Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Decisiones por ValeCaroline

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

JongIn caminaba por los pasillos del séptimo piso, se dirigía a ningún lugar en particular, pero intentando hacerlo de algún modo. Sabía que la Sala Común de Gryffindor se encontraba allí, y de alguna u otra manera quería ver a ChanYeol. Estaba deprimido, y su mejor amigo no quería hablarle. Había pasado casi una semana y SeHun no le hablaba, le evitaba incluso en la propia habitación que compartían con algunos alumnos más, fingiendo hablar con los otros o estar dormido. SeHun había incluso evitado juntarse con el grupo que ambos compartían y cada tanto se lo veía en los pasillos hablando con LuHan o MinSeok, pero por lo general desaparecía.

JongIn soltó un suspiro frustrado al pensar en su amigo. Comenzó a caminar en círculos y pensar en dónde podría hallar al chico. Entonces una voz le llamó desde atrás.

—Chico Hufflepuff. —Era James Potter. El hijo de Harry Potter. JongIn lo miró interrogante, nunca lo había visto solo—. ¿Acaso te has perdido? Los Hufflepuff no suelen venir hasta aquí a menos que se pierdan. Creo que es algo sobre que son tejones y prefieren esconderse bajo la tierra. —JongIn se giró, dispuesto a irse e ignorar lo que el joven de segundo había dicho—. Lo siento. Creo que me pasé.

—Te lo suelen decir mucho, ¿verdad?

—En realidad sí. Mi padre siempre me reta por decirles esas cosas a mis hermanos.

—Eres tierno, ¿lo sabías? —El chico hizo una mueca de asco.

—Lo llegas a repetir y prometo que no respondo. —JongIn soltó una risita y se acercó al chico, era bastante alto para su edad, casi le llegaba al hombro.

—Lo siento. En realidad no sé si podrás ayudarme. Estoy buscando a alguien.

—¿Al otro Hufflepuff con cara de estreñimiento?

—¿SeHun?

—No sé cómo se llama. Pero lo vi desaparecer tras una puerta mágica.

—¿Puerta mágica? —El chico asintió enérgicamente antes de señalar la pared que estaba a un lado.

—Lo vi desaparecer después de caminar tres veces por ahí, —señaló el piso—, y luego la puerta mágica desapareció. —JongIn pestañeó varias veces sin comprender las palabras del chico. —Pensé que era la Sala Común de Hufflepuff hasta que recordé que siempre se dirigen al sótano, hacia las cocinas.

James Potter pasó su mano por el cabello oscuro, desordenándolo un poco, haciendo notar sus ojos castaños bajo las pobladas cejas. JongIn había visto cientos de fotos de Harry Potter en sus libros, y antiguos cortes de diarios. También le habían regalado uno de los cromos de edición limitada de la Segunda Guerra Mágica, y no se parecían en lo más mínimo.

—¿JongIn? ¿Qué rayos haces ahí?

James Potter observó rápidamente una puerta que había aparecido en la pared que anteriormente había señalado y se deslizó por ella, dejando a SeHun y JongIn solos.

—Estaba paseando… y luego Potter me dijo que te vio entrar en una puerta mágica… y… ¿dónde está? —preguntó, mirando alrededor. Indudablemente la puerta mágica había desaparecido nuevamente, junto a chico.

—Siempre te sorprendes de todo. ¡Es el mundo mágico, no te entiendo! Se supone que nada tenga demasiado sentido.

—Lo siento —dijo, con todo el sentimiento de arrepentimiento que pudo sacar de su corazón. SeHun lo miró sorprendido—. No quiero que me ignores. Te extraño, amigo. Siento si te lastimé por haberme acercado a ChanYeol, por haber ido a las cocinas con él sin mencionártelo, y lamento haberme quedado embobado por sus disculpas, y lamento haber caído por él, y lamento todas las cosas que te hice pasar, y lamento…

—Un segundo —espetó SeHun mirándolo incrédulo—. ¿Acabas de decir que lamentar haber caído por él?

—¡¿Qué?! ¡¡NO!! ¡Yo no dije eso! —intentó defenderse, pero era demasiado tarde.

—Dime la verdad. Cuando él te dijo que le gustabas, ¿creíste en seguida sus palabras?

—Yo… la verdad es que me asusté mucho. Luego simplemente lo seguí escuchando y dijo que haríamos una muy linda pareja… y entonces me fui. No bebí Amortentia si es lo que presumes.

—No puedes haberte enamorado tan fácil.

—¿Cuánto tardaste tú? —le retó, celoso de que su amigo decidiera confesarse a ChanYeol.

—En tercero, cuando me ayudó a pasar Adivinación me di cuenta que no es malo. Los Gryffindor son solo demasiado leales a su orgullo, les gusta que les reconozcan. Por eso se meten en problemas, para demostrar su valentía ante los castigos. No les importa. Tú nunca lo entenderías porque no sabes lo que es el mérito propio, siempre te escondes en la espalda de otro. No sabes tomar una decisión. Tomaste exactamente las misma asignaturas que yo solo porque te parecieron las mejores sin siquiera investigarlas. Te habría encantado Cuidado de Criaturas Mágicas. Amas a los animales, pero no la tomaste. Solo te gusta ChanYeol porque él te dijo que le gustabas.

