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El cortesano, el noble y el príncipe. por Maby de Sagitario

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Jardines de casa Bluegard.

—¡ Hola Alteza!—como una serpiente se deslizó por el hombro de Milo quién desconcertado se aferró al pequeño gato persa que se ocultó entre sus ropas—o debería decir...¡ Buenas tardes, yerno mío!

—¿ quién es usted?

Una hilera de perlas le sonrieron mientras ofrecía su mano y enfocaba sus ojos azules zafiros en los celestes de Milo que entre su desconcierto los clavó con fiereza en ella, Milo jamás se mostraba débil, ni asustadizo, los Escorpio eran fieros y seguros de si mismos.

Se hallaba solo en casa Bluegard, pues su suegro últimamente salía muy seguido al palacio y Camus ese día justamente recibió una carta de parte de un importante constructor que le manifestaba que los lotes de tierra que había adquirido en Antares estaban listos para usarse.

—digamos que soy alguien que te abrirá los ojos.

—no entiendo...

La inocencia de Milo la repelió por completo.

—tan inocente... pero aquel ser que alumbré hace 23 años no es lo que dice ser. En conclusión soy la madre de Camus—volvió a sonreír—sígueme y lo comprobarás.

Yato se apareció en esos momentos, había recibido instrucciones de parte de Camus quién le había dicho que no permitiera que Milo saliera de casa con nadie que él no conozca. Su otro señor fue muy claro al decirle que personas sin escrúpulos pretendían desestabilizar su matrimonio.

—¡no! Mi señor usted... debe permanecer aquí—se acercó el muchacho.

—qué me ocultan—ya no le estaba gustando nada—¿qué hay sobre Camus que no sé?

—sólo quiere salvaguardarte—dijo Yato—mirando con prudencia a Serafina que bufaba—dijo que esta misma noche te lo diría.

Una cruel carcajada sonó en las paredes, así que su ex-marido y su hijo pretendían " ocultar el sol con un dedo".

—¿qué me va a decir Camus?

Yato no pudo detener a Serafina quién jaló bruscamente a Milo que se zafó con brusquedad de su fuerte agarre, ella no contenta con eso volvió a agarrar el brazo de Milo mientras acercaba su rostro a su oído.

—nada es lo que parece....

—Milo—rogó Yato ya desesperado.

—no sé que pasa, pero exijo saberlo—se dirigió al chico que bajó la cabeza apenado—si tú lo sabes dilo, como tu señor te ordeno.

—no te dirá nada, Camus lo ha instruido para no decirlo—intervino Serafina con todo a su favor—así que Alteza, venga y vea lo que le ocultan.

Sin poder detenerlo, el joven sólo atino a sentarse con los brazos caídos debajo de un árbol donde florecían orquídeas mientras veía llegar de manos de esa mujer el infortunio, días grises y problemas.

Quinta Taurus.

Una sonrisa adornaba su rostro mientras la cólera crecía en Camus quién no podía concebir el hecho de que haya sido engañado con una simple carta para ir a parar a aquel lugar frente a Hyoga quién había solicitado el establecimiento para él solo.

—¿qué quieres de mi?

—bueno....verás—jugueteaba con sus dedos en tanto buscaba una afirmación lógica, creíble—vine a proponerte a comprarte esos lotes de tierra de tu... ¿ Principado?

—no están a la venta—fue su seca y fría respuesta.

Por primera vez Hyoga hacía una mueca de inconformidad ante la respuesta de Camus, eso no estaba funcionando y debía hacer algo para que el de ojos zafiros cayera en su juego. Su cerebro trabajaba a mil para hallar el plan perfecto.

—te doy el doble del que te costaron y a cambio prometo no hostigarte tanto.

Serafina se acercaba junto a Milo al establecimiento, Camus ignoraba que era un plan macabro para dejarlo en evidencia frente a su esposo.

—tengo cosas que hacer—dijo dispuesto a irse.

Las puertas del mismo se abrieron de par en par, Hyoga supo que era el momento preciso por lo que sin darle tiempo a Camus lo besó de sopetón logrando que Milo observara confundido, luego incrédulo y finalmente con ira inconcebible.

—¡ QUÉ HORROR!—exclamó Serafina con falsa indignación—mi hijo con su amante a vista y paciencia de su esposo.

—eres un....—golpeó una silla partiéndola por la mitad, sintiéndose un idiota burlado en tanto Camus trataba en vano de explicarle—no me trates de explicar.

Camus supo al ver a su madre que todo había sido un malévolo plan, las advertencias de su padre se estaban cumpliendo, cómo era posible que ella fue tan vil a tal punto de hacerle daño. Se armó una terrrible discusión en los que los improperios, maldiciones, amenazas de desheredamiento retumbaron por toda la Quinta Taurus.

