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Magical Dimension por isabellag203

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Notas del capitulo:

Hello mundo!! 

Primero que nada, ¡Feliz año a todos! J  Espero que en este 2016 pueda hacer todas las cosas que me propongo, claro que una de ellas es terminar este fanfic y poder actualizar mas seguido aunque eso ultimo esta en veremos, ya en enero comienzo clases aparte de comenzar hacer otro proyecto que tengo en mente :/ 

Pero como ya dije en el cap anterior no abandonaré esta historia, eso si que no. Ahora a los que nos concierne… ¡Las parejas se revelan en el capitulo siguiente! Jejejejej quisiera escuchar, o leer en todo caso, sus opiniones sobre cuales serán las parejas, a ver si aciertan. xD

Disclamer: Kuroko no basket y Harry Potter no me pertenecen, sino a sus respectivos autores.

Ahora si, a leer!!

Magical Dimension.

 

Chapter 4: A new year at Hogwarts begins.



-¿Hermione ya estás lista?- preguntó en voz alta un joven de cabellos azabaches y preciosos ojos verdes que se encontraban resguardados por unas gafas redondas. Lo más resaltante en el rostro del chico, era sin duda, la cicatriz en forma de rayo que se hallaba en su frente.



A este joven lo conocían por muchos nombres y apodos, el niño que vivió, El Elegido, el que finalmente derrotó al señor tenebroso. Pero respondía correctamente al nombre de Harry Potter.



-Si, ya bajo- contestó una voz femenina en lo alto de las escaleras, ya abajo se pudo apreciar que se trataba de una chica de mediana estatura, de cabellera castaña la cual había nacido indomable pero con el tiempo se había vuelto bastante dócil, esbelta figura y ojos color chocolate.



Dicha chica formaba parte de los grandes héroes que salvaron al mundo mágico. Mejor conocida con el nombre de Hermione Granger.



-Bien, entonces vámonos antes de que se haga más tarde- dijo el chico para agarrar las maletas y salir de la casa de su padrino con su amiga siguiéndolo de cerca. Ya afuera llamaron a un taxi para llegar a su destino, King's Cross.



Después de un año de esa atroz guerra la escuela de magia y hechicería de Hogwarts abría sus puertas para todos los alumnos en general.



Muchos se preguntarían qué había hecho trío dorado después de la segunda guerra mágica, pues la respuesta es muy sencilla, apoyar a un importante miembro del trío y su familia, los Weasley. Estuvieron con ellos en todo momento apoyándolos ya que era lo único que podían hacer. Y hace ya dos meses que Hermione y Harry se fueron de la casa de los Weasley porque sentían que estorban un poco. 



Además de que el azabache no dejaba de sentirse culpable por la muerte de Fred y lo sucedido con Ginny, aunque técnicamente no fuera su culpa. 



Así fue como los dos mejores amigos se fueron a vivir juntos a la casa que le había dejado Sirius Black en su testamento al de lentes. La arreglaron y retocaron un poco para que se vieran más acogedora. Eso incluyó poner el retrato de Walburga Black directo al ático. 



Se enfrascaron en esa pesada tarea que en parte era porque la casa lo necesitaba, pero también para mantener sus mentes ocupadas en algo y no pensar en todo lo que perdieron en la guerra. 



 Mientras ellos permanecían encerrados en la casa y en sí mismos, muchas cosas cambiaron con la caída del innombrable. Primero, Kingsley Shacklebolt había asumido el papel de ministro provisional hasta que meses después decidieron dejarlo permanente al ver lo comprometido que estaba para restaurar la paz del mundo mágico.


 
Por ende, la gente ya no tenía porque tener temor de salir a las calles y los hijos de muggles podían vivir en paz.



Encerraron a muchos mortifagos a Azkaban, y los dementores ya no custodiaban la prisión. Solo algunos del bando de Voldemort, después de muchas investigaciones al respecto, se demostró que eran inocentes de crímenes de guerra, claro que solo unos pocos tuvieron esa suerte, pero aún así permanecían en constante vigilancia por parte de los aurores.



En cuanto a Hogwarts, se podría decir que ya estaba reconstruido casi en su totalidad y es por eso que la directora Mcgonagall decidió abrir el colegio, permitiendo asistir a aquellos alumnos que no pudieron completar su año escolar cómo se debe. Dicho trío no tenían problema con eso, dado que como son héroes de guerra no tenían necesidad de presentar el éxtasis para la carrera que quisieran estudiar, sin embargo Hermione les había insistido mucho a sus amigos para volver a Hogwarts; a la final terminaron aceptando a regañadientes. 



Aunque si se lo pensaban mejor, su amiga tenía razón. ¿Enserio querían que su último recuerdo de Hogwarts fueran el de los cadáveres en cada esquina y todo lleno de escombros?, La respuesta era muy clara, un rotundo no.



Así que ese día era 1 de septiembre, tiempo de todos para regresar a su segundo hogar.



Con al menos 40 minutos de anticipación llegaron a la estación de King's Cross, de inmediato cruzaron el muro para ir al andén 9 3/4, su andén. 



Al llegar no vieron a muchas personas ya que era bastante temprano, solo vieron a unos pocos conocidos, entre ellos Katie Bell; quien corrió a saludarlos, a Michael Conner; quien les estrechó la mano, y sorprendentemente a las hermanas Greengrass; quienes obviamente no los saludaron y simplemente siguieron su camino a los compartimientos del tren, y alguno que otro niño de primero con sus padres.



En eso ven cruzar por el muro a dos cabelleras pelirrojas muy conocidas para los héroes, rápidamente se acercaron a ellos.



-¡Ron, señor Weasley!- exclamó el azabache.



-¡Harry!- contestaron al unísono los pelirrojos, inmediatamente el menor de ellos se acercó al de lentes para darle un fuerte abrazo, después de todo no se habían visto en meses. Lo mismo hizo el pelirrojo mayor.



-Hermione cuanto tiempo- dijo el hombre para también darle un abrazo a la muchacha.



En cambio Ron solo la saludó con un tímido "Hola", no era que estuvieran peleados o algo parecido, sino que después de ese beso en la batalla de Hogwarts llegaron a un acuerdo silencioso de que tal vez no es el mejor momento para iniciar una relación y era mejor dejarlo como amigos, los demás no comprendían mucho su manera de pensar.



