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El orfanato "The House of God" por Saki Fumiko

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Notas del capitulo: Este será un fic corto.
—Señorito Sebástian— Llama una sirvienta de cabellos largos y rojos recogidos en un rodete bajo bien armado; sobre este una vincha; también traje negro y blanco.
El aristócrata se da vuelta dirigiendo una mirada asesina a su criada por haberlo interrumpido. Pauso su juego.
— ¿Qué quieres?—bufó.
La mujer se dio cuenta del efecto que causó su llegada en su amo. Se arrodilló.
—E-Es sólo que… — Se sentía muy nerviosa y se estaba poniendo roja.
— ¿Que qué? ¡Habla de una vez!—Gritó nervioso presionando el control en sus manos.
— ¡Lo siento! — Mencionó con miedo y poniendo sus dos manos sobre su cabeza en señal de protección
— ¡Vete entonces si no vas a decir nada! —
— ¡Lo siento! ¡Es que tengo que entregarle esta invitación! — Hablaba con tono nervioso, parecía que estuviera a punto de llorar.
— ¿Qué invitación?—Con tono molesto y parándose — ¿Qué es eso que tienes en la mano? — Dijo arrebatándole la carta bruscamente.
-- “Señorito Sebástian Michaelis, le informamos que, entre usted y otras personas de gran posición en la escala social, harán obra de caridad al orfanato “The House of God” en agradecimiento por la obra que los niños presentarán ahí para ustedes. El punto de reunión será el “Berkeley Square Garden” a las 15:00. Contamos con su presencia.
Atte BBC” – Al terminar de leer la carta, se puso rojo del enojo, la arrugó y la tiro con molestia a un lado de la habitación. La criada se asustó y cerró los ojos con fuerza.
— ¡No pienso ir! ¡Qué molestia!—Tirándose al sofá de nuevo.
— Pero señorito… — Se atrevió a decir la sirvienta — Si usted no va será denigrado socialmente y…— No terminó de hablar pues Sebástian se levantó y la tomó del cuello de la camisa — Ay… — Gimió débilmente la mujer.
— ¿Quieres contradecir a tu amo? — Apretando la ropa más fuerte.
— N-No es eso señorito, es sólo que si usted no se presenta su buen nombre se manchará… escúcheme por favor. — Sebástian escuchaba atentamente—Además British Broadcasting Corporation es la mayor red televisiva…— Hablaba suavemente, pues sabía que ese hombre era muy temperamental, y podía llegar a ser muy violento.
Sebástian la soltó.
— Está bien… Pero sólo porque no quiero quedar en ridículo…—
—Si señorito, muchas gracias. — con una sonrisa nerviosa pero sincera.
— Garnet, llama a Tanaka, que tenga el auto listo para mañana a las 14: 00, *con lo lento que conduce Tanaka así deberé viajar* --
— Como ordene —
.
. Al siguiente día a las 14: 42
.
*En la limusina*
— Tanaka ¿Qué hora es?—
— Las 14:42 señorito, falta poco para llegar, puede dormir un poco, cuando estemos por llegar lo despertaré. —
Después de 16 minutos Tanaka despertó a Sebástian.
— Joven Sebástian, ya estamos por llegar. —
— Está bien—
— ¿A qué hora debo venir a buscarlo?—
— Te llamaré en cuanto acabe—
— Muy bien, entonces, espero que la pase bien. —
—Lo dudo — Dijo Sebástian abriendo la puerta y saliendo.
Tanaka se despidió con un movimiento de mano y emprendió marcha de vuelta.
—Uff… esto va a ser difícil…— dijo Sebástian avanzando hacia donde estaban los otros personajes que estaban esperándolo. — ¿Entramos? — preguntó el azabache con molestia.
— En efecto, así debe ser. — contesto un señor bastante mayor que, al parecer, también estaba bastante enojado.
Entraron, las 6 personas, a una limusina negra que los llevaría a todos a la The House of God.
En unos cinco minutos estaban en frente del orfanato al cual deberían donar.
Se acercaron a la puerta y se encontraron con un guardia, quien se paró en frente de la puerta obstruyendo el paso. Sebástian lo miró con odio, ya era bastante molesto estar ahí, ¿y ahora debería aguantar a un guardia? No señor, no la haría. El hombre se dio cuenta de la asesina mirada de Sebástian y muy amablemente les dijo:
—Disculpen, el orfanato hoy está reservado. Si quieren pasar deberán mostrarme la invitación. —
¿Invitación? Se preguntó Sebástian internamente, luego recordó que se refería a la carta que desechó en su casa. Estaba en problemas.
En primer lugar, le entregó la carta una mujer vestida con un vestido de rojo y puntillas negras, con accesorios del mismo color, el cabello de igual y piel pálida.
— Madame* Red—
El guardia tomó el papel, lo miro y asintió. —El siguiente. —
Le dio el papel un hombre de cabellos casi blancos, ojos cafés y vestuario elegante constituido de elegante pantalón negro camisa blanca de puño francés, calcetín negro el cual combinaba con un zapato y cinturón marrón; y un chaleco de negro.
— Siguiente —
Se adelantó un hombre de más o menos la edad de Sebástian, 22 años para ser exactos. Tenía un traje de Gucci color gris. De cabello negro, con unos elegantes anteojos negros que combinaban con su zapato, corbata y cinturón, además de que resaltaban su hermoso color ámbar; además de que también era el mejor contrincante de Sebástian, claro. Le dio la tarjeta “Claude Faustus”
Y así fueron pasando todos hasta que llegó el turno de Sebástian.
— ¿Y usted? ¿No va a entrar? — Pregunta el guardia dirigiéndose al oji-carmesí.
— Yo…— desviando la mirada — No sabía que tenía que traer esa tarjeta. —
— Entonces lamento decirle que no podrá entrar—
Madame red se preocupó, ya que era muy amiga de Sebástian.
—Y… ¿No hay alguna forma de que él pueda entrar? — Pregunta Madame Red con cara de preocupación.
— No hay… — El guardia es interrumpido.
—Déjalo entrar Bob*, ellos vienen conmigo—
— Como diga— Retirándose de la puerta.
Todos pasaron.
— Lamento que haya ocurrido eso — Se disculpó Sussi*, la dueña del programa “British Broadcasting Corporation”
— No, fue mi culpa, yo olvidé la tarjeta— Respondió Sebástian.
— Llegaron justo a tiempo, porque el espectáculo está por comenzar—Dijo Sussi Con una sonrisa
Sebástian vio a la gente sentada, y a sus asientos reservados, también divisó las cámaras que lo grababan todo.
—Esta va a ser una noche larga…— repitió para sí mismo.
Llegaron a sus respectivos asientos y el telón comenzó a abrirse. “Hamlet” decía en la parte superior del escenario.
¿Hamlet? Se preguntó Sebástian, pues él ya había visto esa obra un millón de veces. En la carta no decía que iban a interpretar.
La obra comenzó.
Todo iba como Sebástian se lo esperaba, como se dijo antes, se sabía la obra de memoria. Este momento, transcurrió lento para él; hasta que cierto niño captó su atención.
Sebástian, aunque no estaba escuchando nada de lo que el niño decía, tenía su ser fijo en él. ¡Oh, sí!, él conocía esa sensación, El niño le estaba pareciendo sexy y le empezaba a gustar. Trató de retirar ese pensamiento de su cabeza, pero era inevitable no pensar en él. Así se pasó toda la obra, admirando al chico azulino sin prestar una décima de atención a lo que decía él o los demás, tanto que no se dio cuenta cuando terminó. Se paró y aplaudió cuando los demás lo hicieron. Los niños, que eran muchísimos, hicieron una reverencia y se retiraron del escenario.
Sebástian y los demás estaban dispuestos a irse, pero Sussi los paró
— ¿Qué tal? ¿Les gustó?—Pregunto acercando el micrófono a todos.
— Si, obvio, obvio muy hermosa obra — respondió Madame Red. Todos la apoyaron.
Ya estaban saliendo cuando…
—Sebástian, antes de que se vaya me gustaría hacerle una entrevista—
—Ahh… está bien… supongo…—
—Entonces venga—tomó de la mano a Sebástian, lo cual le desagradó; a él no le gustaba que le tocaran. Lo llevó a una sala muy hermosa, demasiado para ser de un orfanato—Sólo que habrá algo diferente. Hamlet y Claudio le harán las preguntas—Dijo para cuando ya había visto a los dos niños, y, sorpresa Hamlet era el niño que le había llamado la atención. Como se dijo antes, no escucho la obra, sólo admiraba al niño.
— ¿Estos niños van a entrevistarme?—Desviando la vista de Ciel y llevándola a Sussi.
—S-Si, pero no-no se preocupe señor Sebástian, ellos no le preguntarán nada innecesario, se lo prometo. ¿Verdad chicos?—Respondió la dueña del orfanato, la cual también yacía en la habitación, con la mirada absolutamente preocupada hacia Ciel y su compañero.
—Seguro—Dijo Ciel, el otro niño sólo asintió con una sonrisa.
Había tres sillones, uno largo y otros dos sillones pequeños; en esos dos se sentaron los niños, en el largo se sentaron Sussi y Sebástian.
Las preguntas comenzaron.

