El cortesano, el noble y el príncipe. por Maby de Sagitario

Regresó a la noche a su casa Bluegard, al llegar su padre lo observó largamente antes de dedicarle estas palabras.
—agradece que tu abuelo no está.
—disculpa, pero Asmita me llamó—contestó lo más educamente posible.
Dégel estuvo a punto de preguntar cuál fue el motivo por el que el Rey de Indrapaths lo llamó, pero mejor se quedó con la duda, cuando fuera a la corte interrogaría a los expertos en la vida palaciega privada de los nobles, Afrodita y Ángelo.
—¡ Camus!—la suave voz de Milo cortó la imperante seriedad entre padre e hijo—te esperaba.
El mayor de los acuario bajó la guardia, Camus se acercó a su joven esposo al cual besó con pasión, los empleados de la mansión Bluegard se aprestaban a servir la cena pues esa noche vendrían invitados, los más ilustres del reino....
Saga Geminae,el señor de la casa Capricornio Shura y Aioros heredero de los Sagittarius-Leons.
—vienen a cenar tres personas muy importantes—le informó Milo apenas terminó el beso.
Fue cuando Camus se dio cuenta de que no se había acordado de Hyoga durante todo el día, luego del encontrón con el rubio, diversas cosas le hicieron olvidarlo. Y es que Milo era la nueva sensación de la corte por lo que desde que llegaron las damas y caballeros que frecuentaban el palacio Rajihs lo invadían de preguntas acerca de cuando su Alteza Real Milo los complacería con su presencia.
—iré a cambiarme, amor.
El joven sonrió dándole a entender que estaba bien.
Cuando regresó los invitados de su padres en esos momentos arribaban; notó a Shura mirar con admiración a Milo que charlaba con Aioros o tal vez a este. Saga notó su presencia, acercándose a saludarlo.
—llámame Camus—se adelantó antes que nada—aún no me acostumbro a ser llamado con ese tratamiento.
—como digas—estrechó su mano.
—¿puedo saber que le trae al poderoso Canciller de Asmita por mi hogar?
Las orbes del hombre más poderoso del reino viajaron desde su interlocutor hacia Milo. Una sonrisa misteriosa fue la respuesta.
—es hermoso.
Camus no perdió su compostura ante esas palabras, para él era evidente lo que pretendía Saga.
—lo es, es más me costó mucho trabajo conquistarlo—resaltó esta última palabra.
Saga no dejó de mirar a Milo a pesar del tono de voz empleado por Camus quería sacar de quicio al futuro Conde de Bluegard, aparte le jugaría sucio al mencionar a Hyoga.
—el Conde de Helias ofrecerá una fiesta la próxima semana—dijo captando su atención.
—¿de verdad?
Perfecta argucia para distraer a Camus y acercarse a Milo pero con fines políticos.
—¿qué planeas Gémini—indagó sospechoso el de ojos zafiros.
—nada malo estimado Camus—dijo sonriente Saga cosa que no se la creyó por que sabía de lo que era capaz el canciller con tal de conseguir lo que quería.
—si quieres saberlo, te lo diré, pero a solas.
Fue un alivio oír aquello. Debía sacarse las dudas.
Aprovechando la distracción general, lo codujo por el pasillo hasta llegar a otra a la de la casa Bluegard donde se guardaban algunas reliquias, joya y posesiones antiguas de la familia Acuario. Saga silbó de admiración al ver todo eso, los Acuario tenían riquezas para mantener por 50 años a todos los barones del reino, incluido a él.
—gracias pero prefiero estar de pie—declinó la invitación a sentarse.
—como digas... ahora ¿ qué deseas Saga con Milo?
—no es con él, Asmita desea una alianza con los Antares—dijo sin más preámbulos.
Igual seguía desconfiando.
—como sabrás el rey enviudó hace unos pocos años, por lo tanto la corte presiona para un nuevo compromiso—comentó el barón.
Al no obtener respuesta prosiguió.
—necesitamos aliados, el reino de Giudecca está en posición hostil desde hace dos años.
—pero el rey no estaba de luto.
—estaba pero levantó el luto al cumpirse el tercer aniversario de la partida de Deuteros, y tú te hallabas fuera.
Tenía que pensarlo, el único candidato posible para Asmita de la familia de su esposo estaba fuera del alcance por que sus títulos nobiliarios fueron despojados.
Su cuñado y hermano mayor de Milo.... Kardia Escorpio.....
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Miró su reflejo en el espejo, sus cabellos rubios lucían desordenados como si se los hubieran jalado con rabia, tenía unas ojeras debajo de sus ojos producidas por las largas noches en vela y las constantes fiestas a las que acudía, si no tomaba un descanso caería enfermo y si eso pasaba sus detractores aprovecharían para inventar toda clase de rumores.
Aún tenía en mente los comentarios acerca de Milo en la fiesta ofrecida por Saga y Kanon Geminae, todos estaban fascinados con él, incluso podía ver la sonrisa de suficiencia del Conde de Bluegard al ser presentado su yerno a todo el reino.
—odioso.
—¡ Hyoga!—la voz del pequeño Shun que en esos momentos se asomaba por la puerta de su alcoba alejó las cavilaciones que lo atormetaban de sobremanera—¿ vienes a la partida de ajedrez que estamos haciendo con los muchachos?
—ya voy pequeño.
—no demores.
—ya bajo.
Se arregló su alboratada melena rubia, aunque no podía ocultar las ojeras por lo que puso la mejor de las sonrisas, se puso ropa más presentable y prometiéndose que nada ni nadie lo amargaría por ese día bajó a la dichosa partida de ajedrez.
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—¿pasa algo capitán?
Kanon no sabía qué responder, no supo qué carajos hacía en la sala de la casa Sagittarius-Leons. Regulus el menor de la familia tenía una cara de circunstancia y un poco de aburrimiento por que el Capitán de los ejércitos del reino no emitía palabra alguna desde hacía 20 minutos cuando llegó y sólo dijo un ¡ Buenas noches!, de ahí quedó mudo literalmente.
—disculpe—dijo de la mejor forma posible—¿qué puede hacer esta familia por Su Señoría?
Recién reparó que estaba actuando como un muchachito que no sabe qué hacer.
—yo... ¿ está Aioria?
Se puso a buscar en su mente donde se hallaba el mencionado.
—está con mi tío Sísifo.
" Con el solterón del reino", pensó.
—necesita algo más.
—no yo sólo pasaba a saludar, es más ya me retiraba, con permiso que pase buena noche—regresó por donde vino.
Regulus se quedó mirando la alta figura de Kanon salir por el portón de su casa, negó con la cabeza, últimamente aparecían muchos ilustres por su casa entre hombres y mujeres a preguntar por algunos miembros de su familia.
—¿qué será que pasa?—interrogó al vació mientras se internaba en la calidez de su hogar.