La discusión había aglomerado a varios curiosos que comentaban lo que estaba sucediendo dentro del local de Aldebarán quién en esos momentos no se hallaba ahí, Misty que pasaba por allí de casualidad, oyó el escándalo y sin pérdida de tiempo fue a comunicarle a los D'Acuario la situación. Dégel sin demoras acudió al sitio topándose con un furioso Milo, un descompuesto Camus, una victoriosa Serafina y un imprudente Hyoga; sin embargo el escándalo no terminaba ahí, pues la mujer comenzó a vociferar a vista y paciencia de la gente, la falacia de que había sido exiliada apenas Camus nació y que la habían obligado a firmar el divorcio entre varias cosas que salpicaron y dejaron por los suelos la impoluta reputación de los Duques y Condes de Bluegard.

Rajish Palace.

Ángelo llevó la noticia hasta la corte llegando a oídos de Kardia y Asmita el cual no creyó en aquello, pero algunos nobles si por lo que se creó una división en la corte en la que un grupo apoyaba al Duque de Hydor y otro exigía investigar las circunstancias en que se dio el nacimiento de su Alteza Real Consorte Camus y que se restituya los derechos a la madre del anteriormente mencionado.

—eso es actuar de mala fe.

—pobre mujer, separada de su hijo...

Mujeres corrían de aqui por allá agitando sus ricos vestidos, sus abanicos de plumas de avestruz volaban al mismo son de las voces frenéticas de sus dueñas que comentaban indignadas la situación, pero nadie sabía a ciencia cierta que Serafina De Vlad era inescrupulosa tal como lo había sido Hyoga en sus primeros años en la corte.

—con razón omitía el hablar de ella—comentó otra arrugando el ceño.

Kardia sabiendo que eso era nada más que un teatrito se apartó de los murmullos, sabía que Dégel no era capaz de hacer aquello, tenía que haber una explicación coherente.

Asmita notó la incomodidad de Kardia, no pudo seguirlo ya que todas las damas y caballeros se agruparon frente suyo murmurando, vociferando y comentando el escándalo.

A la hora Dégel se presentó seguido por Camus quién paralizó con su mirada a todo aquel que osara a hablar mal de su padre, en silencio se abrió paso hasta quedar frente a Asmita quién estiró su mano que fue tomada por Dégel.

—lamento esta terrible situación—dijo el blondo soberano—trataré de buscar una solución.

—muchos te pedirán que reconsideres tu decisión de nombrarme, pero todo lo que dicen es falso.

—puedes estar tranquilo, nadie me hará cambiar de opinión. Si deseas puedes retirarte un tiempo de la corte.

—gracias Su Majestad—retomó su postura inicial—¡ vámonos Camus!

Con altivez y sin bajar la mirada el Duque de Hydor se marchó del palacio real a encerrarse a su propiedad mientras buscaría la mejor solución. En esos momentos Krest no se hallaba ahí, había viajado donde vivía uno de sus otros hijos y no regresaría hasta dentro de dos semanas.

Grande fue su sorpresa cuando al llegar, la presencia de quien menos esperaba y deseaba.... Seraphina.

—supongo que con esto me restituirás.

—jamás—su tranquilidad se vio afectada por el cinismo de la madre de su hijo—el patrimonio de mi familia no lo dividiré por capricho.

—y ¿tú mi niño?—se dirigió a Camus.

Este no le respondió, en cambio se dirigió hacia la planta alta en busca de Milo.

Halló a su esposo mirando por la ventana, Yato en un rincón esperaba alguna orden ya que era probable que Milo ordenara marcharse de ahí luego de lo acontecido.

—lo que menos quieres es que te hable, Milo.

—ya vi lo suficiente—se volteó—Yato, ve al puerto de Indrapahts y diles que su Soberano ordena que suelten amarras, en cuatro días, apenas salga el sol regresaré a mis dominios.

—pero Milo...

—he dicho.

Camus no podía creer que su amado esposo tomara tan drástica decisión, la ambición de Hyoga estaba destruyendo su matrimonio y la de su madre su familia. No iba a permitir que Milo se fuera no si antes haberlo oído.

r13;Milo....

Lanzó el anillo de bodas al suelo cayendo justo a sus pies.

r13;por eso era tanta tu desesperación porque no saliera tantor13;apretó los puñosr13;tenías a tu " querido" escondido y más encima negabas a tu madre....¡ qué clase de familia son ustedes!

