Taekwoon observaba con atención cada gesto de su pareja cuando Jaehwan leyó la nota en el café latte. Aún seguía fascinado por la belleza de su compañero y le encantaba cada vez más aquella sonrisa que parecía ser permanente en su rostro.
Su pareja tenía un brillo que se le hacía destellante, es como si su vida fuera siempre feliz. Aun así, por experiencia sabía que las personas que se mostraban felices siempre tenían algo que ocultar, un pasado que los hizo esconder sus sentimientos reales, pero eso lo averiguaría después.
Mientras tanto, escucho todo lo que hablaron mientras la chica atendía a su pareja, podía sentir la emoción que sintió al leer el mensaje, así como preocupación y pues también alegría de alguna manera cuando se enteró que el pretendiente era hombre.
Dejaría un mensaje cada mañana hasta que creyera que sería oportuno aparecer frente a él y poder conquistarlo. No sabía cuánto le tomaría pero ya estaba desesperado, la desesperación por reclamar lo que le pertenecía era muy fuerte, pero Jaehwan era humano y no podía simplemente espantarlo y hacer que negara el reclamo, si eso sucedía, lo perdería para siempre.
Pero Taekwoon se encargaría de que las cosas no fueran así, el lograría que Jaehwan no se alejara de él nunca.
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Jaehwan se encontró con ansias de llegar nuevamente a la cafetería, esperaba que lo que había sucedido el día anterior se volviera a repetir, se apresuró en estar listo para salir. No sabía porque estaba tan emocionado. Su excitación se debía probablemente a que había estado tanto tiempo solo que estaba exasperado por encontrar a alguien y eso tal vez sería doloroso después.
Vivía en un departamento cerca de la cafetería, después de pasar por su café latte iría a trabajar, como siempre. Solo que ayer no había podido concentrarse por pensar demasiado en aquel papel que ahora descansaba dentro del cuaderno donde el escribía sus pensamientos.
Cuando por fin hubo terminado con todo lo que tenía que hacer estada listo para salir. Salió del departamento y cerró la puerta con llave. Camino hacia el ascensor y espero a que este llegara hasta su piso.
Cuando llego y las puertas se abrieron, lo que vio lo dejo en estado de coma. Frente a él estaba el hombre más hermoso que había visto en su vida. Perfectamente vestido con cada músculo de su escultural cuerpo marcado, cubierto; para desgracia de Jaehwan, con una camisa polo negra y pantalones jean blancos.
-¿No vas a entrar?- escucho la voz como si fuera el canto de los ángeles. Jaehwan ya estaba comenzando a babear.
-Mmm- y fue todo lo que pudo emitir. Su cerebro se apagó por un momento.
Las puertas comenzaron a cerrarse, pero el chico que estaba en el interior del ascensor las detuvo.
-¿En serio, no vas a entrar?- Volvió a preguntar el chico.
-Sí, lo siento- le dijo Jaehwan por fin utilizando nuevamente su lengua. Entro al ascensor.
Que eres esa necesidad que sentía por tocar a ese hombre a lado de él, se estaba portando como una puberto en pleno auge hormonal. No podía si quiera apartar la mirada del hombre.
¡Por Dios Jaehwan, compórtate! -Se reprendió así mismo
-Jung Taekwoon- extendió la manos el chico- soy nuevo en el edificio.
-Lee Jaehwan- respondió correspondiendo el saludo.
-No conozco la zona, sabes si hay alguna cafetería cerca. Soy básicamente un adicto al café- Taekwoon tenía una voz suave y su tono era bajo, un tanto ronca que le hacía sentirse bien solo con escucharlo.
-¡Oh! A mí también me gusta el café. Precisamente hay una muy cerca de aquí. Puedo llevarte, siempre compro un café latte antes de ir al trabajo- Se sentía bien habla con Taekwoon, no sabía que era lo que pasaba pero esperaba que esta conversación no quedara solo en eso.
-Genial entonces- dijo Taekwoon, Jaehwan esperaba que dijera algo mas pero no dijo nada.
Nunca había sido tímido realmente, así que se sorprendió por no poder hablar con fluidez con este chico. Aun así sentía que no quería que Taekwoon simplemente se olvidara de este pequeño encuentro.
El ascensor por fin se detuvo y ambos salieron del edificio en silencio.
