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Natural por Ojou_Sama_F

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Notas del capitulo:

Es momento de que Nyrn y Skoll se sinceren, con respecto a lo que sienten.

 

- - - - - 


Nyrn se había puesto de pie, caminando alrededor de la pequeña isla, pensando en todo lo que acababa de descubrir; había pasado más de veinte siglos buscando a una hembra que pudiera llevar su semilla y, en todo ese tiempo, realmente necesitaba un varón. Se sentía un completo tonto, debía haberlo imaginado, o al menos haberlo intentado; se jactaba de siempre tratar de encontrar la razón de lo que sucedía a su alrededor, pero ahora, se sentía mal por no haber previsto eso.
 
Ciertamente, había pasado mucho tiempo buscando información sobre la reproducción entre los humanos, pero, siendo él un varón, lo más lógico era buscar una hembra, justo como su madre le había dicho; tradicionalmente así era, y él no pensó en cambiar eso jamás, al menos no hasta conocer a Skoll.
 
Mientras el rubio estaba ensimismado en sus pensamientos, Skoll estaba perdido en los suyos, observándolo ir y venir. Aún asimilaba el hecho de que Nyrn no sabía lo que era el amor y, obviamente, menos podía estar enamorado de él.
 
El pecho le dolía al ojirrojo y trataba de evitar sentirse tan desdichado; él estaba completamente enamorado de la deidad, pero no era correspondido.
 
“De él, solo puedo tenerte a ti…” pensó con tristeza, mientras acariciaba su vientre plano con ilusión. Tal vez su Dios no sabía lo que era el amor, pero, mientras él viviera, amaría y protegería esa semilla, porque para él, era el fruto del amor que le tenía a Nyrn, aunque no fuera correspondido.
 
-Creo que… – las palabras del ojiverde sobresaltaron al albino, quien levantó el rostro para ponerle atención – debo avisarle a los demás – dijo con seriedad, sin detener sus pasos, pero pasando la mano por su mentón – si esto es cierto, entonces, todos hemos hecho mal las cosas, desde el principio…
 
-El problema es que, si se los comunica, sucederá lo mismo que con las anteriores deidades – el ojirrojo ladeó el rostro – se apresurarán a probar y ¿qué tal si no funciona con rapidez?
 
-¿Por qué no funcionaría? – Nyrn levantó una ceja – solo se necesita el semen para fecundar la semilla, ¿cierto?
 
-Pues… – el peliblanco bajó el rostro – no lo sé…
 
-¿Skoll? – el rubio regresó sus pasos y se acuclilló frente al niño, levantándole el rostro con suavidad, escudriñándolo con la mirada – ¿qué intentas ocultarme?
 
El ojirrojo desvió la mirada y empezó a temblar – yo… es que… tal vez, se necesite algo más…
 
-¿Qué cosa? – el mayor frunció el ceño.
 
El peliblanco se mordió el labio, trató de rehuir a la mirada del otro, pero, no pudo – mi señor…
 
-Nyrn – el rubio levantó una ceja – te dije que me dijeras solo Nyrn…
 
-Está bien… – Skoll cerró los parpados y respiró profundamente – Nyrn – dijo con seriedad – ¿por qué cree que las anteriores deidades tardaron, algunas de ellas hasta siglos, en conseguir que una semilla germinara? Sí solo se necesitara el semen, como piensa en este momento, ellas tampoco debieron tener problemas, ¿cierto?
 
El ojiverde frunció el ceño; parecía concentrado en pensar la respuesta – pues… no sé, quizá, el humano no era el adecuado…
 
El albino suspiró – bien, ¿por qué piensa que su madre, así como las otras deidades, se dejaban morir cuando les faltaba el varón con el que germinó su semilla?
 
-Se pusieron tristes, supongo – respondió con rapidez – mi madre me dijo que la embargaba la tristeza, porque mi padre ya no estaba con ella…
 
-¿Por qué piensa que sucedía eso?
 