-Me alegra de que hayan decidido volver a Hogwarts, eso los ayudará a distraerse- comentó el señor Weasley.



Los chicos dirigieron miradas acusatorias a la castaña.



-Si hay que prepararnos desde que empiece el curso para los éxtasis- razonó la castaña.



-Y... Señor Weasley, ¿Cómo sigue Ginny?- cuestionó con cuidado el de lentes viendo como los ojos de Arthur se ensombrecieron, en cambio Ron tenía una mirada de preocupación. 



-Ella... todavía está hospitalizada en San Mungo y sigue inconsciente... pero los mendimagos están haciendo todo lo posible para que la maldición no paralice sus funciones básicas- explicó el mayor.



Este verano la menor de los Weasley fue víctima de una maldición en la batalla de Hogwarts en su lucha contra Bellatrix Lestrange, antes de que está fuera asesinada por su madre, al principio no sintió nada, ni a los días, fue como un mes después. Casi muere en la bañera de su casa porque su cuerpo se había paralizado completamente, sino hubiera sido porque su madre irrumpió en ese momento es posible que hubiese muerto.



Después de ese suceso la llevaron rápidamente a San Mungo en donde descubrieron que Bellatrix le lanzó una maldición antigua a la pequeña de los Weasley, la cual tiene un efecto de paralizante; paraliza las funciones básicas del cuerpo humano. Hasta ahora no ha habido mucho resultado para poder quitársela. Solo la han podido mantener estable.



-No se preocupen, estoy segura que los mendimagos sabrán cómo quitársela, después de todo son los mejores en su trabajo- trató de animar la castaña con una sonrisa de esperanza.



-Si, además ella es fuerte, puede con esto y más- aseguró Harry con convicción en sus palabras, los pelirrojos asintieron ya un poco más aliviados, saber que podían con alguien siempre resultaba reconfortante y a la vez esperanzador.



-Tienen razón, yo también estoy seguro que Ginny se va a recuperar y podremos sobrellevar todos juntos la pérdida de Fred- ciertamente los Weasley no lo tenían fácil, con un hijo muerto y el otro en una especie de coma...



Siguieron hablando sobre temas más triviales hasta que vieron como más personas llegaban al andén; se despidieron del señor Weasley y se encaminaron hacia algún compartimiento vacío,  ya que si no evitaban la multitud no podrían ni respirar tranquilos, ya lo habían vivido y no era agradable ser tan famosos.



 Siguieron hablando en el compartimiento hasta que alguien abrió la puerta y una cabellera rubia se asomó, no era nadie más que su amiga Luna Lovegood, acompañada de Neville Longbottom.



-Harry, Ron, Hermione que gusto verlos de nuevo- dijo la chica al trío con su voz calmada.



-¡Chicos!- exclamó Neville uniéndose al saludo.


-¡Luna, Neville!- exclamaron a coro.



Los saludos acompañados de los abrazos afectuosos no se hicieron esperar; ya cuando el tren comenzó a marchar los cinco magos, estaban en el mismo compartimiento y se pusieron a hablar.



-¿Y Ron como sigue Ginny?- el pelirrojo otra vez bajo la mirada con preocupación, pues la verdad que todavía la pregunta le afectaba.



-Todavía sigue en San mungo, pero ya está fuera de peligro, sin embargo los mendimagos todavía no saben como quitarle la maldición- dijo para soltar un suspiro, era normal que Neville preguntara, después de todo siempre fue muy amigo de la pelirroja.



-Bueno espero que pronto se recupere, nada sería lo mismo sin ella- expresó el moreno con pesar.



-Lo hará, ella es una de las brujas más valientes y fuertes que he conocido, no dudo ni por un segundo en que saldrá de esa maldición- dijo Luna haciendo que todos los ojos de sus amigos se posaran en ella- Tú tampoco deberías de dudarlo Ron.



Unas sabias palabras de parte de la ravenclaw eran suficiente para recobrar las esperanzas a Ronald, aunque también con algo de culpa por pensar que la rubia, a igual que todos, estaba loca.



-Sí, tienes razón, saldrá de esta, estoy seguro.



-Así será- aseguró con una sonrisa el de lentes mientras la castaña asentía.



-Pasando a otro tema, ¿Cómo creen que será este año?- cuestionó Neville curioso pero también tratando de aligerar un poco más el ambiente.



-Tranquilo- contestó Harry automáticamente, no por saberlo sino porque era lo que más deseaba.



-Yo pienso que será aburrido, ya no hay malos ni nada que arruinar sus planes- respondió el pelirrojo.



-Ya, ¿Pero es mejor así no?- cuestionó Longbottom.



-Si. Pero lo único interesante en este año será el quidditch  y tal vez las salidas a Hogsmeade, de resto no haremos nada más.- habló Ron para soltar un suspiro que le haga reafirmar su teoría.


-¿Cómo que no haremos nada más?, te recuerdo que este año son los éxtasis que hay que estudiar desde que entremos al colegio- habló Hermione en tono de madre regañona.


-Exageras Hermione, no tenemos que estudiar siquiera poniendo un pie en el castillo, además se supone que las clases de este año serán así como un repaso de los años anteriores, así que no habrá que estudiar mucho- dijo un Ron totalmente despreocupado.



-Lo dice el que se queda dormido en la mayoría de las clases- dijo atacado por lo de bajo la chica.



- Eh... bueno eso no importa- pero justo cuando la chica iba a replicar el pelirrojo continuó- Ni lo necesitamos en todo caso.



- Pero eso no está bien, una persona tiene que conseguir lo que se proponga de forma honesta y con su propio esfuerzo- respondió la castaña.



-¿Y no crees que nos merecemos estudiar y trabajar en lo que nosotros queramos después de todo por lo que hemos pasado?- no era una pregunta muy difícil y aún así la chica no supo qué responderle.



Ninguno de los demás interrumpió la discusión que tenían los gryffindors, y ante lo dicho por el pelirrojo la chica ya no tenía como contradecirlo dado que era cierto. Era increíble ver que con el tiempo Ron había podido contradecirla en una discusión con argumentos bastante válidos.



-Admítelo, no tienes más argumentos para contradecirme- comentó el pelirrojo con una sonrisa divertida. Todos rieron por el comentario excepto por la castaña quien sólo se puso roja de la vergüenza.



