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Todas contra él por Naotsuki-chan

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Suspiro, miraba la pizarra distraídamente, recordando las palabras que su amigo le había dicho.

Llego a la casa del pelirrojo y rápidamente fue recibido por una de las mucamas, no tardo  nada en que lo dejaran entrar y subió rápidamente a la habitación de su amigo, lo vio leyendo un libro y no le importo en lo absoluto, así que se arrojó hacia él, siendo recibido en sus brazos. Durante el camino de su casa a la del pelirrojo había analizado todo lo que había pasado en los últimos meses, y lo que resiente mente había estado sintiendo, las lágrimas habían salido de sus ojos al momento de sentir el cálido abrazo que Gaara le estaba dando. Lo sabía, sabía que estaba enamorado pero se lo negaba.

-        ¿Te has dado cuenta ya?—las palabras tranquilas y llenas de comprensión sorprendieron al rubio.

-        ¿eh?

-        Acabas de decir que lo amas…-- el pelirrojo separo gentilmente a su amigo para verlo a los ojos. El rubio estaba tan concentrado que sus labios habían pronunciado palabras sin que su cerebro se lo indicara—Naru…

-        Si, Gaara lo amo… --lagrimas caían de sus azules ojos llenos de pena, culpa y arrepentimiento.

-        Tranquilo, todo estará bien

-        ¿Cómo Gaara? ¿Cómo va a estar bien, si le miento cada vez que puedo-ttebayo?—las palabras de apoyo de Gaara no tuvieron el efecto que esperaba.

-        Naruto, escúchame –el pelirrojo hizo que lo viera a los ojos—hay que decirle la verdad, que esto acabe ya.

-        Gaara, hemos llegado muy lejos con esto –dijo entre lágrimas—nunca me lo perdonara, yo… –su voz bajo de intensidad.

-        Si Sai me lo perdono, él también lo hará…

-        Tú… ¿se lo dijiste a Sai? – los ojos del rubio se abrieron en sorpresa.

-        Si, Naru, se lo dije, y lo entendió, aunque muy a su manera claro, --un suspiro salió de sus labios.—Sasuke lo entenderá ya veras, hay que decirle la verdad

-        No Gaara, el nunca entenderá, puesto que su amor es Naruto “la chica” y yo, el doncel—sus lágrimas recorrían sus mejillas.

-        Naruto estoy seguro que él te ama, se le ve en la mirada

-        ¡Claro! ¡Pero el ve a una chica!—se separó de su amigo que todo este tiempo lo había mantenido en su regazo—el no ama a los donceles ¿lo recuerdas?

-        Si, lo recuerdo, pero aun así no sé por qué no quiere a los donceles –sacudió la cabeza a ver el rumbo donde iba la conversación—pero eso no es lo importante, ¡lo importante es que él te quiere, te ama, él vera la gran persona que eres, y no le importara este sucio juego!

-        No es seguro, además, las chicas…

-        Olvídate de las chicas, y enfócate en ti, en tus sentimientos y en los de Sasuke, --el rubio estaba sorprendido su amigo no era mucho de mostrar expresiones pero en este momento hacia muecas un tanto divertidas, que sin proponérselo le estaba tranquilizando, esa era la tranquilidad que necesitaba para pensar.-- ¿tú que es lo que quieres?

 

-        …quieres? ¿Naruto? ¡Hey! Naruto, ¡¡Dobe!!—un sobresalto fue lo que le ocurrio al cuerpo del rubio al escuchar ese apodo en su oído. El azabache había sacado al rubio de su trance. — ¿estás bien?—una autentica preocupación se vio reflejada en el pálido rostro del azabache.

-        ¿eh? Ah sí, si estoy bien teme, ¿Por qué?—le dedico una sonrisa.

-        Llevo llamándote como cinco minutos –un bufido salió de los labios del mayor.—ya terminaron las primeras clases – fue en ese momento en el que el rubio se dio cuenta, de que había estado en sus pensamientos por mucho tiempo, puesto que en el salón solo quedaban ellos dos, dándole a entender que ya era el almuerzo.

-        Perdón teme, no me di cuenta ttebayoo – dijo mientras se ponía de pie y recogía las cosas de su mesa.

-        Lo note, --otro suspiro, el azabache había estado observando a la rubia y sabía que algo le pasaba. —pero bueno ¿Qué quieres  comer?

-        Teme, hoy quede con Gaara de almorzar ttebayoo, no te molesta ¿verdad?—le miro con una carita tierna y jugando con sus dedos, ya que sabía que el azabache era un tanto débil a esos gestos.