Nyrn levantó el rostro, mirando al cielo y pensó por un momento – quizá, – sentenció después – porque esa persona era distinta a los demás y, por eso no había alguien que pudiera ocupar su lugar…
 
El ojirrojo apretó entre sus pequeñas manos, la túnica que portaba y respiró profundamente; no sabía cómo abordar el tema.
 
-Nyrn – dijo con seriedad – por lo que me acaba de contar, usted es un Dríade, pero, también debe que tener sangre humana, o al menos, algo humano…
 
-Supongo que puedo ser considerado un híbrido – aceptó.
 
-Los humanos somos seres complicados, pero, muchos de nosotros, nos dejamos llevar por nuestros sentimientos y emociones…
 
-Las emociones que tienen son las que los hacen reír o llorar, ¿cierto?
 
-Sí, básicamente – el niño asintió – nosotros creamos lazos con otros humanos e inclusive animales…
 
-Las familias – dijo el mayor – por eso tienen sociedades, lo sé…
 
-Bueno, ciertamente la familia es un lazo inquebrantable, pero, también se crean lazos con otras personas, las parejas por ejemplo…
 
-Novios, esposos, sí, lo sé – asintió el ojiverde con algo de molestia, pues parecía que el niño lo trataba como un ignorante.
 
-Bien – el peliblanco asintió – hay muchas emociones que crean lazos, que unen a las personas, algunos le dicen cariño, como cuando tienes un amigo…
 
-¿Un amigo?
 
-Sí, bueno, un amigo es una persona que bien puede ser de tu familia o no, pero con quien te gusta pasar tiempo, a quien le cuentas tus cosas, cómo te sientes, lo que piensas y, muchas veces, son personas a las que les tienes tanta confianza que les cuentas tus secretos…
 
-¿Cómo nosotros?
 
Esa simple pregunta fue como un golpe para el menor; por un instante, Skoll se quedó en silencio, sus ojos se humedecieron y su labio inferior tembló – sí… supongo que sí…
 
-Entiendo – el rubio parecía estar asimilando lo que el menor le estaba diciendo, y comparándolo con cosas que había leído con anterioridad y con lo que había vivido.
 
-Pero… – con rapidez, Skoll se limpió los ojos con las manos, evitando que las lágrimas cayeran, no debía entristecerse por esas cosas – pero también existen las parejas, los novios…
 
-Cierto – el ojiverde se sentó en posición de loto una vez más – tu y yo ya nos besamos, por tanto somos pareja… Entonces no somos amigos…
 
-Las parejas pueden ser amigos a la vez… Pero… No solo los besos hacen que dos personas sean pareja…
 
-Pero también probé tu cuerpo – respondió el rubio con rapidez – tu dijiste que eso lo hacen solo las parejas.
 
-Sí, lo sé – admitió el niño con rapidez – pero… hay algo más… algo mucho más importante que eso…
 
-¿Qué cosa?
 
-El amor…
 
-¿Amor? – el mayor se cruzó de brazos – el amor es un sentimiento que sienten los humanos por otros humanos… ¿no es así?
 
-El amor es… – Skoll se quedó en silencio empezaba a sentir ganas de llorar, pues no sabía cómo explicárselo a Nyrn – el amor es… un sentimiento que nos inunda cuando… cuando estamos con una persona especial… – bajó el rostro pues sus ojos ya estaban completamente húmedos y las lágrimas no tardarían en caer, además su voz empezaba a quebrarse – dicen que, cuando amas a alguien, harías lo que fuera por esa persona, para que esa persona sea feliz – sin poder controlarse, las lágrimas resbalaron por sus mejillas – incluso morirías por esa persona, si con ello, consiguieras que esa persona especial, sonría, aunque sus sonrisas no sean para ti – sus labios temblaron.
 
Nyrn levantó una ceja – ¿es como cuando te sacrificas por un Dios?
 
El ojirrojo rió – ese es otro tipo de amor – se mordió el labio – pero, es casi lo mismo… aunque hay distintos tipos de amor… pero, el amor de pareja es… bueno… cuando amas a esa persona, quieres estar con ella para siempre y, si algo le pasa y llega a fallecer, entonces… sientes que la vida no tiene sentido… algunos siguen adelante, pensando que pueden enamorarse de nuevo, pero otros… otros se dejan morir… cómo su madre… – se limpió el rostro – su madre y, posiblemente las otras Dríades, estaban enamoradas… por eso, la semilla germinó… ¿me entiende?
 
