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Mi One Piece. Regreso al mar de la realidad por albert2822

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Notas del capitulo:

Hola a todas/todos aquí de nuevo trayéndoles un nuevo capítulo de esta historia. Espero que os guste mucho. Sobre el capítulo, decir que a mi ha llegado un momento que me ha costado escribirlo y espero que vosotros sintáis lo mismo, ya me comentéis.

Ilusión Undécima. El guardaespaldas

 

11:29 a.m. Acantilados Invertidos, frente este del Castillo Saint Michel.

 

Constantes terremotos sacudían el entorno del castillo y a todos los que se encontraban por allí. Esos temblores eran causados por los pasos de un gigante, bueno, un gigante se queda diminuto al lado de aquella bestia. De tez en tonos rosados, larga y rubia melena hasta la pelvis, dos cuernos afilados sobre la cabeza y un único taparrabos para cubrir todo su cuerpo, así era aquella bestia. Pero es que Oars parecía que no tenía compasión para nada ni nadie. Sus pasos a través del frente acabaron con la vida de todo aquel que se hallaba bajo sus pies, fuera enemigo o aliado. Un gran grueso de los Soldados Centauros del frente este había sido aplastado por aquella masa de grasa. Las bajas se contaban por centenas. Da igual lo que hiciera, simplemente debía llegar hasta su objetivo, el Castillo Saint Michel, y destruirlo. Sin embargo, había una persona que se cruzó en la dirección de la bestia y no le importaba arriesgar su vida para detenerla.

 

-¡Eh, tú, bestia inmunda, te ordeno que te detengas!- una femenina voz gritó desde lo base de Oars. Pero aquellos gritos resultaban ser sonidos imperceptibles para el gigante, ya que no detuvo su paso y pasó de largo.

 

-¡¡¡Soy la reina Victoria I de Inglaterra y te ordeno que te detengas!!!- la peliazul gritó de nuevo, ahora con todas sus fuerzas con el fin de que sus palabras llegaran a oídos de la bestia. Así fue. Oars miró de reojo hacia donde se encontraba la joven reina, se paró y puso su atención en ella.

 

-Vivi, cariño, no deberías enfadar a esa cosa tan grande…no crees- sugería Kohza, la pareja de la reina y también su guardaespaldas, quien parecía asustado por la inmensidad del enemigo. Pero la reina no le hizo caso.

 

-Así está mejor. Ahora podremos hablar como personas racionales y pacíficas. Como comprenderás, una reina desea lo mejor para su pueblo e intenta proteger las vidas de todos ellos, incluidas las de sus enemigos. Usted, como se llame, ha atacado a sus propios aliados y eso es imperdonable. Por eso le pido que inmediatamente se disculpe con ellos y que se marche de esta batalla. Este no es lugar para una persona como usted, podría causar un daño irreparable- Vivi, con un tono cordial y conciliador, intentó hacer entender a la bestia de piel rosada la peligrosidad de sus acciones. No obstante, parecían tener puntos de vista diferentes.

 

-¡¡¡Oars!!!- el gigante proclamó su nombre como seña de ferocidad y momentos antes de lanzar un fuerte puñetazo hacia donde se hallaba la reina. El puño golpeó con fuerza a la tierra y provocó una sacudida que hizo temblar hasta al mismísimo general Teach. Sin duda, si la reina había sobrevivido a esa fuerza había sido un milagro. No, no era cuestión de magia divina, sino de fuerza y voluntad.

 

-Te he dado la oportunidad de marcharte y la has rechazado. Luego no supliques por tu vida- una voz empezó a escucharse muy próxima a Oars. Era la reina Vivi que estaba subiendo por el brazo del gigante que le había atacado. Su objetivo, la cara de este y su misión, hacer el mayor daño que le fuera posible- ¡Equipo mágico activado: Miss Wednesday! ¡Kujakki Slasher! (“Cuchilla del Pavo Real”)

 

La reina Vivi se transformó con una vestimenta similar a las bailarinas de danza del vientre en tonos azulados y con un aspecto un tanto sensual. Además, su cabello se recogió en una coleta y en sus dedos portaba unas cadenas, Kujakkī Surasshā, que usaba como armas. El ataqué que había lanzado contra Oars era un lanzamiento de aquellas cuchillas que produjeron un tajo de arriba abajo en el rostro del monstruo.

 

-¡¡¡OARS!!!-Oars gruñó adolorido tras recibir el ataque y golpeó a la reina como si de un bicho se tratará. Ésta fue precipitándose hacia el suelo.

 

-¡¡¡Vivi!!!- Kohza gritó desde el suelo al ver como si pareja iba a morir y no podía hacer nada para salvarla.

 

-¡Equipo mágico activado: Ori Ori no mi! ¡Kejī-jū! (“Jaula de Bestias”)- desde la base, una chica de rosados cabellos creó desde sus manos unos hierros a modo de jaula que retuvieron los pies del gigante.

 

-¡Equipo mágico activado: Moku Moku no mi! ¡White Spark! (“Chispa Blanca”)- un hombre de grisáceos cabellos saltó y se colocó frente al rostro del gigante. Lanzó su ataque y de él salió una pantalla de humo que cubrió al enemigo y le dejó sin visibilidad.

 

Por último, un tercer hombre saltó bien alto y lanzó un ataque hacia la reina.

 

-¡Equipo mágico activado: Hie Hie no mi! ¡Ice Ball! (“Bola de Hielo”)- la reina fue atrapada en una bola de hielo. De esta forma, protegía a la reina de un fuerte golpe contra el suelo. Después, el hombre que había lanzado el ataque, cogió la bola y de un puñetazo rompió el hielo. Sacó a la reina y la puso entre sus brazos mientras descendían hacia el suelo.

 

-No debe luchar sola, mi reina, nos tiene a nosotros, su armada- dijo aquel hombre a la recién salvada Vivi.

 

-Gracias, general Aoikji- la reina solo tenía palabras de agradecimiento hacia su salvador. Cuando los dos estuvieron ya en tierra, se acercaron los otros dos salvadores del día, la capitana Hina y el capitán Smoker. Además, Kohza salió corriendo a abrazar a su pareja.

 

-¡Vivi, Vivi, creía que te perdía!- abrazó férreamente a su pareja sin casi dejarla respirar.

 

-Vale, vale, ya estoy a salvo- Vivi apartó a su rubio novio y se puso de pie- No hay que perder tiempo ahora. Tenemos que derrotar a ese monstruo antes de que haga algo realmente malo.

 

Tras decir estas palabras, la reina Vivi se acercó hacia sus soldados y dejó a un lado a su pareja. Kohza, mientras, sentía que todo lo estaba haciendo mal e incluso decidió no intervenir en las conversaciones del resto.

 

-¿Cómo derrotaremos a esa bestia? Es imposible que nosotros cinco podamos acabar con ella- Hina se encontraba un tanto alarmada a pesar de su entrada triunfal.

 

-Veo nuestro futuro un tanto negro- Smoker dijo unas palabras poco alentadoras para aquel momento en el que se hallaban.

 

-Nunca hay que perder la esperanza, ¿no? Si aunamos nuestros esfuerzos, conseguiremos que caiga- la reina Vivi intentaba animar a su ejército- De lo contrario, el castillo caerá y con él, el mundo entero.