—Puede ser que todo lo que dijiste sea cierto, pero ChanYeol siempre estuvo en ahí. Me jugó bromas desde el primer año y yo siempre caí como idiota. ¿Sabes algo? No soy un idiota, y la única razón por la que dejé que hiciera esas cosas conmigo fue porque inconscientemente me gustaba tener su atención. No me di cuenta de ello hasta que me pidió disculpas y mi corazón comenzó a temblar.

—Tú no sabes lo que es el amor. Solo aceptas lo que te dicen.

—Si quieres ir por ChanYeol hazlo. Ahora soy yo el que no quiere hablar contigo —y dicho esto, JongIn se alejó por el pasillo equivocado hacia la torre de Gryffindor, para luego volver a pasar por el costado de su EX amigo, sin siquiera mirarlo y con un sonrojo avergonzado por haberse equivocado. SeHun soltó una risita ahogada.

 

—Bien, niños. Pongan atención a sus libros de texto para seguir las instrucciones. Hoy veremos uno de los antídotos más difíciles de lograr. La Poción Crece-Huesos está en la página doscientos treinta y seis —indicó con su voz chillona el joven profesor a sus alumnos de sexto. Park ChanYeol pasó las hojas con flojera, mientras el hombre se paseaba por todos las mesas mirando como sus alumnos avanzados comenzaban—. Señor Park, ¿le sucede algo?

—No profesor, es solo que no me siento muy bien. Hoy me levanté con un poco de fiebre y dolor de garganta —mintió.

—¡OH! Pobrecillo. Vaya a ver a Poppy, seguro le hará mejorar en un santiamén y tiene mi permiso para descansar el resto del día.

ChanYeol le dio una cansada sonrisa de agradecimiento y levantó sus útiles con lentitud, quizá un poco sobreactuada para preocupar aún más al profesor.

—Todos, sigan con sus pociones, por favor. Para el final de la clase quiero que todos hayan realizado un trabajo…

Y cuando el chico cerró la puerta de la clase de pociones dio un saltito y se dirigió casi corriendo hasta la cocina, pero cuando estaba a punto de hacerle cosquillas a la pequeña pera, un movimiento a sus espaldas le llamó la atención.

—JongIn, ¿estás bien? —El chico lo miró confundido al verlo ahí, pero luego se le abalanzó con lágrimas en los ojos, y a ChanYeol se le partió el corazón al verlo de esa manera. —Tranquilo, pequeño. Todo estará bien. No te des por vencido, seguro el insensible de Peeves tendrá una buena reprimenda por parte del Barón Sanguinario. —Esto último hizo que JongIn soltara un extraño ruido por la nariz, que dejaron salir algunos mocos verdes—. Iugh, eso es asqueroso —mencionó ChanYeol al notar su túnica manchada.

—Es mejor que moco de troll. —Y con eso ambos comenzaron a reír.

—Así está mejor, pequeño. No me gusta verte llorar… a menos que sea de felicidad. —ChanYeol tomó ambos lados del rostro de JongIn, para plantar un pequeño beso en su frente—. Ahora vamos a que los elfos te den un poco de chocolate.

—¿Sabes? Estoy algo ansioso por los TIMOs. Todavía estoy indeciso sobre qué hacer después. —Ya dentro de la cocina.

—No es importante —dijo ChanYeol—. Lo que hagas después de Hogwarts es muy relativo. Lo que tienes que pensar es que te gusta ahora. El futuro vendrá solo.

JongIn quedó pensando. ¿Qué me hace feliz? Se preguntó, mientras masticaba uno de los pasteles de chocolate que Kerchak le había entregado al verlo en ese estado de nerviosismo.

—Me gustan los animales. Siempre quise ser veterinario —mencionó.

—¿Veterinario? ¿Los muggles tienen de esas cosas? Si te gusta podrías trabajar en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas del Ministerio de la Magia. Sería divertido visitarte, ya sabes, yo seré un auror.

—Para eso se necesita algún TIMO de Cuidado de Criaturas Mágicas, ¿no?

—Bueno, supongo que sí. Pero hay muchas formas de llegar ahí.

—Me gusta esa asignatura, me hubiese gustado escogerla.

—¿No lo hiciste? ¡¿Por qué?!

—Porque SeHun no… —Suspiró al recordar a su amigo.

—Prométeme algo. —JongIn levantó la cabeza, dirigiéndole una mirada brillante—. Mientras estudies para los TIMO no tendrás tiempo de nada, así que prométeme ahora que me escribirás durante el verano.

—Claro que sí.

Y sin entender porque, y sin importarle que había cientos de elfos mirándolos en ese momento, JongIn abrazó a ChanYeol con fuerza. Sentía como su corazón se había alborotado de solo escuchar esas palabras de su nuevo amigo. Porque a pesar de haber confesado a SeHun que quizá le gustaba, que quizá sí había caído por él… en ese momento eran amigos, y solo eso.

 

Finalmente, JongIn recibió excelentes calificaciones en sus TIMO, sorprendiéndose a sí mismo de lo que había logrado. En seguida le envió una lechuza a ChanYeol, quien le respondió lo más rápido que le fue posible, felicitándolo y dándole la bienvenida al infierno de las materias avanzadas, lo cual le hizo reír, y preocuparse.

No te preocupes, había respondido ChanYeol, los profesores suelen poner mucho empeño en que les entiendas. Si son alumnos avanzados es más fácil dar las clases.

