La mañana se reflejó en el horizonte, la luz del sol se coló por las ventanas y un cansado moreno se levantaba para dar inicio a un nuevo día. El fin de semana había pasado entre explicaciones y riñas entre su familia, sabía que ellos solo le querían ayudar, y de todas las palabras de aliento que le dijeron en esas platicas de comprensión después de escuchar todo lo que había pasado, una frase sobresalió de las demás.
- Si se quiere no hay problema el haber mentido, uno siempre debe saber perdonar, y más si ya se ha dicho la verdad – la morena le miro con el cariño eterno de una madre—si él te enfrento y te dijo todo eso es porque él está verdaderamente arrepentido.
Las palabras de su madre se repetían en su cabeza una y otra vez, su corazón le dictaba que era cierto, que si el rubio no sintiera nada por él no le hubiera dicho nada y habría terminado con él en una humillación pública, pero su cabeza le dictaba otras cosas, ¿y sin esa era la forma que habían planeado desde un inicio? Suspiro ahí estaba su pelea constante, no había dormido estos últimos días, dándole vueltas al asunto y cuando más se inclinaba por la opción de la razón, recordaba las palabras de su madre y la pelea volvía a comenzar. Cansado a no más poder ingreso al baño donde tomo una larga ducha para poder despertar por completo, al término de su relajante y algo frío baño se vistió con su uniforme y salió al comedor. No quería asistir a la escuela pero sus padres no dejarían que se quedara en casa, sabía que tenía que enfrentar de nueva cuenta al rubio, que a pesar de todo al recordarlo su corazón daba un vuelco con emoción.
El desayuno fue tranquilo, no se articuló palabra alguna, pero había visto la mirada de todos en la mesa, su hermano le daba el apoyo que en estos momentos necesitaba y sus padres lo veían con amor, del que no podía ver su mirada era de Sai, puesto desde que le dijo que se largara por meterse donde no le llaman, aunque no había utilizado exactamente esas palabras, el moreno de sonrisa permanente no se había presentado en su casa. Suspiro por milésima vez, a pesar de la pelea con Sai, por decirles a sus padres y a su hermano todo lo que llevaban haciendo hasta el asusto de “su rubia novia”, le necesitaba, siempre estaban el uno para el otro a pesar de los insultos y peleas que llegaban a tener. Así que con un “gracias por el desayuno, tengan buen día”, se retiró de su hogar y se encamino a la escuela. No tenía ganas de manejar así que se fue a pie, eso le daba tiempo de pensar más sobre todo lo que estaba pasando. ¿Será cierto que el doncel sentía eso por él? ¿Cuáles de todas las chicas habían planeado ese estúpido plan?, porque vamos no era estúpido sabía que Temari tenía algo que ver después de todo Gaara era su hermano, y este último el mejor amigo de Naru, lo que no conocía era las amistades que ella tenía con las demás chicas. Su mente era un caos, sus pensamientos fueron cortados por el pequeño murmullo que sus oídos alcanzaban a escuchar, notando así que ya había llegado a la escuela y que todas las miradas de los estudiantes se posaban en él.
- Lo que me faltaba, de seguro toda la maldita escuela ya lo sabe – se dijo a si mismo mientras se acomodaba la mochila y caminaba con la frente en alto hasta su salón.
No le tomo mucho llegar hasta su aula, pero las insistentes miradas comenzaban a molestarle, sabía que los chismes volaban más rápido que la pólvora y aun así pensó que este asunto no había sido notado por nadie, ja, ingenuo, él era el chico más popular y aunque le cueste reconocerlo el rubio doncel se había convertido en “la chica” más popular de toda la escuela, claro y como no , serlo, era amable, gentil, bondadoso, algo estúpido, pero con un corazón de oro. Se dio un pequeño golpe en la mejilla, ahí estaba de nuevo pensando en ella, no, corrijo estaba pensando en él. En su imaginación proyectaba un doncel con el cabello corto, con suave piel canela, sus ojos azules, y su bella sonrisa diciéndole “Teme”, y esa imaginación no paraba de darle esa proyección desde que su estúpido hermano le dijo.
