón, tal vez ni siquiera seamos magos.

-Kagami-kun...

-¡Ya basta de hablar tantas tonterías!- exclamó Ollivander enfadado, los adolescentes lo miraron sorprendidos- Sus varitas están por alguna parte solo tienen que tener paciencia y por sobre todo no perder la fe. Ahora señor Aomine pruebe con esta, pienso que iría bien con su personalidad.

El aludido sin muchas esperanzas tomó la varita y automáticamente una pequeña llama se encendió en la punta de la varita y sintió como un agradable calor recorría su cuerpo, la había encontrado.

-¿Ven, qué les dije?, solo hay que tener paciencia...

-¡En tú cara Bakagami!, conseguí mi varita antes que tú- exclamó el as de Touhou mientras Kagami lo miraba con rabia.

-La conseguiste con ayuda, no cuenta- le gruñó.

-… Ya… ¡Pero al menos ya la tengo y tú no!- dijo burlándose de su rival el de cabellos azules.

-¿Enserio hicieron una competencia para ver quién conseguía su varita primero?- cuestionó Kuroko esperando que la respuesta sea negativa, sus amigos no podían ser tan inmaduros.

-¡Si!- contestaron los dos al mismo tiempo, bueno al parecer se equivocó.

-Muy bien veamos... 34.5 centímetros, fibra de corazón de dragón, madera de roble rojo, elástica. Esta varita es poco común pero muy atractiva, su preferencia son dueños con rápidos reflejos la cual la convierte perfecta para los duelos.

-Ahora vamos a encontrarle una varita al señor Kagami con la que le puede ir bien... Ah creo que ya sé- los chicos se miraron confundidos mientras Ollivander rebuscaba en su bolso que no parecía tener fondo, hasta que encontró una que le entregó al pelirrojo.

Al agitarla, salieron chispas rojas de la punta, esa era una señal de que estaba tocando su varita.

-Mi... Varita- murmuró estupefacto hasta que reaccionó cuando Ollivander se la quitó de las manos.

-31 centímetros, fibra de corazón de dragón, madera de fresno y flexible. Estas son varitas que no se prestan o regalan porque pierden su poder, suelen preferir a los magos algo cabezotas pero valientes, y resulta efectiva para hechizos ofensivos.

-Ya puedes estar feliz Kagami-kun, tú también Aomine-kun.

-Si, se siente bien tener tu varita- comentó el tigre emocionado.

-Te reto a un duelo Bakagami- habló el de piel morena con una sonrisa de superioridad.

-Acepto- respondió inmediatamente el de Seirin, mientras el fantasma solo negaba con la cabeza, esos dos siempre tenían que hacer de todo una competencia.

-Bueno espero que disfruten mucho con sus varitas pero también las usen con responsabilidad. Mi trabajo aquí ha terminado- dijo el anciano para luego con su varita arreglar las ventanas rotas, la mesa y devolver todas las varitas en su bolso.

-Bueno jóvenes, fue un gusto conocerlos...

En ese momento las puertas del gran comedor se abrieron revelando a todos los demás que se suponían que estaban en el jardín practicando lo que han estudiado este mes.

-Menos mal sigue aquí temía que ya se hubiese ido- dijo Akashi bastante aliviado.

-¿Qué necesitaban jóvenes?- cuestionó Ollivander con intriga al ver a todos allí.

-Solamente le queríamos dar las gracias- dicho esto absolutamente todos se inclinaron respetuosamente al anciano que no sabia que decir.

-N-no se preocupen es mi trabajo después de todo. Fue un gusto conocerles, cuiden muy bien sus varitas que serán sus compañeras más fieles, con su permiso me retiro- después de eso Ollivander recogió su bolso y salió del gran comedor.

Los adolescentes no podían estar más felices, aunque todavía siguieran atrapados en esa dimensión decidieron que el tiempo que estuvieran aquí lo disfrutarán al máximo, porque después de todo ¿A quién no le emociona la magia?

Notas finales:

Espero que les haya gustado y me perdonen por no haber actualizado antes.

Que pasen una feliz semana, nos leeremos. ^_^


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