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El orfanato "The House of God" por Saki Fumiko

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Notas del capitulo: Gracias a Alefaustus, Xio, y Raizel por tomarse el tiempo de comentar.
Ahh… Demonios… que agotador fue este día… ¡Hasta tuvimos que hacer la entrevista Alois y yo! ¡Y tuve que hacer el maldito papel de Hamlet! ¡Todos estaban concentrados en mí! Margaret me dijo que era bueno que tuviéramos atención, porque aquí no tenemos la suficiente. Para mí es lo contrario, odio tener atención, la única que me gustaba era la de… mis padres… ¡Bueno! ¿¡Y que con ese tipo!? ¡No me quitaba el ojo de encima! Ya, ya, ya pasó… ahora lo único es cambiarme y podré ir a…
—Ah…Ah…— ¡Estaba ahí! ¡El maldito tipo estaba en el marco de la puerta! ¡Y a mí no me salían las palabras!
Tomé una toalla y me tapé. Maldición… mi cara ardía, ¡seguramente estaba más rojo que un tomate!
— ¡M-Me estoy cambiando!— Ahh… ¡Malditas palabras! ¿Cuánto tardaron en salir?
Sebástian, así se llamaba ¿no?, no hablaba, solo miraba con los ojos cual platos. ¡Y lo peor es que sentía que sus ojos me penetran el pecho!
— ¿Qué no escuchas? ¡Me estoy cambiando! ¡Sal de ahí ahor-! —
Se me abalanzó encima antes de que pudiera terminar la frase, ¡El maldito hijo de puta se me tiró encima! cerró por detrás la puerta de un manotazo.
— ¡Qué diablos estás haciendo! — Forcejeando contra Sebástian — ¡Suéltame ahora!—
Me arrancó la toalla y la tiró a un lado, dejando al descubierto mi cuerpo desnudo ¿Qué mierda? ¡Qué me pasa! ¿Por qué…? ¿Tengo miedo? De alguna forma lo tengo, y aún no hay motivo, aún.
—Basta… por favor… no me hagas nada…— ¿Qué puta? ¿Por qué estoy siendo tan sumiso?
—Escuché que necesitan dinero para el orfanato. —
— ¿Qué? — Pregunté lo suficientemente sorprendido para dejar mi miedo de lado. – Claro que lo necesitamos, para eso se armó todo y actuamos, en agradecimiento a los millonarios que donarían—
—Así es, lo que quieren es mejorarlo todo ¿No? —
— Si… No entiendo lo que quieres—
—Si me dejas follarte, te pagaré. —
Ahh, ¡Era eso! Sólo quiere… ¿¡Follarme!?
— ¡Para nada! ¡¿Qué crees que soy una prostituta?! —
¡Qué asco! ¡Este tipo realmente tenía problemas mentales!
—No sería mala idea, estás todo desnutrido. Esto es más un beneficio para ti, puedo conseguirme a cualquier mujer que quiera en el momento que quiera. —
— Entonces ve a hacerlo, yo no voy a ser prostituta de nadie—
— Te pagaré 2.000 dólares. —
Ahora el que abrió los ojos como platos fui yo. ¿¡2.000 dólares!? ¿¡Por mi cuerpo!?
— ¿Por qué yo? Ya lo dijiste… puedes conseguir a quien quieras…—
— Eso no te importa, ¿Vas a hacerlo o no? —
Desvié la mirada, cerré los ojos con suavidad y pensé: si aceptaba le daría 1.500 dólares al orfanato, entonces lo remodelarían, ya que, con Sebástian que donó, los demás y el mío, ya alcanzaba perfectamente, y podría escapar al fin, por las nuevas puertas y horas de paseo, y tomaría esos 500 dólares para viajar a Francia donde vivía mi tío.
Esta vez cerré los ojos fuertemente y me puse como si fuera a hacer un ángel de nieve, con las piernas y brazos abiertos.
— Hazlo. — Se me escuchó decir de una forma más segura de la que esperaba.
— ¿Estás seguro? — Preguntó Sebástian sorprendido.
— ¡Te estoy diciendo que sí!—
— Está bien, pero después no quiero que te arrepientas, y no se lo puedes contar a nadie—
—Ya lo sé—
¿Qué cree? ¿Qué está hablando con un infante?
—Entonces voy a comenzar—Avisó y acerco su boca a mi cuello, con ese simple movimiento ya me costaba dificultad respirar ¡Mierda! ¡Y eso que ni me había tocado!
Comenzó a lamerme con una sonrisa ¡…l era un maldito violador pervertido! Luego me mordió e involuntariamente me estremecí.
Sebástian se separó y comenzó a desabrochar su chaleco. Yo lo miraba atentamente, por no decir con miedo.
— ¿Aún eres virgen? —Preguntó de repente.