 

-Nuestra reina tiene razón. Hemos luchado para llegar hasta aquí y ahora no nos detendremos, al menos, no tan fácilmente- parecía que Aokiji, el general inglés, no había perdido todas las esperanzas- Solamente tenemos que encontrar la manera de derrotarlo, algún punto débil o algo similar.

 

-Para tener tanta fuerza no parece muy avispado- comentó la capitana de rosados cabellos un aspecto que había observado en su enemigo en el poco tiempo que lo había enfrentado.

 

-Es cierto. Cuando me enfrenté contra él, solamente usaba su fuerza física y además pude escabullirme por su cuerpo sin que se diera cuenta. Quizás esa su debilidad, sus pocas luces- añadió la reina Vivi al resto- Debemos emplear ataques estratégicos, debemos demostrarle que estamos muy por encima de él.

 

-Estoy de acuerdo. Escuchad. Nuestro objetivo principal es derrotar a ese monstruo, claro está, que protegiendo nuestras vidas durante la batalla. Para hacerlo más indefenso y más al alcanzable de nuestros ataques, tenemos que derribarlo. De eso nos encargaremos tú y yo, Hina. Smoker, tú junto a la reina tendréis que atacar al enemigo para distraerlo mientras nosotros nos preparamos- el general Aokiji detalló la tarea que debían realizar- Pero aunque sea un idiota, recordar que un simple golpe de sus puños puede mandaros a la otra vida en un instante.

 

-Pero Kuzan, quiero decir, general Aokiji no es peligroso involucrar a su majestad en algo así. Sería exponerla como carnada-dijo el capitán de los puros a su general, quien también resultaba ser su pareja.

 

-Como bien ha dicho la reina, en esta guerra no hay etiquetas, todos luchamos unidos contra un mismo objetivo. Y ella es más fuerte de lo que muchos piensan, no te preocupes- contestó el de oscuros cabellos al de grisáceos- Además, confío en ti y recuerda que siempre estaré cubriéndoos las espaldas.

 

-Kuzan…- el capitán Smoker, fiero guerrero y un hombre de temperamento difícil, había quedado embelesado por los encantos y las palabras de su compañero sentimental. Fue esta flaqueza del capitán la que empleó Aokiji para acercarse hacia sus labios y darle un tímido beso.

 

-¡¡¡Kuzan!!!- gritó sorprendido Smoker tras separarse de los labios de su pareja. Estaba rojo como un tomate. Daba igual que todas aquellas personas ya supieran de su relación, todavía le daba vergüenza esta clase de gestos en público y a su pareja, le gustaba provocarle.

 

-Cuando acabemos, tendré todo el tiempo del mundo para cubrirte de besos- añadió estas palabras al emotivo gesto, ruborizando aún más al duro capitán de los puros.

 

-No sé cómo pude estar enamorada de ese bobalicón. Debería haberme dado cuenta antes por quien perdía las bragas- dijo Hina un tanto brusca al presenciar aquella romántica escena mientras que la reina se limitó a reír.

 

-¡Vamos, no tenemos tiempo que perder! ¡Tenemos que salvar al mundo!- con estas alentadoras palabras y la posterior clamor de los allí presentes, Aokiji inició el plan de ataque contra aquel agigantado monstruo.

 

Los cuatro individuos que habían discutido el plan de acción se habían abalanzado contra Oars para iniciarlo. En la retaguardia, inmóvil, desolado y frustrado, se encontraba el rubio guardaespaldas de la reina. Apretaba sus manos casi al punto de que comenzaran a sangrar, el sudor le resbalaba por el rostro  e incluso los labios le temblaban hasta el punto de no poder decir nada, nada para detener a su reina, a su pareja.

 

-Mierda, mierda, mierda… ¿por qué? ¿Por qué soy tan inútil, tan débil? No tengo la fuerza que ellos tienen. No he pasado esos momentos tan trágicos que ellos sufrieron… No soy digno de ser su guardaespaldas… no merezco ni su respeto ni siquiera su amor… solo soy un lastre, su lastre- con estas duras palabras, Kohza comenzaba a comerse la cabeza.

 

De regreso a la batalla, la estrategia se había puesto en marcha.

 

Ice Time: Cápsule! (“Tiempo congelado: Cápsula”)- a una cierta distancia, el general inglés atacó. Por ambas manos brotaron gélidos polvos que fueron congelando la parte inferior del monstruo.

 

Los pies de Oars quedaron inmóviles en aquel bloque de hielo y éste comenzó a enfadarse. Lanzó varios puñetazos contra el suelo para intentar liberarse, pero Aokiji no cesaba de expulsar hielo para seguir congelándolo. Sin embargo, había que quitar la atención de Oars en el general y de ello se encargó su reina.

 

-¡Eh, grandullón, mira aquí!- desde el suelo, la reina peliazul comenzó a llamar al gigante hasta que éste la miró enfadado. Como habían planificado, Oars no dudó en atacar a Vivi con su puño, lo que le permitió a la reina a volver a subirse sobre él- Esto rompe la regla de que la misma estrategia no funciona dos veces.

 

Vivi siguió subiendo por el brazo derecho de Oars para arribar lo más cerca del rostro. De esta forma, Aokiji pudo seguir liberando su polvo helador sin la necesidad de preocuparse por los puños de su enemigo. Pero aún no bastaba. Para conseguir su objetivo, Oars debía estar totalmente quieto e inmovilizado. Era el turno de la capitana de rosados cabellos.

 

Awase Baori! (“Jaula de Manga de Kimono”)- los hierros enjaulados que salieron de las manos de Hina comenzaron a retener el cuerpo de Oars, en especial, contuvieron sus brazos contra su torso.

 

Ahora Oars ya estaba totalmente inerte y Vivi estaba preparada para su ataque.

 

Kujakki String Slasher! (“Cadena de Cuchillas de Pavo Real”)- Vivi atacó a Oars con sus filosas cuchillas unidas en una cadena. Aquel ataque fue directo a los ojos del monstruo, cegándolo por completo y quitándole la posibilidad de ver el siguiente ataque.

 

White Launcher! (“Lanzador Blanco”)- Smoker se convirtió en humo y voló desde el suelo hasta colocarse de frente al rostro malherido de Oars. Pero su ataque aún no había acabado- ¡White Blow! (“Golpe Blanco”)

 

Smoker golpeó a Oars con su puño humeante. Instantes después, Hina y Aokiji retiraron sus ataques para hacer que el monstruo cayera. Y eso parecía, porqué Oars comenzó a caer hacia atrás. Estaba a punto de tocar el suelo, de hacer que el plan funcionará, cuando se apoyó con una mano y se enderezó. Posteriormente, lanzó a Vivi y a Smoker con una patada, dejándolos en el suelo muy malheridos. Hina y Aokiji recibieron un par de puñetazos, pero no eran tan potentes como el golpe ocasionado a sus compañeros debido a la distancia.

 

-¡Jajajajaja, no subestiméis a Oars! ¡Él es un monstruo superior a todos ustedes, jajaja! ¡Y gracias a él, conseguiré mi ansiada venganza después de años de cautiverio!- una voz masculina, malvada y un tanto desquiciada, comenzó a resonar en aquel lugar.

