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Tú, mi gran Papyrus. por White Cat Productions

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Notas del capitulo:

¿Música para el ambiente?
https://www.youtube.com/watch?v=RLwTyMZSp34

Había un brillo mágico que se asomaban en la mirada de Papyrus, que estaba en constante cambio, en una tormenta de emociones. Quizá era demasiado pronto para él, pero no podía corre el riesgo de que en mi vida no haya podido estar íntimamente junto a él.
 Casi no se veía nada en el cuarto, solo el brillo de mi cintura que dejaba ver en matices contrastados de rosa y negro las siluetas de nuestro cuerpo. Sabía que debía ser cuidadoso con él, a tal medida que él me cuidaba, me aseguraría de que yo cuidaría de él. Mis brazos, antes apasionados, se relajaron, uno por uno, al ir sintiendo la suave y delicada piel de Papyrus.
-Es la primera vez que siento esto, es como si tuviera una membrana de carbono sobre mí.-
- O sea piel.-
- Eso. Nyeheheh….- Sentí la incomodidad en su rostro de novato. Estoy seguro de que no tiene idea de lo que va a pasar ahora.
- Papyrus…- Con mis brazos rodeé su cabeza, dando un pequeño abrazo, y poniendo mi cabeza al lado de la suya. - ¿Cómo podría expresar estos sentimientos que desbordan mi alma abarrotada en esta caja en forma de corazón?-
- Podrías comprarme flores, o algo así, ¿no?-
- ja ja, dulzura.- Mis manos se posaron en sus cálidas mejillas, haciendo que nos miremos cara a cara, a una distancia casi nula.- ¿No sería muy romántico que nuestras dos almas pudiesen conectarse de alguna manera y volverse una? ¿Aunque sea por un momento?-
-¿Algo así como una fusión?-
-Jm, jm, más o menos.-
- ¡WOWIE! Me…pregunto cómo se sentirá ser Mettaton. ¿Podré bailar como tú?-
- Querido….- Qué difícil es ser romántico cuando estás con alguien tan infantil. Pero todo es parte de aquel encanto que me cautiva, aunque sea un poco confuso, no hay manera de que este hermoso guarda no me haga sonreír. Lo miré en silencio, mordiendo mi labio, con cierta emoción en mis ojos.
- …y ¿Cómo se llamaría nuestra fusión? ¿Papyton?-
Solté una carcajada.- Seríamos mucho más que eso.-
- Wowie…- Sus ojos se iluminaron. Una sonrisa cayó en su mirada, lentamente como una hoja otoñal, mientras nos mirábamos una vez más. Y movió su cabeza hacia arriba, dándome un beso sorpresa, que caería sobre mi nariz. Y le devolvería un dulce beso en sus carnosos labios. Comencé a sacarle la remera naranja que se había puesto apenas unos momentos atrás, para poder admirar su cuerpo sincero entregado a mis manos, como un mandato divino para tal cual es.
Descendí mis manos a su abdomen, sintiendo su cuerpo cálido y dulce. No terminaba de comprender que sucedía, pero bastó comenzar a lamer su pecho, para empezar ver a través de las reacciones de Papyrus que no era una ilusión, sino una real fantasía. Cada vez que tocaba su cuerpo, podía notar, que una especie de escudo lanzaba destellos blancos, como estímulos nerviosos,  dejando rastros de los con mi lengua en su cuerpo, que se desvanecían pasados los segundos. Puse mis manos rodeando su abdomen, y seguí tocándolo mientras acomodaba la cabeza de Papyrus sobre la almohada de mi cama.
-¿Q-qué hacés Mettaton? ¿No era que no podías comer cosas?- Papyrus amarrado con vergüenza y curiosidad miraba atónito cada movimiento que hacía. Entonces desplacé mis manos por sus costillas hasta la zona de sus pezones. Dos luces titilaron intensamente en ondas expansivas en cada sector en el que mis manos jugueteaban incesantemente, moviéndose de forma circular, apretando con ternura, mientras levantaba mi rostro, para poder ver el de Papyrus.
Era curioso notar que su rostro no sabía qué cara poner en específico, su boca se abría y cerraba casi como temblando.
- … ¿heh?...- sus ojos se entrecerraban.
- ¿Cómo se siente, cariño?-
- …wo-wowie… es extraño…como… saborear el mejor Spaghetti del mundo.-
-Dulzura.- Le dí un beso a aquellos labios temblorosos una vez más, para luego descender a besos, dejando chispas a lo largo de pera, su cuello, hasta llegar al abdomen, donde comencé a lamer una de las zonas de los pezones, y así seguir con los dulces destellos que se fundían en el dulce cuerpo de mi marido. De su boca comencé a oir ligeros gemidos, cada uno de ellos confundidos, como si no supiesen por dónde salir, y a veces se chocaran uno con otros. Mientras lamía su zona derecha, mi mano comenzó a descender por su cuerpo, en búsqueda de una duda que había surgido apenas unos momentos, y al mínimo toque, una luz repentina surgió de allí.
