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Todas contra él por Naotsuki-chan

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Frustración, enojo, molestia y cansancio es lo que sentía el azabache, hace exactamente un mes que la rubia había llegado a su vida y estaba sumamente agotado, no podría creer que su tranquila y perfecta rutina se había ido al caño por culpa de Namikaze Naruto. Con cansancio llego al salón de clases más temprano de lo normal ya que al tercer día de su llegada la rubia le esperaba en el estacionamiento para decirle una sarta de estupideces. Suspiro por décima vez desde que se levantó, solo deseaba que este día fuera tranquilo aunque estaba seguro de que no iba a ser posible. Los minutos transcurrieron y el salón se fue llenando, la campana se escuchó y fue en ese momento en que se percató de que el salón carecía de una presencia, Naruto no había asistido a clases. Con un poco de desesperación en sus ojos busco a su alrededor notando que el pelirrojo amigo de la rubia si se encontraba ahí.

-        ¿buscas a alguien? –pregunto una voz conocida

-        A nadie copia barata. —menciono regresando su vista al frente ya que el profesor tenia rato de haber entrado.

-        No te preocupes bastardo, tu dulcinea vendrá –comento con burla el moreno hacia su primo.

Y ahí estaba esa actitud fastidiosa que su primo había adoptado desde hace unas dos semanas. Se había dado cuenta que a su primo algo le había cambiado aunque sea un poco. También había que mencionar que el bastardo de su primo había comenzado a referirse a la rubia  como su “dulcinea” o “damisela” algo que en verdad ya le tenía fastidiado, bien tenía que admitir que al finalizar la primera semana de la llegada de la rubia todo giraba al entorno a ella. Suspiro con frustración no había conseguido nada, había dejado plantada a Mikuru en más de una ocasión y ya se había rendido con eso de tenerla como “novia” puesto que las peleas y situaciones en la que la rubia le metía mantenía toda su mente ocupada, prácticamente la rubia había acaparado todo de él. Por el lado contrario el moreno, se encontraba con una sonrisilla burlona, sabía lo que pasaba con su primo, y eso le divertía, poco después del enfrentamiento con el pelirrojo tenia aún más sospechas de que algo tramaban pero cada vez que intentaba indagar más en ese asunto siempre estaba el pelirrojo ahí para ponerle un alto, desde el inicio eso no le disgusto es más estaba plenamente consciente que toda su curiosidad ya se había esfumado y solo provocaba al pelirrojo con su insistencia, ya que cada vez que se encontraban se desataba o una batalla de lenguas o simplemente insultos.

-        “buenos días Gaa-chan ¿Cómo amaneciste?”—aprovechando que el profesor explicaba algunas cosas y no le veía, tomo su celular y mando el mensaje.

Fue una azaña conseguir el número del pelirrojo pero gracias al que era el “ayudante del representante de la clase” tenía casi libre acceso a la sala de profesores y por lo que es lo mismo a los registros de los estudiantes, claro siempre y cuando los directivos no lo vieran revisando esos documentos.

-        “Deja de fastidiar tan temprano estúpido Sai” – y esa era la “linda” contestación del pelirrojo.

El pelirrojo ya estaba harto, no sabía cómo Sai obtuvo su número de celular y ni quería averiguarlo, siempre que se encontraba con el moreno terminaba influenciado por sus estúpidas hormonas adolecentes, no se iba a  negar que el moreno le atraía y que se quería engañar diciéndose que era simple atracción, pero estaba completamente consiente de lo que fue hacer en esa escuela y sabía que una vez todo esto terminara… un sentimiento extraño se instaló en su pecho, no quería pensar en eso así que era mejor no hacer lazos que le causaran una herida grande, claro aunque el moreno no le dejaba nada fácil.

-        “¿Almorzamos juntos? Y así me cuentas ¿el por qué la ausencia de cierta rubia amiga tuya?”—el nuevo mensaje le saco una sonrisa de irritación.

-        “Sai jodete” – fue la respuesta inmediata que recibió el moreno sonriendo como estúpido.

Las primeras clases pasaron lentas y aburridas para un azabache y divertidas para un moreno, ahora se encontraban en la hora de deportes y como el único sin pareja era el azabache este se encontraba viendo a los otros entrenar, todos los alumnos habían resentido la ausencia de la rubia ya que les era divertido ver las peleas un tanto infantiles que eran protagonizadas por esta y cierto azabache.

En el almacén de la segunda planta se encontraba una rubia de cuatro coletas que observaba la clase del grupo de su hermano, el día en que discutió de Naruto pasaba por sus pensamientos sin poner verdadera atención en lo que pasaba a su alrededor.

La rubia había entrado al almacén ante ser llamado por la hermana de su mejor amigo, sabía que le iban a cuestionar, así que decidido les miro puesto que todas esas chicas que una vez llegaron a su escuela se encontraban distribuidas por el lugar.

-        Se puede saber ¿Qué pretendes? –directa al grano así era Temari.

-        Hacer lo que vine hacer – dijo con una voz firme ante la atenta mirada de todas ahí.

-        Naruto no has seguido el plan como se te dijo – comento con una voz demandante y algo enojada la de cuatro coletas.

-        No seguí ese estúpido plan por que no funcionara – aseguro

-        ¿A qué te refieres con eso Naruto-kun? –pregunto una tercera voz siendo Hinata la dueña de esta.

