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Magical Dimension por isabellag203

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Notas del capitulo:

Holis!! miren quien ha vuelto :D

Pues les quería pedir disculpas por haber tardado tanto una vez más, algún día dejaré de hacerlo (¿?)  En fin, no me quiero extender mucho con esto, solo que espero que disfruten el capitulo.

Gracias por sus comentarios y por darle una oportunidad a esta historia.

Disclamer: Knb, ni HP me pertecen.

Magical Dimension.

Chapter 9: Momoi Satsuki, aka, Cupid.

El tiempo fue pasando, todos los alumnos se animaron con la idea de un banquete en halloween, era como volver a los viejos tiempos donde solo eran unos niños y sus únicas preocupaciones eran las notas y las clases de pociones con el profesor Snape, cuando la vida era más simple y no lo sabían, todo esto traía ese sentimiento de nostalgia en sus corazones, para la mayoría fue bueno regresar a lo que podrían considerar como un segundo hogar.

Pero eso no pasaba con Draco Malfoy de todas las personas, quien caminaba por los pasillos de Hogwarts apretando los puños hasta tornar sus nudillos blancos, con la mandíbula tensa y una chispa asesina en sus fríos ojos grises. Recibía miradas a su paso pero no le importaba, igual, todos los estudiantes con los que cruzaba se apartaban de su camino, huh, al menos no eran estúpidos, sabían que no podían meterse con él, no en este momento de todos; se encontraba enojado, no, eso era un eufemismo, estaba furioso y todo por ese estúpido sangre sucia de Akashi Seijuurou…. Tks… ya podía escuchar a Blaise en su cabeza regañándolo, está bien, hijo de muggles, el Blaise de su imaginación asintió satisfecho.

El hecho de que no pudiera vengarse como quería lo llenaba de frustración, deseaba tanto echarle alguna de las maldiciones oscuras que había llegado a aprender de los mortífagos a ese chico petulante y creído de Akashi, pero sabía bien que no podía, estaba dentro de la lista de que cosas que no podía hacer de su libertad condicional, pero si pudiera lo haría.

Y es que ¿Quién se creía que era para venir a mandarlo a él? ¡¿A Él de todas las personas?! ¡Él es un Malfoy que no tiene que seguir órdenes de un patético hijo de muggles como Akashi! No tenía por qué hacerlo…

Pero de alguna forma el muy bastardo se había encargado de hacerlo posible, no solo de convencerlo con sus muy bien pensados argumentos y pulido lenguaje, para jugar en el equipo de quidditch otra vez, sino no conforme con eso viene y se roba su puesto de buscador, también el de capitán, alegando de que “él es más indicado para dichos cargos”,  y solo lo relegó como un simple golpeador. Que lástima que jugaran para el mismo equipo, porque de no ser así no se contendría de lanzarle una bludger, siempre podía decir que había sido “accidental”.

Todavía hoy en día le parecía increíble que esto haya sucedido, y no solo a él, Akashi tiene un poder de convencimiento tan grande que logró convencer a Blaise, esta bien, aunque eran amigos admitía que no siempre el moreno era el que daba las buenas ideas, ¿Pero de allí a convencer de jugar a Nott? ¡Theodore Nott!, el mismo tipo que no le gustaba y nunca le ha gustado asociarse con sus compañeros de casa, sean sangre puras o no,  pero de repente llega Akashi, habla con él y mágicamente Theodore sale de su caparazón, convenciéndolo así de jugar al quidditch, cuando el azabache siempre había sido recio a ello, se había negado innumerables veces cuando él mismo se lo había pedido, alegando de que no estaba interesado, ¿Ahora de repente lo estaba?

No estaba seguro de que como los convenció a los tres de cometer semejante locura, pero ya le habían informado a Slughorn, no podían retractarse por más que quisiera, tendrían que jugar al quidditch si o si y seguir las órdenes de ese bastardo de Akashi, y ya cuando su vida no podía volverse más complicada de lo que era llega esto.

Y ahora tenía que ir a la oficina de McGonagall por segunda vez en ese día, a saber que más malas noticias le diría.

 A medida de que avanzaba su enojo se iba aplacando, ¿De qué le serviría? Absolutamente nada, solo amargándose la existencia, no podía hacer nada contra la ola de mala suerte que le había tocado ese año, es gracioso que sea tan bueno en adivinación y no haya visto venir esto.

A paso lento llegó hasta la estatua de gárgola, dijo la palabra clave y esta se abrió paso para mostrarle un conjunto de escaleras que llevaban a la habitación donde estaba su muy querida directora esperándole. Ya enfrente de la oficina soltó un suspiro desde el fondo de sus pulmones, se preparó mentalmente para ver que quería la mujer mayor con él, tocó la puerta de madera y esperó a que le dijeran “pase” antes de entrar.

Nada más entrando las personas que estaban allí voltearon sus cabezas para verle, no solo estaba la directora sentada detrás de su escritorio, sino también los dos prefectos de Ravenclaw y Hufflepuff respectivamente; ambos hicieron una mueca al verle allí, parecían no saber que vendría porque no pararon de mirar a la directora en busca de explicaciones.

-Ah, Señor Malfoy, por favor tome asiento mientras esperamos a que lleguen los demás prefectos- el rubio decidió ser un chico rebelde y ya le había colmado demasiado la paciencia, decidió no sentarse en la silla que le ofrecía la mujer mayor, en cambio fue a recostarse en la pared más alejada que podía de las tres personas allí, McGonagall soltó un suspiro pero no dijo nada, dejándolo en paz por un momento.

Tal vez solo tendrían que esperar unos minutos para que llegaran los demás, pero serían los minutos más largos de la historia, la tensión se podría cortar con un cuchillo, y eso que todavía no llegaban los otros dos prefectos que brillaban por su ausencia, Weasley y Granger, esta reunión pintaba cada vez mejor.

Se quedó perdido en sus pensamientos mientras pensaba en lo que tenía que soportar volviendo a su puesto como prefecto de Slytherin, claro, si fuera por él simplemente no estaría allí, lastimosamente eso no dependía de él, sino de la directora allí presente, que sin nada más que hacer decidió que tenía que retomar su puesto de prefecto, juraba que solo lo hacía por molestarlo, esa vieja bruja…

Pronto la puerta se terminó abriendo, con ello las figuras de Granger y Weasley entraron a la oficina, pero también con otra figura adicional acompañándoles, una que en cuanto vio quiso bufar, pero se contuvo, lo menos que quería era un enfrentamientos con los demás leones, no al menos ahora cuando tenía todas las de perder.

-Directora McGonagall, lamentamos llegar…- empezó a hablar la chica de cabellos castaños, se detuvo a mitad de la frase cuando le vio también en la sala, intentando no parecer tan sorprendida como contrariada, la gryffindor siguió hablando- Lamentamos llegar tarde, no encontrábamos a Harry.

La castaña posó su atención en la mujer mayor, lo encontró más provechoso que en mirar al slytherin presente, Weasley en cambio no dejaba de mirarlo de forma burlona, como creyéndose superior a él, oh, como le gustaría a Draco quitarle esa expresión tan pretenciosa del rostro con un maleficio, el de tragababosas en especial, le trae buenos recuerdos.

Por último estaba Potter, no sabía a dónde dirigir su mirada en concreto, pero de vez en cuando lanzaba miradas fugaces al slytherin presente, luego volvía a bajar la mirada o a posarla en otro sitio de la sala, eso para volver a repetir la acción, cuando el rubio solo quería que se olvidara de él, no quería que le dirigiera la mirada, quería fundirse con la pared o mejor, poder volver a su habitación donde no se vería incómodo por la mirada constante de Potter hacia su persona.

-Bien, tomen asiento si gustan, voy a explicar el motivo por el que les he llamado- dijo la directora, haciéndole un gesto a los recién llegados, quienes le hicieron caso y fueron a sentarse en los asientos disponibles, solo quedando uno vacío, porque no, no iba a hacerle caso a esa vieja bruja, ni siquiera tendría que estar aquí, igual, ya suponía lo que diría.

Ahora… ¿Qué hacía Potter allí? Eso era todavía un misterio.