-        Y aunque me moleste, sé que iras a comer con el…

-        Gracias ¡amor!—la palabra fue dicha con inocencia, cosa que sorprendió a ambos aunque más al azabache, pero eso no le quitaba que los dos se sintieran feliz, uno por haberla dicho y el otro por que fuera dirigida hacia él.

-        Bueno supongo que comeré con la copia barata. —una pequeña sonrisa se posó en sus labios.

-        Así es bastardo, así que andando – Sai había estado en el pasillo esperando a su primo, junto a él estaba el pelirrojo. El moreno llego rápidamente a donde estaba el azabache y lo arrastro hacia afuera.

-        ¡hey! ¿Por qué tanta prisa? – para el azabache eso era extraño, aunque viniendo de Sai todo lo era.

-        Camina, camina –haciendo caso omiso a la pregunta se Sasuke, Sai continuo jalándolo para tomar camino hacia la cafetería.

-        ¿Listo?—pregunto Gaara hacia “la rubia”, una vez que ambos morenos habían desaparecido.

-        No, pero vamos – con paso decidido, ambos se dirigieron a un lugar, a ese sitio donde se iban a enfrentar a los que consideraban “sus peores enemigos”.

Distribuidas en el lugar donde solían reunirse, un grupo de chicas tomaban sus alimentos, entre risas y planes de su siguiente movimiento. La mayor de todas había recibido un mensaje de su ejecutora, de que tenía algo de suma importancia que comunicarles, es esa la razón por la que estaban reunidas en dicho lugar. La puerta se abrió dejando ver a un pelirrojo y a una rubia con un semblante serio, aunque del primero era completamente normal, dicho semblante en la rubia daba la sensación de que algo grabe estaba pasando.

-        Hola Naru –una pelirroja se acercó y abrazo a la rubia, abrazo que no fue correspondido. —estás haciendo un excelente trabajo.

-        Es cierto Naruto, ya está donde lo queremos—secundo la peli rosa.

-        Solo falta el golpe de gracia –comento Ino, dando un golpe en el aire.

-        Precisamente de eso es de lo que queremos hablar—dijo con voz calmada el pelirrojo.

-        ¡Comprendo!—grito la peli rosa—vienes a saber qué día será el desenlace ¿no?

-        Oh  ya veo –comento la castaña de los chongos —si, Naruto, ya tenemos el “día final” -- una sonrisa se posó en los labios de todas ahí con excepción de Temari, la cual había estado analizando a  Naruto, ese semblante serio no le daba buena espina.

-        ¡Será el día del festival escolar! –grito con emoción Ino— ¡ese día en la fogata  frente a todos!

-        Lo siento pero no lo hare –dijo firme y decidido.

-        ¿Pero por qué? Si es un día perfecto –cuestiono la pelirroja.

-        No lo hare ese día, ni ningún otro.

-        Naruto-kun ¿Qué sucede?—por primera vez Hinata había participado en la conversación.

-        Lo siento, pero ya no voy a seguir con esto. —la sorpresa se vio reflejada en los rostros de las chicas.

-        ¿Qué estás diciendo? – la última de las chicas Temari tomo la palabra después de segundos de silencio.

-        Todo esto no es más que un juego que ya no pienso seguir, desde un inicio esto fue un error— Naruto veía fijamente a los ojos de Temari.

-        ¿Cómo pretendes dar marcha atrás cuando has llegado tan lejos?—Temari  no quería levantar la voz, pero aun así quería respuestas.

-        Precisamente, Temari, he llegado muy lejos con esto—Naruto sentía que en cualquier momento flaquearía en su voz, tenía tantos sentimientos mezclados que no podía controlarse.

-        Naruto, no puedes hacharte para atrás, ya solo falta un golpe, un golpe más y estarás libre. —dijo la peli rosa.

-        ¿Es que no lo entienden? –el pelirrojo se había mantenido al margen de la conversación pero sabía que si no actuaba las chicas encontrarían la forma de engatusarlos de nuevo. —Naruto… --sus palabras murieron al ver como una mano de “la rubia” se había levantado.

-        Quiero que escuchen, no hare lo que me piden, ya no más, el hecho es simple, no voy a dañar  al hombre que amo.

Una vez más la sorpresa no se hizo esperar pero más que sorpresa en los rostros de las chicas reinaba el asombro no se esperaban tal declaración. El piso quedo sumido en un silencio profundo.

-        “Esto no puede ser posible”

Su boca no se movía pero sus pensamientos eran claros, Temari lo sabía, sabía que su plan había fallado.


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