Luego de eso, su verano fue más ansioso de lo normal. Nunca esperó el inicio de clases tanto en su vida. No por qué quisiera ver a ChanYeol, no, no, no, no… sino porque quería comenzar con sus clases avanzadas de Cuidado de Criaturas Mágicas. Al final había convencido a la profesora Susan Bones de Defensa Contra las Artes Oscuras, y jefa de la Casa Hufflepuff que podría dar el TIMO de esa asignatura, aunque nunca haya asistido a ninguna clase.

Había recibido ayuda de Hagrid, el guardabosques y profesor de la materia, quien lo había recibido con los brazos abiertos en cuanto notó la fascinación del chico cuando acarició sin ver a un thestral y este le dejó montarse.

En cuanto cruzó hacia la plataforma 9 y ¾, y el expreso de Hogwarts se hizo presente majestuosamente frente a él, sintió un cosquilleo de excitación en la punta de los dedos y un revoltijo en el estómago. Caminó por el andén, esperando encontrar un rostro conocido, cuando divisó a ChanYeol no muy lejos suyo. Quiso acercarse, pero algo en la actitud del chico lo detuvo.

Park ChanYeol estaba rodeado de su grupo de amigos, y ni siquiera había notado su presencia, así que decidió gritar su nombre. El chico lo buscó con la mirada y le frunció el ceño, haciendo una seña para que se alejara. JongIn lo miró confuso e hizo un ademán de acercarse de todas formas, cuando sintió un tirón en el pie y quedó colgando cabeza abajo. Los Gryffindor que habían estado observando comenzaron a reírse, incluso ChanYeol, quien tenía la varita levantada, lo cual hizo que sus ojos comenzarán a arder por las lágrimas.

¿Por qué? ¿Qué es lo que había hecho mal? Se preguntó.

—¿Me extrañaste, Hufflepuff? —preguntó en tono arrogante ChanYeol, dejando caer a JongIn y haciendo que se golpeara contra su carrito, y la lechuza despertara—. Yo sí. —El tono que utilizó hizo que el menor levantara la vista y cruzara sus ojos con los del alto, parecían cálidos y lo miraban de la forma en que lo habían hecho el año anterior, cariño, y un poco de lastima. Una sonrisa triste se formó en el rostro de JongIn al recordar que ChanYeol solo le hablaba cuando estaban solos, nunca en presencia de sus amigos matones de Gryffindor.

Entonces, el tren sonó, haciendo que los alumnos que seguían sin subir se apuraran en terminar de saludar a sus familias.

Y todo a su alrededor se volvió silencioso. Y todas las miradas se dirigieron a una sola dirección.

Son ellos —dijo una voz. JongIn intentó mirar por encima de la multitud, pero no lo lograba, así que solo lo ignoró y terminó de subir sus cosas al vagón.

 

—Albus Severus Potter —exclamó el profesor Longbottom. Un flacucho niño de once años subió las escaleras hasta sentarse en el pequeño banquito, frente a toda la escuela. JongIn miró ansioso, al igual que todos, la elección del sombrero. Pudo notar claramente a la distancia el movimiento nervioso de James, el hermano mayor.

Tiene sangre Weasley, ¿verdad? También Potter. Las dos familias han pertenecido a Gryffindor por siglos. —Oía murmurar al chico, ya que todo estaba en silencio.

Después de al menos diez minutos, en que el Gran Comedor se mantuvo en un extremo silencio, el Sombrero Seleccionador tomó su decisión.

—¡GRYFFINDOR! —gritó. La mesa de los leones se levantó y comenzó a vitorear. JongIn pudo ver claramente a James pararse sobre su asiento para aplaudir y gritarle a todos que su hermanito había terminado en su misma casa.

—No puedo creer que haya sido un hatstall. —Escuchó la voz de un chico a su lado, que seguía aplaudiendo automáticamente con la mirada perdida.

—¿Un qué?

—Hatstall —le dijo uno de los alumnos de séptimo frente a él—, verás, cuando el sombrero tarda más de cinco minutos en escoger la casa para un alumno se considera un hatstall. El último fue de la profesora McGonagall. Pero nunca pensé que podría tardar diez minutos. Es increíble.

Los alumnos siguieron pasando, y luego llegó el banquete. JongIn metió todo lo que pudo en su plato.

 

—¿Me extrañaste? —Oyó la voz grave de ChanYeol detrás suyo. Se giró algo enojado aún por lo del primer día—. No te enfades, fue solo para no perder la costumbre.

—¿Perder la costumbre? Empezamos hace un mes, y recién ahora me saludas. ¿Demasiado ocupado con tus amiguitos?

ChanYeol soltó una risita y se acercó a JongIn, abrazándolo, y besando su cabeza. El chico se removió, pero no lo alejó.

—Te extrañé, tejón.

—Yo también —admitió, levantando la vista, clavando sus ojos en los de ChanYeol y dirigiéndole una de sus sonrisas más amplias.

—¿Arreglaste las cosas con SeHun? —Los ojos de JongIn se entrecerraron un poco por la tristeza y negó con la cabeza, rompiendo la conexión de sus ojos y el abrazo—. Prometiste que lo harías.

—Lo intenté. Pero nunca respondió mis lechuzas. Y casi no está en la habitación. Y se la pasa con ese chico de Slytherin. Parece que planeara algo malo. No me gusta.