-La razón por la cual los llamé a todos es porque necesitamos que retomen sus puestos como prefectos, ya que necesitamos que la paz se mantenga en el colegio- Draco entendió porqué lo dijo, uno pensaría que después de la caída del señor oscuro todo estaría en paz y armonía, pero la realidad es que no era así, al menos no la suya, antes pudo haber sido el perseguidor, ahora era el perseguido, es increíble como los papeles pueden cambiarse de un momento a otro. Ahora existía mucha discriminación contra los de su casa, un precio a pagar por lo de la guerra, solo que no es justo, no todos los slytherins estuvieron en el bando de los malos, hay algunos que lograron mantenerse al margen pero aún así los discriminan a todos igual.

-¿Entonces volveremos a hacer rondas y quitar puntos?- solo Weasley podía hacer una pregunta tan estúpida ya cuando la directora había dejado en claro de que volverían a sus puestos de prefectos, se imaginaba preguntarle sarcásticamente “¿Qué crees que hace un prefecto? ¿Es que acaso la guerra hizo que por fin se te fundiera el cerebro?”

-Si señor Weasley-respondió McGonagall con toda la paciencia del mundo- Ahora, les dejaré ponerse de acuerdo sobre las rondas, como siempre, Granger hazte cargo.

-Si directora- dijo Granger con postura recta, expresión recta y su mejor voz de “Me creo mucho porque soy la favorita de los profesores y además heroína de la guerra”

-Ahora, un anuncio más, el profesorado ya ha decidido quien será el premio anual de este año- al oír aquella frase se enderezó en su lugar, desde que fue elegido como prefecto en su quinto año fue su meta personal llegar a ser premio anual, eso hubiera hecho sentir a su padre orgullosos de él por una vez, era lo que había pensado en aquel entonces pero ahora estaba más que claro de que dicho premio no se lo iban a dar a él, ahora tendría que ver como Granger o peor, Weasley obtenía el puesto de premio anual.

El estudiante que obtenía el puesto de premio anual se dedicaba a supervisar a los prefectos, era un puesto mucho más importante y más cargado de responsabilidad, pero también portaba sus beneficios, muchos créditos extras, poder mandar a todo el alumnado si querías.

Todo lo que había deseado alguna vez.

-El puesto es para el señor Harry Potter- dijo la directora con voz orgullosa y solemne, ella igual que los demás prefectos aplaudieron como si fueran ellos mismos los elegidos. El aludido parpadeó en confusión, recibiendo las felicitaciones con cierto grado de sorpresa, aunque era lógico si se ponía a pensarlo por un momento ¿Por qué razón lo llamarían a una reunión de prefectos si él nunca fue uno?

Por otro lado, Draco no cabía en su incredulidad, casi mantenía la boca abierta de la impresión, ¡¿Es que por todo hay que darle un premio a San Potter?! ¡Él nunca fue prefecto! Ese premio se le da a uno de los prefectos, ha sido así por siglos, ¡Por siglos! ¿Ahora qué queda? ¿Qué lo feliciten por hasta respirar?

Rechinó sus dientes y apretó sus puños hasta que estos se pusieron blancos de la impotencia que sentía, ni siquiera poder expresar su desacuerdo, sino probablemente le saltaran encima como bestias salvajes.

 Solo podía escuchar como se efectuaba este estúpido circo delante de sus ojos, ¿Lo peor? No podía irse.

-Comencemos a planificar como serán nuestras rondas- dictaminó la chica de cabellos castaños de forma muy mandona para el gusto del slytherin, pero no era algo nuevo de escuchar, solo que ahora si quiera se atrevía a reclamar contra la gryffindor en menos de lo que podría decir hipogrifo ya tendría cinco varitas apuntándole, así que lo único que le quedaba por hacer para conservar la poca dignidad que le quedaba era morderse la lengua y quedarse en su esquina recostado de la pared.

-¿Cómo te gustaría organizar las rondas Harry?- cuestionó Granger mientras que el susodicho solo negaba con la cabeza, todavía tenía el descaro de parecer avergonzado.

-No, no, ustedes organicen las rondas como siempre han hecho yo me ajustaré a ese horario- sus amigos asintieron junto a los demás prefectos y empezaron a discutir cómo se iban a repartir los días, eso sin tomar en cuenta al rubio recostado en la esquina, estaba seguro de que no lo estaban insultando y hasta diciendo del mal que se iba a morir porque esta la directora presente.

Solo les tomó un momento para poder decidir quién iría con quién, teniendo el infortunio de quedar con San Potter, ese definitivamente no era su día; sorprendentemente Potter lo tomó con mucha calma, e incluso no hizo caso de la oferta de Anthony Goldstein para cambiar con él.

Algo bastante bueno, lo que siempre ha querido en el mundo, pasar tiempo dos veces a la semana con San Potter, esto cada vez se pone mejor, ¿Y ahora qué sigue? ¿Tener una hora del té con Granger todas las tardes? ¿Sentarse en las horas de pociones con Weasley? No, enserio ¿Qué más seguiría en su vida?

Viendo que ya los prefectos se habían puesto de acuerdo con los horarios de guardia, la directora dio por finalizado esta reunión,  el primero en salir de ese lugar fue Draco, casi dejando su estela al pasar; el niño que vivió y todos los presentes observaron esto, pero él fue el único que intentó seguir al slytherin.

-¡Malfoy!- salió unos segundos después que el rubio, sus amigos lo llamaron confundidos pero él no les prestó atención, solo intentó alcanzar al rubio, no sabía exactamente para qué, más bien, no tenía ni la más remota idea de qué quería hablar con él, pero esa vez que lo había visto en el gran comedor, esa primera noche y sus constantes ausencias no paraban de rondarle en la cabeza, tal vez solo quería asegurarse de que estuviera bien, no era cruel para desearle mal al rubio solo porque hayan tenido sus diferencias y peleas todos estos años.

Sin embargo, cuando salió, este ya no se encontraba por ninguna parte, la sensación de decepción se instaló en su pecho, ¿De verdad quería tanto hablar con Malfoy?

No es que pudiera hacer nada ahora, ya se había ido, probablemente a su sala común, y no es que no lo vería de nuevo, ahora tendrían que hacer guardia juntos, esperaba poder hablar con él allí, asegurarse de que estuviera bien ¿Y por qué no? llegar a una tregua.

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Salió disparado de la oficina de McGonagall para ir directo a su sala común, no quería estar ni un solo segundo más allí, necesitaba un respiro de todo este día de mierda, y lo iba a tener, nadie, ni San Potter se lo iban a negar.

Además, ¿Por qué si quiera lo llamaba? ¿Tenían algo de que hablar? Que él supiera no era así, a menos que quisiera darle una advertencia porque ahora era el “héroe de todos”.

Bufando, no se dio cuenta cuando había llegado al retrato de Salazar Slytherin hasta que ya lo tenía prácticamente en las narices. Dijo la contraseña en un gruñido y entró.

-Draco, ¿Cómo te fue con McGonagall?- le cuestionó Blaise nada más entrar a la sala común, se giró a verlo y lo encontró sentado cómodamente en uno de los sofás largos de cuero negro que a él tanto le gustan, el muchacho de piel morena no se encontraba solo, a su lado estaba Theodore, leyendo un libro tranquilamente, levantó la vista de el un poco para mirarlo con curiosidad.

-No quiero hablar de eso- y dicho y hecho el rubio se fue en dirección a las escaleras, sin hacer caso de su mejor amigo y con solo esa fría despedida.

Blaise suspiró en su lugar, mientras el otro chico de cabellos negros regresaba a su libro.

-Parece que no le fue muy bien- hizo el comentario obvio mientras se pasaba la mano por la nuca.

-Es algo seguro, pero era de esperarse- respondió Theodore encogiéndose de hombros y pasando las páginas.

Blaise Zabini se hundió más en el sofá, como si esta acción también hundiera sus problemas y los minimizara gradualmente, a veces le gustaba pensar así, lastimosamente la vida no era así de fácil, menos con ellos, los slytherins, los malos de la historia, los seguidores del señor oscuro desde sus años de ascenso hasta su caída; muchos de ellos terminaron mal por seguir sus ideales, muertos, fugitivos, presos o en libertad condicional, como era el caso de Draco y de él mismo.