—Tengo 12 años, ¿Qué crees?—
— La verdad no me importa, no voy a ser condescendiente contigo sólo por eso—
Quitó su camisa, sin darme cuenta analizaba con los ojos todo el marcado abdomen de Sebástian, era flaco pero marcado, sus músculos para nada excesivos, se podría decir que perfectos.
Tomó mis manos y las llevó encima de mi cabeza en un movimiento violento.
— ¡Ah!—Me quejé por el dolor. Sebástian ni se inmutó y empezó a lamerme el abdomen desde el ombligo hacia arriba, por cada parte de piel que lamía su sonrisa incrementaba.
De repente se saltó a la parte baja de mi abdomen y sentí que dejé de respirar. Descendió hasta mi miembro que ya estaba despierto. Lamió la punta.
— ¡Ahh…!—Gemí y al instante me sentí más arrepentido y avergonzado que nunca. Coloqué mi mano en mi boca y mi cara quemó de nuevo.
El tipo detuvo lo que estaba haciendo y levantó su cabeza, se puso a mi altura y me miró a los ojos.
—No hagas eso—
Me sorprendió lo que dijo, esperaba que me gritara o algo así. Relajé mis ojos pero no saqué las manos de mi boca.
— ¡Quita tus malditas manos!— Gritó muy fuerte, temo que alguien nos haya escuchado.
Me agarró desprevenido, rápidamente retiré mis manos.
Sebástian me miró seriamente y de nueva cuenta descendió para proseguir con lo que estaba haciendo.
Esta vez se lo metió todo a la boca.
— ¡…Ahh!— se me escapó un pequeño gemido que rápidamente acallé mordiéndome el labio inferior.
Sebástian succiono con fuerza mi miembro, al sentirlo estuve a punto de agarrarme de su cabello, pero milagrosamente no lo hice, en vez de eso, arañé con fuera los azulejos.
— ¡Mghm..!—Jadeaba descontroladamente, y si no lo hacía sentía que me ahogaría — ¡Ahh!—
Sentí los dientes de Sebastián morderme con fuerza. – ¡No!— Grité al saber que vendría. Sebástian se percató de esto y succionó con más rapidez y fiereza. — ¡Sebást….! ¡¡Ahh!!— Al fin me corrí casi gritando el nombre de un desconocido como puta.
Sebástian me tomó por las rodillas y las empezó a separar, enseguida me di cuenta de lo que intentaba hacer, y rápidamente intervine.
—Abre las piernas—Ordenó con severidad.
Me sentí debilitado cuando dijo eso, y aún más con el tono que empleó.
—Si no lo haces no te pagaré nada. —Estaba comenzado a enojarse.
Desvié la mirada, ya no estaba tan seguro.
Sebástian se levantó, su excitación estaba disminuyendo, por no decir que en este momento no existía.
—Esto sólo fue una pérdida de tiempo. — Tomó su camisa.
Rápidamente me arrepentí de no haber hecho lo que dijo ese hombre. Tenía que hacer algo, tenía que detenerlo, era ahora o nunca, estaba decidido a salir de este lugar.
Me levanté y corrí hacia Sebástian que se estaba poniendo su camisa. Salté a su espalda, me agarré de su cintura con mis piernas, enredé sus brazos en su cuello y desde esa posición comencé a lamerle la oreja empezando por el cartílago y descendiendo hasta su lóbulo para dar una mordida en ese lugar. Esto fue suficiente para avivarlo.
Me cambió de posición para quedar de frente. Lamí su cuello depositando pequeñas mordidas que lo hacían estremecer.
Lo empujé, magníficamente cayó al suelo y me posicioné sobre él.
Desabroché el botón de sus jeans y bajé la cremallera con los dientes. Sebástian sonrió.
No sabía cómo hacerlo, sólo haría lo mismo que él; pero se me haría imposible, su miembro es demasiado grande ¿Cómo diablos me lo iba a meter en la boca?
Lamí la punta, Sebástian borró su sonrisa y se tensó. Lo hice de vuelta, como si estuviera comiendo una paleta helada. Luego descendí sin sacar la lengua, así lo hice varias veces, como un helado, pero… En los helados se muerde ¿no?
Mojé la punta y la mordí suavemente, Sebástian gruñó. Luego metí el glande y un poco más. En ese momento recordé una canción… Sí, Sebástian es el millonario al que no le importa gastar su plata y yo la puta con la que lo hace.
“I got a lotta cash
I don't mind spending it”

