Los días pasaron a pasos agigantados, una semana se pasó más rápido de lo que todos esperaban y el gran jueves llego. Ese día era el tan esperado por todos los estudiantes pues era su festival cultural anual. Durante el tiempo de espera de este gran día, las chicas y el doncel pelirrojo habían dialogado sobre la posibilidad de sacar a “la rubia” de la vida del azabache, sin llegar a ningún acuerdo o decisión final. Por el otro lado el azabache había estado ansioso por ese día en particular, pues habiendo platicado con su hermano mayor, de esas pocas veces en donde podía pedir un consejo serio y sincero de Itachi y no solo estarse peleando, del cual había salido una propuesta seria y que le encantaría pedir a su rubia novia. Así había llegado a la escuela ese día, dispuesto hablar con la rubia, ya que como representante del aula debía estar antes que nada en la ceremonia de inicio del festival, ese era el motivo por lo que no había podido pasar por su adoración a su casa. Resignado pero contento se dirigió a la plaza principal del colegio, donde el presidente estudiantil daría inicio con el festival. Por su lado, el doncel rubio vestido de chica, había estado ausente es decir sumido en sus pensamientos, faltaba poco para el inicio de las actividades y debía estar listo, había decidido llegar antes que todos en su salón para poder cambiarse, su grupo había propuesto un Maid Caffe, y todas las chicas debían vestir con auténticos vestuarios de maid, así que vestido con un hermoso traje en naranja y blanco y haber recogido su cabello en una coleta de lado en donde se adornaba una flor roja escarlata, se dispuso a esperar a todos mientras arreglaba las mesas que por ese día se ocuparían para los clientes. Poco a poco todos sus compañeros llegaron y se pusieron a trabajar. A las 10 de la mañana se llevó a cabo la ceremonia que daba inicio al festival. El tiempo paso con lentitud, cada uno de los alumnos sumido en su trabajo, los representantes de salón y el comité escolar estaban supervisando todo, aprovechando eso, Sasuke se dirigió al salón que en esos momentos podría ser llamado Café, con un paso entre lento y rápido ya que había mucha gente en los pasillos de la escuela, pudo observar como su bella novia atendía una mesa donde estaban dos chicos, la bella sonrisa que tenía Naruto en sus labios no llegaban a sus ojos. Y ahí estaba de nuevo esa sensación de que algo pasaba y él no podía hacer nada. El azabache paso de largo sin ser notado por la rubia que trataba de atender con ánimos a los comensales.
- ¿Necesitan algo?—aunque no tenía el menor interés lo pregunto por obligación.
- Oh Sasuke-kun—Sakura quien estaba en la parte de lo que era una cocina improvisada se acercó a él.—por el momento no
- Ya veo—a pesar de querer esforzarse en no mirar a la rubia, sus ojos no dejaban de seguirla.
- ¿Se te ofrece algo más? –la voz de Sakura le obligo a despegar su mirada de su novia y llevarla a la peli rosa.
- No. —se dio media vuelta para poder marcharse.
- Sasuke-kun –un nuevo llamado de la peli rosa le hizo voltear de nueva cuenta—su descanso es en 15 minutos. –dicho esto Sakura regreso a sus labores ya que había mucha gente.
El azabache solo se marchó, esperaría a su rubia afuera, después de todo en el festival había mucho personal de organización.
Naruto al fin podía respirar un poco, la cabeza le estaba matando, se encontraba en su descanso, estaba deseando que este día acabara, el vestido no era muy cómodo para su gusto.
- Sakura-chan, iré a dar una vuelta. —y con paso lento se dirigió a la salida.
- Ah Naruto, espera –antes de llegar a la puerta la peli rosa se le acerco. —el café “cerrara” antes que los demás del festival, así que ya no será necesario que vengas a atender lo digo por si quieres cambiarte para que no andes así.
- Gracias –le sonrió levemente y cruzo por la puerta, pero antes de que pudiera dar siquiera dos pasos, se encontró con un azabache recargado en la pared—Sasuke…
- Vaya, pensé que nunca saldrías—la sonrisa de medio lado que el moreno le dio la hizo sonreír, esa era la sonrisa que a Sasuke le gustaba, una grande y brillante.