- Yo creo que Naru-chan sería más atractivo de chico, es un doncel, ¿porque no te lo imaginas como lo que es? Un doncel
Eso se lo había dicho en una de las tantas charlas que sostuvo con él y sus padres, para saber cómo actuar hoy cuando la viera. Ahí cayo en cuenta que la clase había empezado hace unos minutos, no sabe cuántos exactamente pero al parecer muchos pues el profesor explicaba una que otra fórmula. Volteo hacia el asiento que ocupa “la rubia” y no estaba, el pupitre estaba vacío, dirigió su mirada al pupitre del amigo de esta, y ahí lo vio, Gaara con la serenidad que lo caracterizaba estaba tomando notas, miro hacia el asiento continuo al suyo y Sai hacia lo mismo que el pelirrojo, algo pasaba lo presentía, enarco una ceja y trato de poner atención.
- “¿Qué es lo que esperabas, Sasuke? ¿Qué él viniera?- se cuestionó en su cabeza mientras miraba el pizarrón sin poner realmente atención- ya toda la maldita escuela sabe que fuiste engañado, ¿y aun así anhelas verle? ¿Pero qué mierda pasa contigo? Lógico que no vendría…”
A pesar de sus pensamientos muy en el fondo había guardado la esperanza de hablar con el rubio y aclarar todas sus dudas.
Las primeras clases pasaron rápido, pero a él no le importo, su cabeza estaba en otras cosas, y distraído viendo por la ventana no fue consciente de que uno de sus “amigos” se acercaba.
- Debes extrañarla -una voz grave le hizo regresar de la luna y concentrar su atención en el individuo que se había sentado al frente suyo, siendo apenas consiente que el salón estaba casi vacío.- ya todo el mundo lo sabe Sasuke.
- ¿Saber qué?- le cuestionó al peli café de ojos perla enfrente de él, ya se esperaba algo de todos aquellos con los que “la rubia “había salido, pues ahora que lo pensaba no fue el único a quien engaño.
- Pues de Naru -dijo Neji mirándolo con una ligera mueca de disgusto – es una lástima que tuviera que regresar a ese colegio de señoritas, todos andan con caras tristes—dijo sin mirarle y solo miraba a un pequeño grupo de chicos, que se veían “apagados” sin ánimos.
- ¿Quién les dijo eso? – fue rápida su pregunta, al escuchar las palabras detecto las mentiras, y solo había llegado esa pregunta junto con otra más: “¿será que nadie sabe de la farsa? “.
- Lo dijo el profesor – esta vez los ojos perla se posaron en sus ojos azabache—la madre de Naru, la Señora Namikaze vino personalmente a hablar con la directora, alegando que el cambio repentino de Naruto fue porque su anterior escuela estaba bajo inspecciones sanitarias, y ya que el instituto estaba en funcionamiento nuevamente, iba a regresar a él. – la cabeza azabache estaba trabajando a marchas forzadas, esa era la mentira más tonta que había escuchado, puesto que si eso era cierto lo más lógico es que Gaara también se hubiera marchado, pero en cambio ahí estaba, aun así esto le daba más pistas: uno: si el profesor lo había dicho es porque nadie sabía que lo había pasado en el festival escolar, dos: su madre estaba implicada en todo esto, ya que ahora que lo pensaba, ¿Cómo pudo el rubio cambiarse de escuela a mitad del siclo escolar? Simple al menos uno de sus padres tenía que autorizarle.
- Ya veo—fue todo lo que dijo el azabache, el oji perla solo negó con la cabeza ante el tono frio, sabía que su “amigo” no era para nada platicador, pero pensó que un poco de platica lo sacaría de sus pensamientos.
- Sasuke-kun –la voz un tanto apagada de Sakura cortó las palabras que el oji perla estaba a punto de pronunciar.
- ¿Qué quieres? – las palabras frías del azabache hicieron temblar a la peli rosa.
- Yo me retiro—dijo el peli café al levantarse y salir del salón.
- Yo…--Sakura estaba que temblaba estaba haciendo esto a espaldas de las demás chicas, ya que se sentía realmente culpable de lo que había pasado, se sentía fatal ya que un ser tan bondadoso y bello como lo era Naruto había sido lastimado por su estúpida venganza, le había tomado cariño al rubio, lo quería tanto como a un hermano, aunque no llevaban mucho tiempo de conocerse, y por eso ahora estaba aquí frente a ese chico que la había humillado, aun recordaba ese día…