26.- Cariñitos.
Después de ese día, no he dejado de pensar en él. Y no sabía exactamente la razón de mi necedad al hacerlo, me di cuenta que también lo deseaba. Soy un completo idiota, esto no me puede volver a pasar.
Al parecer mi padre no vendría y la promesa que alguna vez me hizo Akihiko parecía un recuerdo. Ordene mi saco y me vi en el espejo, había adelgazado. No comía bien últimamente.
Debía hablar seriamente con Ryuchi y explicarle lo que había ocurrido. No está bien para él. No se merece esto. Quizás lo mejor será que termine con él. Si es que empezamos algo más allá de la palabra. Con Haitani cerca jamás llegaría a establecer una relación seria. Lamentablemente me sentía de una manera extraña.
¿Qué sentía realmente?
En el trascurso, me puse a pensar que era lo que quería. Ciertamente ya no odiaba de igual manera al que una vez fue mi pareja pero tampoco se podría decir que fuera una mujer enamorada. Me había roto el corazón y abandonado. Tendría que tomar tiempo para que lo perdonara. Tsk. Siempre hace las cosas más difíciles. Estaciones mi coche afuera y baje para entrar. Ya quería ver la cara de felicidad de mi pequeño sobrino.
Al abrir la puerta me encontré con alguien al que nunca quise haber vuelto a ver. No podía ser. Había entendido que él no llegaba.
—Hola Haruhiko ¿No piensas saludar a tu padre? —Me vio con prepotencia, mientras su mano se tambaleaba sobre mi pierna. La aparte de golpe.
—Sabes perfectamente que dejaste de serlo hace mucho. Arruinaste mi vida.
—Por favor, no seas infantil. Lo único que hice fue solucionar tus problemas. No tenías futuro con aquel asqueroso tipo, menos con Takahashi. —Sonrió con énfasis. —Me lo debes.
— ¿Qué tiene que ver Takahashi en esto? —No estaba siendo claro.
—Te dije que alejaría a todo aquel que te amará. Lo arrebataría de tu vida porque te amo… —Sonaba muy seguro de sí mismo. —Pensé que te había quedado claro.
— ¿Tratas de decir…? —Las palabras apenas se empezaban a acomodar. Él había sido…— No fuiste capaz de eso. ¿O sí?
—Le pagué a Takahashi para que te dejará plantado ese día. —Su tonó de burla me estaba fastidiando más de lo normal. —Eres un tonto, te dije que nadie te amaría más que yo.
—Eres despreciable… —Escupí las palabras con asco. No entendía porque me hacia tanto daño.
—No te engañes Haruhiko, tú solo me perteneces a mí. —Empujó mi cuerpo hasta chocar con la pared. Subió mi camisa con brusquedad, haciendo el sacó para un lado. Intenté alejarlo pero al hacerlo. Recibí un fuerte golpe en mi mejilla.
La parte se enrojecía y ardía con demencia. Agarro su cinto para juntas ambas manos y apretarlas hasta dejarme inmóvil. No quería esto, definitivamente me rehusaba.
Noté como se desabrochaba el pantalón, su asquerosa persistencia estaba llegando al extremo. No soportaría que esto pasara, no con él. Con rudeza se acomodó arriba de mí. Bajó mi pantalón hasta el suelo.
—No sabes cuantas ganas tenía de verte así. — Respiré con dificultad al ver como abría mis piernas. —Es tiempo de que te entregues a mí.
Antes de que sintiera algo, cerré fuertemente los ojos. Mi vista estaba nublada, todo se veía oscuro. Sentí como era arrebatado mi padre encima de mí. Causándome un gran alivio, abrí lentamente los ojos. Mientras me sorprendí por ver a Haitani golpeándolo. No me moví. No sabía qué hacer. Mi padre quedó inconsciente en el piso o eso creíamos. El contrario me levanto, sosteniéndome fuertemente.