—¿También lo notaste? Algo extraño se está metiendo en Hogwarts. Mis padres no querían que volviese este año.

—¿Es cierto lo de la rebelión?

—No lo creo. Me parece tonto. Pero intenta no meterte en problemas.

Ambos se alejaron en los pasillos. JongIn siguió hacia su clase de Encantamientos.

 

—Oh SeHun. ¿Podemos hablar? —El chico se giró, sorprendiéndose de quién le hablaba.

—¿ChanYeol? ¿Qué pasa? —Ambos se alejaron del grupo con el que hablaba el menor.

—¿Por qué no puedes perdonar a JongIn?

—Ah, es por eso —dijo, enfadado, aunque ChanYeol notó también algo de decepción en su tono—. No te metas donde no te incumbe, Park.

—Si me incumbe, porque se trata de JongIn, y todo lo que tenga que ver con él, también tiene que ver conmigo. Así que dime qué rayos sucede que no le hablas.

—Repito. No te metas.

—¿Crees que no sé qué te gusto? —preguntó, acercándose al chico, quien retrocedió, chocando contra uno de los muros—. También sé que JongIn se peleó contigo por mi causa. Así que no me pidas que no me meta, porque lo haré de alguna u otra manera. —El rostro de SeHun se volvió por completo rojo y ChanYeol lo acorraló con sus brazos.

—Mira las cosas que dice y luego pide seguir siendo amigos. Traidor. —Intentó no parecer asustado, pero lo estaba, y los Gryffindor huelen el miedo.

—Dime.

—Eres hijo de magos, ¿verdad? ¿No estás cansado de esconderte? Es tedioso que todos esos muggles puedan salir sin preocuparse mientras que nosotros vivamos escondidos como ratas en la alcantarilla. JongIn es hijo de muggles, nunca lo entendería. Es repugnante tener que caminar junto a ese…

—No lo digas. O juro que te convertiré en calabaza para que te cocinen en Halloween.

—¿El qué? ¿Sangre sucia? No. Eso quedó en el pasado. El futuro es más grande. El futuro ve a la comunidad mágica caminar junto a los muggles, sin miedo. Podríamos ser poderosos. Podríamos ayudar. Podríamos…

—A mí no me convencen con palabras bonitas, Oh.

—Es solo cuestión de tiempo.

—No. Es solo cuestión de que algún idiota vuelva con la idea de que los magos somos superiores.

—¿No lo somos? Podemos matar con dos palabras y un movimiento de la varita. No lo olvides. —Y ChanYeol quedó sin habla. SeHun tenía razón, pero a la vez no eran cosas buenas las que salían de esas ideas.

Años atrás había sucedido con los sangre pura, y la idea de que eran superiores. Ahora querrían atacar directamente a los muggles.

—¿Quién más está metido en esto?

—Te sorprenderías si te lo dijera. —ChanYeol se separó un poco, liberando al chico y levantando una ceja para indicarle que siguiera hablando—. LuHan y MinSeok son los que me hablaron del grupo. Luego se les unió YiXing. Y bueno, YiFan también, pero no estoy seguro de que se haya unido por la causa exactamente…

—¡Únanse a la P.E.D.D.O! ¡Salvemos los derechos de los elfos domésticos! —Una chica de Hufflepuff venía gritando por el pasillo agitando boletos y lanzándoselos a los estudiantes, quienes se quejaban cuando los pergaminos les golpeaba la cabeza. Al ver la distracción de ChanYeol, SeHun desapareció por el pasillo.

—¡Únanse a la causa! ¡La nobleza llegara a sus casas si se unen!

—¿JongIn?

—Hola, ChanYeol —le saludó JongIn, y siguió gritando cosas sobre la P.E.D.D.O. ChanYeol lo observo cariñosamente, apenas dándose cuenta que SeHun se había escapado.

—¿Qué se supone que haces?

—Bueno. Con Ann estamos juntando gente dentro de la escuela. La conocí este verano en una de mis clases de ballet.

—No sabía que había una cede en Hogwarts.

—No la había. Pedimos permiso en la central y ahora queremos alzar las voces para conseguir más reclutas aquí.

—¿Cuántos se unieron hasta ahora? —preguntó curioso ChanYeol.

—Bueno… hasta ahora somos Ann y yo… pero una chica dijo que hacíamos bien… o algo así. Esperamos que se una la próxima semana. —JongIn amplio su sonrisa. Lo cual hizo que ChanYeol se quedara embobado unos segundos—. ¿Quieres unirte?

—No. ¡Pero mucha suerte! —Y antes de que JongIn pudiese hacer algo para convencerlo, salió corriendo.

—¡Cuando los elfos del castillo se rebelen y hagan una huelga, recuerda que también tienen derechos! —gritó JongIn enfadado. La chica de Hufflepuff se acercó a él, poniendo una de sus manos sobre el hombro. Ambos se sonrieron y siguieron caminando para juntar más personas.

 

—¡Qué no, James! Nos meterás en problemas.

—Oh, Albus, pensé que eras un Gryffindor. ¿Dónde está esa valentía?

—¡Pues quedó en la almohada cuando me sacaste de la cama! Que tengo que estudiar.

—Si eres bueno en todas las asignaturas. ¡Además eres el hijo de Ginny Weasley!

