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En el lugar del gruñón/idiota por desileo

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Notas del capitulo:

¡Hola a todo el mundo! 

Aquí la continuación pero con Yokozawa y su "Cita" con Takano.

 

Yokozawa estaba en el puesto de Onodera en Emerald, intentando idear el mejor curso de acción a tomar con Masamune.

Si mal no recordaba, cada vez que lo había invitado a algún bar (una vez que controló su mal hábito de embriagarse hasta el olvido) hablaban de cosas triviales, y procuraban nunca pasar su límite.

Pero de seguro todo esto no sería de la misma manera que con Onodera, así que solamente podía depender del único consejo que le dio el editor: No tomar demasiado, ya que era muy débil al alcohol.

Repentinamente fue golpeado en la cabeza, haciendo que volteara de manera amenazante hacia la persona que tenía la osadía de hacer algo como eso, deteniéndose bruscamente al notar que este era Masamune.

Con un tono aburrido, Masamune ordenó.

─ Es momento de irnos. Cualquier trabajo sin terminar lo puedes hacer mañana, aunque claro, recibirás una reprimenda por no entregarlo a tiempo.

Yokozawa simplemente asintió, ya que si abría la boca nuevamente se repetiría la escena de la mañana, pero esta vez no había nadie que le salvara el trasero. Tomando todas las pertenencias de Onodera, siguió a Masamune, esperando que este no tuviera segundas intenciones con el hombre.

Mientras caminaban fuera de la editorial, Yokozawa se preguntaba cómo le estaría yendo a Onodera, puesto que ese mal presentimiento no había dejado su pecho en toda la tarde.

Antes de que se pudiera dar cuenta, ambos habían llegado a un pequeño bar en el que, para mala suerte de Yokozawa, era donde se había encontrado con Kirishima completamente ebrio.

Intentando ocultar su incomodidad, Yokozawa preguntó.

─ ¿Es aquí?

Sin cambiar su expresión, Masamune se burló.

─ Creo que eso es más que obvio, aunque teniendo en cuenta el trabajo que entregas, es comprensible que preguntes.

Yokozawa intentó no sentirse ofendido por las palabras de su mejor amigo porque sabía que muy en el fondo de esas palabras (muy pero muy en el fondo) era su manera de expresar su inseguridad por la situación.

Aunque si pensaba con detenimiento, ahora comprendía por qué Onodera se sentía tan inseguro cuando se encontraba con Masamune. Sus palabras, su expresión, provocaban que las personas que no lo conocieran, daba una apariencia de engreído.

Tomaron una de las mesas que estaba junto a la ventana, permitiendo a Yokozawa ver a los transeúntes que pasaban cerca del lugar.

Una camarera se acercó a ellos, tomando las órdenes para después ir por el pedido. En cuanto ella se alejó lo suficiente para no escuchar, Masamune preguntó.

─ Yokozawa no te dijo nada extraño, ¿O sí?

Confundido por el repentino tema hacia su persona, Yokozawa respondió.

─ No, simplemente discutimos por algo del trabajo, ¿Por qué?

Fijando su vista hacia Yokozawa, Masamune respondió.

─ Porque has estado actuando extraño conmigo desde que ustedes dos se pelearon. Por un momento, temí que él no haya escuchado mi advertencia de la última vez.

Yokozawa no pudo evitar sentirse  herido por el comentario, sin embargo, sabía que se lo había ganado con todo lo que algunas vez le hizo a Onodera, además de que jamás le contó de la relación con Kirishima.

Ambos interrumpieron la plática en cuanto la mesera regresó, tomando sus respectivas órdenes. Dando un largo trago a su bebida, Masamune continuó.

─ Si no es eso, ¿Entonces qué es? ¿Haitani ha intentado algo contigo? ¿O tiene que ver con que desviaras tu vista hacia cierto editor de Japun?

De cierta manera, Yokozawa no se sorprendió en lo más mínimo de que sacara conclusiones tan precipitadas. A decir verdad ese hombre, si no era referente al trabajo, tendía a pensar en el peor de los casos.

Intentando tranquilizar a su amigo, Yokozawa contestó.

─ Nada de eso, simplemente que siento que no he aprendido todo lo necesario para trabajar en el shojo.

Masamune parecía reflexionar la respuesta de su acompañante, como si intentara averiguar si tenía algún motivo oculto, mientras terminaba de un solo trago la bebida que tenía entre sus manos.

Yokozawa tomó tentativamente el suyo, puesto que el mismo Onodera le había advertido sobre su poca resistencia al alcoho, pero nunca le especificó con exactitud la cantidad.

Mientras Masamune pedía una nueva bebida, Yokozawa recordó el tiempo en que ellos iban a tomar juntos sin algún motivo más que el de hablar sobre sus respectivas vidas, o el que Masamune le pedía consejos sobre el trabajo o su vida personal.

Todo esto antes de que Onodera volviera a entrar a la vida de Masamune.

Más de una vez se preguntó qué habría pasado si Onodera jamás se hubiera cambiado a Marukawa, pero finalmente se rindió, ya que no tenía la necesidad de regresar a esos tiempos.

En cuanto trajeron la segunda bebida a Masamune, este preguntó.

─ Onodera, ¿Todavía sigues pensando en cambiarte al departamento de literatura?