 

Smoker y Vivi quedaron inconscientes, pero Hina y Aokiji pudieron ponerse en pie. En seguida, los dos reconocieron la voz.

 

-¡Kizaru!- dijeron los dos al unísono tras descubrir la identidad de aquella voz. Kizaru, el segundo al mando de la antigua Alianza estaba en el interior de Oars, en una cabina que estaba en su barriga y que ahora se había descubierto.

 

-¡Tú deberías estar en una de nuestras prisiones del cuartel! ¡¿Qué haces aquí, bastardo?!- la presencia de aquel sujeto alarmaba a los dos soldados ingleses, en especial a Hina, quien tenía un desprecio muy grande hacia cualquier individuo de la Alianza desde que estos asesinaron a su hermana.

 

-¡El general Teach fue muy generoso en liberarme y otorgarme la oportunidad para mi ansiada venganza!- contestó Kizaru continuando con sus alardes de mezquindad- Eso sí, os dejé un buen regalito en vuestro cuartel, jajajaja.

 

Tras decir estas palabras, los rostros de los dos militares cambiaron radicalmente. Ambos parecían estar consumidos por la ira, pero uno de ellos sabía retenerla y la otra no.

 

-¡¡¡Maldito bastardo, ya te vencimos una vez y lo volveremos a hacer!!!- la capitana Hina estaba realmente furiosa.

 

-Ahora comprendo. ¿Cómo podía un monstruo como ese, sin cerebro alguno, poder liberarse de nuestros ataques? ¿Eres tú quien lo manejaba, verdad, Kizaru?- Aokiji sacó a la luz sus sospechas.

 

-No hace falta ser muy perspicaz para llegar a esa conclusión, general Aokiji, jajaja- Kizaru se burlaba nuevamente de su enemigo- Pero ahora eso da igual. ¡Oars, acaba con esas dos moscas de una vez!

 

-¡OARS!- el monstruo hizo su característico grito antes de atacar. Hina y Aokiji intentaron huir y cubrirse del feroz ataque, pero de nada les sirvió. La potencia de los ataques de Oars parecía haberse visto incrementada desde la aparición de aquel hombre que lo manejaba. Numerosos puños golpearon al general y a la capitana, dejándolos con heridas realmente serias.

 

-¡Jajajaja, ahora aplasta de una vez por todas a la causante de mi encierro! ¡¡¡Aniquila a la reina de Inglaterra, jajaja!!!- una nueva orden fue dada por Kizaru y acatada por el gigante. Oars cogió con su brazo a la reina, todavía inconsciente, e iba a aplastar entre sus manos como una insignificante mosca. Los otros tres soldados estaban inconscientes y no podían ayudarla- ¡¡¡Mátala!!!

 

-¡¡¡NOOOOOOOOO!!!- un gritó estruendoso detuvo la inminente muerte de la reina. Era Kohza- Ahora lo entiendo todo. ¡Puedo ser débil, un inútil, y puedo no estar al mismo nivel que ellos! ¡¡¡Pero jamás dejaré que me arrebaten lo que más amo!!!

 

-Bonitas palabras provenientes de un don nadie, aunque ahora estás resulten insignificantes, jajaja- Kizaru comenzó a burlarse de la determinación del guardaespaldas- ¿Tú eres el perrillo guardián de la reina, no? Siempre la acompañabas a los interrogatorios, pero parece que la acompañabas hasta en la cama, jajaja.

 

-¡¡¡Cállate!!!- Kohza no permitía esas infames palabras hacia su majestad y su pareja.

 

-Oars, querido, suelta a la reina un  momento. Primero acabemos con los restos- y conforme fue dictado, el gigante soltó a la reina y se encaró hacia el muchacho. Kohza cogió a la reina en brazos antes de que cayera en brazos e instantes después tuvo que esquivar los primeros puños del gigante.

 

-Vivi, siento mucho no estar a tu altura. Pero prometo proteger tu vida arriesgando la mía propia- mientras esquivaba los ataques, Kohza le decía estas palabras a la inconsciente reina- Ahora esto se pondrá algo movido, pero confía en mí ¡Equipo mágico activado: El guardaespaldas! ¡Espejismos del Oasis de Juba!

 

Conforme seguía atacando Oars, Kohza esquivaba todos los ataques como si apareciera y desapareciera, como un espejismo. De vez en cuando, atacaba con su espada a los puños de Oars, hasta que el daño ya fue considerable y el grandullón se quejó.

 

-Bien, ahora ¡Espada Árida!- un tajo proveniente de la espada de Kohza fue directo al brazo izquierdo de Oars. Pero no era un tajo normal, ya que secaba completamente el brazo de su enemigo hasta desprenderlo de él.

 

-¡¡¡OARS!!!- el monstruo se quejó tras perder su brazo izquierdo.

 

-¡¿Cómo osas dañar a mi preciosa arma, maldito?! ¡Oars, acaba de una vez con él!- Kizaru parecía cabreado después de haber sido golpeado por ese duro golpe. Oars lanzó una poderosa patada contra Kohza, pero como éste seguía teniendo en activo el poder de espejismos, la esquivo y contraatacó.

 

Halcón y chacal!- dos cortes con su espada que despojaron a Oars de dos de sus dedos del pie derecho. De nuevo, el monstruo volvió a quejarse y a retorcerse de dolor y Kizaru parecía que ya no aguantaba más.

 

-Debo acabar yo mismo esto si no quiero que destruyan mi potente arma- dijo Kizaru sin que llegara a oídos de su enemigo- Usaré el poder que me fue concedido. ¡Yata no Kagami! (“Espejo de Ocho Periodos”).

 

Un haz de luz salió disparado desde donde se encontraba el ex aliado Kizaru.

 

-Sabes Vivi, te quiero…- mientras el guardaespaldas decía esas preciosas palabras, aquel haz de luz impactó en su cuerpo, atravesándolo y causándole un herida mortal muy próxima al corazón. El guardaespaldas expulsó una gran cantidad de sangre por la boca, la cual, empapó a la reina e hizo que la despertara.

 

-¡¡¡KOHZA!!!-gritó la reina al ver la tremenda herida que portaba su novio.

 

-No te preocupes mi amor, por fin pude protegerte como un verdadero guardaespaldas…- dijo Kohza con la voz entrecortada debido a la herida mortal de su pecho- Déjame que os ayude a acabar esta batalla de una vez, mi reina…

 

-¡¡¡NO, NO, NO!!! ¡¡¡NO TE DEJO, NO LO PERMITO!!! ¡¡¡NO VAS A MORIR!!!- la reina comenzó a forcejear contra su pareja pero éste no la dejaba.

 

-Mi destino ya está escrito, mi amor, y no podemos hacer nada para cambiarlo… pero al menos déjame que os salve a todos, que te salve- dijo Kohza dejando a la reina en el suelo e intentando mantenerse en pie para lanzar su ataque final. Vivi lloraba desconsoladamente pero no tenía ni fuerzas para detener a su amor- Sabes Vivi, soy afortunado porque he conocido a una reina que el resto de súbditos no conoce.