-¡nya!- Soltó Papyrus abruptamente.
- ¿Acaso maullaste?- Levanté mi mirada y me detuve.
-N-no, solo fue una especia de “nye” más agudo.-  Y con una sonrisa conteniente de risas proseguí. En un leve toque pude sentir que Papyrus tenía pene. Extremadamente sensible, delicada como el papiro, pero cuyas ganas de tocar me enloquecía. Suavemente, comencé a desplazar mi mano por su miembro, mientras mis labios y mi lengua aún consentían el tierno abdomen de Papyrus. Mi mano había pasado de tocar su suave y húmeda piel a comenzar a rozarla, mientras esta se iba poniendo cada vez más tensa al comenzar a masturbarlo, con movimientos suaves cualés hacían que su piel se estirara y contrajera,  junto con las cuerdas de su voz, dando destellantes toques de luz, cuales daban aquel canto típico de Papyrus, de una manera algo más aguda.- nya, …hah, …hah…- Su mano derecha se colocó al lado de su cabeza para comenzar a tirar suavemente las sábanas, y la otra hacía lo mismo con mi hombro, aunque al aumentar la potencia de mis movimientos, él comenzó a enterrar sus dedos en el acolchado cada vez más fuerte. Saqué mis labios de su pecho, y contemplé su dulce mirada una vez más, aquellos  ojos entrecerrados, boquiabierto, y el sudor que caía suavemente como cálidas gotas de lluvia avanzando sobre una ventana cerrada.
- Papyrus…- mi mano izquierda tocó una vez más su rostro, mientras la otra comenzó a descender entre sus piernas.
- ¿n-nye?- Papyrus levantó un poco su cabeza para intentar ver qué iba a hacer, pero en cambio, se llevó la mirada de nuestros dos cuerpos uno encimado al otro, y entre ellos, mi miembro erecto que brillaba dando la poca visibilidad que teníamos. -¡n-nye!-Avergonzado, con fuerza volvió a apoyar su cabeza contra la almohada y miró a la izquierda.
- Será mejor que te relajes un poco mi Papy.- Una pequeña sonrisa surgió de mi mirada, y mientras mis ojos miraban determinadamente el suyo. Di una pequeña mirada de reojo hacia abajo, para poder posicionar mis dedos bien, y  metí uno de ellos suavemente dentro del ectoplasma de Papyrus.-
-¡¡N-nyahah!! – Soltó de repente aferrándose de mi brazo, cerrando los ojos con fuerza.- ¿Qué haces M-Mettaton…?-
-Relájate mi Papyrus…- Acerqué mis labios a su frente y le di un delicado beso, y luego puse mis mano izquierda en su cintura. Comencé a mover mi dedo suavemente de adentro hacia afuera, mientras él comenzaba a relajarse lentamente, sin terminar de entender qué pasaba, aunque fue sintiendo cada vez cómo esa sensación incómodo se convertía en otro más de sus platillos favoritos cual consumía con júbilo. Entonces la mirada incómoda de Papyrus se volvió una relajante y cálida, dejándose llevar por sus percepciones, mientras comenzaban a salir una vez más sus suaves gemidos. Parecía que aquel orificio comenzaba a dilatarse, abriéndose cada vez más, aprovechando para ir metiendo otro dedo más.
-hah….Mettaton….- no dejaba de mirar su tierno rostro, y en ese momento me detuve a mirar sus oscuros ojos. Me acerqué a su mirada, y comencé un tierno beso esquimal, en un movimiento coordinado, entre unas pequeñas risas, oyendo un susurro aliviado- nye heh heh…- El sector de su nariz brillaba con cada contacto que hacía con él, recordándome las bellas luces de Snowdin. Miré hacia abajo una vez más, y luego miré a los ojos a Papyrus. - …Si esa cosa rosa es tu alma…y estás abriéndome…supongo que vas a poner eso dentro de mí, ¿no?- Su mirada iba desviándose con cada avance de sus palabras, y junto a aquel movimiento el rubor de su mirada se volvía más fuerte.
- Sí, querido.-
-Entonces…- Con su mano, comenzó a apartar lentamente mi brazo, sacando los dedos dentro de él cuidadosamente, mientras sus ojos se entrecerraban, y dejaba salir unos bajos gemidos. Entonces levantó sus piernas un momento, apartándolas de mi cuerpo, para entonces comenzar a ponerse de espalda hacia mí recostado en la cama, y recolocando sus delgadas piernas a mi alrededor.- ¿…a…Así no será más…fácil…?-
-…Bien pensado, mi dulzura.- Aquel dulce y avergonzado entusiasmo se había puesto frente a mí para dejar que pudiésemos unirnos de una vez, y así estar más juntos que nunca, de manera que aunque luego se alejasen, nunca terminarían de separarse. Me recosté sobre su espalda, tomé su cráneo de mi mano izquierda, y entre mimos, besé su nuca, provocándole un pequeño escalofrío.
