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¿¡QUE DEMONIOS!? por Minos Hanari 56

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Notas del capitulo:

¡¡¡Hola!!! tengan un buen domingo

20.- “Vida feliz”…


Me quede completamente dormido olvidándome de  trabajar. Anoche no debí desvelarme con mi sobrino. Levante mi pesado cuerpo para darme una ducha. No volvería a ocurrir, de eso yo mismo me encargaría. Abrí la regadera mientras acomodaba la toalla entre el fierro que la sostenía. Me metí dentro, sintiendo el agua recorrer cada extremo de mi piel. Lo enjabone todo. Sin olvidarme de ningún espacio.


Solamente estando solo, podía volver a sentir esa sensación caliente. Dispersándome por completo. Mi parte baja ardía y crecía con rapidez, jamás podré quitarme este deseo de la piel. La masturbación no me bastaba, quería sentirlo, gozarlo, que nos fundiéramos con la simple palabra. Mi mano estimulo mi miembro, mientras que de mi boca salían gemidos. Esto se ha convertido en mi fetiche más obscuro. La simple idea de quererlo sentir me repugna. No le perdonaré que me haya abandonado, nunca.


Metí dos dedos en mi entrada estremeciéndome. Los abrí con lentitud y empecé a estimular mis paredes. Mientras se deslizaban para afuera y volvía de nuevo a su sitio, repetí esto demasiadas veces. Gozando cada milímetro de éxtasis. Un líquido vidrioso salía  de mi miembro. Estaba por llegar al límite.


—Ahhh… —Me recargue en la pared para descargarme. Estaba agitado. Respiré mejor y volví a limpiarme para que no quedaran marcas.


Me cambie rápidamente para bajar a desayunar, encontrándome con Yujiro en la puerta. Siempre me esperaba en las mañanas, lo curioso es que debería de hacer eso con sus padres. Agarre su mano para darle un “cordial” saludo, jugando.


— ¿Ya desayunaste Yujiro?—Pregunte con inquietud.


—No…—Dijo apenado.


—Sabes que debes desayunar. Te puedes enfermar, y no te va gustar ir a un hospital.


—Quería desayunar contigo. —Hizo un puchero, no podía con eso. Es jugar muy sucio. — ¿Estás enojado conmigo?


—En ese caso, vamos a desayunar los dos. —Me reí con su suposición. Nunca podría enojarme con él, aunque quisiera. —No estoy enojado.


Caminamos juntos a la mesa y nos sentamos. Al menos ya comía y no jugaba con ella, se veía un poco agotado. Bostezo para pasar una cucharada grande de cereal a su boca. Debía quitarse la gorra, estaba sucia. Seguramente no se la quitaba por el espantoso cuento que le conto su padre en navidad. Era algo estúpido pero cómo en ese tiempo él agarraba sus osos de peluche. Invento que siempre le aparecería un monstruo en las noches a menos que trajera una gorra en la cabeza.


Acabé de desayunar, fui a dejar mi plato en el fregadero para agarrar mi portafolio. Me despedí rápidamente de mi sobrino sin tener mucho tiempo de sobra. Él se quedó triste pero nada podía hacer, al menos no hoy


Pero no fui al trabajo sino tome una desviación. Quería tener un cambio en mi rutina diaria,


Vi extrañamente pasar una pareja tomados de la mano. Pero era tan peculiar, la cara de ese muchacho. Trate de recordar pero no daba, desvíe mi mirada hacia una voz que me llamaba. Desmotivándome un poco


— ¿Haruhiko Usami? Cierto, me costó investigar sobre ti.


—Estás perdiendo el tiempo conmigo, si es lo que quieres saber. —Repuse, sabía sus dobles intenciones y con sinceridad podía decir que no me interesaban. Menos después de lo que paso.


—Mucho mejor, me gustan las cosas difíciles Haru-san…


—“san”… —Me quede estático por la confianza de este tipo. — No te daré falsas esperanzas, no quiero nada contigo.