-Y, ¿por qué germinó la mía?
 
Skoll sollozó y forzó una sonrisa, le estaba doliendo mucho ver que Nyrn no lo entendía – quizá porque… porque yo lo amo… – dijo con rapidez y empezó a llorar sin control.
 
El rubio observó las lágrimas y su mano se movió a limpiarlas – eres mi sacerdote – dijo con seriedad – tienes que hacerlo, ¿no? – preguntó – por eso dijiste que estarías dispuesto a dar tu vida por mí, aunque yo no quería – levantó el rostro del menor con delicadeza – porque no quiero que nada malo te pase…
 
El niño negó – no es solo eso… – dijo con debilidad – yo, siento algo más grande por usted… yo… en verdad lo amo… no por una imposición al ser su sacerdote, ni por ser mi Dios, sino… por ser usted… por ser Nyrn…
 
El ojiverde levantó una ceja ante la confesión, no parecía entenderla; Skoll sentía que no iba a poder explicarle sus sentimientos, por tanto, solo quedaba una solución.
 
-Nyrn… – el peliblanco buscó la mirada verde de su Dios – qué… ¿qué sientes por mí? – preguntó con algo de ansiedad, necesitaba una respuesta.
 
-No lo sé… – respondió el mayor con rapidez.
 
El albino sintió que su corazón se detenía; su respiración se agitó, sus lágrimas brotaron sin control y sintió tanto dolor que pensó que moriría ahí mismo.
 
-Solo sé que eres diferente a cualquier ser de este bosque – prosiguió el rubio – eres especial, único y por alguna razón, cuando no estás conmigo, solo pienso en ti… – dijo con sinceridad – la verdad, me gusta estar contigo, quisiera que te quedaras conmigo para siempre, que no te alejaras… me duele cuando te lastiman y cuando lloras, pero disfruto verte sonreír, escuchar tu voz, sentir tu calor y… me molesta que otros te vean, te toquen, se acerquen a ti – su voz era extremadamente seria, parecía enojado, pero el corazón del menor ya había empezado a latir emocionado – también… pienso que si algo te pasa, yo no sabría qué hacer, por eso tenía miedo cuando puse mi semilla en ti y me preocupé al verte enfermo, no por la semilla, sino por ti, porque no quería perderte… ¿eso es amor, Skoll? – preguntó con algo de confusión.
 
El ojirrojo se mordió el labio y asintió mientras lloraba – creo que… creo que sí… – su voz sonaba agitada pero una sonrisa temblorosa adornaba sus labios.
 
-¿Te sientes mal? – Nyrn se acercó preocupado.
 
Skoll lo abrazó con fuerza, pasando las manos por el cuello del rubio y lo besó con ansiedad; Nyrn se sorprendió ante el beso tan posesivo, pero rápidamente llevó sus manos a acariciar la delicada espalda del menor, disfrutándolo por completo.
 
Cuando se separaron, ambos se relamieron los labios.
 
-Nyrn… – el albino tenía las mejillas encendidas, su respiración acelerada y la vista nublada – la semilla… – susurró contra los labios del mayor y volvió a besarlo un poco más, antes de proseguir – hay que regarla…
 
El rubio sonrió, con un rápido movimiento dejó al niño contra las lianas y flores – lo sé… – dijo con emoción antes de besarlo, tomando el control del beso y sus manos empezaron a desnudar al menor.
 
Skoll estaba ansioso, quizá Nyrn no sabía completamente qué era el amor, pero con lo que le había dicho, el niño estaba seguro que su Dios lo amaba, igual que él.
 
 
* * *

Notas finales:

Espero hayan disfrutado este capítulo; les recuerdo que tengo 6 capítulos de desfase con mi página web; Si quieres leer más, en mi página web tengo hasta el capítulo 37

http://ojousama.weebly.com/natural.html 

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