23.- Celos
Claramente me estaba metiendo en un lío, apenas había salido de un terrible amorío con Haitani. Y ahora tendría que soportar otro enamorado. No quería eso. Sólo quería relajarme y tener paz en mi vida. Después del aborto no me quedaron ganas ni siquiera de una cita, sin embargo ahora estaba por salir con un tipo al que acababa de conocer.
Salí de mi casa para dirigirme a un parque lejos de mi hogar, era un ambiente familiar. Cosa que llegaba a alegrarme mucho. Con un tipo de ambiente de ese tipo no habría la posibilidad de poder intimar si se llegará el momento.
Él estaba sentado en una banca, esperándome. Lucía un saco café con un pantalón formal de un tono más claro. Su sonrisa creció al notarme venir. Yo levante mi brazo para saludarlo a lo lejos. Los pasos eran algo lentos en mí. No es como si estuviera emocionado por esto. Pero tampoco me disgustaba la idea.
—Pensé que no vendrías. Es muy pronto para ti salir de esta manera. —Dijo de manera insegura, no quería que pensará así.
—Por supuesto que no. —Repuse firme. —Yo te dije que vendría.
—Me gusta escucharte así, ¿sabes? He escuchado que cercas de aquí hay un restaurante muy bueno.
—Huh? ¿Es el restaurante de comida Italiana? —Mencione con duda, había varios pero ese era uno de los mejores por esa zona.
— ¡Sí! Ese mismo, imagine que te gustaría ir. —Me tomo ligeramente de la mano, leí vagamente sus pensamientos, ajustando su mano a la mía. —Me gustas mucho Haruhiko…
Tan directo como siempre, me quedé callado ante su declaración. Aún era muy rápido para mí. Necesitaba tiempo. Caminamos muy juntos hasta llegar a un enorme restaurante demasiado elegante.
—Eres el hombre más hermoso de aquí. —Susurro en mi oído, antes de besar mi mejilla. Me sonrojo el acto. Incluso podía admitir que me gustaba su manera de tratarme.
— ¡No vuelvas a besarlo!—Un extraño ruido provoco que volteáramos hacia un lado, encontrándome con la persona que menos quera. ¿Qué hacía aquí? Más que unas palabras era una amenaza—Porque él es mío. —El énfasis en la palabra “mío” sonaba a una burla.
—Haitani no tienes que hacer esto, estamos en una cita. —Esto estaba colmándome, definitivamente este tipo no tenía que hacer nada aquí. —Vete de aquí.
— ¿Qué no los escuchaste H-a-i-t-a-n-i?, veté de aquí—Tomo la punta de mi barbilla para dirigirla a sus labios, me molestaba que tratara de besarme sólo porque estaba mi ex. Pero antes de unir su boca con la mía, fue arrebatado con brusquedad. Al abrir los ojos, vi a mi acompañante tirado en el suelo.
—Creo que eres tú el que no entiende…Aléjate de él.
—¡¡Ya basta!! Ambos están realmente mal… —Le di la mano para que se levantará. Pero fui arrastrado por el contrario, hasta recorrer varias cuadras. Su aspecto demostraba celos. Vaya el tipo tenía celos. —Ya basta, no seguiré caminando ni un poco más. Arruinaste mi vida, mi cita, mi ilusión de ser padre. ¿Por qué no te buscas una vida y me dejas de molestar?
—Porqué tu eres mi vida…haré todo lo que esté en mis manos para recuperarte Haruhiko. —Me di media vuelta para seguir caminando hasta mi casa. No lo iba a soportar. Ya había tenido suficiente de él, de mi acompañante y de mi cita arruinada.
Lo ignoré hasta llegar a mi casa, imagine que se había aburrido he ido pero me equivoque al notarlo atrás de mí. Me irritaba su persistencia en mí, ¿Por qué? Lo que más me dolia
—Haruhiko, no puedes ignorarme todo el tiempo. Quiero hablar contigo de lo que paso. —Su voz se rompió. Pero lo único que quería era que se fuera. No soportaba verlo.
—No pasó nada. Deja de insistir y olvídate de mí, que yo ya lo hice. —Arremetí contra él, empujándolo para que me diera el paso. Tomo mi brazo deteniéndome.
—Si ya me olvidaste como dices ¿Por qué estás tan nervioso? Al menos deberías de Disimular
—… —No sabía ni que responder a eso. ¿Será normal lo que siento? Tan sólo es un encuentro con un “extraño”. Él lo supo, sabía que en el fondo moría de nervios, no quería estar aquí. No ahora. —Quizás no esté nervioso por ti, sino porque hay alguien más ocupando mi corazón. —Vi como su cara oscureció de celos, lo había logrado. Darle una patada en su orgullo, una de muchas. Quería humillarlo a tal grado que sintiera lo mismo que yo cuándo aborte y estuve solo…
—Así que estás enamorado… ¿No? Y ahora que sigue, ¿Se casarán? ¿Tendrán hijos? Oh vamos Haruhiko… Suena tan perfecto para ser real. Lástima que eso no es lo que quieres, no con él.
—Es real, yo estoy enamorado de él. No lo arruines Haitani, deberías de ser feliz tú también. Déjame de molestar…
—No dejaré de hacer eso, no ahora que te he encontrado nuevamente. Si me dejarás explicarte lo que ocurrió. Yo estuv…—Lo interrumpí antes de que empezará otra vez con sus tontas mentiras.
— ¡No es verdad! —Me alteré, le grite demasiado fuerte. Seguramente Yuichi habría escuchado. —Lárgate de aquí, lárgate y no vuelvas nunca. Estoy cansado de tus mentiras, de ti…No sabes cómo me hubiera gustado jamás haberte conocido porque desde el inicio esto fue una farsa.
—Las cosas no son lo que parecen… es cierto Haruhiko, te abandone, pero al menos escúchame. Ese día estuve ahí en el hospital. Te vi demasiado mal, estabas muriendo. Tú padre a duras penas me dejo pasar con la condición que jamás te buscará. Si no estaba ahí…quizás no hubiera habido otra oportunidad, te doné la sangre que necesitabas. —Guardó silencio antes de continuar. —Me habían dicho que ambos se salvaron, yo no quería causar más problemas. Lo menos que deseaba era que mi hijo sufriera por mi culpa.
—Creo que deberías aprender a mentir mejor. No te creo nada…sabes perfectamente que perdí a ese niño.
—…
Unos brazos ajenos me rodearon, escuche un ruido hiriente para mis oídos. Su cabeza se recargo en mi espalda, para balbucear algunas palabras con dificultad por las lagrimas que escurrian en sus ojos.
—Por favor, ya no discutan tío Usagi-ani—Lo removí para abrazarlo de frente, frotando mi mano con su cabeza, acariciándola. Hubiera evitado está escena pero ciertamente yo fui el primero en discutir en un sitio así.
—Ya no lo haré, de hecho el señor ya se iba. —Mi sobrino volteo a ver a Haitani, y este al verlo palideció. Su cara parecía retrato. — ¿No es así Haitani?
Ni siquiera logró contestarme. Era la primera vez que se quedaba sin habla. Y ni siquiera entendía el porqué. Camino hacia nosotros con total calma para hincarse a la altura de Yuichi y tocar levemente su rostro.