-        Ustedes deberían saber mejor que nadie como es ese bastardo ¿no es así? –dijo el rubio cruzándose de brazos-- ¿enserio creen que siendo linda, amable y cariñosa con él, me tomaría enserio?—la cara de desconcierto de las chicas hizo suspirar al rubio.

-        No te logramos entender Naruto, explícate –demando la peli rosa.

-        Me sorprende de todas pensé que ya lo sabían –comento con algo de burla acción que hizo fruncir el entre cejo de todas las presentes—Uchiha Sasuke es un bastardo que sabe que puede tener a todas las chicas con solo hablarles bonito y ser atento con ellas, así que si yo me mostraba tan “sumisa” ante él, eso solo conseguiría levantarle el ego y que me tomara como un simple juego siendo que esto no es el propósito del que este yo aquí –les miro por unos segundos viendo que ellas analizaban sus palabras.—teniendo su atención en mi al volverme su “enemiga” no pensara en nada más que en la rivalidad que estoy creando.

-        ¿Pero eso no tendrá el efecto contrario?—cuestiono la pelirroja—te alejara de el

-        Por supuesto que no—seguro de sus palabras les miro con una sonrisa—al contrario lo tendré en mis manos antes de que pase el primer mes de mi estadía aquí ttebayo.

La sonrisa que les dio el rubio era para no dudar pero aun así se dedicaron los minutos siguientes al ver los pros y contras del plan del rubio.

Temari suspiro y fijo su vista en la clase que abajo se daba captando la ausencia de la otra rubia de coletas trenzadas, volvió a suspirar repasando de nueva cuenta las palabras de ese doncel rubio solo esperaba que las cosas salieran tal y como este lo deseaba. En las puertas de la institución se encontraba una rubia que caminaba con parsimonia, en la mañana su mama le indico que su padre regresaba de su viaje de negocios y que tendría que regresar rápido para en la tarde y explicarle toda la situación en la que estaba metido pero grande fue su sorpresa al ver a su padre en la puerta de su “casa” justo en el momento en que salía para la escuela, su padre hizo tal escandalo al verlo vestido de ese modo, que no le quedo de otra más que quedarse y explicarle todo, teniendo una larga conversación  con gritos, desconciertos y sentencias de que él no volvería a ese colegio pero  su madre termino por darle una razón “justa” para que el continuara con esa “obra”, a regañadientes su padre acepto las razones de su esposa por su seguridad física y mental. Concentrada en los acontecimientos de la mañana no noto que una figura conocida se acercaba adonde ella se encontraba siendo el lugar los casilleros en donde acomodaba sus cosas y sacaba las que necesitaba para al menos tomar las clases que seguían. Un azabache estaba harto no sabía nada de la rubia, le había preguntado a su primo y este simplemente le había sonreído y dicho “no tengo información de tu damisela primito” comentario que termino de fastidiarlo, sabía que estaba mal esa rubia se había metido en el único lugar que no quería a nadie y eso le molestaba, se levantó del pasto en donde se encontraba viendo la práctica de los demás, específicamente viendo a su primo tratando de meterle mano al pelirrojo, ya sabía que su primo estaba raro y ahora sabia la razón, comenzó a caminar al interior y ahí la vio acomodando sus útiles para lo que restaba de clase.

-        Hasta que te dignas a aparecer dobe –le dijo sobresaltando a la rubia quien  estaba distraída repasando su horario.

-        Vaya ¿me extrañaste teme?—comento volteándole a ver, ya que ella le daba la espalda.

-        Y si te digo que si ¿Qué dirías? –le dijo con una sonrisa de lado mientras la acorralaba entre su cuerpo y su casillero. La rubia se cruzó de brazos poniendo un poco de espacio entre ellos y le sonrió divertida.

-        Diría que me quieres mucho o eres fanático de los problemas ttebayo –comento sin cambiar de posición. El moreno sonrió de lado.

-        Puede que tengas razón en ambas –dijo mientras su mirada pasaba de los ojos azules a los labios rosados de su acompañante.

-        ¿oh enserio? –comento divertida viendo la acción del otro.

-        Muy enserio –no espero más y ataco esos labios, el rubio abrió sus ojos a mas no poder, desde hace unos días que habían comenzado esos jugueteos de seducción entre ambos aunque muy sutiles, esta era la primera vez que había un contacto directo pues aunque habían existido contactos todos fueron accidentales. Correspondió el beso unos segundos después aunque se arrepintió de inmediato, poso sus manos en el pecho del azabache y trato de separarlo aunque no hubo movimiento alguno, se separaron por falta de aire mientras se veían a los ojos, la rubia se sonrojo, en verdad que eso había sido un error.

-        ¿Qué rayos fue eso? –le dijo abochornada.

-        Sal conmigo –fue lo que dijo el moreno ignorando la pregunta de la rubia.

-        ¿Ah? – lo único que pudo pronunciar, parpadeo un par de veces observando que el azabache exigiría una respuesta, suspiro cerrándolo los ojos y los volvió a abrir mientras lo apartaba.—no, no saldré contigo—dijo rápido y segura tomando sus cosas y dirigiéndose al salón, dejando atrás con una expresión de diversión.

-        Ya sabía que no iba ser fácil—se dijo a si mismo mientras que con una sonrisa seguía el camino por donde la rubia había desaparecido.

La rubia iba por el pasillo con una sonrisa en su rostro, sonrisa que no paso desapercibida por nadie  quien la veía.

“te tengo Uchiha Sasuke”

Otra “escena” había salido a la perfección aunque antes de lo esperado, pero eso no evitaba que el rubio sintiera un pequeño pinchazo en el corazón. 


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