-Yo sí creo que pasarán cosas interesantes en este curso- dijo Luna de repente.



-¿Por qué crees eso Luna?- cuestionó el de lentes.



-Presentimiento- dijo con simpleza para volver su atención a la revista que traía consigo.



Después de eso la señora del carrito se paró en su compartimiento donde aprovecharon y compraron todo tipo de dulces como ranas de chocolate, grageas de todos los sabores, varitas de regaliz y demás. Esto les recordaba a los viejos tiempos de antaño, cuando no había una guerra a la vuelta de la esquina que los hizo madurar de golpe, dónde no tenían más preocupaciones que los próximos exámenes, el quidditch y algunos chismes que se oían por los pasillos. Aunque pensándolo bien el trío dorado nunca fue un grupo de amigos normal, siempre se han visto envueltos de las aventuras más extravagantes de todas, desde esa vez que salvaron a Hermione de aquél troll.



Entre risas, juegos, bromas y demás se hizo de noche y llegó el tiempo de ponerse las túnicas,  las chicas se cambiaron en el compartimiento mientras que los chicos se fueron al baño. Una vez listos regresaron con sus amigas y como el tren había parado fueron bajando junto con todos los demás. 



Ya fuera del tren hicieron fila para poder esperar los carruajes, en eso algunos alumnos de otras casas se dieron cuenta de su presencia y no tardaron en aplaudir al grupo, principalmente al trío dorado, más concretamente a Harry Potter por ser el que derrotó al señor tenebroso; este se sonrojo a más no poder.



En lo personal no se consideraba un héroe o algo parecido, solo era alguien que había tenido mucha suerte en la vida. Así es, a lo que muchas llamaban destino él lo consideraba simple  suerte.



Al llegar un carruaje ya por fin los habían dejado en paz y dieron marcha al castillo, un gran cambio este año es que muchos más alumnos podían ver a los thestrals.



Cuando dejaron sus cosas fueron directamente al gran comedor, allí Luna los tuvo que dejar para irse a sentar a su mesa, algunos la saludaron en el proceso. Mientras que los leones se sentaron en su respectiva mesa, muchos la rodearon al Trío dorado preguntándole una serie de cosas, felicitándolos, dándole el pésame a Ron y así sucesivamente. 



Ya pasado unos minutos observando el gran comedor que lucía como si no le hubiera pasado nada, las mesas siguen igual, el sector de profesores, las velas flotantes y el techo encantado, estaba todo igual; si no hubiera estado allí en el momento de la batalla juraría que en ese lugar no se desencadenó en ninguna guerra. En ese momento se dio cuenta que  su mejor amigo estaba hablando animadamente con Seamus y Dean sobre quidditch y Hermione hablaba con Neville.



Harry aprovechó eso para darle un vistazo rápido a la casa qué más silenciosa y con menos ánimos de celebrar y festejar estaba en esos momentos, la casa de Slytherin.



La orgullosa casa de las serpientes ahora ya no le quedaba nada de orgullo, sus ánimos estaban por los suelos y no era para menos, antes apoyados, adulados y respetados ahora eran víctimas del completo desprecio de las otras casas, hasta de los mismos profesores.



Y todo por seguir una ideología equivocada. Cabe mencionar que también era la casa que menos alumnos tenía en esos momentos. El de lentes a conducir rápidamente algunos de ellos, a un extremo de la mesa, completamente solo, se encontraba Theodore Nott.



Ese chico nunca se había metido con él o sus amigos, ni siquiera se había presentado en la batalla de Hogwarts, y aunque fue juzgado nunca se encontró evidencia alguna en su contra, mucho menos poseía la marca tenebrosa tatuada en su brazo.



Él que si fue seguidor de Voldemort fue su padre. Nott nunca demostró tener los mismos intereses que su padre. Sin embargo para Harry seguía siendo una serpiente en la cual no se podía confiar del todo.



Siguió pasando revista y se encontró con las hermanas Greengrass, quienes ha las había visto en la estación, hablando con Pansy Parkinson, el azabache recordó el momento en el que la chica gritó que lo atraparán para entregarlo a Voldemort.


Parkinson era una persona egoísta y sin una pizca de solidaridad, pero él no podía culparla, después de todo, ¿Quién quiere firmar una sentencia de muerte por alguien que no es nada tuyo y ni siquiera soportas?


Sin embargo eso no quería decir que no la siguiera odiando, muchas veces había insultado a sus amigos y a él mismo. Sobre todo Hermione simplemente por la estupidez de la pureza de la sangre.



Después sus ojos se encontraron con Blaise Zabini, él sí estuvo enrollado con los mortifagos pero nunca le llegaron a tatuar la marca tenebrosa ni participar en misiones importantes, según lo que alegó en su defensa, solo había entrado porque sus amigos habían hecho lo mismo y como ellos no tenían opción, él tenía que apoyarlos, además de que en ese momento no creía que los ideales de Voldemort fueran tan malos.



Claro que lo dejaron libre, no por su argumento defensivo tan "realista", era obvio que resultaba  totalmente falso, porque en primer lugar, una serpiente no le importan los demás sino a si mismo y si acaso su familia. Y segundo, las personas por las que Zabini se refiere como "amigos" si tenían opción, todo el mundo la tiene. 



A la final lo dejaron salir por no conseguir pruebas suficientes para condenarlo a Azkaban. Aunque Harry no tenía problema con él, es más una de las personas que siguen y mientras no intentará nada raro él estaba bien con que el moreno estuviera libre.



Así fue pasando, encontrándose con algunos rostros conocidos, otros no tanto puesto que eran años menores. Lo llamó su atención fue el encontrar a una cabellera rubio platinado sentado completamente solo al otro extremo de la mesa; el lado que da a la gran puerta del comedor.



Sin duda no se podía tratar de otro que Draco Malfoy.



Aquél chico que le había ofrecido su amistad en primer año, aquél que siempre lo había insultado a él y a sus amigos innumerables veces, aquél que siempre se jactaba de decir que era de slytherin y por consciente sangre pura, aquél que tampoco dejaba de jactaba del poder económico que poseía su familia. 



Aquél que se hacía llamar príncipe de Slytherin. Ahora se encontraba solo, sin amigos o mejor dicho sin aduladores. 