- ¡Eek!- Dijo repentinamente con un sobre salto, haciendo salir de mí una vez más, una risa mezclada hecha de amor y alegría. Entonces bajé mi mirada lentamente, y con mi otra mano comencé a acomodar mi miembro, bajando lentamente la cintura, hasta que aquella abertura y mi alma estaban enfrentadas. Comencé a empujar suavemente para meterlo, haciendo así, que una gran luz resplandeciera y comenzara a brillar por toda su espalda baja y por sus piernas hasta las rodillas, mientras que Papyrus comenzó a aferrarse de la almohada fuertemente, mientras dejaba salir un enorme grito desafinado.-
-¡Nyaaaaaah!- sus ojos se cerraron fuertemente, mientras me adentraba, sintiendo cómo nuestras dos almas podían tocarse, sintiendo aquella dulce calidez que hacía tiempo había dejado de sentir, envolviéndome, en pulsos como latidos, que me estremecían con solo el estar allí. Mi boca se entre abría ante el dulce tacto y mi ojo se cerraba, sintiendo aquel encanto más intensamente. Entonces, comencé a moverme suavemente, mientras Papyrus intentaba apaciguar sus gemidos florecientes como gritos.- ¡Nya, hah, hah, hah!-
-Shhh…Papyrus…-me detuve un momento y me aproximé a su cabeza, apoyando mi cuerpo sobre el suyo, susurrándole al oído.- …Relájate mi amado, todo está bien…- Su respiración agitada y nerviosa comenzó a relajarse lentamente una vez más, intentando despejar aquella lluvia de emociones que surgía en su cabeza.- Estás con alguien que te ama mucho, ¿Sabes? – esperé unos momentos más, mientras apoyaba mis labios en su cabeza, y luego continué moviendo mi cintura, mientras sus gemidos ahora sonaban más serenos y dulces. Nuestros cuerpos se frotaban, calentando los engranajes de mi cuerpo, haciendo sudar al suyo, mientras aquella luz resplandecía entre nuestros cuerpos, dentro de su húmedo y apretado interior, envolviéndome, y aumentando mi deseo de poder estar aún más unidos. Potenciando mis embestidas, metiéndome cada vez más dentro de su cuerpo, mientras una de mis manos tomaba su delgada cintura, haciendo que se deslizase entre su piel y sudor, y la otra pasaba por debajo de su hombro, para poder estar en un abrazo íntimo y cálido. Los gemidos que se asomaba de mi parlante eran tapados por la piel de Papyus, retumbando sobre su cuerpo.
- Mettaton….haah...- Papyrus apoyaba fuertemente su cabeza, mirándome de costado y de reojo, mientras respiraba precipitadamente, cuando ya aquel extremo de mi miembro había llegado lo más profundo de él que había podido, tocando mi pelvis en cada embestida, generando un destello incluso mayor en el cuerpo de mi amado.
- Mi Gran Papyrus…- Mi mano pasó de abrazarlo a tomar su rostro hacia el mío, mientras en pleno acto, nuestras miradas se habían vuelto a encontrar cercanamente, para llevar a cabo un apasionado  beso, en el que mi lengua jugueteaba entre sus labios, deseoso de entrar a su boca, sintiendo la saliva y las encías calientes de su hermosa y agitada boca, sintiendo aquella hermosa conexión, con nuestros ojos cerrados, hasta que descendí mi mano, pasando por su abdomen, hasta llegar a su miembro, para comenzar a masturbarlo mientras aún nos uníamos, sintiendo su preciosa piel desplazarse y humedecerse en mi mano, mientras su voz aclamaba el placer que corría por su cuerpo.
-haaah, haaahh, M-Mettaah…- Mis movimientos empezaron a volverse más abruptos, los muslos de Papyrus cada vez recibían los golpetazos de mi pelvis más fuertemente, mientras mi miembro lo dilataba y dejaba correr los fluidos de mi alma, que comenzaban a derretirse como gotas hacia dentro de él. Entonces saqué mi mano del pene de Papyrus, coloqué mis dos manos cada una colocada debajo de cada hombro, para finalmente acabar dentro de él, dejando fluir parte de mi alma hacia su interior.
- Ahhh, querido...- dejé salir de mí un sonoro gemido, mientras Papyrus, sorprendido del líquido que ahora había quedado dentro de él, cerraba fuertemente sus ojos, abrazando la almohada.
Quedamos en silencio unos momentos, dejando solo en el aire, los destellos que emanábamos, que fueron apagándose, en cuanto nos separamos. Entonces, me recosté a su lado, y le abracé el abdomen.-…Y…¿Qué te parecío?-
-…-
-…¿Papyrus?-
-…wowie…- Solté una sonrisa, y comencé besé su nuca una vez más, hasta que repentinamente, aquella ilusión de piel desapareció. Entonces comencé a oir unos ronquidos nasales, y al levantar mi cabeza para ver, noté que Papyrus había caído completamente dormido, haciendo salir de mí una pequeña risa.
- …Mi gran Papyrus…- Volví a acomodarme a su lado, y cerré mi ojo, descansando, abrazando aquel hermoso destello de inocencia y ternura que ahora formaba parte de mí.