Después de un largo tiempo con los niños preguntando, las cámaras grabando, Sebástian respondiendo y Sussi con una sonrisa de oreja a oreja porque todo iba estupendamente, acabó.
—Ciel, ve a cambiarte, tú también Alois—Los niños obedecieron y fueron corriendo a cambiarse, esa ropa los estaba rostizando.
—Sebástian, le agradezco mucho habernos dedicado su tiempo y también por la donación que hizo a nuestro orfanato—Dijo la dueña muy cansada y estresada, lo cual notó Sebástian.
*Pobre mujer, se nota que está cansada* Pensó el oji-carmesí.
—No hay problema, fue entretenido — Mintió con una sonrisa. Bueno, no del todo. — Disculpe, pero ya debería irme, son más de las nueve y media y tengo varias cosas que hacer. —
—Ah, si no hay problema. Nuestra sirvienta lo llevará a la salida. —
—No hace falta, la conozco. —
— ¿Está seguro?—
—Completamente. —
—De acuerdo, adiós y de nuevo gracias.—
—Adiós—
Sebástian ya se estaba yendo del lugar, Bajo las escaleras al primer piso y luego planta baja, pero oopss no recordaba donde era la puerta. No era que no recordaba cual era la puerta de salida, sino que no recordaba la puerta del pasillo que llevaba a la salida, entonces Abrió la primera, vio un montón de cajas y estantes. Abrió la segunda, había un montón de juguetes. Luego abrió la tercera, y si no era esa pues debía ser la última; pero… Sorpresa, sorpresa… Lo que se encontró fue un baño pequeño y dentro a Ciel desnudo. Mierda… Se iba a follar al niño…

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