Camus sentía que iba a llorar ahí mismo, el tono empleado por el joven distaba mucho al joven con el que despertaba y hablaba todos los días, ese parecía su enemigo que lo mandaría al patíbulo y ordenaría su ejecución. Milo no sabía la verdadera historia de su macimiento.

r13;no la niegor13;se tragó sus lágrimasr13;ella me negó, me abandonó apenas nací porque no deseaba tenerme, si estoy vivo fue por mi padre y abuelo.... porque era probable que muriera dentro suyo.... y no tienes derecho a juzgarlo.

Continuó al ver que su esposo no replicaba.

r13;cuando me casé contigo olvidé a Hyoga, desde mucho antes mejor dichor13;tomó el anillo y lo puso sobre la camar13;pensaba contarte todo en estos días, pero me hallaba ocupado y no precisamente con amante como te hicieron creer.... mi amor por ti es verdadero.

r13;no soy estúpido Camusr13;alzó la vozr13;no trates de confundirme sé lo que vi.

r13;ni siquiera me estás escuchando Milor13;alzó la voz tambiénr13;todo esto es para destruir a mi familia, la dignidad de mi padre está por los suelos y tú.... nos tachas de mentirosos e insensibles.

Dégel subió al oír la fuerte discusión dejando a Seraphina con una sonrisa de triunfo que disfrutaba la confusión, el miedo y la rabia del ambiente.

r13;ambos son igualesr13;expresó Milo apenas vió a Dégel.

r13;es suficienter13;dijo el mayor fríor13;no permitiré una falta de respeto más y aunque seas de rango mayor que el mío, no consentiré que insultes mi linaje.

r13;no es necesario padre....

r13;nadie ni el Rey de quién sea va a pisotearte, prefiero ser yo quién sufra humillaciones, que túr13;entrecerró los ojosr13;los humanos cometemos errores y estoy seguro que Camus te explicará todo. Sino estás de acuerdo con algo, eres libre de marcharte.

Quedaron en silencio cuando Dégel se marchó, ninguno sabía lo que pensaba el otro permanecieron así hasta cuando Camus rompió el silencio con un anuncio.

r13;para que no te sientas abrumado ni presionado por todo esto, me mudaré a la habitación de huéspedes, si quieres hablar con tranquilidad, sin cuestionamientos ni dudas... búscame te estaré esperandor13;se dio la vuelta y con paso elegante salió de ahí.

No sabía quién creerle, por un lado la madre de Camus que reclamaba sus "derechos" y por el otro la antigua relación de Camus con Hyoga, tenía dos caminos... oír la versión completa de Camus o marcharse a su tierra sin escuchar sus argumentos.

En esos momentos sólo quería saber la opinión de su hermano mayor.

******************

Yato no había ido al puerto como Milo le había encomendado en su lugar se desvió al palacio pues sintió que debía comunicarle a Kardia lo que pretendía hacer su hermano menor. La convulsión aún reinaba en cada calle de la capital del reino, nadie sabía que sucedería con la sucesión del rey quién no se había pronunciado sobre los hechos.

El mayor de los Escorpio estaba guarecido bajo la sombra de un árbol de manzanas con los ojos cerrados que los abrió apenas percibió la presencia del jovencito.

r13;supongo que traes noticias sobre la situación en esa familia.

r13;Milo piensa marcharse en cuatro días a Antaresr13;respondió mirando a todos ladosr13;traté de evitar que la señora se lo lleve, pero....r13;agachó la miradar13;ella insistió tanto que Milo acabó por seguirla.

r13;no es momentos de lamentarse mocoso, tarde o temprano igual terminaría sabiendo.

r13;¿que harás?

Kardia alzó los hombros, todo estaba conmocionado y la corte se había dividido en dos bandos que en esos momentos discutía sobre el futuro de la sucesión, unos a favor de que Dégel sea excluido y otros encabezados por Albafika, aliado indiscutible de Dégel quién aseguraba que todo era patrañas.

r13;allár13;señaló al interior del palacior13;ya mismo se sacan los ojos.

r13;esto es terribler13;mumuró Yato.

Un grupo de nobles salió emitiendo improperios de la a hasta la z a los segundos salió Saga bufando fastidiado y hastiado, se notaba que el pobre ya enloquecía por tantos insultos, gritos y acusaciones.

r13;¡ estoy harto!r13;exclamó pateando una piedrar13;parecen víboras que han sido soltadas de su hábitat.

r13;mejor veter13;sugirió Kardiar13;pero antes dale un mensaje a Dégel de mi parte.... dile que esta noche lo veo donde él ya sabe.

r13;claror13;se despidió repasando el mensaje para no olvidarlo.

Lo mejor que podía hacer en esos momentos es mantenerse en bajo perfil y atento a cualquier cosa que Milo necesitara.

 


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