 

-¡¡¡KOHZA!!!- Vivi gritó pero ya era demasiado tarde.

 

-¡¡¡Revolucionary Army!!!- el guardaespaldas lanzó su ataque final. Una luz brillante, con una alta intensidad, cubría todo aquel lugar.

 

-¿Qué es esto? Maldito, como ha podido lanzarlo- Kizaru estaba asustado por aquella vez.

 

Mientras, Vivi mantenía entre sus brazos el cuerpo ya sin vida del que fuera su guardaespaldas, no, del que fuera su ser más preciado. De repente, sintió como si sus fuerzas fueran restaurándose y sintió la llamada al igual que el resto. La llamada a seguir luchando por el mundo que quieren proteger.

 

Kujjaki Strin Slasher Runback! (“Cadena de Cuchillas de Pavo Real con Retroceso”)- la reina Vivi atacó con todas sus fuerzas.

 

White Snake! (“Serpiente Blanca”)- Smoker se levantó y también atacó con todas sus fuerzas.

 

Ice Block: Pheasant Beak! (“Bloque de Hielo: Pico de Faisán”)- de igual forma, el general inglés se levantó tras recuperarse de sus heridas y lanzó aquel pájaro helado contra sus enemigos.

 

Awase Baori! (“Jaula de Manga de Kimono”)-Hina no se quedó atrás y se unió en el tremendo contraataque.

 

Ibara Road! (“Camino espinoso”)- una chica rubia llamada Domino apareció y atacó a Oars con su látigo espinoso.

 

¡Hierro Lágrima: Mekujira! (“Lágrima de Hierro: Ojo Ballena”)- la compañera de la mujer rubia, Violet, también lanzó un potente golpe contra los dos enemigos.

 

Repel! (“Repeler”)- otros dos chicos aparecieron en aquel lugar, Eustass Kid y Shuraiya. Éste era el ataque del pelirrojo.

 

¡Renchi! (“Llave inglesa”)- de igual forma, Shuraiya se añadió a la batalla.

 

Barrier Crush! (“Choque de Barrera”)- Bartolomeo también fue convocado por la llamada de Kohza.

 

Biken: Round Table! (“Espada Hermosa: Mesa Redonda”)- junto a Bartolomeo, no podía faltar su pareja, el joven marqués de Liverpool, Cavendish.

 

Ryu no Kagizume! (“Garra de Dragón”)- para acabar, dos chicos recién encontrados también fueron llamados. Estos también atacaron y eran los que más afligidos se encontraban debido al vínculo cercano que tenían con la reina. EL primero en atacar fue Sabo.

 

Hiken! (“Puño de Fuego”)- Ace, antes de atacar, miró a la reina y la vio totalmente desolada pero con fuerzas para seguir luchando, lo que le animó para proseguir y lanzar el último golpe.

 

Sin duda, el último ataque de Kohza fue especial y decisivo. Permitió llamar a todos los aliados cercanas para ayudarles a destruir aquel poderoso enemigo. Así fue, Oars y Kizaru quedaron derrotados tras aquella cantidad de poderosos ataques a la que se habían visto sometidos.

 

Aquella batalla había acabado con una victoria, una victoria con un mal sabor de boca. Da igual que sus enemigos hayan quedado derrotados, en estos momentos, la suma de una muerte más en su bando, había destrozado los corazones de todos ellos, en especial, el de la reina Vivi que, de nuevo, iba a gobernar su vida sola.

 

No obstante, aquel mal sabor de boca no solo se extendía por un único bando.

 

11:37 a.m. Cima de los Acantilados Invertidos, frente este del Castillo Saint Michel.

 

Las noticias de las últimas derrotas en el bando oscuro no habían tardado en llegar a oídos del general Teach. El encargado, un joven soldado de la tropa oscura que sentía más pavor hacia su general que hacia sus propios enemigos. Con un curioso pelaje, en tonos verdosos, llegó hasta la cima de los acantilados donde se hallaba el puesto de mando del ejército oscuro. Allí estaban Teach y todos sus subordinados más fieles, pero aunque tenía miedo no le tocó otra que entrar. Nada más pasar, se tropezó.

 

-¿Quién eres tú, mierdecilla?- preguntó en tono indiferente el general de la armada oscura.

 

-Señor, sí señor. Perdón, quería decir, yo soy el soldado Clover del escuadrón vigésimo noveno de su armada. Vengo a informarle de la situación- con la voz temblorosa, dijo esas palabras aquel pobre soldado.

 

-Y ¿a qué espera, soldado?- preguntó de nuevo el general, mirando fijamente a su subordinado de forma que lo intimidaba.

 

-Sí, señor, señor, sí. Verás, tanto el frente oeste como el norte han caído. Todas las tropas de allí han sido derrotadas. El arma Oars y el capitán Kizaru, además de numerosos efectivos del frente este han sido derrotados por los enemigos. Y…- el soldado Clover tragó saliva para poder informar a su general de todas aquellas desgracias- Y todavía no hemos podido destruir la barrera que protege al castillo.

 

-¡¡¡¿CÓMO?!!!- Teach golpeó duramente la mesa con un puñetazo tras escuchar aquellas malas nuevas. Tan fuerte fue el golpe, que la mesa quedó destruida.

 

-Cálmese, mi general, esto todavía no ha sido perdido. Todavía queda mucho por ofrecer a este espectáculo- Laffite, uno de los subordinados de Teach intentó apaciguar la furia de su general.

 

-¡Ven aquí, pequeño renacuajo, pienso destrozarte con mis propias manos!- Teach estaba furioso y decidió pagarlo con su soldado. Dos de sus hombres tuvieron que detenerlo para que no lo asesinara y otro de ellos se acercó al asustado Clover.

 

-Será mejor que se marche ya si desea conservar la vida- sugirió Van Augur, el mejor tirador de la tropa de Teach y uno de sus fieles subordinados- Vaya donde “La Oráculo” Makino y dígale que active el proyecto D.

 

Clover solo pudo asentir con la cabeza antes de marcharse corriendo de aquella tienda.

 

-¡¡¡Doc Q, liberé todas las armas que tengamos!!!- Teach le ordenó una barbaridad a su subordinado.

 

-¿Todas? Podemos liberar las Bestias Mino y el arma de gas,  además también se va a poner en marcha el Proyecto D., no creo que debamos liberar lo otro también- sugirió el hombre que tenía por nombre Doc Q.

 

-Todas. Es hora de hacer que nuestros enemigos se enfrenten a sus mayores pesadillas, jajaja- antes de decir las últimas palabras, el rostro del general se volvió sombrío y tenebroso- Libere la técnica del Oda-Tensei.

 

Las batallas ya no iban a ser como antes. La lucha contra Oars iba a ser un aperitivo comparado con esto y el número de muertes iba a aumentar, en ambos bandos. La técnica definitiva, Oda-Tensei, la técnica de resurrección de muertos.

 

Muerte, el gran tabú de la humanidad y su mayor temor. Es algo natural que ha convivido con el ser humano desde que éste apareció en la faz de la Tierra. Pero también es doloroso, triste y aterrador. Considerada como la separación final, la de no retorno, la que todo ser vivo desea evitar. Pero resulta imposible escapar de ella.

