TAKANO POV
¿Quién era ella? ¿Quién se cree para abalanzarse así sobre Ritsu? ¿Qué rayos estaba sucediendo? Cada vez eran más preguntas las que llenaban por completo mi cabeza. Sin embargo no me dejaría vencer por inseguridades estúpidas o cosas así, ya había pasado una vez, no volvería a pasar.
Caminamos hacia una cafetería, ya después de haber dejado a la chica castaña, y ordenamos lo que queríamos, en lo que llegaban nuestras bebidas decidimos hablar de gustos. Fue sorprendente el enterarme de que él era un fanático de la lectura, por ello me sentí algo alagado por tan buenos gustos, supongo que es comprensible ya que su padre trabaja en una editorial.
Después de tomar nuestras bebidas nos dirigimos hacia la feria, Rolo y Lelouch iban con nosotros como siempre, nos subimos a varias atracciones turísticas, una de las más emocionantes fue la casa de los sustos en la cual Ritsu se la pasó completamente vaporizado, y aferrado todo el tiempo a mí. Esa fue una de las cosas que más me gustó.
Y para terminar nuestros recorrido decidimos subir a la rueda de la fortuna, estábamos emocionados viendo las luces de la feria, y por accidente topamos nuestras manos, Ritsu al primer contacto se sonrojó y bajó su mirada, a diferencia de mí que lo tomé con más fuerza.
-Masamune… ¿tú realmente me amas?- Preguntó algo sonrojado.
-Este… yo te he… amado desde el primer día que te hable- Contesté nervioso.
-¡¿Eh? Pero eso es mucho tiempo!- Dijo sorprendido, yo solo liberé una sonrisa de tranquilidad.
-Aunque te parezca increíble, yo… siempre estuve enamorado de ti- Luego el castaño asintió y se acurrucó en mi pecho, ofreciéndome el aroma que me enloquece y rozándome con aquellos cabellos desordenados, dándole a mi corazón una plena calma –Ritsu, ven a mi casa ésta noche- Dije sin nervios, él solo asintió y agachó su cabecita completamente sonrojada.
Llegando a casa nos fuimos a la habitación y Ritsu puso sus cosas, luego encendió la televisión.
-¿Quieres algo de tomar?- Pregunté.
-No, estoy bien, hay que ver una película ¿vale?- Dijo nervioso, yo me senté a su lado y le quité el control remoto, luego lo comencé a besar, al principio se notaba el estado de shock del menor, pero luego podía sentir como eso húmedos labios rozaban tiernamente mi desesperada lengua que esperaba cualquier momento para poder ingresar a su cavidad.
Comencé a desvestirlo del torso, arrojando la polera lejos de la cama, él intentó en vano quitarme la mía, pero esas manitas inexpertas tan solo temblaban, no pude evitar sonreír ante aquella expresión tan inocente, haciendo que el menor se sonrojara mucho.
Me separé de esos dulces y apetitosos labios carnosos, escuchando un suspiro salir de aquella boquita, provocando que mis sentidos se descontrolaran, luego miré el lugar de donde era ocasionada aquella expresión y seguí tocando uno de sus pezones, acariciando lentamente, haciendo cantar con más suspiros y gemidos innatos del menor, él me estaba volviendo loco.
Luego toqué su entrepierna y pude sentir un pequeño bulto en su pantalón, se lo bajé y con mi mano empecé a masturbarlo, al parecer se sentía bien puesto que no dejaba de gemir, pude escuchar de todo tipo de cantos y cuando su boca se estaba secando tomé entre mis manos su carita, dándole algo para mojar esos dulces labios.
Tan pronto se corrió metí el primer dedo, él se aferró con desesperación a la cama, doblando su espalda, con un gemido doloroso.
-Duele… Masamune… duele- Dijo con un tono asustado y pesado, yo lo besé sin mover el dedo.
-Descuida, sólo relájate, confía en mí, te juro que lo sentirás bien dentro de poco- Dije seguro, el menor asintió y me dejó seguir con el procedimiento.
Entré unas cuantas veces con un solo dedo para luego meter el otro, hice unos cuantos movimientos de tijeras y luego metí el tercero. Tan pronto supe que estaba listo me posé sobre el castaño rozando su entrada con mi entrepierna, le pedí que me tomara lo más fuerte posible y entré lentamente en él.
-Ah… Ah… ah, agh, ngh… duele… agh… ngh, ah, ah, ah… ngh, ¡AH!- Dijo cuando ya estaba adentro, esperé un momento esperando a que su cuerpo se relajara y tan pronto movió sus caderas empecé a embestir lentamente –Ah… ah… ah… más… más Masamune…- Seguí con un ritmo más fuerte, sin lastimar a mi acompañante –más… más… ¡MÁS!- Luego empezaron las embestidas fuertes.
Luego de un buen rato ambos estábamos al límite –me vengo… Ritsu…- Le advertí al menor de mi llegada y el tan solo asintió, yo di mi última embestida para terminar dentro de él y él en nuestros vientres. Me recosté cansado al lado de Ritsu y él se recostó en mi pecho, nos cobijamos.
Nos quedamos dormidos casi de inmediato, sin duda una de las mejores citas de mi vida.