—¿ hasta cuando llegarás con esto?
—sólo quiero saber hasta donde llegaran es todo.
Albafika le estaba cansando guardar aquello, menos mal Afrodita no paraba mucho en casa.
—sabes que sufrió por tu muerte.
—es fuerte—justificó.
Calló, la rosa que sostenía fue puesta a un lado. Su interlocutor cubierto por una capucha negra la cual impedía visualizar sus rasgos la tomó observando su vivo color rojo.
—de estas hay en mi tumba.
Se la arrebató de las manos.
—la cual está mas vacía que la peor taberna de esta ciudad.
Deuteros rió ante el comentario, de hecho en todo ese tiempo " muerto" colaboraba en una pequeña taberna claro disfrazado por que hasta un borracho lo reconocería como el difunto Rey Consorte de Indrapahts.
—Manigoldo me consiguió ese empleo.
—claro, sólo él anda por el bajo mundo con facilidad—comentó sarcástico.
—te manda saludos.
—te has hecho gracioso.
Devolvió el halago haciendo una sutil reverencia, ni aunque ahora viviera en una casucha, Deuteros perdía sus modales y educación real.
—me dirás como pasó esto....
Podía haberle dicho que no, pero Albafika D ' Pisces le inspiraba confianza.
Flashback.
Narrado por Deuteros.
Necesitaba hacerle una visita a Aspros, desde que me había casado con Asmita no volví a verle, así que partí solo a Alhena a pesar de que Asmita trató en vano de convencerme de ir con la guardia real. Estuve tres días ahí, regresé apenas se asomó el sol, otra vez solo.
El camino de Alhena a Indrapahts es tranquilo asi que no me preocupé de bandidos o asaltantes de caminos, sin embargo faltando una hora de camino fui atacado por varios delincuentes que me hirieron brutalmente.
Una caravana de comerciantes me auxilió hasta que llegó una parte del éjercito comandado por el entonces Capítán de nombre Odiseo.
—¡ Majestad!—se hincó a mi lado tratando de detener la hemorragia—¡ resista!
No podía oír casi nada, mi vida se escapaba en cada herida recibida, lo único que no quería.... era dejar solo a Asmita.
Cuando llegué a palacio, todo era conmoción, Asmita no permitió que me vean permaneció a mi lado día y noche incluso curando mis heridas pero parece que alguien no quería que yo siguiera ahí pues una tarde me sentí a morir y simplemente dije....
—sé feliz sin mi Asmita.
Él no quiso oír esas palabras.
—no morirás.....
—no puedo más cariño—murmuré apretando su mano—recuerda cuanto te amo.
—¡ cállate!—me espetó furioso—no tienes derecho a irte.
Sonreí débilmente después sentí que dormía y entonces aparentemente morí.....
Desperté pues una mano se pasaba por mi rostro, al incorporarme me di cuenta que no era Rajish Palace sino una pequeña casa de campo recientemente construida, quién me atendía era una amable anciana la cual terminó de curar y revisar mis heridas.
—está a salvo mi señor.
—¿ dónde estoy?
—donde nadie te encontrará—dijo una voz masculina con tinte aristocrático apareciendo en el umbral de la puerta cubierto por una capa oscura—eres muy bueno, pero muchos los que rodean añoraban tu muerte.
—¿quién planeó todo esto?
El hombre hizo un gesto a la anciana indicándole que se retirara, al hallarnos solos, procedió a revelarme las razones.
—hay varias cabezas, algunas tienen servidores en tu palacio quienes te suministraron una toxina la cual ocasionó que tuvieras ese sentimiento de muerte, pero solo paralizó tu sistema nervioso—hizo una pausa para servir un jarro de agua la cual me ofreció—¿conoces al viejo Conde de Bluegard?
—lo oí mencionar varias veces, pero jamás lo conocí.
Pude notar que el extraño sonrió siniestramente.
—su más grande sueño es ver a su familia de nuevo en el trono, pues hace siglos ellos fueron reyes, la hija del último rey Acuario se unió al primer Virgo desde entonces esta dinastía gobierna este reino y los D´Acuario son parientes lejanos de Asmita Virgo.
Me removí incómodo, demasiada información me estaba doliendo la cabeza.
Después me reveló que secretamente Asmita había nombrado a Dégel D´Acuario como su sucesor, pero este no le agradaba mucho la idea ya que su ex-esposa rondaba por ahí y era probable que intentara algo para ser admitida ( con argucias) en el seno de la familia Ducal.
Luego de esa explicación me dijo que debía cambiarme el color de mi cabello pues sería fácilmente reconocido, así que lo cambié a negro, dejé de ser Deuteros Cástor, Soberano de Indrapahts para ser alguien común y corriente. Siempre tengo presente a Asmita.
Su narración fue interrumpida por pasos provenientes de la sala, Albafika hizo un gesto a Deuteros que se ocultó perfectamente.