 

Sin embargo, ¿qué ser vivo no ha formulado alguna vez el deseo de vencer a la muerte? Regresar a la vida, quitar el dolor a tus seres queridos y acabar todas aquellas promesas y aspiraciones que se quedan grabadas en la mente y que no pudieron ser cumplidas antes. Oda-Tensei, la técnica que desafía las leyes de la propia naturaleza, permitía que todos estos deseos se conviertan en realidad. Pero el deseo otorgado por esta técnica resultaría peor que la propia muerte. Nadie, en su sano juicio, desearía volver a la vida así.


Ilusión Undécima. El guardaespaldas

 

11:29 a.m. Acantilados Invertidos, frente este del Castillo Saint Michel.

 

Constantes terremotos sacudían el entorno del castillo y a todos los que se encontraban por allí. Esos temblores eran causados por los pasos de un gigante, bueno, un gigante se queda diminuto al lado de aquella bestia. De tez en tonos rosados, larga y rubia melena hasta la pelvis, dos cuernos afilados sobre la cabeza y un único taparrabos para cubrir todo su cuerpo, así era aquella bestia. Pero es que Oars parecía que no tenía compasión para nada ni nadie. Sus pasos a través del frente acabaron con la vida de todo aquel que se hallaba bajo sus pies, fuera enemigo o aliado. Un gran grueso de los Soldados Centauros del frente este había sido aplastado por aquella masa de grasa. Las bajas se contaban por centenas. Da igual lo que hiciera, simplemente debía llegar hasta su objetivo, el Castillo Saint Michel, y destruirlo. Sin embargo, había una persona que se cruzó en la dirección de la bestia y no le importaba arriesgar su vida para detenerla.

 

-¡Eh, tú, bestia inmunda, te ordeno que te detengas!- una femenina voz gritó desde lo base de Oars. Pero aquellos gritos resultaban ser sonidos imperceptibles para el gigante, ya que no detuvo su paso y pasó de largo.

 

-¡¡¡Soy la reina Victoria I de Inglaterra y te ordeno que te detengas!!!- la peliazul gritó de nuevo, ahora con todas sus fuerzas con el fin de que sus palabras llegaran a oídos de la bestia. Así fue. Oars miró de reojo hacia donde se encontraba la joven reina, se paró y puso su atención en ella.

 

-Vivi, cariño, no deberías enfadar a esa cosa tan grande…no crees- sugería Kohza, la pareja de la reina y también su guardaespaldas, quien parecía asustado por la inmensidad del enemigo. Pero la reina no le hizo caso.

 

-Así está mejor. Ahora podremos hablar como personas racionales y pacíficas. Como comprenderás, una reina desea lo mejor para su pueblo e intenta proteger las vidas de todos ellos, incluidas las de sus enemigos. Usted, como se llame, ha atacado a sus propios aliados y eso es imperdonable. Por eso le pido que inmediatamente se disculpe con ellos y que se marche de esta batalla. Este no es lugar para una persona como usted, podría causar un daño irreparable- Vivi, con un tono cordial y conciliador, intentó hacer entender a la bestia de piel rosada la peligrosidad de sus acciones. No obstante, parecían tener puntos de vista diferentes.

 

-¡¡¡Oars!!!- el gigante proclamó su nombre como seña de ferocidad y momentos antes de lanzar un fuerte puñetazo hacia donde se hallaba la reina. El puño golpeó con fuerza a la tierra y provocó una sacudida que hizo temblar hasta al mismísimo general Teach. Sin duda, si la reina había sobrevivido a esa fuerza había sido un milagro. No, no era cuestión de magia divina, sino de fuerza y voluntad.

 

-Te he dado la oportunidad de marcharte y la has rechazado. Luego no supliques por tu vida- una voz empezó a escucharse muy próxima a Oars. Era la reina Vivi que estaba subiendo por el brazo del gigante que le había atacado. Su objetivo, la cara de este y su misión, hacer el mayor daño que le fuera posible- ¡Equipo mágico activado: Miss Wednesday! ¡Kujakki Slasher! (“Cuchilla del Pavo Real”)

 

La reina Vivi se transformó con una vestimenta similar a las bailarinas de danza del vientre en tonos azulados y con un aspecto un tanto sensual. Además, su cabello se recogió en una coleta y en sus dedos portaba unas cadenas, Kujakkī Surasshā, que usaba como armas. El ataqué que había lanzado contra Oars era un lanzamiento de aquellas cuchillas que produjeron un tajo de arriba abajo en el rostro del monstruo.

 

-¡¡¡OARS!!!-Oars gruñó adolorido tras recibir el ataque y golpeó a la reina como si de un bicho se tratará. Ésta fue precipitándose hacia el suelo.

 

-¡¡¡Vivi!!!- Kohza gritó desde el suelo al ver como si pareja iba a morir y no podía hacer nada para salvarla.

 

-¡Equipo mágico activado: Ori Ori no mi! ¡Kejī-jū! (“Jaula de Bestias”)- desde la base, una chica de rosados cabellos creó desde sus manos unos hierros a modo de jaula que retuvieron los pies del gigante.

 

-¡Equipo mágico activado: Moku Moku no mi! ¡White Spark! (“Chispa Blanca”)- un hombre de grisáceos cabellos saltó y se colocó frente al rostro del gigante. Lanzó su ataque y de él salió una pantalla de humo que cubrió al enemigo y le dejó sin visibilidad.

 

Por último, un tercer hombre saltó bien alto y lanzó un ataque hacia la reina.

 

-¡Equipo mágico activado: Hie Hie no mi! ¡Ice Ball! (“Bola de Hielo”)- la reina fue atrapada en una bola de hielo. De esta forma, protegía a la reina de un fuerte golpe contra el suelo. Después, el hombre que había lanzado el ataque, cogió la bola y de un puñetazo rompió el hielo. Sacó a la reina y la puso entre sus brazos mientras descendían hacia el suelo.

 

-No debe luchar sola, mi reina, nos tiene a nosotros, su armada- dijo aquel hombre a la recién salvada Vivi.

 

-Gracias, general Aoikji- la reina solo tenía palabras de agradecimiento hacia su salvador. Cuando los dos estuvieron ya en tierra, se acercaron los otros dos salvadores del día, la capitana Hina y el capitán Smoker. Además, Kohza salió corriendo a abrazar a su pareja.

 

-¡Vivi, Vivi, creía que te perdía!- abrazó férreamente a su pareja sin casi dejarla respirar.

 

-Vale, vale, ya estoy a salvo- Vivi apartó a su rubio novio y se puso de pie- No hay que perder tiempo ahora. Tenemos que derrotar a ese monstruo antes de que haga algo realmente malo.

 

Tras decir estas palabras, la reina Vivi se acercó hacia sus soldados y dejó a un lado a su pareja. Kohza, mientras, sentía que todo lo estaba haciendo mal e incluso decidió no intervenir en las conversaciones del resto.

 

-¿Cómo derrotaremos a esa bestia? Es imposible que nosotros cinco podamos acabar con ella- Hina se encontraba un tanto alarmada a pesar de su entrada triunfal.

 

-Veo nuestro futuro un tanto negro- Smoker dijo unas palabras poco alentadoras para aquel momento en el que se hallaban.