—Los de primer año solo podemos asistir a las clases de vuelo. No ir por ahí con escobas.

—¿Qué sucede aquí? —habló fuerte el prefecto de la casa. ChanYeol levantó la vista del libro que leía.

—Quería que mi hermanito fuera a verme en la práctica.

—¿Qué no es demasiado temprano? Tienen clases. Dame la escoba, Potter.

James Potter lanzó una mirada furiosa a su hermano antes de entregar su escoba y salió por el retrato de la Dama Gorda insultando por lo bajo.

Albus Potter era todo lo contrario a su hermano. ChanYeol aún se preguntaba cómo podían siquiera relacionarse esos dos. A pesar de su parecido físico, sus actitudes eran completamente contrarias. Albus siempre leía sus lecciones. James se saltaba las clases. Albus le temía a las alturas. James había sido parte del equipo de Quidditch desde segundo cuando le permitieron tener una escoba.

A ChanYeol le agradaba Albus. Pero James no. Le había quitado su lugar como bromista de Hogwarts.

Cuando el prefecto se alejó con la escoba del Potter mayor, Albus se acercó a ChanYeol y se sentó a su lado.

—¿Qué lees? —preguntó curioso, intentando echar un vistazo al libro.

—Runas. —Le mostró la hoja y siguió su lectura.

—¿Y son divertidas? —ChanYeol sonrió con ternura ante el chico y bajó su libro.

—Bueno. En realidad no. Pero era esto o adivinación.

Albus Potter le devolvió la sonrisa. Y ChanYeol recordó la sonrisa de JongIn. Pacífica, amable.

 

—¡Aplástale la cabeza! —gritaba Byun BaekHyun. JongIn se arrepentía de haber ido a ver el partido de Gryffindor contra Slytherin, ya que siempre había habido grandes diferencias entre ambas casa—. ¡JongIn, suelta ese libro y ve la acción!

—Si te refieres a casi romper la cabeza de Potter, no me parece buena acción.

—Siempre tan amargado. Por eso SeHun te dejó. —Y siguió gritando improperios hacia los jugadores de Gryffindor.

Cada tanto, JongIn levantaba la vista de su libro para observar las gradas de los leones. ChanYeol era fanático del Quidditch, según le había contado, pero no lo dejaban unirse al equipo por su torpeza, lo cual, según él, era traición a su sangre. Aunque BaekHyun dijo que la familia Park era demasiado fanfarrona para admitir lo malos que eran en los deportes.

JongDae volaba por el campo en busca de la Snitch Dorada, escuchaba los gritos de BaekHyun desde el otro extremo de la cancha y reía internamente por el rostro que McGonagall ponía cada vez que insultaba a uno de sus jugadores.

Al fin la divisó, sobre el guardián de su equipo. Fue rápido, lo más que pudo, pero al notar como lo seguía el otro buscador de Gryffindor, decidió acelerar aún más, aunque su vida se fuera al chocar contra uno de los aros.

—¡SSSIIIIIIIIIIII! ¡¡TOMEN ESO GATOS CALLEJEROS!! —Se oyó el grito de BaekHyun por toda la cancha, aún por encima de los gritos de los Slytherin que festejaban.

—BaekHyun, ya sé que los Slytherin aman ganar, pero creo que quedé sordo —dijo JongIn, intentando destapar el oído tras llegar al Gran Comedor. BaekHyun no le tomó importancia y corrió hacia dónde JongDae se encontraba, para abrazarlo y darle las gracias por su gran hazaña.

—Te dije que ningún león podía ganarme.

JongIn observó la mesa de Gryffindor, que parecía deprimida tras haber perdido el partido, encontrándose con la fija mirada de ChanYeol sobre él. Le sonrió y el otro le devolvió la sonrisa. Luego JongIn señaló un pergamino. ChanYeol buscó en su bolsillo. La perfecta caligrafía del Hufflepuff estaba delineada en las palabras que animaron su día: Nos vemos en la cocina a la hora de siempre. ChanYeol asintió y ambos siguieron en lo que estaban. [1]

 

—¿SeHun? No lo creo.

—Sí. Es alguna clase de secta nueva. Quieren que los magos se den a conocer en el mundo muggle.

—La verdad es que en cierto sentido los entiendo. Quiero decir, toda su vida escondidos en la oscuridad, como si lo que hiciéramos estuviese mal. Pero, ¿qué planean?

—Eso es lo que no sé.

—Dudo que los muggles sean amables al mencionar que los magos son reales.

—La última vez, fuimos cazados uno por uno. Para que sea una sociedad “justa” —recalcó esta palabra con sus dedos—, los magos tendríamos que controlar muchas cosas. Como le gobierno. La búsqueda de poder, soluciones a los problemas de cualquier tipo, seríamos acosados a pesar de todas las medidas de protección que tomen para nosotros. Son millones más. No podremos escapar.

—Aun así. No tendrían que vivir en la oscuridad —insistió JongIn. Ambos habían discutido durante una hora sobre aquello.

ChanYeol seguía argumentando que era una idiotez. Habían estado demasiados siglos viviendo cómodamente sin acosos. Mientras que JongIn se veía emocionado de compartir lo que habían aprendido con el mundo muggle. Ayudarles, solucionar guerras, enfrentamientos inadecuados.