—¡ padre!
—si ¿ qué sucede Afrodita?
—¿sabías que el Duque de Hydor y el Conde de Sargas se gustan?
—ya pareces vieja verdulera, con chismes—reprochó Albafika.
Afrodita se cruzó de brazos ofendido. Deuteros ahogó una risa por la definición de Albafika, aquello era usual, que hijos de familias de alta alcurnia les encantara chismorrear y averiguar la vida privada de los cortesanos.
Como una vez le comentó Asmita...... " Sus lenguas son más destructivas que una guerra absurda"
Su amado esposo detesta las guerras.
—bueno yo...—hizo un gesto vago—¿lo sabías?
—no—contestó Albafika.
—ah pues ya lo sabes y por cierto...¿ sabes el problema que se armó en la familia de Sisifo?
—no.
—estas desactualizado padre ¡ mejor te pongo al día!....
************************************
Odiaba gritar.
Aioria odiaba los prejuicios.
Aioros trataba de usar su diplomacia para calmar los ánimos de sus parientes.
—voy a ser muy claro Aioria.
—te escucho tío.
Aquella actitud desafiante en cierto modo le sorprendía, Sisifo pensó que era altivez parecida a la de Kanon.
—¿por qué me desafías?
El más joven alzó las cejas.
—no te desafío es mi decisión de no aceptar tus designios. No puedo querer a quien tú me impongas.
—para esta hora ya todos saben que eres amante de Kanon ¿ los chismes vuelan no?
Aioria guardó silencio, Aioros sólo miraba de un lado a otro, seguramente al día siguiente toda la corte cuchichearía sobre la nueva pareja extraoficial que no estaba aprobada por Asmita.
—si lo soy, no me molesta—respondió sin dudar.
Sisifo quedó mudo ante esa sorpresiva respuesta.
—ya basta de tanta cosa tío, te quiero mucho pero no admito que intervengas en mi vida privada. Sé que el rey autorizará una audiencia los próximos días y que Kanon lo solicitó.
—supongo que estoy equivocado.
—no te he dicho eso.
—Aioria….—dijo Aioros.
—no estás obligado a hacerlo hermano, no será el fin del mundo sino te casas.
—hiciste lo que yo no me atrevía a decir—se puso a su lado apoyándole—por temor no lo hice….
Para ese momento Sisifo tenía la mirada gacha, todas esas palabras resonaban al igual que las de El Cid quién le había recalcado que sus sobrinos debían labrar su propio camino, tomar sus propias decisiones y elegir a quién desearan amar.
Había actuado equivocadamente.
******************************
—¿no te dolió el cuerpo?
Kanon negó con una sonrisa bobalicona mientras se acomodaba las vendas en las partes lesionadas. Saga lo miraba agriamente, seguramente Sisifo Sagittarius era presa de la cólera dada las ciscunstancias en que halló a Aioria junto a Kanon. El castaño Duque era igual de cercano a Asmita.
Saga temía que “ la estupidez de su gemelo” le costara el puesto.
No se le había pasado por la cabeza que terminaría acostándose con el sobrino intermedio de Sisifo.
“ Y qué creias….. que conversarían y tomarían té”
—eres un idiota.
—mira quién lo dice—se puso de pie Kanon—el que no puede decirle a Shion que te mueres por su hijo ¡ reprimido!
—si me sacan del puesto es tu culpa—advirtió.
—ay ya Saga—se acomodó en la cama ¡ relájate! Si te tranquiliza hablaré con Asmita mañana.
—Sisifo pondrá muchos peros, prepárate para su oposición.
Prefirió cerrar sus oídos, con o sin la aprobación del Duque de Arkab, Aioria iba a ser su pareja.
**********************
—¿por qué debería mentirte Aspros?
Aspros quería escuchar de labios de Kardia si había dejado de quererlo. El Conde se Sargas había sido claro al decir que lo apreciaba como aliado y que el enamoramiento había pasado.
—¿hay alguien más? ¿ lo sé?
—piensa lo que quieras—su mirada se clavó altiva en los cobaltos—si lo estoy eso me incumbe a mi.
El Archiduque de Alhena no le sorprendió la brusquedad de Kardia, a decir verdad esa actitud le parecía única y fascinante.
—sabes que eres importante para mi.
Se hallaban en las cercanías de la casa Bluegard, Kardia había ido a visitar a Milo y Aspros de casualidad se lo tropezó.
—igual seré tu aliado, sabes que tu hermano y tú cuentan con mi apoyo.
—gracias, no quiero sonar descortés, pero mi hermano me espera.
—claro mándale mis saludos.
La figura de Kardia desapareció por la puerta de la imponente casa, sin embargo Aspros tenía una ligera sospecha de quién pudo haber conquistado el corazón del ardiente escorpión….. Dégel D´Acuario.