14 – Nubes
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Otro recuerdo agradable es el de las nubes. Siempre mirábamos hacia arriba tratando de encontrarles forma y cuando nos reuníamos hablábamos, para ver si, por casualidad, habíamos encontrado la misma.
Tengo que confesar que mentí un par de veces, porque las formas que Death Mask encontraba eran francamente extrañas, formas de cosas que yo ni siquiera conocía, como pasta de rizoto o canelones, ¿qué forma tiene eso?, sigo sin saberlo.
Shura en cambio solía ver animales, siempre animales, principalmente conejos. Creo que eso se debía a que era su comida favorita. Soñaba con cazar un conejo en las laderas del santuario y mostrarnos lo bien que sabía. No se hizo realidad en aquella época, los días que teníamos carne era de cabra, algunas veces de vaca y mucho pescado. Hablamos de huir un par de veces, yo bromeaba diciendo que no quería irme debido a lo buena que estaba la carne, y realmente yo adoraba el pescado.
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15 – Pantalón
Justo cuando dominábamos la rutina, todo cambió otra vez. Fuimos juntados y barajeados de nuevo y alojados en cuartos individuales. Aquello era un lujo, una cama con colchón de paja, un pequeño escritorio para el estudio y una letrina. Nos sentíamos como si hubiéramos ganado el paraíso. Especialmente nosotros tres, porque volvíamos a estar juntos.
En ese entonces no me di cuenta, pero nos habían separado de acuerdo a las capacidades de nuestros cosmos, de mi antiguo grupo era el único que había ido allí, y ya desde entonces estaba destinado a convertirme en el Caballero de Piscis, si alguien me lo hubiera dicho me habría dado risa, los Caballeros de Oro eran como dioses para nosotros, intocables, casi inimaginables. Pensar en volverse uno era como pensar en volverse una gaviota para escapar volando.
A nosotros tres comenzó a entrenarnos un sujeto de lo más raro. La primera vez que lo vimos nos obligaron a inclinarnos hasta tocar el suelo con la frente, debíamos actuar con prudencia y sumo respeto, bajo riesgo de extermino, o eso nos dijeron. El hombre era altísimo, llevaba un casco de formas monstruosas sobre una túnica pesada y ancha que me hizo preguntarme si debajo llevaría pantalones.
Su instrucción fue reveladora y terrible, fue hasta entonces que nos explicaron para qué era todo eso, quién era la diosa, quiénes éramos nosotros… Death Mask estaba encantado, era especial, era un elegido, la idea le fascinaba. Shura creyó que su vida cobraba sentido, siempre el defensor de la justicia, ahora podría llevar la justicia a todo el mundo. ¿Y yo?, yo no pensaba nada de eso, sólo me preguntaba cómo sería el poder en mis manos, cómo se manifestaría, me imaginé una espada, una lanza… en ese momento lo que menos me iba a imaginar eran rosas.
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16 – Caja
El siguiente golpe de realidad que nos dieron fue conocer las armaduras. Un día el viejo patriarca llegó con tres cajas doradas flotando tras él. Nosotros estábamos mudos de la impresión, ¡estaban volando!, cuando nos explicó qué eran nos quedamos un poco aturullados. Aquello era nuestro destino, presumiblemente. Yo no creía estar listo para eso. Observé una cruda ambición en la cara de Shura, jamás lo había visto así, tan lleno de deseo. Death Mask por el contrario, estaba desconfiado, jamás tuvo una buena relación con su armadura y ahora que ha muerto puedo entender que presentía que iba a traicionarlo.
Yo sentí miedo de la armadura de Cáncer, sus aristas tan duras, su forma tan similar a la de un insecto, me pareció una figura cruel y repulsiva. La de Shura en cambio era armoniosa, redondeada, ancha; era una figura de puro poder. La mía en cambio… me incomodaron un poco las aparentes aletas, entendía que Piscis fuera un pez, pero a mí me gustaba comerme los peces, no vestirlos.
En aquel primer encuentro no se nos permitió tocarlas, y no pude entender hasta que punto llegaría a amar mi armadura, ni hasta que punto llegaríamos a pertenecerles.