Harry lo detalló con la mirada, estaba pálido, más de lo normal, tenía bolsas debajo de sus ojos grises  signo de no haber dormido lo suficiente, todo eso sin mencionar su extrema delgadez. Estaba tan delgado o incluso un poco más de la última vez que lo vio, precisamente el día del juicio de los Malfoys.



Había ido a testificar a favor de Narcisa y su hijo pero no de Lucius, no lo condenaron a pena de muerte como habían hecho con los mortifagos más peligrosos pero si tenía cadena perpetua en Azkaban. En cambio su esposa e hijo solo quedaron en libertad condicional.



Sin embargo a Harry le sorprendía el hecho de que el rubio haya decidido regresar, es cierto que le habían quitado la mitad de su fortuna, pero aún así le quedaba bastante hasta por lo menos tres generaciones más, no tenía que preocuparse de trabajar ni mucho menos terminar sus estudios, además él no es uno de los que les gustara estar en el colegio precisamente. 



El nombrado sintió que alguien lo miraba puesto que levantó la mirada para encontrarse con los ojos verdes de Harry, allí es donde se pudo dar cuenta que los ojos de Malfoy estaban opacos, sin brillo, sin vida, no había nada que pudieran expresar, orgullo, altivez, desprecio,  nada. 



Viéndolo en ese estado no podía decir que era el mismo de siempre, parecía una persona completamente diferente a la cual había conocido hace siete años. Hasta le daba bastante lástima... pero él se lo había buscado, aunque el moreno todavía tenía sus dudas.



No lo pudo seguir detallando porque esté bajo la mirada rápidamente concentrándose en la mesa vacía como si fuera lo más interesante del mundo. Definitivamente no era el mismo de siempre.



-¿Oigan ya vieron?- les preguntó Ron a sus amigos en tono confidencial. 



-¿Qué cosa?- cuestionó la castaña terminando de hablar con Neville.




-Allí, es Malfoy- señaló el pelirrojo a la mesa de Slytherin.



-Es cierto- comentó la chica sorprendida pues no esperaba verlo aquí. 



-¿Para que volviera ese hurón este año?- dijo dirigiéndole una mirada de desprecio.



-Ron no empieces- le dijo Hermione en tono de advertencia. Ya sabía que era lo que venía. 



-Pero si es verdad, es un maldito mortifago que nadie lo quiere aquí.



-Ronald Weasley, tú como Harry y como yo sabemos que él fue obligado para entrar con los mortifagos.



-Por favor Hermione, él siempre nos ha estado insultando y sabemos bien que cree en esa ridiculez de la sangre limpia- el pelirrojo tomó una pausa para luego continuar- Para mí que sabía bien donde se estaba metiendo y después de la guerra se hizo el arrepentido, igual que los otros slytherins.



-No puedes generalizar Ron, no todos son así- habló en todo cansino. 



-Claro que si, todos son unos malditos cobardes que cuando ven algo que no les conviene se van para el otro bando, ¿Cierto Harry?- cuestionó Weasley al azabache.



Sus dos mejores amigos esperaban una respuesta de su parte pero fue salvado por la campana o mejor dicho por Mcgonagall antes de que pudiera contestar, no quería ponerse de lado de en nadie; aunque estaba totalmente de acuerdo con el pelirrojo, había algo que no lo dejaba de rondar en la cabeza... ¿Realmente se había unido a los mortifagos por su cuenta propia?, ¿Entonces por qué no lo entregó en ese momento en la mansión Malfoy?, ¿O por qué no lo mató en la sala de los menesteres?, con esas preguntas rondándole en la cabeza no podría decir nada en concreto con respecto al rubio.

 


-Bienvenidos alumnos a un año más a Hogwarts- dijo Mcgonagall fuerte y claro para que todos la escucharan- Como saben bien acabamos salir de una guerra que dejó grandes destrozos y muertos, pero lo importante es saber perdonar y seguir adelante aunque esas personas ya no están con nosotros físicamente hay que recordar que siempre estarán en alma y corazón- la directora tomó un respiro para luego continuar con su emotivo discurso.



-También debo decir que me alegra ver que la mayoría de ustedes decidieron volver a Hogwarts para terminar sus estudios, aunque eso es lo de menos cuando ya hay muchos de ustedes que ya tienen la vida resuelta. Me he dado cuenta que necesitamos estar todos juntos en esto, ya no importan las rivalidades entre las casas, eso quedó en tiempos de antaño, lo importante ahora es permanecer juntos.- los alumnos asintieron a las palabras de Mcgonagall, tenía razón después de todo, claro que los alumnos pensaron que tenían que llevarse bien entre si, menos con los slytherins, ellos eran una mortifagos y con ellos no había que relacionarse, ese era el pensamiento de la mayoría del gran comedor.



-Antes de pasar a la selección tengo el honor de presentarles a su nueva profesora de defensa contra las artes oscuras, la profesora Eileen Pierce- de la mesa de profesores se paró una mujer que no pasaba de los 40 años, cabello negro azabache hasta la cintura, piel blanca de porcelana, labios rojos producto de algún labial. Llevaba un vestido rojo que le llegaba por los tobillos, un largo abrigo negro;  muchos de los alumnos del sector masculino se quedaron embelesados ante la belleza de la que sería su nueva profesora de defensa contra las artes oscuras.



 Ella dio un asentimiento y se sentó nuevamente.



-Bien, ahora daremos inicio a la selección pero esta vez será algo diferente, no solo tendremos a los alumnos de primer año, sino también unos alumnos de intercambio traídos desde Japón- al dar el anuncio todos comenzaron a murmurar, ¿Alumnos de intercambio?, ¿De Japón?, nunca se había hecho eso en Hogwarts y por supuesto que los alumnos no tardaron en comenzar a murmurar entre ellos, el trío dorado no era la excepción. 



-¿Alumnos e intercambio?- repitió Harry confundido.- ¿Ha ocurrido eso en Hogwarts alguna vez?- le preguntó a la castaña ya que ella parecía ser una biblioteca andante.



-No y eso es lo que me parece más extraño- comentó Granger suspicaz.


-¿Qué quieres decir?



-Pues eso, el colegio nunca había tenido alumnos de intercambio y me parece muy extraño que lo comiencen hacer después de la guerra- contestó la chica llevándose una mano a la barbilla pensativa.