Ya no podían pasearse como los reyes de la escuela como hacían antes, ni reírse de los hijos de muggles, ahora eran despreciados, arrinconados, y si no tenías cuidado humillado también se sumaba a esa lista, no es que no le molestara ese trato, era mil veces más injustos de los que fueron ellos en su tiempo, incluso los profesores se sumaban a esa ola de miradas fulminantes y acusaciones injustas hacia su casa, cuando muchos de ellos no tuvieron opción por culpa de sus familias, no todos podían correr con la suerte de Nott.

Él no tanto, su madre le dio libertad en ese sentido, solo su padrastro de turno era el que alegaba de que debía de seguir al señor tenebroso y sus acertados ideales para un futuro sin sangres sucias en el mundo, pero eso era algo que él no le importaba en lo más mínimo y menos si se lo decía el padrastro de turno, porque era solo eso, un padrastro que sería remplazado pronto, su opinión era irrelevante.

Sin embargo y contra todo pronóstico, si se terminó uniendo a las filas de los mortífagos, pero fue su decisión y fue para que Draco no estuviera solo, Merlín sabía que no es bueno dejarlo solo a veces, pero, supone él, que por su actitud desinteresada sobre la limpieza de los sangre sucia, además de no tener a un familiar directo sirviéndole al señor tenebroso, es que no alcanzó un gran puesto dentro de sus seguidores, ni siquiera le llegaron a colocar la marca tenebrosa.

El que tiene que cargar con el peso de las decisiones de su familia en su brazo derecho hasta el día que muera, e incluso más, no es otro que Draco Malfoy, su mejor amigo.

Él si tenía cosas mucho más fuertes con las que lidiar, la verdad es que no quería estar en su posición, ser uno de los más odiados en la sociedad, su padre en Azkaban, su madre enferma por la misma ausencia de su progenitor, la mitad de su fortuna arrebatada, era demasiado para un pobre chico de dieciocho, denle un respiro.

Y ya contaba con patrones de sueño malos, se saltaba las comidas y no iba a clases, eso le había preocupado mucho, Draco no es el mismo y mucho menos lo era al inicio de esos meses, sin embargo ahora tiene una versión más apaciguada de sí mismo, ha ido mejorando de a poco, eso desde que tuvieron el problema con Akashi y su grupo por la postulación al equipo de quidditch.

Todavía no era algo que apreciaba del todo, lo hizo sin ningún tipo de consentimiento de parte de los dos, pero gracias a eso Draco esta volviendo, de a poco pero lo hace, aunque se la pase la mayor parte del tiempo malhumorado con Akashi, esta allí, una parte del viejo Draco.

No solo eso, sino que también el mismo Akashi le obliga a comer y dormir bien, gracias a esa intervención el rubio se ha estado viendo mucho mejor a como estaba. Blaise no podía estar más agradecido, ese chico hacía milagros en las personas, no solo hizo eso por el heredero de los Malfoy, sino también por el solitario Theodore Nott.

Un chico que no se juntaba mucho con los de su propia casa, solo lo suficiente, llega Akashi y todavía no tiene idea de qué hizo, si tal vez usó algún Imperio o algo parecido, pero hasta Theo decidió unirse al equipo de quidditch, algo que siempre él había rechazado hasta el cansancio, si eso no era un milagro entonces no sabía lo que era.

Parecía que con tan solo observarte ya sabe todos tus problemas y así busca derribar tus muros, y no, lo ha comprobado, no estaba usando Legeremens con ellos, es una habilidad natural del pelirrojo, es increíble… y espeluznante, pero increíble también.

-Pareces pensativo- comentó Nott sin apartar su vista del libro en sus manos.

Blaise acomodó los brazos detrás de su nuca perezosamente mientras miraba el techo de la sala común- Solo pensando en como Akashi a podido cambiarnos.

Theodore zumbó en respuesta, aún pareciendo centrado en su libro, pero el chico de piel morena podía decir que estaba de acuerdo con su afirmación, después de todo lo había vivido en carne propia.

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Era de noche y como siempre el gran comedor estaba rebosante de estudiantes, más que dispuestos a comer la exquisita comida que preparaban los elfos domésticos en las cocinas que hacían con tanto cariño y esmero; aunque Momoi Satsuki solo pinchaba con su tenedor un muslo de pollo, no se equivoquen, a ella le seguía encantando la comida que servían aquí, casi que no la cambiaría por nada, sin embargo, su mente se encontraba pensando en la situación de la chica copa A que tenía justo al lado.

Al principio verla suspirar y lanzar miradas soñadoras al capitán de Seirin era bastante divertido, sobretodo molestarla por eso después, sus reacciones son bastantes graciosas, pero ya ha pasado un mes entero y las cosas no han avanzado nada desde allí, incluso a llegado a tal punto de exigirle más a Hyuuga en los entrenamientos que a los demás, dándole al pobre una idea equivocada de sus sentimientos hacia él.

Por más que intentaba hablar del tema con la misma Riko, ella no daba su brazo a torcer, en definitiva cree que el azabache no siente nada por ella más que una buena amistad; Momoi sabe de estas cosas, es una analista después de todo, tiene que observar a las personas constantemente, así que puede decir con seguridad y sin temor a equivocarse de que Hyuuga corresponde los sentimientos de Riko, allí no hay probabilidades de rechazo, pero la castaña es testaruda, no la escucha para nada y no hará nada por su cuenta para confesarse.

Si quería hacer que se juntaran tendría que ayudar a Hyuuga a confesarse, no podía ser de otra manera, pero si no se ha confesado hasta ahora intuía que tenía el mismo problema que la castaña, sería necesaria ayuda aquí de quienes lo conocían mejor.

Dejó su comida de lado para levantarse de su asiento. Aida, que estaba a su lado, la miró por un momento con curiosidad.

-¿Vas a algún lado?- también Luna, que estaba hablando con Riko la miró con curiosidad.

-Tengo que decirle algo a Tetsu-kun, ya vuelvo- la castaña asintió para después reanudar su conversación con la revenclaw más vieja.

Caminó con gracia y ondeando su largo cabello rosado hasta la mesa de los leones.

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Mientras tanto, en la mesa de Gryffindor, el trió dorado conversaba tranquilamente con los nuevos leones al lado, eso hasta que el pelirrojo del grupo se percató de persona que se acercaba a su mesa, muy disimuladamente le avisó a su mejor amigo, ¿Cómo? Pellizcándole el brazo por supuesto.

-¡Auch! Ron ¿Por qué hiciste eso?- cuestionó Harry sobándose el brazo herido, a Ron no le importó y en cambio le susurró.

-Mira… es ella, viene para acá- Harry miró disimuladamente, por su puesto que a él le salía mejor que a su mejor amigo, solamente Hermione se dio cuenta del motivo de los susurros del pelirrojo y bufó en su lugar, por el otro lado el moreno pudo observar como llegaba hasta su mesa la chica de ravenclaw, ondeando su largo cabello de un único rosa claro y sus ojos rojos igual de curiosos, allí llegaba la nueva obsesión de Ronald.

-¡Hola chicos! ¿Tetsu-kun está con ustedes?- cuestionó la chica una vez estuvo delante de sus compañeros japoneses, justamente ellos se encontraban al lado de ellos.

-Estoy aquí Momoi-san- todo el mundo pegó un pequeño brinco en sus asientos cuando el nombrado decidió hacer acto de presencia, una reacción muy típica y que ya se les estaba haciendo costumbre al trío dorado.

-¡Tetsu-kun hola! ¿Cómo has estado?- exclamó la chica muy entusiasta haciendo olas con la mano, Ron deseó estar en el lugar del chico inexpresivo para regresarle el saludo sin verse como un tonto desesperado.

-Muy bien Momoi-san, gracias por preguntar, ¿Cómo has estado tú?- cuestionó la sombra de Seirin en su lugar, Kagami estaba al lado y miraba el intercambio con curiosidad.