—Muchos usarían la magia para el mal. Si los muggles ya se destruyen entre sí sin magia, imagina si la usasen como arma. Demasiado peligroso.

Y con esas palabras de ChanYeol, JongIn decidió que quizá tuviese razón. La envidia puede corroer el más noble corazón.

 

—Te extrañaré, Hufflepluff.

JongIn le sonrió ampliamente.

—Prométeme que me escribirás.

—Lo haré.

—Incluso cuando esté cursando. —ChanYeol le sonrió ampliamente a JongIn, quien había comenzado a hacer mohines.

—Incluso cuando estés cursando, y cuando yo esté haciendo mis exámenes para ser auror. No te preocupes. —Luego observó alrededor, para asegurarse de que nadie les estaba viendo—. Quiero que tengas algo mío. Para que no me olvides.

JongIn sonrió y estiró su mano. Pero muy diferente a lo que pensaba, ChanYeol solo la tomó para acercarlo a él bruscamente y plantar un dulce beso sobre sus labios. JongIn sintió como su cabeza volaba por los aires, y cerró sus ojos ante el vértigo.

—No me olvides, ¿eh? —dijo ChanYeol cuando lo hubo soltado. JongIn sacudió la cabeza, aún con la mirada perdida en algún sitio. Esto hizo que el mayor sonriera, luego se alejó, esperando realmente algún día volver a encontrarse.

 

—JongIn. Llegaremos tarde. Arriba. ¡Levanta! ¡No me obligues a usar la varita! —JongIn se levantó perezosamente, observando cómo SeHun ordenaba sus útiles con una rapidez sobrehumana.

No. No se habían arreglado. Pero Kim JongIn es demasiado perezoso para levantarse temprano, y Oh SeHun había prometido ayudarlo hasta su último día en Hogwarts, y estaba cumpliendo su promesa.

—En la fiesta de ayer, se pasaron —dijo JongIn, colocándose la corbata al revés, e intentando volver a colocársela bien. SeHun no contestó. El otro chico Hufflepuff que compartía cuarto con ellos se retiró con rapidez con un saludo al aire.

—JongIn, llegarás tarde a encantamientos.

—¿A quién se le ocurre hacer una fiesta un día antes de comenzar las clases?

SeHun, sin ganas de seguir renegando contra el chico, salió sin decir una palabra, dejándolo hablando solo.

JongIn tuvo que arrastrar sus pies desde el sótano hasta el aula de encantamientos en el tercer piso. Sin desayunar, porque ya era demasiado tarde. Y aun así, no logró llegar a tiempo a la clase.

Su último año en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería estaba haciéndose aburrido sin sus amigos JongDae y BaekHyun, y aunque no quisiese admitirlo, también extrañaba a ChanYeol.

—Escúchame bien. Afuera están armando las tropas para cargarse al Ministerio de la Magia. Cuando llegue Navidad no habrá nada que pueda detenerlos en tomar el poder. Al fin los magos nos daremos a conocer. —Escuchó JongIn una tarde, cuando se dirigía al Gran Salón para almorzar. Con cuidado de no hacer ruido, se asomó para ver cómo SeHun le hablaba a un grupo de estudiantes, incluido el primer hijo de Harry Potter.

Sin pensarlo dos veces, volvió sus pasos hasta la Sala Común y escribió una carta a ChanYeol sobre el planeado ataque al Ministerio. Por un lado estaba de acuerdo con hacerse conocer al mundo muggle, y se preguntó porque SeHun no le había comentado nada de su idea, podría haber sido un buen aliado. Pero a la vez tenía la opinión de ChanYeol, el acoso hacia los magos sería terrible, más habiendo diferencias en la cantidad de ambos bandos.

De hecho, en una de sus divagaciones en clase de adivinación—porque había decidido demostrar que no había tomado adivinación por SeHun, sino por sí mismo—, se había imaginado a él en su casa, cuidando el jardín junto a ChanYeol—y también se preguntó porque se había imaginado junto a ChanYeol en esa situación tan hogareña—, y un grupo de muggles se le acercaba para que les prepararan una poción para quitarse el acné para una fiesta cercana. Y de alguna manera le incomodó.  

Esos pensamientos solo los compartió con ChanYeol, ya que había perdido contacto absoluto con los demás.

 

Y entonces llegó Navidad.

JongIn pensó que sería buena idea pasarla con sus padres, pero al llegar a King’s Cross, no eran sus padres quienes lo esperaban, sino ChanYeol con un grupo de personas que reconoció inmediatamente: JunMyeon, JongDae y un incómodo MinSeok.

—Debes venir con nosotros —le dijo ChanYeol—. Ya escogiste el bando, ¿verdad? —JongIn se removió incómodo ante la pregunta. La verdad era que aún no decidía que hacer. Aunque solo le habían preguntado esta vez, y SeHun seguía sin meterlo en sus planes.

—Claro. Iré donde tú vayas —dijo, después de meditarlo unos instantes, y ChanYeol le dirigió una cálida sonrisa.

Juntos arrastraron el baúl de JongIn hasta un auto muggle, que parecía nuevo y lo metieron en el baúl. JongDae de subio de lado del conductor y JunMyeon a su lado, así que MinSeok, ChanYeol y JongIn tuvieron que ir atrás.

—¿Cómo está yendo el último año?