 

-Nunca hay que perder la esperanza, ¿no? Si aunamos nuestros esfuerzos, conseguiremos que caiga- la reina Vivi intentaba animar a su ejército- De lo contrario, el castillo caerá y con él, el mundo entero.

 

-Nuestra reina tiene razón. Hemos luchado para llegar hasta aquí y ahora no nos detendremos, al menos, no tan fácilmente- parecía que Aokiji, el general inglés, no había perdido todas las esperanzas- Solamente tenemos que encontrar la manera de derrotarlo, algún punto débil o algo similar.

 

-Para tener tanta fuerza no parece muy avispado- comentó la capitana de rosados cabellos un aspecto que había observado en su enemigo en el poco tiempo que lo había enfrentado.

 

-Es cierto. Cuando me enfrenté contra él, solamente usaba su fuerza física y además pude escabullirme por su cuerpo sin que se diera cuenta. Quizás esa su debilidad, sus pocas luces- añadió la reina Vivi al resto- Debemos emplear ataques estratégicos, debemos demostrarle que estamos muy por encima de él.

 

-Estoy de acuerdo. Escuchad. Nuestro objetivo principal es derrotar a ese monstruo, claro está, que protegiendo nuestras vidas durante la batalla. Para hacerlo más indefenso y más al alcanzable de nuestros ataques, tenemos que derribarlo. De eso nos encargaremos tú y yo, Hina. Smoker, tú junto a la reina tendréis que atacar al enemigo para distraerlo mientras nosotros nos preparamos- el general Aokiji detalló la tarea que debían realizar- Pero aunque sea un idiota, recordar que un simple golpe de sus puños puede mandaros a la otra vida en un instante.

 

-Pero Kuzan, quiero decir, general Aokiji no es peligroso involucrar a su majestad en algo así. Sería exponerla como carnada-dijo el capitán de los puros a su general, quien también resultaba ser su pareja.

 

-Como bien ha dicho la reina, en esta guerra no hay etiquetas, todos luchamos unidos contra un mismo objetivo. Y ella es más fuerte de lo que muchos piensan, no te preocupes- contestó el de oscuros cabellos al de grisáceos- Además, confío en ti y recuerda que siempre estaré cubriéndoos las espaldas.

 

-Kuzan…- el capitán Smoker, fiero guerrero y un hombre de temperamento difícil, había quedado embelesado por los encantos y las palabras de su compañero sentimental. Fue esta flaqueza del capitán la que empleó Aokiji para acercarse hacia sus labios y darle un tímido beso.

 

-¡¡¡Kuzan!!!- gritó sorprendido Smoker tras separarse de los labios de su pareja. Estaba rojo como un tomate. Daba igual que todas aquellas personas ya supieran de su relación, todavía le daba vergüenza esta clase de gestos en público y a su pareja, le gustaba provocarle.

 

-Cuando acabemos, tendré todo el tiempo del mundo para cubrirte de besos- añadió estas palabras al emotivo gesto, ruborizando aún más al duro capitán de los puros.

 

-No sé cómo pude estar enamorada de ese bobalicón. Debería haberme dado cuenta antes por quien perdía las bragas- dijo Hina un tanto brusca al presenciar aquella romántica escena mientras que la reina se limitó a reír.

 

-¡Vamos, no tenemos tiempo que perder! ¡Tenemos que salvar al mundo!- con estas alentadoras palabras y la posterior clamor de los allí presentes, Aokiji inició el plan de ataque contra aquel agigantado monstruo.

 

Los cuatro individuos que habían discutido el plan de acción se habían abalanzado contra Oars para iniciarlo. En la retaguardia, inmóvil, desolado y frustrado, se encontraba el rubio guardaespaldas de la reina. Apretaba sus manos casi al punto de que comenzaran a sangrar, el sudor le resbalaba por el rostro  e incluso los labios le temblaban hasta el punto de no poder decir nada, nada para detener a su reina, a su pareja.

 

-Mierda, mierda, mierda… ¿por qué? ¿Por qué soy tan inútil, tan débil? No tengo la fuerza que ellos tienen. No he pasado esos momentos tan trágicos que ellos sufrieron… No soy digno de ser su guardaespaldas… no merezco ni su respeto ni siquiera su amor… solo soy un lastre, su lastre- con estas duras palabras, Kohza comenzaba a comerse la cabeza.

 

De regreso a la batalla, la estrategia se había puesto en marcha.

 

Ice Time: Cápsule! (“Tiempo congelado: Cápsula”)- a una cierta distancia, el general inglés atacó. Por ambas manos brotaron gélidos polvos que fueron congelando la parte inferior del monstruo.

 

Los pies de Oars quedaron inmóviles en aquel bloque de hielo y éste comenzó a enfadarse. Lanzó varios puñetazos contra el suelo para intentar liberarse, pero Aokiji no cesaba de expulsar hielo para seguir congelándolo. Sin embargo, había que quitar la atención de Oars en el general y de ello se encargó su reina.

 

-¡Eh, grandullón, mira aquí!- desde el suelo, la reina peliazul comenzó a llamar al gigante hasta que éste la miró enfadado. Como habían planificado, Oars no dudó en atacar a Vivi con su puño, lo que le permitió a la reina a volver a subirse sobre él- Esto rompe la regla de que la misma estrategia no funciona dos veces.

 

Vivi siguió subiendo por el brazo derecho de Oars para arribar lo más cerca del rostro. De esta forma, Aokiji pudo seguir liberando su polvo helador sin la necesidad de preocuparse por los puños de su enemigo. Pero aún no bastaba. Para conseguir su objetivo, Oars debía estar totalmente quieto e inmovilizado. Era el turno de la capitana de rosados cabellos.

 

Awase Baori! (“Jaula de Manga de Kimono”)- los hierros enjaulados que salieron de las manos de Hina comenzaron a retener el cuerpo de Oars, en especial, contuvieron sus brazos contra su torso.

 

Ahora Oars ya estaba totalmente inerte y Vivi estaba preparada para su ataque.

 

Kujakki String Slasher! (“Cadena de Cuchillas de Pavo Real”)- Vivi atacó a Oars con sus filosas cuchillas unidas en una cadena. Aquel ataque fue directo a los ojos del monstruo, cegándolo por completo y quitándole la posibilidad de ver el siguiente ataque.

 

White Launcher! (“Lanzador Blanco”)- Smoker se convirtió en humo y voló desde el suelo hasta colocarse de frente al rostro malherido de Oars. Pero su ataque aún no había acabado- ¡White Blow! (“Golpe Blanco”)

 

Smoker golpeó a Oars con su puño humeante. Instantes después, Hina y Aokiji retiraron sus ataques para hacer que el monstruo cayera. Y eso parecía, porqué Oars comenzó a caer hacia atrás. Estaba a punto de tocar el suelo, de hacer que el plan funcionará, cuando se apoyó con una mano y se enderezó. Posteriormente, lanzó a Vivi y a Smoker con una patada, dejándolos en el suelo muy malheridos. Hina y Aokiji recibieron un par de puñetazos, pero no eran tan potentes como el golpe ocasionado a sus compañeros debido a la distancia.