-Oh ya sabes, estudiando, practicando hechizos, poniendo en línea a Dai-chan, lo típico- dijo encogiéndose de hombros, en verdad era algo típico para ella- Sin embargo, quería hablar de algo contigo Tetsu-kun, de hecho con todos, ¿Dónde está Hyuuga-san?

-Se fue a comer con Kiyoshi e Izuki- respondió Kasamatsu, contrario a lo que pensaba la chica no pareció decepcionada, todo lo contrario, colocó una expresión alegre en su rostro.

-Eso es perfecto, así podremos hablar de lo que he pensado- Kuroko y Kasamatsu le hicieron un espacio para que se sentara al lado de ellos, imaginando que lo que quería decir la ravenclaw sería para largo. Ella les agradeció con una sonrisa.

-¿Momoi ya conociste a Granger, Weasley y Potter?- cuestionó Miyaji señalando al trío dorado, la aludida los observó reconociendo a los tres nombrados.

-Ya nos conocimos en la prueba de Gryffindor- respondió por ella Hermione en un tono cortante sin prestarle mucha atención a la chica enfrente, solo de su comida, aunque a Momoi no pareció importarle y siguió sonriendo.

-Es verdad, ya los conocí allí, un gusto saludarles, Granger, Potter, Weasley- los vio a cada uno, Ron juraría que fue al cielo por un momento cuando cruzó miradas con la hermosa japonesa.

-Si, igualmente- respondió el de lentes, le tuvo que dar un ligero codazo para que reaccionara y al menos asintiera, si los demás lo notaron tuvieron la decencia de no comentar nada.

Kagami se aclaró la garganta llamando la atención en el grupo, después se dispuso a hablar- ¿De qué querías hablar Momoi?

-Pues verán, esto no puede salir de aquí ¿Entendido?- todos asintieron, incluido el trío dorado, no ganaban nada contando chismes ajenos- He notado que Riko-chan y Hyuuga-kun se gustan y me gustaría que me ayudaran a juntarlos- concluyó Momoi sin miramientos, yendo directo al tema.

-Ya veo, así que Aida-san también siente lo mismo por Hyuuga-senpai entonces- dijo Kuroko pensativo.

-¡¿Qué?! ¿Los senpais se gustan?- cuestionó incrédulo el As de Seirin a lo que su compañero suspiró en su lugar.

-Eso ha quedado más que claro, creo que no hay nadie que no lo haya notado ya, al menos de nuestro grupo- dijo Miyaji sorprendiendo aún más al pelirrojo.

-¿Aida es la otra chica de intercambio, la castaña cierto?- les cuestionó un momento Hermione, Momoi fue la que le respondió afirmando lo dicho- Si, lo he notado, se miran mucho.

“¿En que momento lo hacen? ¿Y por qué nunca me doy cuenta de estas cosas?”- fue lo que pensó el pobre Kagami, se sentía tan perdido en estos temas y le daba vergüenza volver a preguntar, así que opto por quedarse callado esta vez y quedarse con la duda.

-¿No es mejor dejarlos ir a su ritmo que intervenir nosotros?- cuestionó Kasamatsu a lo que Momoi lo miró con tanta intensidad, como si la hubiera ofendido con lo dicho, que se encogió un poco en su asiento y casi se retracta de sus palabras.

-No podemos hacer eso, sino nunca se terminaran confesando, hay que idear una manera para que esos dos se terminen de decir lo mucho que se gustan, por eso necesito de su ayuda- explicó la chica de cabellos rosados al grupo.

-Muy bien, cuenten conmigo, es obvio que Hyuuga necesita un empujón y nosotros se lo daremos- dijo Miyaji, todos los demás esperaban que no fuera él quien diera dicho empujón, porque era capaz de tomarlo de forma literal.

-Esta bien, yo también ayudaré- se sumó Kagami, la sombra de Seirin solo asintió, sumándose también, la chica mostraba una sonrisa feliz por recaudar voluntarios para una causa tan noble.

-Todavía no estoy seguro si esto es una buena idea- contestó Kasamatsu en su lugar rascándose la nuca, él creía firmemente que solo serían un estorbo en esto de intentar juntarlos.

-Por favor Kasamatsu-san, te digo que tenemos que ayudarlos, sino no se juntaran nunca, no quiero que sigan sufriendo pensando que su amor no será correspondido- casi suplicó Momoi haciendo pucheros.

En ese momento Ron se aclaró la garganta y todos lo interrogaron con la mirada.

-Eh… si, deben sufrir mucho- fue lo más inteligente que se le pudo ocurrir en el momento, Hermione bufó en su lugar y Harry quería darse una palmada en la frente.

-Exacto, ¿Ustedes nos ayudarán también?- cuestionó la japonesa con una sonrisa tan angelical que a Ron le costó horrores decir que no, de hecho ni lo intentó, aceptó de buenas a primeras y arrastrando a sus amigos también-¡Bien, perfecto! Entonces les avisaremos a los amigos de Hyuuga-kun más tarde y prepararemos un plan infalible para juntarlos.

Acordaron reunirse en otro momento para discutir los planes con más detalle, esto tenía que salir bien, era por el bien de esos dos, era la prioridad de Momoi y por eso todo tenía que salir perfecto. Con eso la chica volvió a su mesa y sin que Aida sospechara nada al respecto.

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Así llegó el día del tan ansiado banquete, un momento en donde los estudiantes podrían pasar de forma diferente con sus amigos de otras casas, tal vez no era algo tan nuevo para los viejos estudiantes, pero si que era algo un poco más emocionante para los alumnos de primero y los estudiantes de intercambio.

Momoi Satsuki se encontraba entusiasmada, hoy sería el día en el que se efectuaría el plan para juntar a copa A con chico de lentes, tal vez era un título demasiado largo para dicho plan, pero no importaba, se iba a efectuar y todo iba a salir muy bien, como se llamaba Momoi Satsuki.

Ya era casi la hora de ir al comedor, de hecho, sin embargo había un pequeño, minúsculo, insignificante detalle… ¡Riko no se encontraba por ninguna parte! Tendría que haberla vigilado mejor, aunque la chica de ojos rojos no tenía idea de cuándo fue que se separaron, tal vez cuando fue hablar con Daiki ese día, no importaba ya, debía de encontrarla a como diera lugar, sino no tendría ningún sentido hacer todo esto.

-¿Has visto a mi compañera de intercambio? Es la chica baja de cabello castaño y ojos grandes del mismo color- el grupo de seis estudiantes negaron con sus cabezas a modo de una mejor respuesta-¿No? bueno, gracias.

-Hola, ¿Han visto a una ravenclaw baja de cabellos castaños? La que es mi compañera de intercambio, bien, gracias de todas formas- y así seguía repitiendo a todo aquel con el que se encontrara por los pasillos, incluso se había topado con la profesora Prince, pero tampoco la había visto por ese día.

No podía simplemente haber desaparecido sin más, tiene que estar en algún lado del castillo, solo debía de encontrar dónde, lo antes posible puesto que el banquete estaba a nada de empezar. Soltó un suspiro desde el fondo de sus pulmones, estaba tratando de serenarse, en eso sintió un pequeño toque en su hombro, curiosa se giró para encontrarse de cara a cara con la persona que había llamado su atención.

-¿Estás bien Momoi?- le cuestionó con un tinte de preocupación su compañera de cuarto, Cho Chang.

-Oh si, lo que sucede es que no puedo encontrar a Riko-chan por ninguna parte, ¿Tú no sabes dónde puede estar?- la asiática se lo pensó por un momento antes de que su rostro se iluminara en reconocimiento y asentir.

-Si, justamente la vi en la biblioteca, me pareció un poco extraño, ya va a comenzar el banquete- Momoi suspiró, esta vez en alivio.

-Por eso mismo la estaba buscando, de seguro se le ha debido olvidar, muchas gracias Chang- dijo la de cabellos rosados con una sonrisa de agradecimiento, aunque le pareció muy extraño, Riko no solía olvidarse de las cosas tan fácilmente, ¿Por qué se iba a olvidar del banquete?