—Aburrido. No hay nadie con quien entretenerse. Por cierto, ¿y BaekHyun? —El auto hizo un movimiento extraño, haciendo que JongIn terminara golpeándose contra la puerta.

—No menciones el nombre de ese traidor —exclamó JongDae, girándose, con el auto aún en movimiento, y entregándole una mirada repleta de odio.

JongIn no habló más el resto del camino.

—Escucha. Ya sé que suena estúpido. Pero nosotros somos un grupo que se opone a la rebelión. Hemos avisado al Ministerio sobre un ataque. Nos han escuchado, pero sentimos que no nos creen. Kingsley Shacklebolt—Ministro de la Magia—ni siquiera nos recibió. Estoy seguro de que piensan que un grupo de jóvenes siquiera podrá pasar las puertas del Ministerio —contó ChanYeol, una vez que llegaron a la casa que usaban como cuartel—. Potter está involucrándose donde puede, pero sus contactos nos son tan fuertes como antes.

—¡Pero si el hijo de Potter está metido ahí! ¿Cómo pueden confiar en el padre? —Todos los presentes se miraron entre sí.

—Veras, JongIn… esto no se convertirá propiamente en una guerra. Estuvimos investigando, y es solo un grupo de magos que quieren mostrarse a los muggles, no mucho más. De hecho MinSeok ya nos ha dado toda la información que necesitábamos, y solo nos faltaba la fecha en la que iban a atacar.

—¿MinSeok?

—Bueno, sí. Él pertenecía al grupo junto a YiXing, LuHan y YiFan. BaekHyun fue con ellos apenas supo lo que se proponían. Así que quedamos unos cuantos que vamos a ir al Ministerio para defenderlo. Aunque, de cierta forma, siento que dicen la verdad respecto a las defensas. Además hay cientos de magos que trabajan ahí. No creo que puedan salirse con la suya…

—Solo necesitamos saber una cosa —dijo JongDae, colocándose frente a JongIn, y poniendo sus miradas a una misma altura—lo cual era fácil porque el más joven estaba sentado en una silla, sino JongDae tendría que haberse parado sobre la mesa—, para mirarlo fijamente—. ¿De qué lado estás?

—¿Del bueno?

Los presentes se miraron, negando con la cabeza.

—Te lo dije, ChanYeol. Este chico no tiene sentido común. Solo hace lo que le dicen. Así no podremos trabajar.

—Cálmate, JongDae. Sólo no termina de comprender…

—¡Claro que comprende! No sabe decidir. No sé cómo rayos llegó a donde está. Todavía es un niño.

—¡Dejen de hablar como si no estuviera aquí! ¡Tengo oídos y los escucho! Puedo decidir las cosas por mí mismo. —Dicho esto se cruzó de brazos, girándose. Escuchó el suspiro de ChanYeol y sintió como apoyaban una mano sobre su espalda.

—Vamos. Te mostraré tu cuarto. —ChanYeol y JongIn subieron unas escaleras y caminaron hasta una habitación completamente revuelta—Se suponía que ordenaría antes de que vinieras, pero surgió una misión anoche y apenas me pude levantar para ir a recogerte.

—¿Dormiré contigo? —ChanYeol le dirigió una de sus sonrisas de lado.

—Claro. Tu cama debe estar debajo de aquella pila de ropa —mencionó, caminando entrecortadamente por todas las cosas que estaban tiradas en el suelo—. MinSeok siempre me reta por esto, pero no hay nada que pueda hacer. Es mi naturaleza. —Soltó un suspiro dramático, que hizo reír a JongIn.

—¡Lo sabía! —Ambos oyeron un estruendoso grito que les puso la piel de gallina. MinSeok estaba parado detrás de JongIn, observando el desastre que había en el cuarto de ChanYeol—. Subí a ver si habías hecho lo que te pedí. Pero como siempre, lo dejas para último minuto.

—Vamos, MinSeok. Solo es un movimiento de varita y ya. —Al parecer era una discusión que tenían bastante seguido, porque el mayor se limitó a murmurar algunas cosas y la habitación de ChanYeol se vio más… habitable—. La próxima vez hazlo tú mismo. Y si no sabes, hay un maldito libro de encantamientos hogareños en la puta cocina que no solo sirve para ir a comer.

ChanYeol le envió un beso volador a MinSeok, que se alejó pisando fuerte, y luego hizo que JongIn entrara en el cuarto, cerrando la puerta tras él. Cuando no se oyeron más ruidos afuera, ChanYeol se precipitó sobre el cuerpo de JongIn, para abrazarlo con la mayor fuerza que tenía en sus brazos.

JongIn emitió un débil quejido y ChanYeol lo soltó, pero no por demasiado tiempo, porque un segundo beso entre ambos se hizo presente.

Al igual que la otra vez, JongIn cerró los ojos, dejándose hacer. Pero las manos de ChanYeol comenzaron a pasar por la cintura y el cuello del más bajo, produciendo suspiros de este. JongIn dirigió una de sus manos al cabello de ChanYeol, enredando sus dedos entre las hebras morenas y la otra se atoró en el buzo muggle que estaba llevando.

 

—No hay bando bueno o malo. Lo único que hay que pensar es en la seguridad de todos nosotros, los magos, y en lo que podría ocurrir si los muggles supiesen que existimos.