“Do you like the way I flick my tongue or nah?”

“Can you lick the tip then throat the dick or nah?”

“Ain't nobody tryna save ya
Baby, get that paper”

“You gonna run it for these hundreds, girl, or nah?
Show me is you really 'bout your money, girl, or nah?”

Cuando armé los versos en mi cabeza no pude evitar sonreír y morder aún más fuerte el miembro de Sebástian. Ahora no era él el único que se divertía.
Se agarró de mis cabellos, los apretó y gimió de dolor. Impulsó mi cabeza hacia abajo y su miembro entró más en mi boca, tiró de mi cabello suavemente hacia arriba y de nuevo para abajo. Creo que esto es a lo que se le llama “marcar el ritmo”.
Le mordí de nuevo y apretó mis cabellos tirándolos para arriba, no pude evitar reír. Levantó mi cabeza e hizo que lo mirara. Formó una sonrisa macabra.
— Así que esto te divierte ¿Verdad? — Me dijo entre jadeos.
— La verdad si, bastante. — Respondí con una sonrisa desafiante. — ¿Por qué? ¿Algún problema? — Esas palabras fueron mi perdición.
—Ahora seré yo el que se divierta—
Lo dijo en tal tono que mi sonrisa se borró inmediatamente.
Me tomó por la cintura y me cargó, yo enredé mis piernas a la suya para no caerme, me besó y empezó a caminar hacia la mesa donde estaba mi ropa. (Por si no lo mencioné, en el baño había una mesa de madera donde estaba la ropa)
Cuando me besó no fue algo duce, pero fue placentero y no quería que se detenga.
Abrí mi boca sin que su lengua diera ni siquiera una señal de querer entrar, pero yo lo sabía, eso era lo que quería, lo que yo quería, lo que él quería, lo que los dos queríamos.
Su músculo entró en mi boca apresuradamente, en un beso frenético y lleno de locura.
Me depositó sobre la mesa con delicadeza y empezó a separarse, pero yo no quería que el beso se detenga aunque me estuviera faltando el aire. Le di una pequeña mordida y un leve tirón a su labio inferior cuando se retiró, por lo cual Sebástian sonrió.
Bajó por completo su pantalón y se quitó la camisa.
Se posicionó sobre mí a horcajadas y me beso de nuevo. Descendió hasta mi cuello y no sé qué estaba haciendo pero se sentía bien. Traté de enredar mis brazos en su cuello pero no me dejó, los apartó con suavidad ni bien los apoye ¿Me estaba haciendo sumiso?
Dejo de besarme y se levantó un poco, yo veía con atención cada movimiento que hacía. Alcanzó a abrir la canilla del lavamanos y mojó tres dedos ¿Qué diablos estaba haciendo?
Rosó con sus dedos mi entrada ¿¡Que mierda!? ¿¡Cómo no me di cuenta de lo que iba a hacer!?
— ¡Espera! — Dije casi gritando.
…l se detuvo y me miró. En menos de un segundo estaba boca abajo en la mesa de forma en que mi cara quedó pegada a la madera y mi trasero elevado con un dedo suyo dentro.
Sentí un escalofrío, di un respingo y luego mi espalda me quemó por unos segundos. ¡Era malditamente incómodo! Bueno, al parecer Sebástian se dio cuenta de eso porque se acercó a mi oído, descendió hacía mi clavícula recorriendo todo mi cuello con su nariz y luego volvió y me susurró:
— En un momento ya no sentirás incomodidad, sino placer — para luego dar una mordida en mi lóbulo y enrojecerme de nuevo.
Metió el otro dedo y empezó a dar embestidas, en un momento introdujo el tercero y después de un rato metiéndolos y sacándolos los retiró por completo.
Enterró su miembro en mi entrada de un solo golpe.
— ¡Ahh! — Al parecer ni se inmutó por mi queja porque continuó haciéndolo — ¡Ahh! ¡Ahh! ¡Ahh! — Definitivamente no podía controlar mis gemidos. ¿Qué planeaba ese hombre? ¿Destrozarme? ¿Qué no le importaban mis gemidos de dolor? ¡Al contrario! ¡Si parecía que hasta le excitaban!
Podía darme cuenta de la fuerza que Sebástian empleaba penetrándome, y no sólo porque me dolía a morirme, sino también porque escuchaba y sentía a la mesa tambalearse. ¿Se podía creer? ¡Sebástian aflojó los clavos de la mesa follándome!
Y seguía, y seguía…
Llegó un momento en el que me acostumbre y casi no dolía. Pero aún no podía abrir los ojos por más que quisiera.
—Ahh… Sebástian… más…— ¿¿¿¡¡¡Queeeé!!!??? ¡¡Por qué mierda dije eso!!
En un momento sentí como Sebástian salía de mí y me daba vuelta para luego volver a entrar y llegar más hondo.
Creo que si él antes tenía control, en este momento era inexistente.
Pensé que la mesa iba a romperse por el ruido que hacía, y los movimientos bruscos de Sebástian no se quedaban atrás, definitivamente si caíamos él me rompería el trasero.
— ¡¡Ahh…!! — Grité antes de correrme y que él, literalmente, se vacíe dentro mío.
Salió de mí lentamente y se bajó. Caminó hasta la bañera y abrió la canilla.
— Deberías bañarte, si te mojas dolerá menos. Porque es posible que eso duela mañana. —
¿¡Es posible!? ¡Es obvio que me dolerá mañana!
Se vistió por completo, cerró la canilla y ya estaba dispuesto a irse, pero dio una última mirada hacia atrás.
— ¿No piensas levantarte? — Se quedó unos segundos esperando una respuesta que no iba a obtener.
Volvió hacia mí, me cargó y me depositó en la bañera, seguido de esto se retiró. Una última parte resonó en mi cabeza.
“Took her to the kitchen, fucked her right there on the table”
La diferencia fue que no follamos en la cocina…