 

-¡Jajajajaja, no subestiméis a Oars! ¡Él es un monstruo superior a todos ustedes, jajaja! ¡Y gracias a él, conseguiré mi ansiada venganza después de años de cautiverio!- una voz masculina, malvada y un tanto desquiciada, comenzó a resonar en aquel lugar.

 

Smoker y Vivi quedaron inconscientes, pero Hina y Aokiji pudieron ponerse en pie. En seguida, los dos reconocieron la voz.

 

-¡Kizaru!- dijeron los dos al unísono tras descubrir la identidad de aquella voz. Kizaru, el segundo al mando de la antigua Alianza estaba en el interior de Oars, en una cabina que estaba en su barriga y que ahora se había descubierto.

 

-¡Tú deberías estar en una de nuestras prisiones del cuartel! ¡¿Qué haces aquí, bastardo?!- la presencia de aquel sujeto alarmaba a los dos soldados ingleses, en especial a Hina, quien tenía un desprecio muy grande hacia cualquier individuo de la Alianza desde que estos asesinaron a su hermana.

 

-¡El general Teach fue muy generoso en liberarme y otorgarme la oportunidad para mi ansiada venganza!- contestó Kizaru continuando con sus alardes de mezquindad- Eso sí, os dejé un buen regalito en vuestro cuartel, jajajaja.

 

Tras decir estas palabras, los rostros de los dos militares cambiaron radicalmente. Ambos parecían estar consumidos por la ira, pero uno de ellos sabía retenerla y la otra no.

 

-¡¡¡Maldito bastardo, ya te vencimos una vez y lo volveremos a hacer!!!- la capitana Hina estaba realmente furiosa.

 

-Ahora comprendo. ¿Cómo podía un monstruo como ese, sin cerebro alguno, poder liberarse de nuestros ataques? ¿Eres tú quien lo manejaba, verdad, Kizaru?- Aokiji sacó a la luz sus sospechas.

 

-No hace falta ser muy perspicaz para llegar a esa conclusión, general Aokiji, jajaja- Kizaru se burlaba nuevamente de su enemigo- Pero ahora eso da igual. ¡Oars, acaba con esas dos moscas de una vez!

 

-¡OARS!- el monstruo hizo su característico grito antes de atacar. Hina y Aokiji intentaron huir y cubrirse del feroz ataque, pero de nada les sirvió. La potencia de los ataques de Oars parecía haberse visto incrementada desde la aparición de aquel hombre que lo manejaba. Numerosos puños golpearon al general y a la capitana, dejándolos con heridas realmente serias.

 

-¡Jajajaja, ahora aplasta de una vez por todas a la causante de mi encierro! ¡¡¡Aniquila a la reina de Inglaterra, jajaja!!!- una nueva orden fue dada por Kizaru y acatada por el gigante. Oars cogió con su brazo a la reina, todavía inconsciente, e iba a aplastar entre sus manos como una insignificante mosca. Los otros tres soldados estaban inconscientes y no podían ayudarla- ¡¡¡Mátala!!!

 

-¡¡¡NOOOOOOOOO!!!- un gritó estruendoso detuvo la inminente muerte de la reina. Era Kohza- Ahora lo entiendo todo. ¡Puedo ser débil, un inútil, y puedo no estar al mismo nivel que ellos! ¡¡¡Pero jamás dejaré que me arrebaten lo que más amo!!!

 

-Bonitas palabras provenientes de un don nadie, aunque ahora estás resulten insignificantes, jajaja- Kizaru comenzó a burlarse de la determinación del guardaespaldas- ¿Tú eres el perrillo guardián de la reina, no? Siempre la acompañabas a los interrogatorios, pero parece que la acompañabas hasta en la cama, jajaja.

 

-¡¡¡Cállate!!!- Kohza no permitía esas infames palabras hacia su majestad y su pareja.

 

-Oars, querido, suelta a la reina un  momento. Primero acabemos con los restos- y conforme fue dictado, el gigante soltó a la reina y se encaró hacia el muchacho. Kohza cogió a la reina en brazos antes de que cayera en brazos e instantes después tuvo que esquivar los primeros puños del gigante.

 

-Vivi, siento mucho no estar a tu altura. Pero prometo proteger tu vida arriesgando la mía propia- mientras esquivaba los ataques, Kohza le decía estas palabras a la inconsciente reina- Ahora esto se pondrá algo movido, pero confía en mí ¡Equipo mágico activado: El guardaespaldas! ¡Espejismos del Oasis de Juba!

 

Conforme seguía atacando Oars, Kohza esquivaba todos los ataques como si apareciera y desapareciera, como un espejismo. De vez en cuando, atacaba con su espada a los puños de Oars, hasta que el daño ya fue considerable y el grandullón se quejó.

 

-Bien, ahora ¡Espada Árida!- un tajo proveniente de la espada de Kohza fue directo al brazo izquierdo de Oars. Pero no era un tajo normal, ya que secaba completamente el brazo de su enemigo hasta desprenderlo de él.

 

-¡¡¡OARS!!!- el monstruo se quejó tras perder su brazo izquierdo.

 

-¡¿Cómo osas dañar a mi preciosa arma, maldito?! ¡Oars, acaba de una vez con él!- Kizaru parecía cabreado después de haber sido golpeado por ese duro golpe. Oars lanzó una poderosa patada contra Kohza, pero como éste seguía teniendo en activo el poder de espejismos, la esquivo y contraatacó.

 

Halcón y chacal!- dos cortes con su espada que despojaron a Oars de dos de sus dedos del pie derecho. De nuevo, el monstruo volvió a quejarse y a retorcerse de dolor y Kizaru parecía que ya no aguantaba más.

 

-Debo acabar yo mismo esto si no quiero que destruyan mi potente arma- dijo Kizaru sin que llegara a oídos de su enemigo- Usaré el poder que me fue concedido. ¡Yata no Kagami! (“Espejo de Ocho Periodos”).

 

Un haz de luz salió disparado desde donde se encontraba el ex aliado Kizaru.

 

-Sabes Vivi, te quiero…- mientras el guardaespaldas decía esas preciosas palabras, aquel haz de luz impactó en su cuerpo, atravesándolo y causándole un herida mortal muy próxima al corazón. El guardaespaldas expulsó una gran cantidad de sangre por la boca, la cual, empapó a la reina e hizo que la despertara.

 

-¡¡¡KOHZA!!!-gritó la reina al ver la tremenda herida que portaba su novio.

 

-No te preocupes mi amor, por fin pude protegerte como un verdadero guardaespaldas…- dijo Kohza con la voz entrecortada debido a la herida mortal de su pecho- Déjame que os ayude a acabar esta batalla de una vez, mi reina…

 

-¡¡¡NO, NO, NO!!! ¡¡¡NO TE DEJO, NO LO PERMITO!!! ¡¡¡NO VAS A MORIR!!!- la reina comenzó a forcejear contra su pareja pero éste no la dejaba.

 

-Mi destino ya está escrito, mi amor, y no podemos hacer nada para cambiarlo… pero al menos déjame que os salve a todos, que te salve- dijo Kohza dejando a la reina en el suelo e intentando mantenerse en pie para lanzar su ataque final. Vivi lloraba desconsoladamente pero no tenía ni fuerzas para detener a su amor- Sabes Vivi, soy afortunado porque he conocido a una reina que el resto de súbditos no conoce.