- No me dijiste que me estabas esperando ttebayo—y como si sus problemas desaparecieran en el momento que lo vio una felicidad lo invadió.
- Estabas ocupada – el azabache se acercó y le robo un beso a su adorada novia, beso que le quito el aliento a “la rubia”.
- Bueno eso ya no importa, ¿para qué me esperabas? – le dijo aun con su sonrisa.
- Para dar una vuelta por el festival por supuesto—su voz, esa voz fuerte que a “la rubia” le fascinaba, le contesto de inmediato.
- Jajajajaja –una risa melodiosa desconcertó al azabache.
- ¿De qué te ríes?—un levantamiento de ceja fue lo que vio la oji azul.
- No pensé que tu fueras de los que se paseaban en este tipo de eventos ttebayoo – aun una sutil risita salía de sus labios.
- Bueno, aún hay muchas cosas que no sabes de mí – aunque la rubia tenía razón, él no era de los que andaba en esos eventos, quería disfrutar de la compañía de ella, hasta el final del dichoso festival. —entonces ¿vamos?
- Si –le sonrió mostrando sus blancos dientes—pero tendrás que esperarme un momento, iré a cambiarme
- Jum – la monosílaba y el asentimiento de cabeza del azabache fueron la contestación para la rubia.
Sin más palabras la rubia le dio un pequeño beso en la mejilla y salió rumbo al almacén que se utilizaba para el café improvisado. Se cambió lo más rápido que pudo y con la puerta bien asegurada. Después de un corto tiempo no más de diez minutos salió al encuentro con el azabache.
Desde que la tuvo a su lado de nueva cuenta, la casi inexistente sonrisa se posó en sus labios. El azabache estaba por primera vez disfrutando de uno de los festivales escolares en compañía de su novia. Era difícil pesar que solo hace algunas semanas esa palabra solo era sinónimo de una relación pasajera, de un “simple juego”, ahora estaba realmente contento con aquella a que llamaba novia porque ya no era eso lo que le significaba esa palabra. La rubia había dejado todo pensamiento atrás, toda la preocupación que había sentido estos últimos días se esfumo al ver la cara medianamente sonriente de su compañero, y decidió disfrutar del festival.
“El tiempo pasa rápido cuando te diviertes” esa frase los definió en ese momento, pues se la habían pasado de un lado a otro, desde los juegos de azar en donde el azabache gano un pequeño almohadón en forma de naruto, cuya persona que compartía el nombre le encanto cuando se lo obsequiaron, en cambio la rubia se dedicó a hacerle comer al azabache cosas dulces, sabiendo que a este no le gustaban, se reía de los gestos del moreno con cada cosa que le daba aprobar, desde los clásicos dangos dulces, hasta el algodón de azúcar. Todos los que lo miraban les sonrían pues siempre comentaban que hacían una hermosa pareja. Pero como lo bueno tiene un final, y este llega con el ocaso. El final del festival es marcado por la tradicional fogata en el patio trasero de la institución, la gran fogata en medio del lugar iluminaba todo mientras el sol se ocultaba. Mientras todos los alumnos danzaban alrededor de la iluminecencía, la parejita se encontraba sentada cerca de los árboles, la poca luz que los alcanzaba solo era capaz de mostrar sus manos unidas.
- Es hermoso –comento de la nada la rubia
- ¿El festival? – el azabache a su lado no le quitaba la vista de encima.
- Si, en mi antigua escuela no se hacen fogata – dijo aun con su vista en la multitud que bailaba.
- Mm… --el monosílabo salió de sus labios.
- ¿Qué pasa ttebayo? – a pesar de que era común las casi nulas contestaciones del moreno, la rubia noto una seriedad en esa pequeña palabra.
- Hay algo que quiero decirte – La voz serena del azabache sonaba un poco ansiosa, eso sacó la curiosidad de la rubia.
- ¿Qué ttebayo?—le miraba con la expresión de la duda en su rostro.