-No hay problema, nos veremos allá- con eso la azabache se retiró rumbo al gran comedor.

Satsuki en cambio dio la vuelta, dirigiéndose a la biblioteca a toda prisa.

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En un rincón de la biblioteca se encontraba una castaña de cabellos cortos ojeando un libro muy interesante sobre los diferentes usos del Bezoar, nunca estaba en contra de aprender algo nuevo; se creía sola en la biblioteca, sí, hasta la bibliotecaria había abandonado su lugar de trabajo para ir al tan mencionado banquete de Halloween y era casi seguro decir que ningún alumno quería perderse eso, Riko no le conseguía mucho interés a dicho banquete, solo sería un festín de comida, postres y bebidas, pero no es como si fueran tan diferentes a las que sirven en el gran comedor todos los días.

Además de eso ¿Qué podía ofrecer? La oportunidad de sentarse con sus amigos de otras casas, pero de nuevo, no es como si no lo pudieran hacer en cualquier otra ocasión.

Por esas razones veía mucho más productivo quedarse en la biblioteca haciendo las tareas que le habían asignado, bueno, no es que le quedaran tareas que hacer la verdad, pero leer sobre el mundo de la magia no estaría de más.

Sin embargo, cuando iba a seguir con su lectura una voz femenina, molestamente conocida, la interrumpió.

-¡Riko-chan! ¡Al fin te encuentro!- si, definitivamente se tenía que tratar de Momoi, con un suspiro la castaña cerró el libro que había estado leyendo la última hora.

-¿Para qué me buscabas con tanto desespero si se puede saber?- cuestionó con una ceja levantada, la de cabellos rosados tomó un respiro muy necesario, la ravenclaw la miró con curiosidad ¿Vino corriendo hasta donde ella se encontraba?

-Es que te buscaba para ir al banquete ¿Acaso se te olvidó?- preguntó la más alta, a lo  que la castaña rodó los ojos.

-No lo hice, es solo que no vi ningún beneficio en ir, eso es todo- a Momoi casi se le cae la mandíbula de la incredulidad, a Riko le pareció cómico.

-¡P-Pero tienes que ir!- exclamó Momoi alarmada, la castaña levantó una ceja, esta vez en molestia, ups, esa no era la mejor forma de convencerla.

-¿Por qué tengo que ir?- cuestionó con suspicacia, rayos, ya se olía de que algo estaba tramando, tenía que hacerla cambiar de argumento.

-Es porque nuestros amigos estarán allí- cuando Riko abrió la boca dispuesta a refutar la más alta se le adelantó- Sí, sé que los vemos todos los días, pero no siempre podemos compartir con ellos y este banquete sería la oportunidad idónea de hacerlo además en un ambiente diferente del que no podemos disfrutar todos los días, comer ricos festines, serías la aburrida del grupo si no fueras, todos dijeron que irán.

Eso era una mentira descarada, probablemente Mayuzumi encontraría más productivo quedarse en su habitación que compartir con el resto de los seres humanos; también contando con Aomine, quien ya le dijo que no iría, ni el resto de sus compañeros de slytherin, no sirvió ninguna de sus suplicas ni amenazas, sin embargo, eso no lo tenía que saber Riko.

-Vamos Riko-chan, no seas una amargada- intentó convencer la más alta haciendo pucheros.

Al principio la castaña no iba a dar su brazo a torcer, pero igualmente Momoi no la dejaría de fastidiar para poder ir y bueno, la verdad ¿Qué daño haría ir a ese banquete y reunirse con sus amigos? también vería a Hyuuga, desde que están en casas separadas no han podido compartir mucho tiempo juntos, claro, tendría que cuidar de no ser demasiado obvia con sus sentimientos una vez más, pero tal vez pasar tiempo con él lo valía, si, claro que lo valía, cada segundo.

Con un suspiro de resignación aceptó ir con Momoi, esta estalló en felicidad, agarrándola por uno de sus brazos y llevándosela al gran comedor.

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-¿Estás seguro de que no quieres gel para el cabello? Apuesto a que te verías muy guapo.

-No

-¿Qué tal lentes de contacto? A lo mejor te llegan a queda bien.

-Se me irritan los ojos y lo sabes, a todo esto ¿Qué pasa con ustedes hoy?- era algo que quería saber Hyuuga, sus dos mejores amigos estaban mucho más raros que de costumbre, desde hace unas horas no han parado de hacer cosas extrañas, como arreglarle el uniforme, tratar de gelificar su cabello, darle consejos de cómo comportarse alrededor de las chicas, no sabía por qué se empeñaban tanto de que se arreglara para ir al banquete, si después de todo solo sería una reunión de amigos, estaría Aida pero no es como si fuera a confesarle sus sentimientos, él sabía que lo mejor era dejar las cosas como amigos… aunque hubieran veces que lo matara por dentro.

-Eh, no es por nada- Hyuuga volteó a ver a Izuki con una mirada de desconfianza, el pobre ravenclaw sudó en su lugar, se le daba tan mal mentir- Solo es…

-Queremos que te veas presentable, a lo mejor hoy es el día en el que le puedas decir a Riko tus sentimientos- Izuki agradecía mucho tener a Teppei, curiosamente se le da mejor mentir que a él, aunque no estaba seguro si ser directo con el de lentes vaya a funcionar.

-¿Qué? ¿Por qué lo mencionas ahora?- cuestionó Hyuuga a lo que el aludido se encogió de hombros- ¿Todas estas payasadas eran para que declararme a Aida? ¿Es eso?

El silencio fue su respuesta, claro, ahora todo tenía sentido.

-¡Les digo que no le voy a decir nada! simplemente no puedo y es mi última palabra, no se hablará más del tema- eso era precisamente lo que temía Izuki, esperaba de verdad que el plan de Momoi funcionara, sino esos dos nunca se dirían lo que sentían por si mismos.

Se dirigieron hasta la mesa redonda donde se encontraban sus amigos reunidos, el hufflepuff y el ravenclaw eligieron sillas disponibles bajo las estrictas órdenes de Momoi, guiando a Hyuuga a sentarse en una silla específica, por suerte, no se dio cuenta.

Justamente, entrando por el gran comedor llegaron Momoi y Riko; al contrario de ellos, la analista, agarró a la más baja del brazo y la sentó al lado de Hyuuga sin dejarle muchas opciones, si le decía algo se vería descubierta y no podía intentar sentarse en otro lado puesto porque no habían más lugares disponibles, Momoi fue maldecida en la mente de la castaña.

-Bienvenidos sean todos a este banquete por el día de Halloween, movido en parte para traerles algo diferente esta noche, espero que lo encuentren agradable y que disfruten mucho ya que esto es para ustedes y es lo menos que nosotros podemos ofrecerles- dijo la directora mostrando una gran sonrisa en sus facciones ya desgastada por los años, cuando se volvió a sentar una gran variedad de platillos se vio en todas las mesas, no era como en el banquete de bienvenida, tenían diferentes formas, con colores mucho más destacables y brillantes, apropiado para la ocasión en la que estaban celebrando.

Muchos retomaron sus conversaciones y se sirvieron del festín que tenían enfrente. Al principio Aida y Hyuuga se sintieron incómodos estando sentados uno al lado del otro, incluso llegaron a sonrojarse como adolescentes de primer año y balbucear unas disculpas solo porque rozaron sus manos accidentalmente.  

O también venían y se interrumpían a cada momento por querer dejar hablar al otro y eso les hacía repetir disculpas sin parar. Sus amigos trataban de no verlos fijamente y hacer como si no hubiera pasado nada ni fueran muy obvios al respecto, pero era un poco difícil hacer de la vista gorda.

Algunos estaban dispuestos a ayudarlos para que dejaran la timidez a un lado y confesaran sus sentimientos, gente como Teppei, Momoi, Izuki, Takao, Kise, Mayaji.

Pero había otros no muy dispuestos, teniendo como argumento que no que querían inmiscuirse en cosas de ellos dos, si se gustaban en algún momento se confesarían y no tendrían por qué meterse, además de que podría molestar a los implicados.