Yokozawa quedó en blanco ante la pregunta tan sorpresiva que lanzaba su amigo. Si se basaba en su opinión, de seguro que estaría diciendo algo erróneo sobre eso, por lo que intentó desviar la conversación hacia otro rumbo.

─ Takano, ¿Realmente por qué me trajiste aquí?

El editor en jefe lo vio sobre su vaso, como si este hubiera preguntado algo que era realmente obvio.

Dejando su vaso de lado, Masamune contestó.

─ Esperando que si te llevo a lugares como este, al final puedas admitir que te estás perdidamente enamorado de mí.

Si Yokozawa hubiera estado con Kirishima, sabría que este se lo diría a causa de hacerlo enojar o simplemente para demostrar sus preocupaciones a través de las bromas, pero con Masamune la situación era diferente; el hombre hablaba en serio.

Ahora entendía por qué Onodera se exasperaba ante las bromas de Masamune ya que, por lo visto, este todavía no diferenciaba cuando hacía una broma a cuando hablaba en serio.

Masamune terminó su segundo vaso, mientras con cierto interés veía el que creía  su pareja. Con naturalidad, Masamune comentó.

─ Será mejor que termines ese vaso, sino se pondrá caliente y no sabrá igual.

Comenzando a sospechar el plan B de su amigo e intentando parecerse a la ingenuidad de Onodera, Yokozawa tomó su bebida, tomándola lentamente, intentando ver si con una solo vaso el cuerpo de Onodera no se embriagaba.

Tal parecía que el hombre no mentía con respecto a su tolerancia al alcohol, pues en cuanto terminó, comenzó a sentir un pequeño mareo, acompañado de una visión borrosa.

Mientras intentaba que su mundo dejara de girar, pudo percatarse de la sonrisa victoriosa de su amigo, confirmando las sospechas que tenía.

Decidiendo que lo mejor sería mojarse la cara, Yokozawa avisó.

─ Takano, iré al baño. Si piensas pedir algo más, por favor pídeme algo para comer.

Sin quitar su sonrisa, Masamune respondió.

─ Por supuesto, aunque también me veré en la necesidad de pedirte algo más para beber.

Mientras se dirigía hacia el baño, Yokozawa maldijo a su  amigo y su rara manera de “cautivar” a sus citas. Con todas sus habilidades, procuró caminar lo más recto que pudo, disimulando su estado.

Al llegar a los baños, Yokozawa comenzó a mojarse la cara mientras ideaba un nuevo plan para salir entero de este lugar. Podría limitar la bebida a cero y pedir mucha comida, en espera de que el otro cayera primero.

Pero si Masamune seguía presionando como la última vez, entonces tendría que cambiar el tema o enfocar su atención en otra cosa que no fuera el mismo.

Tardó un poco más de lo esperado, bajando un poco su estado etílico pero una vez ya seguro de que estaba lo suficientemente sobrio para pensar y caminar adecuadamente, Yokozawa salió del baño, dispuesto a enfrentar el reto que le ponía su amigo.

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Después de varias horas, Yokozawa por fin pudo lograr su cometido, aunque por un momento pensó que jamás lo lograría. Ante él se encontraba Masamume, completamente ebrio.

Tal parecía  que su memoria no era tan mala después de todo, y sabía el límite de su mejor amigo. Claro había hecho trampa con eso, pues cada vez que se distraía o iba al baño, Yokozawa comenzaba a pasar su bebida al baso del otro.

Sintiéndose victorioso, Yokozawa intentó levantar a su mejor amigo, llevándose la sorpresa de que ni siquiera podía con la mitad de su peso. Maldiciendo la debilidad muscular de Onodera, Yokozawa lo que quedó más remedio que pedir un taxi.

Una vez que llegó, como pudo, Yokozawa medio arrastró medio cargó a su amigo, esperando que este se despertara pero sabía que sería casi imposible que eso sucediera.

Dentro del taxi, Yokozawa dio la dirección de los departamentos, mientras veía a Masamune,  pensando en todo lo que había ocurrido durante su “cita”.

Si así era como Masamune actuaba por lo general con Onodera, ahora entendía por qué el chico estaba tan renuente a decirle que lo amaba. A simple vista, este parecía estarse burlando, pero si convivías un poco más con él, terminarías dándote cuenta de que este lo hacía para ocultar su nerviosismo.

En cuanto arribaron a su destino, Yokozawa pagó el taxi y comenzó su larga travesía en llevar a Masamune hasta su departamento. Después de varios minutos, que parecieron horas para Yokozawa, llegaron al departamento de este, dejando como resultado a un Yokozawa agotado.

Abrió el departamento y llevó a Masamune hasta la cama (aunque se vio fuertemente tentado a abandonarlo en el sillón) acomodándolo como pudo.

Con un suspiro cansado, Yokozawa exclamó ante su amigo inconsciente.

─ Me has metido en un enorme aprieto aunque, para ser sincero, me recuerda a los viejos tiempos.

Asegurándose de que Masamune estaba bien, salió de la habitación. Por un momento creyó haber escuchado decir a Masamune un leve “Yokozawa” pero lo atribuyó a su imaginación.      

Una vez en el departamento de Onodera se dio un baño para quitarse el olor a alcohol de su cuerpo, volviendo a sentir ese mal presentimiento atenazando su pecho.

Al terminar de vestirse, decidió llamar a Onodera, solamente para asegurarse de que todo estaba bien.


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