“No somos solo los magos los incluidos en esto. Todas las criaturas mágicas también. Imagina lo que le sucedería a los dragones. O si los muggle supiesen sobre las propiedades del unicornio. Ya matan a sus animales conocidos por sus pieles. Imagínate si descubrieran la magia. No solo los magos cazarían, los muggles también.

“No eliges un bando porque sea bueno. Lo haces porque entiendes sus ideales y estás de acuerdo con ellos.

JongIn observaba a cada uno de los presentes. Al parecer había corrido el rumor del nuevo miembro. No estaba asustado, solo le intrigaba.

—Si decides qué quieres darnos a conocer esta bien. No te detendremos, pero no te dejaremos salir hasta que hayamos parado la rebelión en Navidad. Y si deseas unirte a nosotros eres más que bienvenido. Pero piénsalo bien.

—Quiero estar del lado que traiga menos problemas a la comunidad mágica. Han vivido así por siglos, ¿verdad? ¿Por qué cambiar ahora?

—Es un avance —dijo JongDae, tocando el hombro de ChanYeol.

—De igual manera, como aún asistes al colegio, no hay mucho que puedas hacer. Así que te quedaras aquí en Navidad. —JongIn observó a MinSeok paralizado. Este último soltó una risita entre dientes, haciendo que el resto también lo hiciera—. Era broma. Puedes venir, siempre que no causes muchos problemas. Estarás en el equipo B…

Durante el resto de la tarde, JongIn escuchó atentamente cada una de las palabras que le dijeron. La resistencia estaba muy bien armada. La idea sería noquear a la mayor cantidad de rebeldes y si se les lanzaba un maleficio imperdonable, tan solo intentar defenderse o ir en ayuda de quién lo estuviese sufriendo.  

 

Chispas, lluvias de todos colores volaban por doquier. El Ministerio de la Magia estaba siendo atacado de manera salvaje. El pequeño grupo de rebeldes terminó por ser más grande de lo que pensaban y no sólo el grupo de la resistencia estaba ahí, sino que los cientos de empleados se habían unido a la lucha, una vez fueron avisados por el guardia de seguridad.

ChanYeol corría de un lado al otro buscando a JongIn. Se suponía que estaba a su cargo, pero en la furia de la batalla lo había perdido. De reojo pudo ver cómo JongDae y BaekHyun se batían a duelo.

Con la desesperación calando en sus huesos, escuchó claramente un grito desgarrador.

—¡JongIn! —gritó, corriendo hacia allí. Y tal como lo supuso, el chico estaba tirado en el suelo, retorciéndose del dolor. Oh SeHun tenía su varita levantada, dirigida al cuerpo del JongIn, con una sonrisa de satisfacción en la cara. —¡Déjalo! —le gritó, haciendo que el mejor se despistara de su objetivo, liberándolo del maleficio. Oh SeHun le sonrió.

—¿Qué? ¿Quieres cambiarle el lugar?  

—Están perdiendo. ¡Ríndanse!

—Aunque nos rindamos ahora, la causa seguirá. Hay muchos cansados de esconderse. —ChanYeol dirigía su mirada hacia JongIn cada tanto, quien se estaba recuperando y se arrastraba para buscar su varita. El mayor decidió seguir distrayendo a SeHun, y con unos segundos más, la varita de JongIn se llenó de un brillo oscuro, haciendo que SeHun saltara por los aires.

Sin pensarlo un solo segundo, ChanYeol corrió hacia JongIn, quien se intentaba levantar, ayudándolo y encerrándolo en un fuerte abrazo.

—Lo siento. No me dejes. Nunca dejaré que vuelva a sucederte algo así. —JongIn devolvió el abrazo con fuerza, sintiendo su corazón desfallecer y con lágrimas en los ojos.

 

—¿Sabes una cosa, JongIn? —preguntó ChanYeol, tomando la mano de su amante y enredando sus dedos en ella—. Nunca pensé que algún día llegarías a quererme.

JongIn soltó una pequeña risita y miro a ChanYeol, ambos estaban recostados, panza arriba. Entonces, el menor se levantó apenas de su lugar y plantó un delicado beso en los labios del otro, quien le correspondió con suavidad.

Después de la lucha, el grupo rebeldes quedó por completo inconsciente. Se decidió que tuviesen un juicio justo cada uno, y los que aún eran estudiantes, como SeHun, fueron juzgados una vez finalizada la escuela, por lo que muchos alumnos aún esperaban el juicio, incluyendo el hijo mayor de los Potter, que al parecer ya había recibido una gran reprimenda por parte de su padre.

JongIn había concluido sus estudios, y se unió al Departamento Regulación y Control de la Ley Mágica, junto a Hermione Granger para luchar contra la opresión sobre los elfos domésticos—al igual que la chica Hufflepuff, Ann, aunque ella no tiene mucho que ver en esta historia—. Junto a ChanYeol habían comprado una casa y ahora vivían juntos.

—¿Sabes otra cosa? —preguntó ChanYeol cuando se separaron unos segundos para poder respirar—. Te amo.

JongIn volvió a soltar una risita y se volvieron a besar.

 



[1] Los dos tienen un pergamino encantado que les sirve para comunicarse cuando están separados o entre mucha gente. 

Notas finales:

¿Qué te pareció?

¡¡Espero que te haya gustado!!

Sin más, me despido con tomates, gritos y aplausos. *reverencia*


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).