-Te preocupas demasiado Hermione- le dijo el pelirrojo despreocupadamente.- Solo espero que hayan chicas- murmuró para sí mismo pero sus amigos lo escucharon perfectamente. 



-Ron eres un idiota- dijo la castaña enfurecida para darle un zape al de pecas.



-¿¡Pero porque me golpeas!?- Harry suspiró, a veces no entendía a su mejor amigo, como decía eso si sabía que podría molestar a Hermione, porque él estaba completamente seguro de que ellos todavía sentían algo el uno por el otro solo que el pelirrojo era demasiado tonto para verlo.



Aunque si de algo tenía razón es que también se preguntaba, cómo la mayoría como serían los alumnos de intercambio.



-Ahora sin más demora demos la bienvenida a los nuevos alumnos- las puertas se abrieron dejando pasar a la profesora Sprout con los el grupo de alumnos de primer año, detrás de ellos venían los alumnos de intercambio, los cuales se podían ver que eran numerosos.



Lo que pudieron observar todos en el gran comedor es que los nuevos alumnos eran un tanto peculiares, sus tonos de cabellos y ojos ya daban esa impresión, aparte de ser bastantes altos, algo sorprendente sin duda si se trataban de japoneses. 



La profesora de herbología comenzó a llamar a los de primer año quienes eran unos escasos veinte, todos repartidos entre Gryffindor, Ravenclaw y Hufflepuff. Cabe recalcar que ninguno quedó en Slytherin.



-Bien, ahora será la selección de los alumnos de intercambio.- el trío dorado y la mayoría de los presentes comenzó a prestar mayor atención a partir de este punto.



-Comencemos, ¡Aida Riko!- una chica menudita, de cabellos castaños se abrió paso entre el grupo para sentarse en el taburete a la espera de que le asignan una casa.



La chica era mona por ello muchos chicos estaban pendientes de cuál sería la casa donde la pondría el sombrero seleccionador. Cuando la profesora le colocó el sombrero este solo tardó unos segundos en responder.



-¡Ravenclaw!



Enseguida las águilas la recibieron en un mar de aplausos mientras esta tomaba asiento.



-¡Aomine Daiki!- del grupo salió un chico alto, de piel morena y cabellos y ojos azul eléctrico, guapo que portaba una sonrisa algo arrogante.



Cuando la profesora le colocó el sombrero este no tardó en gritar...


-¡Slytherin!- era el primer slytherin que salía seleccionado en toda la noche; no tardó en ganarse las miradas de desprecio por parte de las otras casas, y claro y solo con los aplausos de la directora y algunos profesores.



El chico puso cara de no entender, aún así se fue a sentar a su mesa, cabe recalcar que los de su casa lo ignoraron por completo y hasta algunos le miraron mal.



-Continuemos- llamó la profesora de herbología para dispersar la incomodidad que se había formado en el ambiente- ¡Akashi Seijuurou!



Esta vez salió un pelirrojo más bajo que sus compañeros, él era diferente a sus demás compañeros, tenía un aura diferente a los demás... imponente que no daba miedo sino de cierto respeto.



Caminó elegantemente hacia el banquillo para esperar a que el sombrero lo colocara en alguna casa. Este estuvo a la espera como medio minuto, hasta que por fin se decidió.



-¡Slytherin!- el pelirrojo se fue a sentar a su mesa mientras el mismo ambiente incómodo estaba presente que con el moreno, y hablando de este, no pareció muy contento de que su compañero estuviera en su misma casa.



-¡Hayama Kotarou!- esta vez le tocó a un rubio de ojos verdes tener sus minutos de atención, fue a paso rápido hasta el taburete, casi saltando y con una gran sonrisa plasmada en el rostro, se notaba que estaba más que emocionado.



Al momento de que el sombrero rozó sus cabellos enseguida exclamó...



-¡Slytherin!- todo el mundo estaba impactado por dos razones. Primero, ese chico en verdad parecía agradable, demasiado como para ir a la casa de las serpientes, y segundo, con este ya eran tres Slytherins seguidos, eso no podía ser nada bueno.



El chico no pareció notar el ambiente que había ocasionado, en cambio parecía de lo más encantado con la decisión del sombrero.



-¡Si!, ¡Estoy en la misma casa que Akashi!- gritó a los cuatro vientos, mientras se sentaba al lado del pelirrojo.



-... ¡Himuro Tatsuya!- salió un chico de cabellos negros los cuales le llegaban a tapar un ojo y daba la impresión de ser alguien misterioso. Muchas chicas se mostraban ansiosas por saber en qué casa le tocaría. 



-¡Slytherin!- y así fue como dichas chicas perdieron el interés en el moreno, simplemente lo ignoraron.



La mayoría pensaba un poco de lo mismo, cuatro slytherins seguidos no era un buen comienzo de año. 



-Solo nos faltaba que todos los nuevos sean serpientes- se quejó Weasley en un susurro que llegaron a escuchar sus amigos.



Ellos pensaban que su amigo pelirrojo estaba siendo muy extremista, sin embargo no dijeron nada, muy en el fondo pensaban igual que él. 



-¡Furihata Kouki!- un castaño algo tembloroso salió del grupo, suponían que no estaba acostumbrado a tanta atención y es por eso que estaba tan nervioso.



Al momento de sentarse casi se tropieza con uno de los escalones, eso hizo que se sonrojara a más no poder y algunas risas de los alumnos.



-¡Hufflepuff!- el chico le entregó el sombrero de vuelta a la profesora y se fue a sentar a su mesa.



-¡Hyuuga Junpei!- esta vez le tocó a un chico alto, de lentes y moreno quien con paso firme se sentó en el banco.



-¡Gryffindor!- enseguida exclamó el sombrero, el chico bajó y se fue a sentar a su mesa en un mar de aplausos y silbidos, más de normal, puesto que era el primer gryffindor de los alumnos de intercambio.



-¡Izuki Shun!- el mencionado era un chico de mediana estatura, cabellos negros como el anterior, ojos grises y gesto amable. 



Se sentó calmadamente en el taburete a la espera de la decisión del sombrero.



-¡Ravenclaw!- rápidamente el chico se fue a sentar al lado de la castaña que tenía por compañera. 



-¡Kagami Taiga!- el único pelirrojo que quedaba salió del grupo, era bastante alto, atractivo, pero de expresión seria que hasta daba un poco de miedo.



