17 – Secreto
Cuando cumplí doce años las cosas se complicaron para mí. Hasta entonces había compartido todo lo que vivía y poseía con ellos dos y de pronto tenía que guardar un secreto. Si pienso en aquellos días, no sé qué incitó aquella inusitada timidez en mí, supongo que fue parte de entrar en la adolescencia; pero me encontré incapaz de consultarlos acerca de los cambios que notaba en mi cuerpo y de los sueños nocturnos y los húmedos despertares.
De pronto me avergonzaba de la idea de desnudarme ante ellos, de verlos o que ellos me vieran a mí. A veces, aunque el maestro estuviera ausente yo prefería estar solo en lugar de ir a buscarlos. Había una revolución en mi cuerpo y mi mente y no sabía que ellos estaban pasando por lo mismo; en ese sentido no habíamos recibido educación alguna.
Ellos tuvieron que verse a solas, descubrieron que si yo no estaba allí no se sentían muy cómodos el uno con el otro, eran demasiado distintos. Yo era el eje en el que ambos podían hacer ángulo para encontrarse; los días que pasaron ellos dos solos se aburrían o peleaban. Hartos, finalmente fueron a buscarme.
Insistieron de mil maneras para obligarme a que les contara mi secreto, era tan vergonzoso que no quería y sin embargo la insistencia dio resultado. Extrañamente abochornado les expliqué lo que me sucedía, Death Mask rompió a reír, a él esas cosas no le preocupaban, a él le sucedía desde hacía seis meses. Shura en cambio nos miró con una expresión incrédula y desconfiada, a él no le pasaba todavía. Durante unas semanas no quiso creernos, le parecía que aquello no sonaba a una función natural del cuerpo, hasta que no lo vivió en carne propia no nos comprendió del todo. Pero después estuvimos nuevamente unidos por la experiencia y la ignorancia y frescura de Death Mask nos impulsó a aceptarlo como algo normal. . 18 – Estúpido
Nuestra vida continuó entre entrenamientos, peleas, alguna muerte ocasional y el inclemente calor. Teníamos una estúpida competencia privada acerca de quién sería el primero en conseguir su armadura; no fue nada sorprendente que el primero fuera Shura. No me importó realmente, al principio… después lo odié, porque él no quiso vernos más, se alejaba en cuanto nos veía venir y llegamos a pensar que le daba pena estar con nosotros porque aún éramos aprendices y él era ya un santo de la mayor categoría posible.
El siguiente fue Death Mask, él me había asegurado que no actuaría como Shura, que seguiría actuando con igual naturalidad conmigo sin importar nada, que odiaba a ese presuntuoso y estúpido español y que la armadura no lo cambiaría. Sin embargo debí sospechar, porque se negó a jurarlo. Me sorprendió y me dolió que se apartara de mí también, creí que iba a volverme loco de la soledad; ellos eran la razón detrás de todos mis actos, yo entrenaba y me esforzaba cada día porque sabía que ellos lo estaban haciendo también. Verlos juntos fue totalmente chocante para mí, nunca se habían llevado demasiado bien y ahora estaban a solas todo el tiempo, huyéndome.
Esa fue la temporada más difícil de todas.