- Hace unos días hable con mi hermano sobre ti – Sin querer esas palabras hicieron a la rubia tensarse.
- ¿De mí? – la cara de la rubia era un deleite a ojos del azabache que no notaba los tensos hombros de su compañera.
- Si, y gracias a esa platica me decidí a hacerte esta pregunta – aun tomaba la mano de la rubia y no dejaba de mirarla a los ojos -- ¿quieres ir a mi casa y conocer a mis padres?
- ¿Conocer a tus padres?—la pregunta descolocó a Naruto y todos los pensamientos y preocupaciones que había dejado atrás, para disfrutar del festival, le cayeron encima como un bloque de hierro.
- Sí, quiero que los conozcas –la sutil sonrisa del azabache y esa voz un tanto ansiosa de parte de este causaron estragos en el doncel, ahí estaba esa sensación de pesadez en su corazón que le decía que todo iba mal, su amigo se lo dijo una vez: “el día en que él quiera que su relación sea oficial, te pedirá ir a ver a sus padres” esa frase la había repetido Gaara de Sai y se había grabado en su mente.-- ¿Naruto? – el azabache estaba preocupado de repente la rubia no había emitido sonido alguno.
- Yo…-- un nerviosismo palpable se podía apreciar por parte de la chica – no puedo conocer a tus padres –lo había dicho en un susurro, un doloroso susurro que fue escuchado apenas pues había bajado la.cabeza y le huía a la mirada del azabache.
- Sé que es un tanto apresurado, pero creo que es momento de que los conozcas – buscaba la mirada de la rubia pero esta no la había apartado del suelo – quiero hacer oficial nuestro noviazgo. – y ahí estaban las palabras que menos quería oír, sabía que la invitación de conocer a sus padres eso significaba pero que se lo dijera así de directo y con la voz ansiosa, aunque esto último no se notara tanto, era sin duda un golpe de realidad que había estado evitando. La mano del azabache se acercó más a la suya pero la rubia se apartó de inmediato y se paró de la banca en donde habían estado sentados.
- No, yo no puedo ir – dijo con la voz entrecortada y dándole la espalda al azabache.
- Naruto, sé que es repentino pero…
- No, no es por eso -- pego un pequeño grito interrumpiendo al azabache.
- Vamos dobe, no tengas miedo mis padres no son malos – Sasuke se acercó abrazándole por la espalda, notando así los pequeños temblores del cuerpo ajeno.
- No entiendes –la rubia se apartó de esos cálidos brazos, dando media vuelta mirándole con sus ojos cristalinos por las lágrimas, Naruto lo sabía esto ya no podía seguir así – no es por miedo, no es porque sea apresurado –con cada palabra su voz iba debilitándose – yo no puedo ir a ver a tus padres por que eh estado mintiendo te—las lágrimas caían por sus mejillas, sabía que esto era el inicio del fin pero ya había tomado una decisión.
- ¿De que estas hablando?—las palabras de la rubia y su estado estaban haciendo del moreno un manojo de sentimientos: duda, confusión, extrañeza entre otras que casi nunca sentía.
- Yo, yo no llegue aquí por mera casualidad, ni siquiera “nuestra relación” fue casualidad –sus palabras comenzaron a salir golpeadas con una tristeza y remordimiento impresionante confundiendo más al azabache – yo llegué aquí porque me fueron a buscar, un grupo de chicas me obligaron a venir aquí, y como un tonto caí en su juego, al principio pensé que podría con esto, pero luego te conocí más afondo, vi lo que ellas no vieron y me enamore…
- No te estoy entendiendo nada – y era de esperarse pues la rubia hablaba rápido y con las lágrimas y los sonidos del llanto no lograba escucharse con claridad.
- Lo que trato de decir es que yo no soy lo que tú crees que soy – su voz era cada vez má triste, todo lo que estaba diciendo lo había guardado por mucho tiempo – yo, Sasuke yo soy un doncel que fue traído aquí simplemente para hacerte sufrir. –directo y rápido tal vez no fue la mejor manera de decirlo.