Al momento de ponerle el sombrero este duró varios segundos en silencio, hasta que el chico curvo sus labios en una pequeña sonrisa, seguramente por algo que le habría dicho el sombrero en sus pensamientos. 



-¡Gryffindor!- exclamó mientras el chico se sentó en la mesa de los leones al lado del de lentes.



-¡Kasamatsu Yukio!- del grupo salió un chico un poco más bajo que el resto, de cabellos azabaches y una mirada firme, igual que sus pasos y con el ceño extrañamente fruncido.



-¡Gryffindor!- así fue como el azabache se sentó junto a los otros nuevos leones.



-¡Kise Ryouta!- esta vez fue el turno de un rubio de ojos color miel quienes las chicas no le habían quitado el ojo desde que llegó al gran comedor.



Ciertamente el chico era muy apuesto y estaba completamente consciente de ello, así que antes de sentarse lanzó un guiño a la multitud de chicas que ya babeaban por él, esto sólo ayudó a enloquecerlas más. 



-¡Hufflepuff!- las chicas pertenecientes a esa casa no podían sentirse más que afortunadas, ¡Se habían quedado con el chico más lindo de los nuevos!



Algunas les apartaron un lugar que él rechazó amablemente, para sentarse al lado del castaño tembloroso para sorpresa de este.



-¡Kiyoshi Teppei!- era el turno de uno de los chicos más altos del grupo, tenía el cabello castaño y una sonrisa amable. Se sentó con cuidado y el sombrero solo le tomó unos segundos el decidir.



-¡Hufflepuff!- se fue a sentar con los de su casa mientras se escuchaban los aplausos de fondo.


-¡Kuroko Tetsuya!- del grupo que quedaba no salió nadie, los chicos nuevos intentaron buscarlo con la mirada pero nada, básicamente todo el gran comedor lo buscaba.



-¡Kuroko Tetsu...



-¡Allí está profesora!- dijo un chico moreno señalando el banquillo donde efectivamente estaba el chico que respondía a ese nombre.



Por lo que se podía apreciar, era bajo de estatura, cabellos celestes y ojos del mismo color, su rostro en general no poseía expresión alguna. Un tanto confundida la profesora fue a ponerle el sombrero.



Este no tardó mucho en tomar su decisión. 


-¡Gryffindor!- bajó los aplausos el más bajo fue a sentar al lado de su amigo pelirrojo.



-¡Mayuzumi Chihiro!- curiosamente pasó lo mismo que con el anterior chico,  por más que lo buscaban no lo veían por ningún lado.



-¡Mayuz...



-Aquí estoy- respondió la voz del aludido con voz monótona que escondía un leve rastro de irritación. La profesora se mostró sorprendida al igual que la mayoría del gran comedor, ambos chicos tenían una débil presencia.  



Enseguida le colocó el sombrero seleccionador, este se demoró unos largos segundos, más tarde se convirtió un minuto entero dejando a todos a la expectativa sobre el destino del chico de mirada vacía. 



-¡Ravenclaw!- con eso el de cabellos grises se fue a la mesa de las águilas. 



-¡Midorima Shintarou!- un chico muy alto, de lentes y curiosos cabellos verdes salió del grupo para sentarse al frente, todo eso acomodándose los lentes de forma elegante.



-¡Ravenclaw!- el de lentes se fue a sentar al lado del de cabellos grises con los aplausos de fondo.



-¡Miyaji Kiyoshi!- un rubio de ojos castaño oscuro fue el siguiente en pasar, caminó hasta el banquillo, todo con una actitud segura.



Al tener el sombrero seleccionador en su cabeza este enseguida gritó...



-¡Gryffindor!- el chico llegó a su mesa correspondiente sentándose al lado del azabache de gruesas cejas.



-¡Momoi Satsuki!- al fin había llegado el momento que esperaban la mayoría del sector masculino de Hogwarts, la chica más hermosa del grupo de los alumnos de intercambio le tocaba pasar, se dirigió al banquillo con gracia y una sonrisa encantadora.



-Ojalá que quede en nuestra casa- susurró Ron mientras Hermione bufó por su comentario tan idiota.



El sombrero lo meditó por unos segundos dejando a todos a la expectativa, hasta que exclamó...



-¡Ravenclaw!- las águilas aplaudieron con gran entusiasmo, las dos únicas chicas, que además eran muy lindas, les había tocado en su casa.



-Bien sigamos, ¡Murasakibara Atsushi!- salió el chico enorme que debía alcanzar los dos metros como mínimo, de cabellos morados y ojos del mismo color. 



Caminó hasta el banquillo con pereza hasta que la profesora le colocó el sombrero. Este permaneció en silencio por lo menos un minuto hasta que exclamó...



-¡Hufflepuff!- los tejones empezaron a temblar, nunca habían tenido a alguien tan intimidante en su casa, este no le dio importancia a las miradas asustadas y se sentó al lado del rubio.



-Por último... ¡Takao Kazunari!- el chico que quedaba era moreno de ojos grises y portaba una sonrisa totalmente despreocupada. Era el mismo moreno que le había dicho dónde estaba el chico de poca presencia a la profesora.



Cuando tuvo el sombrero este dio a conocer su decisión de inmediato.



-¡Hufflepuff!- y así el chico se fue a sentar con sus amigos en la mesa de los tejones.



Después de que terminaran los últimos aplausos y todo el gran comedor se tranquilizó Mcgonagall se dirigió al estrado para decir unas palabras.



-Bueno espero que disfruten este nuevo año en Hogwarts porque de eso se trata. Un aviso para los primero y los nuevos, el bosque prohibido, como dice su nombre, es totalmente prohibido, eso y no hace magia en el corredor del piso tres.- tomó una pausa Mcgonagall para continuar.


-Gracias eso es todo, disfruten el banquete- dicho esto apareció un montón de comida de la nada en cada una de las mesas, los estudiantes no perdieron tiempo y empezaron a degustar los alimentos más rápido que inmediatamente. 



Algunos con más desespero que otros dado que la ceremonia de selección se les había hecho más larga que de costumbre.


En la mesa de los leones, los nuevos se encontraban hablando animadamente mientras comían los deliciosos platos hechos por los elfos domésticos. Era increíble que aunque ya llevaban un tiempo en ese mundo todavía había cosas que les seguía sorprendiendo como la primera vez.



