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Todas contra él por Naotsuki-chan

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Había pasado más de un mes desde que eran novios. Debía admitirlo en este tiempo había conocido a un Sasuke diferente a como le habían dicho que era. Sabía que el azabache era frio por naturaleza y engreído pero con él era tierno y aunque siempre peleaban le era divertido, y era ahí donde la culpa y la decepción le atacaban, consciente de que el azabache le miraba como una ella y no como un él. Muchas citas habían tenido desde ese entonces siendo la primera la que se repetía en su mente cada vez que pensaba.

Había pasado solo una semana y llego la hora de su primera cita, estaba nervioso es cierto, pero desde hace unos dos días se sentía mal consigo mismo. Había visto una faceta del azabache que le encanto, era atento, algunas veces tierno y muy amable, claro que siempre estaba esa parte arisca y egocéntrica que se cargaba pero así lo amaba.  Justo en ese momento en esa línea de pensamiento descubrió que lo amaba, su corazón dio un vuelco y comenzó a latir como loco. Lo amaba ¿y ahora se daba cuenta? Esto no podía ser posible. El timbre sonó y él se levantó como resorte del sillón donde se encontraba sentado, una de sus “damas de compañía” le indico que un joven lo esperaba en la puerta. Había escogido una vestimenta sencilla ya que a donde iban era un campo abierto. Se dirigió a la puerta en donde un guapo azabache vestido casi completamente de negro excepto por su camiseta blanca debajo de esa chaqueta negra. El azabache al ver a la rubia en ese ligero vestido lila y zapatos bajos blancos, le sonrió.

-        ¿Lista dobe?—aun con su sonrisa.

-        Si, teme –con un ligero sonrojo y una sonrisa.

-        Entonces vamos –le cedió el paso hasta la salida, la rubia salió aun con un vuelco en el corazón y observo que en la puerta de su hogar estaba esa hermosa motocicleta.

-        Me hubieras dicho que iríamos en tu moto—le medio reprocho al azabache.

-        ¿tiene algo de malo? –alzando una ceja miro a la rubia.

-        Sí, me hubiera puesto un pantalón – hizo un puchero

-        Solo sujétate bien dobe –sonrió de medio lado como solía hacerlo. —además ya no hay tiempo para que te cambies—dijo al momento de subirse. La “rubia” suspiro puesto que el otro tenía razón, así que subió en la motocicleta poniéndose de lado para que el vestido no se alzara con el aire.

El camino hasta el campo de Gotcha fue tranquilo, el día era soleado esplendido para el partido. Cuando llegaron al gran campo que sería el testigo del enfrentamiento  era enorme y a pesar que el deporte no era conocido como tal, había una gran fila para las gradas del lugar, fue ahí cuando se percató de que necesitaban boletos para ingresar.

-        Teme, no tenemos boletos – eso fue lo que dijo al ver como todos los de ahí entregaban sus respectivas entradas.

-        No te preocupes – el azabache después de dejar su motocicleta en un estacionamiento, siguió al rubio hasta la entrada, en donde noto como este se perdía en la fila. Fue hasta que le escucho que entendió el porqué del semblante preocupado. —vamos –con paso firme y tomando la mano de la rubia se encamino a la entrada donde un hombre robusto de cabello naranja y pircings en todo el rostro estaba recibiendo las entradas. —Pain –llamo fuerte por el ruido de las personas.

-        Pero miren a quien tenemos aquí, el pequeño Sasukin – la voz grabe y burlona del hombre hizo que el cejo se le frunciera al azabache.

-        Gusto en verte Pain – se notaba la molestia en la voz de Sasuke.

-        ¿Qué te trae por aquí? –sonreía con burla.

-        Quería que nos dejaras entrar –demando con voz firme y sonriendo de lado mientras hacia un gesto con la cabeza para señalar a su acompañante. Pain llevo su mirada hacia donde indicaba la cabeza del azabache dándose cuenta de la hermosa jovencita que le acompañaba.

-        Vaya que hermosa jovencita –la sonrisa coqueta del mayor hizo sonreír a la rubia.

-        Hola mucho gusto, Naruto Namikaze – realizo una pequeña reverencia como saludo.

-        Un gusto señorita Yahiko Pain, amigo del hermano mayor de Sasukin –menciono mientras tomaba la mano de Naruto y la besa.

-        ¡Hey!—un manotazo de parte del azabache fue lo que recibió Pain por su atrevimiento, los celos del azabache hicieron reír a los otros dos.