—Diablos, chico listo. Tú si sabes cómo meterte en problemas. —Se agacho para subir mis pantalones y abrocharlos, ambos escuchamos como el hombre tirado en el suelo se levantaba, me agarro de la mano para correr. Aún podía sentir como la adrenalina salia por mis poros, tropecé con las escaleras sin llegar a caerme. No tenía pensado ir a ningún lado. Por suerte estaba alguién a mi lado. La frustración establecida llego a mi garganta, ahogandome con mi impotencia. Si no hubiera llegado, quizás yo... hubiera sido violado. Salimos por la puerta principal, viendo la enorme calle que abordaba la colonia.
Mis pies enrojecían por el movimiento provocado, las cuadras se volvieron colonias. Pero no nos deteníamos, yo quería regresar por mi sobrino. No podría vivir sin él. Lo quería demasiado. Ahora posiblemente nunca lo haría.
En parte agradecía que hubiera sido Haitani quién me salvará y no alguien más, me quedé viendo su cabello mientras corríamos. Había un extraño parecido con…no deben de ser ideas mías. Dimos vuelta y nos escondimos en un callejón. Ambos estábamos agotados. Nos sentamos en el suelo.
—Ahhh, eres todo un caso ¿eh? No sabía que tu padre sintiera esa atracción por ti. —Me miró fijamente, yo no quería responder a eso. Así que cambie rápidamente de tema.
—No sé, porque me quedó aquí contigo. —Dije de mala gana. Ya estaba harto de caminar, me senté agotado. —E-estoy realmente agotado. —Sin quererlo me dejé caer sobre su hombro, reposando mi cabeza.
— ¿Qué nos pasó Haruhiko? Sé que posiblemente no me creas, pero la otra noche… Fue como si hubiéramos vuelto atrás. Y me di cuenta que nunca debí de irme. Ese fue mi peor error. Te necesito, más de lo que piensas. Incluso más de lo que pensaba yo. —Se quedó callado, posiblemente analizando lo que estaba diciendo. —Sé, que no me has perdonado… y que tardarás pero yo siempre estaré ahí para esperarte.
—Quizás ese momento nunca llegue. ¿Estás de acuerdo en eso? Quizás ya nunca te vuelva amar —Respiré con dificultad en la última frase. ¿No volverlo amar? ¿Eso sería posible?
—…
— ¿Sabes? Lo único que estás haciendo con todo esto. Es que termine pagándote como Onodera. A él, lo ataste sin amor. Lo obligaste a seguir contigo a pesar de que no te amaba y término por engañarte. —Su cuerpo se tensó con mis fríos comentarios. —Al contrario, yo si estaba enamorado de ti. Pero lo único que siento por ti, ahora es lastima… Serás muy bueno en la cama pero eso es todo, yo te utilicé, así como las personas del bar. Así como Onodera Ritsu.
Él no respondió, pero sabía que lo había dañado. No dejaba que nadie viera lo que tenía dentro y eso me molestaba…
— ¿Eso piensas de mí? Vaya Haruhiko, no pensé que me tenías en tan “buen” concepto. Pero no me molesta, después de todo lo dices porque estás lastimado. Yo no me pienso ir de tu lado a pesar que…no me ames.
—Nunca te volveré amar. —Sentencie mientras recargaba más mi cabeza a su hombro y el enojo se convirtió en una grave situación. Había comenzado a llorar. Sólo quería irme a mi casa, y jamás volver. Estaba seguro que ya no podría ver a Yujiro, que no podría volver mientras estuviera mi padre. Haitani pasó su mano por mi nuca y dio leves masajes sobre ella.
—Oye, estoy aquí. No tienes que volver a sufrir solo. —Sonreí al escucharlo. Él siguió dándome los pequeños “mimos” —Te diré un pequeño secreto, sé que te preocupa no volver por tu pequeño sobrino pero ya no tienes que sufrir por ello porque...
— ¿Huh?
—Te haré recuperar a nuestro hijo. —Me quedé estático. ¿Qué había dicho?