 

-¡¡¡KOHZA!!!- Vivi gritó pero ya era demasiado tarde.

 

-¡¡¡Revolucionary Army!!!- el guardaespaldas lanzó su ataque final. Una luz brillante, con una alta intensidad, cubría todo aquel lugar.

 

-¿Qué es esto? Maldito, como ha podido lanzarlo- Kizaru estaba asustado por aquella vez.

 

Mientras, Vivi mantenía entre sus brazos el cuerpo ya sin vida del que fuera su guardaespaldas, no, del que fuera su ser más preciado. De repente, sintió como si sus fuerzas fueran restaurándose y sintió la llamada al igual que el resto. La llamada a seguir luchando por el mundo que quieren proteger.

 

Kujjaki Strin Slasher Runback! (“Cadena de Cuchillas de Pavo Real con Retroceso”)- la reina Vivi atacó con todas sus fuerzas.

 

White Snake! (“Serpiente Blanca”)- Smoker se levantó y también atacó con todas sus fuerzas.

 

Ice Block: Pheasant Beak! (“Bloque de Hielo: Pico de Faisán”)- de igual forma, el general inglés se levantó tras recuperarse de sus heridas y lanzó aquel pájaro helado contra sus enemigos.

 

Awase Baori! (“Jaula de Manga de Kimono”)-Hina no se quedó atrás y se unió en el tremendo contraataque.

 

Ibara Road! (“Camino espinoso”)- una chica rubia llamada Domino apareció y atacó a Oars con su látigo espinoso.

 

¡Hierro Lágrima: Mekujira! (“Lágrima de Hierro: Ojo Ballena”)- la compañera de la mujer rubia, Violet, también lanzó un potente golpe contra los dos enemigos.

 

Repel! (“Repeler”)- otros dos chicos aparecieron en aquel lugar, Eustass Kid y Shuraiya. Éste era el ataque del pelirrojo.

 

¡Renchi! (“Llave inglesa”)- de igual forma, Shuraiya se añadió a la batalla.

 

Barrier Crush! (“Choque de Barrera”)- Bartolomeo también fue convocado por la llamada de Kohza.

 

Biken: Round Table! (“Espada Hermosa: Mesa Redonda”)- junto a Bartolomeo, no podía faltar su pareja, el joven marqués de Liverpool, Cavendish.

 

Ryu no Kagizume! (“Garra de Dragón”)- para acabar, dos chicos recién encontrados también fueron llamados. Estos también atacaron y eran los que más afligidos se encontraban debido al vínculo cercano que tenían con la reina. EL primero en atacar fue Sabo.

 

Hiken! (“Puño de Fuego”)- Ace, antes de atacar, miró a la reina y la vio totalmente desolada pero con fuerzas para seguir luchando, lo que le animó para proseguir y lanzar el último golpe.

 

Sin duda, el último ataque de Kohza fue especial y decisivo. Permitió llamar a todos los aliados cercanas para ayudarles a destruir aquel poderoso enemigo. Así fue, Oars y Kizaru quedaron derrotados tras aquella cantidad de poderosos ataques a la que se habían visto sometidos.

 

Aquella batalla había acabado con una victoria, una victoria con un mal sabor de boca. Da igual que sus enemigos hayan quedado derrotados, en estos momentos, la suma de una muerte más en su bando, había destrozado los corazones de todos ellos, en especial, el de la reina Vivi que, de nuevo, iba a gobernar su vida sola.

 

No obstante, aquel mal sabor de boca no solo se extendía por un único bando.

 

11:37 a.m. Cima de los Acantilados Invertidos, frente este del Castillo Saint Michel.

 

Las noticias de las últimas derrotas en el bando oscuro no habían tardado en llegar a oídos del general Teach. El encargado, un joven soldado de la tropa oscura que sentía más pavor hacia su general que hacia sus propios enemigos. Con un curioso pelaje, en tonos verdosos, llegó hasta la cima de los acantilados donde se hallaba el puesto de mando del ejército oscuro. Allí estaban Teach y todos sus subordinados más fieles, pero aunque tenía miedo no le tocó otra que entrar. Nada más pasar, se tropezó.

 

-¿Quién eres tú, mierdecilla?- preguntó en tono indiferente el general de la armada oscura.

 

-Señor, sí señor. Perdón, quería decir, yo soy el soldado Clover del escuadrón vigésimo noveno de su armada. Vengo a informarle de la situación- con la voz temblorosa, dijo esas palabras aquel pobre soldado.

 

-Y ¿a qué espera, soldado?- preguntó de nuevo el general, mirando fijamente a su subordinado de forma que lo intimidaba.

 

-Sí, señor, señor, sí. Verás, tanto el frente oeste como el norte han caído. Todas las tropas de allí han sido derrotadas. El arma Oars y el capitán Kizaru, además de numerosos efectivos del frente este han sido derrotados por los enemigos. Y…- el soldado Clover tragó saliva para poder informar a su general de todas aquellas desgracias- Y todavía no hemos podido destruir la barrera que protege al castillo.

 

-¡¡¡¿CÓMO?!!!- Teach golpeó duramente la mesa con un puñetazo tras escuchar aquellas malas nuevas. Tan fuerte fue el golpe, que la mesa quedó destruida.

 

-Cálmese, mi general, esto todavía no ha sido perdido. Todavía queda mucho por ofrecer a este espectáculo- Laffite, uno de los subordinados de Teach intentó apaciguar la furia de su general.

 

-¡Ven aquí, pequeño renacuajo, pienso destrozarte con mis propias manos!- Teach estaba furioso y decidió pagarlo con su soldado. Dos de sus hombres tuvieron que detenerlo para que no lo asesinara y otro de ellos se acercó al asustado Clover.

 

-Será mejor que se marche ya si desea conservar la vida- sugirió Van Augur, el mejor tirador de la tropa de Teach y uno de sus fieles subordinados- Vaya donde “La Oráculo” Makino y dígale que active el proyecto D.

 

Clover solo pudo asentir con la cabeza antes de marcharse corriendo de aquella tienda.

 

-¡¡¡Doc Q, liberé todas las armas que tengamos!!!- Teach le ordenó una barbaridad a su subordinado.

 

-¿Todas? Podemos liberar las Bestias Mino y el arma de gas,  además también se va a poner en marcha el Proyecto D., no creo que debamos liberar lo otro también- sugirió el hombre que tenía por nombre Doc Q.

 

-Todas. Es hora de hacer que nuestros enemigos se enfrenten a sus mayores pesadillas, jajaja- antes de decir las últimas palabras, el rostro del general se volvió sombrío y tenebroso- Libere la técnica del Oda-Tensei.

 

Las batallas ya no iban a ser como antes. La lucha contra Oars iba a ser un aperitivo comparado con esto y el número de muertes iba a aumentar, en ambos bandos. La técnica definitiva, Oda-Tensei, la técnica de resurrección de muertos.

 

Notas finales:

Bueno, qué os ha parecido? Habéis echado una lagrimilla? Ya me comentáis.

TO BE CONTINUED=)


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