7 – Mascota – 198 palabras
Durante unos meses nuestras vidas se redujeron a obedecer. Si ellos querían que corriéramos, que levantáramos piedras, que aprendiéramos idiomas o cualquier otra cosa, lo hacíamos. Sin darnos cuenta nos estábamos volviendo fuertes, agresivos, instruidos. Cuando los niños dejaron de morir comenzaron a alimentarnos mejor, incluso nos cambiaron los harapos por ropas viejas, en mejor estado. Seguíamos durmiendo sobre camas de cemento y viviendo hacinados en una cabaña, pero ya no teníamos tanto miedo.
Un día Death Mask vio un gato y le lanzó una piedra. La pequeña bestia trató de correr, pero no pudo, el golpe le había roto una de las patas traseras. Gruñía y bufaba, retorciéndose de dolor. Al principio lo encontré divertido, luego me dieron ganas de llorar.
Shura empujó al italiano con fuerza y coraje y trató de acercarse al animalito, el gato le respondió con fieros arañazos y unos ojos casi totalmente blancos, debido al pánico. Él termino por quitarse la gruesa túnica de lana que vestía para poder arroparlo y llevarlo adentro. Le ayudé a sujetar la patita rota con un par de ramas no muy rectas y creímos que podría sobrevivir, que podríamos conservarlo. Era muy ingenuo en aquellos días.
8 – Frío – 246 palabras
Durante la noche los otros niños se movieron, yo estaba dormido sobre el cuerpo del gato, manteniéndolo envuelto entre la túnica de Shura para que no se escapara. Los otros querían verlo también, tocarlo. Se los hubiera permitido si lo hubieran dicho, pero ellos creyeron que sería mejor hacerlo por la fuerza.
Un montón de manos sobre mi cuero me despertaron, fue rápido, me sacaron de la cama y me obligaron a callar. El líder de aquella pandilla descubrió al animal de forma ruda, pero aquella criatura estaba herida y asustada, le respondió con un salto instintivo y se le prensó a la cara, enterrándole fieramente las garras en los ojos. Hubo un coro de gritos asustados cuando la sangre comenzó a escurrir. Shura y Death Mask acudieron y trataron de recuperar al gato, pero los otros niños estaban aterrados y estaban golpeando el pequeño cuerpo.
Para cuando la refriega terminó la sangre ya estaba fría, había más huesos rotos en aquella criatura que antes y no se movía. El chico que había empezado todo eso estaba en el suelo, llorando de dolor. No sé qué fue lo que me impulsó a moverme, la sed de venganza, supongo. Le di una patada en el costado, otra en la cara cuando cayó. Shura intentó detenerme, pero Death Mask lo inmovilizó. Seguí pateando, una y otra vez, porque la sangre del chico estaba tibia y la del gato yacía fría.
Fue la primera vez que maté a alguien.
9 – Fantasía – 191 palabras
Al final fue el mismo Death Mask quien me detuvo, Shura estaba vomitando en el rincón. Los gritos habían cesado y ahora sólo se escuchaban un par de llantos, un par de niños salieron corriendo de la cabaña. Por un momento tuve la fantasía de que flotaba en medio de aquel cuarto, como alejado de todo. Cuando los guardias me cogieron del cuello la fantasía se rompió.
Shura trató de detenerlos y fue dejado inconsciente de un solo golpe. Death Mask dijo que todo había sido un accidente y le soltaron un golpe con una lanza que le abrió una herida en la sien. Fui arrastrado afuera y creí que me matarían, pero no fue así. Me azotaron con varas de cardo, hasta hacerme sangrar la espalda, luego me ordenaron arrastrar el cuerpo hacia la zona de las tumbas, echarlo a la fosa común y luego tirarle encima dos palazos de cal. Cuando todo acabó estaba delirando por el dolor y la pérdida de sangre. Mis dos amigos me arrastraron de vuelta a la cabaña, me cuidaron y alimentaron. Me salvaron la vida, pero no podían hacer nada por mi alma.