Volví a ver a la pareja, discutiendo. Y repentinamente sin que lo quisiera, lo recordé. Era Chiaki, él que salió en aquel video pornográfico. Me percate que era cierto de la mala relación entre ambos.


—Si no lo pruebas no sabrás si te gustará, acepta. Una cita, sino te gusta ya no te volveré a molestar. —Su persistencia  me molestaba pero al menos lo estaba intentando, si salgo me dejará de molestar. Y eso quería.


—Está bien, una cita. Pero si no funciona me dejarás de molestar.


—Trato hecho. —Repuso feliz—Espero nos sigamos viendo Haru-san.


Sólo sería una cita después de todo. No me apetecía pero si me iba a librar de él, seguiría molestando y quería evitar eso. Fui a un restaurante a comprar comida para comérmela en casa, este rato libre me había dejado exhausto. Vi otra vez a Chiaki, vaya hoy era el día de “encontrar a prostitutos baratos”.


Ya estaba muy viejo para esto. Fingí no seguir viendo a la pareja, pero ciertamente me daba tanta curiosidad por saber más.


—¡¡Ya te dije que no lo amo!! Si me acuesto con él es sólo por trabajo. —Sus gritos pusieron todos los ojos en ellos. No era usual ver dos personas discutiendo en un restaurante famoso.


—Piensas que soy un idiota, tú te acuestas con él afuera de set. —Gruñó molesto. Estaba demasiado enojado— ¿Qué te da la zorra con la que te acuestas? Estamos a punto de casarnos.


—Él ni siquiera me ama. Sólo es un juego, deberías de entenderlo de una vez. —Arremetió para ver cómo se daba la vuelta. —Haitani no es el monstruo que tú piensas.


Ese nombre, fue una daga que me destrozo el alma. Seguramente había seguido con su vida. Acostándose con quien se pusiera enfrente. Lo único que quería era regresar a mi casa y encerrarme ahí para no salir. Subí rápidamente a mi coche sin importarme que no me dieran mi pedido y me fui.


Azote la puerta de mi cuarto. La herida aún dolía como la primera vez. No soportaba la idea que me afectará. Deslice mi cuerpo en el suave colchón para dejar de pensar. Todo cambiaría, lo sabía sólo tendría que esperar.


No me di cuenta que anocheció, simplemente me deje llevar por el placentero sueño, claro no todo es tan hermoso y luego de tres horas, empecé a sentir un movimiento brusco, sacándome otra vez a la vida real.


—Tío Usagi-ani—Movió mi hombro repetidas veces hasta que desperté. Estaba con sus ojos rojos, y hacia pucheros. — ¿Puedo dormir contigo?


—Claro pero que paso Yujiro—Él levanto la cobija para escabullirse en ella. Llegando a un lado de mí. — ¿Te regañaron otra vez?


—No. Tuve una pesadilla. —Se apegó a mi cintura, deslice mi mano para acariciar su espalda y tranquilizarlo. —Tengo miedo que se haga realidad.


—Las pesadillas nunca se cumplen, sólo fue un sueño. —Limpie sus lágrimas con mi dedo, haciéndolo sonreír. Le quite la gorra que siempre llevaba y lo cobije más. —Ahora duerme. —Asintió con su cabeza. Su cabello comenzaba a alborotarse. Poco a poco me deje llevar por el sueño


— ¿Tío Usagi-ani estás despierto?—Preguntó después de un rato. Ni siquiera podía dormir después de los fuertes movimientos de Yujiro.


—Sí, ¿Qué pasa?


— ¿Por qué no te has casado? —Su curiosidad me sorprendía, aún estaba muy chiquito para preguntar esas cosas.


—Porque aún no he encontrado a la persona indicada, pero ¿Por qué la pregunta?


—Es porqué te veo muy solo tío Usagi-ani—Sonreí en mis adentros y le revolví el cabello.


—Cuándo crezcas lo entenderás—Asintió, y cerró sus ojos. Me quede pensativo con su pregunta. Si él conociera mi historia, seguramente terminaría reclamándole a Takahashi.


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