 Momoi terca como es, no aceptó un no por respuesta, decidió que aunque no tuviera a la mayoría de su lado, el plan se efectuaría con pocas personas dispuestas a participar en el, así que los que no estaba de acuerdo en meterse en sus vidas, no les quedó más remedio que callarse en todo lo referente al plan y fingir demencia.

Momoi se aburrió, es que ni siquiera sentándolos juntos eran capaces de decirse lo que sentían, esto era un caso grave de timidez. Pensó por un momento en que si Aomine estuviera allí probablemente le diría que no se metiera en los asuntos de las demás, ¡Pero es que no podía hacerlo! Ver a Riko en ese estado le hacía recordar cuando ella misma estaba en esa situación de no saber si le gustabas o no a esa persona especial en tu vida, por eso sentía que tenía que hacer algo por ayudarlos a darse cuenta.

Esta incertidumbre era horrible y el mayor enemigo a la hora de hablar con esa persona, Momoi sabía que llegó la hora en que la superaran y los iba a ayudar, se merecían ser felices después de todo.

Así que dio la señal para que iniciara el plan b.

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Un guiño fue lanzado en su dirección, a él y solo a él de la ravenclaw japonesa, no era que a ella le gustara, ojalá; esa era la señal para hacer su parte del plan que habían acordado anteriormente. Tenía que levantarse de donde estaba cómodamente sentado para ir, a lo que bien podría ser el final de su vida, los mortífagos no pudieron matarlo, pero tal vez Él si lo logre, después de todo, no hay muchas cosas que se puedan comparar a la furia de un hombre celoso, solo tal vez la furia de una mujer por absolutamente cualquier cosa, ya que por alguna razón, ellas se enfadaban mucho, pero eso no viene al caso en estos momentos.

Pero esperen un momento… si no iba hasta allí y hacia su parte del plan entonces Momoi se molestaría con él y tal vez nunca quiera volverle a hablar, después de todo, se lo había pedido exclusivamente a él, usando esos hermosos ojos rubís casi con una mirada de cordero, colocando las manos juntas haciéndola  parecer más adorable,  y su voz, oh esa voz que casi lo hacía volar en las cielos sin la necesidad de una escoba.

“Por favor Weasley-kun, necesitamos que lo hagas ¿Si?”

Aceptó de inmediato ¿Cómo no hacerlo? Claro, es verdad que en un principio no había escuchado mucho de lo que había dicho, solo concentrándose en grabarse cada detalle de la diosa oriental que estaba frente a sus ojos, para él solo veía el movimiento de sus labios y el sonido de su voz, mas no llegaba a escuchar de lo que hablaba, así que para no quedar como un tonto asintió enérgicamente a todo lo que decía, eso le valió una sonrisa complacida de su parte, pero más tarde el regaño de sus amigos no se hizo esperar, sobretodo Hermione ¿Qué mosca le había picado? Si él quería ser “un idiota enamorado” pues que lo dejara ser, ella no tenía derecho a juzgar su vida, ni nada por el estilo.

Aunque Harry también lo regañó por aceptar sin siquiera haber escuchado la petición. Errores que una persona podía cometer en la primera conversación, no importaba, se prometió a si mismo que la próxima vez si escucharía antes de simplemente aceptar.

 Ahora mismo sus amigos lo miraban, ellos también notaron el guiño, sabían que significaba para él; Hermione le devolvía la mirada con un ceño fruncido y sus labios fruncidos formando una línea recta, algo que no la hacía parecer adorable, por supuesto que no, luego estaba Harry, quien le mirada con ¿Lástima? ¿Resignación? No lo entendía muy bien, no era bueno leyendo expresiones faciales, no sabía para qué lo intentaba en primer lugar.

¿Qué es lo que debía de estar haciendo? ¡Ah si! ir a su muerte inminente por su propia voluntad.

Las cosas que hacía por amor.

Se levantó de su asiento, pudo ver como sus demás compañeros, Seumus, Neville y Dean lo miraron extrañados, pero él solo suspiró para ir a caminar hasta donde estaba la mesa de los japoneses habían tomado como suya.

Se fue acercando hasta el lado donde estaba la única chica castaña del grupo hablando torpemente con Hyuuga, se encontró de espaldas de los dos, al lado de la castaña estaba Momoi sonriéndole con confianza y asintiendo para que dé el siguiente paso.

Ron tragó saliva y se aclaró la garganta de forma ruidosa, varios pares de ojos se posaron en el de inmediato, incluidos la castaña y Hyuuga, de acuerdo, tal vez fue demasiado fuerte, ya no tenía escapatoria, no con Momoi mirándolo como si fuera a liberar a los elfos domésticos o algo así, bueno, eso era más de Hermione, pero se entendía el punto.

-Uh…- dijo Hyuuga tentativamente sacándolo de su ensoñación, probablemente pensando que tenía algún tipo de problema mental al quedarse parado allí sin decir nada por quién sabe cuánto tiempo.

“Vamos Ron, tienes que reaccionar, te has enfrentando a mortífagos mucho más amenazantes, esto no es nada”

-Ejem, yo…- lo miraron de forma inquisitiva, su mirada se cruzó con la de la ravenclaw, ella también se encontraba mirándolo un poco demasiado parecido a la impaciencia pero tratando de no presionarlo, por Merlín, así de idiota debe de estarse viendo, muy bien, se dio ánimos a si mismo, casi queriendo darse palmaditas también, pero eso sería demasiado raro- ¿Eres Aida cierto?

La castaña se encontró un poco sorprendida pero  que asintió vacilante, no esperaba que la llamara a ella de todas las personas, apenas si se conocían.

-¿Quería saber si… quisieras bailar… conmigo?- ya, lo soltó, ahora a esperar la reacción de un hombre celoso que ya ha demostrado que tiene buenas habilidades en duelo y que además tenía buena constitución física; Riko mostró una cara de sorpresa aún más grande que antes, hasta al punto de abrir y cerrar la boca varias veces sin encontrar nada que decir al respecto, por otro lado, Hyuuga frunció el ceño automáticamente que la pregunta salió de su boca, le dirigió una mirada fría que no le aseguraba nada bueno, Ron intentó mirar a otro lado para no verse asustado, también intentando ignorar la voz de Hermione diciéndole la terrible idea que era meterse en problemas amorosos de personas que no conocía lo suficiente solo por un impulso hormonal.

-Vamos Riko-chan, respóndele, no hay nada de malo que salgas a bailar… ¿O si?- por suerte, Momoi salió a su rescate, dándole codazos a la castaña para incentivarla a hablar, en estos momentos miraba a la japonesa con un nuevo brillo angelical con el que representaba su eterna salvación.

Aida la miró con unas ganas asesinas que hasta el más despistado y el que tiene la misma empatía de una roca, léase Ronald Weasley, se dio cuenta. Sin embargo, todos la miraban, generando así más presión en su respuesta, es verdad, realmente no había problema en que bailara con un chico, si se negaba y todo frente a Hyuuga iba a ser muy extraño y probablemente él comience a sospechar o incluso alguno de los demás, no podía permitírselo, ya era demasiado que lo supiera la entrometida de Momoi, y Akashi, tenía que tener cuidado o sino alguien más podría darse cuenta de que le gusta Hyuuga.

-Si… bailemos- así fue como salieron a unirse con las otras parejas bailando en la pista y Ron pudo volver a respirar tranquilo, más o menos, seguía teniendo dos pies izquierdos, es por eso que no bailaba desde el cuarto año, si en el proceso la había pisado sin querer a la castaña, ella hizo el favor de no comentarlo.

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Hyuuga los miraba danzar desde su asiento con una mirada llena de amargura, podía imaginarse a si mismo tomando el lugar de Weasley, colocando una mano en su cintura y sujetando su mano, sin movimientos rígidos y sin pisarla cada dos segundo, porque él si sabe bailar a diferencia del pelirrojo.

Pero no podía y solo le quedaba mirarlos desde donde estaba sentado y envidiando al pelirrojo cada segundo del tiempo que pasaba bailando con Riko. Sintió como alguien le tocaba del hombro tratando de llamar su atención, levantó la mirada, ni siquiera supo en qué momento la había bajado, vio a Teppei señalando el lado de las bebidas con su pulgar, el de lentes soltó un suspiro y se encogió de hombros, realmente no tenía sed pero haría cualquier cosa por distraerse de sus pensamientos depresivos.