-        Calma, calma Sasukin no te quiero quitar a tu “novia” –la palabra novia salió más a burla que a otra cosa, todos quien conociera al azabache sabia de su tendencia de cambiar de pareja constantemente, a excepción de sus padres.

-        Pues debo cuidar a mi NOVIA—el recalco de la palabra y la seguridad en la voz del azabache junto con el abrazo posesivo que recibió la rubia en la cintura, hicieron que el mayor abriera los ojos sorprendido, ¿era su imaginación o Sasuke estaba más que complacido con llamarle “novia” a la chica? ¿Dónde había quedado aquel que solo “pasa el rato” con las chicas?—Pain ¿nos dejaras entrar o qué?—el llamado de fastidio hizo que Pain los dejara de observar. Por su parte Naruto estaba con el corazón dolorosamente acelerado, le gustaba no podía negarlo, le gustaba que el azabache le diera su lugar como su pareja, pero ahí estaba su parte dolorosa, él no era su pareja era “su novia” y sumándole el hecho que no era una chica hacia que cada vez que el mayor le daba su lugar, la culpabilidad de la mentira le doliera cada vez más.

-        No es aceptable, Sasuke, que rigieras a una señorita a este tipo de evento. –la sonrisa de burla aún permanecía a pesar del shock.

-        Oh es que yo quería venir—una sonrisa deslumbrante fue dirigida al peli naranja—amo este deporte.

-        Oh ya veo –dijo correspondiendo la sonrisa que le fue dirigida. —pues si es así les dejare pasar.

Después de que Pain los dejaran pasar, se dirigieron a donde se encontraban las gradas. El campo donde se llevaría la final estaba lleno de obstáculos, los cuales apoyaban a los jugadores con su estrategia y como escondite en caso de algún enfrentamiento prolongado, había también vegetación que hacía más difícil la visión de los jugadores. Les toco unos de los mejores asientos que había, desde donde estaban podían ver los dos polos del campo, y tenían completa visión gracias a las pantallas que estaban colocadas estratégicamente. Se había enterado por parte de Sasuke que ese pequeño “estadio” fue diseñado por su hermano y que con la ayuda del novio de Pain lo habían construido para que el Gotcha fuera considerado un deporte. El combate comenzó a los veinte minutos, los equipos que se conformaban por cinco integrantes cada uno, comenzaron a adentrarse al campo, las estrategias que tenían eran de ofensiva/defensiva, Sasuke debía admitir que este tipo de deporte tenía mucha estrategia, tiempos, pasos, y municiones, era una pequeña guerra por acabar con el equipo contrario, volteo a ver a la rubia a su lado y se sorprendió pero rápidamente sonrió con ternura. Naruto había visto salir a los jugadores y de inmediato le invadió una emoción abrumadora, la estrategia era limpia, las órdenes del líder directas y llevadas a cabo a la perfección, una sonrisa se posó en su rostro. Durante todo el enfrentamiento la energía y emoción de la rubia cautivaban al pelinegro más que el juego. Cuando este término y se deicidio al campeón, ambos jóvenes se retiraron despidiéndose de Pain. La amabilidad del moreno se vio reflejada cuando este invito a la rubia a comer, a un pequeño restaurante de comida rápida, durante la comida todo eran risas y sonrojos de parte de la rubia, las dulces y vergonzosas palabras que le dirigía el azabache causaban ese efecto.

-        “Eres linda, dobe,”

Siempre terminaba diciendo eso, esas simples palabras aceleraban el pobre corazón del doncel. Después de la comida se dirigieron a un bonito parque que estaba cerca, pocas familias estaban ahí, puesto que era hora de la comida, el azabache le invito un helado, y la plática continua. Se estaban conociendo, pero por cada relato que salía de la boca de la rubia, salía una nueva mentira. Se estaban conociendo, sí, pero conociendo a medias. Había momentos en donde la rubia quería correr y otros en donde quería gritarle toda la verdad, pero simplemente se mordía los labios o sonreía, y cada vez que eso pasaba un nuevo pinchazo en el corazón era lo que provocaba. Al final todo fue fantástico, desde la caminata del parque y el helado. El azabache dejo a su “novia” en la entrada de su casa despidiéndose  con un apasionado beso, que fue totalmente correspondido, y con un “vendré por ti el lunes”. La rubia vio marcharse al pelinegro, volteo a  ver  la puerta de su casa y suspiro, dio media vuelta y corrió a la cochera donde estaba su bicicleta, no le importo que estuviera aun con el vestido y salió corriendo a la casa de su mejor amigo.

 


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