- ¿Y porque decidiste vivir en este edificio?-Jaehwan rompió el silencio.
Tal vez era la pregunta más absurda que podía haber hecho. Pero realmente no quería dejar de escuchar la voz de ese hombre.
-Pues busco a alguien- le respondió. Y solo con esa frase su corazón dolió. Fue algo estúpido, no debería sentir nada por ese chico que caminaba a su lado. Lo acababa de conocer. Y a pesar que podía sentir atracción hacia él, no iba más allá de eso. ¿Cuánto tenia de conocerlo? ¡10 minutos!
Era muy poco tiempo. Ridículamente insuficiente.
-Debe importarte mucho- dijo, no pudiendo evitar el dolor en sus voz.
El resto del camino hacia la cafetería fue en silencio. Un silencio incomodo cabe decir. Por más que intento sacar un nuevo tema de conversación Jaehwan no pudo evitar que el tren de sus pensamientos fuera hacia aquella persona que este chico estaba buscando.
Que de especial tendría aquella persona para que este espécimen lo persiguiera. No parecía que fuera un acosador, por la manera en que le hablo de ella y aquel brillo que vio en los ojos de Taekwoon podía ver que era realmente sincero con sus sentimientos. Pero aun así, no podía asegurar nada.
Llegaron por fin a la cafetería y entraron aun en silencio, las palabras ya no fluían.
-Buenos días- dijo la chica, sonriendo como siempre y le entrego su caffe latte.
Tomo el recipiente observando nuevamente el postic en el. Ahora que lo veía se daba cuenta que en todo el trascurso de la conversación con Taekwoon no se había acordado de su admirador secreto, sin embargo había estado totalmente excitado ante la idea de recibir nuevamente una nota desde el día anterior.
¿Qué había pasado?
Miro a Taekwoon que lo miraba con interrogantes en sus ojos, podría estar curioso de lo que el papel representaba, pero no le diría nada. Tomo el papel y lo doblo con cuidado, guardándolo en su billetera. Después lo leería.
-Bueno. Gusto en conocerte Taekwoon. Nos vemos después-Y salió de la cafetería. Estar al lado de ese hombre lo estaba afectando.
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Taekwoon podía sentir la lujuria que Jaehwan había sentido mientras había utilizado el ascensor. Podía sentir el anhelo que su pareja sentía hacia él. Y tenía que decirlo, le encantaba saber que él era el que provocaba eso.
Pero también pudo sentir la tristeza que atravesó su compañero con sus palabras. Se había arrepentido en el momento exacto que salió de su boca, pero después eso sería solucionado. Sabía que Jaehwan estaba confundido por cómo se sentía, por la pasión y la necesidad de tocarlo.
A pesar que los humanos no sabían nada de lo que se trataba ser compañeros, de alguna manera u otra, ellos podían sentir la atracción, aunque se les hiciera muy complicado de comprender.
Después que espero a Jaehwan el día siguiente que lo vio en la cafetería. Se le había hecho sencillo seguirlo hasta su trabajo y luego hasta su departamento. Había decidido estar lo más cerca que pudiera de su compañero.
A pesar que era un lobo sin manada, como un lobo blanco tenía muchos enemigos y líderes que querían reclutarlo a sus filas, no podía permitir que alguno de ellos pusiera sus manos en su pareja.
Habían pasado ya dos semanas desde aquel encuentro en el ascensor. Había sido los mejores y peores días de su vida.
Pasar tiempo con su pareja era increíble y aunque su personalidad le impedía ser muy abierto, escuchar hablar y reír a Jaehwan era simplemente magnifico. Pero tenerlo cerca era una tortura. Estar rodeado del olor de su compañero lo ponía realmente duro en dos segundos, pero tenía que consolarse con su mano.
Cuando estaba cerca de Jaehwan utilizaba el baño con mucha frecuencia, simplemente no podía dejar que la presencia de su compañero lo afectara. Hasta para Jaehwan ya eran extraños sus viajes muy seguidos al baño.
Hoy lo vería de nuevo y ya estaba desesperado viendo el reloj para saber el momento exacto para ir a verlo.
Cuando el reloj dio la hora salió disparado de su departamento hacia el de su compañero. A penas salió del ascensor sabía que algo había sucedido.
Mezclado con el olor de su compañero había otro olor, y conocía a quien le pertenecía.