Murmuró una disculpa en la mesa antes de irse con Teppei e Izuki, quien también había decidido venir con ellos, ahora le esperaba una charla motivacional, eso seguro.

-¿Qué quieren?- cuestionó Hyuuga dispuesto a ir al grano de una vez y terminar con esto.

-Simplemente hablar y…

-Lo siento, pero hay algo importante que tenemos que decirte Hyuuga- interrumpió Izuki al castaño con una mirada seria.

-¿Deberíamos decirle? No creo que lo tome muy bien- cuestionó Teppei ignorando el hecho de que Hyuuga estaba en medio de ellos, escuchando perfectamente lo que hablaban, y no le gustaba estar en la oscuridad sobre algo.

-¿Qué es lo que no deberían decirme?- levantó un poco su voz para hacerse escuchar y miró a sus dos mejores amigos con los ojos entrecerrados de sospecha.

Los chicos se miraron por un momento, hasta que Izuki decidiera tomar la palabra.

-Lo que pasa es que hay un ravenclaw que le gusta Aida y tiene la intención de… bueno… invitarla a salir esta noche.

Hyuuga se tomó un momento para reflexionar lo que dijo el de ojos de águila, era lógico que en algún momento ocurriría, no debería de sorprenderse tanto, Aida no solo era bonita para él sino para el resto también, no podía esperar a que la gente a su alrededor fueran ciegos para no verlo, era muy posible que a la misma Aida le guste alguno de los chicos que la inviten a salir, no va a esperar al idiota de lentes, fan obsesivo de la época edo, chico mandón y que le gustaba gritar muchas veces, probablemente le guste uno mucho más guapo y seguro de si mismo, que no tropezara con sus palabras en el momento en el que entablen una conversación, eso era un nuevo nivel de ser patético.

Aida es una chica maravillosa, no le sorprendía en nada que quisieran invitarla a salir, pero ¿Qué podía hacer él?, no simplemente podía ir con ella a decirle que no acepte a ningún chico que la invite, eso no sería correcto, además que solo eran amigos, no tiene ese tipo de derecho, no eran novios, por mucho que lo deseara.

-Oye Hyuuga ¿Qué vas a hacer?- cuestionó Kiyoshi mientras tomaba un sorbo de su bebida, pero todavía el muy bastardo era capaz de lanzarle una mirada inquisitiva.

-¿Qué voy a hacer?- dijo haciéndose el tonto y tratando de no mirar al castaño a los ojos, no era necesario, tenía a otro mejor amigo igual de entrometido que no estaba dispuesto a dejar pasar el tema.

-¡Con Aida! ¿Enserio vas a dejar que alguien más intente conquistarla?- esa era muy buena pregunta, ¿Él, Hyuuga Junpei, estaba dispuesto a ver a Aida con otra persona? ¿Estaba listo para soportar ese tipo de sufrimiento? ¿Para tirar todo por la borda y tratar de mirar a otras chicas de la misma manera que hacía con la castaña?

No, no podía, ya lo había intentado, ninguna chica le parecía tan hermosa como Aida, ninguna le hacia reír como lo hacía ella, ninguna se quedaba en su mente por demasiado tiempo, ninguna era tan inteligente como la castaña, no había chica como ella en kilómetros; sabía que valía mucho la pena pelear por ella, tampoco se sentía listo para mirarla en brazos de otro, si solo porque estaba bailando una canción un poco lenta con Weasley le estaba rompiendo el corazón, no podía ni imaginarse como sería verla tomarse de las manos o peor… besarse con otro que no sea él.

Estaba seguro de que tendría el corazón muy roto e incluso sería capaz de llorar, aún cuando es él que dice que un hombre de verdad de no debe de llorar tan fácilmente.

-No quiero que alguien más intente conquistarla- por fin, lo había admitido, pero antes de que Kiyoshi e Izuku pudieran ponerse a saltar sobre un pie, el de lentes siguió hablando- Pero no puedo confesarle mis sentimientos, simplemente no sé cómo hacerlo.

-Oye, entiendo que puede ser difícil, atemorizante incluso, después de todo no sabes si esa persona le gustas de la manera en la que a ti te gusta, también temes que su amistad acabe por decidir abrir tu corazón y contar la verdad de tus sentimientos, pero también tienes que pensar en lo que quieres en tu vida- Hyuuga levantó una ceja al discurso de Kiyoshi, por un momento sintió que no se estaba refiriendo a su situación pero lo dejó pasar, en cambio cuestionó…

-¿Lo que quiero en mi vida?

-Si, ¿Quieres ser amigo de ella para siempre? Puedes pensar que eso esta bien mientras puedas ver a esa persona feliz y ser parte de su vida es suficiente para ti, pero luego es que empiezan los problemas, tus sentimientos se vuelven más y más fuertes, quieres ver a esa persona feliz pero por ser tú la causa de ello, porque todos somos egoístas en algún nivel y solo queremos que la persona a la que amamos sea feliz con nosotros.

Kiyoshi se encogió de hombros y le regresó la mirada a sus dos amigos- Es normal que quieras que te muestre sus sonrisas más hermosas solamente a ti, poder tomar su mano, besar sus labios, descubrir a qué saben, tenerla en tus brazos y no soltarla nunca. Ya cuando anhelas todas esas cosas no te puedes quitar la idea de la cabeza y lo mejor que puedes hacer en mi opinión, es ir a declararte a esa persona, si te rechaza al menos sabrás que lo intentaste, es como dice el refrán, el que no arriesga no gana- terminó de decir Kiyoshi con aire melancólico, también Hyuuga estaba ahora convencido que no estaba hablando de él precisamente, pudo notar como Izuki lo miraba como con algo parecido a la adoración absoluta, de seguro estaba emocionado con sus palabras, Kiyoshi siempre tenía ese aire para parecer apasionado cuando hablaba.

-El problema no es ese- sus amigos lo miraron interrogantes esperando a que continuara- Sí, quiero confesarme, pero no puedo encontrar palabras para expresarlo, ahora ni siquiera puedo mantener una conversación con ella de forma decente porque me pongo nervioso y digo lo primero que me viene a la cabeza ¿Cómo podría confesarme así?

Teppei fue el primero en reaccionar, ¿Cómo lo hizo? Riéndose por supuesto, el muy bastardo…

-¡Haberlo dicho antes!, somos tus amigos, en las buenas y en las malas estaremos contigo, así que no te preocupes, te ayudaremos con eso- Hyuuga levantó una ceja, el ravenclaw a su lado salió de su estado de ensoñación y asintió vigorosamente a las palabras del castaño,  todavía no estaba muy seguro de que esto era una buena idea, no sabía si Aida lo iba a aceptar, no sabía si sería rechazado, pero en algo Kiyoshi tiene razón, debía de intentarlo, no había forma de saberlo si no lo hacía, tampoco se podía considerar un hombre si no lo intentaba.

-Esta bien- dijo las palabras que podían significar un cambio bueno para él, dejar de ser un cobarde y afrontar sus sentimientos de frente… o también podían significar su condena, esperaba que fuera lo primero.

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-Oh, lo siento

-No… esta bien- no, no estaba bien, ya era la catorceava vez que la pisaba, ¿Es que no veía donde ponía sus pies? No es tan difícil, no le importa que no la mire a los ojos, solo agradecería que no le mallugara los pies en su intento de bailar. ¿Acaso Weasley no sabía bailar? ¿Entonces para qué la invitó?

Aida no era exigente, solo quería tener a un compañero que no le fracturara los pies por accidente.

Por suerte, la canción terminó en ese mismo momento, ya estaba a punto de hablar cuando hicieron sonar otra canción, mucho más lenta que la anterior.

Se miraron y se encontraron en un dilema, por un lado Ron no sabía hasta cuando seguir con esto, el plan es que Hyuuga se pusiera celoso y pidiera de forma pasiva-agresiva, bailar con la castaña, pero eso no estaba sucediendo ¿Tenía que seguir bailando con ella? Haciendo memoria un poco Momoi nunca le dijo cuánto tiempo tendría que bailar con la castaña… o eso cree… tal vez si debió de haberle prestado más atención.