-¡Sigo diciéndolo, la comida es increíble!- exclamó Miyaji emocionado mientras comía un muslo de pollo.



-Si es verdad, ¿Oye Kuroko eso es todo lo que vas a comer?- cuestionó Kasamatsu mirando el plato casi vacío del menor.



-Mmm... Esto es más de lo que suelo comer- dijo el de cabellos celestes con cara de póker.



- Ya sospechaba que sólo te alimentas con batidos de vainilla- comentó Hyuuga con una mueca de disgusto.



-¿¡Qué!?- exclamaron los mayores a coro.



-Hyuuga-senpai está exagerando, pero no se preocupen yo soy de poco comer- intentó excusarse la sombra mientras los mayores lo miraban con una mezcla de preocupación e inconformidad.



-Eso no está bien. Con razón no llegas a durar un partido entero, si no comes bien entonces no serás fuerte- replicó Kasamatsu con su acostumbrado ceño fruncido.



-Pero yo ya soy fuerte.



-Pequeño mocoso engreído- replicó el Azabache sirviéndole algunas piezas pequeñas de pollo y papas al horno aparte de un plato de puré y ensalada- Te lo comes todo sino no te pararas de la mesa- dictaminó el capitán de Kaijo con voz firme y que no aceptaba réplicas. 



El más bajo miró al plato y después a Miyagi y Hyuuga en busca de apoyo pero...



-No Kuroko- se negó el rubio descubriendo las intenciones del fantasma- Kasamatsu tiene razón, es por tú bien, así que no te quitaremos la mirada encima hasta que hayas terminado con tu plato.



-Y nada de usar la misdirection para pasarle tu comida a Kagami- advirtió el capital de Seirin mientras el fantasma soltó un suspiro en derrota.



-¿Yo qué?- cuestionó el pelirrojo con la boca llena girándose hacia ellos. 



-Nada nada Kagami, tú sólo sigue comiendo- dijo el de lentes palmeado le la espalda, este sólo se encogió de hombros y siguió devorando su plato.



Con esfuerzo casi sobrehumano Tetsuya terminó con lo que había en su plato y para su alivio Kasamatsu no lo obligó a comer postre.



En eso Mcgonagall hizo ruido con su copa para llamar la atención de los estudiantes. 



-Espero que hayan disfrutado del banquete de bienvenida, solo les quiero desear que pasen buena noche y bienvenidos una vez más a Hogwarts- dicho esto los respectivos prefectos empezaron a llamar a los estudiantes para irse a su sala común. 



-Ya nos tenemos que ir a nuestra casa- el que dijo lo obvio fue Kagami.



-Si no lo dices no lo notamos Kagami-kun- comentó Kuroko, como le encantaba molestar a su luz.



-¡No te burles de mí!- le reclamó el más alto.



-Ya ya ustedes dos, hay que apurarnos antes de que salgan todos los de nuestra casa y nos dejen atrás- dijo Hyuuga.



-Eso sería de muy mala suerte comenzando el año- expresó el capitán de Kaijo.



Con eso en mente se dirigieron a la entrada del gran comedor, pero esta estaba algo aglomerada de alumnos, en eso los nuevos leones se encontraron con varios de sus amigos que ahora pertenecían a la casa de Ravenclaw.



-¡Tetsu-kun!- llamó alegremente la chica de cabellos rosados.



-Momoi-san, Aida-san, Izuki-senpai- saludó el fantasma.



-¡Chicos miren!, el sombrero seleccionador me seleccionó en una selección a Ravenclaw- dijo el poseedor del ojo de águila tratando de hacer uno de sus famosos chistes con rimas, más no se oyó más nada que el sonido de grillos al fondo.



-¿Y cómo son la gente de su casa?- cuestionó Miyaji cambiando de tema.



-Pues bien, hasta ahora hemos conocidos a ravenclaws muy amables- contestó la entrenadora de Seirin.



-Aunque no quedamos en la misma casa Tetsu-kun- se quejó Momoi con un puchero- Ni tampoco quedé con Dai-chan, ¿Ahora quién le va a jalar de las orejas o lo obligará a asistir a clases?



-Creo que olvidas que también está Akashi con él- mencionó Kagami.



-Oh, es verdad.



-No creo que Aomine sea tan idiota para contradecir las órdenes de Akashi- opinó el de Shutoku.



Los amigos más cercanos al moreno podían decir lo contrario, en Teiko el moreno se la pasaba contradiciendo al pelirrojo, nunca llegaban ponerse de acuerdo pero a la final siempre se hacía lo que Akashi decía. 



Por lo menos ahora no tenían porqué temer que el moreno amaneciera con un par de tijeras clavadas en uno de sus ojos puesto que ahora con el cambio de Akashi, este se había vuelto mucho más paciente que antes y aunque seguía imponiendo respeto ya no lo hacía de manera intimidante y perturbadora. Sino más como en los viejos tiempos.



-Oh, lo siento chicos pero nos tenemos que ir- dijo Izuki viendo como salían los de ravenclaw.



-¿Ya?- preguntó Momoi con un puchero inconforme.



-Si, los de nuestra casa se están yendo y si no los seguimos nunca encontraremos nuestra sala común. 



-Moo, bueno hasta mañana Tetsu-kun, chicos- se despidió la analista.



-Espero que duerman bien ya que mañana hay que levantarse temprano- les recordó Riko viendo específicamente al dúo de luz y sombra.



-Lo sabemos, aunque no me entusiasma la idea de levantarnos tan temprano- respondió el tigre de Seirin.



-Hasta mañana Momoi-san, Aida-san e Izuki-senpai- se despidió  Kuroko.



-Descansa... descansen- dijo Hyuuga viendo a Aida para después tratar de corregir, algunos sonrieron pues se notaba a metros de distancia que él y la entrenadora de Seirin se gustaban.



Y con eso las nuevas águilas salieron del gran comedor.



-¿Oigan, no se han dado cuenta de que perdimos a los demás gryffindors?- cuestionó Miyaji al echar una ojeada a su alrededor.



-¡No puede ser!- exclamó el capitán de Seirin tratando de ver a alguien de su casa pero con tantos alumnos era difícil distinguirlos.



-Estamos en problemas- comentó el azabache de ojos grises resignado. 