      






   ----------------------Bonus extra---------------------

A la mañana siguiente, al despertarme, vi a Papyrus con su maya y calzas puestas, haciendo poses raras, una seguida de otra, mientras murmuraba una canción desafinada.-
-¿Qué estás haciendo Papy?- dije mientras acomodaba mi cabello luego de bostezar.
- Oh, ¡Hola Mettaton! Quiero ver si ya desarrollé mi talento para el baile. ¿Acaso la fusión es de efecto retardado?-
-…- Agaché mi cabeza.- jm, jm, jm…- y luego la levanté con entuciasmo.-¡JA JA JA JA JA JA!.-
- ¿De qué te ríes Mettaton? ¡No es gracioso!- Me levanté abruptamente, haciendo temblar el piso, y abracé a Papyrus, apoyando mi cabeza al lado de la suya, y luego levantándola, viendo su mirada llena de dudas pero con entusiasmo.
- Quizá si te doy clases de danza se termine de activar.-
- ¡WOWIE! ¡¿Qué estamos esperando?! ¡Vamos Mettaton!- Se paró de piernas abiertas, como si me estuviera desafiando a un duelo, me puse en la misma posición frente a él.
- Primero vamos a tener que estirar  tus músculos.-
- ¡Así seré además de musculoso, elástico!-
Como siempre,  una risa brotó al oir aquellos comentarios de Papyrus.
- A ver querido, comencemos con  los brazos, pon  tu brazo sobre tu cabeza y tira… uno, dos….-


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