Al otro lado estaba Riko que no hallaba una manera efectiva de deshacerse del pelirrojo, ¿Y si quería seguir bailando con ella?, no cree poder soportarlo, ya le duelen demasiado los pies, una canción más y de seguro que le fracturaría el pie sin querer.

Pero antes de que pudiera rechazarlo una sombra de ciñó sobre ellos, interrumpiéndolos, una voz masculina que se aclaró la garganta para llamar su atención.

-¿Me permites?- llegó Hyuuga como un caballero en su brillante armadura a rescatarla del pelirrojo torpe de pies grandes.

-¿Eh? Ah claro- dijo Ron,  hasta aquí llegaba su participación en este plan, así que ni lento ni perezoso entregó la mano de la castaña a Hyuuga antes de salir casi trotando a la mesa donde estaban sus amigos, suficientes riesgos por una noche, ya merecía un descanso.

Así fue como la pareja se quedó sola en la parte alejada de la pista de baile, los nervios comenzaron a surgir una vez tuvieron esa realización, pero el de lentes no se dejó vencer por completo, así que se enderezó en la posición de baile correspondiente.

-Gracias por salvarme allí Hyuuga-kun- expresó Riko con una pequeña sonrisa, el chico sacudió la cabeza, restándole importancia.

-No es nada, ¿De verdad es tan malo?- la ravenclaw rodó los ojos, eso ya era una respuesta bastante clara a su pregunta por si misma.

-¡No paraba de pisarme los pies!, juro que estarán morados para cuando termine la noche.

-En ese caso…- sin previo aviso Hyuuga colocó sus manos en la cintura de la chica, esta soltó un pequeño grito ahogado, pero no detuvo al chico en lo que estaba haciendo, igual, solo fueron unos segundos los que la mantuvo cargada para depositarla arriba de sus pies.

-A-así no tendrás que usar tus pies para bailar conmigo-  Riko aceptó y recostó su cabeza del pecho de su chico favorito, realmente no estaban bailando como tal, ni siquiera seguían al compás de la música, solo se balanceaban, bueno, Hyuuga los balanceaba a los dos de un lado a otro bajo su propio ritmo, sin molestar ni estorbar el camino de las demás parejas, solo eran ellos dos.

No había mejor momento para una romántica confesión, era ahora o nunca.

Incluso, cuando alzó la vista vio a los tontos en su posición, este debía ser el plan más tonto que hayan inventado en la historia de los planes tontos, pero aún así, solo esperaba a que funcionara.

Y no, no era mentira, ya desearía el que lo fuera, sus amigos estaban allí, detrás de la mesa de bebidas, sosteniendo carteles con lo que se supone que tiene que decirle a Aida, esa tenía que ser la idea más tonta que se les había ocurrido.

Pero estaba seguro de que el era el mas estúpido de ello por seguirles en este estúpido plan.

-Riko… yo tengo que decirte algo- presenció como la chica dejó de recostarse de su pecho para mirarlo con asombro y las mejillas sonrojadas, debía ser por el uso de su nombre, nunca la había llamado así, esto seguro estaba escrito por Kiyoshi, era el único que se atrevía a llamarla por su nombre, maldito confianzudo.

-¿Ahora pasamos a los nombres, Junpei-kun?- le cuestionó Riko con lo que podía considerarse una sonrisa coqueta, ahora era él quien sentía sus mejillas arder.

No le quedó más remedio que asentir, de nuevo, maldito Kiyoshi.

El cartel se movió, mostrando qué era lo siguiente que tenía que decir.

-Hemos pasado por tantas cosas juntos, tantas emociones vividas con lo demás, como nuestros mejores amigos, el siempre apasionado de Kiyoshi y el divertido de Izuki….- la castaña alzó una ceja, ¡No eran esas sus palabras! Quería decir, pero sería tener que explicar muchas cosas que no tenía el coraje de admitir; tenían que ser ese par de idiotas que tiene por amigos, es que cuando los viera…

Sin darse cuenta apretó con un poco demasiada fuerza, la mano con la cual sostenía la de Aida, solo se dio cuenta por el grito de dolor que soltó de repente.

-Lo siento- si había una sección de las peores confesiones en lo récords guinness, esta sería la que estuviera en primer lugar.

-No hay problema, tranquilo- no merecía a alguien tan maravillosa como Aida- ¿Qué era lo que querías decirme?

Esos grandes ojos achocolatados todavía esperaban una respuesta de su parte, aunque las cosas no hayan ido como las imaginó tenía que seguir con ello. Esperaba que no le costara más su dignidad.

Observó con disimulo como Izuki le pasaba otra cartulina a Kiyoshi, se pregunta desde hace cuanto esos dos llevaban planeando esto. No le dio mucho tiempo de pensarlo, ya Kiyoshi tenía la cartulina en la mano.

¡No puede ser! había una persona bloqueándole la vista, así ni de broma podía leer lo que decía la cartulina, Kiyoshi intentó moverse pero justamente en esa área había mucha gente que le llegaba a bloquear el camino, claro, como estaban justo al lado de la mesa de bebidas tardaría un poco en poder salir, mientras Aida inclinó su cabeza confundida.

-¿Junpei-kun…? ¿No tienes algo que decirme?- ahora Aida estaba confundida y quería respuestas, miró de nuevo a sus amigos, por alguna razón ahora estaban en el suelo recogiendo las cartulinas ¿Cuándo se habían caído? Idiotas tenían que ser…

Se frotó la nuca pensando en cómo decirlo, sentía que iba a congelarse y las palabras quedarían atoradas en la garganta como tantas veces le había pasado, no… esta vez no podía ser así, tenía que decirle.

-Yo… bueno tú…- ella lo miraba con una ceja levantada, ya Hyuuga ni se molestaba en ver al par de tontos en busca de ayuda, la verdad es que había sido una estupidez, era él quien se iba a confesar, era él a quien le gustaba Riko, no podía dejar que los demás le dijeran lo que tenía que decir, era su problema y siempre fue así, solo él podía decirle a Riko cuánto la quería.

-… Me gustas- Aida abrió los ojos, claramente no se esperaba aquello, tal vez había sido demasiado directo, pero ya era tarde para reparar eso error.

-¿Es… eso cierto?- cuestionó la castaña aún anonadada, todavía no se lo podía creer.

Hyuuga solo le regresaba la mirada, estaba impactado de habérselo podido decir finalmente, pero ahora venía la peor parte, la que había estado tratando de evitar… el inminente rechazo de su amada castaña, ya sabe que llegará pero saberlo no lo prepara para este momento. De nuevo ¿Por qué lo dijo? Ah si, para sacarse de dudas, sin embargo estaba consiente de la realidad de las cosas, no le podía gustar a ella, era imposible…

-…Tú… también me gustas Jumpei-kun- simplemente imposible… espera un momento

-¿Q-qué dijiste?- la castaña enrojeció pero no bajó la vista, ella si que era valiente a diferencia de él.

-Que me gustas también- el de lentes casi quería reírse. Todo este tiempo pensando que no había forma de que la  castaña sintiera algo por él aparte de amistad, no, resulta que todo este tiempo sentía lo mismo.

Se quedaron mirándose hasta reírse a carcajadas, las otras parejas los miraban de forma extraña pero a ellos no les importaba, se reían de los tontos que habían sido y vaya que sus amigos se lo dijeron todo este tiempo pero ambos eran tercos como mulas, las personas más tercas del mundo, tal vez esa es una de las razones por la que se gustan.

-Tal vez debí de habértelo dicho antes- dijo el de lentes una vez las carcajadas pararon.

-Si, tal vez pero no importa, no cambiaría este momento por nada- volvió a recostar su cabeza del pecho de su ahora novio, este la rodeo con sus brazos, hace tanto que quería hacer esto.

-Tampoco yo- y así se quedaron, ya con los nervios fuera y solo disfrutando de su tiempo juntos como una pareja oficial.


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