-Ciertamente- reflexionó pensativo Kuroko tocándose la barbilla. Todos se quedaron en silencio pensando en cómo llegarían a su sala común cuando escucharon una voz femenina a sus espaldas. 



-¿No saben cómo llegar a la sala común?- rápidamente se giraron y pudieron ver que se trataba de una castaña de cabello ondulado y ojos color chocolate, iba acompañada de un chico de cabellos negros, lentes y ojos verdes.



-La verdad no, ¿Nos podrías ayudar?-pidió el capitán de Seirin.



-Sí, justamente íbamos para allá, a propósito soy Hermione Granger y él es Harry Potter- dijo señalando para después señalar al chico al lado de ella que respondió con un gesto tímido. 



-Yo soy Hyuuga Junpei.



-Me llamo Kagami Taiga.



-Kuroko Tetsuya, un gusto conocerlos.



-Soy Miyaji Kiyoshi y él Kasamatsu Yukio- habló el rubio por los dos, ya que en este tiempo se había hecho muy amigo del azabache a tal punto de saber de su problema con las chicas, por lo menos ya podía actuar casi con normalidad frente a Aida y Momoi.



-Es un gusto conocerlos a todos, bien vamos- ordenó la chica  dirigiéndose a la entrada con los chicos pisándole los talones.



Era una gran suerte para los nuevos leones haberse encontrado con esas personas, sino, ¿Quién sabe a qué hora llegarían a su sala común? 



En ese momento estaban saliendo los hufflepuff, y entre ellos el capitán de Kaijo pudo observar a su kouhai. Enseguida frunció el ceño, algo no iba bien en él, lo podía ver claramente aunque intentara aparentar una sonrisa.



Esos ojos color miel, si te detenías a observarlos con cuidado te dabas cuenta que no poseían el mismo brillo de siempre, estaban apagados. Claro que no cualquiera se daría cuenta de ese detalle, y más en la distancia en la que se encontraba que era como un metro de distancia,  pero conocía demasiado bien al modelo como para saber de su verdadero estado de ánimo con tan solo verlo.



Y con eso Kise salió del gran comedor con los demás miembros de su casa. Ni modo, ya le preguntaría mañana que le sucedía.

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Mientras tanto, los tejones recorrían el pasillo que daba a su sala común la cual para su fortuna, quedaba en el primer piso. Llegaron a una sala donde habían un montón de barriles alrededor, el prefecto que se encargaba de guiarlos se detuvo en una esquina donde estaban los barriles más grandes.



-Bien, estos barriles del final son los que dan entrada a nuestra sala común. Para poder entrar tienen golpear los barriles en el orden correcto y así crear lo que denominamos como el "Ritmo de Helga"- explicó el prefecto pausadamente para que todos lo siguieran.



-Parece muy complicado- murmuró Kise a sus amigos.



-A mi me da flojera tener que golpear unos barriles- comentó Murasakibara liberando un bostezo.



-No me parece malo, más bien divertido- dijo Teppei. Siempre tan positivo que hace que el más alto se ponga de mal humor. 



-¿Disculpa, que pasa si nos equivocamos en alguna parte del ritmo?- preguntó en voz alta Furihata para que el prefecto lo escuchara.



-Pues te baña en vinagre y no te da paso.



-¿En serio?, ¡Genial!- exclamó el moreno emocionado, sus amigos no entendían exactamente porqué. 



El prefecto tocó los barriles, la melodía no era tan difícil, en una semana ya lo podría hacer hasta con los ojos cerrados.



Los barriles se hicieron a un lado para descubrir una puerta oculta que los llevaría a su sala común. Cuando entraron pudieron comprobar que era muy espaciosa, habían mesas redondas y cómodos sofás por doquier, claro que con colores característicos de los hufflepuffs amarillo y negro. Al fondo se de la sala se podía apreciar la chimenea artesanal y arriba un cuadro de una mujer que saludaba a todo el grupo con gesto amable.



-Bien, la habitación de los chicos se encuentra al lado izquierdo y el de las chicas al derecho- explicó el prefecto para luego continuar- Para los de primer año es la primera puerta que vean al subir las escaleras, los nuevos vengan conmigo, al parecer les toca tener una habitación para ustedes solos.



Así fue como nuestros tejones favoritos siguieron al prefecto que los llevó a sus habitaciones en el último piso, por fin podrían descansar. Cuando por fin llegaron el primero meterse al baño fue Takao, seguido de Kise y como los demás no querían seguir esperando por el turno del baño decidieron en cambiarse allí mismo.



A los pocos minutos escucharon a Takao roncar. Decidieron seguir su ejemplo.



-Tengo mucho sueño, ya me voy a dormir- informó el más alto del grupo ya acomodándose en la cama.



-Buenas noches Murasakibara- deseó Teppei pero el aludido no le contestó- Y ustedes Furihata, Kise.



-Que tengan buena noche Kiyoshi-senpai, Kise-san- dijo el castaño ya para dormir.



-Dulces sueños a todos~- deseó el rubio para voltearse a la pared a disponerse a dormir.



Pasado los minutos y asegurándose de que todos dormían, Ryouta derramó una lágrima y así unas cuantas más de sus apagados ojos dorados. Quisiera poder dejar de llorar pero no podía evitarlo, estaba demasiado triste para esperar a estar solo y bajar su máscara de eterna felicidad.



Se preguntarán por qué el as de Kaijo, que normalmente está siempre con una sonrisa plasmada en el rostro y los ánimos arriba ahora está deprimido a tal punto de llorar. Pues, con todo este asunto del cofre interdimensional pensó que podía pasar más tiempo con la persona de la que estaba completamente enamorado.



Pero no fue así, sino todo lo contrario, en todo este tiempo si habían hablado dos o tres veces solos era mucho, y ahora con la selección de las casas menos podrían pasar tiempo juntos puesto que no están en la misma casa.



Lloró hasta pasada las once de la noche donde finalmente se quedó dormido.

Notas finales:

Bueno espero que les haya gustado este cap, lo interensante vendra en el siguiente ^_^

Pero quisiera saber si estan de acuerdo con los personajes de knb y las casas donde los coloque, si en sus opiniones debi de colocarlos en otra casa o si estan bien donde estan... como sea, dejenmelo saber en los comentarios :D

Nos estaremos leyendo n.n

Bye bye.


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