Sakurai salio de la oficina de su superior, ¿Que mas podía hacer? Nada, absolutamente nada quería ayudarlo, ya que esa había sido su decisión, estar a su lado y quedarse con el por mucho mas tiempo.
Era un joven enamorado y esa era una de las peores enfermedades, ya que la cura cuesta un poco cara y muchas veces no puede ser comprada o adquirida por el afectado de tal mal.
El también conocía que lo planeado por Aomine era un crimen y por ende estaba mal. A fin de cuentas y lo viese por donde se viese, el también era un policía que no se encontraba en función de su labor. Antes de retirarse de aquel lugar paso a la oficina de Midorima, dos pisos mas abajo de donde se encontraban.
-Adelante -respondió el chico de lentes, Sakurai al ver aquellos cabellos y ojos verdes, abrió la puerta dispuesto a entrar. -Buenas tardes Sakurai, ¿Qué se te ofrece? -Con un semblante serio y sin retirar la vista de los papeles que se encontraba leyendo. Preguntó al chico castaño que se encontraba entrando a ese cubículo del edifico.
-Buenas tardes Midorima, puedes ir a la oficina de Aomine y revisar su mano que se encuentra lastimada...
-Había de suponer que él era el causante del ajetreo de hace unos momentos. -El de anteojos suspiro cansado. -Dices que esta en su oficina verdad.
-Si.
-En un momento subo.
-Gracias Midorima.
Sin mas preámbulo el castaño salio del edificio y se dirigió a el estacionamiento de este, busco entre todos los autos que ahí se encontraba y encontró el suyo rápidamente pues era el único en color azul.
Introdujo la llave y abrió la puerta para poder compenetrar a dicho vehículo y marchase, tenia demasiadas cosas que hacer para dicha "fiesta" que tenia en mente su jefe.
Su primordial objetivo era encargarse de Kuroko Tetsuya. Ya que en estos momentos el era el primer obstáculo en el camino de Aomine, no tenia que eliminarlo, simplemente moverlo un poco del medio, lo suficiente como para que Daiki pasara.
Para ser sincero con todos y con sigo mismo, no le gustaba lo que hacia, estaba mal, el bien sabía, mejor que nadie y que se supone sabía toda la ley, que eso era un delito, que se estaba cometiendo una grave falta y se estaba atentando contra la vida y la integridad de un persona. También que estaba afectado a terceros. ¿Qué acaso el moreno no lo notaba? ¿No veía que el lo amaba? No, porque estaba cegado y encaprichado con una sola persona.
–Y aun así yo lo amo. –Suspiro pesadamente dejando caer su cabeza, así su frente se unió al volante golpeando con este. –Auch –se quejo en silencio de todas formad no había nadie a su lado en ese momento.
El semáforo cambio de color y comenzó de nuevo la marcha de se auto, tenía muchas cosas que comprar, bueno realmente no eran tantas, pero si tendría que ir a varios lugares para conseguirlas.
La primera y la mas importante en su lista era el cloroformo.
Después iría por unas mantas, unas esposas chicas, la despensa de la semana, y un ventilador de piso.
No era muchas cosas pero como ya bien sabía, no todas se conseguían en el mismo lugar por lo que haría un largo viaje. Tenia que cumplir con las órdenes y los caprichos de su amado jefe.
Llego al súper mercado para comprar las frutas y verduras que se encontraban en la lista, así que fue a dicho departamento. Posterior mente paso a el de lácteos, cereales, carnes y para concluir limpieza, llevaba su carrito de mandado muy lleno, a su parecer eran demasiadas cosas para una semana.
Saco algunos de los artículos para poner el jabón de ropa y trastes junto con el limpiador y el suavizante en el fondo de ducho carro, la parte de las compras que había sacado se le salio de lugar logrando que barias cosas de estas cayeran al suelo. Pero ahí no termino todo, un jugo de botella también cayo, rodó por el suelo pasando de bajo de una escalera de la cual descendía un empleado, mal momento para hacerlo, pensó Sakurai pues en ese preciso instante piso el envase y termino en el frío piso acompañado de un gran estruendo, la escalera cayo sobre su cuerpo logrando sofocarlo.
–Lo siento mucho, lo siento mucho. –Se inclinó pidiendo el perdón del afectado, realmente estaba apenado y arrepentido, sabia que su error era grave, reaccionó y tomó la escalera como pudo, la quito del cuerpo ajeno y lo ayudo a levantarse. –Lo siento mucho, lo siento mucho. –Se volvió a disculpar por el accidente suscitado en el pasillo.
–No te preocupes, solo que mis lentes se rompieron, ahora tendré que comprar otros. –Se levanto y recogió al causante de todo este lío, el jugo.
–En verdad lo siento, no fue mi intención, lo siento.
–Tranquilo,y ya deja de disculparte, se que no fue tu intención, además es parte de mi trabajo. –Tomo todo y lo colocó de nuevo en el carrito.
–Gracias por la ayuda ¿Hyuga? –pregunto dudoso, puesto que estaba leyendo la tarjeta con su nombre y fotografía que le daba la gerencia como identificación.
–Si, y ya lo mencione antes es mi trajo.
–Aun así toma. –Le dio un poco de dinero, lo que consideró suficiente para cubrir los gastos del daño.
–Pues muchas gracias.
Sin más continuó su camino, ya había perdido mucho tiempo con ese imprevisto. Pago todo y fue a su auto, subió las cosa en la cajuela y se dispuso a continuar con su camino.
Su móvil sonó, reconoció la tonada y cuando lo vio era un numero privado, pero conocía muy bien el dueño de dicho número telefónico.
–Sakurai ¿Donde estas? –menciono serio peto tranquilo el moreno.
–Perdón Aomine-san surgió un imprevisto que me hizo demorar. –Se excusó el menor a pesar de se miedo y temblor.
–Esta bien pero apurate que ya es tarde y necesito las cosas. –
–Si.
Colgó y término con la lista de compras.
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