Pov Sebástian
Ya estaba fuera del orfanato y no podía sacarme este sentimiento de culpa de encima. ¿Cuántas embestidas le había dado? ¿50? ¿75? No sé, las normales, pero no para un niño de su edad ¿Y qué me pasó? ¿Por qué me llamó la atención aquel mocoso? ¿Por qué fue algo que no pude controlar? Siempre son las mujeres las que me ruegan a mí para que las folle… Pero esta vez… ¡Agh! ¡Quedé como un viejo que necesita pagar por sexo!
— ¿Qué tal la pasó señorito Sebástian? Creo que ya es hora de irnos. —
— ¿Tanaka? ¿Qué haces aquí? No te he llamado. —
— ¿Acaso pensaba irse caminando? —
— No pero… ¿Por qué estás aquí? —
— Eso lo hablaremos luego, ahora suba, es demasiado tarde para quedarse a charlar en la calle. —
— ¿Tarde? —
— Si, son las 10: 59 ¿Qué no se dio cuenta? —
— Ahh, no, ya vámonos. —
Subí al auto y cerré la puerta. ¿¡10: 59!? ¿¡Estuve follando a Ciel más de una hora!? Ciel… Ciel… Su nombre tan lindo y angelical me alegraba tanto… de alguna manera… ¿¡Pero qué!? ¿¡Qué me pasa!? Bueno, ya terminó…
Estaba a punto de dormirme pero recordé algo… ¡No le pagué a Ciel!
Notas finales: Lamento si el capítulo fue algo largo...
La verdad estoy pensando si hacer de este fic uno largo o dejarlo corto...

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