12.- Volviendo a la realidad.
Su aspecto demostraba que no estaba de humor para esperar que me subiera al carro. Yo tampoco lo estaba ni siquiera sabía porque había logrado encontrarme. Escape sin afrontar. Y tropecé demasiado antes de ponerme a pensar en una idea clara. No tenía voluntad para ir con él. Tampoco para retroceder en mi decisión.
—No pienso ir contigo padre. Aclaré las cosas desde un principio. Ya no viviré en esa casa. —Me mantuve sereno. Él supo por la manera en que actuaba lo que paso en estos meses.
—No te pregunté. Es una orden Haruhiko. Nos vamos a casa. —frunció el ceño. —No te críe para que terminarás en un lugar de porquería. Revolcándote con quien sabe quién. ¿Qué estás haciendo Haruhiko? ¿Esto es lo que quieres? No soportaré ver como mi hijo se va al suelo por una estupidez.
—Quiero hacer lo quiero por una vez en mi vida… sólo eso.
—Tú actitud es infantil. Piensa bien las cosas. Tú lugar está en la empresa junto conmigo. Eres mi sucesor.
—Yo ya no puedo ser el sucesor. Dile a Akihiko que lo sea. —Justamente recordé que ya no podría dar la cara por mi embarazo y por qué vería a Takahashi diariamente.
—Akihiko nunca tomará el cargo. Lo sabes. Tú eres mi primogénito.
—Para los demás sigo siendo el bastardo que no nació en un matrimonio. Soy el hijo de la amante. —
—Sabes que eso no es así. —Sus ruegos se me hicieron hipócritas. Sin importancia. Ya sabía que no iba enserio.
—Realmente no quiero nada que tenga que ver contigo. Ni con el apellido Usami. —Trate de darme la media vuelta pero su brazo me lo impidió. —Déjame ir.
—No te puedes ir. Eres mi hijo Haruhiko. Tú lugar está a mi lado junto con el de tu hermano.
—No regresaré nuevamente. Quiero hacer las cosas bien. —En un descuidó él noto una deformidad en mis caderas. Jamás quise que lo viera. Pero paso. —Haré lo que me gusta.
—Así que eso es lo que te detiene… un bastardo. —Sin mi permiso tocó mi vientre. Apretó el área hasta llegarme a doler. Aventé su mano. — ¿Quién lo hizo? ¡¡¡DIME!!!—Gritó demasiado fuerte para llamar la atención de algunas personas que iban pasando.
—No lo sé. —Mentí. Era obvio que no le diría quien había sido. —Eso no tiene import… —Recibí un fuerte golpe en la mejilla.
—No dejaré que tengas a ese bastardo Haruhiko. No dejaré que eches a perder tu vida por un niño. Sólo te causará problemas.
—¡¡¡Tú no decides mi vida!!! No es ningún bastardo. Es mi hijo… Y me lo quedaré.
—Te vienes a la casa ahora. —Dos tipos sostuvieron mis brazos parar arrastrarme hasta el carro. Sabía lo que mi padre podría hacerle a mi hijo, a Haitani o a mí por haber hecho que el prestigio del apellido Usami tambaleará. Conocía lo malo que podría llegar a ser. Pero sólo rogaba porque a mi hijo jamás le pasará nada.
—Jamás estuve tan decepcionado cómo ahora. No puedo creer que estés esperando un hijo. Sabiendo que la vida que tienes. —Dio un enorme suspiro para voltearme a ver. —No te entiendo Haruhiko. Tienes todo lo que una persona promedió siempre sueña ¿Por qué escapaste?
—Tengo todo sin embargo no tengo la felicidad que siempre quise tener.—Solté de golpe.
—La felicidad es algo secundario. Viene con el tiempo. Igual que el amor. Son cosas sin importancia.
—Yo no quiero convertirme en quién eres tú ahora. A pesar de todo… yo no me arrepiento de lo que hice.
—No dejaré que te vayas tan fácil de mi lado Haruhiko…
Todo el transcurso del camino no dijimos ninguna palabra. Miraba de reojo lo hinchado de mi vientre. Con desprecio. No quería volver a esa mansión aún. Y menos ahora… Al llegar. Baje del coche con pereza. Mis pies parecían toneladas de acero y se me dificultaba caminar. Mi padre bajo para seguirme el paso. Llegamos a la entrada. Y se tomó la modestia de abrir la puerta. Extrañamente mi visión fallo, remplazándolo por una luz que no me dejó observar quien estaba. Escuche una voz…su voz. La extraña sensación que debería ser de alegría se desvaneció.
—Usagi-ani pensé que habías muerto. —miré su rostro. Lleno de lágrimas. ¿Cuánto tiempo había pasado? Supongo que meses. Aunque a mí me parecieron décadas. Sus brazos intentaron rodearme. Yo no quise que lo hiciera. Lo rechace. Por primera vez. —Todo esté tiempo estuve preocupado por ti.
—Yo estoy bien. —dije fríamente. —Takahashi.
—No me gusta que estén tan cerca ambos. —Dirigí mi rostro hasta dónde estaba Akihiko irritado por nuestro encuentro. Me daba lo mismo. Si estuviera en otras circunstancias quizás me hubiera sentido mal pero sólo sentía enojo adentro de mí por lo que ambos hicieron. —Pensé que te había quedado claro eso Haruhiko.
—No eres su dueño después de todo Akihiko. —Les di la espalda a ambos y me dirigí a mi habitación. Mañana me iría. No soportaría estar aquí. —Porque aun estando contigo piensa en mí. —No supe de donde salieron esas palabras que lo dejaron callado. Pero me sentí bien conmigo mismo. La imagen de Haitani se me vino a la mente. Ese tipo…siempre tratando de irritarme. Después de todo sólo fue un juego. Sin embargo me duele tanto.
Todo parecía como si jamás hubiera pasado nada. Jamás estuve tan incómodo al recibir cariño. Había vuelto a la realidad. Una dónde era muy difícil encajar. Y si me descuidaba saldría perdiendo. Ya no tenía nada que quisiera mi padre. Pero se aferraba a tenernos con él. Tendría que averiguar cuáles eran sus planes pero estando lejos.
A la mañana siguiente. Baje a desayunar. Mientras mis cosas nuevamente estaban depositadas en una maleta. Tenía contractos que me buscaría o rentarían un departamento.
Me dio nauseas ver la comida de ese extraño color. Trate de relajarme mientras agarraba una pequeña porción con el tenedor. Incluso de esa manera no dejaba de darme asco.
—Usagi-ani me gustaría hablar contigo…